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EL APRENDIZAJE Y SUS BASES BIOLÓGICAS

Justificación

Aumentar los índices de rendimiento académico y generar más y mejores estrategias en el aula de
clases es todo un desafío para la educación actual. Pero ¿Cómo planear el qué hacer pedagógico
en las aulas si no conocemos la forma como los seres humanos adquirimos el aprendizaje?
Acompáñame a emprender este breve recorrido por las bases biológicas del aprendizaje.

¿Qué es el aprendizaje?

Diccionario de Ciencias de la Educación de Santillana,

El aprendizaje es el proceso mediante el cual un sujeto adquiere destrezas o habilidades prácticas,


incorpora contenidos informativos, o adopta nuevas estrategias de conocimiento y/o acción.

El aprendizaje es un cambio perdurable en la conducta o en la capacidad de comportarse de cierta


manera, el cual es resultado de la práctica o de otras formas de experiencia. Es una actividad individual que se
desarrolla en contexto cultural y social. Schunk (2012)

Aprender no es solo memorizar, conlleva además conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar y valorar y
siempre conlleva un cambio morfológico a nivel cerebral.

El aprendizaje está en nosotros desde que nacemos, aprendemos a tener a sentimientos, controlamos emociones,
aprendemos a a sobreponernos ante la las frustraciones, aprendemos a montar la bicicleta, a resolver problemas.

Los componentes fundamentales que intervienen en el aprendizaje son cuatro: la actividad nerviosa
superior, los dispositivos básicos de aprendizaje, las funciones cerebrales superiores y el equilibrio
afectivo emocional.

Actividad nerviosa superior


Forma de trabajo de la corteza cerebral y zonas vecinas, compuesta por los fenómenos eléctricos
neuronales primarios:

Reflejos condicionales respuesta particular de un organismo ante un estímulo del medio

La inhibición ante un estímulo ajeno a la experiencia, se bloquea el reflejo condicional

Sistematización: capacidad de responder con simpleza ante situaciones complejas.

Estereotipo dinámico: un estereotipo es un conjunto de reflejos condicionados en sucesión. Son respuestas eslabonadas
frente a una serie de estímulos de diferente calidad y magnitud de respuesta (Entrenamiento deportivo)
Dispositivos básicos de aprendizaje
Son capacidades innatas indispensables para el aprendizaje. Incluyen la motivación, memoria, atención,
percepción sensorial y habituación. Son, en realidad, dispositivos básicos de funcionamiento.
Según Azcoaga, “los dispositivos básicos del aprendizaje son aquellas condiciones del
organismo, necesarias para llevar a cabo un aprendizaje cualquiera, incluido el aprendizaje
escolar”.
Para que una persona aprenda se tiene que dar una serie de condiciones necesarias. Estas son
capacidades innatas e indispensables para el aprendizaje y se llaman dispositivos básicos del aprendizaje
e incluyen:

la sensopercepción: a través de los sentidos, La sensación es un proceso neurofisiológico que permite


captar la información proveniente del medio y de nuestro propio cuerpo a través de los receptores. Estos
se hallan distribuidos en todo el organismo o bien en lugares específicos.
Los receptores externos son los órganos de los sentidos que reciben o procesan información sensorial
(vista, audición, gusto y olfato) o sensitiva (tacto, dolor, temperatura) del entorno.
Los receptores internos se hallan en nuestras vísceras y están muy relacionados con nuestra conducta
emocional, entre otras funciones. Estos receptores también los encontramos en los músculos y en las
articulaciones, muy vinculados con la función motora, la postura y la orientación espacial. Es decir que
reciben la información sobre nuestro entorno.

¿De qué forma se organizan nuestras sensaciones?


La organización sensorial permite captar los estímulos mediante los receptores y transmitir esta
información al cerebro donde se procesan como sensaciones.
La recepción sensorial es diferente en cada uno de los sentidos pero hay tres puntos comunes para todos
ellos: 1. El estímulo físico dado por algún tipo de energía: lumínica, química, mecánica, térmica, etc. 2. El estímulo se
traduce a energía electroquímica (impulsos nerviosos). 3. La respuesta al mensaje, dada por la representación interna de
las sensaciones o percepción.
Cada sentido no funciona en forma aislada sino que los sentidos interactúan entre ellos enriqueciendo así
nuestras percepciones.

Los estímulos sensoriales provenientes del entorno generan en nuestro cuerpo una explosión de energía
traducida en descargas continuas entre neuronas mediante el proceso denominado sinapsis, la cual
genera impulsos eléctricos en el sistema nervioso responsables de comunicar a nuestro cerebro las
situaciones que se presentan en nuestro medio.

¿De qué forma se organizan nuestras percepciones?


La percepción es un proceso por el cual se estructuran, se asocian y se codifican nuestras sensaciones
dotándolas de significado. Abarca diferentes aspectos:
Aspectos fisiológicos: calidad de los receptores y de las áreas cerebrales involucradas, edad del sujeto, estado de salud,
etc.
Aspectos neurobiológicos: memoria, experiencias pasadas, motivación, atención, etc.
Aspectos mecánicos: distancia e intensidad del estímulo, condiciones físicas del medio, etc.

La motivación.

La motivación es un estado personal, de excitabilidad que permite iniciar un aprendizaje.


Desde un punto de vista neurobiológico es un estado de excitabilidad óptima de la corteza cerebral que
depende de la acción de diferentes neurotransmisores.

La motivación depende de varios factores, como el buen funcionamiento del cerebro, la incentivación
de los otros y la historia personal.

Por otra parte, si un niño tiene problemas familiares y/o emocionales es muy probable que no esté
motivado para aprender.

La motivación parte de una necesidad personal de satisfacer algo, desde el ámbito fisiológico hasta el
ámbito social y profesional.

