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Indicadores de Org - Local PDF
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1. Presentación
Por ejemplo, los indicadores de gestión municipal pueden ser definidos desde la
municipalidad como factor de evaluación de desempeño; desde el gobierno central, como
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factor de control fiscal; y desde la sociedad civil, como herramienta de integración al
gobierno local.
Refiriéndose a esta última, José Blanes plantea que “allí donde hay capacidad para
organizarse, observar, e intervenir, el indicador es básico”. Apunta a la necesidad de que
exista una base social que usufructúe de estas herramientas.
Respecto de los usos de los indicadores, Clara Ángel señaló que puede haber dos
perspectivas extremas. Por el lado tecnocrático, el indicador es un elemento que posibilita
una buena gestión. Por el lado de la perspectiva del cogobierno, el indicador surge desde
los intereses de la gente. En ambos planteamientos, aparentemente contradictorios,
podemos encontrar elementos para un buen gobierno. Por tanto, la lógica no es optar por
una u otra de estas perspectivas, sino complementarlas.
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Por último, Mario Lombardi planteó un punto crucial a la hora de hablar de un buen indicador
local: éste debe incorporar la variable territorial al análisis. Suele considerarse la dimensión
administrativa como la más importante, la que se sobrepondría en forma perfecta a la
dimensión territorial. Esto no es así en la realidad. Lo administrativo es el ámbito de las
decisiones y se acerca al nivel estatal. Lo territorial, en cambio, es el ámbito del accionar de
las personas, y se acerca al nivel local. Por tanto, los dos ámbitos pueden no quedar
engarzados en forma perfecta; pueden no ser explicados el uno por el otro totalmente. Es
importante, entonces, reconocer ambos factores y dar cuenta de ellos en forma particular,
para luego ver cómo se relacionan.
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3. El gobierno local en América Latina y la función de los indicadores en ese contexto
Carmen Silva, representante del poder desde la sociedad civil como dirigenta de la junta de
vecinos del barrio Bellavista (Santiago), resumió esta idea, en que el tema de lo local es
básico a la hora de hablar de democracia real.
Ella planteó un asunto básico cuando se trata de posicionar los problemas locales: estos
son en el fondo problemas nacionales, ya que es en el ámbito de lo local donde se expresa
el problema macro, difuminándose así, en lo concreto, la separación tajante que suele
pensarse entre lo “macro” y lo “micro”. En palabras de Carmen Silva: “El problema está en
hacer un ejercicio de democracia en chico, y yo creo que el poder local es tremendamente
importante y no se le ha dado oportunidad”.
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Desde una perspectiva de análisis de municipios aislados, la noción de ciudad no aparece.
Para posibilitar la disminución de desigualdades entre municipios, hay que entender que
muchos de los problemas no sólo competen a los municipios pobres, sino a la ciudad,
perspectiva que permitiría equilibrar los recursos.
Tampoco debemos olvidar los barrios. Si consideramos lo mencionado por Carmen Silva,
quien postula que lo nacional se revela en lo local, podemos decir que una perspectiva
desde los barrios, si bien no logra ser integradora de todas las complejidades del entramado
de una ciudad, expresa concretamente los problemas globales.
Es importante, entonces, que la ciudadanía adquiera un lugar como tal en el gobierno real;
el ciudadano pasivo debe movilizarse para ser activo en sus derechos y en la construcción y
afirmación de nuevos derechos. Sólo si existe la posibilidad operativa de utilizar los
indicadores por parte de los miembros de la sociedad, es posible hablar de un indicador útil
en lo local.
Otro asunto que se debe considerar cuando hablamos de participación es que, si bien el
objetivo obvio es incorporar a los excluidos, esto puede llevar a que se centren los
programas y proyectos sólo en las políticas públicas. En Brasil, Porto Alegre, como Ciudad
Constituyente, se basa en una idea tradicional de proyecto participativo. Sin embargo, existe
conciencia de que este proyecto originalmente limita la participación a los sectores más
postergados, que tienden a focalizar sus demandas en servicios asistenciales. En
consecuencia, en Porto Alegre, además de los sectores pobres, se incluye a los sindicatos,
patrones, profesionales, etc., en la elaboración de una propuesta de ciudad. Se amplía así la
participación de forma cualitativa: con el proyecto participativo se creó una instancia no
estatal donde los sectores más excluidos encontraron un espacio de expresión pública, y en
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este espacio se constituyeron como actores para negociar con otros sectores más fuertes y,
entre todos, proyectar la ciudad.
