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ANALISIS JURISPRUDENCIAL A SENTENCIAS QUE REFORMARON

EL CODIGO NACIONAL DE POLICIA

DOCENTE:

AMALIA JASPE PRENS

ELABORADO POR:

IVY MARGARITA ACEVEDO NEIRA

JAVIER CAMILO MERCADO RIVERA

JIMENA PEREZ
Sentencia Corte Constitucional, C-223/17

Tema tratado DERECHO DE REUNION Y


MANIFESTACION PUBLICA (pacifica o
protesta)
Problema jurídico 1. ¿La regulación del derecho de la reunión
y manifestación pública pacífica contenida
en los artículos 47, 48, 53, 54 y 55 de la Ley
1801 de 2016, es violatoria de la reserva de
ley estatutaria contenida en el literal a) del
artículo 152 de la Constitución, según la
cual, mediante ley estatutaria se regularán
los “Derechos y deberes fundamentales de
las personas y los procedimientos y recurso
para su protección”?

2. En segundo término ¿Es violatoria de la


reserva de ley prevista en la Constitución, la
facultad otorgada por el artículo 48 de la Ley
1801 de 2016 a “las autoridades municipales
en concurso con los concejos municipales y
distritales de gestión del riesgo”, que les
permite reglamentar las condiciones y
requisitos para el ejercicio del derecho
fundamental de reunión y protesta pacífica,
frente a la cláusula de acuerdo con la cual,
“Sólo la ley podrá establecer de manera
expresa los casos en los cuales se podrá
limitar el ejercicio de este derecho”?

