Está en la página 1de 6

El kautskismo

El partido más importante de la Segunda Internacional era el Partido Social Demócrata


Alemán, el SPD. Este partido fue fundado en 1875 en el Congreso de Gotha, donde se
unieron los partidarios de Marx en Alemania con los partidarios de Lassalle.[68] El partido
pasó por una época de semi-legalidad (leyes antisocialistas de Bismarck), pero creció y se
desarrolló, adquiriendo una posición importante dentro del Estado alemán alrededor del
1900. Durante este período el capitalismo alemán avanzaba continuamente, y al joven
movimiento obrero le era fácil lograr concesiones y mejoras en sus condiciones de trabajo
y de vida. Por supuesto que hubo que luchar para obtenerlas, ya que el capitalismo nunca
entrega nada sin una lucha. Pero no hizo falta un enfrentamiento total, ni enfrentamientos
de clase mortales. (De hecho, el nivel de huelgas en Alemania era muy bajo.)[69] En
general fue una época de relativa paz social, y la clase obrera alemana la aprovechó para
construir el partido socialista más grande y mejor organizado del mundo un partido con
centenas de miles de miembros, miles de agrupaciones locales, más de ochenta diarios, y
numerosas organizaciones sociales y culturales. Desde fines de la década de 1890 el
partido estaba dividido en dos alas una mayoritaria, "marxista ortodoxa" y una minoritaria
(en continuo ascenso), "revisionista". Ésta última, cuya figura principal era Eduard
Bernstein, sostenía que el capitalismo, contrariamente a lo que postulaba la teoría
marxista, poco a poco iba superando sus contradicciones; por lo tanto el SPD sólo podía, y
sólo debía, ser un partido que luchara por reformas sociales democráticas. Ya que los
"revisionistas" eran abiertamente anti-marxistas no hace falta ocuparnos de ellos en este
artículo; nos interesa más el ala "ortodoxa".

El SPD se declaró oficialmente marxista en su congreso de Erfurt en 1891. Allí se adoptó


el Programa de Erfurt elaborado por el "Papa del marxismo", Karl Kautsky. Hasta la
Primera guerra mundial, Kautsky era indiscutiblemente el principal teórico de la Segunda
Internacional; y el Programa de Erfurt, y su comentario alusivo (también escrito por
Kautsky)[70]constituyeron las perspectivas básicas y globales del movimiento.
Indudablemente el Programa de Erfurt quiso ser una afirmación y exposición de marxismo
completamente ortodoxo, y fue aceptado como tal por la Segunda Internacional. Su
primera parte es "un análisis de la sociedad contemporánea y de su desarrollo";[71] consta
de una explicación resumida y simplificada de la teoría del desarrollo capitalista esbozada
por Marx en el Manifiesto comunista. Termina diciendo que "la propiedad privada de los
medios de producción se ha vuelto una barrera al uso eficaz y al pleno desarrollo de los
mismos".[72] La segunda parte llama a resolver esta contradicción a través de "la
transformación de la propiedad privada en propiedad social, y la transformación de la
producción de mercancías en producción socialista llevada a cabo por, y para el bien de, la
sociedad".[73] La tercera parte se refiere a "los medios que conducirán al logro de estas
metas,"[74] o sea la lucha del proletariado contra el capital. En cuanto a la naturaleza de
esta lucha el programa dice:

La lucha de la clase obrera contra la explotación capitalista es necesariamente una lucha


política. La clase trabajadora no puede desarrollar sus organizaciones económicas, ni
librar sus batallas económicas, sin derechos políticos. No puede lograr la apropiación de
los medios de producción por la comunidad en general sin antes adquirir poder
político.[75] Hasta aquí, ortodoxia marxista. Marx insistía incansablemente que "la lucha de
clase contra clase es una lucha política"; que "por lo tanto la conquista del poder es ahora
la gran tarea de las clases trabajadoras".[76] ¿Pero, cuál habría de ser el contenido de
esta "lucha política", de esta "conquista del poder político"? Para Marx, como hemos visto,
era primordialmente la destrucción del Estado burgués y la inauguración de la dictadura
del proletariado cuyo ejemplo concreto fue la Comuna de París. Pero para Kautsky y el
SPD esta lucha es exclusivamente parlamentaria. Para demostrarlo, es indispensable
incluir una larga cita del Comentario sobre el programa, escrito por Kautsky.

