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Introducción
Desde la época de Florecence Naightingale quién reconoció la importancia del ambiente, hemos
incluido factores como iluminación, sonido, olfato en el cuidado, ¿pero, realmente lo hemos
hecho?.
Varios grupos de cuidado de la salud en USA, reconocieron la necesidad de normas y guías para
asistir la mejora en los resultados de los pacientes. Desde los años 70s y el liderazgo de March of
Dimes para crear resultados perinatales o neonatales más saludables con su publicación “Hacia el
mejoramiento de resultados del embarazo” hasta la Academia Americana de Pediatría y el Colegio
Americano de Obstetricia y Ginecología en su publicación “Guías para el cuidado Perinatal”, se
empezó a visualizar al paciente, familia y ambiente como un conjunto al planear o implementar el
cuidado.
El Dr. Stanley Graven, un eminente neonatólogo, también reconoció hace años, que el ambiente
físico del infante en alto riesgo y su familia, era crítico para los resultados del cuidado neonatal. Él
y la Universidad del Sur de Florida en Tampa Florida, patrocinan una conferencia cada año,
dedicada a este tema.
Con su ayuda y fondos nacionales de los asociados Ross Planning, División de Productos Ross y
Laboratorio Abbot, creció una fuerza de trabajo que ha alcanzado reconocimiento nacional en
USA.
Este grupo es el comité para establecer estándares recomendados para el diseño de UCINes bajo
la dirección del Neonatólogo Robert White. Este grupo interdisciplinario que incluye arquitectos,
especialistas en control de infecciones, especialistas en desarrollo del infante, abogados,
familiares, enfermeras y médicos, revisa las recomendaciones y actualizaciones cada dos a tres
años.
Este grupo es parte de la conferencia Graven de cada año y busca obtener visibilidad para la
necesidad de considerar el diseño de las UCIN en el fomento de resultados de desarrollo positivos
y para observar los efectos que el ambiente tiene en el proveedor de cuidados.
http://www.nd.edu/~nicudes/
Estos estándares están relacionados al ambiente de la UCIN y por lo tanto a los resultados del
cuidado en la salud del neonato y su familia.
Obviamente este texto es un ejemplo de la visión de que el cuidado del desarrollo individualizado
y centrado en la familia no es una tendencia que pasará sino una filosofía de cuidado que puede
impactar positivamente al infante y su familia.
El apoyo de una organización nacional en USA como lo es NANN para convocar a expertos
interdisciplinarios incluyendo familias que presenten los fundamentos necesarios para adoptar
esta filosofía, constituye un caso relevante para la creencia de que este tipo de cuidado es el
correcto. Esta iniciativa adopta los principios fisiológicos, las medidas psico-sociales y los principios
holísticos de la conexión mente-cuerpo. La investigación aún necesita trabajo, Harrigan, Ratlife,
Patrinos (2002) reconocen los problemas metodológicos del estudio de infantes médicamente
frágiles y presentan un resumen completo de literatura disponible sobre este tema.
Entre otros, ellos no sugieren que no se debería continuar de obtener la evidencia que necesaria
para apoyar o refutar aspectos del cuidado del desarrollo.
Las áreas del cuidado del desarrollo que han recibido la máxima atención e investigación son
definidas por Byers (2003) de la siguiente manera: administración del ambiente, agrupamiento del
cuidado, estimulación de la succión no nutritiva, acomodamiento de gemelos, cuidado canguro,
posicionamiento y el cuidado centrado en la familia. Estas áreas forman los pirales del cuidado del
desarrollo y orientan las nuevas tendencias en el diseño de la UCIN.
EL AMBIENTE FÍSICO
Cuando un infante prematuro nace, hay una transferencia rápida, ya sea a una cuna de calor
radiante o a una incubadora. A pesar de que estas unidades proveen calor para mantener la
temperatura del infante, muchas de los otros mecanismos regulatorios neonatales se pierden en
ese momento.
La variación diurna de la actividad materna y los ciclos de sueño así como la estimulación
vestibular, propioceptiva y del movimiento ya no están presentes (Blackburn, 2003a, 2003b,
Blackbur, 1998; Holditch-Davis, Blackburn & VandenBerg, 2003).
