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SOCRATES PROBLEMATICA E INFLUENCIA

Sócrates fue un ateniense que vivió en los dos últimos tercios del siglo V a.C. Hijo de un
escultor y una comadrona, fue un hombre que sirvió a su patria (se dice que con gran
valor) en diversos enfrentamientos bélicos que sacudieron al mundo helénico. Por un
tiempo siguió el oficio de su padre hasta que optó por seguir la
carrera pedagógica (aunque de forma singular), muy de moda en aquellos tiempos por
los sofistas.
Sócrates fue un filósofo griego considerado como uno de los más importantes de
la filosofía occidental y mundial, fundador de la filosofía moral. Fue maestro de Platón,
quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo los tres representantes fundamentales de
la filosofía de la Antigua Grecia. Nació en Alopece, Atenas (Antigua Grecia), entre los años
470 y 469 a. C. A Pesar de que no dejó ninguna obra escrita y son escasas las ideas que
se le pueden atribuir, con seguridad es una figura capital del pensamiento antiguo hasta el
punto de que los filósofos anteriores a él, fueron llamados presocráticos.
No escribió ningún libro porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas, lo
que se sabe con certeza de él es por los escritos de sus dos discípulos más notables
Platón que atribuyó sus propias ideas a su maestro y el historiador Jenofonte, un escritor
prosaico que quizá no consiguió comprender muchas de las doctrinas de su maestro.

En cuanto a su Dialéctica fue un verdadero iniciador de la filosofía le dio su objetivo


principal de ser la ciencia que busca en el interior del ser humano. Su método era
dialéctico el cual consistía que después de plantear una proposición analizaba las
preguntas y respuestas suscitadas por la misma. Esto le convierte en una figura
extraordinaria y decisiva; representa la reacción contra el Relativismo y el Subjetivismo
sofista, siendo un especial ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y
acción.
Al parecer buena parte de su vida, Sócrates la dedicó deambulando por las plazas y los
mercados de Atenas y tomaba a los mercaderes, campesinos o artesanos como
interlocutores con los que sostenía largas conversaciones, esta conducta pertenecía a la
esencia de su sistema de enseñanza la “Mayéutica”. Sócrates comparaba este método con
el oficio de comadrona que ejerció su madre: trataba de llevar al interlocutor al
alumbramiento de la verdad, al descubrimiento de sus propias verdades.
La Mayéutica fue su más grande mérito, método inductivo que le permitía llevar a sus
alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban por medio de hábiles
preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento.

La situación política y social que vivía Atenas (y en general toda el mundo helénico) fue
propicia para que proliferaran los maestros itinerantes, quienes cobraban altas sumas por
instruir a la juventud en conocimientos generales y en retórica. Dado el clima político, era
común que los jóvenes y sus padres buscasen la mejor educación para con ello aspirar a
los mejores puestos; un poco de barniz cultural con otro tanto de arte discursivo era
suficiente para que cualquiera pudiese aspirar al quehacer político.
Muchos sofistas se hicieron de gran fama en aquellos tiempos, claro que su ideal no era la
filosofía (salvo contadas excepciones) sino meramente instruir a los hijos de los más ricos,
por ello iban de ciudad en ciudad cotizando sus lecciones. Sócrates no siguió ese camino,
muy al contrario lo criticó y desafió... Interesado por la filosofía comenzó a estudiar a
los filósofos naturalistas, aquellos que buscaban respuestas en lo que les rodeaba. Fue
entonces que Sócrates descubrió su verdadera vocación, y siguiéndola logró que la
filosofía retornarse al hombre, eso por que en lugar de preguntarse por la existencia, por la
esencia o por el ser, como sus antecesores, este filosofo se preguntó por el hombre,
comenzó a hacer antropología filosófica.
Así pues, durante el período helenístico, como respuesta a una situación sociopolítica
decadente, surgieron básicamente tres nuevas escuelas filosóficas o corrientes de
pensamiento que, intentando salvar al ser humano a la deriva, formularon propuestas que,
con todas las variaciones que se quiera, siguen sirviendo como remedios a los que el
hombre contemporáneo se aferra frente a los vaivenes de la vida y que le permiten
mantenerse a flote, no zozobrar en una existencia, la nuestra, tan tormentosa hoy como lo
fue la de los griegos que optaron por ser epicúreos, estoicos o escépticos, o las tres cosas
a la vez.