La clase obrera, al igual que todas las otras clases, debe tratar de ejercer influencia sobre
las autoridades estatales, para que éstas tengan que actuar a favor de ella.

Los grandes capitalistas pueden ejercer influencia directa sobre gobernantes y


legisladores, pero los obreros pueden tener influencia solamente a través de la actividad
parlamentaria... Por lo tanto, a través de la elección de representantes parlamentarios la
clase obrera puede ejercer influencia sobre los poderes gubernamentales.

La lucha por parte de todas las clases que dependen de la acción legislativa para tener
influencia política está dirigida, en el Estado moderno, por un lado a aumentar el poder del
parlamento o congreso, y por otro a aumentar su propia influencia dentro de ese
parlamento.

El poder del parlamento depende de la energía y del coraje de las clases que representa, y
de la energía y del coraje de las clases sobre las cuales ha de imponer su voluntad. La
influencia de una clase dentro del parlamento depende, en primer lugar, del tipo de ley
electoral vigente. Depende además de la influencia de esa clase entre el público votante; y
depende por último de su aptitud para el trabajo parlamentario...

El proletariado, no obstante, está... en situación favorable en lo que a actividad


parlamentaria se refiere... Sus sindicatos son una excelente escuela de preparación para
esta actividad; ofrecen oportunidades para aprender las leyes parlamentarias y para
aprender oratoria... Más aún, encuentra entre sus filas un número cada vez mayor de
individuos muy aptos para representar a su clase en las salas legislativas.

Cuando el proletariado se dedica, como clase consciente de sí, a la actividad


parlamentaria, el parlamentarismo comienza a cambiar de carácter. Deja de ser un mero
instrumento en manos de la burguesía. Esta participación por parte del proletariado se
convierte en el medio más eficaz de sacudir y entusiasmar al hasta entonces indiferente
proletariado, y de inspirar en él esperanza, y confianza en sí mismo. Es la palanca más
poderosa para liberar al proletariado de su degradación económica, social y moral.

Por lo tanto, el proletariado no tiene por qué desconfiar de la acción parlamentaria[mi


énfasis, JM].[77]

El SPD ganó muchísimo terreno electoralmente de 550.000 votos (9,7%) en 1884 a


1.427.000 (19,7%) en 1890. La perspectiva parlamentaria, un indudable viraje a la
derecha, fue adoptada a causa de estos avances. En 1881 Kautsky había escrito que "La
social democracia no tiene ilusiones de que se puedan lograr sus metas directamente a
través de elecciones, por la vía parlamentaria" y que "la primera tarea de la revolución
futura" sería "la destrucción del Estado burgués".[78] Pero a partir de 1891 la vía
parlamentaria se convirtió en la estrategia principal de Kautsky y del SPD. Así es que
cuando Kautsky aparece como el defensor de la "revolución" contra los revisionistas de su
propio partido, lo que está defendiendo es un concepto de "revolución parlamentaria": o
sea que el partido de los trabajadores estará siempre en la oposición parlamentaria, sin
participar en gobiernos burgueses ni en coalición alguna; sólo después de obtener una
mayoría absoluta en el parlamento entrará a formar el gobierno, usando su poder político
para legislar la inauguración del socialismo.[79] Kautsky subrayó, en su polémica contra
Pannekoek en 1912, que esta estrategia involucraba la toma del Estado capitalista, y no su
destrucción:

