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TRASTORNOS DE LA CONDUCTA

¿Cómo identificar a un niño con un trastorno del comportamiento?

Cuando se da un caso de niño con un trastorno del comportamiento padres y maestros se


encuentran ante un niño que no obedece, que puede mostrarse agresivo y que tiene dificultades
en sus relaciones sociales. Se observa también que:

Se enfada frecuentemente

Contesta de malas maneras

Desafía con la postura y con la mirada

No obedece o se resiste a obedecer

Culpa a os demás de lo que hace él

Se muestra rencoroso y vengativo

Miente

Se muestra cruel con compañeros, animales…

Comete hurtos

Estos comportamientos desbordan. Que el niño conteste mal y se niegue a obedecer genera
sentimientos de malestar, de incompetencia, de pérdida de autoridad en los educadores y éstos
en un intento de recuperarse se imponen. El educador, entonces, grita más fuerte, repite la orden
de forma más severa, amenaza, recrimina la conducta de desafío… y a partir de aquí habrá perdido
las riendas y el control de la situación; podrá gritar más fuerte, agredir o desobedecer de forma
más manifiesta, y todo ello ante la presencia de otros hijos o alumnos. El resultado es: educadores
desolados y negativismo desafiante fortalecido

¿Cómo se diagnostican los Trastornos del comportamiento?

Un equipo de profesionales expertos, normalmente encabezado por un psicólogo, ha de ser el


responsable del diagnóstico de los trastornos del comportamiento. Desde la familia o la escuela se
puede tener una sospecha pero el diagnóstico únicamente podrá ser llevado a cabo por un
profesional experto en salud mental.

La evaluación del niño y la familia es necesaria para diferenciar entre un trastorno del
comportamiento y las posibles conductas dentro de la normalidad, conductas que pueden ser
transitorias y que pueden experimentar los niños, por ejemplo, en fases de cambio como es el
paso de la infancia a la adolescencia.
La última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders), el DSM-5 , la herramienta con la que los profesionales
cuentan a la hora de diagnosticar los diversos trastornos mentales, cataloga los criterios
diagnósticos para cada uno de los trastornos del comportamiento.

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS PARA EL TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE

Un equipo de profesionales expertos, normalmente encabezado por un psicólogo, ha de ser el


responsable del diagnóstico de los trastornos del comportamiento. Desde la familia o la escuela se
puede tener una sospecha pero el diagnóstico únicamente podrá ser llevado a cabo por un
profesional experto en salud mental.

La evaluación del niño y la familia es necesaria para diferenciar entre un trastorno del
comportamiento y las posibles conductas dentro de la normalidad, conductas que pueden ser
transitorias y que pueden experimentar los niños, por ejemplo, en fases de cambio como es el
paso de la infancia a la adolescencia.

La última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders), el DSM-5 , la herramienta con la que los profesionales
cuentan a la hora de diagnosticar los diversos trastornos mentales, cataloga los criterios
diagnósticos para cada uno de los trastornos del comportamiento.

Un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por lo


menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de las
categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción por lo menos con un individuo que no
sea un hermano.

Enfado/irritabilidad

1. A menudo pierde la calma.

2. A menudo está susceptible o se molesta con facilidad.

3. A menudo está enfadado y resentido.

Discusiones/actitud desafiante

4. Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los niños y los adolescentes.

5. A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de figuras de autoridad
o normas.

6. A menudo molesta a los demás deliberadamente.

7. A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.


Vengativo

8. Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos seis meses.

Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en otras personas


de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo) o tiene
un impacto negativo en las áreas social, educativa, profesional u otras importantes.

Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico, un


trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno bipolar. Además, no se
cumplen los criterios de un trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo.

Nota: Se debe considerar la persistencia y la frecuencia de estos comportamientos para distinguir


los que se consideren dentro de los límites normales, de los sintomáticos. En los niños de menos
de cinco años el comportamiento debe aparecer casi todos los días durante un periodo de seis
meses por lo menos, a menos que se observe otra cosa (Criterio A8). En los niños de cinco años o
más, el comportamiento debe aparecer por lo menos una vez por semana durante al menos seis
meses, a menos que se observe otra cosa (Criterio A8). Si bien estos criterios de frecuencia se
consideran el grado mínimo orientativo para definir los síntomas, también se deben tener en
cuenta otros factores, por ejemplo, si la frecuencia y la intensidad de los comportamientos
rebasan los límites de lo normal para el grado de desarrollo del individuo, su sexo y su cultura.

