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Kaustky
Kaustky
La clase obrera, al igual que todas las otras clases, debe tratar de ejercer influencia sobre
las autoridades estatales, para que éstas tengan que actuar a favor de ella.
La lucha por parte de todas las clases que dependen de la acción legislativa para tener
influencia política está dirigida, en el Estado moderno, por un lado a aumentar el poder del
parlamento o congreso, y por otro a aumentar su propia influencia dentro de ese
parlamento.
El poder del parlamento depende de la energía y del coraje de las clases que representa, y
de la energía y del coraje de las clases sobre las cuales ha de imponer su voluntad. La
influencia de una clase dentro del parlamento depende, en primer lugar, del tipo de ley
electoral vigente. Depende además de la influencia de esa clase entre el público votante; y
depende por último de su aptitud para el trabajo parlamentario...
La meta de nuestra lucha política sigue siendo lo que siempre fue: conquistar el poder
estatal a través de la conquista de una mayoría parlamentaria, y elevar al parlamento a
una posición de mando dentro del aparato estatal. Definitivamente no se trata de destruir
el poder estatal.[80] El fundamento teórico de esta estrategia parlamentaria era la noción
de que la transición al socialismo era más o menos inevitable, como consecuencia del
desarrollo de las fuerzas productivas. El crecimiento del capitalismo significaba el
crecimiento del proletariado. A medida que creciera numéricamente el proletariado,
crecería también su conciencia de clase, y esto significaría más votos para la social
democracia, hasta tanto existiese una abrumadora mayoría a favor del socialismo. "El
desarrollo económico", escribió Kautsky, "conducirá naturalmente al logro de esta
meta".[81] Este proceso tendría lugar tranquilamente, inevitablemente, sin luchas a
muerte, siempre y cuando los dirigentes del partido supiesen evitar las aventuras
irresponsables y las batallas prematuras. Las únicas actividades necesarias eran la
organización y la educación:
Fortalecer la organización, ganar todas las posiciones de poder que podamos conquistar y
mantener por nuestros propios medios, estudiar al Estado y a la sociedad, y educar a las
masas: no podemos proponernos consciente y sistemáticamente ninguna otra meta, ni
para nosotros ni para nuestras organizaciones.[82] Siguiendo la metodología adoptada en
la primera parte de este escrito, debemos preguntarnos: ¿cuál era la base social de esta
ideología de espera pasiva? En cierto sentido, evidentemente, la base social fue el período
de distensión entre la burguesía y el proletariado que acompañó la prosperidad y el
progreso del capital alemán a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Dentro de esta
situación general, sin embargo, esta ideología expresaba los intereses no de la clase
obrera sino del estrato social cuya existencia misma era el producto de esta tregua social:
o sea la enorme burocracia de los sindicatos y del Partido Social Demócrata, la multitud de
funcionarios privilegiados que había surgido para administrar sus preciadas
organizaciones.
Para ilustrar lo antedicho basta mirar la actitud de estos dirigentes del SPD y de los
sindicatos hacia esa cuestión tan fundamental de la lucha de clases la huelga de masas.
Esta cuestión se puso a la orden del día en Alemania dado el papel que la huelga de
masas jugó en la revolución rusa de 1905.[83] Los dirigentes sindicales alemanes estaban
implacablemente en contra de la huelga de masas y, en el Congreso sindical de Colonia
en mayo de 1905, aprobaron una moción que censuraba esta táctica. El SPD, en
septiembre de 1905 en Jena, aprobó una moción que "aceptaba" en principio la huelga de
masas, pero no especificaba qué debía hacerse al respecto. Meses más tarde, cuando
estalló en Sajonia un movimiento de masas que luchaba por la ampliación del sufragio,
esta contradicción tuvo que resolverse en la práctica:
El primero de febrero de 1906 tuvo lugar un congreso secreto de altos funcionarios del
partido y de los sindicatos. Esta reunión no tardó en poner al descubierto el verdadero
balance de fuerzas entre ambas organizaciones. El partido se rindió ante los sindicatos,
comprometiéndose a tratar por todos los medios de evitar una huelga de
masas.[84] Luego, en el Congreso del SPD en Mannheim en septiembre de 1906, los
sindicatos y el partido lograron un acuerdo a base de "la aceptación teórica por ambas
partes de la posibilidad de recurrir a la huelga de masas en un futuro indeterminado," pero
sólo si se contase con "la adherencia de los dirigentes y de los miembros de los
sindicatos".[85] En este proceso Kautsky hizo las veces de crítico "de izquierda" de los
dirigentes sindicales. Los acusó de tener una perspectiva meramente economicista, y
subrayó que el espíritu Social Democrático tenía que ser hegemónico en los sindicatos,
pero se negó a romper con los dirigentes sindicales, y atacó a quienes abogaban
realmente por la huelga de masas (como Rosa Luxemburgo), acusándolos de "falseadores
de revolución".[86] Cuando tuvo que definirse, Kautsky prefirió mantener la unidad de las
organizaciones sindicales y del partido, sacrificando las exigencias de la lucha de clases.