3. Finalmente y en relación con la facultad


concedida a los alcaldes para emitir
mandamientos escritos de registro de
domicilios o de sitios abiertos al público, se
formula el siguiente problema jurídico: ¿Es
violatorio del derecho fundamental a la
inviolabilidad del domicilio y de la garantía
de la reserva judicial que lo avala,
establecidos en el artículo 28 de la
Constitución Política, la facultad concedida a
los alcaldes por el artículo 162 de la Ley
1801 de 2016, que les permite dictar
mandamiento escrito para el registro de
domicilios o de sitios abiertos al público?
Magistrado Ponente ALBERTO ROJAS RÍOS
Hechos En ejercicio de la acción pública se
demandaron por varios ciudadanos la
inconstitucionalidad de los artículos 47, 48,
53, 54, 55 y 162 de la Ley 1801 de 2016,
Por la cual se expide el Código Nacional de
Policía y Convivencia, por la eventual
violación de los artículos 28; 37; 150,
numerales 1 y 2; 152 literal a) y 153 de la
Constitución Política. De igual manera se
demandaron la inconstitucionalidad del
artículo 162 (parcial), de la Ley 1801 de
2016, por la eventual vulneración de los
artículos 28, 32, 250 numeral 2 y 315 de la
Constitución Política.
Después de admitir parcialmente y del
allego de las correspondientes correcciones
a tiempo de las demandas finalmente la
Corte Constitucional mediante Auto del 1 de
julio de 2016, decidió admitir la demanda
contenida en el Expediente D-11604 y la
demanda contenida en el Expediente D-
11611.
Tesis de la Corte Constitucional Problema 1 : Se procedió a la solución del
cargo aplicando los criterios de evaluación
de la reserva sobre los “Derechos y deberes
fundamentales de las personas” construidos
por la jurisprudencia, hasta concluir que la
normatividad dispuesta entre los artículos 47
a 75 de la Ley 1801 de 2016, consiste en
una regulación integral de los derechos
fundamentales de reunión y manifestación
pública, con incidencia sobre los derechos
interrelacionados y concurrentes de libertad
de expresión y los derechos políticos, que
versa sobre el núcleo esencial, los
elementos estructurales y los principios
básicos de esos mismos derechos, en el
sentido de haber consagrado límites,
restricciones, excepciones y prohibiciones
que afecten la estructura y los principios de
tales derechos, lo que obliga a que esa
regulación deba ser expedida por los
procedimientos de la ley estatutaria y no por
los de la ley ordinaria, como en efecto
sucedió.
Problema 2: La Sala consideró que la
disputa alrededor de la constitucionalidad
del artículo 48 de la Ley 1801 de 2016,
había quedado resuelta con el examen del
cargo anterior, en el que la Corte concluyó
que la totalidad de las normas que
conforman el Título VI del Libro II de la LEY
1801 DE 2016 Por la cual se expide el
Código nacional de Policía y Convivencia,
son violatorias de la reserva de ley
estatutaria.
Problema 3: la Sala examinó la facultad
otorgada a los alcaldes que les permite
dictar mandamientos escritos para el
registro de domicilios o de sitios abiertos al
público por autoridades de policía,
encontrando que la misma no satisfacía los
referidos criterios y que por lo mismo
resultaba violatoria del derecho fundamental
a la inviolabilidad del domicilio contenida en
el artículo 28 de la Constitución. Dentro de
esta comprensión concluyó que la facultad
otorgada a los alcaldes era contraria a la
Constitución, por ser violatorias del artículo
28 de la Carta Política, que contiene el
derecho fundamental a la inviolabilidad del
domicilio, y más precisamente, por la
violación de la garantía de la reserva judicial
establecida para la protección de ese
derecho.
Conclusiones La Corte resolvió las demandas formuladas
en contra de algunas normas contenidas en
la Ley 1801 de 2006 que contiene el Código
Nacional de Policía y Conveniencia, bajo
tres cargos: (i) la inconstitucionalidad de los
artículos 47, 48, 53, 54 y 55 de la Ley 1801
de 2016, por violar la reserva de ley
estatutaria sobre derechos fundamentales
dispuesta en los artículos 152 y 153 de la
Constitución; (ii) la inconstitucionalidad del
artículo 48, que faculta a las autoridades
municipales para reglamentar las
condiciones y requisitos de desarrollo del
derecho de reunión y manifestación pública,
por violar la reserva de ley establecida en el
artículo 37 de la Constitución; y (iii) la
inconstitucionalidad del artículo 162 de la
Ley 1801 de 2016, que faculta a los alcaldes
municipales a “dictar mandamiento escrito
para el registro de domicilios o de sitios
abiertos al público”, por violar el artículo 28
de la Constitución.
Decisión Primero.-Declarar INEXEQUIBLES los
artículos 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55,
56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67,
68, 69, 70, 71, 72, 73, 74 y 75, contenidos
en el Título VI del Libro Segundo de la Ley
1801 de 2016 “Por la cual se expide el
Código Nacional de Policía y Convivencia”,
por violación de la reserva de Ley
Estatutaria establecida en el literal a) el
artículo 152 de la Constitución Política. Los
efectos de la anterior declaración
de INEXEQUIBILIDAD se difieren en un
término no mayor al agotamiento de las
siguientes dos legislaturas, es decir, hasta
antes del 20 de junio de 2019.
Segundo.- Declarar INEXEQUIBLE el
artículo 162 de la Ley 1801 de 2016 “Por la
cual se expide el Código Nacional de Policía
y Convivencia”.

Sentencia C-349 de 2017 (Articulo 223 Parágrafo 1°)

Los actores presentan demanda de inconstitucionalidad en contra del parágrafo 1°


del artículo 223 del Codigo Nacional de Policía y Convivencia, por considerar que
este vulnera los derechos fundamentales a no autoincriminarse y al debido
proceso, en cuanto a la no autoincriminación la norma acusada dispone que la no
comparecencia del presunto infractor a la audiencia del proceso verbal sumario de
policía, sin comprobar la ocurrencia de un hecho de fuerza mayor o caso fortuito,
constituye una razón suficiente para tomar como ciertos los hechos que dieron
lugar al comportamiento contrario a la convivencia, y a que de inmediato se tome
una decisión de fondo. Y respecto al debido proceso los actores argumentaron
que este vulnera el principio de presunción de inocencia ya que, en vez de
presumir que el supuesto infractor es inocente, ordena presumir que es culpable
de los hechos que dan lugar a la infracción cuando no comparece a la audiencia.
A eso se suma que la norma censurada no establece una oportunidad para
presentar pruebas que desvirtúen esa presunción de responsabilidad, con lo cual
la misma violación de la garantía acaba siendo entonces determinante en el
proceso. Esto redunda entonces en que el Estado no estaría obligado a demostrar
la responsabilidad del presunto infractor, sino que la presumiría por virtud de la
norma demandada, cuando la Corte ha señalado que es el Estado directamente el
obligado a desvirtuar la presunción de inocencia, tanto en el orden penal como en
el administrativo sancionatorio.

