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Alimentación natural
Una alimentación natural es aquella que incluye principalmente alimentos lo menos procesados
posible, es decir, aquellos alimentos que han sufrido menos procesos en el camino desde su
producción (léase cosecha para hortalizas, frutas, semillas, frutos secos, legumbres y cereales) hasta
nuestro plato.
Son alimentos que no contienen aditivos de ningún tipo, con lo cual nos ahorramos el consumo de
sustancias sintetizadas artificialmente.
Son también alimentos que no han sufrido tratamientos térmicos elevados, con lo cual su
contenido nutricional será generalmente más elevado.
Y son alimentos balanceados en nutrientes (ya volveremos a esto más adelante).
En resumen, son los alimentos que la naturaleza nos entrega para nutrirnos (¡gracias!) y que
consumimos muy cercanos a como ella nos los brinda.
Aclaración
La orientación de este curso es de tipo vegetariana. Sin embargo, dentro de la alimentación natural
se pueden incluir alimentos de origen animal, como carnes de distinto tipo, huevos, lácteos y
derivados. Sería ideal que, en el caso de consumir estos alimentos y teniendo en cuenta los métodos
de crianza aplicados hoy en día, podamos optar por huevos de campo, leches orgánicas y carnes
producidas en campos tradicionales, no de feedlot.
Los alimentos se pueden clasificar según su nivel de procesamiento:
naturales
mínimamente procesados
procesados
ultraprocesados
Son alimentos naturales que han sido sometidos a algún tipo de procesamiento, pero sin añadir
ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS.
Son elaborados con ingredientes industriales que normalmente contienen poco o ningún alimento
Grasas saturadas
Se encuentran principalmente en alimentos de origen animal: leche, manteca, queso, carnes y piel
del pollo. También se encuentran en manteca de cacao, aceite de coco y aceite de palma.
Este tipo de grasas generan en el organismo un aumento del colestrol LDL “malo”, por lo cual se
consideran aterogénicas, con perjuicios a nivel cardiovascular. Pero pueden formar parte de una dieta
saludable siempre que sean consumidas con moderación.
Grasas insaturadas
Se encuentran principalmente en alimentos de origen vegetal y se dividen en grasas
monoinsaturadas (omega 9) y grasas poliinsaturadas (omega 3 y 6).
o Omega 9 o ácido oleico
Se encuentra en los aceites de oliva y de canola, aceitunas,
palta, frutos secos y en la yema de huevo.
Se recomienda consumir estos alimentos fuente de omega 9
todos los días puesto que contribuyen a reducir el colesterol LDL
“malo” y a mantener el colesterol HDL “bueno”.
o Omega 6 o ácido linoleico
Es un tipo de grasa esencial: puesto que nuestro cuerpo no la produce naturalmente, es necesario
ingerirla con la dieta. Se encuentra ampliamente distribuida en alimentos de consumo diario, por lo
cual no suele haber carencia. Está en semillas, cereales, frutos secos, aceites de maíz, girasol.
Al igual que el omega 9 contribuye a reducir el colesterol LDL “malo”, pero su desventaja es que
disminuye a la vez el colesterol HDL “bueno”.
o Omega 3 o ácido linolénico
También es una grasa esencial: es necesario ingerirla con la dieta. Se encuentra en pescados grasos
(caballa, atún, salmón, trucha, sardinas, entre otros) y también en semillas de chía y lino y, en menor
cantidad, en nueces y avellanas. Son muy buenas fuentes y vehículos de omega 3 los aceites de chía y
de lino, que deben conservarse dentro de la heladera por su sensibilidad a la oxidación.
Contribuye a reducir el colesterol LDL “malo” y los triglicéridos, sin afectar al colesterol HDL
“bueno”. Además, tiene efecto antiinflamatorio, efecto vasodilatador y es antitrombogénica.
En general, nuestra dieta es muy rica en alimentos ricos en omega 6 pero pobre en aquellos ricos
en omega 3. Es por ello que incorporar frecuentemente semillas de chía y lino (dentro de lo posible
activadas, molidas y sin cocinar) y, si se sigue una dieta carnívora, pescados grasos, es muy
importante y beneficioso para nuestra salud a nivel cardiovascular.
Antinutrientes
Fuente: www.alimentoyconciencia.com
Los antinutrientes son sustancias presentes en semillas, frutos secos, cereales integrales y
legumbres, cuya función es proteger el grano del ataque de insectos, hongos, plagas, etc., y prevenir
su germinación temprana.
En nuestro organismo disminuyen o impiden la asimilación de los nutrientes del propio alimento o
de otros que lo acompañan. Uno de los principales antinutrientes presentes en los alimentos de
origen vegetal es el ácido fítico, cuya presencia reduce la absorción de minerales como el calcio y el
zinc, entre otros.
Un poco de historia…
Tradicionalmente se usaban cierto tipo de preparaciones con los alimentos naturales que reducían
el contenido de antinutrientes.
Por ejemplo, el pan era elaborado a partir de la masa madre o masa agria, lo cual llevaba entre uno
y dos días de fermentación completos para el leudado. Afortunadamente, esta tradición se está
recuperando. Las semillas de zapallo eran remojadas en salmuera por los aztecas, y luego secadas al
sol antes de comerlas.
En Oriente, hoy en día y como se hacía tradicionalmente, la soja se consume en preparaciones
fermentadas como el miso, el tamari y el tempeh.
*Colabora en la reducción de ácido fítico aplicar un medio ácido durante el remojo: suero (yogurt), kéfir (no
los gránulos, el kéfir ya elaborado sin nódulos), kombucha, vinagre de manzana o jugo de limón.
Algunos cereales son bajos en fitasa (enzima que desactiva el ácido fítico), como mijo, maíz, arroz y avena.
Al remojarlos se recomienda incorporar una cucharada de harina de centeno que tiene buena presencia de
fitasa.
A lo largo del curso iremos viendo más en detalle cómo reducir el contenido de antinutrientes de
cada grupo de alimentos y así volvernos muchos más nutritivos.