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Estado de sitio

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Para la película de Costa Gavras, véase Estado de sitio (película).

Para la película de Edward Zwick, véase The Siege.

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Este aviso fue puesto el 10 de enero de 2018.

En Derecho Político, el estado de sitio es un régimen de excepción que debe ser impuesto por el
poder ejecutivo, en particular por el jefe de Estado, y con la autorización del órgano legislativo
correspondiente a ejecutarlo. El estado de sitio representa un concepto equivalente al de estado
de guerra, y por ello se dan a las fuerzas armadas facultades preponderantes para los actos de
represión. Durante el estado de sitio quedan en suspenso las garantías constitucionales, con
mayor o menor extensión, según las leyes

Índice

1 Regulación por países

1.1 Argentina

1.2 Bolivia

1.3 Chile

1.4 Colombia

1.5 España

1.6 Perú

2 Referencias

3 Véase también

Regulación por países

Argentina
Archivo:De.la.rua.ogv

El presidente Fernando de la Rúa declara el estado de sitio por cadena nacional la noche del 19
de diciembre de 2001.

El estado de sitio, junto con la intervención federal, los decretos de necesidad y urgencia (DNU) y
la delegación legislativa, conforman los denominados institutos de emergencia, consagrados en
la Constitución de la Nación Argentina. El estado de sitio es considerado como una medida
excepcional y extraordinaria cuya declaración compete a los poderes políticos del gobierno
federal, dictada en circunstancias de extrema gravedad para el orden público, la seguridad
común y la paz interior, que pueden ser generadas tanto por conmoción interna (desórdenes
domésticos de gravedad, crisis económicas, sedición o invasión interprovincial, hostilidades
interprovinciales calificadas de guerra civil) como por ataque exterior (invasión por un Estado
extranjero o cualquier otra fuerza hostil foránea). En el primer caso, corresponde al Poder
Legislativo la declaración del estado de sitio; sólo le corresponderá al Poder Ejecutivo Nacional
declararlo, emitiendo un reglamento o decreto de necesidad y urgencia, cuando el Congreso de
la Nación Argentina se encuentre en receso; no obstante, una vez que éste se haya reunido o
fuera convocado por el mismo presidente, aprobará o suspenderá la medida ejecutiva adoptada,
por ser atribución constitucional exclusiva de aquel cuerpo, debiéndose manifestar su voluntad
expresamente. En la conmoción exterior, será el Poder Ejecutivo el encargado de declarar el
estado de sitio, con acuerdo senatorial, en uno o en varios puntos del territorio de la Nación,
supuestos estos últimos en los cuales las garantías constitucionales se suspenderán sólo en
donde exista perturbación del orden, sin propagarse a territorios no afectados por él.

Sus efectos principales se registran en un acrecentamiento de poder en uno o varios órganos del
poder federal, respetando sus competencias relativas y, en consecuencia, el principio básico y
general de la división de poderes. Correspectivamente, produce la suspensión temporal y
limitada sólo de aquellas garantías que resultasen inadecuadas al orden constitucional que con
la vigencia del estado de sitio se busca preservar. Por esa razón, todas las medidas
implementadas que no fueran razonablemente adecuadas a la gravedad de las circunstancias,
serán consideradas por los jueces inconstitucionales, aceptando el control de razonabilidad de
dichas medidas, toda vez que la emergencia se gesta dentro del orden constitucional, sin
corromperlo ni destruirlo. El estado de sitio durará hasta que las circunstancias de gravedad que
hicieron necesaria su declaración hayan cesado; en otras palabras: cuando la emergencia haya
concluido, la vigencia del estado de sitio no tendrá justificación alguna. De ahí se sigue que, una
vez que ya no se encuentre en vigor, las garantías constitucionales afectadas durante ese período
sean restablecidas.

Cualquiera sea la razón que haya motivado la declaración del estado de sitio, sea por conmoción
interior o ataque exterior, el Poder Ejecutivo no podrá arrogarse competencias que excedan la
órbita de las que le son propias, especialmente las del Poder Judicial, puesto que no podrá
condenar ni aplicar penas por sí. Por el contrario, podrá arrestar o trasladar a las personas de un
punto a otro de la Nación, siempre que ellas no hubieran optado por salir del territorio o por el
exilio (v. gr., en calidad de refugiado político). En ese sentido, y aunque la declaración del estado
de sitio sea considerada como una cuestión política no justiciable, quedarán no obstante las
medidas excepcionales que a causa de él dimanen, sujetas al control de razonabilidad, en cuanto
a sus aplicaciones respecta, por parte del Poder Judicial.