4.1 El municipio
No hay una noción común de municipio en América Latina. Por ejemplo, el municipio en
Uruguay sería homologable, en Chile, a la Región, la mayor subunidad territorial chilena.
Incluso dentro de un mismo país hay diferencias considerables en cuanto al tamaño del
municipio, a la no visibilidad de las autoridades, etc. Hay que dar cuenta de esta
heterogeneidad a la hora de armar indicadores, en forma muy fina. Iván Insunza, por
ejemplo, cuestiona la utilización de indicadores de Nivel Socio Económico (NSE) indicador
homogeneizador por excelencia, los que pueden caracterizar socialmente a las comunas,
pero no dan cuenta de la gestión. Es un hecho que existen comunas con muchos recursos y
malas gestiones, y viceversa. En el caso de Chile, además, los recursos tienen mucho que
ver con el nivel central, lo que es un factor externo a la gestión. En estas condiciones se
dificulta generar indicadores comparables.
Además de lo anterior, vale la pena dar cuenta de una disyuntiva frente a la cual se halla el
municipio, y es su idoneidad como instancia adecuada para construir indicadores. Tal labor
implica recursos, y éstos son escasos. Horacio Alessandrini, de la Ilustre Municipalidad de
Santiago, lo concretiza: “Una municipalidad no es un centro de estudios”.
Existen, por último, límites a la acción municipal. En primer lugar, el municipio es un espacio
de acción restringido; hay que determinar en qué ámbitos puede actuar y en cuáles puede
orientar, derivar y asesorar. Por otra parte, la acción municipal se dificulta por la poca
comunicación intergubernamental. Y en el caso mexicano, existe una no valoración del
cargo público local, lo que implica supeditación central y ausencia de cultura democrática
local en el ejercicio del cargo.
Es necesario que exista capacidad, externa o interna al municipio, para sistematizar datos,
recoger inquietudes, procesarlas y devolverlas a los usuarios. Y ello más aún si se considera
que, por los características “evaluadoras” de muchos indicadores, éstos generan rechazo.
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Considerando que la gente se maneja con la lógica de “un problema, una solución”, el uso
de indicadores que posiblemente presentarán un impacto a mediano plazo es frustrante y
desincentivador en muchos casos (Clara Ángel). Para hacerse cargo de esta realidad, Alicia
Ziccardi propone establecer metodologías más abiertas, que rompan los esquemas clásicos
de acercamiento a la población y que así posibiliten la participación ciudadana. De hecho,
en su investigación sobre lo que constituye un buen gobierno, uno de los cuatro indicadores
básicos que construye Ziccardi es precisamente la apertura del municipio a las demandas
de la gente.
4.2.1 Participación
Participar no es legitimar decisiones ya tomadas; eso es participación en términos formales.
Lo que interesa es intervenir en las decisiones en términos reales. La participación en sí
misma genera un plusvalor a la hora de mejorar la gestión, porque la gente se compromete
y es más fácil producir impacto (Alicia Ziccardi). La experiencia de Clara Ángel en
FEDEVIVIENDA confirma lo anterior. Las mujeres de sectores populares que colaboraron en la
aplicación de indicadores de participación en estrategias de vivienda, integraron una visión y
una lógica de trabajo que complementaron las de las profesionales, generando así un
estudio más completo. Además, la relación entre las mujeres de la misma comunidad que
trabajaron juntas mejoró notablemente.
Desde los años 90 se ha tendido a ligar la participación con la gestión local y las demandas
de la gente. En este sentido, la expansión de los indicadores es fundamental para que la
población tenga información a tiempo, sin la cual es imposible participar. Es así como los
indicadores se vuelven indispensables tanto para los gobiernos locales como para la
ciudadanía organizada. Se puede negociar las metas públicas sobre la base de los
indicadores, que pasan a ser en sí una referencia tanto de la ciudadanía para evaluar las
acciones del gobierno, como de las autoridades a la hora de actuar.
