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Psicologia de Las Emociones PDF
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1. Introducción
Pensar, actuar y sentir son las tres acciones que integran la personalidad del ser
humano y lo definen en esencia. El estudio de la emotividad es, por tanto, un
aspecto fundamental para entender el comportamiento de los sujetos y poder
interpretar su manera de actuar.
La tristeza, la alegría, el resentimiento, la vergüenza, la soledad, la impotencia, la
melancolía, la compasión, la atracción, el enamoramiento... todas estas sensaciones
son, casi seguro, experimentadas por cada sujeto a lo largo de su vida. Son
emociones que nos separan y nos unen unos con otros, que nos hacen entrar en
conflicto, que nos hacen disfrutar, pero también padecer. Por ello me parece
interesante estudiar una serie de cuestiones sobre: ¿Cómo se producen? ¿Qué partes
del cerebro intervienen en el proceso emocional? ¿Dependen de uno mismo o son
incontrolables? ¿Qué repercusiones pueden tener en la salud y el estado psicológico
del sujeto? ¿En el mundo deshumanizado que nos rodea, donde cada cual va por
libre, a veces el control de las emociones es necesario para vivir en "armonía", pero
cómo se consigue? A estas y otras muchas preguntas intentaré buscar solución con
la presente investigación.
El trabajo, que tiene como objetivo primordial indagar en el tema de la emotividad
de los sujetos, se divide en distintos apartados. El primer apartado temático aporta
varias definiciones del concepto "emoción", que otorgan relevancia a aspectos
diferenciados. En última instancia, recoge la definición expresada por Bisquerra, que
parece ser la más interesante por su carácter integrador.
El apartado número tres presenta dos modelos de clasificación de los fenómenos
afectivos, el propuesto por Marina, en su obra Clasificación de los fenómenos
sentimentales, y el de Enrique Rojas, autor de la obra Una teoría de la felicidad
(1985).
El apartado titulado El proceso emocional se centra en el estudio de las etapas que
componen dicho proceso, des de la captación de los estímulos hasta la
comunicación de las emociones por parte del sujeto.
El quinto apartado expone las características conductuales, psicofisiológicas y
cognitivas de la emotividad, mientras que el sexto trata sobre el desarrollo
emocional des de la infancia, esencial para definir los estilos afectivos que
acompañaran a los sujetos durante toda su trayectoria vital.
Los puntos siete y ocho desarrollan el tema de los estados emocionales positivos y
negativos, respectivamente, y posteriormente, el último apartado nos introduce en
el concepto Inteligencia emocional, de Daniel Goleman, y trata sobre aspectos
biológicos del sistema límbico.
El trabajo concluye con una conclusión que resume los aspectos más destacados de
la investigación.
Para acabar, decir que espero que quien tenga la oportunidad de leer este trabajo
disfrute tanto como yo he disfrutado haciéndolo.
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En este primer apartado intentaré buscar una definición para el término "emoción",
procedente del latín emotional, que significa "acto de remover".
Existen tantas definiciones como autores, que dependen de los modelos o
paradigmas que estos sustentan. De este modo, las teorías conductistas de Watson y
Skinner, expuestas en la obra Inteligencia emocional. Aplicaciones educativas
(2000), definen la emoción como: una predisposición a actuar de una determinada
manera , haciendo hincapié en la acción que el sujeto lleva a cabo a posteriori,
mientras que otros autores, como Cristóbal, autor de la obra Controlar las
emociones (1996), se centran más en los componentes psicofisiológicos y definen el
término como: una respuesta somática, caracterizada por alteraciones en la
temperatura de la piel, cambios en la distribución de la sangre, alteración del ritmo
cardíaco, modificación de la respiración, respuesta pupilar lenta, secreción salivar
anormal, movilidad gastrointestinal, tensión muscular y sudor helado .