En la Constitución Argentina pueden verse los artículos referidos al estado de sitio:

Primera Parte: Declaraciones, derechos y garantías Capítulo Primero Art. 23.- En caso de
conmoción interior o de ataque exterior que pongan en peligro el ejercicio de esta Constitución y
de las autoridades creadas por ella, se declarará en estado de sitio la provincia o territorio en
donde exista la perturbación del orden, quedando suspensas allí las garantías constitucionales.
Pero durante esta suspensión no podrá el presidente de la República condenar por sí ni aplicar
penas. Su poder se limitará en tal caso respecto de las personas, a arrestarlas o trasladarlas de
un punto a otro de la Nación, si ellas no prefiriesen salir fuera del territorio argentino. Segunda
Parte: Autoridades de la Nación Capítulo Segundo Del Senado Art. 61.- Corresponde también al
Senado autorizar al presidente de la Nación para que declare en estado de sitio, uno o varios
puntos de la República en caso de ataque exterior.

Segunda Parte: Autoridades de la Nación Capítulo Tercero Atribuciones del Poder Ejecutivo Art.
99.- El presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones: -Inciso 16. Declara en estado de
sitio uno o varios puntos de la Nación, en caso de ataque exterior y por un término limitado, con
acuerdo del Senado. En caso de conmoción interior sólo tiene esta facultad cuando el Congreso
está en receso, porque es atribución que corresponde a este cuerpo. El presidente la ejerce con
las limitaciones prescriptas en el artículo 23. Segunda Parte: Autoridades de la Nación Capítulo
Cuarto Atribuciones del Congreso Art. 75.- Corresponde al Congreso: -Inciso 29. Declarar en
estado de sitio uno o varios puntos de la Nación en caso de conmoción interior, y aprobar o
suspender el estado de sitio declarado, durante su receso, por el Poder Ejecutivo.

Bolivia

En Bolivia, a partir del el año 2009, al estado de sitio se lo ha denominado estado de excepción.
El estado de excepción se encuentra regulado en los artículos 137, 138,139 y 140 de la
constitución política del estado boliviano.
Según la constitución, el Presidente de Bolivia tiene la potestad para declarar el estado de
excepción en caso de peligro para la seguridad del estado, conmoción interna, amenaza externa
o desastre natural. El alcance del estado de excepción puede ser en todo el territorio nacional o
solo en una parte del territorio donde fuera necesario.

La declaración del estado de excepción no podrá suspender en ningún caso los principales
derechos fundamentales constitucionales y garantías constitucionales. Tampoco se suspenderá
el derecho al debido proceso, el derecho a la información ni los derechos de las personas
privadas de libertad.

Aunque es el Presidente de Bolivia el que puede declarar el Estado de Excepción, la entrada en


vigencia de este, depende de la Asamblea Legislativa Plurinacional la que en un plazo de 72
horas (3 días) deberá aprobar o no, la entrada en vigencia del estado de excepción.

Una vez concluido el estado de excepción, no podrá declararse otro estado de excepción hasta
dentro del siguiente año, salvo la autorización de la Asamblea Legislativa Plurinacional
previamente.

Chile

El Estado de Sitio (y el resto de los Estados de Excepción Constitucional) se hallan regulados en


los arts. 39 a 45 de la Constitución chilena y en la ley 18.415, Orgánica Constitucional de Estados
de Excepción.

El Estado de Sitio procede en casos de grave conmoción interior o de guerra civil. Puede ser
declarado por el Presidente de la República con aprobación del Congreso dentro de un plazo de
cinco días. En casos urgentes, puede decretarlo sin esperar la decisión del Parlamento, pero sólo
limitando el derecho de reunión. El Estado de Sitio dura hasta 15 días, los que pueden ser
renovados.

Por el Estado de Excepción pueden ser restringidas la libertad de transporte y desplazamiento y


el derecho a reunión. Puede también detenerse a personas en sus casas o recintos que no sean
cárceles. También, puede delegar funciones en los Intendentes y Gobernadores o en los jefes
militares que designe al efecto. Además, si el estado de sitio es por causa de guerra civil, cesa la
competencia de los tribunales civiles y militares de tiempo de paz, y en su lugar asumen los
tribunales militares de tiempo de guerra (en este caso, los comandantes de plaza).

