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Sentido de La Vida

El sentido de la vida constituye una cuestión filosófica sobre el objetivo y el significado de


la vida, o de la existencia más en general. Este concepto se puede expresar a través de
una variedad de preguntas, tales como ¿Por qué estamos aquí? o ¿Qué es la vida?. Ha
sido objeto de un gran estudio filosófico, científico, psicológico, teológico, e
incluso literario a lo largo de la historia. Esta cuestión ha recibido un gran número de
respuestas desde diferentes puntos de vista, junto con los orígenes culturales e
ideológicos de cada civilización.
El sentido de la vida está profundamente mezclado con las concepciones filosóficas y
religiosas de la existencia, la conciencia y la felicidad, y afecta a muchas otras cuestiones
tales como el significado simbólico, la ontología, el valor, el propósito, la ética, el bien y el
mal, el libre albedrío, las concepciones de Dios, la existencia de Dios, el alma y el más
allá. También desde el Humanismo y la literatura son amplias las aportaciones y
reflexiones sobre estas cuestiones, pero dejando de lado la visión religiosa de las mismas.
Las contribuciones científicas son más indirectas; mediante la descripción de los hechos
empíricos sobre el universo, la ciencia ofrece un contexto y establece los parámetros para
las conversaciones sobre temas relacionados. Una alternativa centrada en el ser humano
en sí mismo, alejada de las concepciones religiosas o más globales, es la pregunta «¿Cuál
es el significado de mi vida?». El valor de la cuestión relativa a la finalidad de la vida puede
coincidir con la consecución de la realidad última, o un sentimiento de unidad, o una
sensación de lo sagrado. Aunque aquí volvemos al campo religioso. Sin embargo, esta
reflexión ético-filosófica-religiosa puede llevar a la realización de la inutilidad misma de la
vida o al menos de la reflexión sobre el sentido de ésta. Un buen ejemplo de este tipo de
respuestas las encontramos entre los autores pertenecientes al Nihilismo, corriente que
toma como base la negación de uno o más de los supuestos sentidos de la vida.
Las preguntas sobre el significado de la vida se han expresado de muchas formas,
incluyendo las siguientes:

 ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Quiénes somos?1234567


 ¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué estamos aquí?789101112
 ¿Cuál es el origen de la vida?13
 ¿Cuál es la naturaleza de la vida? ¿Cuál es la naturaleza de la realidad?131415
 ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Cuál es la propósito de nuestra vida?47141617
 ¿Cuál es el significado de la vida? - véase también
 ¿Qué es lo significativo y valioso en la vida?18
 ¿Cuál es el valor de la vida?19
 ¿Cuál es la razón para vivir? ¿Para qué estamos viviendo?1220
Estas preguntas han resultado en un amplio rango de argumentos y respuestas
parcialmente competentes, de teorías científicas, explicaciones filosóficas, teológicas y
espirituales.
Aristotelismo[editar]
Aristóteles, aprendiz de Platón, fue otro filósofo temprano e influyente, el cual argumentaba
que el conocimiento ético no es conocimiento certero (como la metafísica y
la epistemología), sino que es un conocimiento general. Dado que no es una disciplina
teórica, una persona ha de estudiar y ponerlo en práctica para ser bueno, y entonces la
persona pasaría a ser virtuosa; afirmaba que no era meramente el estudio de lo que la
virtud es, sino que habría de ser virtuoso mediante actividades virtuosas. Para este fin,
Aristóteles estableció lo que para él era virtuoso:
Todas las artes, todas las indagaciones metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y
todas nuestras determinaciones morales, tienen al parecer siempre por mira algún bien que
deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente definido el bien, cuando se ha dicho,
que es el objeto de todas nuestras aspiraciones.
Ética a Nicómaco. Libro primero. I.

Sin embargo, si el acto A tiene como finalidad B, y B, a su vez tiene como finalidad C, C
habría de tener también un objetivo, de modo que continuaría el patrón hasta que algo
detuviera la regresión infinita. La solución de Aristóteles era el Bien Supremo, que sería
deseable por sí, siendo él su propia meta. El Bien Supremo no sería deseable con el
objetivo de obtener otro bien, siendo todos los bienes deseables a causa suya. Esto
implica conseguir la Eudaemonia, traducido como felicidad, bienestar y excelencia.

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