Tipos de conductas motivadas


El estudio de la motivación se refiere al estudio de las causas de ciertas conductas. Hay dos tipos de
conductas motivadas: reguladoras y no reguladoras.

a) Conductas reguladoras
Son aquellas controladas por mecanismos autorreguladores u homeostáticos que permiten preservar
ciertas funciones corporales más o menos constantes.
Por ejemplo, nuestra temperatura interna se mantiene aproximadamente a 37 °C. Su regulación se
produce en el hipotálamo. Pequeñas variaciones de ella generan cambios con el fin de volver al punto de
equilibrio. Estos pueden ser involuntarios, como un escalofrío, o voluntarios como meterse en la cama,
ponerse un abrigo o acercarse a una estufa. Esta regulación realizada por nuestro organismo se denomina
homeostasis.
Cuando se rompe el equilibrio surge en el cuerpo un desbalance (en algunos casos una necesidad) que se
mantiene hasta que nuestro organismo, a través del gasto de energía, restablece el equilibrio u
homeostasis (u obtenemos lo que nos falta en caso de necesitar una fuente externa). Esta necesidad
desencadena una motivación que lleva a la persona a actuar a fin de restablecer el equilibrio y por lo
tanto satisfacer esa necesidad.
Por lo tanto reconocemos tres etapas de este proceso: 1) Aparición de una desbalance o desequilibrio: por
ejemplo, la falta de agua en nuestro cuerpo. 2) Comienzo de la motivación: la sensación de sed nos hace levantar de la
cama e ir a buscar agua a la heladera. 3) Disminución o satisfacción de la necesidad: por ejemplo, cuando bebemos el
agua nos sentimos mejor.

b) Conductas no reguladoras
No están controladas por mecanismos homeostáticos, por lo tanto se refieren a una gran variedad de
conductas que abarca desde las relaciones sexuales, la educación de los hijos, la vida laboral, etc. En
algunas de ellas interviene el hipotálamo, como en las relaciones sexuales, mientras que en la mayoría
está implicada la corteza cerebral, especialmente los lóbulos frontales.
Un ejemplo claro es cuando discutimos con nuestra pareja de algo sobre lo cual sabemos que estamos
equivocados y luego nos arrepentimos. Esto genera en nosotros una sensación de malestar y deseamos
reparar la situación. Hablamos por teléfono, nos encontramos para conversar y nos sentimos mejor.

En la mayoría de los animales estas funciones están principalmente gobernadas por regulaciones
homeostáticas a partir del hipotálamo, pero, en animales más complejos y en los seres humanos, las
necesidades se complejizan, así como la variedad de respuestas. En el ser humano las motivaciones
responden a las necesidades homeostáticas y los deseos afectivos inmediatos, y en simultáneo permiten
la formación de aprendizajes.
Por otra parte, como existe una relación entre la motivación y nuestros estados emocionales, ciertas
estructuras del sistema límbico, así como el hipotálamo y el núcleo acumbens, están involucrados en
dicho proceso.

En el correspondiente al del sistema nervioso central, la activación generalmente se refiere al estado


de gran excitabilidad neuronal, o a la posibilidad de las neuronas de descargar (disparar) impulsos
nerviosos cuando son activadas apropiadamente.

La motivación es un dispositivo que se desarrolla en el mesencéfalo y tiene como neurotransmisor


principal la dopamina. Este neurotransmisor es esencial en los mecanismos que desencadenan la
actividad motora participando en los mecanismos sensoriomotores, motivacionales y de control que
impulsan a los animales en general y a los humanos a buscar fuentes de gratificación, por lo que puede
ser tentativamente llamado “sistema activador dopaminégico”.

Las estructuras que intervienen en la motivación son: el tegmentum que proyecta hacia la amígdala
(relacionada con las emociones) y el núcleo accumbens que relaciona los procesos de aprendizaje,
como por ejemplo el refuerzo por gratificación o sistema de recompensa y la respuesta a los estímulos
novedosos.

La dopamina en el núcleo accumbens cumple la función de provocar respuestas de acercamiento


flexibles en presencia de varios estímulos salientes o, en otras palabras, modula los procesos de
motivación.
Este núcleo es una interface entre ciertas estructuras del sistema límbico (estados emocionales) y el
sistema nervioso motor (pasaje a la acción)

Un ejemplo:
Integremos con un ejemplo concreto: Aldana quiere aprobar el examen de Historia. Aldana está
motivada para estudiar historia
En el proceso de motivación interviene la dopamina. Este neurotransmisor es muy importante tanto para
sostener el foco de atención en el tiempo como para establecer nuevos aprendizajes en nuestra memoria.
Los estímulos comienzan en el área tegmental ventral a través de las vías dopaminérgicas; luego los
impulsos nerviosos llegan a la amígdala donde se evalúa el placer y el dolor. Por ejemplo, si el estímulo
es no placentero y reconocido como doloroso y/o peligroso, será rechazado con el fin de no repetir
acciones que nos perjudiquen. En cambio, si nuestra amígdala interpreta una posible recompensa o
estímulo placentero como lo es aprobar un examen de historia, la información se conducirá hacia el
centro liberador de dopamina más importante: el núcleo accumbens.

Esta liberación de dopamina genera la activación de otros dos neurotransmisores, la noradrenalina y la


adrenalina, que aumentan la tensión y nos movilizan para realizar una determinada acción, como en el
caso de Aldana: estudiar para un parcial con el fin de obtener la recompensa de aprobar examen.
Es así que cuando la información llegue a los lóbulos frontales, y sea analizada, el cerebro de Aldana
estará bajo los efectos de la noradrenalina y la adrenalina con el fin de mantener la atención sostenida
para poder estudiar lo que favorecerá el establecimiento de la memoria y el aprendizaje.

Finalmente, cuando Aldana obtenga la recompensa, por ejemplo aprobar el examen y, en definitiva,
sienta la gratificación de haber aprendido, se presentará en ella un agradable sentimiento debido a la
producción de otro neurotransmisor llamado serotonina. La serotonina favorece un estado de relajación
en el que son predominantes la serenidad y la quietud aumentando el razonamiento y disminuyendo los
estados emocionales negativos. La serotonina se segregará por un lado desde el mesencéfalo hacia
determinadas áreas del sistema límbico involucradas con las emociones y la memoria. Por otro lado, se
secretará desde el mesencéfalo hacia la corteza, lo que significará tomar conciencia de las acciones y
consecuencias del comportamiento motivado.

La dopamina es un neurotransmisor que controla los sistemas encargados de activar los centros
responsables de la actividad motora y los centros del placer. Es responsable de potenciar la atención y la
memoria.

