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Ficha de Cátedra

El mundo después de la guerra


Autoras: María Rosa Figari, Laura Sacchetti

Terminada la Segunda Guerra Mundial se pasó a un período en el cual


los riesgos de un nuevo conflicto permanecían latentes. Los países centrales
ya no iban a permitir agresiones en sus territorios, comenzó una etapa en que
la violencia entre las grandes potencias se exportó al Tercer Mundo. Corea,
Indochina y Argelia se convirtieron en sitios conflictivos, consecuencia de las
nuevas maneras de reparto del poder.
La aparición de nuevas naciones marcó el fin de la colonización europea
y el inicio de una presencia política que cambiaría la imagen del mundo. En
1955 se reunieron en Bandung (Indonesia) representantes de 29 Estados
independientes asiáticos y africanos y la consigna fue no invitar a ninguna
potencia “blanca”. Estos nuevos estados se declararon “No alineados”,
denunciaron el subdesarrollo al que los había condenado su condición de
colonias y reclamaron su derecho a participar del juego político mundial.

Mientras tanto en China, Mao Tse Tung había iniciado una revolución
que transformaría la vida de 800 millones de habitantes. Estados Unidos inició
una estrategia de alianzas que le permitiera contar con fuerzas de apoyo en
distintas zonas del mundo. Así surgió la Alianza para el Progreso para América
Latina, el Pacto del Atlántico Norte (OTAN), el Pacto con Japón y Filipinas
(SEATO), Pacto de Bagdad con Irán, Irak y Pakistán. A pesar de estas alianzas
el peligro de un enfrentamiento con la URSS originó una caza de brujas bajo el
influjo del senador Mc Carthy. La obsesión de los espías comunistas conmovió
a la sociedad toda manifestando actitudes de persecución que se ensañaron
específicamente con el campo de las artes. Queda como testimonio la obra de
Arthur Miller titulada Las brujas de Salem.

Las alianzas de posguerra fueron dibujando claramente dos campos, por


un lado los países que habían firmado tratados con Estados Unidos y por otro
los nucleados a través de los pactos que opuso la URSS, como el de Varsovia
de1955, que garantizaba una alianza militar con los países de Europa oriental.

La política de Washington para el hemisferio consistió en el apoyo a


regímenes dictatoriales como el de Anastasio Somoza en Nicaragua y
Fulgencio Batista en Cuba y en la promoción del derrocamiento del
guatemalteco Jacobo Arbenz, cuyo gobierno fue acusado de comunista. La
Guerra Fría significó una intervención clara de Estados Unidos en América
Latina, especialmente en el Caribe. De allí la importancia histórica y estratégica
de la revolución llevada a cabo por un grupo de jóvenes a las órdenes de un
abogado, Fidel Castro y un médico argentino, Ernesto Guevara.

Muchos de los líderes latinoamericanos venían de la universidad, comenzando


por Fidel Castro. Fueron décadas en que se produjo el ingreso masivo por
parte de la clase media baja a una educación superior, lo que marcaría sus
vidas y las de sus naciones.

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En Argentina donde las clases medias ya habían accedido a la universidad en
décadas anteriores, la población estudiantil se duplicó.
En Méjico pasó de 76.000 en 1960 a 247.000 en 1970,
En Brasil, de 95.000 en 1960 a 430.000 en 1970.
En Perú, 16.000 en 1950 a 246.000 en 1980.
En Chile, de 9.000 en 1950 a 120.000 en 1970. 1
Especialmente las universidades recién abiertas fuera de las ciudades capitales
se transformaron en centros de fermentación política y cultural: Puebla y
Sinaloa en Méjico, Ayacucho en Perú, Concepción en Chile, fueron focos de
activismo político.

