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LA CLASIFICACIÓN DE LAS ROCAS SEDIMENTARIAS: SUGERENCIAS

PARA SU APRENDIZAJE
The classification of sedimentary rocks: suggestions to it’s learn

José A. Gallegos (*)

Resumen
La clasificación de las rocas sedimentarias se hace actualmente algo penosa de aprender para los
alumnos; y esto, tanto por la multitud de términos que hay que manejar, como por la variedad de crite-
rios existentes y los cambios en los entornos de valores para el mismo criterio. En esta nota se ofrece una
clasificación homogénea y coherente de los materiales sedimentarios, y una secuencia progresiva para
que el aprendizaje resulte lo más adecuado posible al nivel correspondiente.

Abstract
The classification of sedimentary rocks is nowadays quite hard for students to learn. This is due to the
great amount of terminology they need to handle as well as to the variety of existing criteria and the
changes in the set of values for the same criteria. In this paper it is offered a homogeneous and coherent
classification of sedimentary materials and a progressive sequence so that the learning results as suitable
as possible to the corresponding level.
Palabras clave: Didáctica de la Geología, Didáctica de la Sedimentología, Niveles educativos.
Keywords: Geology Didactics, Sedimentology Didactics, Educational levels.

INTRODUCCION mente completas acerca de ellos, como también a


Los materiales sedimentarios son los más fami- que el margen de variabilidad existente no es fácil-
liares a la generalidad de los alumnos, por la senci- mente asumible por ninguno de los criterios maneja-
lla razón de que son los que cubren la mayor parte bles. Sin embargo, nos resulta totalmente imprescin-
de la superficie terrestre. Por ello, cualquier estudio dible organizar, sistematizar y jerarquizar los objetos
de la geología, de la naturaleza, o del medio am- de estudio, porque no parece que la mente humana
biente, que quiera partir de una observación atenta sea capaz de captar la realidad de una forma comple-
del entorno, se tropezará con la necesidad de afron- ta, conjunta y precisa. Esta necesidad ya se hizo pa-
tar el estudio de estos materiales si se quiere pro- tente para Aristóteles (s IV a.C.), apenas se hizo algo
fundizar algo en el conocimiento del sustrato. grande la cantidad de seres naturales conocidos, y ha
seguido siendo una necesidad permanente durante
La taxonomía de los materiales sedimentarios los siglos posteriores. También hoy día nos vemos
(Grabau, 1904; Wadell, 1938; Pettijohn, 1949, obligados a seguir realizando clasificaciones aunque
1980; Rodgers, 1950; Blatt, Middelton y Murray, subrayemos intensamente la relatividad de su exacti-
1980; Dean, 1985; Arche, 1992; Tucker, 1994; Ve- tud y, en consecuencia, debamos tener conciencia
ra, 1994) abarca una cantidad de términos relativa- muy clara de su provisionalidad (mientras no se des-
mente abundante, lo que implica ya una dificultad cubran nuevos detalles o nuevos seres que obliguen a
de aprendizaje inicial. Por otra parte, no siempre se revisarla y actualizarla). También esos dos aspectos
ha realizado con una homogeneidad y coherencia (la inexactitud–relatividad y la provisionalidad) pien-
suficientes, lo que se aprecia en las clasificaciones so que deben constituir objetivos científicos a perse-
y el uso que muchas veces se hace de los términos, guir con los alumnos de todos los niveles educativos.
incluso en los libros de texto ofrecidos a los estu-
diantes. Por ello, al menos desde el punto de vista Así pues, desde un punto de vista epistemológi-
didáctico, se tropieza con dificultades añadidas, que co, y ya Grabau lo aplicó justamente al tema de las
muy bien pueden disminuirse si se estructura la cla- rocas sedimentarias hace casi un siglo (Grabau,
sificación con unos criterios más uniformes, si- 1904), la precisión en las clasificaciones obliga a la
guiendo un esquema más homogéneo. precisión en el pensamiento por un lado, mientras,
por otro, muestra nuestro conocimiento acerca del
En cualquier caso, resulta sumamente familiar campo implicado, de forma sintética. Si esto es re-
para todo naturalista la dificultad de encontrar clasi- almente así, la elaboración de una clasificación im-
ficaciones de los seres naturales que consigan encua- plica, tanto un intento por organizar nuestros cono-
drar perfectamente a todos los implicados. Ello se cimientos, como una representación esquemática de
debe, tanto a que nuestras ideas no son lo suficiente- nuestras ideas o conceptos sobre esa cuestión.