La habituación
La habituación es el proceso por el cual a través de la repetición de ciertos estímulos que se hacen
monótonos se genera la diferenciación de la información relevante de la que no lo es. Se aprende a
ignorar un estímulo por falta de significado.
Por ejemplo, si estamos leyendo un cuento es necesario habituarnos a otros estímulos como el ladrido
del perro que tenemos al lado, la música que está escuchando un amigo, etc. Se trata de un mecanismo
que favorece nuestra concentración. Si estamos en el aula no reaccionamos frente a los ruidos que vienen
del pasillo o la bocina de un colectivo.
Cuando se produce la habituación, las neuronas del cerebro disminuyen sus impulsos nerviosos como
respuesta a la repetición del estímulo.
La habituación se refiere a la pérdida de la capacidad que posee el estímulo para producir el estado de
alerta tras la aparición repetida del mismo.
En ausencia de habituación estaríamos respondiendo en forma ilimitada a cualquier estímulo sin la
posibilidad de poder concentrarnos selectivamente en uno en concreto. la habituación es el mecanismo
más básico del aprendizaje.

Para que se produzca la habituación es necesario que el estímulo que llega no posea un vínculo emo-
cional o de interés.

El hipocampo y algunos ganglios basales del cerebro son estructuras esenciales para la eliminación de
respuestas a estímulos irrelevantes, capacitando al individuo a comportarse de una manera selectiva en la
elaboración de respuestas.

Debemos recordar la importancia del ingreso de iones calcio a la neurona presináptica como respuesta a
la llegada del potencial de acción y luego la liberación del neurotransmisor. Ante estímulos repetidos y
no significativos disminuye la apertura de los canales de calcio y por lo tanto la entrada de dicho iones,
generando la disminución de la liberación de neurotransmisores por la neurona presináptica.

La atención
Muchas veces cuando estamos en una reunión de amigos conversamos con alguno de ellos a pesar del
ruido que producen las voces de los otros, ignorando lo que dicen los demás. Tal vez captamos algunos
fragmentos de sus charlas.
Atender o “prestar atención” consiste en focalizar selectivamente nuestra conciencia, filtrando y
desechando información no deseada, como un proceso que puede manifestarse a través de diversos
mecanismos neuronales regulando la información sensorial que llega a nuestro cerebro e interactuando
para resolver la competencia entre los estímulos.

a) Atención involuntaria o fásica: es brusca y breve, está ligada al reflejo de orientación y de


estimulación rápida (cuando escuchamos nuestro nombre o una palabra que nos interesa,
Este tipo de atención se refiere a la atracción que produce sobre el organismo un estímulo
biológicamente significativo y que se observa desde los primeros meses de vida del bebé.

b) Atención voluntaria o tónica: es un proceso más complejo, implica un mantenimiento de receptividad


sostenida y adecuada de uno o más canales sensoriales. Esto conduce también a inhibir las respuestas a
estímulos irrelevantes.

Las bases biológicas de la atención


El individuo es “estimulado” durante la vigilia por señales sensoriales provenientes del exterior e interior
del organismo; sin embargo, la cantidad de información que entra excede la capacidad de nuestro
sistema nervioso para procesarla en paralelo, por lo que se hace necesario un mecanismo neuronal que
regule y focalice, seleccionando y organizando la percepción. Este mecanismo es la atención, cuya
capacidad se va desarrollando desde la infancia hasta la adultez y cuya actividad no se circunscribe
únicamente a regular la entrada de información (aspectos sensoriales), sino que también es responsable
del procesamiento mismo de la información (la percepción).

La atención está integrada por componentes perceptivos, motores y límbicos o motivacionales, por lo
que la neuroanatomía y la neurofisiología de la atención se centran en el sistema reticular activador
(SARA, el cual se encuentra dentro de la formación reticular), el tálamo, el sistema límbico, el núcleo
acumbens, el lóbulo parietal posterior y la corteza prefrontal. Es decir que la base neurofisiológica de la
atención abarca una amplia red neuronal entrelazada de estructuras subcorticales (por debajo de la
corteza) y corticales (tales como la corteza visual en el lóbulo occipital, y la auditiva en el lóbulo
temporal).

La formación reticular está constituida por fibras de sustancia blanca y núcleos de sustancia gris que
atraviesan el bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo; y tiene como función controlar el nivel
de vigilancia por medio de la alternancia “sueño-vigilia” y regular un tono de atención, incluso cuando el
estado de vigilia es constante.
A la formación reticular llegan impulsos sensoriales desde el interior del cuerpo y la periferia, y desde la
corteza cerebral y el resto del encéfalo. A su vez, este interviene como centro de retransmisión de
impulsos nerviosos hacia la corteza cerebral y hacia la médula espinal.
El SARA está implicado en la atención selectiva y aunque también responde a estimulación no selectiva,
permite filtrar la información importante de la que no lo es. Por ejemplo, interviene cuando los padres se
despiertan ante el llanto de su bebé. También puede ser que dichos padres vivan cerca de las vías del
ferrocarril y no se despierten ante el sonido del tren. Esto implica que el SARA también interviene en los
mecanismos de habituación que mencionamos anteriormente.
En resumen, podemos explicar la atención como una función cerebral regulada por tres sistemas
entrelazados: a) de alerta o arousal; b) de atención posterior o perceptiva; c) de atención anterior o atención supervisora.
El primero es el responsable del tono atencional, dependiente de la integridad del SARA y de sus
conexiones subcorticales y corticales. El segundo sistema, que nos permite ser selectivos con la
información prioritaria, está integrado por regiones del lóbulo parietal y sus conexiones corticales y
subcorticales. Por ejemplo, no escuchamos el canto de los pájaros para escuchar a nuestro interlocutor.
Por último, el tercer sistema, regulador de la dirección y el objetivo de la atención o atención deliberada,
está integrado por regiones de la corteza prefrontal y ciertos ganglios basales. Por ejemplo cuando un
alumno escucha atentamente el concepto que le explica el profesor.

La memoria.
Capacidad de almacenar, poder recordar y evocar experiencias pasadas propias o ajenas.

En al aprendizaje integramos nuestras experiencias nuevas con las ya vividas que quedaron en nuestras
memorias y que van a ser utilizadas para formar nuestras memorias futuras. Por lo tanto la memoria es
un dispositivo clave en la construcción de nuestros aprendizajes.

