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La Unidad Nacional en America Latina PDF
La Unidad Nacional en America Latina PDF
compilador
La unidad nacional
en América Latina
Del regionalismo a la nacionalidad
EL Colegio de México
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La unidad nacional en América Latina.
Del regionalismo a la nacionalidad
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Marco Palacios
compilador
La unidad nacional
en América Latina.
Del regionalismo a la nacionalidad
El Colegio de México
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
El m apa de la portada fue lomado de la edic ión facsimi lar del libro
T heatrum Orbis Terrarum (P aíses Bajos 1964), cu yo orig in al se
encuen lra en la Bi bli Oleca de Leyden. H o la n da (Nú m . 1301 -A5)
ISBN %8-12-0223-6
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
INDICE
América Latina:
Travesías hacia la nación moderna II
Marco Palacios
Malcom Deos
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
AMÉRICA LATIN A: TRA VEslAS HACIA
LA NACIÓN MODERNA
Marco Palacios
El Colegio de México
• Fueron ponentes, Héctor Aguilar Camín (Méx.ico); Gennán Carrera Damas (Ve-
nezuela); José C. Chiaramonte (Argentina); Frank Moya Pons (República Dominicana
y HaitO; Rafael Quintero (Ecuador); René Zabaleta (Bolivia) y Darío Fajardo (Co-
lombia). Fueron invitados a participar como comentaristas Carlos Sempat Assadour-
rian, Jose Luis Coraggio, Alberto Federico y Lorenzo Meyer. Desafortunadamente
Agui1ar Camín, Moya Pons y Dado Fajardo no pudieron adaptar sus trabajos a la
forma ex:igida para este libro. Malcolm Deas eedió generosamente su artículo para Que
apareciera en esta selección, a petición del editor. la ponencia de Aguilar Camín y el
extenso comentario que le hizo en el Seminario Lorenzo Meyer, enriquecieron los
debates. Lorenzo Meycr tuvo la generosidad y paciencia de reescribir su comentario
para que la dimensión mexicana no desapareciera del Libro.
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12 Morco Palacios
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América Lafina : troves/as hacia la flación moderna /3
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/4 Marco Palacios
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América Latina. tralJesl"as hacia liJ noció n moderno /5
meno que se apreciaría por ejemplo cuando surge una clase dominante
que establece su hegemonía recurriendo a valores culturales y étnicos , pro·
pios y vernáculos , de la Pei'l.a preguntó dónde se ha constituido una clase
tal en Latinoamérica. ¿Hay en América Latina alguna clase dominante que
construya una identidad y una nación partiendo de valores étnicos propios?
Primero se construye un proyecto y un Estado nacional y sólo después una
cultura nacional que quizá incluya ingredientes étnicos , pero no al revés.
Hispanidad, catolicismo o maquinismo, por ejemplo, no podían invocarse
como portadores de rasgos étnicos propios.
En cuanto al tercer punto de las posibilidades de los ind(genas actuales
de formular proyectos alternativos viables se sugirió estudiar más a fondo
la protesta ind(gena y las condiciones actuales del desenvolvimiento de
comunidades y movimientos indígenas que , al menos hasta el momento ,
parecen más apegados a los ámbitos sub-nacionales que a la formulación
de proyectos nacionales alternativos, como podría atestiguarlo el reciente
caso de los Misquitos en Nicaragua.
Las trayectorias en que se fraguan las unidades políticas no siempre
tropiezan con obstáculos del orden "étnico-cultural", relativamente tan·
genciales en los casos de Argentina, Venezuela o Colombia, tal y como se
desprende en las ponencias presentadas. En situaciones como estas, la cues·
tión regional "cambia de signo" para usar la expresión de Carrera Damas
cuando esta1lan a nor de tierra las formas coloniales de dominación políti.
co-social interna, y aparecen otras, balbucientes y embrionarias, que no
cuajan inmediatamente.
