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Utilización de biosólidos en la restauración


forestal

Chapter · January 2004

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3 authors:

Alejandro Valdecantos David Fuentes


Centro de Estudios Ambientales del Mediterr… Fundación Boch i Gimpera
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Jordi Cortina
University of Alicante
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11. UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL
Valdecantos A. 1, Fuentes D. 1, Cortina J. 2
1
Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM)
2
Departament d’Ecologia. Universitat d’Alacant.

11.1. PRODUCCIÓN Y USO DE BIOSÓLIDOS


El proceso de depuración de aguas residuales, tanto urbanas como industriales, genera
como subproducto un residuo orgánico denominado lodo de depuradora o biosólido.
Aunque el efluente sea principalmente agua, tras la depuración, la materia particu-
lada y coloidal se concentra para dar lugar al lodo. En función del tratamiento que
reciben éstos posteriormente, podemos encontrar lodos frescos, que no han sufrido fer-
mentación, y lodos estabilizados mediante digestión aerobia o anaerobia, con un
contenido mucho menor de patógenos que los primeros (Pomares & Canet, 2001). El
origen de las aguas residuales determina, junto con el tratamiento concreto de depu-
ración y estabilización, las características físico-químicas de los lodos. Por lo general,
éstos presentan un alto contenido en materia orgánica y nutrientes (nitrógeno, princi-
palmente, y fósforo). No obstante, pueden presentar cantidades de metales pesados
y de sales más elevadas de lo deseable desde un punto de vista agronómico. Por ello,
la calidad de los lodos es muy diferente entre depuradoras de áreas rurales, urba-
nas y aquéllas que reciben las aguas procedentes de polígonos industriales.
Debido a las cada vez más exigentes disposiciones legales en cuanto a la depura-
ción de aguas residuales, la producción de lodos de estación depuradora de aguas
residuales (EDAR) ha aumentado notablemente en los últimos años y lo continuará
haciendo en el futuro. En concreto, la Directiva 91/271/CEE establece que las aguas
de todas las aglomeraciones1 de más de 2.000 habitante-equivalentes2 deben ser diri-
gidas a plantas depuradoras antes de finalizar el año 2005. Se calcula que la pro-

1
Áreas donde la población y/o las actividades económicas están suficientemente próximas como para
recoger las aguas residuales y tratarlas o eliminarlas de manera conjunta.
2
Población-equivalente: Carga orgánica biodegradable correspondiente a una demanda bioquímica
de oxígeno a los 5 días (DBO5) de 60 g de oxígeno día-1.

Avances en el estudio de la gestión del monte Mediterráneo. Págs. 313-344


Vallejo V.R., Alloza J.A. eds. Fundación CEAM, 2004.

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AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

ducción de lodos de EDAR en España se duplicará en esa fecha en relación con la


producción en 1992 para alcanzar casi 1,1 millones de toneladas de materia seca
(Munck-Kampmann, 2001), existiendo incluso previsiones de cantidades cercanas a
1,5 millones de toneladas (MMA, 2001). Aunque la cantidad total de lodos produ-
cidos aumentará, no se prevé que el destino final de los mismos varíe. Actualmente,
algo más de la mitad de los lodos se reutiliza, una tercera parte se elimina en verte-
deros, y un 5-7 % se vierte a aguas superficiales o se incinera (Figura 1). El Ministerio
de Medio Ambiente ha realizado, no obstante, otras estimaciones más optimistas y
considera que el 65 % de los lodos producidos a finales de 2005 se destinará a
uso agrícola y a conservación de suelos, mientras que sólo un 15 % de los mismos se
eliminará en vertedero. En el ámbito de la Comunidad Valenciana, la producción
de lodos se ha multiplicado por cuatro en el periodo 1993-2000 según datos de la
Conselleria de Territorio y Vivienda, y las previsiones del Plan Nacional de Lodos de
Depuradora es que se generen 139.400 toneladas de materia seca a finales de
2005. Estos datos suponen una fuente de materia orgánica y nutrientes enorme: en
caso de mantenerse la composición de los biosólidos que se muestra en la Tabla 1,
se generarían más de 5.000 Mg de N y P anuales. Como referencia a lo relevante
de estas cantidades desde el punto de vista económico, basta comentar que el pre-
cio del kilo de nitrógeno mineral oscila entre 0,52 y 1,33 /kg-1, y el de fósforo entre
1,53 y 3,05 /kg-1, en función de la formulación del mismo (datos del año 2002
de la Conselleria de Territorio y Vivienda de la Generalitat Valenciana). La reutiliza-
ción agrícola o forestal de los biosólidos supone dar un uso alternativo a un residuo
excedentario. Se trata, en definitiva, de convertir un residuo en un recurso.

Figura 1. Evolución de la producción y destino final de los lodos generados en la depuración de aguas
residuales en España (los datos de los años 2000 y 2005 corresponden a estimaciones). Datos del
ETCW – EEA, de la Unión Europea.

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UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

11.2. LOS SUELOS FORESTALES MEDITERRÁNEOS


Los suelos Mediterráneos son proclives a sufrir procesos de degradación debido
a la topografía accidentada, a las características climáticas, y al uso antrópico de
los mismos desde hace miles de años (Yaalon, 1997; Capítulo 4). Este uso intenso
ha generado una alta tasa de pérdida de nutrientes, pues perturbaciones típicas
en la cuenca Mediterránea como la explotación forestal (carboneo principalmente),
los incendios, el turismo, o la ganadería tienen en común la pérdida de recursos
edáficos por exportación de nutrientes, decapitación del suelo, y erosión. Estas
perturbaciones de origen antrópico afectan esencialmente a los horizontes más
superficiales y a la materia orgánica del perfil del suelo (Bottner et al., 1995). Los
suelos forestales mediterráneos suelen ser poco profundos, pedregosos, discontí-
nuos, de estructura pobre, y suelen presentar escaso contenido en materia orgá-
nica. En la cuenca Mediterránea presentan, en general, una proporción relativa-
mente baja de sustancias húmicas, consecuencia de que existe un predominio
de los procesos de mineralización sobre los de humificación (Vallejo et al., 1998).
Los terrenos degradados se caracterizan por una ausencia de vegetación, por una
disminución de las poblaciones de microorganismos simbiontes, por una pérdida
de suelo por erosión o decapado artificial que deja con frecuencia capas com-
pactas muy superficiales, por un escaso contenido en materia orgánica, y por unas
pobres propiedades hidrológicas, lo que confiere a estos suelos escasas similitu-
des con el suelo original inalterado (Marx et al., 1995). El estado nutricional del
suelo se revela como uno de los factores ecológicos más importantes en el control
de la supervivencia y el crecimiento de la vegetación esclerófila mediterránea, par-
ticularmente para duraciones de sequía intermedias (Vallejo et al., 2000). Los sue-
los desfavorables desde el punto de vista físico (o muy poco profundos) necesi-
tan reservas de nutrientes más abundantes para asegurar convenientemente la
nutrición de las plantas, y la fertilización es una ayuda contra las consecuencias
de los impedimentos físicos (Coppenet & Juste, 1987).
Los efectos de la fertilización sobre la vegetación natural o de repoblación (creci-
miento, supervivencia, estado fisiológico o nutricional) pueden revelar si existen o
no limitaciones nutricionales en los suelos en función de los requerimientos de las
plantas. El enriquecimiento en determinados nutrientes de suelos forestales típicos
supone una mayor proliferación de las raíces de la vegetación natural, apuntando
a una limitación del desarrollo de la misma, especialmente por fósforo (Valdecan-
tos, 2001) (Figura 2). En ambientes donde el agua es deficitaria, y en buena parte
de las zonas mediterráneas lo es, se ha observado que la adición de materia orgá-
nica a los suelos ayuda de manera determinante a la recuperación de la fertilidad
de los mismos (Biondini & Redente, 1986, citado en Cuevas et al., 2001). Algu-
nas experiencias de fertilización de diferentes especies vegetales forestales medite-

