Está en la página 1de 3

RSE, o cuanto me importe el de al lado.

Maria Clara Ghio & Federico Ferreyra Marquesto, Diario la Actualidad, 16 de mayo de 2019.

Hace más de 48 años, casi medio siglo, el presidente Kennedy planteo en su discurso del 20 de
enero de 1961 una interrogante aún pendiente. No pensemos en lo que la sociedad puede hacer
por nosotros, pensemos nosotros en que podemos hacer por ella. A lo largo del mundo, grupos
de individuos de los más diversos se hacen eco de esta ida y vuelta entre la sociedad y sus
miembros. Si no estoy de acuerdo con la sociedad en la que vivo, con sus injusticias y abusos,
¿Qué hago yo al respecto? ¿Lo prevengo o lo promuevo?

Fruto de este movimiento, de esta expectativa, esta cambiando la dinámica empresa – sociedad,
y la sustentabilidad y la responsabilidad social empresaria (en adelante “RSE”), se han hecho
cruciales.

Si bien en Argentina no hay definición legal, podemos aproximar que RSE es la responsabilidad
de una organización por los impactos de sus decisiones y actividades sobre la sociedad y el
medio ambiente en que se desarrolla, a través de un comportamiento ético y transparente que
sea consistente con el desarrollo sostenible.

Se hablará de “sustentabilidad” no ya solo en términos económicos, sino en su concepción más


moderna, del proceso socio ecológico en busca de un ideal común (Wandember, JC, Sostenible
por diseño, 2015) basado en tres dimensiones centrales: la económica, la social y la
medioambiental (Arturo M. Calvente, Centro de Altos Estudios Globales).

¿Por qué es importante la responsabilidad social? Las organizaciones de todo el mundo, y sus
partes interesadas (del termino en inglés “stake holders” o SH), son cada vez más conscientes
de la necesidad y los beneficios de un comportamiento socialmente responsable y, cada uno en
la medida de su alcance, lo está exigiendo. Así desde empresas multinacionales como Techint,
Telefónica, BBVA, Arcor, YPF, hasta los emprendimientos más pequeños y recientes, ya no solo
hacen foco en generar beneficios para sus accionistas en el corto plazo, sino en generar valor
agregado en el largo plazo para los SH. Ello por intermedio de políticas que fijen el compromiso
de la organización con el bienestar de la sociedad y el medio ambiente donde se desempeñan,
convirtiéndolo en un criterio central para medir su desempeño general y su capacidad para
continuar operando eficazmente.

¿Qué beneficios se pueden lograr con la implementación de una política de RSE? El desempeño
de una organización en materia de RSE puede tener un rol estratégico:

1. La construcción de una identidad corporativa. Crea una reputación, y se torna una ventaja
comparativa en un mercado que tiende a la comoditización.

2. Adquirir competitividad de la marca con SH primarios. En tanto refuerza la capacidad de atraer


y retener trabajadores y socios, manteniendo la moral y el compromiso al pertenecer a un
proyecto que convence, que tiene un objetivo más allá del económico. Algo similar pasa con los
clientes y usuarios, que adquieren identidad con la empresa.

3. Desarrollar la convivencia social de la marca con los SH secundarios: modificando la


percepción de los inversores, propietarios, donantes, patrocinadores y la comunidad financiera,
como así las relaciones con empresas, gobiernos, medios de comunicación, proveedores, pares,
clientes y la comunidad en la que opera. Ello con una marcada reducción en la reclamabilidad.

Como guía para el desarrollo de los protocolos en RSE, puede considerarse el Libro Verde de la
Unión Europea. El mismo centra las recomendaciones y experiencias para el armado de una
política de RSE en los procesos productivos, las relaciones comerciales y con sus interlocutores.

A nivel global, las normas ISO 26.000, actúan como marco y guía en el diseño de políticas
internas. Por su carácter netamente voluntario, estas normas ISO no pueden certificarse. ¿Quién
puede beneficiarse de ISO 26000 y cómo? Todos, ya que proporciona orientación para todos los
tipos de organizaciones, independientemente de su tamaño o ubicación. Es una guía de
preceptos y recomendaciones, que conviene que las empresas institucionalicen como
protocolos o manuales.

Entre los antecedentes argentinos podríamos referir el decreto N° 677/01 sobre el Régimen de
Transparencia de la Oferta Pública que refiere Normas de Buen Gobierno, o la Ley N° 25.877
(Año 2004) que Reordena el Régimen Laboral (empresas de500 a 300 empleados), donde obliga
la confección de un Balance Social, o la Ley 27.401 de Responsabilidad Penal de las Personas
Jurídicas o el Índice de Sustentabilidad en el Mercado de Capitales.

Cabe destacar que la política de RSE es más que el mero cumplimiento normativo. Es el
compromiso de la empresa con la sociedad en que se desempeña. Obligándose a tratar a la
sociedad, al de al lado, como espera que la traten. Sea con empleados, proveedores, clientes o
vecinos. Para acreditar que una empresa es Socialmente Responsable, puede obtener una
certificación como Empresa B. Esta certificación se atribuye solo a empresas socialmente
responsables, tanto en términos laborales, de gobierno corporativo, productivos y comerciales.

Por su lado el Rol del estado debería limitarse a tres funciones. 1. Como agente económico,
actuando como buen empleador, buen consumidor y buen inversor. Asegurándose que contrata
con empresas socialmente responsables. 2. Por la formulación de políticas públicas responsables
en el largo plazo. 3. Promocionando, potenciando y fortaleciendo acciones de RSE (e.g.
reducciones impositivas, beneficios crediticios, etc.).

Es así que el jugador central de la sustentabilidad y de la responsabilidad social empresaria, son


las empresas que, escuchando a sus socios y clientes, deben prestar atención al contexto y su
cuidado. Esto, en parte, es un reflejo del creciente reconocimiento de que necesitamos asegurar
ecosistemas saludables, equidad social y buena gobernanza organizacional. En última instancia,
las actividades de una organización dependen de la salud de los ecosistemas en los que se
desempeñan.
Emiliano Betanzo, Abogado U.B.A., Posgrado en Asesoramiento Legal de Empresas U.B.A.,
Maestría Derecho y Economía UTDT.
María Clara Ghio, Abogada U.B.A., Maestría Derecho y Economía UTDT, Maestría
Responsabilidad Social Corporativa, U. Rey Juan Carlos (Madrid).
Federico Ferreyra Marquesto, Abogado U.B.A., Maestría Derecho y Economía UTDT-CLEW,
Maestría Administración de Empresas UTDT-RSM.
Correo electrónico: fbgconsultora@gmail.com
Instagram: fbgconsultora
Facebook: FBG Consultora

También podría gustarte