Otro punto en el que se ligan participación e indicadores, dice relación con la necesidad de
adentrarse en la visión que la gente tiene sobre los distintos aspectos de la realidad local y
de su inserción en ella. En Chile, por ejemplo, al decir de Carmen Silva, a la gente, “le gusta
que la manden”. Para entender esta situación, ella propone la utilización de indicadores que
midan, entre otros, lo que la gente sabe y entiende de democracia, de la función de los
alcaldes, de sus propios derechos. Ello permitiría conocer cómo se procesa la participación
misma en la ciudadanía, en qué medida hay un respeto a las organizaciones autónomas,
entre otros.
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5. Relacionando la base y el estado
Entre las variables que influyen e intervienen en ambos aspectos, está la calidad de vida de
la ciudadanía, la percepción que tiene la gente de la gestión municipal, el espacio para
participar en el municipio, aspectos que son necesarios de incorporar como el tema ya
mencionado de los recursos.
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6. Conclusiones
Sin intentar dar cuenta de todas las ideas que se expresaron en el seminario que dejó
abiertas nuevas inquietudes y que planteó preguntas desde diferentes ámbitos es posible
resumir algunos puntos de interés.
La toma de conciencia de los derechos y del poder a ejercer convierte a las personas
aisladas en verdadera ciudadanía, entendida ésta como actor social(2) Es en este paso de
persona aislada a ciudadano que el indicador se presenta como una herramienta útil de
incorporar.
Los indicadores pueden acercar al ámbito territorial los elementos administrativos útiles para
la comprensión y la acción, y pueden acercar lo territorial al ámbito administrativo,
haciéndolo comprensible.
Por tanto, para que se genere un gobierno participativo en que los más excluidos tengan la
posibilidad de convertirse en actores y negociar con otros actores para construir un proyecto
de ciudad, es indispensable información clara y al alcance de todos.
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existen limitaciones y problemas de índole estructural o de índole territorial que sobrepasan
al municipio y que deben ser tratados desde la perspectiva de ciudad.
Todo este marco, más bien conceptual o teórico, podría considerarse poco adecuado a la
hora de hablar de indicadores, dado que estos elementos son bastante más limitados,
técnicos, o concretos. No obstante, es justamente esta base teórica, conceptual y política la
que da el marco de referencia al indicador.
Retomando a Alicia Ziccardi, los indicadores no son naturales y existe un marco conceptual
que los fundamenta y sobre cuya base se gestan. En términos generales, hemos querido
aclarar el marco que creemos debe seguir Latinoamérica: el marco de la gobernanza ya
planteado.
Todo lo anterior lleva a que la conceptualización del gobierno local incorpore lo macro y lo
micro, constituyendo un escenario común donde se conversa y se genera acción, con un
lenguaje común y sencillo cuyas herramientas de entrada son los indicadores.
Notas
1 Aunque la palabra gobernanza está hoy en deshuso, el Diccionario de la RAE (vigésima primera
edición, 1992) la admite, definiéndola como acción y efecto de gobernar o gobernarse.
2 El término actor social intenta dar cuenta de quién o quiénes se encuentran en un escenario social
determinado, que tienen intereses definidos y se movilizan en función de él.
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Bibliografia seleccionada
Comité Interministerial de Modernización de la Gestión Pública. 1996. Indicadores de gestión en
los servicios públicos. Serie Guía Metodológica. Santiago: División de Presupuestos,
Ministerio de Hacienda.
FEDEVIVIENDA. 1995. “Aplicación de indicadores de participación de las mujeres en las
estrategias de vivienda a nivel comunitario en asentamientos informales”. Programa Mujer
y Hábitat de HÁBITAT NACIONES UNIDAS.
Hinchey Trujillo, Catalina. s/f. “The women in human settlements development programme. United
Nations Centre for Human Settlements (HÁBITAT)”. Mimeo.
Prefeito Municipal de Belo Horizonte. 1996. Indice de qualidade de vida urbana (IQVU). Belo
Horizonte: Assessoria de Comunicação Social - PBH.
Salles, A., J. Kayano, M. de Almeida, V. Petrucci. 1995. Como reconhecer um bom governo? São
Paulo:PÓLIS.
Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, Ministerio del Interior, Santiago de Chile.
1995. “Metodología de evaluación del programa de fortalecimiento institucional municipal,
1995”. Mimeo.
Ziccardi, A.. & H. Saltalamacchia. 1996. “Metodología de evaluación del desempeño de los
gobiernos locales en ciudades mexicanas”. México: UNAM.
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