La meta de nuestra lucha política sigue siendo lo que siempre fue: conquistar el poder
estatal a través de la conquista de una mayoría parlamentaria, y elevar al parlamento a
una posición de mando dentro del aparato estatal. Definitivamente no se trata de destruir
el poder estatal.[80] El fundamento teórico de esta estrategia parlamentaria era la noción
de que la transición al socialismo era más o menos inevitable, como consecuencia del
desarrollo de las fuerzas productivas. El crecimiento del capitalismo significaba el
crecimiento del proletariado. A medida que creciera numéricamente el proletariado,
crecería también su conciencia de clase, y esto significaría más votos para la social
democracia, hasta tanto existiese una abrumadora mayoría a favor del socialismo. "El
desarrollo económico", escribió Kautsky, "conducirá naturalmente al logro de esta
meta".[81] Este proceso tendría lugar tranquilamente, inevitablemente, sin luchas a
muerte, siempre y cuando los dirigentes del partido supiesen evitar las aventuras
irresponsables y las batallas prematuras. Las únicas actividades necesarias eran la
organización y la educación:

Fortalecer la organización, ganar todas las posiciones de poder que podamos conquistar y
mantener por nuestros propios medios, estudiar al Estado y a la sociedad, y educar a las
masas: no podemos proponernos consciente y sistemáticamente ninguna otra meta, ni
para nosotros ni para nuestras organizaciones.[82] Siguiendo la metodología adoptada en
la primera parte de este escrito, debemos preguntarnos: ¿cuál era la base social de esta
ideología de espera pasiva? En cierto sentido, evidentemente, la base social fue el período
de distensión entre la burguesía y el proletariado que acompañó la prosperidad y el
progreso del capital alemán a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Dentro de esta
situación general, sin embargo, esta ideología expresaba los intereses no de la clase
obrera sino del estrato social cuya existencia misma era el producto de esta tregua social:
o sea la enorme burocracia de los sindicatos y del Partido Social Demócrata, la multitud de
funcionarios privilegiados que había surgido para administrar sus preciadas
organizaciones.

Para ilustrar lo antedicho basta mirar la actitud de estos dirigentes del SPD y de los
sindicatos hacia esa cuestión tan fundamental de la lucha de clases la huelga de masas.
Esta cuestión se puso a la orden del día en Alemania dado el papel que la huelga de
masas jugó en la revolución rusa de 1905.[83] Los dirigentes sindicales alemanes estaban
implacablemente en contra de la huelga de masas y, en el Congreso sindical de Colonia
en mayo de 1905, aprobaron una moción que censuraba esta táctica. El SPD, en
septiembre de 1905 en Jena, aprobó una moción que "aceptaba" en principio la huelga de
masas, pero no especificaba qué debía hacerse al respecto. Meses más tarde, cuando
estalló en Sajonia un movimiento de masas que luchaba por la ampliación del sufragio,
esta contradicción tuvo que resolverse en la práctica:

El primero de febrero de 1906 tuvo lugar un congreso secreto de altos funcionarios del
partido y de los sindicatos. Esta reunión no tardó en poner al descubierto el verdadero
balance de fuerzas entre ambas organizaciones. El partido se rindió ante los sindicatos,
comprometiéndose a tratar por todos los medios de evitar una huelga de
masas.[84] Luego, en el Congreso del SPD en Mannheim en septiembre de 1906, los
sindicatos y el partido lograron un acuerdo a base de "la aceptación teórica por ambas
partes de la posibilidad de recurrir a la huelga de masas en un futuro indeterminado," pero
sólo si se contase con "la adherencia de los dirigentes y de los miembros de los
sindicatos".[85] En este proceso Kautsky hizo las veces de crítico "de izquierda" de los
dirigentes sindicales. Los acusó de tener una perspectiva meramente economicista, y
subrayó que el espíritu Social Democrático tenía que ser hegemónico en los sindicatos,
pero se negó a romper con los dirigentes sindicales, y atacó a quienes abogaban
realmente por la huelga de masas (como Rosa Luxemburgo), acusándolos de "falseadores
de revolución".[86] Cuando tuvo que definirse, Kautsky prefirió mantener la unidad de las
organizaciones sindicales y del partido, sacrificando las exigencias de la lucha de clases.