LA REACCION ANTIDEMOCRATICA DE JENOFONTE

Jenofonte nace en Atenas en torno al año 430 a.C. en el seno de una familia acomodada, la cual
le dio una educación basada tanto en las letras como en las artes de la equitación y la
caza. Dentro de esta educación que Jenofonte recibió, se debe destacar la figura de Sócrates,
pues aunque no fue discípulo suyo, el filósofo siempre fue un referente para él, representándolo
en sus escritos como una autentica figura paterna. Algo muy reseñable es que sus primeros
veinticinco años se desarrollaron durante un conflicto armado, creciendo en el contexto de
la brutal Guerra del Peloponeso, en la cual llegó a participar como jinete, aunque por
desgracia para él, su bando fue el perdedor de la contienda. Tal vez el factor de ser
derrotado ante la facción espartana, que se situaba como ciudad hegemónica de toda
Grecia, unido a su educación conservadora, recta y fiel a las tradiciones y a la moral,
hicieron que ese Jenofonte de veinte años mirara hacia la poderosa Esparta con
admiración.

Con la vuelta a Grecia, Jenofonte se pondrá a las órdenes del rey espartano
Agesilao II, con quien combatirá en Asia menor y quien terminaría por ser su protector y
amigo. Este acercamiento hacia Esparta, que encajaba con su carácter conservador y
amante de las antiguas tradiciones, así como a la admiración del ateniense por esta
ciudad, sería vista con recelo por sus compatriotas. Aunque había más atenienses que
apoyaban a Esparta en esos tiempos, el caso de Jenofonte llegará a ser
intolerable,condenándole al exilio y embargando sus bienes después de que éste
tome parte durante la Guerra de Corinto, combatiendo contra los ejércitos de su
propia ciudad en Coronea.
Tras su destierro, Jenofonte será bien recibido en Esparta, donde pese a ser extranjero se
le dará un trato privilegiado, y tal vez por influencia de su amistad con el rey, se le dará
una villa en Escilunte. Tal era la inclinación de Jenofonte por esta ciudad, que no dudará
en mandar a sus hijos para que sean educados allí. Durante el tiempo que pasó exiliado
en Escilunte escribirá la mayoría de sus obras. Entre ellas podemos encontrar algunos
tratados sobre las actividades que él mismo practicaba, como la equitación y la doma (De
la equitación o Hiparquico), la caza (Cinegético) o la administración doméstica y de fincas
(Económico).

Un hecho importante en la vida de Jenofonte fue la sentencia a muerte de


Sócrates (399 a.C.), que sucedió mientras los griegos llegaban al mar Negro y conseguían
huir del Imperio Persa. Aunque no sabemos si dicho acto terminó por alejarlo de la política
de su ciudad, lo cierto es que cuando en el año 393 a.C. Polícrates publica un panfleto
antisocrático, Jenofonte se ve obligado a redactar una respuesta. Dicha respuesta
ahora es conocida como Apología de Sócrates, encontrándose como el primer libro de la
obra Memorables.
En esta obra se enfrenta desde su exilio a los difamadores del filósofo, evitando que
se relacione a Sócrates con aquellos traidores de la democracia, que personificados
en hombres como Critias, uno de los treinta tiranos, o Alcibíades, desterrado en dos
ocasiones por ayudar a espartanos y persas respectivamente. Pero a la vez que defiende
al filósofo, es el propio Jenofonte el que por extensión se aleja de la imagen de
antidemocrático que él también tenía. Es posible que con esto muestre que seguía
teniendo interés en volver a su ciudad natal algún día.
Pese a ser ateniense, como vemos, Jenofonte tenía arquetipos muy distintos en su ideario.
Entre ellos se encuentran algunos tan opuestos como Atenas, Esparta o la misma
Persia. A lo largo de su vida fue capaz de defender a Sócrates y la democracia, a la
vez que escribía sobre el Estado Lacedemonio o Persia y las describía como
estados utópicos e ideales.

