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Karol Daniela Arrieta Mieles

U00106084

CINE CONTEMPORANERO

En este trabajo se abordan temas relacionados con el Cine Contemporáneo, primero hablaremos sobre la
Cinematografía la cual es el arte de proyectar cuadros o fotogramas de manera sucesiva y rápida, con el fin de crear
la idea de movimiento, buscando a través de decisiones estéticas transmitir un mensaje determinado, que conmueva
de forma específica al espectador hasta el final de la película. Abreviado regularmente como Cine, esta técnica es
considerada la séptima arte del mundo, y en las últimas décadas ha crecido notoriamente, convirtiéndose en
la técnica audiovisual de mayor desarrollo en el mundo.

No obstante, uno de los momentos clave del desarrollo del Cine es la creación del Lenguaje Cinematográfico,
pues constituye la configuración de un código visual, que puede emplearse con intensiones estéticas, poéticas y
dramáticas específicas, a fin de causar sensaciones determinadas en el espectador, las cuales permitan hacer llegar
un mensaje determinado, es decir mecanismos a través delos cuales se logra colocar al público en disposición, para
así asegurar la receptividad o rechazo de ciertas propuestas o mensajes.

En las últimas décadas tal vez uno de los temas más debatidos sea el alcance social de los distintos medios de
comunicación, pues según indican algunos especialistas estos pueden ser usados como elemento moldeador de
sociedades. En este sentido, el Cine constituye uno de los Medios de Comunicación más efectivos, pues al
presentarse como forma de entretenimiento, hace que el espectador establezca un pacto ficcional, al tiempo que
olvida que básicamente al ver un película se encuentra recibiendo información: valores sociales, culturales,
opiniones: los cuales según la opinión de algunos influyen en su vida y en cómo percibe el mundo. Abordando el
tema de cine de autor es un punto intermedio entre el narrativo y el no-narrativo. Es decir, en las películas de autor
nos encontramos con unos personajes y una trama, pero en este tipo de cine no es tan importante lo que se cuenta,
sino cómo se cuenta. Los directores-autores, que muchas veces escriben sus guiones, utilizan una serie de recursos
(como saltos abruptos, toma muy larga, planos extraños) que nunca veríamos en películas como: Los vengadores,
los juegos del hambre. Lo que buscan los autores es plasmar la vida tal y como es, o al menos tal y como ellos
entienden que es. Y la vida no es una película de Hollywood; ocurren cosas que no tienen sentido, cosas fortuitas,
hay injusticias y está llena de momentos triviales que no nos llevan a ningún sitio. Para plasmar todo esto en una
película, los directores-autores se sirven de técnicas de montaje más arriesgadas, utilizan música o imágenes que a
priori no guardan relación con la historia, incluyen personajes ambiguos, dejan los finales abiertos, utilizan
símbolos... En palabras del teórico David Bordwell, con estos elementos se “intenta representar las irregularidades
de la vida real”. Si Steve McQueen incorpora en Shame (estrenada el pasado mes de febrero con polémica incluida
por la muestra abierta de la sexualidad) un diálogo de más de cinco minutos donde no pasa nada, es porque en la
vida hay veces en las que no pasa nada; o si un personaje de Almodóvar comienza a llorar sin ningún motivo para
ello, es porque hay veces en las que no entendemos ni controlamos nuestras propias emociones.

Sin embargo el concepto de autor ha sido muy polémico desde sus inicios. El primero en hablar del cine de autor
fue François Truffaut, quien en 1954, con tan sólo 22 años, escribió un artículo en la revista Arts a cerca de este
espinoso tema. Él estaba harto de ver como se ninguneaba a los directores, y los productores hacían y deshacían a
placer. Para Truffaut los directores eran los responsables últimos de la película, y de ellos debía depender hasta el
más mínimo aspecto. Estableció la que llamó “política de autor”, por la cual se entendía que los autores —aquellos
grandes directores que dejan su firma personal en cada película merecen un “máximo respeto”, y su obra, en tanto
que visión subjetiva de la vida, está fuera de toda crítica. Así pues, para Truffaut todas y cada una de las películas
de los que él consideraba grandes autores (como Jean Renoir, Luis Buñuel o de Alfred Hitchcock) son obras de
arte, y no cabe entrar a discutir si Psicosis es mejor o peor que La ventana indiscreta o Los pájaros.

Uno de los Autores muy impactante es el de cine de Kiarostami, un cine realista y poético a la vez, se plasma en
un estilo visual que mezcla la apariencia documental y la representación ficcional en filmes en los que abundan
secuencias en tiempo real con tiempos muertos- y numerosas reflexiones meta cinematográfica. Introduciéndonos
un poco más sobre el lenguaje de las imágenes, es ver como también el funcionamiento de los mecanismos
perceptivos que constituyen a la obra cinematográfica de Kiarostami; en esencia su forma de entender el cine como
arte de la mirada, que requiere ser movilizada y reeducada para ser libre en términos de percepción. Este estilo
visual se refleja muy bien en A través de los olivos, que se acerca al rodaje de una película en una aldea, o Primer
plano (Nema-ye Nazdik, 1990), una historia de un parado que se hace pasar por un cineasta buscando actores. El
sabor de las cerezas, una película llena de reflexiones morales y éticas, le valió la Palma de Oro en Cannes pero
con ella se agudizaron sus problemas con las autoridades iraníes, un conflicto que irá en aumento, dándose la
paradoja de que varias de sus películas no han sido estrenadas en su país. Los mismos temas aparecen en El viento
nos llevará, en la que se tratan las contradicciones entre el mundo rural y el progreso y en la que destaca el uso del
fuera de campo (a una quincena de personajes los oímos pero no los vemos).

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