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AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

rráneas han revelado que el fósforo es el nutriente más limitante para el desarrollo
vegetal (Mamolos et al., 1995; Henkin et al., 1996; Sardans, 1997; Henkin et
al., 1998; Fons & Vallejo, 2000; Huesca et al., 2000; Valdecantos, 2001). Sin
embargo, existen comunidades vegetales, como encinares adultos o matorrales
heliófilos, que han mostrado mayor respuesta a la fertilización nitrogenada que a
la aplicación de fósforo (Sabaté & Gracia, 1994; Rodà et al., 1999; Fons & Vallejo,
2000; Huesca et al., 2000).

Figura 2. Crecimiento de raíces de la vegetación natural en micrositios de suelos margosos y calizos


enriquecidos en nitrógeno (+ N), en fósforo (+ P), respecto a controles no enriquecidos. Letras distintas
indican diferencias significativas mediante el test HSD de Tukey (p<0,050). (Valdecantos, 2001).

11.3. LOS LODOS COMO ENMENDANTES


La composición y calidad de los lodos son muy variables en función del origen de
las aguas depuradas. La composición media de los lodos de depuradora urbana de
los países de la UE se muestra en la Tabla 1. La mayor parte del nitrógeno pre-
sente en los lodos se encuentra en formas orgánicas, aunque también existe en for-
mas minerales como amonio y, en menor medida, nitratos. También la mayor parte
del fósforo que contienen los lodos está en formas orgánicas (Brockway et al., 1986),
si bien una pequeña fracción del mismo puede encontrarse como ortofosfato. Los bio-
sólidos suelen contener pequeñas cantidades de potasio debido, entre otras causas,

316
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

a la pérdida durante los procesos de depuración (Mengel & Kirkby, 1987). Los
elementos nutritivos asociados a la materia orgánica a menudo son menos móviles
que sus formas inorgánicas, reduciendo así el riesgo de pérdidas de los mismos por
lavado. Las pérdidas de N por volatilización tras la aplicación del biosólido pueden
suponer del 50 al 75 % del N dependiendo de la textura de los suelos. Este porcen-
taje disminuye notablemente cuando el lodo es incorporado en el suelo, ya que la
volatilización y la desnitrificación son vías importantes de pérdida del N en aplica-
ciones superficiales (Vogt et al., 1981; Smith & Peterson, 1982).

Tabla 1. Composición media de los biosólidos producidos en los Estados miembros de la UE y niveles
máximos permitidos en los suelos que reciban biosólidos según la Directiva 86/278/CEE (DG XI, 2001).

N P K Cd Cr Cu Hg Ni Pb Zn
(mg g ) -1
(ppm)

86/278 20-40 1000- 1000- 16-25 300- 750- 2500-


/CEE1 1750 1750 400 1200 4000

A 20-80 30-90 – 0,5- 40- 100- 0,3- 20- 40- 450-


2,0 275 500 2,0 130 2000
B – – – 3,0 75 156 1,1 32 154 938
DK 43 31 2,8 2,3 38 262 1,3 24 79 748
FIN 32 28 – 1,0 84 290 1,3 34 39 606
F 40 45 – 2,9 59 309 3,0 32 107 754
D 35 21 – 1,4 46 274 1,0 23 63 809
IRL 28 10 – 2,8 165 641 0,6 54 150 562
I – – – 1,2 75 317 0,8 90 79 1010
L 30 20 – 3,8 51 206 1,9 24 128 1628
NL 1,2 0,3 – 0,4 16 39 0,5 9 13 143
P – – – 2,3 72 289 – 66 200 1555
E 44 39 – 2,0 204 301 1,0 46 200 911
S 38 28 – 1,2 36 394 1,1 18 35 545
UK 43 22 – 3,3 157 568 2,4 57 221 792

1
Valor inferior aplicable a suelos de pH<7 y valor superior para suelos de pH>7.

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AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

Desde el punto de vista nutricional, la aplicación de compuestos ricos en mate-


ria orgánica supone una fertilización de liberación gradual, por lo que permite
que sus efectos sobre la vegetación forestal natural o introducida puedan ser más
persistentes en el tiempo que en el caso de la aplicación de fertilizantes inor-
gánicos (Miller, 1990). En estudios realizados en la Universidad de Washing-
ton (EE.UU.) se ha observado que dos años después de la aplicación del biosó-
lido sobre el suelo forestal todavía permanecía en éste el 65 % del N y el 80-90
% del P aplicados originalmente (Edmonds & Mayer, 1981). En el mismo Estado
se ha observado que durante el primer año tras la aplicación se puede minera-
lizar más del 40 % del N orgánico añadido (Henry & Cole, 1997). Si la apli-
cación se realiza en superficie, la mayor parte del P puede permanecer allí sin
apreciable lavado, debido a la baja movilidad de los compuestos de este ele-
mento (Sommers & Sutton, 1980).
Es lógico pensar, por tanto, que las enmiendas orgánicas potencien el desarrollo
de la vegetación y produzcan cambios en los patrones de distribución de asimila-
dos, y en la estructura y función de las hojas debido a la modificación en la dis-
ponibilidad de recursos (Medina, 1981; Chapin et al., 1987). Esta respuesta posi-
tiva a la aplicación de nutrientes es más marcada en las fases de crecimiento
exponencial de la vegetación, dando como resultado un incremento en la produc-
ción (en sitios productivos) y una mejora del estado nutricional de las plantas (Koz-
lowski et al., 1991; Binkley, 1993).
Por otra parte, la adición de residuos orgánicos al suelo estimula la actividad micro-
biana (Banerjee et al., 1997; Pascual et al., 1998; García et al., 2000; Cara-
vaca et al., 2002a; Ros et al., 2003) y mejora propiedades físicas del suelo como
la infiltración, la capacidad de retención de agua, o la estabilidad estructural (Alba-
ladejo & Díaz, 1990; Aggelides & Londra, 2000; Rostagno & Sosebee, 2001;
Albiach et al., 2001; Caravaca et al., 2002b). La mejora de estos aspectos
favorece la disminución de la escorrentía y la erosión (Ros et al., 2001), y facilita
el almacenamiento de agua en el suelo, lo que supone un aumento de la disponi-
bilidad de este recurso para la vegetación (Querejeta et al., 2000).