Para definir las llamadas "emociones básicas" las explicaciones se centran en el
peso específico que poseen las estructuras cerebrales. Las emociones básicas son
estados discretos del organismo, determinados genéticamente y regulados por
estructuras nerviosas subcorticales, que tienen un valor adaptativo para los
individuos bajo determinadas circunstancias estimulares. Son consecuencia de la
actividad de determinados circuitos neuronales del hipotálamo y del sistema
límbico, desarrollados en las primeras etapas de la evolución del cerebro de los
mamíferos para responder de forma incondicionada ante estímulos de especial
relevancia para la supervivencia de los individuos. Pero, acerca del desarrollo
emocional de los sujetos tratar en otro apartado más adelante. Daniel Goleman,
autor delBest-seller titulado Inteligencia emocional en 1995, aporta una nueva
definición del término emoción: se refiere a un sentimiento y a los pensamientos,
los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción
que lo caracterizan.
Esta definición parte del concepto "sentimiento", que (según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española) es un estado afectivo del ánimo producido por
causas que lo impresionan vivamente. Es a partir del sentimiento que se desarrollan
los aspectos biológicos, psicológicos y conductuales, pero esta definición no nos
aporta más información al respecto. Una definición muy completa por su carácter
integrador es la de Bisquerra, extraída de la obra Educación emocional y bienestar
(segunda edición del año 2000),según la cual: Las emociones son reacciones a las
informaciones que recibimos en nuestras relaciones con el entorno. La intensidad
está en función de las evaluaciones subjetivas que realizamos sobre cómo la
información recibida va a afectar a nuestro bienestar. En estas evaluaciones
subjetivas intervienen conocimientos previos, creencias, objetivos personales,
percepción de ambiente provocativo, etc. Una emoción depende de lo que es
importante para nosotros. Si la emoción es muy intensa puede producir
disfunciones intelectuales o trastornos emocionales (fobia, estrés, depresión). Esta
aproximación al concepto que nos ocupa parece ser la más completa de las
seleccionadas, ya que contempla aspectos como el entorno, la percepción individual
de la realidad que tienen los distintos sujetos, el conocimiento previo y los intereses
o aspiraciones, y como todos estos factores pueden afectar a la conducta humana
en forma de trastornos o disfunciones.
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Rojas, por su parte, establece la siguiente clasificación de los sentimientos en su obra Una
teoría de la felicidad (1985):
1. Sentimientos sensoriales.
2. Sentimientos vitales.
3. Sentimientos psíquicos.
4. Sentimientos permanentes y pasajeros.
5. Sentimientos superficiales y profundos.
6. Sentimientos simples y complejos.
7. Sentimientos positivos y negativos.
8. Sentimientos noéticos y patéticos.
9. Sentimientos activos y pasivos.
10. Sentimientos impulsivos y reflexivos.
11. Sentimientos orientativos y cognitivos.
12. Sentimientos con predominio del pasado, del presente o del futuro.
13. Sentimientos fásicos y arrítmicos.
14. Sentimientos gobernables e ingobernables.
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4. El proceso emocional
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5. Características de la emotividad
Características conductuales
En el proceso de la comunicación emocional interviene un componente expresivo que da
lugar a conductas motoras, gestos faciales y expresiones verbales. Del mismo modo, a cada
estado de ánimo le corresponde una manifestación conductual.
La expresión facial de las emociones determina la calidad o intensidad de la experiencia
emocional. Cuando un sujeto experimenta una emoción los neurotrasmisores emiten
estímulos eléctricos des del sistema nervioso central a los músculos faciales, dando lugar a
respuestas muy estereotipadas que poseen un alto valor comunicativo en los primates
humanos y no humanos.
Los psicólogos Ekman y Friesen han estudiado las manifestaciones faciales producidas por
las distintas emociones en la obra Expresiones prototípicas de las emociones universales
(1982). El cuadro que viene a continuación representa una pequeña muestra de este amplio
estudio.
