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d) Destino del texto: a quién va dirigido y cuál es su propósito: si va destinado a un
individuo o a un colectivo, y si su carácter es público o privado; si es personal u
oficial, y si trata un ámbito nacional o internacional.
2. ANÁLISIS DEL TEXTO: parte central del trabajo. Consiste en el análisis y explicación
del contenido temático del texto. Consta de varios apartados:
1. Resumen breve (3-4 líneas)
2. Explicar los nombres propios, lugares geográficos, términos técnicos y todas las
palabras con un significado que merezca la pena explicar en relación con el
sentido del texto. Aclarar y precisar las alusiones históricas, datos y hechos a los
que se hace referencia (fechas, tratados de paz, etc.)
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• Es importante que se analice y comente de manera clara y ordenada, y que se
haga referencia constante al texto, que no se utilice como pretexto para copiar un
tema histórico.
• Bibliografía complementaria:
Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas y cómo resistirla cuando es
adversa
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La fortuna me parece comparable a un río fatal que cuando se embravece inunda
llanuras, echa a tierra árboles y edificios, arranca terreno de un paraje para llevarlo a
otro. Todos huyen a la vista de él y todos ceden a su furia, sin poder resistirle. Y, no
obstante, por muy formidable que su pujanza sea, los hombres, cuando el tiempo está en
calma, pueden tomar precauciones contra semejante río construyendo diques y esclusas,
para que al crecer de nuevo se vea obligado a crecer por un canal, o a lo menos para que
no resulte su fuerza tan anárquica y tan dañosa. Pues con la fortuna sucede lo mismo.
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EL ORIGEN DIVINO DE LA MONARQUÍA
J. B. Bossuet, Política deducida de las propias palabras de la Sagrada Escritura.
Proposición I: Dios establece los Reyes, como ministros suyos y reina por medio de
ellos sobre los pueblos. Ya hemos visto que toda potestad procede de Dios. El Príncipe,
añade San Pablo, es Ministro de Dios para el bien. Si obráis mal temblad, porque no en
vano empuña la espada, y es Ministro de Dios, vengador de las malas acciones. Los
Príncipes, pues, obran como ministros de Dios y sus lugartenientes en la tierra. “Por
medio de ellos ejerce su imperio.
Por eso hemos visto que el trono real no es el trono del hombre, sino es trono del mismo
Dios. Y para que no se crea ser particular a los israelitas el temer Reyes establecidos por
Dios, ve aquí lo que dice el Eclesiástico: “Dios da a cada pueblo su Gobernador y
manifiestamente le es reservado Israel”. El Señor, pues, gobierna todos los pueblos, y a
todos asigna sus Reyes, aunque gobierna a Israel de un modo más particular y más
manifiesto.
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Proposición IV: Los Reyes deben respetar a su propia potestad, y emplearla solamente
en el bien público.
Viniendo su potestad del cielo, como se ha dicho, no deben persuadirse ni son señores
ni dueños de ella para usarla a su capricho y antojo; sino es que deben usar y valerse de
la potestad con temor y circunspección, como de cosa que les viene de Dios, y de la cual
les pedirá cuenta[…] Los Reyes, pues, deben temblar en el usar de la potestad que Dios
les concede, y considerar cuán horrible es el sacrilegio de emplear en el mal una
potestad que viene de Dios […]
Respeten, pues, su potestad, porque no es poder suyo, sino es potestad de Dios, de la
cual se debe usar religiosa y santamente.