Estas interrupciones han sido consideradas reales durante los últimos 20 años como se evidencia
en el estudio de Altimir, Warner, Kenner y Amlung (1999). Ellos encontraron que neonatos
estables que pesan menos de 1500 gr. se les interrumpió el sueño al menos 23 veces en un
periodo de 24 hrs. La manipulación de los neonatos rara vez ocurre por razones sociales, es
impredecible y a veces doloros (Blackburn, 1998, 2003ª, 2003b,). Sin embargo de 1984 a 1999, es
obvio que hemos aprendido que el sueño es importante y que el tocar a un neonato sólo para
revisar su estado, no es necesario. Parece ser que actualmente son menos las ocasiones en las que
interrumpimos el sueño de un neonato por cosas que no son procedimientos pero, el número aún
es alto y aún son ocasiones en donde no es necesario para el bienestar del infante.
Las UCIN generalmente o tienen varios cuartos que contienen de 4 a 6 espacios ó un solo espacio
grande en donde se encuentran todos los neonatos enfermos. Un número grande de unidades, se
están ubicando en configuraciones modulares para disminuir el ruido y aumentar la privacidad de
las familias. Pocas unidades se han ubicado en un diseño de cuartos individuales. Hay una variedad
de equipo dentro de cada espacio de neonato; cada paciente generalmente requiere varias
bombas IV, monitores cardiopulmonares y de oxígeno y un ventilador. Se requieren muchos
profesionales para cuidar a estos pacientes, entre estos se incluyen, terapistas respiratorios,
terapistas ocupacionales, terapistas físicos, farmacéuticos, radiólogos, especialistas consultores,
técnicos de laboratorio y por supuesto varias enfermeras, neonatólogos y en hospitales escuela,
estudiantes y residentes. Todos estos trabajadores de la salud pueden en algún momento durante
un periodo de 24 hrs, manipular a un solo neonato.
Es común que la saturación de oxígeno de un neonato baje durante las rondas cuando se
incrementan las conversaciones y la manipulación de la cuna o incubadora.
Se piensa que la ausencia de un contacto parental normal y la estimulación sensorial, aunado a las
experiencias incómodas, estresantes y la exposición a un ambiente sobre- estimulante agravan la
ya de por sí frágil condición física y de sus sistemas y órganos inmaduros. Aún el neonato a
término enfermo es vulnerable a estos estímulos adversos. Las experiencias dentro de la UCIN
pueden interferir con el progreso e integración del desarrollo sensorial y pueden afectar la
madurez y organización del cerebro que es vital para un aprendizaje futuro y la interacción con
otros seres humanos (Als, 1998; Holditch-Davis, Blackburn & Vandenberg, 2003).
Las infecciones son la fuente más grande de morbilidad y mortalidad neonatal, los organismos
cambian a través de los años, no así el riesgo de adquisición de infecciones nosocomiales
neonatales. El uso de batas como medida de prevención de infecciones, ha sido un tema de
discusión entre el personal experto en enfermedades infecciosas y el personal de las UCIN. Se han
realizado pocos estudios sistemáticos en la historia de las UCIN que apoyen su uso.
Todos los equipos dentro de una UCIN poseen algún tipo de alarma para alertar a los proveedores
de cuidado. Las UCIN tienen actividad constante e interacciones frecuentes con los proveedores
de servicios y equipo. Las piezas grandes de equipo que por rutina se traen al ambiente tales como
equipo de radiología portátiles forman parte del ruido ambiental continuo.
Blackburn ha identificado tres grandes área de preocupación concerniente a los altos niveles de
ruido dentro de la UCIN. La intensidad alta intensidad de volumen de ruido tiene el potencial de:
Se reporta que los sonidos dentro de la UCIN van de los 50 a los 90 dB, (Altimier, 2003; Lotas,
1992). Los estudios sobre los niveles de ruido en las UCIN han demostrado:
Estudios indican que en algunas ocasiones los niveles de ruido dentro de la UCIN pueden llegar a
los 120 dB. (Thomas, 1995; Altimier, 2003; Holditch-Davis, Blackburn, & Vandenberg, 2003).
Las interrupciones de sueño causadas por ruido, tiene el potencial de interferir con la habilidad del
neonato para autorregular y desarrollar patrones progresivos de sueño-vigilia (Holditch-Davis,
Barham, O’Hale, & Tucker, 1004). La Academia Americana de Pediatría ha recomendado que el
personal de la UCIN monitoree de cerca los niveles de ruido para evitar los ruidos mayores a 45
dB. Esta recomendación ha sido apoyada por White (2002) en su libro “Recomendaciones para el
diseño de UCIN”.