La burocracia del movimiento obrero es parte de la pequeña burguesía. Está situada entre
el trabajo y el capital, y su papel objetivo es el de mediador entre las clases. En relación a
la masa de trabajadores tiene privilegios en lo que se refiere a salario, seguridad de
empleo, condiciones de trabajo, y estilo de vida. Sin embargo, su situación, y por lo tanto
su comportamiento político, no es igual que los de la pequeña burguesía tradicional de
pequeños comerciantes, cuentapropistas, autónomos, etc. Éstos, en cuanto tienen
propiedad privada, en épocas "normales" están completamente hegemonizados por la
gran burguesía. En épocas de crisis, cuando se ven apretados entre el capital y el trabajo,
pueden seguir a la clase obrera si existe un poderoso movimiento revolucionario resuelto
a, y capaz de, resolver la crisis del capitalismo. De no existir tal movimiento, en épocas de
crisis pueden virar a la derecha y formar la base de masas del fascismo.

La burocracia sindical, por el contrario, esta ligada orgánicamente a la clase trabajadora y


por lo tanto, como estrato social, no puede virar tanto a la derecha (por eso es tan ridícula
la teoría del "social-fascismo"). Pero por otra parte tiene una relación mucho más estrecha
con la clase dominante que la que tiene el pequeño patrón. Su rol de "representante"
(parlamentario o sindical) le ofrece un contacto diario con los patrones y el Estado, y las
concesiones que logra extraer de ellos garantiza su apoyo por parte de las masas. Se
sienten amenazados tanto por el fascismo, que destruiría sus organizaciones, como por la
revolución, que eliminaría su rol de negociador. De modo que este estrato social es
profundamente conservador. Lo que más teme son acciones de masas que puedan
"descontrolarse", desbaratando sus organizaciones, provocando una ofensiva por parte de
la clase dominante, y socavando el delicado equilibrio que mantiene entre las clases.
Políticamente necesita una ideología que combine retórica socialista con pasividad y
transigencia en la acción. Necesita que la clase obrera esté organizada, para que pueda
mantener las organizaciones que aseguran sus salarios, y de vez en cuando lograr
concesiones que a su vez sirvan para mantener la lealtad obrera a sus organizaciones.
Pero también necesita que la clase obrera se quede "en su lugar", y que no se
descontrole. La ideología de la social democracia alemana era, pues, ideal. El "marxismo"
de Kautsky es un sistema teórico perfectamente adaptado a las necesidades de esta
burocracia.

Esto era cierto incluso a nivel filosófico, pues el materialismo mecanicista orientación
filosófica de Kautsky y de la Segunda Internacional en general es, como hemos
demostrado, una posición esencialmente burguesa. Trata a la clase obrera como producto
meramente pasivo de circunstancias materiales, y por lo tanto excluye el papel activo y
revolucionario de los trabajadores, particularmente de aquéllos organizados en el
Partido.[87]

La traición chauvinista de los dirigentes de la social democracia de casi todos los países
en 1914 resulta perfectamente comprensible, una vez aclarada la base social del
marxismo de la Segunda Internacional. (El caso de Kautsky y el SPD no era único, sino
que la misma base social se daba en la mayoría de los otros partidos socialistas en
algunos casos con mayor claridad). Por un lado a cada burocracia le convenía la
prosperidad y el poder imperial de su capital nacional respectivo cuanta más prosperidad,
más fácil es negociar concesiones. Por otra parte, no podían arriesgarse a no ser
populares, no podían hacer peligrar su status legal, sus organizaciones, y sus adherentes.
De modo que el 4 de agosto de 1914, el SPD votó en el Congreso a favor de préstamos
para la guerra. Esto era una traición a sus declaraciones internacionalistas y antibelicistas
de otrora; pero también era la continuación y la culminación de una práctica política bien
arraigada.[88]