(*) Dpto. Didáctica Ciencias Experimentales. Univ. de Granada, Virgen Blanca, 8, Cájar, 18198, Granada

154 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995 (3.3), 154-163


Por lo tanto, aceptando al máximo las clasifica- Esta clasificación puede ser esquematizada en
ciones más usuales (Pettijohn, 1980; Blatt, Middel- una tabla simple (Tabla 2) o en un diagrama trian-
ton y Murray, 1980; Tucker, 1994; Vera, 1994), se gular como el que se representa en la Tabla 3. Si se
modificará sólo lo imprescindible para eliminar las quiere matizar algo más, se pueden utilizar las de-
incoherencias detectadas, o se precisará el uso de nominaciones que se proponen para los términos in-
los términos para evitar ambigüedades, aunque en termedios en la Tabla 4.
la práctica se tropiece con dificultades más o menos
importantes para su aplicación “de visu”. Tabla 2. Clasificación de los materiales sedimenta-
Desde el punto de vista didáctico, se discutirá el rios.
momento más adecuado para introducir cada una de
las divisiones de la clasificación, sugiriendo ahora Materiales Sedimentarios
solamente la metodología a utilizar y las dificulta-
des prácticas con que se puede tropezar en cada ca- Integrados mayoritariamente por
so. Este es un aspecto que está sometido a estudio Detríticos partículas que han sido transpor-
en el aula. tadas sólidas

Integrados mayoritariamente por


I. ESQUEMA GENERAL DE TAXONOMIA Precipitados sustancias que han precipitado de
SEDIMENTOLOGICA. una disolución
Se parte de una división de los materiales sedi- Integrados mayoritariamente por
mentarios en tres grandes grupos que, conceptual- Orgánicos
restos de seres vivos
mente, quedan muy bien establecidos y netamente
diferenciados (Gallegos, 1993). Son:
Tabla 3. Clasificación de materiales intermedios:
Materiales Sedimentarios: Materiales originados a III. MM. Detríticos.
partir de otros preexistentes gracias a la acción de III. MM. Precipitados.
los agentes geológicos externos. III. MM. Orgánicos.
Este concepto, como se ve, incluye tanto a los se-
dimentos (materiales sueltos) como a las rocas sedi- Detríticos
mentarias (materiales cohesionados, masivos); en I
adelante, siempre que se hable de “materiales sedi-
mentarios” se entenderán englobados ambos tipos
(Tabla 1). I

50 50
Tabla 1. Los materiales sedimentarios y sus dos
grandes tipos.
III II
Material suelto procedente de
Sedimento rocas preexistentes, acumulado III 50 II
por la acción de los agentes Orgánicos Precipitados
geológicos externos.
Tabla 4. Diagrama ternario y los materiales sedi-
Material cohesionado (más o mentarios:
Roca menos masivo) procedente de III.1. MM DD con restos orgánicos y cemento.
III.2. MM DD con cemento y restos orgánicos.
Sedimentaria rocas preexistentes, acumulado
por la acción de los agentes III.1. MM PP con detríticos y restos org.
geológicos externos. III.2. MM PP con restos org. y detríticos.
III.1. MM OO con detríticos y cemento.
III.2. MM OO con cemento y detríticos.
I.I. Materiales detríticos: Materiales sedimentarios
integrados mayoritariamente por partículas que han Detríticos
sido transportadas sólidas. I

I.II. Materiales de precipitación: Materiales sedi- I


mentarios inte–grados mayoritariamente por las
sustancias que han precipitado de una disolución. 50 50
I.1 I.2
II.1
.2

I.III. Materiales orgánicos: Materiales sedimenta-


2
III

III II
II.

rios integrados mayoritariamente por restos de seres


vivos. III 50 II
Orgánicos Precipitados

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996. (3.3) 155


Se imponen una serie de comentarios: II. LA SUBDIVISION DE LOS GRANDES
a) Los procesos sedimentarios incluyen el depósito GRUPOS.
simultáneo, casi siempre, de materiales de todos los
tipos mencionados. Ello obliga a atender a la natu- II.1. Los materiales detríticos.
raleza de la fracción mayoritaria que los integra pa-
ra incluirlos en uno u otro grupo de los diferencia- En este apartado se acepta la clasificación de Gra-
dos. bau (1904) (Tabla 5), aplicándola exactamente con
los mismos criterios a los materiales sólidos arrojados
por los volcanes (materiales piroclásticos, Tabla 6).
b) Para el establecimiento de los grupos, se prefiere
el criterio de procesos genéticos responsables de la
acumulación (transporte como partículas sólidas; Tabla 5. Clasificación de los materiales detríticos
transporte en disolución; restos orgánicos). Con ello en grupos.
se pretende resolver de una forma conceptualmente
satisfactoria algunas cuestiones espinosas, como la Tamaño de grano Nombre del grupo
inclusión en el grupo I.II de los “travertinos”, por
ejemplo; puesto que el proceso que los ha originado > 2 mm RUDITAS
es una precipitación de una disolución (como las es-
talactitas y otras), no hay duda de que deben ser in- 2 mm a 1/16 mm ARENITAS
cluidos entre los materiales de precipitación, inde-
pendientemente del agente responsable de dicha < 1/16 mm LUTITAS
precipitación; si se quiere tener en cuenta este se-
gundo aspecto, se podrán dar nombres distintos pa-
ra subrayarlo, proponiendo aquí, en ese caso, dejar Tabla 6. Clasificación de los materiales piroclásti-
el término “travertino” para los depósitos sobre cor- cos en grupos.
mofitas, y el de “estromatolito” para los de ciano-
bacterias y otros similares (modificando así la op-
ción de Chafetz y Folk, 1984). No es el mismo caso Tamaño de grano Nombre del grupo
que el de los “coralarios”, foraminíferos, etc, que
tienen partes de su organismo integradas por carbo- RUDITAS
> 2 mm
nato cálcico, depositado en ellas tras un proceso PIROCLÁSTICAS
metabólico más o menos complejo; en este segundo
caso quedarían integradas entre los materiales orgá- ARENITAS
nicos. 2 mm a 1/16 mm
PIROCLÁSTICAS