11.4. GENERALIDADES DE LA APLICACIÓN DE LODOS AL MONTE


Los bosques, y el monte en general, tienen la capacidad de absorber y filtrar las
aguas y verter, por tanto, aguas limpias a las corrientes y acuíferos, lo que repre-
senta un beneficio ecológico evidente (Marx et al., 1995). Por otro lado, frecuen-
temente los terrenos forestales presentan deficiencias en los elementos más impor-
tantes que se encuentran en los lodos, además de que los productos forestales no
tienen un peso importante en la cadena alimentaria humana (Cole et al., 1983).

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UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

La mayoría de las aplicaciones de biosólidos en el sector forestal se han reali-


zado en EE.UU., Australia, Nueva Zelanda y, en menor medida, en Europa con
un claro objetivo productivo (Brockway, 1983; Fresquez et al., 1990; Jokela &
Smith, 1991; Moffat et al., 1991; Henry et al., 1995; Marx et al., 1995; She-
edy, 1997; Pibot, 1998). También existen ensayos con un carácter conservacio-
nista y restaurador (Aguilar & Loftin, 1994; Rodgers & Anderson, 1995; Whit-
bread-Abrutat, 1997; White et al., 1997). Este tipo de uso del residuo, alternativo
a la aplicación agrícola y a la eliminación en vertedero, está aumentando en los
últimos años debido a las restricciones ambientales y legales ya comentadas.
A mediados de la década de los 80 en EE.UU. ya era habitual utilizar biosóli-
dos en el bosque con un objetivo productor (Bastion, 1986; Urie, 1986), y en
Australia y Nueva Zelanda también tienen larga experiencia en la utilización de
aguas residuales y lodos en el sector forestal (Stewart et al., 1986; Barton et al.,
1987; Adams et al., 1991; Benyon et al., 1991; Costantini et al., 1995; Loch
et al., 1995). En Europa tampoco faltan experiencias similares, si bien algo más
próximas en el tiempo. En el Reino Unido el uso forestal de los lodos es una alter-
nativa a su utilización en agricultura desde hace tiempo (Moffat & Bird, 1989;
Moffat et al., 1991); en Holanda aproximadamente el 20 % de los lodos pro-
ducidos en 1988 se destinaba al compostaje y a la recuperación de suelos
(Buning, 1992), y en Francia, Alemania e Italia también existen ejemplos de uti-
lización de lodos en el sector forestal (Aubert, 1990; Pibot, 1998). En España,
distintos centros de investigación, universidades y empresas relacionadas con la
depuración y gestión de aguas residuales de todo el Estado han desarrollado
numerosos proyectos de investigación relacionados con la utilización de biosó-
lidos en los sectores agrícola, forestal e industrial (restauración de canteras) en
los últimos años (Sort & Alcañiz, 1996; Ingelmo et al., 1998; Villar et al., 1998;
Aguilar et al., 1999; Andrés, 1999; Lozano Cerezo et al., 1999; Navas et al.,
1999; Sort & Alcañiz, 1999; Alonso et al., 2000; Rigueiro Rodríguez et al.,
2000; Walter et al., 2000; Albiach et al., 2001; Cortina et al., 2001; Del-
gado et al. , 2001; Gascó et al. , 2001; Alvarez et al. , 2001; Valdecantos,
2001; Valdecantos et al., 2001).

11.5. EFECTOS SOBRE EL CRECIMIENTO Y SUPERVIVENCIA DE LOS


PLANTONES
Los efectos de este tipo de fertilización sobre el crecimiento pueden ser, al menos,
de igual duración y magnitud que el obtenido con fertilizantes comerciales (Zasoski
et al., 1983; Miller, 1990; Hasselgren, 1998), aunque hay quien apunta a que
los efectos no suelen perdurar demasiado (Berry, 1979).

319
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

En la cuenca Mediterránea, la aplicación de biosólidos se ha realizado desde la


perspectiva de la restauración. Así por ejemplo, los lodos de depuradora se han
utilizado para la restauración de canteras (Sort & Alcañiz, 1996, 1999; Brofas et
al., 2000; Moreno-Peñaranda, 2000), de cultivos abandonados (Ibáñez Granell
et al., 1994), o de terrenos degradados (Navas et al., 1999), con resultados posi-
tivos sobre las condiciones del suelo y el desarrollo de la vegetación.
La fertilización en general (Fitter & Hay, 1981; Linder & Rook, 1984; Mooney
& Winner, 1991), y la aplicación de biosólidos en particular (Valdecantos, 2001),
en condiciones de campo, suele provocar cambios en los patrones de asigna-
ción de asimilados (diferente según el nutriente y la especie), promoviendo un
mayor crecimiento de la parte aérea en relación a la subterránea, por lo que
la relación entre ambas variables (índice biomasa subterránea: biomasa aérea)
suele disminuir. Este fenómeno, asociado a un aumento de la disponibilidad de
recursos edáficos, podría suponer un problema cuando los nutrientes añadidos
se agoten, o en condiciones desfavorables como la sequía estival (Linder et
al., 1987; Rodà et al., 1999).
No obstante, también existen casos en los que la aplicación de lodos a plantacio-
nes forestales no ha dado resultado o bien éstos han sido negativos (Urie, 1986;
Torbert & Johnson, 1993; Young et al., 1993; Loftin & Aguilar, 1994; Valdecan-
tos et al., 2001; Fuentes, com. pers.) debido a diversas causas. En primer lugar
cabe destacar la competencia con la vegetación natural. La mejora de las con-
diciones nutricionales de los suelos beneficia tanto a los plantones introducidos
como a la vegetación espontánea, incluso más a estas últimas ya que supone una
eutrofización del medio que puede favorecer a especies ruderales de ciclo vital
más corto (herbáceas anuales). Éstas suelen tener tasas de crecimiento relativo más
altas que las especies arbóreas y arbustivas forestales (Cornelissen et al., 1996),
pudiendo producir incluso el desplazamiento de especies perennes (Cuevas et al.,
2001). Valdecantos (2001) observó que tras dos años desde la aplicación de
lodos de depuradora en forma seca en la superficie del hoyo de plantación, la
densidad de raíces de la vegetación natural en los primeros centímetros de suelo
prácticamente doblaba la encontrada en los hoyos que no recibieron el lodo.
Un segundo aspecto a considerar es la deshidratación de los lodos cuando éstos
se añaden de forma semilíquida (slurry), que da como resultado la formación de
grietas y huecos en el suelo, descalzando los plantones y provocando su muerte
(Valdecantos et al., 2001). Este tipo de residuo orgánico suele presentar niveles
altos de sales solubles, elevando la conductividad eléctrica del suelo donde crece
el plantón, lo cual puede provocar un fuerte estrés salino, sobre todo en zonas ári-
das y durante periodos de escasas precipitaciones. Además, no parece que este
problema se atenúe pronto en el tiempo pues, si bien las sales contenidas en el