La burocracia del movimiento obrero es parte de la pequeña burguesía. Está situada entre
el trabajo y el capital, y su papel objetivo es el de mediador entre las clases. En relación a
la masa de trabajadores tiene privilegios en lo que se refiere a salario, seguridad de
empleo, condiciones de trabajo, y estilo de vida. Sin embargo, su situación, y por lo tanto
su comportamiento político, no es igual que los de la pequeña burguesía tradicional de
pequeños comerciantes, cuentapropistas, autónomos, etc. Éstos, en cuanto tienen
propiedad privada, en épocas "normales" están completamente hegemonizados por la
gran burguesía. En épocas de crisis, cuando se ven apretados entre el capital y el trabajo,
pueden seguir a la clase obrera si existe un poderoso movimiento revolucionario resuelto
a, y capaz de, resolver la crisis del capitalismo. De no existir tal movimiento, en épocas de
crisis pueden virar a la derecha y formar la base de masas del fascismo.
Esto era cierto incluso a nivel filosófico, pues el materialismo mecanicista orientación
filosófica de Kautsky y de la Segunda Internacional en general es, como hemos
demostrado, una posición esencialmente burguesa. Trata a la clase obrera como producto
meramente pasivo de circunstancias materiales, y por lo tanto excluye el papel activo y
revolucionario de los trabajadores, particularmente de aquéllos organizados en el
Partido.[87]
La traición chauvinista de los dirigentes de la social democracia de casi todos los países
en 1914 resulta perfectamente comprensible, una vez aclarada la base social del
marxismo de la Segunda Internacional. (El caso de Kautsky y el SPD no era único, sino
que la misma base social se daba en la mayoría de los otros partidos socialistas en
algunos casos con mayor claridad). Por un lado a cada burocracia le convenía la
prosperidad y el poder imperial de su capital nacional respectivo cuanta más prosperidad,
más fácil es negociar concesiones. Por otra parte, no podían arriesgarse a no ser
populares, no podían hacer peligrar su status legal, sus organizaciones, y sus adherentes.
De modo que el 4 de agosto de 1914, el SPD votó en el Congreso a favor de préstamos
para la guerra. Esto era una traición a sus declaraciones internacionalistas y antibelicistas
de otrora; pero también era la continuación y la culminación de una práctica política bien
arraigada.[88]
[68] Las simientes del reformismo existieron desde los comienzos del SPD. Ver la "Crítica
al Programa de Gotha" de Marx, y la "Carta Circular" de Marx y Engels, Selected
Correspondence (Moscú 1965) p327.
[69] Entre 1900 y 1905 hubo un promedio de sólo 1.171 huelgas por año, en las que
tomaron parte un promedio de 122.606 huelguistas por año. (Cifras calculadas del
Sozialgeschichtliches Arbeitsbuch, Materialien zur Statistik der Kaiserreichs 1870-1914,
Munich 1975), p132.
[70] Kautsky, The Class Struggle (el programa de Erfurt) (Nueva York, 1971).
[71] Ibid, p7.
[76] Marx, The First International and After (Harmondsworth 1974) p80.
[77] Kautsky, The Class Struggle, op. cit. Los subrayados son míos. .
[78] Citado en M. Salvadori, Karl Kautsky and the Socialist Revolution (Londres 1979) p22.
[79] Hay una notable semejanza entre esto y la estrategia de la tendencia Militant en el
Partido Laborista Británico, que preconiza un Acta del Parlamento que permita la rápida
nacionalización de los "200 monopolios más importantes". La diferencia es que el partido
de Kautsky ya tenía por lo menos un programa socialista, mientras que Militant necesita
primero conseguir que el Partido Laborista adopte tal programa.
[82] Kautsky, citado en Lenin, Marxism on the State (Moscú 1976) p78.
[83] Ver el brillante análisis de Rosa Luxemburgo, La Huelga de Masas, el Partido Político
y los Sindicatos.
[85] Ibid, p111. De igual manera, Kautsky pensaba que "el problema de la dictadura del
proletariado puede tranquilamente dejarse para el futuro".
[87] Para un desarrollo de estos temas ver John Molyneux, Leon Trotsky's Theory of
Revolution (Brighton, 1981), Introducción.
[88] La ausencia de una burocracia sindical en Rusia es un factor importante para una
explicación materialista sobre por qué se dieron de distinto modo las cosas en Rusia (no
nos referimos simplemente a la posición individual de Lenin, sino más bien a por qué su
posición tuvo tanto apoyo mientras que sus camaradas internacionalistas Luxemburgo y
Liebknecht se vieron tan aislados).