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La historia de los ferrocarriles forma parte de la historia del desarrollo mundial. El tendido
de las líneas y la puesta en marcha del sistema hizo que surgieran muchos pueblos y
ciudades, integró naciones y aceleró la revolución industrial.
Elio Galessio es un historiador de afición, pero de una afición muy fuerte, como afirma en
su libro “Ferrocarriles del Perú” publicado en el 2007, un compendió importante para
comprender la importancia de ese medio de transporte para el Perú y el mundo.
Las primeras máquinas fueron muy pequeñas, las distancias que recorrían eran bastante
cortas. En realidad, estaban probando y hubo un rechazo de la gente, que veía al “diablo”
hasta en la sopa. Fue peor cuando hubo accidentes, pero con los años el invento fue
aceptándose.
Ese ferrocarril costó unos 300 mil soles aproximadamente, pero transportó en los primeros
10 años unos 6 millones de pasajeros, con lo cual fue un negocio redondo.
Apenas tuvo 14 kilómetros. Fue uno novedad para la época y empezó a aumentar. Tenía
su estación estaba en la Plaza San Martin y pasaba por Quilca, luego por Zorritos, La
Colonial y llegaba al Callao a lo que ahora es la Plaza Grau.
En una versión, se dice que hubo un inglés que vino muchos años después de la
construcción del Ferrocarril Central y dijo que con el dinero que se empleó en ese proyecto
se pudo haber construido un ferrocarril hacia la luna.
Eso lo dijo Basadre en una parte de su obra. Tenemos el problema y nos preguntamos:
¿es primero el huevo o la gallina?, ¿es primero el ferrocarril o el mercado? Tenemos un
mercado y ponemos un ferrocarril y se nos va a llenar, o hacemos un ferrocarril y
esperamos a que se desarrolle la zona y después de un tiempo el ferrocarril empiece a
rendir.
Es bien difícil decirlo. Depende de las circunstancias, el tipo de ferrocarril, la época, etc.
En la época de Meiggs, hubo otros empresarios que hicieron ferrocarriles con la suya y
con su riesgo y sin aval del Estado. Por ejemplo, los Montero en nuestro antiguo
departamento de Tarapacá, donde se hicieron tres ferrocarriles para explotar el salitre.
En Lambayeque tuvo una serie de ferrocarriles y ninguno fue del estado y tampoco de
capitalistas extranjeros. Todos fueron de peruanos que pusieron de la suya para construir.
Luego se tuvo que importar el carbón, porque no hubo la forma de sacar el carbón de la
sierra. Trajeron el carbón de Australia y de Chile. A veces carbón de poder calorífico, que
era mineral porque de palma o vegetal no sirve. El mineral arde con mucha fuerza y
consume menos para producir determinada temperatura del agua.
La política en el Perú fue contradictoria. La compañía más grande que hemos tenido es la
Peruvian Corporation que apareció en 1890 y desapareció en 1972. Esta empresa empezó
a abandonar las líneas y cerrarlas, porque el gobierno construyó al lado las carreteras, y a
medida que los camiones fueron más grandes y de mayor capacidad, entonces la
gente usaba las carreteras y no los ferrocarriles.
Por otro lado, los empresarios ferroviarios y el Estado como empresario ferroviario, eran
malos, porque una serie de ferrocarriles que fueron construidos por el Estado, estuvieron
mal manejados. Los gerentes no salían a buscar clientes y ofrecer y hacer marketing.
Simplemente se sentaban a que lleguen los clientes y a decir este el precio, si quieres o
no.
Lo único que hicieron con esas actitudes fue perjudicar con el tiempo más al ferrocarril.
Llegó un momento en que ya no era rentable. Alguien tuvo que cubrir el déficit y tuvo que
venir papá gobierno a dar la plata, hasta que se cerraron varios.