Las emociones además inducen al sujeto a realizar actos motores o a inhibirlos. Por
ejemplo, la alegría produce una sensación de energía, de ganas de realizar actividades,
mientras que la tristeza da lugar a la inhibición o parálisis de movimientos. Asimismo, cada
emoción propicia un tipo de contenido verbal propio. Por ejemplo, la ira produce contenidos
verbales de amenaza, de descalificación o agresión y el miedo puede inhibir la expresión
verbal o inducir a la verbalización de interjecciones o gritos relacionados con el socorro o el
auxilio.
Características psicofisiológicas
Si atendemos a la definición del termino "emoción" dada por Cristóbal (expuesta en el
primer apartado) observamos como las emociones producen respuestas somáticas
caracterizadas por alteraciones funcionales en los distintos aparatos, sistemas, músculos y
órganos del cuerpo humano. Se producen alteraciones en la temperatura de la piel a causa
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órganos del cuerpo humano. Se producen alteraciones en la temperatura de la piel a causa
de los cambios en la distribución de la sangre. En los lugares donde se produce una mayor
concentración sanguínea se puede apreciar un enrojecimiento cutáneo externo, mientras
que en las partes donde se lleva a cabo un vaso constricción se manifiesta palidez y frío.
También se dan alteraciones del ritmo cardíaco produciendo taquicardia, cuando el pulso se
acelera, y bradicardia, cuando se ralentiza. Se produce una modificación de la respiración,
dando lugar a jadeos o suspiros, una respuesta pupilar lenta, una secreción salivar fuera de
lo normal y una reacción pilomotriz en la nuca. Se desarrolla una movilidad gastrointestinal,
que puede producir ganas de orinar, de defecar o de vomitar, y una tensión muscular que
puede originar temblores. El sudor puede percibirse como helado y la presión sanguínea
aumenta dando lugar a alteraciones circulatorias de vasodilatación o vasoconstricción.
También se produce una alteración del metabolismo de los neurotransmisores.
Después de esta descripción general, es interesante observar que alteraciones somáticas se
producen en un estado concreto, como por ejemplo el de la ansiedad.
Características cognitivas
Si atendemos a la definición de "emoción" de Bisquerra, según la cual la reacción emocional
está estrechamente ligada a la percepción que el sujeto tiene de la realidad, llegamos a la
conclusión de que la cognición del sujeto ejerce un papel preponderante en la
experimentación y el mantenimiento de las emociones, así como en el impacto emocional
que se manifiesta en el comportamiento.
Según la obra Inteligencia emocional. Aplicaciones educativas (2000)en la interpretación de
la realidad se barajan las creencias, el razonamiento y los esquemas de conocimiento del
sujeto, así como las atribuciones que este lleva a cabo. Las atribuciones, o asignación de
causas a los acontecimientos, juegan un papel determinante en la génesis de los estados
emocionales. Así, se puede diferenciar entre distintos estilos atribucionales,según la
procedencia y la estabilidad de las causas en el tiempo.
Según la procedencia de las causas podemos diferenciar entre el locus de control interno,
cuando el sujeto atribuye las causas de los acontecimientos a si mismo, y el locus de control
externo, cuando atribuye las causas a los acontecimientos o a otra persona.
Según la estabilidad de las causas existe la diferenciación entre causas estables, cuando
son de carácter permanente, y causas inestables, cuando son funcionales según la
situación. Para ejemplificar este aspecto se me ocurre el ejemplo de una persona que está
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situación. Para ejemplificar este aspecto se me ocurre el ejemplo de una persona que está
triste por haber suspendido un examen. En la atribución de causas estables el sujeto
pensaría "siempre lo haré mal porque yo soy así, mientras que en la atribución de causas
inestables podría pensar "siempre que me hagan un examen así me desanimar.
Según afecten a la totalidad o parcialidad de las causas tenemos causas globales, cuando
se atribuyen a la totalidad de la situación, o causas específicas, cuando se refieren a un
aspecto parcial de la situación. Para ver una aplicación práctica de estos estilos
atribucionales, podemos verificar que una persona con un estilo atribucional depresivo, que
tenga una baja autoestima y que tienda a padecer estados emocionales de desanimo
tenderá a realizar atribuciones internas, estables y globales.
