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Pero, si tenemos fe
Dios siempre nos abrirá una puerta
que aunque tal vez no sea
la que queríamos,
al final será
buena para nosotros. A.J. Cronin
Oliendo y Corriendo; Kif y Kof buscaban su queso favorito. Los ratones con su cerebro de roedores, tenían
muy buen instinto y buscaban el queso que preferían. Las gentes usaban un cerebro repleto de creencias para
buscar un tipo muy distinto de Queso, que ellos creían que los haría ser felices y triunfar.
Oli olfateaba para averiguar la dirección para ir a buscar el queso. Corri se abalanzaba hacia allí.
Kif y Kof, usaban un método distinto, basado en su capacidad de pensar y aprender de las experiencias
pasadas, aunque a veces sus creencias y emociones los confundían.
Con el tiempo, cada uno siguiendo su propio método, todos encontraron su queso.
Oli y Corri se despertaban temprano todas las mañanas, como siempre, y corrían por el laberinto siguiendo la
misma ruta, se quitaban sus zapatos y se las colgaban del cuello para tenerlas a mano en el momento en que se
necesitaran. Al principio Kif y Kof , también se iban corriendo todos los días. Pero, al paso del tiempo,
cambiaron de costumbres. Se despertaban cada día más tarde, se vestían más despacio y se iban caminando.
Al fin y al cabo, sabían donde estaba el queso y cómo llegar a él. No tenían ni idea de la procedencia del
queso ni sabían quién lo ponía allí. Simplemente suponían que estaría allí. Se sentían felices y contentas,
pensando que estaban a salvo para siempre.
Si no cambias, te extingues.
Imaginarse disfrutando del queso nuevo incluso antes de encontrarlo conduce hacia él.
Es más seguro buscar en el laberinto que quedarse de brazos cruzados sin queso.
Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria.
Notar enseguida los pequeños cambios ayuda a adaptarse a los cambios más grandes que están por llegar.
¡Moverse con el queso y disfrutarlo!