Cuando en 1968, como un eco de los disturbios del mayo francés,


ganaron la calle los estudiantes mejicanos, el gobierno respondió con una feroz
represión. A partir de ese año se generó en Chile el movimiento popular que
llevó a Salvador Allende a la presidencia en 1970. Los Tupamaros uruguayos
fueron producto de la nueva universidad: millones de estudiantes
latinoamericanos ingresaron a estas instituciones buscando respuestas a
preguntas que eran genuinas de su generación. Encontraron respuestas en las
enseñanzas, escritos y prédicas de cientistas sociales, en las novelas del
llamado “boom literario latinoamericano”, en los poemas de autores como
Violeta Parra, Víctor Jara, Chico Buarque, Alfredo Zitarrosa. Surgieron líderes
a nivel continental entre los que el Che Guevara es el más destacado, Camilo
Torres en Colombia, Marighela en Brasil…
Coincidiendo con el auge de la militancia universitaria se publicaron y leyeron
libros en escalas sin precedentes. 1968 señala también el punto máximo de los
cambios en el estilo de vida, nuevas formas de compromiso social, nuevos
estilos culturales, que se dieron en todo el continente. Los jóvenes incorporaron
conceptos políticos en su cotidianeidad, todo el ambiente cultural se movilizó.
En literatura, artes, música, teatro, en los códigos sexuales las clases medias
urbanas asistieron a una enorme transformación. Muchos movimientos
populares se aliaron en la búsqueda de caminos alternativos. La tendencia
general no fue integrarse a los partidos de izquierda tradicionales sino
conformar movimientos de base: coaliciones surgidas desde la sociedad civil.
Grupos de iglesia, influidos por el Movimiento de Sacerdotes Tercermundistas
que se conformó a partir de la Conferencia Internacional del Episcopado
Latinoamericano reunida en Medellín en 1968, sindicatos, intelectuales,
organizaciones campesinas, grupos estudiantiles, todos ellos desarrollando
actividades que los alejaban de los partidos políticos tradicionales: su fuerza
provenía de los lazos con los movimientos de base, de un nuevo lenguaje
político, de un nuevo horizonte de expectativas…

En Argentina, el gobierno militar de Onganía, que había depuesto al


presidente Arturo Illia, elegido democráticamente, proclamó la necesidad de
erradicar los brotes guerrilleros y la amenaza de insurrección izquierdista. Los
partidos políticos fueron prohibidos, se intervinieron las universidades (Noche
de los Bastones Largos) y se ejerció una censura sobre todos los campos
públicos y privados. Sin embargo, la represión sólo sirvió para que se gestara
silenciosamente una rebeldía que tres años después del golpe de Onganía
1
Datos exttraidos de Castañeda, Jorge: Utopia unarmed. The Latin American Leith alter the Cold War.
Vintage Books, New York, 1994.

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demostró con el Cordobazo que el país cuartel no era el modelo que deseaba
la mayoría. Como parte de la política represiva, en 1967 se excluyó del
repertorio del Teatro Colón la ópera Bomarzo con música de Ginastera, basada
en la novela de Manuel Mujica Lainez; se prohibieron películas como Blow up
de Antonioni, realizada sobre un cuento de Julio Cortázar; se quemaron libros
por inmorales o comunistas, entre ellos las obras de Marx y Engels y novelas
de ciencia ficción. El episodio que desató la masiva respuesta de la sociedad
fue el aumento en los comedores universitarios: Corrientes, La Plata, Rosario,
Tucumán fueron escenarios de violentas jornadas, aunque Córdoba iba a ser el
escenario principal. A partir de la detención del líder de la CGT de los
Argentinos, los trabajadores agremiados y los estudiantes decidieron un paro
general y la resistencia al gobierno.

Si en América Latina el hecho más significativo de la década fue la


revolución cubana, en el mundo tuvo similares repercusiones la guerra de
Vietnam. La generación de norteamericanos en condiciones de ser
movilizados se oponía a entregar sus vidas en un conflicto bélico que convertía
a su país en una potencia imperialista en contra de un pueblo luchando por su
soberanía. Las manifestaciones anti Vietnam iban en aumento desde los
primeros ataques norteamericanos. El movimiento hippie tuvo un rol destacado
en esas luchas: sería injusto limitar el movimiento a una revolución sexual y
estética: el movimiento estaba políticamente comprometido contra la guerra.
Creían en el cambio social a partir de comunas igualitarias. Eran los jóvenes
nacidos del baby boom, de los inicios de la sociedad de consumo. Les tocó
crecer en un mundo en cambio dentro de una sociedad profundamente
conservadora. Fueron quienes enarbolaron principios de amor y paz, la última
generación antes de la siguiente crisis, que desató el cinismo y el conformismo.

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