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6. El desarrollo emocional
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encías y los dientes.
Respecto al segundo punto, la universalidad de las expresiones faciales no determina en sí
misma su innatismo, ya que es posible que los niños de cualquier parte del mundo aprendan
a reproducir lo que constituye un código universal de expresión de emociones discretas.
Pero, el hecho de que los bebés en sus primeros meses de vida produzcan expresiones
emocionales adecuadas y perfectamente diferenciadas sugiere la posibilidad de que exista
un vínculo directo, no aprendido, entre los estados emocionales y las expresiones
faciales.
La obra de Paul L. Harris señala que, tal y como expuso Darwin en su investigación, los
bebés no solo produce expresiones faciales de forma innata, sino que el
reconocimiento y la reacción a éstas también es innato.
Darwin, científico británico creador de la teoría de la Evolución de las especies y autor del
artículo "The expression of the emotions in man and animals" en 1872, describió que
cuando su hijo de seis meses vió a su niñera fingiendo que lloraba, su cara adoptó
instantáneamente una expresión melancólica, con las comisuras de la boca muy
deprimidas.
A continuación expondré dos estudios sobre la capacidad de los bebés para reconocer
diferentes expresiones emocionales presentadas en la obra de Paul L. Harris. En el primer
experimento (Caron y Miréis, 1982) se presentaron fotografías de cuatro mujeres diferentes
que expresaban una misma emoción a niños de entre cuatro y siete meses. A medida que
trascurría la sesión, los bebés prestaban menos atención a las fotografías, pero al presentar
una imagen de una mujer con una nueva expresión (es decir alegría para los que habían
visto la expresión de tristeza y viceversa) los bebés mayores respondían con un aumento de
atención. El cambió de emoción, por tanto, renovaba el interés de los niños mayores.
El segundo estudio demuestra una nueva capacidad de los bebés. No sólo tratan diferentes
versiones de la misma expresión facial como si pertenecieran a la misma categoría, sino que
también se percatan de que una expresión determinada va asociada a un tono de voz
concreto. Arlene Walker-Andrews en 1986 mostró dos películas de forma simultánea a
bebés de siete meses. En una aparecía una cara con una expresión de enfado y en la otra un
rostro alegre. Al mismo tiempo, los niños escuchaban una banda sonora con una voz de
alegría o de enfado. Los bebés tendían a mirar la cara a la que correspondía la voz por
asociación, miraban la cara alegre si la voz que oían era la de alegría y viceversa.
Asimismo, el hecho de que los bebés puedan agrupar las diferentes manifestaciones de una
emoción determinada (aun cuando se apliquen modalidades y personas diferentes) no nos
permite concluir que reconocen que una expresión concreta conlleva una emoción
específica. Para estudiar el significado que los bebés atribuyen a una determinada expresión
emocional es fundamental la comparación de las reacciones espontáneas de los bebés ante
dos emociones diferentes, tal y como hizo el propio Darwin. Al responder los bebés de
forma distinta a una expresión de enfado frente a otra de alegría, debemos concluir que
deben interpretar a su manera el significado de esas emociones.
Evolución de la emocionalidad
De la obra Infancia y aprendizaje (1989) se puede extraer este cuadro resumen de las
expresiones faciales durante la infancia y como reconocerlas.
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- El apegado seguro. Su comportamiento afectivo se caracteriza por mostrar curiosidad por
lo que le rodea y tener confianza en si mismo y en los demás. Es sociable, autónomo y posee
un elevado nivel de autocontrol. Muestra una buena capacidad de adaptación a las diferentes
situaciones y circunstancias.
- El apegado ambivalente Manifiesta inseguridad en su comportamiento, se queja
habitualmente del comportamiento de los demás, es dependiente y posee una escasa
habilidad de autocontrol. Tiene dificultades para explorar y afrontar las situaciones
novedosas y posee un autoconcepto más negativo.
