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Gallegos
Gallegos
Durante la edad media, el gallego constituyó una misma unidad lingüística con la lengua
portuguesa, el galaico-portugués. Esta lengua procedía del latín vulgar que se
conformó durante la convivencia de los hispanorromanos y los germanos durante la
dominación visigoda. El galaico-portugués fue una lengua que mantuvo muchos de los
arcaísmos de su procedencia originaria, al contrario que el castellano que fue una
lengua más rupturista e innovadora. El galaico-portugués también mantuvo y conservó
un vocabulario arcaico que no se dio en otras lenguas románicas desgajadas del latín
originario.
El galaico-portugués conservó las siete vocales del latín vulgar. Hay una "e" y una "o"
abiertas que no diptongan cuando son tónicas como sucede en el castellano; y también
hay una "e" y una "o" cerradas. Los diptongos latinos ai y au se mantienen en "ei" y
"ou", mientras que en castellano se transformaron en una monoptongación "e" y "o". La
"f", "j" y "g" iniciales latinas persisten ante vocal átona de la serie anterior, consonantes
desaparecidas en castellano. También queda intacto el grupo interior "mb", "m"
solamente en castellano. El galaico-portugués conservó el pluscuamperfecto de
indicativo latino, sustituido por una perífrasis en castellano, y el infinitivo con
desinencias personales que conservó la forma del imperfecto de subjuntivo latino.
También se estableció la utilización del artículo determinado sobre el adjetivo posesivo
y el uso como enclítico del pronombre personal átono acusativo o dativo, que el
castellano antepuso al verbo. También se conservó la construcción latina con la
preposición en rigiendo un complemento de dirección.
A partir del siglo XIV, el galaico-portugués que había surgido en Galicia y que se había
extendido hacia el sur por los combatientes contra el dominio musulmán, fue perdiendo
su unidad y comenzó a separarse en otras dos lenguas: el gallego y el portugués. El
gallego se distingue del portugués, fundamentalmente y entre otras cosas, por la
desaparición de la nasalidad vocálica, por la distinción de los fonemas "s" y "z", en la
existencia del fonema palatal africado sordo "ch" y en la pérdida de "s" y "j" sonoras "y"
de "v" labiodental. Mantiene los finales de la palabra en "on", "an", frente al portugués
"ao".