Todo aprendizaje implica almacenamiento de información (memoria a largo plazo) y toda memoria
implica adquisición de información. La memoria a largo plazo es la representación interna de la
información adquirida a través del aprendizaje. Se halla codificada espacio-temporalmente en redes
neuronales, mediante cambios en el funcionamiento de las neuronas (plasticidad). Las redes
neuronales están constituidas por conexiones sinápticas ordenadas que se producen por la unión entre
neuronas. La formación de estas redes es lo que permite el aprendizaje y la memoria (ver Figura 8.1).
Plasticidad
¿Qué sucede en el cerebro cuando aprendemos algo? ¿Por qué lo recordamos? ¿Qué permite que toda
la vida podamos aprender cosas nuevas?
El término plasticidad implica facultad de cambiar. Las redes neuronales de nuestro cerebro cambian
a lo largo de la vida y estos cambios nos permiten modificar la conducta, o sea el comportamiento.
Dentro de la plasticidad que presenta el cerebro, se diferencian la neuronal y la cerebral.
La plasticidad neuronal se refiere a la capacidad que poseen las neuronas de formar redes neuronales que
luego persisten, por ejemplo cuando aprendemos a leer. Por otro lado, la plasticidad cerebral es la
capacidad del encéfalo de cambiar sus conexiones entre neuronas en respuesta a las experiencias, drogas,
hormonas o lesiones.
Por otro lado, la plasticidad permite nuevos aprendizajes, por lo tanto también se generan nuevas
memorias. El aprendizaje, mediante los procesos de plasticidad, es la capacidad del cerebro de cambiar
constantemente de estructura y función.
Un ejemplo que podemos citar son los músicos que interpretan instrumentos de cuerda, como los
guitarristas, cuya área de la corteza que gobierna la mano con la que tocan las cuerdas es mayor que la
correspondiente a la mano que no digita. Los dedos más utilizados son los que tienen asignado más
espacio en la corteza para procesar la información. Por otro lado, en las personas no videntes que leen
braile, la corteza visual se torna más activa cuando comienzan a palpar con los dedos las señales
prominentes.
Como vimos previamente, esto se produce por cambios a nivel sináptico y puede prevalecer durante
mucho tiempo. El aprendizaje que conduce a la memoria a largo plazo y a la modificación del
comportamiento debe involucrar cambios persistentes en la fuerza de la sinapsis, lo que se conoce como
plasticidad neuronal (ver Figura 8.3). En ella se produce un fenómeno llamado potenciación a largo
plazo o de larga duración o LTP.

Estructuras cerebrales involucradas en los procesos de memoria


¿Qué estructuras cerebrales están involucradas en la adquisición de la información?, ¿y en el
almacenamiento? ¿Solo nosotros tenemos memoria?

La memoria tiene distintas etapas en las que intervienen distintas estructuras cerebrales.

No existe un mecanismo universal para el aprendizaje y la memoria, sino que diferentes tipos de
memoria pueden utilizar diferentes mecanismos, que se expresan a nivel celular.

Áreas involucradas en la formación y evocación de memorias

La principal área involucrada en la formación y evocación de memorias es el hipocampo. A su vez el


hipocampo induce a otras áreas del cerebro a hacer lo mismo, principalmente a la corteza entorrinal (ver
Figura 8.6). La corteza entorrinal es la mayor fuente de aferencias (información que llega) del
hipocampo y también el objetivo de sus eferencias (información que sale). Está conectada de forma
fuerte y recíproca con otras áreas de la corteza cerebral, y por ello actúa como la mayor “interfaz” entre
el hipocampo y otras partes del cerebro. Está formada por fibras provenientes del hipocampo y su
función es la de actuar como centro de relevo o redistribución de información desde y hacia el hipo-
campo. Es a través de la corteza entorrinal que el hipocampo mantiene interconexiones con las áreas de
asociaciones multimodales neocorticales de los lóbulos temporales, frontales y parietales.
En síntesis la corteza entorrinal tiene conexiones ida y vuelta con la corteza, la amígdala y el hipocampo.
Es un importante centro de la memoria, en donde se integran memorias almacenadas e información
nueva.

Funciones cerebrales superiores


Se limita a tres capacidades cerebrales: gnosias (aprendizajes sensoperceptivos), praxias (aprendizajes
motores) y el lenguaje. Se adquieren a través del aprendizaje y son exclusivas de los seres humanos. Su
alteración determina los llamados trastornos específicos del aprendizaje.

El reconocimiento y manipulación de objetos mediante cualquiera de los canales sensoriales o motores


propios del hombre es posible gracias al análisis que realiza una innumerable cantidad de neuronas,
conectadas en forma muy precisa. Asimismo, estas conexiones no son fijas, sino que están sujetas a
modificaciones producto del aprendizaje.
Estas funciones son exclusivas del ser humano e indispensables en el desarrollo de diferentes
aprendizajes como la lectoescritura, el cálculo, la realización de un deporte, la música y las artes
plásticas.
Las funciones cerebrales superiores nos permiten construir tareas complejas a partir de habilidades
simples, a través de la repetición de las mismas y, lo que es más importante, trasmitirlas de generación
en generación mediante la cultura.

BASES BIOLÓGICAS DE LAS FUNCIONES CEREBRALES SUPERIORES

Todo aprendizaje genera un cambio morfológico y funcional a nivel cerebral.


Las neuronas que participan en comportamientos innatos formas redes con tránsito acotado. Sin
embargo, en neuronas involucradas en el aprendizaje, el pasaje de la información a través de la red
neuronal puede modificarse combinando células que previamente no se relacionaban.
La incorporación de información nueva en un sistema organizado se denomina “estereotipo dinámico”.
Los estereotipos son estables, pertenecen a la memoria a largo plazo y consisten en la estabilización de
un conjunto de estímulos que reaccionan como un todo.
Las actividades organizadas de la sensopercepción se conocen como gnosias. Su organización requiere
de cuatro factores fundamentales: 1) motivación, 2) coincidencia en el tiempo de los estímulos
sensoriales, 3) repetición y 4) reforzamiento.

1) La necesidad en la adquisición de una gnosia (motivación), es fundamental ya que permite resaltar ciertos estímulos por
sobre otros. 2) La coincidencia en el tiempo se refiere a la aferencia de un conjunto de estímulos que llegan a la corteza
cerebral en forma simultánea, permitiendo una síntesis. 3) Cuando estas aferencias se repiten varias veces, se consolidan
en forma de circuitos neuronales, lo que constituye un estereotipo sensoperceptivo. 4) Además de consolidarse (formación
de memoria a largo plazo), existen ciertas condiciones que refuerzan el circuito, ayudando a estabilizar el estereotipo. Este
reforzamiento puede ser puramente sensorial, sensoriomotor o puede estar también organizado por el lenguaje. Cuando se
produce una gnosia, el reforzamiento no consiste exclusivamente en la estabilización del estereotipo, sino que también
permite el reconocimiento y discriminación de unos estímulos por sobre otros.