- El apegado alejado Rehuye las relaciones interpersonales, es exageradamente
autosuficiente, frío y distante, se excede en el autocontrol.
- El apegado temeroso Necesita relacionarse con los demás, pero teme hacerlo y se aísla.
Posee un bajo autoconcepto.
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Las emociones negativas producen una alteración del estado de ánimo. Según la
obra de Antonio Vallés, Inteligencia emocional. Aplicaciones educativas (2000),
desde el punto de vista neuroanatómico las emociones negativas, y en especial las
extremas, parecen evitar la parte pensante del cerebro (la corteza) y actúan en el
centro de control emocional (la amígala). Son más fáciles de evocar que las
emociones positivas y, según la ley de la asimetría hedónica de Fridja (1988), tienen
una duración mayor, de unos 110 minutos de media aproximada, en comparación
con los 40 minutos de las emociones placenteras.
El hecho de que existan emociones negativas no implica su negación, aunque es
preciso que el individuo se desembarace de ellas aceptándolas, afrontándolas y
superándolas. Se recurre a la expresión de la emoción negativa de la manera más
saludable posible para que no afecte ni al propio sujeto ni a su entorno más
inmediato. La obra de Vallés describe emociones negativas tales como: la ira, el
miedo, la ansiedad, la tristeza, la vergüenza, la aversión, la posesividad, la venganza
y la avaricia, entre otras. A continuación me centraré en una emoción negativa que
todo sujeto ha experimentado en alguna ocasión: los celos.
Los celos, denominados también celotipias, constituyen un sentimiento
generalizado de envidia y resentimiento hacia otra persona que es considerara
como una posible rival. El comportamiento cognitivo de una persona celosa es
sumamente fabulador, imaginando situaciones y comportamientos de otras
personas de manera errónea. En este estado afectivo, la persona siente
angustia ante la posibilidad real o ficticia de que un rival le arrebate el objeto
de su amor, apego, etc. El origen de los celos se encuentra en una necesidad
compulsiva de recibir atención, de ser considerado por la persona
afectivamente próxima y ser el centro único de referencia para los demás. Los
celos que escapan al dominio personal provocan un estado cognitivo y afectivo
caracterizado por: la ausencia de reflexión y análisis lógico-racional de los
acontecimientos, actitudes tiránicas, quejas injustificadas, desconfianza
respecto a la persona en cuestión y chantajes emocionales.
El origen de los celos patológicos puede encontrarse en deficiencias de la
autoestima, en distorsiones cognitivas por interpretaciones erróneas, en la
inseguridad personal y el déficit de control emocional.
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Los estados emocionales positivos proporcionan al sujeto que los experimenta una
sensación de bienestar.
Bárbara Fredrickson ha abierto una línea de investigación centrada específicamente
en las emociones positivas y en su valor adaptativo. Recientemente ha planteado la
Teoría abierta y construida de las emociones positivas, (Broaden and build theory of
positive emotions. Fredrickson, 1998-2001), que sostiene que emociones como la
alegría, el entusiasmo, la satisfacción, la complacencia, etc., aunque
fenomenológicamente son distintas entre sí, comparten la propiedad de ampliar los
repertorios de pensamiento y de acción de las personas y de construir reservas de
recursos físicos, intelectuales, psicológicos y sociales disponibles para momentos
futuros de crisis. Experimentar emociones positivas es siempre algo agradable y
placentero a corto plazo y para esta autora, además, tendría otros efectos
beneficiosos más duraderos, en la medida en la que ello prepara a los individuos
para tiempos futuros más duros. A continuación me centraré en el amor como
ejemplo de emoción positiva y gratificante.