c) En la práctica, quizá no resulte fácil poder deci- LUTITAS


dir, a simple vista, si una determinada roca (una ca- < 1/16 mm
PIROCLÁSTICAS
liza, por ejemplo), debe ser incluida entre los mate-
riales de precipitación o los orgánicos (o incluso
entre los detríticos, si es “clástica”). Pero esta difi-
cultad de hecho (que sólo se podrá superar, a veces, Para una clasificación más detallista, se asumen las
con un estudio microscópico adecuado y más o me- propuestas de Wenworht (1922, 1933), si bien introdu-
nos complejo) no impide que, conceptualmente al ciendo en esta segunda una pequeña modificación que
menos, los grupos estén perfectamente definidos y se refiere a los límites de tamaños superiores a los 2
delimitados. También el autor estima con muchos mm (en el grupo de las “Ruditas” de Grabau). Para
otros (ver Wright, 1992, por ejemplo) que, incluso conservar la homogeneidad de la clasificación en todo
en el caso de las calizas es posible separar los tres el entorno de valores y la simetría con las potencias ne-
tipos: clásticas, de precipitación y orgánicas; no gativas de 2 (2–4 y 2–8), se sugiere aquí tomar 24 y 28;
obstante, ante la postura adoptada por numerosos esto parece más coherente y, desde luego, mucho más
estudiosos sobre las implicaciones entre los tres aconsejable desde el punto de vista didáctico. Para los
procesos, especialmente entre las calizas arrecifales granos de tamaños comprendidos entre 16 mm y 256
(Dunham, 1962; Ham, 1962; Embry and Klovan, mm se propone utilizar el término de cantos, que co-
1971; Scholle, 1983; Tucker and Wright, 1990), se rresponde al uso más generalizado de este término en
considerarán las rocas carbonatadas como un grupo nuestro idioma. Se deja el término de bloques para los
intermedio, y se describirán atendiendo, fundamen- de tamaño mayor que ese límite (Tabla 7).
talmente, a sus rasgos texturales.
En esta propuesta se aprecia claramente que que-
Estas dificultades prácticas se acentuan si se tie- dan perfectamente asumidas y delimitadas varias
nen en cuenta las complicaciones que la diagénesis cuestiones todavía no recogidas en muchos libros de
puede introducir en este esquema básico, al removi- texto españoles. En primer lugar, el uso sedimentoló-
lizar iones variados y llevar a cabo reajustes mine- gico, ya de décadas, de eliminar el término ‘pudinga’
ralógicos; tal es el caso de la “dolomitización” de y denominar “conglomerados” a las rocas de determi-
las calizas o la acumulación y diferenciación de la nada granulometría (entre 2 y 256 mm) cuyos granos
sílice dispersa en el sedimento hasta formar nódulos se presentan redondeados, y “brechas” a aquéllas que
u otras estructuras, como ejemplos muy frecuentes.

156 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995 (3.3)


Tabla 7. Clasificación propuesta para los materiales detríticos.

Nombre Mat.suelto:
Tamaño mm Grupo Sedimento R. sedimentaria Mat. consolidado:

> 256 Bloque Bloques Formación de bloques


256 a 16 RUDITAS Canto Cantos
Conglomerados – Brechas
16 a 2 Grava Gravas
2 a 1/16 ARENITAS Arena Arenas Areniscas
1/16 a 1/256 LUTITAS Limo Limos Limolitas
< 1/256 Arcilla Arcillas Arcillitas – Pizarras

Tabla 8. Clasificación propuesta para materiales piroclásticos.

Mat. suelto: Mat. consolidado:


Tamaño mm Grupo Nombre
Tefra R. piroclástica

> 256 Bloque T. de bloques Aglomerado pirocl.


RUDITAS
256 a 16 Canto Tefra de cantos Brecha piroclástica
PIROCL
16 a 2 Lapilli T. de lapilli Toba de lapilli
2 a 1/16 ARENITAS PIR. Arena Arena volcánica Toba arenácea
< 1/16 LUTITAS PIR. Ceniza Ceniza volc. Cinerita

