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CONCEPTOS BÁSICOS DE PRODUCCIÓN


CÁTEDRA DE PRODUCCIÓN – PROF. CORINA LEIBINSTEIN

Un producto audiovisual es el resultado de un proceso en el cual intervienen varios tipos y categorías


de colaboradores, que inicia con el estudio de la propuesta, básicamente el guión literario. Pudiera en
algunas ocasiones valer como material a examinar el tratamiento argumental, pero mayormente no es
ideal, porque si no se da la combinación de que esté desarrollado con amplitud y detalle, y que el
evaluador se sustente en una sólida experiencia, la línea argumental no alcanza.

Continúa con la valoración del mismo, donde se efectúa una clasificación imprescindible de todos los
rubros que deben mediar, un primer estimado de costos para analizar las fuentes de financiación
posibles, e incluso iniciar gestiones al efecto.

Todos los procesos de producción requieren personal, dinero, maquinaria y materiales. Dichos medios
de producción han de ser utilizados de modo que se logren las metas pretendidas. Esto significa que
los cuadros jerárquicos de Producción deberán precaver y combinar por anticipado los recursos que
mejor se adapten al propósito buscado y ordenar la forma y la secuencia en la que deberán ser
utilizados. Es imprescindible un plan de acción, desde bastante antes de tirarse sin paracaídas e iniciar
la materialización del producto. Dicha planificación va más allá también, tiene que precaver el futuro
posible y favorable en caso de que el proyecto se concrete. Esto se denomina Diseño de Producción.

Lo que hay que meterse en el cerebro desde el principio, antes que nada, es que la previsión es
primordial, porque es lo que permite manejar con pulso firme el proyecto y provee seguridad para
afrontar eventualidades de variada magnitud y orígenes, que inevitablemente van a surgir. Es
indispensable, entonces, contar con técnicas para juzgar las necesidades futuras, como qué deberá
hacerse, quién lo hará, en dónde, cuándo, cómo y a qué costo. Todo esto, reitero, si además, desde el
principio se tiene claro porqué valdría la pena llevar adelante el emprendimiento. Bajo ningún concepto
es aceptable dejar el resultado al azar. Por supuesto que es imposible vaticinar todo, pero un buen
procedimiento por lo menos toma en cuenta todos los hechos predecibles y probables. Si luego el
proyecto inicia su marcha, el 90% del logro está en la etapa de pre-producción.

El diseño de la producción deberá equiparar las necesidades con los recursos. La disponibilidad de
recursos humanos, materiales/tecnológicos, económicos y financieros, es substancial. Al iniciarse el
proceso planificador se deben examinar todos los requerimientos para perfilar el ordenamiento de
actividades, incluyendo la apreciación de tiempo necesario para las sucesivas etapas operativas. El
tiempo también es un recurso, el único que no es renovable ni reemplazable. El tiempo es un elemento
de la mayor importancia en la economía de la producción. Cualquier pérdida de tiempo aumenta el
costo y perturba los nervios, se los aseguro.

Para ofrecer un ejemplo sustancial de lo antedicho apuntaremos que el cálculo de requerimientos de


capital (= dinero, caudales, fondos, billetes, $$$, cash; es decir finanzas, ¿estamos?) tendrá mejores
perspectivas de transformarse en el presupuesto definitivo cuanto antes el Asistente de Dirección
desarrolle el examen de su jurisdicción, porque permitirá al Productor Ejecutivo, entre otras cosas,
ajustar los tiempos de realización pretendidos, lo que a su vez precisará montos a tomar en cuenta. Lo
ideal sería que se pudiera ampliar este sistema a cada una de las unidades modulares. Si en la fase
analítica preliminar se tiene la certeza de que no ha haber recursos financieros suficientes para
solventar contratos de trabajo tempranos, y ratificando que el trabajo debe ser justo y dignamente
retribuido, lo menos que podemos hacer es solicitarles opinión y consejo a las cabezas de equipo que
seguramente serán contratadas si el proyecto se concreta. El personal de producción de campo,
operativo, se responsabilizará por la aplicación y ejecución de ese diseño.