320
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

lodo se lavan pronto tras las lluvias (Albaladejo et al., 1994), la mineralización
de nitrógeno en biosólidos no maduros puede generar concentraciones elevadas
de compuestos nitrogenados solubles (amonio, nitratos) por lo que la conductivi-
dad de los suelos se mantiene elevada o incluso incrementa (Fuentes, datos no
publicados). Un último aspecto a considerar es la toxicidad y desequilibrios nutri-
cionales, que puede dar como resultado una disminución del crecimiento de deter-
minadas especies (Smith & Evans, 1977; Urie, 1986; Binkley, 1993; Arduini et
al., 1994), si bien este tipo de fenómeno está mucho más estudiado en especies
de interés agronómico que en especies forestales.
A diferencia de lo observado con el crecimiento vegetal, la tasa de superviven-
cia de los individuos jóvenes o introducidos suele mostrar una respuesta modesta
a la aplicación de lodos (Figura 3) o incluso negativa (Sheedy, 1997; Alonso
et al., 2000; Zagas et al., 2000; Vadecantos, 2001), sobre todo a dosis altas.
Una posible explicación a este hecho es la intolerancia de las plántulas o indi-
viduos jóvenes al estrés salino que este tipo de enmiendas puede suponer. En
experiencias de repoblación en ambiente seco en Grecia se ha observado un
ligero aumento de la mortalidad de los plantones de P. halepensis con la apli-
cación de lodos, a la vez que un mayor crecimiento de los mismos en las pri-
meras etapas de desarrollo que se atenuaron con el tiempo (Zagas et al., 2000).
Esta misma observación en cuanto a la disminución de parte de las diferencias
de crecimiento con el tiempo se ha observado en la Comunidad Valenciana en
repoblaciones con Quercus ilex y Pinus halepensis (Valdecantos, 2001).

Figura 3. Evolución del porcentaje de supervivencia de brinzales de Pinus halepensis (A) y Quercus
ilex (B) plantados en clima seco-subhúmedo en la Comunidad Valenciana en respuesta de la aplicación
de lodo líquido o seco (Valdecantos, 2001). Diferencias significativas: p<0,05 (**) y p<0,01 (***).

321
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

11.6. EFECTOS SOBRE EL ESTADO NUTRICIONAL DE LAS PLANTAS


La respuesta más frecuente tras la aplicación de biosólidos es el incremento en la con-
centración de N y P en los tejidos foliares de la vegetación introducida debido a que
son los que, en general, más limitan el crecimiento vegetal y a que son éstos los nutrien-
tes que se hallan en mayor cantidad en estos subproductos (Moffat et al., 1991; Pres-
cott & Zabek, 1997; Sheedy, 1997). Resulta más infrecuente encontrar un aumento
en la concentración foliar de K por idénticos motivos (Harrison et al., 1996). De la
misma manera, el estado nutricional de la vegetación que se desarrolla de forma natu-
ral en las zonas de plantación también puede mostrar un aumento de la concentra-
ción de nutrientes en hoja (Richter et al., 1982; Brockway, 1983), potenciando
posibles fenómenos de competencia, que pueden ejercer un papel importante en el
crecimiento de la vegetación introducida (Stone & Powers, 1989) como ya se ha
comentado. En ambiente Mediterráneo también se ha observado la mejora de las
condiciones nutricionales de la planta forestal introducida con la aplicación de biosó-
lidos, destacando aumentos significativos de la concentración foliar de P de individuos
de Pinus halepensis de repoblación enmendados con lodos de depuradora (Valdecan-
tos, 2001). Los pinos fertilizados con biosólidos presentaron concentraciones folia-
res de P un 70 % más altas que los individuos control 14 meses después de la plan-
tación; esta diferencia aumentó a los 20 meses hasta el 130 % (1,09 vs 2,55 mg
P g-1). También se ha observado aumentos de la concentración foliar de N en plan-
tones de Pinus halepensis y Quercus ilex enmendados con dosis muy superiores de
biosólidos que las usadas en la experiencia anterior. Así, la aplicación de dosis
equivalentes a 360 Mg (peso seco) ha-1 de lodo de depuradora en una zona del inte-
rior de la provincia de Valencia dio como resultado un incremento de hasta el 70 %
en la concentración foliar de N en plantones de carrasca y superior al 30 % en pino
pocos meses después de la plantación (D. Fuentes, datos no publicados).
La interpretación conjunta de las modificaciones de variables nutricionales y mor-
fológicas debidas a la aplicación de biosólidos (o fertilizantes en general) puede
ayudar a identificar limitaciones nutricionales al crecimiento y desarrollo de la vege-
tación en zonas determinadas. Una herramienta útil con este fin son los diagra-
mas de vectores. En ellos se compara, en términos relativos, la concentración foliar
de un nutriente (por ejemplo, en g de nutriente por g de hoja) con su contenido
(en g de nutriente por hoja) y, por tanto, se tiene en cuenta, simultáneamente, la
dinámica nutricional y la respuesta del crecimiento. La Figura 4 muestra cómo las
hojas de carrasca y acículas del año de pino carrasco reflejaron una respuesta posi-
tiva a la aplicación de lodo líquido y seco en la plantación sobre el estado nutri-
cional de P por comparación con los controles, pues el incremento de la concentra-
ción foliar de P estuvo acompañada de un aumento del crecimiento (en este caso
del tamaño medio de hoja), y, en consecuencia, del contenido foliar de P.

322
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

Peso Relativo de Hoja


280 100
260 Pinus halepensis
Concentración Relativa de P

240 Quercus ilex LL


120
220 Control

200 140
180 LS 160
160 180
140
120 LL
100
LS
80
60
80 100 120 140 160 180 200 220 240 260 280

Contenido Relativo de P

Figura 4. Efecto de la aplicación de biosólidos en forma líquida (LL) y sólida (LS) en plantaciones de
Pinus halepensis (símbolos negros) y Quercus ilex (blancos) sobre la concentración y contenido foliar de
P en las hojas del año, 20 meses después de su introducción en el monte (Valdecantos, 2001). La
concentración y el contenido en P, así como el peso de hoja se indica en términos relativos al control
(valor 100 para las tres variables).

No obstante, aplicaciones de biosólidos a dosis elevadas suponen una fuerte entrada


de N orgánico en el suelo, lo cual puede inducir desequilibrios nutricionales o mar-
cadas deficiencias en determinados nutrientes (Harrison et al., 1996). Este hecho
puede ser resultado directo bien de una menor cantidad de cierto nutriente en el
biosólido aplicado, bien de un efecto de dilución debido a un aumento del creci-
miento, o bien de fenómenos de antagonismo entre distintos nutrientes.

11.7. DOSIS Y TIPOS DE APLICACIÓN


Las técnicas de aplicación óptimas dependerán, entre otros factores, del tipo de res-
tauración que se desee realizar. Si se pretende recuperar un espacio próximo a una
estación depuradora y se quiere disponer de una zona donde realizar vertidos con-
tinuados e incluso obtener cierto rendimiento por producción, las técnicas de apli-
cación directa de aguas residuales puede ser la alternativa más interesante. En este
caso, una vez equilibrada la nutrición vegetal, la fertirrigación, que en resumidas
cuentas supone este tratamiento, podría permitir niveles de producción elevados
incluso en sistemas forestales bajo climas poco favorables (Paliwal et al., 1998).

