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Criterio B

NOMBRE: ERICK GUAMAN


CURSO: 1° “BI”
TEMA: INFLUENCIA DE LAS HORAS DE SUEÑO EN EL DESEMPEÑO
ACADEMICO

Los adolescentes que duermen poco entre semana pero mucho (incluso hasta dos o tres
horas más) los fines de semana registran un menor rendimiento académico y cognitivo
que aquellos que descansan de forma más regular, una situación que se agudiza en el caso
de las chicas. Es la principal conclusión de un estudio dirigido por la Universidad
Complutense de Madrid (UCM), en el que han analizado los patrones de sueño, las
habilidades cognitivas y las puntuaciones académicas de 796 jóvenes de entre 12 y 16
años.

Los expertos denominan jet lag social al desajuste entre el reloj biológico y el reloj social.
Una de las formas de medirlo es calculando el punto central de sueño de la semana
respecto al del fin de semana. “Es comparable al jet lag del viajero cuando atraviesa varios
husos horarios: la tendencia a la vespertinidad (marcada por el reloj biológico) entra en
conflicto con el adelanto de la hora de entrar al instituto (fijada por el reloj social)”,
explica Díaz-Morales. La investigación revela que una mayor irregularidad del sueño se
asoció con peores notas y un menor rendimiento en las habilidades cognitivas verbales,
espaciales, de razonamiento y numéricas, asociaciones que fueron mucho más claras en
las adolescentes.

La falta de sueño en la vida cotidiana

Durante el día, la falta de sueño tiene claras consecuencias. Diversos estudios han
ahondado en ellas, y descubierto que algunos de los efectos son la tendencia a dormirse
en todas horas, los cambios espontáneos de humor, una actitud pesimista y el aumento
del estrés y la ansiedad.
Asimismo, después de 3 días sin dormir, esto suele generar alucinaciones y locura
temporal. Además, cuando se tiene problemas crónicos de sueño, las probabilidades de
sufrir una enfermedad psiquiátrica aumentan en un 40%.

La falta de sueño también afecta la habilidad del cuerpo para procesar la glucosa, que
puede provocar altos niveles de azúcar en sangre y favorecer la diabetes o el aumento de
peso. El sueño afecta la memoria a corto plazo y deja espacio para más información, y se
ha comprobado que la falta de sueño genera un descenso en la capacidad de asimilar
los conocimientos hasta en un 40%, y que estas pérdidas de memoria hacen que la
persona se torne lenta y poco precisa, incluso alterar el habla y la capacidad de
aprendizaje.

Los adolescentes no duermen lo suficiente

Diversos estudios han determinado que los adolescentes no duermen lo necesario, ya sea
porque tienen horarios sobrecargados como porque pasan demasiado tiempo en sus
móviles enviando mensajes o chateando hasta altas horas de la madrugada. Otros jóvenes
quieren acostarse temprano pero no logran conciliar el sueño.

Si pasan varias noches sin dormir lo suficiente es posible que sufran un déficit de sueño,
y esto afecta su capacidad de concentrarse, estudiar o trabajar de la mejor manera. Así lo
define el estudio de la UCM, que ha analizado patrones de sueño, habilidades cognitivas
y resultados académicos de casi 800 jóvenes de entre 12 y 16 años.

Como explicó el profesor de Psicología Diferencial, Juan F. Díaz-Morales, “Las


adolescentes tienden a dormir más los fines de semana –respecto a los días de diario y
comparadas con los chicos–, por lo que experimentan un mayor jet lag social". A
mayor irregularidad del sueño, peores notas, afirma el estudio, y por tanto un rendimiento
menor en habilidades cognitivas verbales, espaciales, de razonamiento y numéricas.

Los adolescentes deberían dormir entre 8 a 10 horas cada noche, pero “debido a las
extensas jornadas de clases y la gran carga académica, no es fácil de compatibilizar esto
con sus necesidades sociales e intereses personales”, explica.

El problema es que la falta de sueño disminuye los periodos de atención y aumenta


la irritabilidad del adolescente lo que afecta su rendimiento académico y la relación
con los padres, agrega la doctora.

Los dispositivos tecnológicos representan una distracción importante y también


afectan la cantidad y calidad del sueño.
“Ante el exceso y diversidad de implementos tecnológicos al alcance de los
adolescentes y que le permiten navegar en la red, recibir o escribir mensajes, juegos
electrónicos, TV, focalizar su conducta hacia el estudio les impone un verdadero reto”,
indica la neuróloga.

Por si fuera poco, la búsqueda de experiencias nuevas, de probarse a sí mismo y su


visión más enfocada en el presente que en el futuro, con una necesidad de gratificación
inmediata y validación por sus pares, hace que estudiar deje de ser prioridad.

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