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La verosimilitud

o cómo lograr que tus historias resulten creíbles


Toda ficción es una mentira, pero para que al lector le resulte interesante, tendrá que parecerle verdad.
En este artículo te explico qué es la verosimilitud, por qué es tan importante en narrativa y qué aspectos
has de trabajar para que tus historias resulten creíbles de principio a fin.

¿Qué es la verosimilitud?
La verosimilitud es la apariencia de verdadero que tiene algo que no lo es. Así, decimos que una historia es verosímil cuando,
por más que sea una ficción, da impresión de realidad. Cuando nos cuentan que el tercer cerdito, el del cuento Los tres
cerditos, se construyó una casa de piedra, sabemos que nos están contando una mentira, porque los cerdos no construyen
casas. Sin embargo, en el contexto de esta ficción, la acción del cerdito resulta verosímil, ya que necesita protegerse del lobo.

Es importante no confundir verosimilitud con realismo. El realismo se refiere a la representación fiel de la realidad. Una
historia es realista cuando imita de principio a fin el mundo en el que vivimos. Sería realista, por ejemplo, una historia en la
que un grupo de vecinos trate de evitar el derribo de sus viviendas por parte del ayuntamiento, ya que en la vida real
también hay personas que luchan por evitar que les derriben sus viviendas. No sería realista, en cambio, una historia en la
que un ejército de dragones invada un reino, porque, simplemente, en el mundo real los dragones no existen. La historia de
Los tres cerditos tampoco es realista, claro está.

Tan verosímil puede resultar una historia realista como una no realista. La verosimilitud dependerá de que, una vez
establecido el contexto, la historia se desarrolle de manera coherente con ese contexto. Así, en la historia del derribo de las
viviendas, resultará creíble que los vecinos se organicen y luchen por sus derechos, porque cualquiera que se viese en una
situación así haría lo mismo; en cambio, no lo resultará que empaqueten sus cosas y se vayan a vivir debajo de un puente sin
rechistar. En el caso de la historia de los dragones, resultará creíble que los campesinos huyan despavoridos cuando los
dragones les ataquen; en cambio, no lo resultará que sigan arando sus campos como si no pasara nada.

¿Por qué es importante la verosimilitud?


La verosimilitud es importante porque permite que el lector se interese por la mentira que le estamos contando.

Si la historia se desarrolla de manera análoga a cómo funcionan las cosas en el mundo real, nada impedirá que el lector
piense que los hechos narrados podrían haber sucedido realmente, ya sea en su ciudad, ya sea en otra época, ya sea en otro
mundo, y podrá sentirse inmerso en la peripecia de los personajes.

Si el lobo sopla y sopla y no logra derribar la casa del cerdito, seguramente buscará otra manera de entrar. ¿Buscará un hacha
y destrozará la puerta? ¿Subirá al tejado y bajará por la chimenea? El lector entenderá que los cerditos siguen estando en
peligro y querrá saber si lograrán librarse del lobo o no.

Si, en cambio, la historia no resulta verosímil, el hechizo se romperá: el lector ya no se creerá que los hechos puedan haber
ocurrido realmente o que puedan llegar a ocurrir en el futuro, ni siquiera en un mundo lejano, se dará cuenta de que no son
más que una invención y se desinteresará por ellos.

Si el lobo decide llamar a la puerta y pedirle a los cerditos que le dejen entrar, que le apetece comer cerdito asado, y los
cerditos le dejan entrar, el lector pensará que pierde el tiempo interesándose por una historia en la que los personajes, por
más que sean animales personificados, actúan de forma tan incongruente.

¿Cómo lograr que una historia resulte verosímil?


La verosimilitud la hemos de trabajar en todos y cada uno de los elementos que conformen la ficción. Así, tendrá que resultar
verosímil desde el lugar en el que viva el protagonista (si es que vive en algún lugar) hasta la última frase del último diálogo.

Para empezar, hemos de procurar no incurrir en errores de falta de verosimilitud en ningún aspecto que tenga que ver con los
escenarios en los que transcurre la acción. Por ejemplo, si nuestra historia trata de una ascensión a una cima ficticia del
Himalaya, tendremos que asegurarnos de que las condiciones climáticas sean las propias de esa zona y que el frío y la falta de
oxígeno afecte a los personajes. Si fuese necesario, nos documentaríamos. En general, conviene situar nuestras historias en
ambientaciones que conozcamos bien, así la documentación ya la tendremos hecha.

De la misma manera, tendrá que resultar verosímil cualquier elemento relacionado con los personajes. Si en la historia de los
dragones aparece un ejército de arqueros, tendrán que ir equipados como se espera que vayan equipados unos soldados de
este tipo: con armaduras que les protejan de los golpes, pero sin escudos, puesto que para disparar una flecha con un arco se
necesitan las dos manos.

Cualquier diálogo que incluyamos tendrá que resultar también creíble. Esto significa que si, por ejemplo, nuestra protagonista
es una jueza, y la escena transcurre en la sala en la que se celebra un juicio, tendrá que hablar como, por lo general, hablan
las juezas en los juicios: de manera formal y con el vocabulario propio de los asuntos judiciales; si, por el contrario, es un
cantante de rock en una fiesta en casa del batería de su grupo, su manera de expresarse será otra. De nuevo, si fuese
necesario, nos documentaríamos.

Es importante que nunca hagamos decir a los personajes lo que no necesitan decir. A menudo se hace hablar a los personajes
únicamente para informar al lector de algo, y esto es un claro error de falta de verosimilitud, puesto que en la vida real no
hay lector, es decir, no hay nadie que esté leyendo lo que decimos mientras lo decimos y al que tengamos que informar de
nada. En este artículo tienes más información sobre cómo hacer hablar a los personajes de manera creíble.

Cómo no, tendrán que resultar creíbles las acciones de los personajes, y, en particular, las que den forma al argumento. Si un
personaje, a cierta altura de la historia, realiza una cierta acción únicamente porque el argumento requiere que actúe así, la
verosimilitud se resentirá. Por ejemplo, si el personaje es un soldado leal a su capitán, no podremos hacer que, sin más,
traicione a su superior. Siempre podemos maniobrar con la caracterización del personaje y con la situación en la que se
encuentra para lograr que la acción que queremos que realice no resulte forzada. De ello hablaré ya en otra ocasión.

Verosimilitud y ficción.

Enunciar es el acto de expresar algo por medio del lenguaje. En el caso de la literatura, la situación de enunciación se
caracteriza por un "acuerdo" que se establece en el emisor y el receptor. Este acuerdo consiste en que ambos aceptan que lo
trasmitido por el mensaje literario es verosímil, esto es, creíble o sustentable dentro del mundo ficticio que se nos presenta,
aunque contradiga la lógica del mundo real.

El anterior es el mismo pacto que establecemos cuando entramos al cine a ver una película, la que en general es ficción pura,
pero que aceptamos como real mientras la vemos.

Es importante, en este sentido, comprender que el lenguaje literario difiere del lenguaje cotidiano. El texto literario no busca
informar, sino principalmente busca generar placer estético en el lector. La lectura de un texto literario supone el
reconocimiento y la aceptación de un mundo que aparenta ser verdadero , pero que es solo un artificio creado por el
lenguaje.

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