PLATON

Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial vocación política
y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por Sócrates. Fue su discípulo durante
veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias). Tras la
condena a muerte de Sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó completamente de
la vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su
pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado.

fundó en el año 387 una escuela de filosofía, situada en las afueras de la ciudad, junto al
jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia. La
Academia de Platón, una especie de secta de sabios organizada con sus reglamentos,
contaba con una residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados,
y fue el precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.

A diferencia de Sócrates, que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón se han
conservado casi completos. La mayor parte están escritos en forma dialogada; de hecho,
Platón fue el primer autor que utilizó el diálogo para exponer un pensamiento filosófico, y
tal forma constituía ya por sí misma un elemento cultural nuevo: la contraposición de
distintos puntos de vista y la caracterización psicológica de los interlocutores fueron
indicadores de una nueva cultura en la que ya no tenía cabida la expresión poética u
oracular, sino el debate para establecer un conocimiento cuya legitimación residía en el
libre intercambio de puntos de vista y no en la simple enunciación.

Una característica del estilo platónico que revela una admirable conjunción entre
pensamiento y expresión es su empleo del mito para hacer más evidente el pensamiento
filosófico. Sin duda el más célebre de ellos es el mito de la caverna utilizado en La
República; pero también son conocidos el del juicio de ultratumba, que aparece
en Gorgias, y el de Epimeteo, en Protágoras.
La filosofía de Platón

El conjunto de la obra de Platón, cuya producción abarcó más de cincuenta años, ha


permitido formular un juicio bastante seguro sobre la evolución de su pensamiento. De las
obras de juventud consagradas a las investigaciones morales (siguiendo el método
socrático) o a la defensa de la memoria de Sócrates, pasó Platón a desarrollar sus ideas
filosóficas y políticas en los diálogos constructivos o sistemáticos, y luego a revisar y
completar sus propias teorías en las difíciles obras de su etapa final.

El contenido de estos escritos es una especulación metafísica, pero con evidente


orientación práctica. Dos son los temas permanentes que prevalecen sobre los demás. Por
un lado, el conocimiento, esto es, el estudio de la naturaleza del conocimiento y de las
condiciones que lo posibilitan. Y por otro, la moral, de fundamental importancia en la vida
práctica y en la realización de la aspiración humana a la felicidad en una doble vertiente
individual y colectiva, ética y política. Todo ello se resuelve en un verdadero sistema
filosófico de gran alcance ético basado en la teoría de las Ideas.

LA TEORÍA DE LAS IDEAS

La doctrina de las Ideas se fundamenta en la asunción de que más allá del mundo de los
objetos físicos existe lo que Platón llama el mundo inteligible (cósmos noetós). Tal mundo
es un reino espiritual constituido por una pluralidad de ideas, como la idea de Belleza o la
de Justicia. Las ideas son perfectas, eternas e inmutables; son también inmateriales,
simples e indivisibles.

El mundo de las Ideas posee un orden jerárquico; la idea que se encuentra en el nivel más
alto es la del Bien, que ilumina a todas las demás, comunicándoles su perfección y
realidad. Le siguen en esta jerarquía (aunque Platón vacila a veces en su descripción) las
ideas de Justicia, de Belleza, de Ser y de Uno. A continuación, las que expresan
elementos polares, como Idéntico-Diverso o Movimiento-Reposo; luego las ideas de los
Números o matemáticas, y finalmente las de los seres que integran el mundo material.

En su obra La República, Platón ilustró esta concepción con el célebre mito de la caverna.
Imaginemos, dice Platón, una serie de hombres que desde su nacimiento se hallan
encadenados en una cueva, y que desde pequeños nunca han visto nada más que las
sombras, proyectadas por un fuego en una pared, de las estatuas y de los distintos objetos
que llevan unos porteadores que pasan a sus espaldas. Para esos hombres encadenados,
las sombras (los seres del mundo sensible) son la única realidad; pero, si los liberásemos,
se darían cuenta de que lo que creían real eran meras sombras de las cosas verdaderas
(las Ideas del mundo inteligible).
Sólo el mundo inteligible es el verdadero ser, la verdadera realidad; el mundo sensible es
mera apariencia de ser. Dado que el mundo físico, que se percibe mediante los sentidos,
está sometido a continuo cambio y degeneración, el conocimiento derivado de él es
restringido e inconstante; es un mundo de apariencias que solamente puede engendrar
opinión (doxa) mejor o peor fundamentada, pero siempre carente de valor. El verdadero
conocimiento (epistéme) es el conocimiento de las Ideas.