Iluminación.
Los niveles típicos de iluminación dentro de la UCIN, varían de 3.5 a 54 ftc (candelas x pie),
(Bulloug, Rea, & Stevens, 1996). En sus recomendaciones a los ambientes de cuidado infantil la
AAP adicionalmente ha indicado que la iluminación suficiente para realizar la mayoría de
procedimientos son 60 ftc. Las recomendaciones de diseño para nuevas UCIN sugieren que 10 a 20
ftc proveen un ambiente de luz adecuado para las áreas de cuidado neonatal (White 2002). A
pesar de que ya están disponibles para muchas áreas de cuidado las unidades individuales de luz y
los atenuadores de intensidad, la iluminación más intensa, tiende a ocurrir alrededor de los
neonatos más enfermos. La iluminación complementaria, tales como las lámparas de fototerapia,
producen más de 300 a 400 ftc. A peras de que generalmente se utilizan los antifaces y que las
lámparas de tratamiento varían de 200 a 300 ftc, el exponer a muchos infantes a altos niveles de
luz durante su estadía (Blackburn, 1998; Lotas, 1992) puede resultar en interrupción de los
patrones de sueño-vigilia y el riesgo de daño en la retina. Se cree que la continua exposición a la
luz afecta los ciclos de sueño-vigilia e interrumpe el desarrollo de ritmos diurnos (Holditch-Davis,
Blackbur, & VandenBerg, 2003; Thomas, 1995).
Estudios en animales han demostrado daño retinal en primates infantes debido a la exposición a la
luz de alta intensidad. Estudios realizados en infantes humanos han demostrado resultados
inconsistentes, pero hay muy poca información en efectos específicos de la iluminación de la UCIN
en neonatos enfermos (Lotas, 1992). El efecto de la exposición a la luz en la incidencia de
retinopatía del prematuro (ROP por sus siglas en inglés) ha sido investigada en muchos estudios
que indican una interacción entre la toxicidad de la luz y la ROP, posiblemente debida al daño
oxidativo provocado por radicales libres. Sin embargo un reciente estudio clínico multicéntrico,
examinando el uso de goggles para disminuir la exposición de los neonatos a la luz, no alteró la
incidencia de ROP (Reynolds, Hardy, Kennedy, et al., 1998). La relación entre la luz ambiental y la
ROP permanece inconclusa.
Se ha investigado el uso de iluminación cíclica en las UCIN para disminuir la exposición constante a
la luz. Los estudios que han utilizado luz cíclica han tenido como resultado menores niveles en el
ritmo cardiaco, menor actividad del neonato y más horas de sueño (Grauer, 1989; Miller, White,
Whitman, et al., 1995; Holditch-Davis, Blackburn, & VandenBerg, 2003). A pesar de que Brandon,
Holditch-Davis y Belyea (2002) utilizaron iluminación cíclica con buenos resultados, no alternaron
entre brillo y obscuridad, ellos alternaron entre baja luz y obscuridad, por lo tanto podría
aparentar que la cantidad del cambio necesario para inducir el biorritmo de los neonatos es muy
bajo.
Ambiente Inanimado
El considerar los niveles de luz ambiental dentro de la UCIN y los patrones de iluminación (ciclos
de luz obscuridad vs luz continua) es un componente importante en el desarrollo de la mayoría de
los protocolos de cuidado. Los protocolos existentes prescriben varias intervenciones para reducir
los niveles de luz utilizados en los neonatos hospitalizados. Estos incluyen el atenuar
consistentemente la luz sobre la cabeza del neonato y/o mantener ciclos estructurados de luz
obscuridad dentro del periodo de 24hrs. Estos protocolos normalmente incluyen el uso de
protecciones en los ojos o cubiertas para las incubadoras para reducir la luz que llega al bebe.
Cada una de estas intervenciones está diseñada para responder a ambas preocupaciones, que
niveles de luz excesiva impactan negativamente el desarrollo del bebe pretérmino y que las
investigaciones existentes describen el uso de niveles excesivos de luz en las UCIN.