los presentan angulosos. En segundo lugar, utilizar el II.2. Los materiales de precipitación.
término pizarra, exclusivamente, para referirse a una En este grupo, tal como viene haciéndose desde
roca sedimentaria detrítica de tamaño de grano infe- hace tiempo (Grabau, 1904; Krynine, 1948; Ham,
rior a 1/256 mm con laminación (u hojosidad) mar- 1962; Blatt, 1980; Scholle, 1983), resulta preferible
cada; las rocas parecidas pero que han sufrido ya me- realizar la subdivisión atendiendo a la naturaleza
tamorfismo, recibirán nombres distintos, en función química de los materiales originados. Las razones
del grado de metamorfismo alcanzado (si el metamor- fundamentales son dos:
fismo es de bajo grado, utilizaremos el término “fili-
a) que es la composición química la principal respon-
ta”; si el metamorfismo ha sido más intenso, se deno- sable de la disolución–precipitación que los origina;
minan ya “esquistos”). Finalmente, queda abierta la
posibilidad de subdividir los grupos establecidos (es- b) que es éste el criterio comparativamente más fá-
pecialmente las areniscas) atendiendo a otros criterios cil para identificarlos.
(como los de composición) que resultan muy intere- Así pues, se siguen manteniendo los grupos co-
santes y que, en mi opinión, se reservarán para el ni- nocidos (Tabla 9), si bien eliminando de ellos todos
vel universitario. aquellos materiales que no respondan mayoritaria-
Por su parte, los materiales piroclásticos también mente, como ya se ha insistido, a una génesis por
han venido siendo clasificados de maneras distintas precipitación (y las rocas carbonatadas).
(cf, por ejemplo, Fisher, 1966; Le Bas & Streckeisen, Por lo que respecta a las rocas carbonatadas, está
1991). Estimo que la división por tamaños debe aco- claro que algunas de ellas son, indudablemente, de
modarse enteramente a la de los materiales detríticos este grupo, como es el caso de las calizas estalactíti-
para que la homogeneización sea total; no obstante, cas; otras también son claramente incluibles aquí,
las denominaciones sí pueden ser distintas, para refle- aunque pueda haber alguna colaboración bioquímica
jar su distinta naturaleza. Se asume totalmente la no- (los “travertinos”, ya comentados, y las calizas de
menclatura propuesta por Le Bas & Streckeisen algas, aunque estas últimas, por conservar restos de
(1991), con las modificaciones imprescindibles para las estructuras orgánicas, podrían ser consideradas
tener en cuenta la división de tamaños superiores a 2 como orgánicas). Pero en el resto, la presencia de
mm (Tabla 6). Así, pues, el lapilli quedaría compren- ciertas cantidades de otros componentes tanto orgá-
nicos como detríticos, junto con la matriz micrítica y
dido entre 2 y 16 mm, los cantos volcánicos serían de
variables cantidades de cemento esparítico u otras
tamaño entre 16 y 256 mm y los bloques volcánicos sustancias diferenciadas durante la diagénesis, es lo
serían los que superaran ese límite. que inclina a considerarlas como grupo híbrido.

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995. (3.3) 157


Tabla 9. Clasificación de los materiales de preci- organismo que los integra en cada caso.
pitación. Por lo tanto, sin perjuicio de que cada uno de
estos grupos se pueda subdividir y denominar con
más precisión, se propone el siguiente esquema
Composición R. Sedimentaria
(Tabla 10).
Carbonatada Calizas y Dolomías(1)
Silícea Sílex(2) II.3.1. La clasificación de los carbones.
Ferruginosa Limonitas(3)
Por lo que a la clasificación de los carbones se
Alumínica Bauxitas(4) refiere, se viene realizando con diferentes criterios
Fosfatada Fosforitas (Tomkeieff, 1954; Francis, 1961; Krevelen, 1961),
entre los que son dignos de tener en cuenta los ba-
Sulfatos + Cloruros(5) “Evaporitas”(5)
sados en los usos industriales.
No obstante, desde el punto de vista didáctico,
(1)Para los sedimentos carbonatados de precipitación se ha parece más conveniente conservar el que se deduce
utilizado con frecuencia el término “barros calizos” (¿y do- de la riqueza en Carbono (Tabla 11); éste es un cri-
lomíticos?); pero como suelen estar mezclados con caparazo- terio fácilmente inteligible y teóricamente muy pre-
nes de globigerinas, el término “ooze” corresponde, más ciso, con independencia de que su determinación sea
bien, a un depósito híbrido. más o menos penosa, aunque no lo es tanto como el
(2) Seasume el uso de reservar el término “calcedonia” para de la determinación del rendimiento energético.
las variedades de sílice criptocristalina más puras y caracte- Tabla 11. Clasificación de los carbones por su ri-
rizables (ágata, ónice, “ópalo de fuego”, “jaspe”, “crisopra- queza en C.
sa”).
(3) Roca sedimentaria integrada mayoritariamente por óxidos
% en C Nombre
e hidróxidos de hierro (las especies minerales Goethita:
FeO.OH_; Lepidocrocita: FeO.OHß; Ferrihidrita: Fe(OH)3, 50 – 60 % TURBA
y Hematites: Fe2O3).
(4)
60 – 75 % LIGNITO
Roca sedimentaria integrada mayoritariamente por óxidos
e hidróxidos de aluminio (las especies minerales Diásporo: 75 – 90 % HULLA
AlO.OH_; Bohemita: AlO.OHß; Gibsita: Al(OH)3, y Corin- > 90 % ANTRACITA
dón: Al2O3). De hecho éstos van acompañados, práctica-
mente siempre, de una cantidad variable de limonitas y, mu-
chas veces, de cantidades apreciables de sílice. III. LOS MATERIALES INTERMEDIOS EN-
(5)Es un nombre genérico de grupo para todas aquellas sus- TRE LOS GRANDES GRUPOS.
tancias que, en condiciones naturales, sólo precipitan de la
disolución que las contiene si se evapora el disolvente. Entre Como ya se dijo al comienzo, es muy frecuente
las muchas especies minerales que se incluyen en este grupo, que las rocas sedimentarias estén compuestas por
las más conocidas son el yeso, y los halogenuros halita, silvi- mezclas de componentes distintos, tanto detríticos co-
na y carnalita. mo de precipi tación, o contengan diversos restos or-
gáni cos. En algunos casos, la frecuencia de algunos
de esos materiales intermedios, o las aplicaciones
II.3. Los materiales orgánicos. prácticas que han encon trado, ha conducido a estu-
diarlos con detenimiento e incluso a denominarlos
También para estos materiales sigue pareciendo
con nombres específicos; el caso más elocuente de es-
acertado el criterio de distinguirlos por su composi-
to segundo es el de las “margas”, rocas compuestas
ción, aunque convendrá tener en cuenta el tipo de
en proporciones varia bles por carbonatos y arcillas.