La Corte en cuanto al cargo por supuesto desconocimiento del derecho


fundamental a no autoincriminarse dijo que a los demandantes no les asiste razón
en este cargo, en síntesis, por las siguientes razones: (i) en el ámbito de los
procesos policivos tiene plena vigencia actual el derecho de las personas a no
autoincriminarse; (ii) este derecho implica que las personas no pueden ser
obligadas a declarar contra sí mismas, pero no se opone a que las personas
escojan libremente, entre alternativas, las opciones que son adversas a su
responsabilidad –incluso en materia sancionatoria-; y (iii) en el contexto normativo
al que pertenece la previsión cuestionada, no se obliga a las personas a elegir el
curso de acción desfavorable a su responsabilidad en materia policiva.

Y en cuanto al segundo cargo la Corte encuentra que tal como está formulada, la
presunción de veracidad contenida en la norma del parágrafo 1º del artículo 223
de la Ley 1801 de 2016, resulta contraria al ordenamiento constitucional por
cuanto en tanto vulnera la garantía de presunción de inocencia, aplicable al
ordenamiento correctivo sancionatorio de policía. Ello es así, en síntesis por los
siguientes motivos: (i) la presunción de inocencia rige en el proceso policivo, en el
cual se pueden imponer medidas sancionatorias; (ii) la configuración la presunción
de veracidad de los hechos que la norma contempla invierte la carga de la prueba
sobre un componente determinante de la ilicitud, por cuanto recae sobre los
constitutivos de la infracción; (iii) si bien la presunción es legal y las autoridades
deben fallar con fundamento en las pruebas, lo cierto es que no se descarta que
puedan basarse –incluso decisivamente- en la presunción de veracidad, ni
garantiza que el presunto infractor pueda desvirtuar la veracidad de los hechos;
(iv) la presunción no opera cuando el presunto infractor invoque fuerza mayor o
caso fortuito, pero el trámite no contempla una etapa, término o plazo
inequívocamente destinado a presentar la respectiva justificación, más aún
cuando siguiendo la mera definición legal, esta categoría exceptiva implica el
acaecimiento de eventos imprevisibles e irresistibles tales como naufragio,
terremoto, inundaciones, apresamiento de enemigos, actos de autoridad; (v) la
configuración del parágrafo acusado, tampoco alguna otra disposición del CNPC,
prevé el señalamiento de una nueva audiencia para el caso en el cual el presunto
infractor logre demostrar el acaecimiento del evento de fuerza mayor o caso
fortuito que imposibilitó su comparecencia a la audiencia inicialmente citada; (vi) si
bien la decisión de fondo puede ser recurrida, en ocasiones solo procede la
reposición y, en cualquier caso, los recursos se interponen en la audiencia, y el
presunto infractor que no comparezca carece de oportunidad para recurrir; (vii) en
ese orden de ideas, el presunto infractor no tendría oportunidad alguna de hacer
efectiva la garantía material al debido proceso, más aún si se encontraba en una
situación de imposible comparecencia, con lo cual su declaratoria como
contraventor tendría lugar de manera objetiva, posibilidad igualmente proscrita por
el ordenamiento constitucional, incluso en los procedimientos de naturaleza
policiva.