Colombia

El estado de sitio funcionó en Colombia a partir de la Constitución de 1886 que en su artículo


121 decía: "Artículo 121. En los casos de guerra exterior, o de conmoción interior, podrá el
Presidente, previa audiencia del Consejo de Estado y con la firma de todos los Ministros, declarar
turbado el orden público y en estado de sitio toda la República o parte de ella. Mediante tal
declaración quedará el Presidente investido de las facultades que le confieran las leyes, y, en su
defecto, de las que le da el Derecho de gentes, para defender los derechos de la Nación o
reprimir el alzamiento. Las medidas extraordinarias o decretos de carácter provisional legislativo
que, dentro de dichos límites, dicte el Presidente, serán obligatorios siempre que lleven la firma
de todos los Ministros. El Gobierno declarará restablecido el orden público luego que haya
cesado la perturbación o el peligro exterior; y pasará al Congreso una exposición motivada de
sus providencias. Serán responsables cualesquiera autoridades por los abusos que hubieren
cometido en el ejercicio de facultades extraordinarias".

Bajo el amparo del Estado de Sitio, el gobierno colombiano intentó controlar el avance de la
subversión y grupos al margen de la ley, sin embargo, se tradujo en la violación sistemáticamente
de los derechos humanos y las libertades ciudadanas por parte de algunos agentes del Estado.
Su permanencia en las Instituciones Colombianas, 70 de los 105 años que se mantuvo vigente la
Constitución de 1886, derivó en autoritarismos que permitieron la criminalización de la protesta,
la persecución política y la limpieza social. Lo anterior ha sido evaluado por historiadores como
Marco Palacios quien indica al respecto: " En el Estado de derecho colombiano, el autoritarismo
se expresó en estado de sitio permanente, arma jurídica empleada para neutralizar los efectos
políticos y sociales de la creciente presencia de masas urbanas, convertidas en base de opinión y
de electorado, por las movilizaciones liberales."1

Tras la promulgación de la Constitución de 1991 el estado de sitio fue reemplazado por los
estados de excepción.

España

El estado de sitio será declarado por el Congreso de los Diputados por mayoría absoluta, a
propuesta exclusiva del Gobierno, conforme determina en su artículo 116.4 la Constitución, que
a su vez remite a una ley orgánica para regular los estados de alarma, de excepción y de sitio, así
como las competencias y limitaciones correspondientes (Ley Orgánica 4/1981).

Esta normativa legal precisa que el Gobierno podrá proponer al Congreso de los Diputados la
declaración de estado de sitio «cuando se produzca o amenace producirse una insurrección o
acto de fuerza contra la soberanía o independencia de España, su integridad territorial o el
ordenamiento constitucional que no pueda resolverse por otros medios» (LO 4/1981 art. 32).
«La correspondiente declaración —añade— determinará el ámbito territorial, duración y
condiciones del estado de sitio».

El Congreso de los Diputados podrá asimismo determinar en esa declaración «los delitos que
durante su vigencia quedan sometidos a la Jurisdicción Militar» (art. 35). En esas circunstancias,
el Gobierno, que dirige la política militar y de la defensa, asumirá todas las facultades
extraordinarias previstas en la Constitución y en la citada Ley Orgánica de Estados de Alarma, de
Excepción y de Sitio y designará la autoridad militar que, bajo su dirección, haya de ejecutar las
medidas que procedan en el territorio a que el estado de sitio se refiera (art. 33 de la L. O.
4/1981).

La autoridad militar publicará y difundirá oportunamente los bandos con las medidas y
prevenciones necesarias, de acuerdo con la Constitución, la referida Ley Orgánica 4/1981 y las
condiciones reflejadas en la declaración del estado de sitio. Durante el tiempo en que
permanezca vigente esa situación excepcional, la citada Ley Orgánica 4/1981 determina que las
autoridades civiles continuarán en el ejercicio de las facultades que no hayan sido conferidas a la
autoridad militar, a la que darán las informaciones que ésta le solicite y cuantas noticias
referentes al orden público lleguen a su conocimiento (art. 36). Fuente: Ministerio de Defensa de
España

Perú

En Perú, el estado de sitio es dictado por el presidente de la República con acuerdo de su


Consejo de Ministros con cargo de dar cuenta al Congreso de la República. Este estado puede ser
declarado en todo o en parte del territorio nacional y no puede exceder de un plazo de cuarenta
y cinco días. En la declaración debe señalarse cuáles derechos no se están restringiendo o
suspendiendo. Se entiende que en el estado de sitio se pueden restringir más derechos que en el
estado de emergencia, con excepción de lo acordado en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
Al declararse el estado de sitio, el Congreso se reúne de pleno derecho y cualquier prórroga del
plazo debe contar con su aprobación. No existe límite de prórroga.

Es la facultad que tiene el presidente de la república cuando el conflicto entre el gobierno y la


población se agrava, y dura 45 días pero puede prorrogarse al igual que el estado de emergencia,
que en casos especiales puede pasar los 60 días, el estado de sitio es parecido a un toque de
queda.

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