En el diagnóstico es necesario especificar si se trata de un Trastorno específico del Aprendizaje con


dificultades en la lectura, con dificultad en la expresión escrita o con dificultad matemática. En el
mismo diagnóstico se especificará también la gravedad actual, indicando si se trata de leve (el niño
presenta algunas dificultades y puede compensarlas o funcionar bien si recibe adaptación
adecuada), moderado (presenta dificultades notables y precisa de una enseñanza intensiva y
especializada) o grave (presenta dificultades graves que precisan de una enseñanza constante e
intensiva individualizada y especializada durante la mayor parte de los años escolares).

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS PARA EL TRASTORNO DE LA CONDUCTA

Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos


básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad, lo que se manifiesta por la
presencia en los doce últimos meses de por lo menos tres de los quince criterios siguientes en
cualquier de las categorías siguientes, existiendo por lo menos uno en los últimos seis meses:

Agresión a personas y animales (criterios 1-7), destrucción de la propiedad (criterios 8 y 9), engaño
o robo (criterios 10-12) y incumplimiento grave de normas (criterios 13-15):

1. A menudo acosa, amenaza o intimada a otros.

2. A menudo inicia peleas.

3. Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros (p. ej., un bastón, un ladrillo, una
botella rota, un cuchillo, un arma).

4. Ha ejercido la crueldad física contra personas.


5. Ha ejercido la crueldad física contra animales.

6. Ha robado enfrentándose a una víctima (p. ej., atraco, robo de un monedero, extorsión, atraco a
mano armada).

7. Ha violado sexualmente a alguien.

8. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños graves.

9. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero no por medio del fuego).

10. Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.

11. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar obligaciones (p. ej. “engaña” a
otros).

12. Ha robado objetos de valor no triviales sin enfrentarse a la víctima (p. ej., hurto en una tienda
sin violencia ni invasión; falsificación).

13. A menudo sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres, empezando antes de los
13 años.

14. Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con sus padres o en un hogar de
acogida, por lo menos dos veces o una vez sí estuvo ausente durante un tiempo prolongado.

15. A menudo falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.

El trastorno del comportamiento provoca un malestar clínicamente significativo en las áreas social,
académica o laboral.

Si la edad del individuo es de 18 años o más, no se cumplen los criterios de trastorno de la


personalidad antisocial.

En el mismo diagnóstico se deberá especificar el tipo (Tipo de inicio infantil Tipo de inicio
adolescente o Tipo de inicio no especificado) y si se da con emociones prosociales limitadas, falta
de remordimientos o culpabilidad, si se muestra insensible, carente de empatía, despreocupado
por su rendimiento o con afecto superficial o deficiente.

Los padres que advierten síntomas de trastorno del comportamiento en sus hijos pequeños o
adolescentes deberán acudir a un profesional para procurar una evaluación y un tratamiento lo
más precoz posible, decisión clave para prevenir la aparición e incidencia de problemas en el
futuro.

Desde Fundación Adana, los trastornos del comportamiento son diagnosticados por un equipo
conjunto de psicólogos y psiquiatras especializados. En la misma fundación se lleva a cabo el
proceso diagnóstico completo mediante una historia detallada del comportamiento del niño por
parte de los padres y maestros, observaciones clínicas del comportamiento del niño y un examen
psicológico completo. Al finalizar el proceso de diagnóstico las familias reciben un Plan
Terapéutico individualizado y se les proporciona los recursos necesarios para llevarlo a cabo.

*Información extraída American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico


de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editoral Médica Panamericana

Para saber más sobre el DSM-5: www.dsm5.org

Criterios diagnósticos para el Trastorno de la conducta

Las últimas investigaciones establecen que las líneas de intervención para un tratamiento efectivo
de los trastornos del comportamiento incluyen: entrenamiento de padres, programas de
entrenamiento en habilidades sociales con el niño o joven, programas escolares y programas
comunitarios.

Los expertos señalan también que la implicación de la propia familia es fundamental para
conseguir resultados satisfactorios en el tratamiento.

Los problemas de comportamiento pueden empeorar o mejorar en función de las estrategias que
utilicemos y para que el tratamiento sea efectivo, se debe iniciar en forma temprana.