Tabla 10. Clasificación de las rocas orgánicas

Carbonatadas (Calizas y Dolomías): creta, de foraminíferos, de


Compuestas por partes equinodermos (crinoiditas, si son de crinoides), de moluscos (lu–
mineralizadas de seres maquelas), ......, arrecifales (Tablas 12 y 13)
vivos
Silíceas: Radiolaritas, Diatomitas, Otras (Espongiolitas).

Compuestas por la propia Enriquecida en C: Carbones (Tabla 11)


materia orgánica
(más o menos modificada) Integradas por hidrocarburos: Petróleos

Otras Fosfatadas: Guano

158 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995 (3.3)


Aunque no todas las situaciones híbridas han si- III.1. Materiales carbonatados (Calizas y Dolo-
do estudiadas con el mismo detalle, para presentar mías).
una visión completa de este aspecto, se consideran
aquí las tres combinaciones binarias posibles entre La subdivisión de las calizas se puede hacer si-
los tres tipos de componentes diferenciados; se pue- guiendo los criterios propuestos por Dunham
den ver añadidas al diagrama ternario básico de la (1962) (es la que se muestra en la Tabla 13, ligera-
Tabla 4, y que constituye la Tabla 12. No obstante, mente reorganizada y sustituyendo el término “tex-
dada la importancia de las rocas carbonatadas en el tura visible orgánica” por “bioconstruida”) que es,
registro sedimentario, se estudiarán en primer lugar. al parecer, la clasificación más generalmente segui-
da (probablemente debido a la mayor simplicidad
respecto de sus alternativas, como las de Folk, 1959
Tabla 12. Materiales intermedios entre cada dos y 1962).
grandes grupos
Las calizas arrecifales (“Boundstone”) se sub-
dividen como lo han hecho Enbry and Klovan
Detríticos (1971) con las modificaciones de James (1984);
I
esta propuesta tiene la ventaja de incluir las varie-
90 90 dades clásticas que suelen originarse en estos ca-
sos.
Por lo tanto, la clasificación quedaría como
I se muestra en las Tablas 13 y 14; en ella, el tér-
50 50 mino “granos” incluye tanto a los de procedencia
I.1 I.2
detrítica (arenas, gravas, etc.), como a los restos
III.1 II.1
de seres vivos (valvas, artejos, caparazones,
.2

etc.).
III

III II
II.

90 90

III 90 50 90 II
Orgánicos Precipitados

Tabla 13. Clasificación de las calizas.

Textura visible bioconstruida Boundstone


Armazón esparítico (cristales) Calizas recristalizadas
Sobre cormofitas Travertinos
Textura Sobre cianobacterias y otros Estromatolitos
Armazón
visible micrítico
inorgánica <10% granos Mudstone
>10% granos Wackestone
Con matriz Packestone
Armazón de
granos Sin matriz Grainstone

Tabla 14. Clasificación de las calizas arrecifales (BOUNDSTONE y sedimentos asociados)


(tomada de Embry and Klovan, 1971; modif. por James, 1984).

Organismos que atrapan sedimentos Bafflestone


Con estructuras de Organismos incrustantes que Binstone
crecimiento orgánico fijan los sedimentos cubriéndolos
Organismos que construyen estructuras rígidas Framestone
Con granos Armazón de granos Rudstone
(fragmentos de seres vivos)
Armazón micrítico Floatstone

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1996. (3.3) 159


III.2. Materiales mixtos detrítico–precipitados. Tabla 16. Diagrama binario para materiales detrí-
tico–orgánicos.
La situaciones más frecuentes en que coexisten
los materiales detríticos y los de precipitación en 0 10 50 90 Orgánicos
cantidades significativas, sin que vayan acompaña-
dos de restos orgánicos en la misma proporción co-
rresponden a arenitas y lutitas con carbonatos. Son 1 2 3 4
los dos casos que se esquematizan en el diagrama
binario de la Tabla 15, que se puede generalizar a
otras granulometrías; en el caso de la areniscas–car- Detríticos 90 50 10 0
bonatos se sugiere utilizar algunos términos fami-
liares (“calcarenitas” sobre todo, pero también
otros: areniscas calcáreas, areniscas calizas, etc.)
con un sentido restringido (el que corresponde al 1– R. Detrítica (conglomerado, arenisca, etc)
entorno reflejado en el diagrama. Conglomerado nummulítica
2– Arenisca ammonítica
Limolita conchífera
... etc.
Tabla 15. Diagrama binario para materiales detrí-
tico–calizos. Creta arenosa
3– Lumaquela limosa
0 10 25 40 60 75 90 Caliza Crinoidita arcillosa
.... etc.
1 2 3 4 5 6 7 4– Roca orgánica (creta, caliza coralina, etc)