El hombre sólo puede conseguir la felicidad mediante un ejercicio continuado de la virtud


para perfeccionar y purificar el alma. "Purificarse -escribió en el Fedón- es separar al
máximo el alma del cuerpo." Dominando las pasiones que la atan al cuerpo y al mundo
sensible, el alma va desligándose de lo terrenal y acercándose al conocimiento racional,
hasta que, inflamada en el amor a las Ideas, logra su completa purificación. Este amor a
las Ideas es el sentido original del amor platónico, muy distinto del que le daría la tradición
literaria posterior y del que tiene la expresión en nuestros días.
Practicar la virtud significa, ante todo, practicar la virtud de la justicia (dikaiosíne),
compendio armónico de las tres virtudes particulares que corresponden a los tres
componentes del alma: la sabiduría (sofía) es la virtud propia de la razón;
la fortaleza (andreía) de la voluntad ha de modular el alma pasional o irascible hacia los
afectos nobles; y la templanza (sofrosíne) ha de imponerse sobre los apetitos del alma
concupiscible. El hombre sabio será, para Platón, aquel que consiga vincularse a las ideas
a través del conocimiento, acto intelectual (y no de los sentidos) por el cual el alma
recuerda el mundo de las Ideas del cual procede.

LA REPUBLICA

Sin embargo, la completa realización de este ideal humano sólo puede darse en la vida
social de la comunidad política, donde el Estado da armonía y consistencia a las virtudes
individuales. El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres clases de
ciudadanos (el pueblo, los guerreros y los filósofos), cada una con su misión específica y
sus virtudes características, en correspondencia con los aspectos del alma humana: los
filósofos serían los llamados a gobernar la comunidad, por poseer la virtud de la sabiduría;
los guerreros velarían por el orden y la defensa, apoyándose en la virtud de la fortaleza; y
el pueblo trabajaría en actividades productivas, cultivando la templanza. De este forma la
virtud suprema, la justicia, podría llegar a caracterizar al conjunto de la sociedad.

Las dos clases superiores vivirían en un régimen comunitario donde todo (bienes, hijos y
mujeres) pertenecería al Estado, dejando para el pueblo llano instituciones como la familia
y la propiedad privada; al carecer de ellas las clases dirigentes, se evitaría su corrupción,
ya que no podrían ni necesitarían obtener riquezas, ni tendrían familiares a los que
favorecer; tal esquema (y otros aspectos de sus concepciones) fue revisado en Las leyes,
obra de vejez en la que desaparecen estas restricciones. El Estado se encargaría de la
educación y de la selección de los individuos (en función de su capacidad y sus virtudes)
para destinarlos a cada clase. La justicia se lograría colectivamente cuando cada individuo
se integrase plenamente en su papel, subordinando sus intereses a los del Estado.
Teorizó también sobre las distintas formas de gobierno, que según Platón se suceden en
un orden cíclico en el que cada sistema es peor que el anterior. La monarquía o
la aristocracia (gobierno de un solo hombre excepcionalmente dotado o de una minoría
sabia y virtuosa, que aspira solamente al bien común) es para el filósofo la mejor forma de
gobierno. De la monarquía se pasa a la timocraciacuando el estamento militar, en lugar de
proteger a la sociedad, usa la fuerza para obtener el poder. En la oligarquía, una minoría
de ricos gobierna a un pueblo empobrecido. El descontento lleva a la democracia o
gobierno del pueblo, de la que tiene Platón un pésimo concepto: se elige como
gobernantes a los más ineptos y reina la anarquía. Finalmente, la tiranía, encabezada por
un demagogo que suprime toda libertad, restaura el orden; es la peor de las formas de
gobierno.