(por ejemplo la distinción entre un ruido y una nota musical) permiten el reforzamiento de los nuevos
estereotipos auditivos que se están elaborando. Como consecuencia se establece un aprendizaje de dicha
melodía. Por lo tanto cuando la persona vuelva a escucharla va a identificar qué canción suena.

En la formación de las gnosias participan estructuras funcionales de la corteza (visión, olfato, gusto,
tacto, audición), pudiendo participar un solo hemisferio o ambos, dependiendo de la complejidad del
reconocimiento.
Una vez consolidado el estereotipo sensoperceptivo se produce el reconocimiento de un hecho externo al
individuo y como resultado se ha adquirido una gnosia. Justamente la imposibilidad del reconocimiento
de alguno de los componentes de la percepción es lo que se conoce como agnosia, y no se refiere a fallas
en las aferencias sensoriales sino, precisamente, a algún impedimento por parte de la corteza cerebral
para reconocer el estímulo. Por ejemplo, cuando una persona no puede distinguir un color debido a un
problema en la corteza visual y no en la retina o el nervio óptico.
Algunas gnosias son fundamentales en el aprendizaje, por ejemplo la lectura y la escritura. Sin embargo,
su adquisición comienza desde una edad muy temprana. Tal es el caso de las gnosias auditivas, lo cual
permite a los bebés reconocer las voces familiares y sonidos de su hogar. Está claro que la adquisición
de las gnosias requiere un aprendizaje social y este comienza en el hogar para luego continuar en el
jardín de infantes y en la escuela. Desde muy pequeños los bebés reciben estímulos a través de todos sus
sentidos y, así como se construyen las gnosias auditivas que permiten reconocer voces, también se
establecen las gnosias táctiles y visuales al manipular o reconocer sus juguetes. De esta manera,
entonces, los estímulos que reciben los niños desde sus primeros días de vida influyen en el aprendizaje
escolar posterior.

Praxias
¿Cómo aprendemos a tocar un instrumento o a manejar un auto? ¿Lo hacemos de forma instintiva o
ese aprendizaje requiere de esfuerzo y repetición?
Las praxias se definen como movimientos organizados, producto de procesos de aprendizaje previos,
que tienden a un objetivo determinado. Esos movimientos son complejos, secuenciales, no se producen
por instinto, son aprendidos y tienen una intención o propósito que les da origen. Por lo tanto las praxias
no se adquieren solo por una maduración neurológica sino que se requiere de un acto social.

Organización y aprendizaje de praxias


Todo movimiento implica un registro en la corteza cerebral bajo la forma de aferencias propioceptivas,
también llamado kinestésica. El sistema propioceptivo forma parte de otro sistema más complejo
llamado sistema somatosensorial. Este incorpora y procesa diferentes tipos de información sensorial,
como la propioceptiva que se refiere a la información proveniente de los músculos y tendones que
determina la posición de las extremidades y el cuerpo. La información kinestésica se refiere a la
conciencia del movimiento y la posición de las articulaciones. El sistema somatosensorial es uno de los
modelos que se desarrolla más temprano en el ser humano y, entre otras funciones, permite el
aprendizaje y ejecución de las acciones motoras.

En el inicio de la organización de este aprendizaje motor, las primeras ejercitaciones ocasionan fatiga
y dolores musculares en grupos de músculos que no intervienen directamente en la actividad de tocar el
instrumento, como ser los de la espalda y de la nuca.
A medida que avanza la ejercitación empiezan a ceder los dolores musculares y hay menos fatiga.
Como producto de una menor generalización, la actividad se va limitando a los músculos que
efectivamente intervienen en el comportamiento motor que se está elaborando. Esto se logra ya que se
produce la inhibición diferencial que suprime la participación de grupos musculares ajenos.
Al repetirse las actividades musculares, se consolida y sintetiza la información correspondiente a la
llegada simultánea de esas aferencias propioceptivas a la corteza cerebral.

Para realizar un movimiento los músculos deben mover tanto las articulaciones como los huesos, y para
que esto se lleve a cabo, estos deben activarse por medio de los nervios motores que parten de la médula
espinal, el tronco cerebral y el cerebro.
Existen varias estructuras involucradas en el control de los movimientos voluntarios, de las cuales
nombraremos las siguientes: corteza prefrontal, área motora suplementaria, corteza premotora y corteza
motora primaria. La estimulación de estas áreas permite el movimiento de músculos de diferentes partes
del cuerpo.

Corteza motora prefrontal. Se ubica en la parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro y se
encuentra frente a las cortezas motora y premotora. Su función es la de planificar los movimientos.

Corteza premotora y área motora suplementaria. Ambas regiones se encuentran cercanas a la corteza
motora primaria. Controlan la realización de movimientos en contextos particulares. Estudios de
neuroimagen funcional demuestran que cuando las personas realizan secuencias de movimiento o las
imaginan ambas regiones se activan. Reciben información sensorial del lóbulo temporal y parietal y en-
vían dicha información por vía eferente a la corteza motora primaria.
El área motora suplementaria está involucrada en la preparación, iniciación y monitoreo de movimientos
complejos. Aunque los movimientos sencillos como flexionar los dedos activan la corteza motora y
sensorial primaria, los movimientos más complejos secuenciales provocan activación adicional del área
motora complementaria.

La corteza motora primaria controla el número de músculos, la fuerza y la trayectoria del movimiento, es
decir que ejecuta las acciones del movimiento. La activación de la corteza motora primaria provoca el
movimiento de partes concretas del cuerpo.
Equilibrio afectivo-emocional
Es un requerimiento muy importante para que tenga lugar el aprendizaje, en particular por su influencia
sobre la motivación y la memoria.

Para concluir

No hace falta hacer actividades llamativas, sino actividades que respondan a los factores que motivan al
alumno. Por eso es muy importante conocer los intereses de las personas con las que trabajamos, saber
cuáles son sus expectativas, sus ideas previas, ser capaces de percibir sus estados emocionales y ser
mediadores de sus procesos cognitivos.
Todos estos factores se deberían tener en cuenta cuando el docente programa sus clases, en el diseño
de la tarea diaria. Recordemos que la motivación no está en la actividad que hacemos sino que es
intrínseca de los alumnos. ¿Qué los motiva? ¿Qué les gustaría aprender? ¿Cómo le gustaría aprender?
¿Qué saben ya? o sea, ¿qué ideas previas tienen para seguir construyendo los aprendizajes?
Principales estructuras cerebrales que participan en el aprendizaje
(Byrnes, 2001; Jensen, 2005; Wolfe, 2001),

Corteza cerebral.