El amor es un estado emocional que se caracteriza por el denominado vínculo
de enamoramiento o atracción hacia otra persona. En palabras de Cristóbal, el
amor es el vínculo que mantiene unidos los elementos de la red o entramado
social. También se considera el amor como el estado emocional a partir del
cual se generan otros estados afectivos como la cordialidad, el afecto, la
compasión, la generosidad, etc. Bisquerra, por su parte, señala diversos tipos
de amor: amor maternal, amor erótico, amor apasionado, amor de compañero,
amor fraterno, amor al prójimo, amor a la patria, etc. En resumen, es un
elemento afectivo de vinculación, que condiciona otros estados emocionales
positivos o negativos.
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9. La inteligencia emocional
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Tal y como explica Daniel Goleman, el "cerebro pensante" actúa como moderador del
"cerebro emocional", pero existe escaso control inicial respecto al momento que surge la
emoción y, por tanto, el sujeto presenta un reducido margen de maniobra sobre el tipo de
emoción que le afecta.
El sistema límbico se encuentra alojado en los hemisferios cerebrales y se encarga de
regular las emociones y los impulsos. Incluye en hipotálamo, dónde se produce el
aprendizaje emocional. Es en esta cavidad donde se almacenan los recuerdos emocionales.
La amígdala es el centro de control emocional. Cuando el sistema límbico y sus
subestructuras afrontan una situación amenazadora para el sujeto sin pasar por el "filtro"
del cerebro pensante, la corteza cerebral, se producen unas reacciones desproporcionadas
que se traducen en episodios de alteración personal y momentos de crisis.
Durante la experimentación de sensaciones positivas, el cerebro libera serotonina y
endorfinas, que son substancias bioquímicas asociadas al sentido del bienestar. Cuando
hay más serotonina en el cerebro se produce una disminución de la agresividad y la
impulsividad. Esta sustancia se puede estimular de manera natural a través de la sonrisa,
con una dieta equilibrada, practicando ejercicio físico frecuentemente o durmiendo lo
suficiente.
Establecer caminos neuronales o conexiones intersinápticas entre la amígdala y la corteza
cerebral es un factor determinante para un buen desarrollo emocional. Respecto a este
tema, la obra La inteligencia emocional. Aplicaciones educativas (2000) cita las
investigaciones llevadas a cabo por J. Kagan (autor del libro Discrepancys temperament and
infant distress, 1974). Este autor expone que en el caso de los niños con rasgos estables de
timidez su amígdala es fácilmente excitable, probablemente debido a una predisposición
heredada para mantener niveles elevados del neurotransmisor norepinefrina que estimulan
este centro de control del cerebro emocional. En consecuencia no desarrollan caminos
neuronales entre la amígdala y la corteza (estructura cerebral pensante de los contenidos
emocionales).
Cuando se produce una lesión cerebral en el córtex, bien por traumas o por lobotomías
prefontales (ablación total o parcial de los lóbulos frontales del cerebro) se producen
comportamientos en el sujeto caracterizados por una emocionalidad superficial, indiferencia,
apatía e inestabilidad a los contextos sociales. Este hecho demuestra la capacidad de
discernimiento que posee la corteza cerebral de acuerdo con los valores personales y
sociales y las motivaciones del individuo.
Para ser más exhaustivos, el sistema límbico, denominado también por su función "cerebro
emocional", lleva a cabo las siguientes funciones:
- Regula las emociones y los impulsos.
- Produce el aprendizaje emocional.
- Almacena los recuerdos emocionales.
- Facilita información entre el hipotálamo, la corteza cerebral y otras partes del encéfalo.
- Transmite sensaciones de las necesidades humanas básicas: hambre, sed, deseo sexual y
sueño.
El dominio de uno mismo
El cerebro almacena la información recibida en diferentes regiones. La "amígdala" es el lugar
donde se concentran las emociones suscitadas por una determina experiencia. De este
modo, toda vivencia que haya despertado en un sujeto una determinada reacción emocional,
por más sutil que ésta sea, parece quedar codificada en esta estructura en forma de
almendra denominada "amígdala" que almacena los sentimientos.