323
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

Si, por el contrario, la restauración se encuentra lejos de la planta depuradora, la


aplicación idónea consistiría en una enmienda puntual (por ejemplo, en el momento
de la plantación) con biosólidos secos o semi-sólidos con menor volumen y, por ello,
más fáciles de transportar. No obstante, la distancia entre ambos extremos es amplia
y la mayoría de las situaciones que pueden darse son intermedias, influyendo de
manera significativa las condiciones del medio físico a restaurar (pendiente, presen-
cia de afloramientos rocosos, características de la vegetación) y del tipo de lodo
del que se disponga (líquido, semi-sólido, seco).
De una manera simplificada se puede considerar que en medios poco producti-
vos la eficacia del tratamiento dependerá del riesgo de contaminación y de los gas-
tos unitarios por producción, transporte y aplicación, variables que cambian en fun-
ción de la dosis y el estado físico del residuo según la Tabla 2:

Tabla 2. Cambios en los riesgos y en los costes según la dosis de aplicación y el contenido en hume-
dad del biosólido.

DOSIS
BAJA ALTA
RIESGO CONTAMINACIÓN – +
COSTE PRODUCCIÓN = =
COSTE TRANSPORTE/ APLICACIÓN + –
DESECACIÓN
BAJA ALTA
RIESGO CONTAMINACIÓN + –
COSTE PRODUCCIÓN – +
COSTE TRANSPORTE/ APLICACIÓN + –

Las dosis de biosólido a aplicar en la restauración de zonas degradadas estará


condicionada por varios factores, como la calidad del lodo (contenido en nitrógeno
y metales pesados), sensibilidad de las especies vegetales a aumentos elevados en
la salinidad, maquinaria disponible para la aplicación, y tipo de lodo. En la Figura
5, realizada a partir de datos obtenidos en la bibliografía, se puede observar cómo
el máximo efecto positivo de las enmiendas sobre la morfología de la planta intro-
ducida se obtiene para dosis de aplicación moderadas (< 25 Mg peso seco ha-1),
si bien existen pocos ejemplos de aplicaciones de biosólidos a dosis muy elevadas.
Este hecho es más patente en cuanto a la supervivencia de la vegetación, ya que
tasas de aplicación altas pueden causar distintos problemas:

324
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

• Incremento excesivo de salinidad, hasta umbrales deletéreos de disminución de


la disponibilidad hídrica.
• En casos de aplicación de biosólidos con alto contenido de humedad se pue-
den originar problemas físicos tras la deshidratación del lodo si no se dispone
de la maquinaria adecuada para lograr una mezcla íntima entre el biosólido y
el suelo.
• Problemas de desequilibrios nutricionales por aumentar la concentración y con-
tenido en la vegetación de los nutrientes presentes en alta cantidad en el lodo
y disminuir la concentración de aquellos elementos cuyo aporte en el biosólido
es escaso (Mg por ejemplo).

Figura 5. Relación entre la dosis de aplicación de biosólido y el aumento relativo en altura de los indi-
viduos introducidos respecto a los no enmendados (a partir de datos de Sheedy, 1997; Zagas et al.,
2000; Labrecque & Teodorescu, 2001; Valdecantos, 2001; Valdecantos et al., 2001). Las dosis se
refieren a superficie circundante al individuo.

La aplicación de lodos con un cociente C:N alto en suelos húmedos ha dado como
resultado disminución en el crecimiento y mortalidad radicular debido a condicio-
nes de anoxia (Bayes et al., 1987). Estos resultados negativos se obtienen en
condiciones concretas y, especialmente, con dosis de aplicación muy elevadas (en
algunos casos equivalentes a 8.000 kg N ha-1). Por ello, la reutilización de biosó-
lidos en estas condiciones (por ejemplo, suelos encharcados) no será autorizada
por la nueva legislación europea (ver más adelante).

325
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

En la mayoría de los casos citados la aplicación de lodos se ha realizado en forma


sólida o semi-sólida (slurry), y cuando se ha hecho en líquido, se ha aplicado de
forma generalizada, un tipo de uso que difícilmente sería asumible en el monte medi-
terráneo. Las principales razones para el uso de formas con bajo contenido de hume-
dad son la facilidad de manejo, la reducción de los costes de transporte, y la posi-
bilidad de aplicar dosis más elevadas. Sin embargo, la aplicación de lodos en
forma líquida podría suponer, además del aporte de materia orgánica y nutrientes,
un riego de plantación que podría favorecer el desarrollo temprano del sistema radi-
cular, y aumentar las posibilidades de supervivencia y crecimiento. Por otro lado,
la aplicación de lodos en forma seca sobre el suelo podría resultar de mayor inte-
rés al permitir una liberación lenta de nutrientes y originar un cierto efecto de mulch,
también interesante en ambientes mediterráneos con marcada sequía estival.

11.8. CULTIVO DE PLANTA FORESTAL EN VIVERO: UNA ALTERNATIVA


A LA TURBA
Uno de los aspectos de aplicación de biosólidos al sector forestal en el que se está
realizando mayor hincapié es su utilización como medio de cultivo de planta fores-
tal en vivero sustitutivo a la turba. Las distintas turbas existentes en el mercado son
ampliamente utilizadas, en exclusividad o mezcladas con otros substratos, en la pro-
ducción de planta forestal y ornamental. El agotamiento de este material orgánico
y alguna propiedad negativa, desde el punto de vista del comportamiento hídrico,
hacen interesante la búsqueda de otros substratos de cultivo que sirvan de alterna-
tiva a la utilización total o parcial de la turba como medio de germinación y cre-
cimiento de planta en vivero. Los lodos de depuradora compostados son material
adecuado para cumplir esta función dadas las propiedades físico-químicas de estos
productos. Además, al presentar elevadas cantidades de nutrientes (N, P), su utili-
zación puede representar un ahorro en la aplicación de fertilizantes minerales.
Álvarez et al. (2001) han realizado experimentos con planta forestal creciendo en dis-
tintos medios de cultivo con resultados prometedores. En concreto, la mezcla de com-
post de lodo de depuradora, la fracción orgánica de RSU y biomasa vegetal (1:1:2)
con turba (40:60 en volumen) se reveló como la más adecuada para el crecimiento
de la parte aérea de los plantones de Ceratonia siliqua, Olea europaea var. sylves-
tris y Quercus ilex en condiciones de vivero, obteniendo incrementos de altura entre 7
y 126% respecto a la planta cultivada sin el compost. También la utilización de
compost de lodo de depuradora y biomasa vegetal (1:3) mezclado con turba ayudó
a los plantones de algarrobo y acebuche a superar problemas de desarrollo.
Ingelmo et al. (1998) trabajando con distintas proporciones de turba, compost de
lodo de depuradora y otros residuos orgánicos, encontraron que todos los substra-