Los primeros estudios que describen los niveles de luz en las UCIN, ocurrieron desde mediados de
los años 80’s hasta los años 90’s. Cuatro estudios clásicos de este periodo claramente describen
niveles comunes de luz encontrados en esa época en las UCI, la fuente de los niveles más altos de
luz y la presencia o falta de cualquier variación sistemática en los niveles de luz dentro de un
periodo de 24 hrs. (Hamer, Dobson, & Mayer 1984; Glass, Avery, Subramanian, et al., 1985;
Landry, Scheidt, & Hammond, 1985). Estos estudios realizados en las UCIN en el Reino Unido y los
Estados Unidos reportaron 4 hallazgos consistentemente.
1.- Los niveles de luz en las UCIN estudiadas comúnmente iban de 240 a 1500 lux (aprox. 24 a 150
ftc). Con medianas de 47 a 90 ftc.
2.- Los picos en los niveles de luz estaban asociados con fuentes de luz auxiliar, incluyendo
lámparas de tratamiento (200 a 300 ftc), lámparas de fototerapia (300 a 400 ftc) y luz de día de las
ventanas de la UCIN (hasta 1024 ftc).
3.- Los niveles de luz dentro de la UCIN demostraron poca variación diurna estructurada.
4.- Los niveles de luz fueron más altos en las áreas con pacientes más críticos usualmente
asociados a los más prematuros y los más vulnerables.
Un estudio (Landry, Scheidt, & Hammond, 1985), notó variación estacional en los niveles de luz
basados en la proximidad directa a una ventana.
Desde mediados de los 90’s y hasta el momento se han reportado un número limitado de estudios
al respecto. Estos estudios documentan niveles de luz en las UCIN que son en promedio menores a
aquellos reportados en los 80’s. Sin embargo, los niveles de luz reportados varían ampliamente,
desde niveles de 1 a 25 ftc en los niveles bajos a niveles tan altos como 235 ftc. Adicionalmente
continúan reportando poca variación diurna de manera sistemática en la mayoría de unidades.
Estos estudios están limitados ya que cada uno reporta información recolectada de solamente una
o dos unidades de cuidado y con diferente instrumentación y procedimientos de recolección de
información.
Diseño de la UCIN
Muchos de estos cambios necesarios pueden ser incorporados en las unidades actuales con la
integración de conceptos como el cuidado del desarrollo y los cuidados centrados en la familia. A
principios de los 90’s, el Dr. Stanley Graven de la Universidad del Sur de Florida en Tampa FL, llamó
a un grupo de expertos para examinar la literatura y desarrollar las recomendaciones para el
diseño de las UCIN. A través de los años, estas recomendaciones han sido actualizadas para incluir
la investigación continua y proveer evidencia basada en estándares. Estas recomendaciones van
dirigidas a las necesidades del neonato y su familia así como del personal trabajador del área.
La Iluminación requiere un acercamiento multinivel que convine opciones tanto de luz directa
como indirecta. La luz de iluminación natural cuando está disponible, debe estar integrada en el
diseño general. Las ventanas requieren mecanismos para prevenir que entre demasiada luz a las
áreas clínicas. Sin embargo deben permitir que los adultos puedan ver hacia el exterior. La luz
directa es necesaria para los procedimientos que se llevan a cabo con el neonato, así como a los
trabajos del personal que requieren ese tipo de iluminación. Se debe tener cuidado de proteger
los ojos de los neonatos en épocas y momentos de mayor iluminación.
Las recomendaciones del diseño de la UCIN sugieren luz disponible de 100 ftc. ó 1000 lux. Esta
debe ser proveída de manera individua para limitar la interrupción a otros neonatos en el área. La
luz ambiental indirecta y no relacionada a trabajos o actividades debe ser flexible y no interferir
con la necesidad de dormir del neonato. Las recomendaciones para esta luz es menos de 60 ftc o
6000 lux. Aún a este nivel, el neonato requerirá proyección dentro del microambiente de las
incubadoras para prevenir la luz directa en los ojos para optimizar el tiempo de sueño entre
periodos de cuidado. Adicionalmente las investigaciones claramente indican la necesidad de ciclos
día noche o apoyo en el ritmo circadiano, esto requiere solamente pequeñas fluctuaciones la luz
desde loa más tenue (20 ftc o 200 lux) mientras se protegen los ojos de la luz directa, esto debe
estar incorporado en cualquier estrategia de luz que se planee.
