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Profesor
Alumno(a)
San Felipe
Mayo, 13 de 2019
El análisis que se realizará a continuación, corresponde a un fragmento o extracto
de una de las obras escritas por Jean Bodin, esta obra recibe por título “Los seis
poderes de la República, siendo esta obra considerada como uno de sus grandes
aportes para comprender, en parte, el pensamiento “generalizado” de la época en
donde fue escrita (siglo XVI), en ella, Jean Bodin trata diversos temas, tales como
la soberanía, poder absoluto, fundamentos del poder de un rey y otros, sin duda
alguna, su obra da respuestas sobre la forma política imperante en Europa,
permitiendo comprender la concepción de estado que se tenía en aquel entonces.
El fragmento citado lleva por título “Día al rey la gracia especial de hacer coincidir la
voluntad real con el bien público.” Bodin en este texto afirma que no existe un poder
superior o capaz de doblegar al poder que Dios en su magnificencia ha otorgado a
la persona que ha seleccionado como rey, siendo esta persona alguien sublime y
por consiguiente superior a todo otro mortal, ya que, el Dios todopoderoso en el que
él cree, le ha elegido por su capacidad de poder emplear esta autoridad de manera
eficiente, para que pueda cuidar a los hombres para su propio bien.
Por otra parte, menciona las leyes, como una herramienta y prueba del poder
absoluto, las que en definitiva no pueden ser cuestionadas ni desobedecidas, ya
que, provienen de una voluntad superior, residiendo esta en quien tiene el poder del
estado, solo la persona que goza de este poder puede ignorar la ley, modificarla o
derogarla, ya que, al ser escogido de Dios, la ley del hombre no tiene efecto sobre
él, siendo solo regulado por la ley divina y no por lo que digan otros hombres en una
posición inferior a la de él, Bodin menciona que aunque un duque ordene algo a sus
súbditos, jamás será supremo porque en su fundamento no hay poder absoluto
alguno, ya que, no fue escogido por Dios.
El discurso de Bodin funciona como un apoyo para los monarcas de la época, siendo
una herramienta práctica para seguir conservando esa posición favorecida, la cual,
muchas veces no tenía un fundamento real más allá del linaje y la sucesión de
generación tras generación, independiente o no de si la monarquía tenía en
consideración las necesidades de su pueblo, siendo esta herencia claramente
discutible, pero en cambio, debido al catolicismo dominante, era mucho más
práctico mencionar la voluntad de Dios para así evitar alzamientos que amenacen
estas monarquías, permitiendo mantener todo bajo control.