Desde Fundación Adana se ofrece un tratamiento multidisciplinar y multimodal que puede incluir:

Asesoramiento y pautas a la familia. El profesional de referencia del niño acompaña a las familias
ofreciéndoles pautas y herramientas encaminadas a aprender a manejar el comportamiento del
hijo y mejorar así el clima familiar. Ante algunos casos se ofrece la posibilidad de que el
profesional se desplace al domicilio familiar para la observación y posterior intervención de las
dificultades.

Asesoramiento y pautas a la escuela. El mismo profesional se dirige a la escuela para ofrecer un


servicio de ayuda diseñado de forma individualizada para cada caso, detallando un plan de
actuación a desarrollar desde la escuela, con intervenciones eficaces y específicas ante los
problemas de comportamiento que puedan darse en la escuela. Si es necesario se llevan a cabo
sesiones de observación directa en la escuela.

Grupos de Autocontrol. Los niños acuden en grupo para recibir un entrenamiento en habilidades
sociales y desarrollo de conductas prosociales, encaminado a aumentar la flexibilidad y la
tolerancia a la frustración con el fin de reducir el comportamiento oposicionista, mejorar la
conducta y la relación con sus iguales y educadores (padres y maestros).

Reeducaciones conductuales. Cuando el niño presenta dificultades académicas, además de sus


dificultades conductuales, conviene llevar a cabo un trabajo reeducativo encaminado a la mejora
de su conducta ante la tarea escolar. En estas reeducaciones se trabaja, además del
comportamiento, las competencias para el aprendizaje, estrategias de estudio y organización. Los
profesionales encargados de llevar a cabo esta reeducación son expertos en niños y jóvenes con
trastornos de la conducta y el manejo del comportamiento difícil.

Detección, diagnóstico y tratamiento precoz de los problemas de comportamiento: En Adana se


ofrece la actividad del Grupo Terapéutico Precoz con el objetivo de que el niño aprenda, en
edades muy tempranas, comportamientos de adaptación y evitar complicaciones potenciales
minimizando los efectos negativos.

Consulta y seguimiento psiquiátrico: en caso necesario el niño o joven es supervisado por el


equipo de psiquiatría de la fundación.

¿QUÉ ES EL GRUPO TERAPÉUTICO PRECOZ?

Fundación Adana ha querido dar una respuesta de tratamiento a los niños que ya en edades muy
tempranas presentan dificultades importantes de comportamiento, diseñando una intervención
preventiva basándose en la eficacia de otros programas (Greenhill i col 2008, Barkley i col. 2000).

El GTP, Grup Terapéutico Precoz, es un programa de intervención grupal dirigido a niños de


educación infantil y primera etapa de educación primaria, que presentan dificultades en los
hábitos de trabajo básicos para el aprendizaje, comportamientos disruptivos, pobre control
emocional, déficit de habilidades de relación y de resolución de conflictos sociales, así como otros
comportamientos o actitudes que entorpezcan el buen funcionamiento del aula y otros espacios
escolares.

La intervención con los niños se da de forma grupal una mañana a la semana. La sesión sigue una
estructura similar a la de la escuela (trabajo personal, actividad grupal, almuerzo, patio…) e
incorpora un espacio de trabajo de habilidades socioemocionales. Se pretende mejorar conductas
como mantenerse sentado, escuchar las instrucciones de una tarea antes de empezarla, ser
persistente en su desarrollo, acabarla, respetar el turno de palabra, mejorar la tolerancia a la
frustración, seguir las reglas del juego, compartir con los iguales, conocer y manejar emociones
como la ira, aprender a encontrar soluciones ante los conflictos, mejorar la autoestima, entre
otras.

La intervención familiar consiste en sesiones formativas hacia los padres, en las que se trabaja la
mejora de los hábitos de autonomia, la comunicación, la resolució de conflictos y otras
problemáticas que expresen, éstas son guiadas por un terapeuta y cuenta con la posibilidad de la
observación en directo de los niños.

Por otra parte, incluye la formación al profesorado en estrategias para ayudar al niño en la
problemática que se detecte, en los hábitos de trabajo, en el desarrollo de las tareas, en las
relaciones interpersonales…
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Esta intervención, que se desarrolla en un espacio de la fundación expresamente diseñado para


este proyecto, responde a un trabajo integral de tres grandes ejes, la intervención con el niño, la
intervención familiar y la intervención escolar, con el interés de facilitar la generalización en la
adquisición de los hábitos positivos. Esta intervención tridimensional facilita la mejora de las
dificultades del niño en su entorno natural y colabora en el prevención de problemáticas más
graves en edades más avanzadas.

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