La pre-producción es el período para anticipar, preparar, repasar, ajustar, revisar la medición de


riesgos, afinar los cálculos de costos para la materialización de cada parte de la obra, asegurarse la
provisión de elementos y servicios, tomar decisiones sobre los detalles y las distribuciones. En
resumidas cuentas, es cuando se arma el rompecabezas de la realización aplicando a pleno la lógica y
el sentido común.

Corina.Leibinstein@gmail.com – Tel. 011.4504-9026 – Cel. 011.15-5328-2500


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En una actividad donde la imaginación vuela y los sueños de gloria están a la orden del día pudiera
parecer que la tarea de Producción es árida y pesada. No es así, salvando la obviedad de que las
personas tienen más tendencia o talento para determinadas especialidades, y ésta, la que estamos
tratando, pueda no ser la de su preferencia o aptitud. Lo cierto es que entre sus particularidades
requiere nivel de creatividad y de capacidad para individualizar cada uno de los componentes del
mecanismo audiovisual, acomodarlos en su correcto lugar y hacer que funcionen fluidamente. Es una
actividad exigente que, si se juega bien, también es cautivante, porque es como estar viendo desde un
alto mirador como uno mismo va armando el paisaje.

Bien, para que la productividad sea satisfactoria las personas encargadas de las diversas fases de la
producción deberán contar con materiales y equipo suficientes. La interdependencia es tal que sólo
entendiéndose el trabajo como una obra compuesta y fusionada es posible llevarlo a buen término.

Es responsabilidad de Producción es coordinar un encadenamiento que haga que cada participante


funcione de acuerdo a un plan común, dentro de un horario de actividades coordinado, y que las
operaciones de cada uno se enhebren sólida y coherentemente con las de los demás. El compromiso
laboral de cada participante va atado a la provisión y funcionamiento de la tecnología y de todos los
materiales requeridos, los específicos para desarrollar las tareas y los necesarios para tener buenas
condiciones de trabajo (por ejemplo, alimentos y transportes), y todo se respalda en el trabajo de las
humanos a cargo de la Producción, cuyas tareas, independientemente de las áreas específicas y de las
jerarquías individuales, tienen la responsabilidad medular de tomar decisiones económicas y
financieras.

Los trabajadores que se van incorporando a la tarea de concretar un producto audiovisual deben estar
calificados para los distintos rubros, cada cual en su correspondiente nivel de responsabilidad. El
conjunto necesita calidad y cantidad para funcionar correctamente, porque se limita el
aprovechamiento de cada sección si falla la marcha de otra u otras, no importan cuál o cuáles. Una
preproducción organizada, elaborada, permitirá a los responsables adaptar elásticamente las
disposiciones al momento de enfrentarse con obstáculos imprevistos. Vale agregar desde ahora que
estas virtudes también serán un fantástico soporte que permitirá acceder a novedades enriquecedoras
sobre la marcha, sin generar tropezones ni carreras contra el reloj.

Esto es extensivo a la relación que guardan entre cualquier tipo de problemas que vayan a surgir,
cuyas soluciones influyen también en la mayoría de los demás. Toda producción depende de las
previsiones de lo que puede esperarse del rendimiento de los recursos incorporados. La estimación se
basará en la experiencia, en una apreciación de esfuerzos y resultados observados con anterioridad, y
en la articulación necesaria e indiscutible con otros especialistas, de modo que el conjunto responderá
organizadamente. Al personal de Producción se le debe exigir una mirada clara y abarcadora sobre el
conjunto. No se trata de que posea erudición plena referida a cada especialización, pero sí que de su
apreciación no escapen detalles que incidan sobre el conjunto. Tampoco podrá dejarse presionar por
nadie ni por nada hasta comprobar motivos sólidos que le indiquen que llegó el momento de hacer
algún malabarismo contable.