El cerebro está cubierto por la corteza cerebral, que es una capa delgada, con un grosor
similar al de la cáscara de una naranja (menos de un cuarto de pulgada). La corteza cerebral es la
“materia gris” arrugada del cerebro. Los pliegues permiten que la corteza cerebral tenga una superficie
mayor y, por lo tanto, un mayor número de neuronas y de conexiones neuronales. La corteza cerebral
contiene dos hemisferios (derecho e izquierdo), cada uno de los cuales se compone de cuatro lóbulos
(occipital, parietal, temporal y frontal). La corteza es el área central involucrada en el aprendizaje, la
memoria y el procesamiento de la información sensorial.

Tallo cerebral y formación reticular. En la base del cerebro se encuentra el tallo cerebral, que se encarga
de las funciones del SNA (involuntarias por medio de su formación reticular, que es una red
de neuronas y fibras encargadas de regular el control de funciones corporales básicas como la respiración,
la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea, el movimiento ocular, la salivación y el gusto. La
formación reticular también está involucrada en los niveles de conciencia (como el sueño y la vigilia).
Por ejemplo, cuando uno entra en una habitación silenciosa y oscura, la formación reticular disminuye
la activación del cerebro y facilita el sueño. La formación reticular también ayuda a controlar la
información sensorial. Aunque estamos bombardeados constantemente por múltiples estímulos, esta
estructura permite que nos enfoquemos sólo en los estímulos relevantes, lo cual es fundamental para
la atención y la percepción (capítulo 5), componentes básicos en el sistema de procesamiento de información
del ser humano. Por último, la formación reticular produce muchos de los mensajeros químicos
del cerebro.

Cerebelo. El cerebelo, localizado en la zona posterior del cerebro, regula el equilibrio corporal, el control
muscular, los movimientos y la postura del cuerpo. Aunque estas actividades están principalmente
bajo control consciente y, por lo tanto, en el el dominio de la corteza, esta última no cuenta con todo el equipo
necesario para regularlas, por lo que debe trabajar en conjunto con el cerebelo para la coordinación
de los movimientos. El cerebelo es la clave para adquirir las habilidades motoras. Con la
práctica muchas habilidades motoras se convierten en automáticas (como tocar el piano y conducir un
automóvil). Este automatismo ocurre porque el cerebelo tomará parte del control, con lo cual permitirá
que la corteza se concentre en las actividades que requieren la conciencia (por ejemplo, pensar y
resolver problemas).

Tálamo e hipotálamo. Arriba del tallo cerebral se encuentran dos estructuras del tamaño de una nuez:
el tálamo y el hipotálamo. El tálamo actúa como un puente por el cual se envía la información desde
los órganos de los sentidos (con excepción del olfato) hacia la corteza. El hipotálamo forma parte del
SNA y controla las funciones corporales necesarias para mantener la homeostasis, como la temperatura
corporal, el sueño, y las sensaciones de sed y hambre. El hipotálamo también es responsable del
incremento en la frecuencia cardiaca y respiratoria que experimentamos cuando nos asustamos o nos
sentimos estresados.

Amígdala. La amígdala participa en el control de las emociones y la agresividad. La información


sensorial (exceptuando al olfato, que viaja directamente a la corteza) va al tálamo, el cual a su vez
envía la información al área apropiada de la corteza y a la amígdala. La función de la amígdala
consiste en evaluar qué tan peligrosa es la información sensorial; si reconoce un estímulo potencialmente
dañino, envía una señal al hipotálamo, que provoca los cambios emocionales antes señalados
(como el aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión sanguínea).

Hipocampo. El hipocampo es la estructura cerebral responsable de la memoria del pasado inmediato.


¿Cuánto dura el pasado inmediato? Como veremos en el capítulo 5, no existe un criterio objetivo sobre
lo que constituyen la memoria inmediata y la memoria a largo plazo (o permanente). Al parecer el
hipocampo ayuda a establecer la información en la memoria a largo plazo (que reside en la corteza),
pero continúa desempeñando su papel de activar esa información cuando se necesita. Por consiguiente,
el hipocampo intervendría en la memoria actual activa (de trabajo) hasta que la información se haya
codificado completamente en la memoria a largo plazo, momento en el que es posible que el hipocampo
deje de desempeñar su función.

Cuerpo calloso. A lo largo de todo el cerebro (encéfalo), del frente hacia atrás, existe una banda de fibras
conocidas como cuerpo calloso, la cual lo divide en dos mitades o hemisferios y los conecta para el
procesamiento neuronal. Esto es fundamental porque gran parte del procesamiento mental ocurre
en diferentes lugares del cerebro y a menudo involucra a ambos hemisferios.

Lóbulo occipital. Los lóbulos occipitales del cerebro participan principalmente en el procesamiento de la
información visual. Al lóbulo occipital también se le conoce como corteza visual. Recuerde que el tálamo
recibe primero los estímulos visuales y luego envía esas señales a los lóbulos occipitales. Aquí se
llevan a cabo varias funciones, como la determinación del movimiento, el color, la profundidad, la distancia
y otras características visuales. Una vez que se dan estas determinaciones, los estímulos visuales
son comparados con la información almacenada en la memoria para determinar el reconocimiento (la
percepción). De esta manera se reconoce un objeto que coincide con un patrón almacenado. Cuando
no hay coincidencia, se codifica un nuevo estímulo en la memoria. La corteza visual debe comunicarse
con otros sistemas del cerebro para determinar si un estímulo visual coincide con un patrón almacenado
(Gazzaniga, Ivry y Mangun, 1998). En el diálogo que abre este capítulo, Joe destaca la importancia
del procesamiento visual en el aprendizaje.

Las personas pueden controlar fácilmente su percepción visual obligándose a poner atención en
ciertas características del ambiente y a ignorar otras. Por ejemplo, si estamos buscando a un amigo
en una multitud, podemos ignorar miles de estímulos visuales y enfocarnos sólo en aquellos estímulos
que nos servirán para determinar si nuestro amigo está presente (por ejemplo, sus rasgos faciales).
Los profesores utilizan esta idea cuando piden a los estudiantes que pongan atención en exposiciones
visuales y les informan acerca de los objetivos de la lección al principio de la clase.