Los circuitos nerviosos ligados a la amígdala, especialmente los nervios conectados con las
vísceras, proporcionan al sujeto una respuesta somática, que se traduce en una sensación
visceral de alerta. La capacidad de reconocer y entender estas reacciones subjetivas, según
Daniel Goleman, va consolidándose a medida que la persona en cuestión va acumulando
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Daniel Goleman, va consolidándose a medida que la persona en cuestión va acumulando
nuevas experiencias. El autor afirma que los jóvenes tienen menos intuiciones que los
adultos debido a su menor acumulo de vivencias. La expresión clásicamente utilizada para
referirse a este tipo de sensibilidad que nos orienta es la de sabiduría.
Goleman en su obra La práctica de la inteligencia emocional (2001) cuenta una historia real
para ilustrar la importancia que adquiere la amígdala cerebral a la hora de tomar decisiones,
aunque estas sean poco relevantes. El relato me pareció interesante para esclarecer el tema
que nos acupa y a continuación está reproducido íntegramente.
Antonio Damasio, neurólogo de la Universidad de Iowa, tuvo un paciente que era un brillante
abogado al que hacia pocos años se le había diagnosticado un pequeño tumos en los
lóbulos prefrontales. La intervención quirúrgica destinada a solucionar el problema resultó
todo un éxito, salvo que el cirujano seccionó accidentalmente las conexiones nerviosas que
conectaban los lóbulos prefrontales con la amígdala, un hecho cuyas consecuencias casi
fueron tan sorprendentes como trágicas, porque si bien el paciente no parecía experimentar
ninguna deficiencia cognitiva, no solo era incapaz de seguir con su trabajo, sino que acabó
abandonándolo, divorciándose e incluso perdiendo su casa.
En un determinado momento, el abogado solicitó la ayuda de Damasio, que se quedó
desconcertado al descubrir que, según los primeros exámenes neurológicos realizados, todo
parecía perfectamente normal. Pero cierto día se dio cuenta de que al formular al paciente la
sencilla pregunta "¿cuándo tendremos nuestra próxima cita?", su paciente se perdía en todo
lujo de detalles acerca de los pros y contras que tenía cada una de las posibles horas en que
podían concertar la cita durante las dos próximas semanas, sin poder llegar a decidir cuál
sería el momento más adecuado.
Entonces fue cuando Damasio se percató del verdadero problema de su paciente, que no
parecía tener sensación alguna de sus pensamientos y, en consecuencia, carecía de
preferencias al respecto. (Texto extraído de la obra "La práctica de la inteligencia emocional"
de Daniel Goleman. Pág. 80-81).
Goleman afirma que nuestra mente no está organizada como un ordenador que pueda
facilitarnos una copia impresa de los argumentos racionales a favor y en contra de una
determinada decisión, basándose en todas las ocasiones anteriores en que hayamos
experimentado una situación similar. En lugar de esto, el cerebro se sirve del "poso
emocional" que han dejado dichas experiencias previas y propicia una respuesta en forma de
intuición o de sensación visceral.
Estas sensaciones subjetivas acompañan al sujeto durante toda su trayectoria vital, porque,
del mismo modo que se produce una corriente continua de pensamientos también existe
una afluencia continua de sentimientos al respecto. La noción de que exista una racionalidad
ajena a los sentimientos es, según el autor que nos ocupa, no es más que una ficción. El
pensamiento y el sentimiento conviven estrechamente unidos, y en consecuencia
albergamos sentimientos sobre todo lo que hacemos, pensamos o imaginamos.
La intuición y las sensaciones viscerales constituyen un índice de nuestra capacidad para
captar los mensajes procedentes de nuestro almacén interno de recuerdos emocionales.
Existen tres competencias emocionales básicas y cada una de ellas presenta un prototipo
de carácter que aparece resumido en el cuadro que podemos observar a posteriori. Dicha
información está extraída de la obra La práctica de la inteligencia emocional (2001) de D.
Goleman.
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10. Conclusión
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11. Bibliografía
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