Arena 90 75 60 40 25 10 0
Arcilla III.4. Materiales mixtos orgánico–precipitados.
En este tipo de materiales sí ha habido mayor
diversidad de tratamiento de las rocas correspon-
a) Areniscas–Calizas b) Arcillas–Calizas dientes debido, fundamentalmente, a la diversa va-
(“Margas” s.l.) loración de la actividad vital de algunos seres vivos
(arqueobacterias, cianobacterias, algas y plantas
1– Areniscas 1– Arcilla
vasculares acuáticas sobre todo) en la precipitación
2– Arenisca calcárea 2– Arcilla calcárea de algunas sustancias disueltas (carbonato cálcico,
3– Arenisca caliza 3– Margocaliza sobre todo, pero también hidróxidos de hierro, azu-
fre y otros). En estos casos, como ya comentamos
4– Calcarenita s. st. 4– Marga s. st.
al principio, se prima el criterio de proceso (precipi-
5– Caliza areniscosa 5– Caliza margosa tación) sobre el del agente responsable del mismo.
6– Caliza arenosa 6– Caliza arcillosa De todas formas, desde un punto de vista gene-
7– Caliza 7– Caliza ral, para todas aquellas rocas en que los componen-
tes mayoritarios sean precipitados o restos orgáni-
cos, se mantiene un diagrama similar al anterior
evitando una excesiva proliferación de términos
(Tabla 17). También aquí reulta claro que, entre las
III.3. Materiales mixtos detríticos–orgánicos. alternativas posibles citadas en el pie de la tabla 17,
no se defiende que se den todas las combinaciones
Entre los materiales con componentes detríticos posibles entre los términos mencionados, sino que
y orgánicos no se encuentran tan detalladas las di- los ejemplares reales reciban sus nombres siguien-
ferentes posibilidades de combinación, por lo que do esos criterios.
los intervalos a establecer en el diagrama corres-
pondiente pueden ser más amplios. Es lo que mues-
tra la Tabla 16.
Tabla 17. Diagrama binario para materiales orgá-
En cualquier caso, resulta evidente que los da- nico–precipitados.
tos explicativos del pie del diagrama no deben en-
tenderse en el sentido de que existan todas las com- 0 10 50 90 Orgánicos
binaciones posibles entre los términos ahí
mencionados (o los implícitos en los puntos sus-
pensivos); solo se indica que los que se encuentren 1 2 3 4
realmente en el campo se denominen siguiendo
esos criterios.
Precipitados 90 50 10 0

160 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995 (3.3)


1– R. Pp (caliza, dolomía, sílex, etc) procedimiento metodológico). Finalmente, utilizan-
do lo que para nuestro caso puedan tener de aprove-
Caliza nummulítica chable los “organizadores previos”, que son inclu-
2– Dolomía ammonítica sores que hacen de puente entre el material nuevo y
las estructuras cognoscitivas en que dicho material
Fosforita conchífera
puede integrarse.
... etc.
En este contexto es en el que adquieren mayor
Creta caliza realce los análisis sobre las “estrategias de aprendi-
zaje”, tanto cognitivas (procesos y técnicas de estu-
3– Lumaquela ferruginosa
dio, incluido el análisis de situaciones problemáti-
Encrinita silícea cas; cf. Prawat, 1993) como metacognitivas
... etc. (autorreflexión sobre el uso que personalmente se
hace de esas técnicas y procesos, y análisis de cómo
4– Roca orgánica (creta, caliza coralina, etc) se reacciona y actúa ante un problema o tarea; cf.
Flavell, 1976; Flavell & Wellmann, 1977).

