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Querido(a) amigo(a):

Te escribo esta carta en este día para decirte que tú eres una persona muy
especial, sobre todo para Dios. A veces pensamos que no valemos nada, que
solamente vivimos para ocupar un espacio en este mundo y que no sabemos por
qué y para qué. Te quiero decir que esto no es verdad. Tú eres alguien
importante que vale mucho, comenzando por el simple hecho de que Dios te
creó. Él formó cada parte de tu cuerpo y cada detalle en el vientre de tu
madre, como dice en el Salmo 139.13, y como te formó, Él sólo quiere lo mejor
para ti. Amigo(a), te quiero decir que eres tan importante para Dios que el
envió a su Hijo, Jesús para pagar el precio de nuestros errores en aquella cruz
para que fuésemos salvo de las cosas terribles y malas de este mundo que nos
llevan al castigo eterno. Hoy te quiero confirmar que Cristo es real y Él me
salvo, y desde el día en que lo conocí no he vuelto a ser el mismo. Hace 6 años
atrás conocí a Jesús en un retiro del Colegio donde estudiaba, y créeme que
antes de conocerlo decía que “ni loco sería cristiano” y prefería morirme antes
de ser cristiano. En un momento de mi vida, a los 13 años, cuando me sentía
solo y triste, tomé la decisión de acudir al Señor. En un servicio religioso de la
escuela, clamé de corazón a Dios, y desde ese día hasta hoy no he podido dejar
ni un solo día sin orar. Desde ese día en adelante empecé a notar cambios,
sentía paz, veía a las personas de forma distinta, podía perdonar fácilmente, ya
no guardaba rencor, tenía ganas de vivir. Algo hermoso que no puedo explicar
es que, todas las mañanas al levantarme sentía una alegría tan grande.
Después Dios me enseño que había nacido de nuevo, que había sucedido lo que
dice la Biblia en II Corintios 5:17: “De modo si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí son hechas nuevas”. Tantas cosas
y muchas más ha hecho Dios, que si lo escribiera sería tan largo que tardarías
mucho en leer. Te digo, amigo(a), de todas las decisiones que he tomado en
mi vida, optar por Cristo ha sido la más sabia y la mejor. Decidir por dejar que
Cristo sea tu Señor, es decir: “Dios, yo sólo no puedo, te necesito,
acompáñame en mi vida”. Ten por seguro que Dios no se molestará en hacerlo,
será un placer para Él. Si quieres decidir por Cristo solamente pídeselo, habla
con Él. Puedo decir que ahora soy una mejor persona, la lucha en este mundo
continúa, los problemas siguen todavía, pero ahora dependo del Señor y cuento
con Su respaldo y veo como cada día interviene en mi vida.

Dios te bendiga,
José R. De León (redimido77)

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye


mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con
él, y él conmigo.”
Apocalipsis 3:20

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