326
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

tos alternativos al tradicional (turba y orujo de uva en proporción 1:1) presenta-


ban mejores características físicas que los controles, como una mayor microporo-
sidad lo cual favorece la rehidratación del substrato. No obstante, la conductividad
eléctrica de estos substratos alternativos fue demasiado elevada respecto a la del
medio de cultivo ideal, aunque ésta disminuyó significativamente desde el comienzo
al final de la experiencia debido al riego y lavado de solutos durante el tiempo
de cultivo de la planta.
El crecimiento de Nerium oleander y Cupresus sempervirens fue inferior al obser-
vado en el medio tradicional, mientras que Rosmarinus officinalis creciendo en un
medio compuesto de turba y compost de lodo y orujo (1:1:2) ofreció planta de la
misma calidad que la que se desarrollaba en turba:orujo (1:1). En este caso, el
beneficio de este substrato alternativo se revela desde el punto de vista económico,
pues este medio de cultivo es casi un 30 % más económico en relación al tradi-
cional. Este tipo de substrato de lodo de depuradora compostado con orujo tam-
bién ha sido probado en la producción de especies utilizadas en reforestación como
Pinus halepensis y Quercus rotundifolia, y de especies psamófitas para la restaura-
ción de dunas. La planta obtenida presentó mejores valores de variables morfoló-
gicas y fisiológicas indicativas de calidad de planta, así como un mejor compor-
tamiento en campo bajo condiciones ambientales semiáridas (F. Ortiz, com. pers.;
A. Saquete, com. pers.).
Diversas investigaciones desarrolladas en la Universidad de Santiago de Com-
postela relacionadas con la producción de planta forestal con substratos alterna-
tivos a la turba, han dado como resultado la elección de un medio de cultivo com-
puesto de un 25 % de perlita, un 25-37,5 % de lodo de depuradora seco y el
resto de corteza de pino como substrato ideal para la producción de distintas
especies forestales como Pinus pinaster, P. sylvestris, Pseudotsuga menziesii y
Eucalyptus nitens (Mosquera et al., 2001a; Mosquera et al., 2001b; Rigueiro-
Rodríguez et al., 2001a; Rigueiro-Rodríguez et al., 2001b). El aumento de la
proporción de lodo en la mezcla puede tener resultados negativos debido a la
baja porosidad del lodo y al aumento de la conductividad eléctrica, mientras que
una dosis de lodo más modesta podría tener también efectos no deseados por
la menor fertilidad de los substratos obtenidos. En cualquier caso y al igual que
en el ejemplo anterior, se obtendría un beneficio económico al reducir los gastos
de producción en turba y fertilizantes minerales.

11.9. CASO PARTICULAR: LA RESTAURACIÓN DE CANTERAS DE CALIZA


El restablecimiento de la cubierta vegetal en áreas sometidas a extracciones de
roca y a minería en general entraña numerosas dificultades, sobre todo si antes

327
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

de comenzar la explotación industrial no se tuvo en cuenta su rehabilitación y no


se preservó el suelo forestal original. En el litoral Mediterráneo son particularmente
abundantes las canteras de roca caliza, rocas muy duras, que generan regoli-
tos con un elevado contenido de carbonato cálcico y marcada deficiencia en
nitrógeno, fósforo y potasio (Bradshaw & Chadwick, 1988). Este tipo de explo-
tación supone una eliminación absoluta del ecosistema (Bailey et al., 1991). La
recuperación de la cubierta vegetal en estos terrenos es muy lenta y, en princi-
pio, restringida a especies calcícolas (Bradshaw & Chadwick, 1988). La escala
de tiempo de este proceso es similar a la de la sucesión primaria y puede ser
notablemente reducida mediante la repoblación artifical, a la vez que esta actua-
ción puede favorecer el establecimiento de especies herbáceas y arbustivas nati-
vas (Cullen et al., 1998; Werner et al., 2000). Los materiales de las canteras se
caracterizan por la ausencia casi total de materia orgánica, lo que les confiere,
entre otras cosas, una muy baja capacidad de retención de agua. Ésto es espe-
cialmente importante en medios secos mediterráneos, donde el estrés hídrico es
el factor que en mayor medida determina las comunidades vegetales. Uno de los
tratamientos dirigido a aliviar estos problemas es la aplicación de biosólidos, por
el aporte de materia orgánica y nutrientes que supone, siendo especialmente
importante los efectos sobre las propiedades físicas del sitio.
Los biosólidos han sido ampliamente utilizados como tratamientos complementarios
con el objetivo de acelerar la recuperación de zonas mineras en países anglosa-
jones (Sopper & Seaker, 1983; Byron & Bradshaw, 1991; Sopper, 1993), aunque
en la Cuenca Mediterránea los casos son menos numerosos (Brofas et al., 2000;
Peppas et al., 2000). Es de destacar las investigaciones y actuaciones desarrolla-
das en Cataluña (Alcañiz et al., 1996; Sort & Alcañiz, 1996; Sort, 1997; Bon-
matí et al., 2000; Moreno-Peñaranda, 2000; Jorba et al., 2001).
La aplicación de biosólidos en canteras de caliza mejora notablemente la ferti-
lidad del sitio, lo que se traduce en una mayor recuperación espontánea de la
cobertura, de la biomasa, y de la densidad vegetal ya desde el primer año
tras la aplicación de los residuos (Brofas et al., 2000; Molina et al., 2000), aun-
que se ha observado que las canteras enmendadas con biosólidos presentaron
una disminución de la riqueza específica y una menor presencia de especies
leguminosas que las canteras no tratadas, esto último probablemente debido a
la mayor disponibilidad de N en las áreas fertilizadas (Moreno-Peñaranda, 2000).
La actividad enzimática de los suelos de canteras de caliza también aumenta
cuando son enmendados con biosólidos: fosfatasa, ureasa, invertasa, proteasa
y N-a-benzoyl-L-argininamida hidrolasa incrementan su actividad de manera direc-
tamente proporcional a la dosis de aplicación, aunque con diferencias tempora-
les en los máximos de actividad (Bonmatí et al. , 2000). Desde el punto de

328
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

vista físico, se ha observado que este tipo de tratamientos en estas canteras


mejora la estructura del suelo y la capacidad de infiltración de agua, reduciendo,
por tanto, los niveles de escorrentía y de exportación de sedimentos, además de
que una aplicación en superficie protege al suelo del efecto de salpicadura (Sort
& Alcañiz, 1996, 1999; Sort, 1997). Se han recomendado dosis de aplica-
ción de biosólidos de hasta 60 Mg ha-1 para obtener resultados positivos en la
restauración de explotaciones de calizas (Brofas et al., 2000), pero dosis muy
elevadas pueden tener efectos negativos sobre la actividad de los organismos
del suelo (Andrés, 1999). No obstante, se ha de ser cuidadoso en caso de uti-
lizar biosólidos con contaminantes orgánicos debido a que éstos aumentan la
concentración de dioxinas y furanos en los suelos (PCDD y PCDF, altamente tóxi-
cos), los cuáles son capaces de persistir en ellos largos periodos de tiempo
(Molina et al., 2000).