El diseño de la UCIN también debe tomar en cuenta los niveles de ruido a los que el infante está
expuesto. La recomendación de la AAP es mantener el ruido por debajo de los 50 dB, se deben
utilizar en el piso y entre el techo materiales que disminuyen la transmisión de ruido. La selección
de estos materiales debe hacerse tomando esto en cuenta.
Los equipos deber estar colocados a un nivel y ubicaciones apropiados que permitan el fácil y
rápido acceso a alarmas y a evento que producen ruido. Se deben designar áreas funcionales para
actividades del personal que puedan generar altos niveles de ruido lejos del área clínica, éstas
áreas incluyen por ejemplo el área de preparación de medicamentos, área de preparación de
alimentación, área de registro y el área designada para comunicaciones. Las recomendaciones
actuales para el espacio incrementado de camas (cunas y/o incubadoras) promueve la
individualización de la luz y la reducción del ruido.
El espacio entre camas (cunas y/o incubadoras) ha aumentado a 120 pies cuadrados para
acomodar la cantidad creciente de equipo que se utiliza y para dar privacidad al neonato y su
familia.
El personal que trabaja en el área también necesita un espacio apropiado para proveer cuidado al
paciente así como de otras actividades profesionales y personales. Adicionalmente a las áreas de
trabajo antes mencionadas (preparación de medicamentos, alimentación etc..) un área educativa
para conferencias y un espacio para descanso.
Actividad.
El tema de actividad debe ser examinado a dos niveles; la actividad que ocurre alrededor del
infante y la actividad que involucra al infante. La actividad incrementada en el ambiente alrededor
del infante trae consigo la consecuencia adicional del incremento de luz y el incremento de ruido,
la unidad debe ser un espacio designado con acceso controlado y lejos del tráfico hacia otras áreas
clínicas. La actividad no esencial debe ser direccionada a otra área. Los neonatos deben estar
ubicados dentro de la unidad en base a sus necesidades de ambiente y no al espacio disponible
que exista, las lecturas de luz y ruido obtenidas de cada cama proveerán un mapa de la unidad
para que las necesidades del infante y las características del espacio puedan ser compatibles.
El neonato más frágil y sensible requiere el espacio con mayor protección. Los espacios en áreas
con mucho tráfico y ambientes que no pueden ser controlados sólo deben utilizarse si es
absolutamente necesario, pero siempre esperando modificar ese uso en favor de las mejores
condiciones de cuidado para el paciente.
El nivel de actividad asociado a su cuidado también afecta al neonato. Los hallazgos de las
investigaciones en los cambios fisiológicos relacionados a la manipulación indican los efectos
adversos en un neonato enfermo, esta actividad debe ser minimizada y consolidada para asegurar
periodos ininterrumpidos de sueño para promover la recuperación, crecimientos y
neurodesarrollo.
La distribución de actividades y procesos alrededor del cuidado, debe organizarse de manera que
no interrumpa los ciclos de sueño del neonato, se deben coordinar los cuidados y utilizar
momentos de no intervención para minimizar la fatiga y estrés del paciente.
Las familias están deben estar presentes para proveer apoyo y experiencias táctiles positivas. La
integración de estas actividades es un componente esencial en la calidad de cuidado y promoverá
mejores resultados. Se deberá alentar a los padres para estar con sus hijos y proveer este tipo de
actividades para la recuperación y atención necesidades afectivas del neonato.
Relación entre el cuidado y el ambiente.
La prematurez implica un riesgo potencial de desarrollar algún tipo de incapacidad, entre ellas,
discapacidad de aprendizaje y problemas de conducta, aun cuando no se hayan desarrollado serias
complicaciones médicas. A largo plazo se incluyen retraso en el desarrollo motor, discapacidad
cognitiva de leve a severa, déficits visuales motores, discapacidad del lenguaje, problemas de
conducta y sociales. En un estudio comparando infantes con muy bajo al nacer e infantes con peso
normal al nacer, el grupo de bajo peso demostró tener menores habilidades matemáticas, mayor
incidencia de repetición de grado y una necesidad de apoyo académico especial hasta 2.8 veces
más que los niños nacidos con peso normal.
Bibliografía