FENOMENOLOGÍA Y PSICOTERAPIA HUMANISTA-EXISTENCIAL
De: André Sassenfeld Jonquera y Laura Moncada Arroyo
LAURA GONZALEZ SUAREZ
DOCENTE
JOSE FEDERMAN MUÑOZ
TEORIA Y AUTORES EN PSICOLOGIA HUMANISTA
2014 I. SÍNTESIS
El texto comienza afirmando que la fenomenología como sistema
filosófico tiene sus orígenes en la obra de Edmund Husserl, quién sostenía que la ciencia se estaba formando una imagen del mundo y del ser humano demasiado alejada de la experiencia genuina y verdadera de cada individuo. Los procesos psíquicos, decía él, no pueden ser entendidos como ocurrencias subjetivas que no están relacionadas con el mundo en el que los individuos se mueven, sino más bien como fenómenos intencionales que no se pueden desligar de la realidad externa; hablar de la dicotomización entre sujeto y objeto implica pensar que existe una realidad objetiva independiente de quién la percibe (a esto se le llama Actitud Natural).
A continuación, el artículo habla sobre los aspectos fundamentales
del método fenomenológico. Se define, entonces, los dos conceptos que guían una investigación fenomenológica: el fenómeno y la experiencia; el primero, entendido como “la apariencia o la forma específica en la que el objeto de estudio se presenta a sí mismo de modo inmediato a la consciencia del observador” (Sassenfeld Jonquera & Moncada Arroyo, 2006), y la segunda definida como “nuestra forma personal de experimentar el hecho de nuestra existencia en el mundo” (Sassenfeld Jonquera & Moncada Arroyo, 2006). Con base en estas definiciones se plantea la necesidad de reconocer que hay múltiples realidades válidas ya que esta (la realidad) es una co-construcción entre el observador y lo observado, y finalmente se concluye la siguiente definición de fenomenología: “el estudio metodológicamente riguroso y no sesgado de las cosas tal como aparecen, de manera que se pueda llegar a un entendimiento esencial de la consciencia humana y su relación con los objetos de la experiencia” (Sassenfeld Jonquera & Moncada Arroyo, 2006). En la investigación fenomenológica el punto de partida es la descripción clara y detallada de lo que se está viviendo y el interés está sobre aquello que está presente y que es observable, no en los juicios de valor del investigador; de ahí se plantea la importancia de “la puesta entre paréntesis” de los valores, las suposiciones, las inferencias, los prejuicios, la historia personal, etc.; en otras palabras, poner en práctica la actitud fenomenológica o epoché, que implica agudizar nuestra consciencia para lograr diferenciar qué es lo en realidad está sucediendo y qué son sesgos que nos impiden el acercamiento al fenómeno estudiado (teorías, conocimientos pasados, experiencias previas, entre otros).
Luego en el texto, se habla sobre la aplicación de la fenomenología
en la situación psicoterapéutica; se le propone al terapeuta analizar cada uno de los acontecimientos de la psicoterapia desde distintos campos fenoménicos: los contenidos del mundo interno del cliente tal como éste los manifiesta, la percepción del terapeuta sobre las expresiones verbales y no verbales del cliente Y la consciencia del terapeuta respecto de su mundo interno y del mundo de significantes compartido con el cliente. En la práctica, la epoché es indispensable cómo mecanismo para aumentar las posibilidades de crecimiento psicológico de un individuo; la idea es que, con el tiempo, el especialista aprenda a dejar a un lado los distintos prejuicios que tiene frente al cliente y sus particulares sesgos personales y profesionales.
Finalmente, se subraya la importancia del presente como eje
primario del proceso terapéutico, sin dejar de reconocer que el pasado y el futuro también son parte significativa de la vida del ser humano. También, se resalta la diferencia que hay entre un fenomenólogo puro y un psicoterapeuta de orientación humanista- existencial: “La fenomenología por sí sola […] no puede dar cuenta (tampoco pretende hacerlo) de aspectos psicológicos clínicamente relevantes tales como el desarrollo de la personalidad o la estructura de carácter del paciente” (Sassenfeld Jonquera & Moncada Arroyo, 2006) II. APRECIACIÓN
La idea de aplicar la perspectiva fenomenológica a la situación
psicoterapéutica me parece un enfoque un poco revolucionario y complicado. En mi caso, antes de empezar a estudiar psicología, tenía una noción de psicoterapia muy al estilo “Freud”, en la que el pasado juega quizá el papel más importante en la historia del paciente, y en el que las teorías juegan un papel primordial en tu desempeño cómo psicólogo, con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que ésta no es la única visión y que tampoco es la correcta. Actualmente pienso que en la práctica la teoría te va a ser útil pero no va a ser un manual que te el 100% de los pasos a seguir en cada una de tus consultas, precisamente porque cada ser humano es diferente y porque cómo psicoterapeuta tendrás una manera única de ver el mundo que te va a permitir relacionarte y abordar a tus clientes de manera distinta a tus colegas. No sé si estoy equivocada, pero creo en la idea de que lo que eres cómo persona va a definir quién eres cómo terapeuta, por eso, me cuesta imaginarme el desprenderme de todo lo que soy (teorías, creencias, experiencias pasadas, personalidad, etc.) para lograr ver los fenómenos tal cual se presentan en la realidad y no cómo yo los interpreto. Sin embargo, esta nueva perspectiva, ha logrado cuestionar la forma en la que veo la psicoterapia, porque debo confesar que me parece importante tener la capacidad de observar al paciente con la menor cantidad de sesgos posibles para lograr un mejor entendimiento de éste y ayudarlo (tal vez de una mejor manera) en su crecimiento psicológico.
Por otra parte, me llamo mucho la atención el hecho de que se
apoye la idea de que no hay una única realidad objetiva y verdadera sino que existen múltiples realidades válidas, cada una de las cuales es co-construida en la relación observador - (lo) observado. Creo que es una perspectiva interesante que vale la pena analizar. III. CUESTIONAMIENTO
Si existieran múltiples realidades válidas, ¿cómo podría el ser
humano saber qué es verdadero, saber qué es real y qué no? ¿Podrían existir certezas o se viviría en un mundo de incertidumbres?