ARISTOTELES

La filosofía occidental se asienta en la obra de los tres grandes filósofos griegos de la


Antigüedad: Sócrates, Platón y Aristóteles. Pese a la singular relación que los unió
(Sócrates fue maestro de Platón, quien lo fue a su vez de Aristóteles), la orientación de su
pensamiento tomó distintos caminos, y correspondería a Aristóteles culminar los esfuerzos
de sus maestros y ejercer la influencia más perdurable, no sólo en el terreno de la filosofía
y la teología, sino prácticamente en todas las disciplinas científicas y humanísticas. De
hecho, por el rigor de su metodología y por la amplitud de los campos que abarcó y
sistematizó, Aristóteles puede ser considerado el primer investigador científico en el
sentido moderno de la palabra.

la muerte de Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a cabo
una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye el fundamento de
todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta posible, Aristóteles fue un
prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las generalizaciones que constituyen la
ciencia como a las diferencias que no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que
impiden la reducción de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los
estudian. Los seres, afirma Aristóteles, pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo
separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia los seres móviles y no
separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados es la matemática, y la de
los seres inmóviles y separados, la teología.

Buscaba La virtud, o Arete, buscar la excelencia “toda arte, acción o ciencia busca o
tienden hacia un determinado bien, el fin de todas las acciones. El bien es el fin final, de
las cuales todas las cosas son medios, esto es la Felicidad” La palabra era Eudaimonia,
que significa estar acompañado de un buen genio o genio benefactor, puede ser traducido
como plenitud, prosperidad, bienestar, felicidad, buenafortuna. Definición del Hombre:
“Animal Racional “conocer el Logos. La Virtud, es un habito, si se forma bien será una
virtud, sino un vicio. La virtud es el punto medio entre 2 extremos (moderación) y es
relativo a cada uno. (Cobarde, valiente, temerario), son vicios por exceso o defecto. Para
lo cual hay que deliberar nuestros actos. Si actuamos así seremos probos o réprobos.
También se rige por si somos conscientes o no de ellos, si somos ignorantes o
involuntarios no somos réprobos. “La ignorancia de la ley no es excusa “ Aristóteles: La
virtud es hacer y desear el bien, el bien es placentero en sí mismo, me hace feliz. Si soy
virtuoso

Cuando Aristóteles definía al hombre como zoon politikón, hacía referencia a sus
dimensiones social y política. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero solo
el hombre es político, siempre y cuando viva en comunidad. Por tanto, la dimensión social
ayuda a constituir la base de la educación y la dimensión política contribuye a la extensión
de esa educación.
Aristóteles se preocupó tanto por la naturaleza del ser humano como por sus relaciones
sociopolíticas, creía que el individuo sólo se puede realizar plenamente en sociedad, que
posee la necesidad de vivir con otras personas (civismo). También expresó que aquellos
que son incapaces de vivir en sociedad o que no la necesitan por su propia naturaleza, es
porque son bestias o dioses.

Aristóteles divide las formas de gobierno en puras e impuras, que son las deformaciones
delas formas puras, según persigan el interés de uno o muchos. Así, encuentra dentro de
las formas puras de gobierno:

 La Monarquía:que es el gobierno de uno sólo.


 La Aristocracia: que es el gobierno de una minoría conformada por hombres de
bien.

 La República: que es el gobierno de la mayoría

Y dentro de las formas impuras, están:

 La Tiranía: que es la que tiene como fin el interés personal del monarca.

 La Oligarquía: que es la que tiene como fin el bien personal de los ricos.

 La Demagogia: que tiene como fin el bien particular de los pobres.

El fin del Estado debe ser siempre, no sólo la existencia material de todos los asociados,
sino también su felicidad y su virtud, siendo ésta última la de primer cuidado dentro del
Estado, para que la asociación política no se convierta en una alianza militar, ni la ley en
una mera convención. La ciudad es la asociación del bienestar y de la virtud, para el bien
de las familias y las diversas clases de habitantes, para alcanzar una existencia que se
baste a sí misma

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