Por opinión del grupo por lo dicho por la Corte en la presente sentencia, el primer
cargo que compete a la no auto incriminación estamos de acuerdo con ello, por
cuanto la norma demanda no contempla por ningún lado que el infractor por el
simple hecho de no comparecer a la audiencia se lo está obligando a
autoincriminarse ya que no se le impone o se le exigen actos o declaraciones
adversas a su responsabilidad, so pena consecuencias desfavorables adicionales,
sino que se le pone a escoger a este entre vías alternativas entre las cuales hay
unas que pueden beneficiarlo y otras hundirlo aún más en el proceso por cuenta
propia, es decir, si elige libremente uno que lo perjudique. La Corte en un aparte
de la sentencia dice que, “en la medida en que las personas no estén obligadas a
autoincriminarse, no habría vulneración al principio constitucional”, es decir, en el
ordenamiento constitucional no se prohíbe a alguien declarar contra sí mismo, si
no, que este sea obligado a hacerlo.
Un ejemplo en el cual se ve esta situación es en la jurisdicción laboral, en la cual
se da la figura de la contumacia que se encuentra regulada en su artículo 30, la
cual reza que cuando la demanda es notificada personalmente y no es contestada
o ninguno de ellos comparece a las audiencias, estas se continuaran sin su
presencia cuando no hubiere excusa debidamente compadraba de su parte. Con
lo anterior queda demostrado que no solo en lo policivo si no en otras
jurisdicciones se dan consecuencias a quienes no colaboran con la administración
de justicia, ya que aunque se tengan consecuencias para ellos, aun cuando
pueden escoger una gama de opciones las cuales algunas los pueden “beneficiar”
escogen de manera libre y autónoma la más dañina para sí mismos.

Y en cuanto al segundo cargo, por supuesto desconocimiento del derecho


fundamental a la presunción de inocencia, estamos de acuerdo también porque,
en la norma acusada que fue declarada exequible, no existe un término en el cual
el presunto infractor sustente su falta debida a la audiencia, ya que esta
presunción no opera cuando no se da la fuerza mayor y el caso fortuito, además
de que, solo se puede interponer recurso de reposición el cual debe ser
sustentado en la misma audiencia y si no puede asistir a esta se le está
vulnerando así su derecho fundamental al debido proceso.

Sentencia 225 de 2017 (Artículo 191 inciso 2°)

El actor presenta demanda de inconstitucionalidad en contra del inciso 2° del


artículo 191 del Codigo Nacional de Policía y Convivencia, por considerar que este
viola el artículo 90 C.N., señala que de conformidad con dicho artículo todo daño
antijurídico imputable al Estado, debe ser indemnizado, por ende, una norma que
limite o anule este derecho ciudadano, va en contra de la Carta Superior. Además
de lo anterior, desconoce que en el ejercicio del poder de policía se puede
presentar abuso o desproporción que conlleve a la producción de un daño
antijurídico a la propiedad, tenencia o posesión de un bien legítimamente usado.
Señala que en estos casos el ciudadano no está obligado a soportar la carga de la
inutilización del bien y por ello estos asuntos deben ser revisados por la
jurisdicción, cosa que se limita con la norma acusada. De otra parte, indica que la
facultad del Estado de hacer uso de la fuerza para inutilizar bienes en el contexto
de la ilegalidad, es constitucional. No obstante, la eliminación de la
responsabilidad por los daños causados por el ejercicio de esta acción sin que
exista proporcionalidad en la medida, es inconstitucional.

La Corte, mediante sentencia dio solución al caso planteado de la norma acusada


diciendo que el inciso 2º del artículo 191 del Código de Policía presentaba un
problema interpretativo de tipo lógico, pues de un mismo enunciado se podían
desprender válidamente dos lecturas disímiles y contrapuestas. Una que habilita a
los ciudadanos a buscar la reparación por los daños causados por la inhabilitación
de los bienes y otra que establece una excepción a esa posibilidad. Así, ante la
presencia de una duda hermenéutica razonable y la imperiosa necesidad de
establecer un sentido a la norma para que el juicio de compatibilidad constitucional
no recaiga sobre una lectura inútil de la misma, se debe fijar el alcance y
contenido de la disposición sometida a juicio.

Así, en aplicación de los principios interpretativos de conservación del derecho y


del efecto útil del mismo, se desestimó la lectura habilitante del inciso 2º acusado,
en tanto era redundante y eliminaba las consecuencias jurídicas prácticas del
ejercicio legislativo. En contraste, se concluyó que el inciso demandado
consagraba una excepción al régimen general de responsabilidad patrimonial del
Estado, pues se parte de que la inutilización de bienes es una medida aplicable
sólo para frenar la acometida de actividades ilegales.