Una inquietud no resuelta satisfactoriamente en este Seminario fue la
de qué tipo de organización sociopolítica, qué forma estatal , predominó en
América Latina entre el colapso dellmpepo espai'l.ol y el pleno surgimiento
del Estado nacional tal y como lo conocemos. La pregunta remite a consi·
deraciones previas sobre los "requisitos materiales" de la nación y del Es-
tado nacional, a la fortaleza de los regionalismos y, en cierta forma, a la
secuencia cronológica de los acontecimientos.
Así, por ejemplo, Zabaleta y Quintero consideran que en Bolivia y
Ecuador la nación .tiene una configuración anterior e independiente del
Estado nacional. AJ Ecuador dice Quintero se llega "al punto de constitu·
ción del Estado Nacional" (de tipo capitalista) en una fecha precisa: 1895,
cuando arriba al poder estatal la burguesía. En Bolivia, dice Zabaleta, aún
no se ha constituido un Estado Nacional , pero si existe una nación BoLi·
viana. Lo que hay en Ecuador entre la Independencia y el arribo de la
burguesía al poder es un Estado latifundista , ''variante del Estado feudal"
que según Quintero se caracterizaría precisamente por no acceder al plano
nacional. El Estado latifundista ecuatoriano, opera sobre un definido cuadro
de contraposición regionalista, "divorcia el poder y la nación", "bloquea la
soberanía en el Estado y las relaciones de corte directo y despótico". Final·
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/6 Marco Palados
mente "el corte etnico-culturaJ" o sea "el divorcio perpetuo" de las clases
socia les bajo el "estado latifundista", es el otro ingrediente que impide la
gestación del Estado nacional. En la regionalización decimonónica y en la
debilidad ecuatoriana frente a sus vecinos, Perú y Colombia, se expresan ya
una "cuestión nacional", Finalmente Quintero señala que el Estado nacio-
nal exige una clase hegemónica, en este caso la burguesia y unas condiciones
materiales, los factores que impulsan el capitalismo. Simultáneamente esa
clase no emerge como portadora de la nacionalidad o del proyecto nacio-
nal puesto que este pertenece a las masas populares y más específicamente
al campesinado.
Importa destacar de qué manera Ca iTera Damas, Meyer y en muchos
sentidos Chiaramonte, se plantan en la esquina opuesta. Según Carrera,
"nación", "estado nacional" o ''proyecto nacional" son vistos por la clase
dominante criolla como un recurso inicial ''para contener a los negros"
(habida cuenta de la conmoción espiritual , del miedo , que produce entre
los criollos venezolanos el alzamiento haitiano) o sea como el método de
"volver al pacífico concierto colonial". Los criollos, clase embrionaria , se
dividen una vez roto el nexo colonial al considerar cómo consegui r el resul·
tado: unos miran al pasado colonial, otros a las formas republi canas. Entre
1864-1877 logran connuir las dos vertientes en un "proyecto nacional".
Este consenso por arriba implica simultáneamente la "salida de las masas
de la escena". La ausencia popular significa que las masas ya no son portado·
ras de reivindicaciones propias -como en un momento lo fueron entre las
guerras de Independencia y de J 864-1877 - sino que sus reivindicaciones y
energías se subsumen en las querellas de la clase dominante. El "proyecto
nacional" es entonces el medio para rehabilitar la estructura de poder interno
que se mantenia en la Colonia, y que fue puesta en entredicho por la Inde·
pendencia. Lo interesante de esta historia es la tenacidad de la clase crioUa
para mantener su adherencia a la idea nacional, al proyecto nacional. Al ade-
lantar este proyecto la clase crioUa se va transformando paulatinamente. En
cierto modo ella misma absorbe los atributos "nacionales" hasta el punto
en que parece convertirse en nación , pero siempre como medio de apuntalar
la estructura de poder interno. No hay pues una sociedad nacional o una
nación anterior a la constitución de un Estado nacional. "Proyecto na cional"
se denomina entonces a este continuo, a esta prolongada empresa por la cual
la clase criolla construye el Estado y la Nación, empresa que falla en el siglo
XIX. El fracaso después del consenso de 1868 , tiene una razón interna : Ve·
nezuela no posee los factores económicos dinámicos que le permitan aso-
ciarse al sistema capitalista mundial. Las clases dominantes buscan esa
asociación a ultranza , abren de par en par las puertas al imperialismo, pero
aún así, los factores dinámicos de la economía siguen ausentes y el proyecto
nacional debe esperar al siglo veinte : la nación, el Estado nacional siguen
siendo proyectos . ¿Pero qué ha ocurrido con las regiones, con el regionalis-
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America Latina: traves/as hacia ÚJ nación moderna 17
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/8 Marco PaÚ,¡cios
rreTa y Lorenzo Meyer destacan en este punto el papel de las guerras cAviles
y de los caudillos y caciques.