Lóbulo parietal. Los lóbulos parietales, localizados en la parte superior del cerebro, son responsables
del sentido del tacto, y ayudan a determinar la posición del cuerpo y a integrar la información visual.
Los lóbulos parietales poseen una sección anterior (adelante) y posterior (atrás). La parte anterior
recibe información del cuerpo con respecto al tacto, la temperatura, la posición del cuerpo y las sensaciones
de dolor y presión (Wolfe, 2001). Cada parte del cuerpo tiene ciertas zonas en la parte anterior
que reciben la información que éste envía y la identifican con exactitud.
La parte posterior integra la información táctil para brindar una conciencia corporal espacial o
para conocer la posición del cuerpo en todo momento. Los lóbulos parietales también pueden aumentar
o reducir la atención a diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, el lóbulo parietal recibe e identifica
el dolor en una pierna, pero si el individuo está viendo una película divertida y le pone mucha
atención, es probable que “se olvide” de que le duele la pierna.

Lóbulo temporal. Los lóbulos temporales, localizados en un costado del cerebro, son responsables del
procesamiento de la información auditiva. Cuando se recibe información auditiva (como una voz u
otros sonidos), esa información se procesa y transmite a la memoria auditiva para determinar el reconocimiento.
Luego, el reconocimiento puede conducir a la acción. Por ejemplo, cuando un profesor
ordena a los estudiantes que guarden sus libros y se formen en la puerta, la información auditiva es
procesada y reconocida, lo que conduce a la acción apropiada.
En la zona donde los lóbulos occipital, parietal y temporal se cruzan en la corteza del hemisferio
izquierdo, se encuentra el área de Wernicke, la cual nos permite comprender el lenguaje y utilizar la
sintaxis adecuada cuando hablamos. Esta área trabaja de forma estrecha con otra zona ubicada en el
lóbulo frontal del hemisferio izquierdo conocida como área de Broca, que es necesaria para hablar.
Si bien estas áreas fundamentales de procesamiento del lenguaje están situadas en el hemisferio izquierdo
(aunque, como se explicará más adelante, en algunas personas el área de Broca se localiza en
el hemisferio derecho), muchas partes del cerebro trabajan en conjunto para comprender y producir el
lenguaje. Más adelante en este capítulo profundizaremos en el análisis del lenguaje.

Lóbulo frontal. Como su nombre lo indica, los lóbulos frontales se localizan en la zona frontal del cerebro
y conforman la parte más grande de la corteza. Sus principales funciones son el procesamiento de
la información con respecto a la memoria, la planeación, la toma de decisiones, el establecimiento
de metas y la creatividad. Los lóbulos frontales también contienen la corteza motora primaria que regula
los movimientos musculares.
Podría decirse que los lóbulos frontales del cerebro nos distinguen más claramente de los
animales inferiores, e incluso de nuestros ancestros de generaciones pasadas. Los lóbulos frontales
han evolucionado para asumir funciones aún más complejas, ya que nos permiten planear
y tomar decisiones conscientes, resolver problemas y conversar con otras personas. Además, nos
hacen conscientes de nuestros procesos mentales, lo que constituye una forma de metacognición
Al parecer la MLP de la información declarativa reside en las cortezas frontal y temporal.
Gran parte de la información procedimental se convierte en automática, de manera que se pueden
realizar los procedimientos con poca o ninguna conciencia (como escribir en el teclado y andar
en bicicleta). El aprendizaje procedimental inicial involucra la corteza prefrontal, el lóbulo parietal
y el cerebelo, lo cual garantiza que atendamos de forma consciente los movimientos o pasos, y que esos
movimientos o pasos se integren de manera correcta. Con la práctica estas áreas muestran menor
actividad y otras estructuras cerebrales, como la corteza motora, se vuelven más activas (Wolfe, 2001).

Desde la perspectiva de la neurociencia cognoscitiva, aprender implica formar y fortalecer conexiones y redes
nerviosas (conexiones sinápticas).

En resumen, parece que los estímulos o la información entrante activan la parte apropiada del
cerebro y se codifican como conexiones sinápticas. Con la repetición estas conexiones se hacen más
numerosas y se fortalecen, lo que significa que ocurren de manera más automática y se comunican
mejor entre sí. El aprendizaje altera las regiones específicas del cerebro involucradas en las tareas
(National Research Council, 2000). Las experiencias son fundamentales para el aprendizaje, tanto
las que ofrece el entorno (por ejemplo, estímulos visuales y auditivos) como las que resultan de nuestras
actividades mentales (como nuestros pensamientos).
Dado que el cerebro impone cierta estructura a la información entrante, es importante que esta
estructura ayude a facilitar los recuerdos. Entonces, podríamos decir que la simple consolidación y la
memoria son insuficientes para garantizar el aprendizaje a largo plazo, y que más bien la instrucción
debería cumplir la función fundamental de ayudar a establecer una estructura adecuada para ello

Estrategias

Aprendizaje basado en problemas. El aprendizaje basado en problemas es un método de aprendizaje


efectivo (capítulo 6), el cual involucra a los estudiantes en el aprendizaje y ayuda a motivarlos.
Cuando los alumnos trabajan en grupos también pueden mejorar sus habilidades de aprendizaje
cooperativo. El aprendizaje basado en problemas requiere que los estudiantes piensen de forma
creativa y manejen su conocimiento en formas únicas. Es especialmente útil para proyectos que no
tienen una solución correcta.

Simulaciones y juegos de roles. Las simulaciones y los juegos de roles ofrecen muchos de los beneficios
que proporciona el aprendizaje basado en problemas. Las simulaciones pueden realizarse por
medio de computadoras, en la clase regular o en ambientes especiales (por ejemplo, museos). El juego
de roles es una clase de modelamiento (capítulo 4) en el que los estudiantes se observan unos a otros.
Tanto las simulaciones como los juegos de roles ofrecen a los estudiantes oportunidades de aprendizaje
que no suelen estar disponibles. Estos métodos mejoran la motivación y exigen la atención de los
estudiantes; y a la vez, les permiten involucrarse emocionalmente y de manera activa con el material.
En conjunto, estos beneficios ayudan a fomentar el aprendizaje.

Discusiones activas. Muchos temas sirven para organizar discusiones entre los estudiantes. Los alumnos
que forman parte de una discusión se ven obligados a participar; no pueden ser observadores
pasivos. Este nivel mayor de participación cognoscitiva y emocional conduce a un mejor aprendizaje.
Además, al participar en discusiones los estudiantes se exponen a nuevas ideas, las cuales despuésintegran a sus
propias ideas. Esta actividad cognoscitiva ayuda a crear conexiones sinápticas y nuevas
formas de utilizar la información.