IV. SUGERENCIAS SOBRE LA SECUENCIA- Por último, hay que tener en cuenta los múlti-
CIÓN DIDÁCTICA. ples aspectos sociales implicados en el aprendizaje
(fundamentalmente porque se aprende “en socie-
Para establecer la secuencia de aprendizaje en dad” y porque se aprende “lo que la sociedad” apre-
los distintos niveles curriculares, se hace necesario cia), integrando los aspectos subrayados en los estu-
partir de las conclusiones sobre la epistemología dios de Vigotsky (1977), sobre todo los que se
genética de Piaget (1938, 1947, 1957) y de los auto- refieren a factores interpersonales. Se tiene en cuen-
res constructivistas más recientes, incorporando ta así el concepto de “Zona de Desarrollo Próximo”
también las aportaciones de la Psicosociología. del alumno (distancia entre el nivel real de desarro-
llo, determinado por la capacidad de resolver in-
de–pendientemente un problema, y el nivel de desa-
Es pues necesario utilizar este punto de partida
rrollo potencial, determinado por la resolución de
para discutir y establecer una hipótesis de trabajo
un problema bajo la guía de un adulto o en colabo-
sobre la edad más conveniente para iniciar las dis-
ra–ción con otro compañero más capaz), zona en la
cusiones sobre el tema que nos ocupa: la clasifica-
que la acción educativa alcanza su máxima inciden-
ción de los materiales sedimentarios. De acuerdo
cia (cf. Vigotsky, 1979; y la síntesis más reciente de
con ellas, parece necesario esperar, como mínimo, a
Newman, Griffin & Cole, 1991).
los 10 años para iniciarla, si bien nada impide que,
con anterioridad, se vaya desarrollando la capaci- Es aquí donde la ayuda de otro más experto (el
dad de observación y de comparación entre mate- profesor) juega un papel imprescindible, porque
riales, sin preocuparse por otros aspectos. permite al alumno percibir las diferencias entre lo
que se sabe y lo que se quiere saber, porque contri-
En segundo lugar, hay que tener en cuenta todo buye a que el alumno se vea capaz de recorrer ese
lo que se ha consolidado en estos últimos años so- camino, porque se lo plantea como un reto intere-
bre el “aprendizaje significativo” de Ausubel (1968 sante cuya resolución va a ser gratificante, y porque
y 1986). Por un lado, recordando los aspectos que interviene de forma ajustada a los progresos y difi-
él potenció como reacción frente al aprendizaje por cultades del alumo, ayudándole con la mirada pues-
descubrimiento de Bruner (1966), al que opuso co- ta en el final de todo el proceso: su realización autó-
mo objeciones más sobresalientes: a) que se apoya noma. El papel del profesor, por lo tanto, en esta
en un “inductivismo ingenuo” (cf. Chalmers, 1980); perspectiva, es de ayuda a que el alumno no sólo
b) que no es así como aprendemos usualmente; c) aprenda unos contenidos, sino a que aprenda a
que no es necesariamente más eficaz; d) que es len- aprender y a que aprenda que puede aprender; su
to; e) que no es posible en la mayoría de los casos. repercusión, entonces, no se limita a lo que el alum-
Por otro lado, recogiendo la idea de Ausubel de que no sabe, sino también a lo que sabe hacer y a cómo
el nuevo material sólo podrá integrarse en lo que ya se ve a sí mismo. En realidad, podríamos afirmar
se sabe, si: 1) es “potencialmente significativo” que esta ayuda, la orientación que ofrece y la auto-
(con significación tanto lógica como psicológica), y nomía que permite, es la que hace posible la cons-
2) si el alumno está motivado a aprender (lo cual trucción de significados por parte del alumno
dependerá en buena medida de que los conocimien- (Viennot & Kaminski, 1991; Novak, 1991).
tos ofrecidos sean funcionales). Además, teniendo
en cuenta que la información recibida modificará la De todas formas, para terminar, quizá convenga
estructura cognoscitiva del aprendiz; en este aspec- tener en cuenta una observación nacida de la expe-
to, la preferencia otorgada por Ausubel al aprendi- riencia docente, que supera ya el ámbito concreto
zaje “subordinado” permite suponer que, para él, el del tema discutido en esta aportación. La mente de
aprendizaje va, generalmente, de lo general a lo es- nuestros alumnos puede que esté “desestructurada”,
pecífico (en contra de lo que sostiene el asociacio- como piensa Ausubel; pero cabe una situación más
nismo y muestran la mayoría de los trabajos de Pia- grave, y es que esté estructurada con estructuras
get, que será lo que se va a preferir aquí como claramente inadecuadas. En ese caso, el modelo de

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995. (3.3) 161


enseñanza deberá pretender conseguir que el alum- En él se establecen cinco estadios de desarrollo
no lleve a cabo un proceso de “acomodación” de de los alumnos como referencia, atendiendo a crite-
sus esquemas previos a las nuevas experiencias rios cronológicos, aun a sabiendas de que la edad
(Piaget), la “inclusión” de las novedades en las es- cronológica sólo tiene valor orientativo. Se evita así
tructuras cognoscitivas previas, y la “reestructura- el uso de términos que implican un determinado di-
ción” de esas estructuras cognoscitivas previas (Au- seño curricular (EGB, Primaria, E.S.O. etc.) que
subel), pero tendrá que incluir también el trabajo responden más a criterios administrativos, y que
previo de “detectar”, “eliminar” y “sustituir” esque- cambian frecuentemente con las orientaciones polí-
mas y estructuras cognoscitivas inadecuadas. ticas de turno.
De acuerdo con todo esto, es posible plantear En cada estadio se hacen constar los contenidos
distintas alternativas de secuenciación teóricamente correspondientes, que se han representado en el di-
aceptables, en principio, sobre todo dependiendo del seño teórico previo en forma de tablas, justamente
valor que se les dé a los desfases verticales que se para poder reseñarlos aquí más fácilmente. Además,
vienen detectando en nuestra población escolar y con interrogación, se ofrece una alternativa de am-
que he valorado en las líneas anteriores. La última pliación para aquellos alumnos que sean más madu-
palabra para elegir entre ellas la tendrá el análisis de ros o puedan avanzar más rápidamente.
los resultados que se obtengan de la aplicación en el Otra cuestión distinta es la de la metodología
aula de cada una. Para la valoración de esos resulta- más idónea para conseguir los objetivos que la se-
dos habrá que eliminar la posible influencia de otros cuenciación ofrecida pretende alcanzar en cada ni-
factores didácticos que intersecten con el que se re- vel. Ahora, sólo incidentalmente y muy resumida-
fiere exclusivamente a su dificultad de comprensión. mente quiero mencionar este aspecto porque
En consecuencia, y teniendo en cuenta la propia entiendo que tiene una entidad de importancia sufi-
experiencia del autor sobre esta cuestión (aunque ciente como para dedicarle una reflexión especial.
no cuantificada todavía), se sugiere la siguiente dis- En primer lugar pienso que será necesario intro-
tribución de contenidos a lo largo de los distintos ducir a los alumnos (o, en los niveles medios, coordi-
ciclos educativos (que puede tener consecuencias nar con los profesores de asignaturas que también re-
curriculares), que se muestra en la Tabla 18.
Tabla 18. Propuesta de distribución secuencial para la clasificación de materiales sedimentarios