En particular las ponencias Carrera y Meyer subrayan el dinamismo
institucional de los ejércitos (y de la Iglesia). Para Meyer el papel del ejér-
cito se torna crucial en la estrategia de una paz porfiriana, liberal en lo
económico, dictatorial en lo político y bastante pragmática en la manuten-
ción de un cuadro de rivalidades intrarregionales e intralocales que rOl-tale-
cían el poder presidencial. Meyer esboza el cuadro de un México pendular
en tre el central ismo -en parle legado del último periodo colooial - y ¡adis-
persión y localismo, características de las épocas de la Independencia y de
la Revolución. La tradición centralista sería borbónica porfiriana y priista.
Lejos de cualquier vocación formalizadora , Meyer muestra los conteni-
dos concretos , los mecanismos materiales y tangibles en que descansa cada
uno de estos momentos centraliz.adores. En el último, que según el mismo
Meyer arrancaría con la Presidencia de Cárdenas, aparecen exigencias nuevas
de la modernización capitalista del país que por una parte encumbran y
centralizan más el poder burocrático en cuya cúpula, soberano absoluto
(constitucional y metaconstitucional) está el presidente, pero que de la
otra, promueven y fortalecen aquellas "fuerzas estratégicas de la sociedad
civil" que eventualmente podrían enfrentarse al presidencialismo mexica-
no. Por lo demás, señala Meyer , los laberintos y requerimientos de funcio-
namiento burocrático pueden llevar a una racionalidad administrativa basada
en la descentralización de funciones, fenómeno que requerirá del aval pre·
sidencial. Así, México se aproximaría a otra encruc ijada de su historia. En
el trabajo final, Malcolm Deas, sin escapar a estas preocupaciones de sus
colegas historiadores, quiere recordar los imperativos y ventajas que ofrece
una vuelta a la inmediatec del detalle. Quizá siguiendo el enunciado de
Stendhal según el cual "sólo en el detalle hay verdad", Ocas presenta un
agudo esbozo de la "reproducción" de la política nacional en las provincias
y poblados colombianos de la primera mitad del siglo diecinueve. Es mani-
fiesta su sensibilidad para rescatar el detaJJe del todo al que pertenece y
al que posteriormente reintegra. . Aqu í se vuelve prístino el oficio del histo-
riador: narrar y explicar co ncretamente . Deas no soslaya sino que arremete
contra el rigorismo dogmático de los regionalistas a ultranza y contra los
aprioristas que mediante el "metodo" saben de antemano las trayectorias
"totales" de las "estructuras" e instituciones. Al igual que en muchosapun-
tes de la ponencia de Carrera, la preocupación centraJ del artículo de Deas
se desliza hacia el reino de las representaciones colectivas - conscientes o
simbólicas- o Señala de qué manera sería anacrónico que sigamos afirman-
do que para que exista una pofl'tica nacional es indispensable la existencia
previa de una economia lIaciOllal.
¿Cómo es posible, se pregunta Deas, que en una economía rural y
pobre; geográficamente fragmentada y anterior al mercado interno, (capi-
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America Latina: travesüzs ha(:ia fa nación moderna /9
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