11.10. LIMITACIONES A LA UTILIZACIÓN DE LODOS EN EL SECTOR


FORESTAL
Legales. Actualmente no existe legislación específica que regule la aplicación de
biosólidos en el sector forestal. La normativa se centra en agricultura (Directiva
86/278/CEE). No obstante, la aplicación forestal está contemplada en el borra-
dor de revisión de dicha Directiva que maneja la UE sobre lodos (Tabla 3). En
este documento se advierte de que con el objetivo de aumentar, o al menos man-
tener, las tasas de reciclado de estos subproductos, hay que abrir las restriccio-
nes en el sentido de incorporar sectores hasta ahora no tenidos en cuenta, como
la selvicultura y la restauración de zonas degradadas. Esta revisión recomienda
los biosólidos que no se deben utilizar en bosques (áreas con una fracción de
cabida cubierta superior al 20 %), aunque los Estados miembros pueden autori-
zar su uso en plantaciones forestales y en reforestaciones en situaciones que nece-
siten un aporte extra de nutrientes. En cualquier caso, no se permitirá la utiliza-
ción de lodos sin tratar (no estabilizados) ni en el sector forestal ni en el agrícola,
aspecto que hasta la fecha es autorizado en algunos países bajo ciertas circuns-
tancias. Se establece que no se deben aplicar a suelos de pH < 5, o enchar-
cados, congelados o cubiertos por la nieve, y que su aplicación no debe pro-
ducir escorrentía, ni compactación del suelo, ni emisión de aerosoles.

329
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

Tabla 3. Límites legales de los contenidos en metales pesados en lodos de depuradora según la nor-
mativa vigente española y la nueva propuesta de la UE.

Valor límite Revisión Directiva


R.D. 1310/1990 86/278/CEE
Suelo pH < 7 Suelo pH > 7

Cd (ppm) 20 40 10

Cu (ppm) 1.000 1.750 1.000

Ni (ppm) 300 400 300

Pb (ppm) 750 1.200 750

Zn (ppm) 2.500 4.000 2.500

Hg (ppm) 16 25 10

Cr (ppm) 1.000 1.750 1.000

Otro de los aspectos que plantea incorporar la revisión de la Directiva


86/278/CEE es el contenido en compuestos orgánicos y dioxinas (Tabla 4),
estableciéndose que en caso de que los lodos superen los valores máximos no
se permita su aplicación al suelo. En España existe poca información relativa al
contenido de diversas familias de estos compuestos orgánicos en los lodos de
depuradora (Eljarrat et al., 1997, 1999), además de la persistencia y biodispo-
nibilidad de los mismos.

Tabla 4. Valores máximos de compuestos orgánicos y dioxinas que pueden contener los lodos para su
aplicación a los suelos (propuesta de revisión de la Directiva 86/278/CEE).

Valor máximo (mg kg-1)

Compuestos orgánicos AOX (adsorbibles orgánicos halogenados) 500

LAS (sulfonatos de alquilbencenos lineales) 2.600

DEHP (di(2-etilhexil)ftalato) 100

NPE (nonilfenol y nonilfenoletoxilatos) 50

PAH (hidrocarburos policíclicos aromáticos) 6

PCB (policlorobifenilos) 0,8

Dioxinas PCDD/F (policlorodibenzodioxinas y furanos) 100

330
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

Por lo tanto, los requisitos para la reutilización forestal de biosólidos son las siguientes:
• No sobrepasar las cantidades límite establecidas (Tablas 3 y 4). Hay países de
la UE cuyos valores límite de metales pesados en los biosólidos son más exigen-
tes que las establecidas a nivel europeo (España tiene un nivel de exigencia simi-
lar al europeo), e incluso han legislado el contenido en patógenos y en com-
puestos orgánicos.
• Que exista interés agronómico por nutrientes o por la materia orgánica.
• Ajustar la cantidad de nutrientes añadida a las necesidades del cultivo o del
suelo, de acuerdo con las buenas prácticas.
• Que su uso no cause problemas de malos olores a las viviendas más próximas.
Otra regulación a tener en cuenta es la Directiva 91/676/CEE relativa a la pro-
tección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos procedentes
de fuentes agrarias. En ella se establece que el aporte anual máximo por hectá-
rea será la cantidad de residuos que contenga 170 kg de N, aunque durante los
primeros programas de acción cuatrienal los Estados miembros podrán permitir una
cantidad de residuos que contenga hasta 210 kg de N. Esta Directiva está tras-
puesta en España mediante el Real Decreto 261/1996.
Económicas y Técnicas. Los gastos que tiene este tipo de tratamiento del residuo
son bastante inferiores a los que tienen otros tratamientos como la eliminación en
vertedero o la incineración (Binkley, 1993). En el caso de montes destinados a la
producción maderera, además del incremento de la producción ya comentado, hay
que añadir una reducción de costes en fertilizantes minerales y en riego (agua y
carburante para el bombeo de la misma). Eghball & Power (1994) realizaron una
estimación del coste en fertilizantes minerales que supondría la reutilización de todo
el estiércol producido por el ganado vacuno de Estados Unidos (10 millones de ani-
males) obteniendo una cifra total de más de 111 millones de dólares (93,8 millo-
nes de euros). Este tipo de estiércol contiene, en general, mayor cantidad de K que
los lodos de depuradora, pero una cantidad de N y P bastante inferior (Pomares &
Canet, 2001), por lo que esta cifra podría ser aún mayor. Los gastos de aplicación
dependen también de la forma en que éste se aplique y de las técnicas disponi-
bles. Por ejemplo, en el caso de lodo sólido o semi-sólido (cake sludge) el coste de
aplicación oscila entre los 60 y los 150 por hectárea (Pibot, 1998). La mayor
parte del coste se lo lleva el transporte hasta la zona de aplicación. En el estado
de Washington, donde llevan desde principios de la década de los 70 trabajando
con la aplicación de biosólidos en bosques productivos y, por tanto, tienen meto-
dología y técnicas de aplicación muy bien diseñadas y puestas a punto, se ha
calculado que la aplicación de biosólidos a una dosis de 15 Mg ha-1 (peso seco)
viene a alcanzar un coste total de 1700 ha-1 (Henry & Cole, 1997).