3B: 10–12 años 3B: 12–14 años 4A: 14–16 años 4B: 16–18 años > 18 años

Tabla 1
Tabla 2? ++++ ++++ ++++ ++++

Tabla 2
Tabla 5 ++++ ++++ ++++
Tabla 3?

Tabla 3
Tabla 4?
Tabla 5
Tabla 6 ++++ ++++
Tabla 8?
Tabla 11

Tabla 4
Tabla 7
Tabla 8
Tabla 9 ++++
Tabla 10
Tabla 12?

Tabla 12
Tabla 13
Tabla 14
Tabla 15
Tabla 16
Tabla 17

162 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 1995 (3.3)


quieran estos accesorios instrumentales, especialmen- * Flavell, J.H. & Wellman, H.M. (1977): “Metamemory” (In
Kail, R.V. & Hagen, J.W. (eds): Perspectives on the Development
te los de Matemáticas, Dibujo y Geografía) en la re- of Memory and Cognition. Erlbaum. Hillsdale. N.J.).
presentación, interpretación y elaboración (en ese or-
* Folk, R.L. (1959): “Practical Petrographic classification of
den progresivo) de los diferentes tipos de diagramas Limestone”.Bull. Am. Assoc. Petrol. Geol. 43, 1–38.
(incluidos los ternarios a partir ya de los 15–16 años), * Folk, R.L. (1962) “Spectral subdivision of limestones ty-
para que puedan comprender lo que significan e inte- pes”. (In Ham, W.E. 62–84).
pretar lo que en ellos se quiere reflejar. * Francis, W. (1961): Coals: Its formation and composition.
En segundo lugar, me parece que la metodolo- St. Martin’s. New York.
gía más coherente para introducir todos y cada uno * Gallegos, J.A. (1993). Claves Litológicas. Public. Univ.
Granada.
de los aspectos a perseguir en este tema debe ser lo
más activa posible diseñando actividades sencillas * Gallegos, J.A. et al. (1993): Ciencias de la Naturaleza:
Biología–Geología 4º E.S.O. Algaida. Sevilla.
al alcance de los alumnos a los que van dirigidas y
realizables sin necesidad de aparatos sofisticados * Grabau, A.W. (1904): “On the classification of sedimen-
tary rocks”. Am. Geol. 33, 238–247.
(similares a las que se pueden encontrar en los capí-
* Ham, W.E. (1962). Classification of Carbonate Rocks.
tulos dedicados a temas geológicos en Gallegos et Mem. Ass. Petrol. Geol. 1. Tulsa. Oklahoma.
al, 1993; o a las propuestas por Carrillo y Gisbert,
* Krevelen, D.W.Van (1961): Coal: Typology, chemistry,
1993). physics and constitucion. Elsevier. Amsterdam.
Finalmente, insistir en la extremada convenien- * Krynine, P.D. (1948): “The megascopic study and field
cia (por no decir la ineludible necesidad), de hacer classification of the sedimentary rocks”.J. Geol. 56, 130–165.
todo este tipo de estudios con ejemplares naturales * Le Bas, M.J. and Streckeisen, A.L. (1991): “The IUGS
en la mano; esos ejemplares deben mostrar las ca- systematics of igneous rocks”.Journ Geol Soc. London, 148,
825–833.
racterísticas necesarias de una forma suficientemen-
* Newman, D., Griffin, P. & Cole, M. (1989): The construc-
te clara y observable por los alumnos del nivel co- tion zone:working for cognitive change in school. Cambridge
rrespondiente; y el profesor tendrá que orientar las Univ. Press. Cambridge.
observaciones y las reflexiones pertinentes de forma * Novak, J.D. (1991): “Ayudar a los alumnos a aprender có-
que los alumnos puedan relacionar algunas de las mo aprender. Ens. Ciencias, 9(3), 215–228.
características visibles con los rasgos o valores que * Pettijohn, F.J. (1949): Sedimentary rocks. Harper. New York.
se han tomado teóricamente para establecer la clasi- * Pettijohn, F.J. (1980). Rocas sedimentarias. Eudeba. Bue-
ficación (piénsese, por ejemplo, en los carbones, cu- nos Aires.
yo contenido en carbono no es un rasgo macroscópi- * Piaget, J. (1938): La représentation du monde chez
camente observable, y que habrá que inducir de la l’enfant. París. F. Alcan.
coherencia, la densidad, el brillo, la permanencia de * Piaget, J. (1947): La psychologie de l’intelligence. A. Co-
restos o de estructuras vegetales, etc.). lin. París.
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