Gráficas. El cuerpo humano está estructurado de tal forma que obtiene más información a través
de la vista que de los otros sentidos (Wolfe, 2001). Las exhibiciones visuales ayudan a fomentar la
atención, el aprendizaje y la retención. Los descubrimientos obtenidos mediante la investigación del
aprendizaje y del cerebro apoyan los beneficios de las gráficas. Los profesores que utilizan gráficas en
su enseñanza y piden a los estudiantes que las utilicen (por ejemplo con proyectores, presentaciones
de PowerPoint©, demostraciones, dibujos, mapas conceptuales, organizadores gráficos) les permiten
beneficiarse del procesamiento de la información visual y mejorar su aprendizaje.

Atmósfera positiva. En la sección sobre las emociones vimos que el aprendizaje es más productivo
cuando los estudiantes tienen una actitud positiva y se sienten emocionalmente seguros. Por el contrario,
el aprendizaje se dificulta cuando los alumnos están estresados o ansiosos, por ejemplo, cuando
temen responder de forma voluntaria porque el profesor se enoja si sus respuestas son incorrectas.
En el capítulo 8 y en otras partes de este texto planteamos que las creencias positivas de los alumnos
acerca de sí mismos y de su entorno son fundamentales para un aprendizaje efectivo. La investigación
del cerebro sustenta el efecto positivo que puede tener el involucramiento emocional sobre el aprendizaje
y la creación de conexiones sinápticas. Los profesores que crean una atmósfera positiva en el
aula descubrirán que los problemas de conducta se reducen y que los estudiantes participan más en
el aprendizaje.

Desde una perspectiva neurocientífica, el aprendizaje es el proceso de construir y modificar conexiones


y redes nerviosas (sinápticas). Los estímulos sensoriales se procesan en las partes de los
recuerdos sensoriales del cerebro; estos son retenidos y transferidos a la memoria de trabajo, que al
parecer reside en múltiples partes del cerebro, pero principalmente en la corteza prefrontal del lóbulo
frontal. Después, la información puede ser transferida a la memoria a largo plazo. Distintas partes del
cerebro están involucradas en la memoria a largo plazo, dependiendo del tipo de información (por
ejemplo, declarativa y procedimental). Con presentaciones repetidas de estímulos o de información
las redes nerviosas se fortalecen, de manera que las respuestas nerviosas ocurren con rapidez. El proceso
de estabilización y fortalecimiento de las conexiones sinápticas se conoce como consolidación,
y a través de ella se modifican la estructura física y la organización funcional del cerebro.

Sin embargo, es importante evitar que los resultados de este tipo de investigación se generalicen demasiado, por
ejemplo, etiquetando a los estudiantes como individuos con cerebro derecho o izquierdo. La mayor parte de las
tareas de aprendizaje requieren la actividad de ambos hemisferios y la diferencia entre las funciones del cerebro son
relativas más que absolutas.

¿Cómo ocurre el aprendizaje?


Desde la perspectiva de la neurociencia cognoscitiva, el aprendizaje implica la formación y el fortalecimiento de
conexiones nerviosas (sinapsis), un proceso conocido como consolidación. Las experiencias repetidas ayudan
a fortalecer las conexiones y permiten que las activaciones nerviosas y la transmisión de información sean
más rápidas. Otros factores que favorecen la consolidación son: la organización, el repaso, la elaboración y el
involucramiento emocional en el aprendizaje.

¿Qué papel desempeña la memoria?


La memoria no es un fenómeno unitario, ya que diferentes áreas del cerebro participan en la memoria a corto plazo
(MCP) y en la memoria a largo plazo (MLP). La memoria incluye la información por establecer, de manera que se
forman conexiones nerviosas y la transmisión nerviosa se vuelve automática.

¿Cuál es el papel de la motivación?


El cerebro tiene una predisposición natural hacia los resultados placenteros y produce opiáceos para obtenerlos
de forma natural. Al parecer esta predisposición también es activada por la expectativa de lograr recompensas.
Los estados motivacionales son conexiones nerviosas complejas que incluyen emociones, cogniciones y
conductas.

¿Cómo ocurre la transferencia?


La transferencia implica el uso de información de formas novedosas o en situaciones nuevas. Desde una perspectiva
neurocientífica, esto significa que se forman nuevas conexiones nerviosas entre el aprendizaje y los nuevos usos y
situaciones.
Estas conexiones no se forman de manera automática. Los estudiantes deben aprenderlas mediante la experiencia (por
ejemplo, mediante la enseñanza) o determinarlas por sí mismos (por ejemplo, a través de la solución de problemas).

¿Cuáles procesos participan en la autorregulación?


Los procesos involucrados en la autorregulación (metas, evaluación del progreso hacia las metas, autoeficacia; capítulo 9),
que se estudian en otra parte de este texto, son las cogniciones que son representadas igual que el conocimiento; a saber,
por medio de las conexiones sinápticas del cerebro. Es probable que la mayor parte de estas actividades autorregulatorias
residan en el lóbulo frontal del cerebro. Las conexiones nerviosas que se forman entre las actividades de autorregulación y
las tareas que realizan los estudiantes les permiten autorregular su aprendizaje.

¿Cuáles son las implicaciones para la instrucción?


La investigación del cerebro sugiere que la educación infantil temprana es importante, y que la instrucción y los programas
remediales deben especificarse con claridad, de modo que las intervenciones se ajusten a las necesidades individuales. Las
actividades que atraen a los aprendices (como las discusiones y los juegos de roles), y que captan y mantienen su atención
(por ejemplo, los exhibidores gráficos) pueden producir un mejor aprendizaje.
Un ejemplo:
Integremos con un ejemplo concreto: Aldana quiere aprobar el examen de Historia. Aldana está
motivada para estudiar historia
En el proceso de motivación interviene la dopamina. Este neurotransmisor es muy importante tanto para
sostener el foco de atención en el tiempo como para establecer nuevos aprendizajes en nuestra memoria.
Los estímulos comienzan en el área tegmental ventral a través de las vías dopaminérgicas; luego los
impulsos nerviosos llegan a la amígdala donde se evalúa el placer y el dolor. Por ejemplo, si el estímulo
es no placentero y reconocido como doloroso y/o peligroso, será rechazado con el fin de no repetir

Feldman, Robert S. (2005). Psicología con aplicaciones en países de habla hispana. México: McGraw
Hill. ISBN 978-607-15-0287-2

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