331
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

Álvarez et al. (2000) han calculado que en una zona de fácil acceso, un porcen-
taje de marras superior al 18 % haría rentable la aplicación de compost. El coste
de producción de compost de lodo de depuradora oscila entre 12,00 y
26,44, Mg-1, existiendo una clara relación lineal entre la distancia de la planta
de compostaje y la zona de aplicación final del compost (Álvarez et al., 2000).
En un estudio sobre la viabilidad económica de la aplicación de biosólidos en
reforestaciones en la Comunidad Valenciana, Casanova (2001) analizó la ren-
tabilidad de la experiencia desde dos puntos de vista no excluyentes, como son
la empresa encargada de la repoblación, y la encargada de la gestión de la depu-
ración de aguas residuales y de los residuos. Para la primera, y subsidiriamente
para la Administración, que suele ser la responsable de la mayoría de las repo-
blaciones forestales en España, el coste de aplicación de biosólido se puede tomar
como un costo de reemplazo o costo evitado, ya que la incorporación de biosó-
lido en repoblación forestal debería suponer un ahorro por la disminución en el
número de marras a reponer con posterioridad, asumiendo tal efecto positivo.
De esta forma, si el coste de aplicación de biosólidos es inferior al coste de
reposición de marras, la aplicación sería económicamente rentable. Otro aspecto
fundamental para la viabilidad de la operación para la empresa ejecutora es la
maquinaria disponible para realizar la actuación, pues el sobrecoste puede osci-
lar entre un 30 %, en caso de maquinaria más versátil, y el 90 % (Valdecantos et
al., 2001). Para la empresa responsable de la gestión de los lodos, el coste de
aplicación en monte se puede tomar como un coste de oportunidad compa-
rando los del transporte y aplicación en monte frente a los de transporte y verte-
dero. El coste de vertido del biosólido en la Comunidad Valenciana oscila entre
30,05 y 150,25 Mg-1 (peso fresco) (datos de la Entitat Pública de Sanejament
d’Aigües Residuals de la Comunitat Valenciana). A esto hay que sumar el coste de
transporte hasta la zona de aplicación que está entre 0,06 y 0,12 Mg-1 km-1.
Por tanto, si el coste unitario ( Mg-1) de transporte y aplicación de biosólidos en
el monte es menor al coste unitario de transporte y eliminación en vertedero, la
aplicación podría resultar económicamente viable.
Desde el punto de vista técnico, las enmiendas con biosólidos en terrenos foresta-
les presentan notables singularidades y limitaciones respecto a las necesidades para
su aplicación agrícola. En primer lugar, el acceso y el trabajo de la maquinaria den-
tro del monte ha de ser posible, por lo que la aplicación en terrenos de fuertes pen-
dientes o de topografía accidentada dificultan enormemente este tipo de actuación.
Además, y con el objetivo de minimizar el impacto sobre el terreno y los costes
de aplicación, sería recomendable realizar la aplicación del biosólido y el aho-
yado de manera simultánea así como reducir en la medida de lo posible el número
de máquinas a introducir en el monte.

332
UTILIZACIÓN DE BIOSÓLIDOS EN LA RESTAURACIÓN FORESTAL

Ecológicas. La aplicación de los subproductos de depuración de las aguas residua-


les pueden causar problemas de salinización, sanitarios (por el riesgo de contami-
nación) y de contaminación por compuestos orgánicos y/o metales pesados (Nava-
rro Pedreño et al., 1995). No obstante, en medios mediterráneos hay determinados
factores que disminuyen dichos riesgos, como son la baja pluviosidad, la textura de
muchos suelos y el pH básico con frecuente acumulación de carbonatos. Por
ejemplo, si aplicamos un lodo con contenido en metales promedio de los lodos pro-
ducidos en la Comunidad Valenciana y lo comparamos con los máximos acumu-
lados recomendados por Dowdy et al. (1976) teniendo en cuenta la capacidad
de intercambio del suelo (Felipó & Garau, 1987), observamos que en las condi-
ciones más limitantes sería posible realizar aplicaciones acumuladas de lodos hasta
llegar a 127 Mg ha-1 (Tabla 5).

Tabla 5. Comparación entre los aportes de metales pesados por la aplicación de 127 Mg ha-1 de un
lodo medio producido en la Comunidad Valenciana en 1994 y las cantidades acumuladas máximas
recomendadas según la capacidad de intercambio catiónico del suelo. Datos en kg ha-1. (según Dowdy
et al., 1976; citado en Felipó & Garau, 1987).

CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIÓNICO DEL SUELO LODOS C.V. (1994)

0-5 cmol+ kg-1 5-15 cmol+ kg-1 >15 cmol+ kg-1

Cadmio(1) 5 10 20 0,3

Cobre 125 250 500 50

Níquel 50 100 200 22

Plomo 500 1.000 2.000 44

Zinc 250 500 1.000 250

(1)
Si el pH del suelo es superior a 6,5 se recomienda que en todos los casos la cantidad de Cd máxima sea de 5
kg ha-1.

No obstante, no existe demasiada información sobre los efectos de elevadas con-


centraciones de metales pesados en vegetación forestal, al menos en ambiente
Mediterráneo. Esto puede implicar que los límites establecidos teniendo en cuenta
la sensibilidad de especies de interés agrícola no guarden demasiada relación con
el comportamiento de especies forestales, cuya utilización en la restauración de
zonas degradadas es interesante (Paschke et al., 2000).
Otro aspecto que podría ser relevante en ambientes mediterráneos es el riesgo de
contaminación de aguas subterráneas por nitratos. Sólo una pequeña fracción del
nitrógeno total contenido en los lodos se encuentra en forma de nitratos, si bien puede
ser suficiente para elevar la concentración de nitratos en las aguas subterráneas por

333
AVANCES EN EL ESTUDIO DE LA GESTIÓN DEL MONTE MEDITERRÁNEO

encima de 10 mg L-1 poco tiempo después de la aplicación (Wong et al., 2000).


También existe una liberación de los mismos diferida y prolongada en el tiempo,
y se debe a la mineralización del nitrógeno orgánico. Factores clave en la poten-
cialidad de la contaminación por nitratos son determinadas características del
biosólido aplicado, como el tipo y la duración de la digestión, o el contenido en
agua (Medalie et al., 1994). La presencia y el tipo de vegetación en el área recep-
tora también influye de manera significativa sobre la percolación de nitratos (Wong
et al., 2000), absorbiendo mayor cantidad las coníferas que las frondosas (Haith
et al., 1992). La contaminación de aguas superficiales por nitrógeno y fósforo a
dosis moderadas de aplicación de biosólidos es mínima y por debajo de niveles
de potabilidad (Grey & Henry, 2002).
Sociales. Es frecuente que la reutilización de biosólidos en zonas más o menos
próximas a núcleos de población, o en sitios cercanos a áreas recreativas tran-
sitadas, genere oposición social hacia estas prácticas. Estos problemas pueden
estar relacionados con una cierta alarma por desconocimiento de lo que es y
lo que supone la aplicación de biosólidos, que puede ser superada mediante
campañas y reuniones informativas con colectivos sociales y políticos de la
comarca. Por otro lado, los biosólidos pueden crear un problema de aparición
de moscas y de generación de malos olores, pudiendo solucionarse con la mez-
cla de cenizas (Rosenfeld & Henry, 2000). Un elemento añadido de oposición
puede ser la restricción durante 10 meses de acceso a las personas a la zona
donde se haya aplicado el lodo que contempla la revisión de la Directiva
86/278/CEE, así como la prohibición al pastoreo. Por último, hay que aña-
dir el riesgo de contraer problemas sanitarios, aunque ya se ha comentado
cómo este riesgo se minimiza por las exigencias legislativas existentes, consi-
guiéndose la desinfección de los lodos mediante procesos de digestión, com-
postaje o encalado (Paulsrud & Nedland, 1997).

AGRADECIMIENTOS
Este capítulo ha podido ser realizado gracias a la experiencia y a los contactos
adquiridos en el marco de los proyectos Restoration of Degraded Ecosystems in
Mediterranean Regions – REDMED (ENV4-CT97-0682) de la Comisión Europea,
y Técnicas para mejorar las repoblaciones en suelos deficitarios en agua y/o nutrien-
tes. Subproyecto: Análisis de la aplicabilidad de lodos al sector forestal valenciano
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