Para concluir: considerar al kautskismo como una variante de marxismo, o como un


aspecto de la tradición marxista, es confundir forma con contenido. Su contenido no es de
la clase obrera, sino de otra clase. El contenido de la teoría "ortodoxa" marxistconfundir
forma con contenido. Su contenido no es de la clase obrera, sino de otra clase. El
contenido de la teoría "ortodoxa" marxista de Kautsky es mucho más parecida a la del
antimarxista Bernstein que a la teoría revolucionaria de Marx. La diferencia entre Kautsky y
Bernstein no era sobre cuál debía ser la práctica política, sino solamente sobre cómo
describirla. Daremos la última palabra a Kautsky mismo, en su obituario sobre Bernstein,
cuando éste falleció en 1932. Escribió en esa ocasión que sus polémicas treinta años atrás
habían sido "un mero episodio", que habían vuelto a cerrar filas "durante la guerra
mundial" y que después

[68] Las simientes del reformismo existieron desde los comienzos del SPD. Ver la "Crítica
al Programa de Gotha" de Marx, y la "Carta Circular" de Marx y Engels, Selected
Correspondence (Moscú 1965) p327.

[69] Entre 1900 y 1905 hubo un promedio de sólo 1.171 huelgas por año, en las que
tomaron parte un promedio de 122.606 huelguistas por año. (Cifras calculadas del
Sozialgeschichtliches Arbeitsbuch, Materialien zur Statistik der Kaiserreichs 1870-1914,
Munich 1975), p132.

[70] Kautsky, The Class Struggle (el programa de Erfurt) (Nueva York, 1971).
[71] Ibid, p7.

[72] Ibid, p8.

[73] Ibid, p88.

[74] Ibid, p7.

[75] Ibid, p159.

[76] Marx, The First International and After (Harmondsworth 1974) p80.

[77] Kautsky, The Class Struggle, op. cit. Los subrayados son míos. .

[78] Citado en M. Salvadori, Karl Kautsky and the Socialist Revolution (Londres 1979) p22.

[79] Hay una notable semejanza entre esto y la estrategia de la tendencia Militant en el
Partido Laborista Británico, que preconiza un Acta del Parlamento que permita la rápida
nacionalización de los "200 monopolios más importantes". La diferencia es que el partido
de Kautsky ya tenía por lo menos un programa socialista, mientras que Militant necesita
primero conseguir que el Partido Laborista adopte tal programa.

[80] Citado en M. Salvadori, op. cit., p162.

[81] Kautsky, The Class Struggle, op. cit., p189.

[82] Kautsky, citado en Lenin, Marxism on the State (Moscú 1976) p78.

[83] Ver el brillante análisis de Rosa Luxemburgo, La Huelga de Masas, el Partido Político
y los Sindicatos.

[84] M Salvadori, op. cit., p108.

[85] Ibid, p111. De igual manera, Kautsky pensaba que "el problema de la dictadura del
proletariado puede tranquilamente dejarse para el futuro".

[86] Ibid, p110.

[87] Para un desarrollo de estos temas ver John Molyneux, Leon Trotsky's Theory of
Revolution (Brighton, 1981), Introducción.

[88] La ausencia de una burocracia sindical en Rusia es un factor importante para una
explicación materialista sobre por qué se dieron de distinto modo las cosas en Rusia (no
nos referimos simplemente a la posición individual de Lenin, sino más bien a por qué su
posición tuvo tanto apoyo mientras que sus camaradas internacionalistas Luxemburgo y
Liebknecht se vieron tan aislados).

También podría gustarte