Continuó diciendo que, el régimen de responsabilidad patrimonial del Estado en


Colombia fue consagrado normativamente por primera vez en la Constitución de
1991, y a partir de ese momento se constituyó como un mecanismo de protección
y una garantía constitucional de los administrados. Así mismo, con la entrada en
vigencia de la Constitución, el enfoque de la responsabilidad varió para tomar
como eje central el concepto de daño antijurídico.
Así fue como el régimen de responsabilidad patrimonial del Estado en Colombia
fue consagrado normativamente por primera vez en la Constitución de 1991, y a
partir de ese momento se constituyó como un mecanismo de protección y una
garantía constitucional de los administrados. Así mismo, con la entrada en
vigencia de la Constitución, el enfoque de la responsabilidad varió para tomar
como eje central el concepto de daño antijurídico, el artículo 90 de la Constitución
consagra (i) la cláusula general de responsabilidad patrimonial del Estado, (ii) en
forma de mandato imperativo, (iii) que es aplicable a todas las autoridades
estatales y (iv) a los diversos ámbitos de la responsabilidad (contractual o
extracontractual, entre otras). Así mismo, de tal artículo se desprende (v) una
garantía para los administrados, que está estrechamente relacionada con el
derecho de acceso a la administración de justicia y (vi) una obligación para el
Estado de repetir contra sus agentes, cuando la administración pública haya
resultado condenada y se demuestre la culpa grave o el dolo del mismo.

Más adelante reza la providencia que el Legislador, en virtud de la cláusula


general de competencia consagrada en el artículo 150 de la Carta Política, goza
de un amplio margen de autonomía y libertad para definir el contenido de la Leyes.
No obstante, tal autonomía y libertad no es absoluta, debido, entre otras razones,
a que Colombia está constituida como un Estado Social de Derecho en el cual
todas las actuaciones encuentran diversos límites, de los cuales el más importante
es la Constitución. Así, el núcleo esencial del artículo 90 Superior que consagra el
régimen general de responsabilidad estatal, se erige como uno de estos límites
intransgredibles por el actuar legislativo.

Por ultimo afirmó la Alta Corte que, el inciso 2º del artículo 191 del Código de
Policía consagra una excepción a la cláusula general de responsabilidad
patrimonial del Estado, por ello, con su expedición el Legislador transgredió el
límite fijado por la Constitución y la jurisprudencia de esta Corte y, en
consecuencia, el mismo es inexequible.
Por opinión del grupo en cuanto a lo dicho por la Corte en esta sentencia, estamos
de acuerdo, ya que el artículo 90 de la C.N. consagra la regla general de
responsabilidad del Estado por daños antijurídicos que hagan sus agentes ya sea
por acción o por omisión. Para el caso concreto, es decir, para el inciso 2° del
artículo 191 del Codigo Nacional de Policía, consagra que una excepción a la
responsabilidad del Estado que aplica para los bienes que sean usados en
desarrollo de actividades ilícitas pero no dice nada acerca de los aquellos bienes
que aunque se encuentren en el lugar de la acometida, sean destruidos por la
operación administrativa aun cuando no tenían permisos legales, lo cual
constituye, un daño antijurídico. Además de eso, como bien lo dijo la Corte, la
definición de si un daño es antijurídico o no, esto le atañe o está en cabeza del
juez, no lo puede determinar una norma jurídica a pesar de que se parta del
supuesto de que se trate de actividades ilícitas y por ello de cargas soportables,
no siempre se puede asegurar que los agentes de policía no se equivoquen y
ocasionen daños en bienes que estuvieren involucrados en supuestos legales, por
fuera de las referidas áreas o implicados en otras circunstancias no previstas en la
ley, pero previsibles por el juez contencioso en cada caso concreto. Además de lo
anterior, el legislador no puede sobrepasar ciertos límites y crear excepciones a
reglas generales que no lo merecen ni que tampoco están permitidas hacerlo, ya
que, así se le estaría negando el acceso a la administración de justicia, a alguien a
quien injustamente le causaron un daño.

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