Una producción efectiva requiere observar y ejecutar las siguientes exigencias:

 Obligaciones claramente definidas de todos y cada un de los participantes (propietarios,


contratados, servicios).
 Contextos adecuados en cada lugar donde se llevan a cabo las actividades con el fin de que
estas puedan concretarse fluidamente.
 Retribuciones salariales proporcionadas, abonadas en tiempo y forma.

 Condiciones de trabajo apropiadas.

Una obra audiovisual es el resultado de una construcción colectiva o no es nada, amiguitos,


conjuntamente con que la organización laboral debe estructurarse según los niveles de responsabilidad
y cumpliendo con las legislaciones vigentes.

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El cine, la televisión, la videografía, integran lo que se reconocen como Industrias Culturales. Como
industrias producen fuentes de trabajo, compran, alquilan e inventan enseres y tecnología, distribuyen
productos, los comercializan o diseñan y elaboran para propósitos exentos de recupero a ganancia
perentoria como meta.

Hay quienes definen la Industria Cultural como el conjunto de empresas e instituciones cuya actividad
es la producción de cultura con propósitos de rentabilidad financiera. Sin embargo, si bien la mayor
parte de los productos se elaboran con esa intención – lo que no es objetable – dicho concepto deja de
lado la evidencia de que otra importante porción no se produce con esa pretensión, por lo menos en lo
inmediato, sino que está destinada a otras necesidades sociales. Lo educativo también es informativo,
de manera que no se limita a lo didáctico institucional, sino que integra esparcimiento, actualización de
temáticas y contenidos, con todas las combinaciones que cuadren al efecto.

No se pueden omitir las realizaciones audiovisuales corporativas, que buscan colocarse en la mejor
posición de mercado posible, ni las que van por la instalación de candidatos ante la opinión pública en
ocasión de procesos electorales, etc.

Es necesario integrar en el análisis que los bienes que se producen – tanto tangibles como simbólicos -
siempre persiguen masividad y son influyentes en el comportamiento de las sociedades, ya que pueden
modificar hábitos y opiniones, así como generar nuevos. Por lo tanto, para bien y para mal, hay
productos y bienes culturales de todo tipo, e incluso hay empresas productoras que realizan en
paralelo materiales abominables y elaboraciones dignas, tanto en cuanto a formas como a contenidos.

La industria audiovisual debe ser considerada en el sector de las intermitentes. Ni aún en televisión o
en los grandes estudios cinematográficos el sistema de producción se equipara a la continuidad fabril.
Por consiguiente el proceso correspondiente a una producción de característica discontinua tiene
elasticidad. Es habitualmente difícil augurar cuanta demanda va a tener el producto que estamos
gestando, dependerá de variados factores que sea bien recibido y que el nivel de atracción que genere
sea amplio y estable. Estamos hablando del voluble éxito. También se puede y se debe disminuir el
riesgo de desinterés del público potencial echando mano a diversas herramientas o maniobras que, a
su vez, deben proyectarse con la mayor sensatez, incluso podría decirse que con sangre fría. Seamos
sinceros, porque cada vez que se dice que “es lo que el público quiere” se oculta que hubo todo un
trabajo destinado a convencer a las gentes que eso es lo que les gusta, cosa que vale para cualquier
producto, independientemente de la profundidad de sus contenidos, género o costo. Todos hemos
comprado alguna vez algo que no necesitamos, y las patinadas seguramente incluyen algún voto
equivocado, sea en elecciones estatales, asambleas corporativas o reuniones de consorcio. Como se
dice tradicionalmente en la Argentina, nos vendieron un buzón (o un globo, o peces de colores)...

Este panorama, bien que muy, pero muy resumido, es suficiente para indicar que toda industria
audiovisual debe estar preparada para enfrentarse a cambios y efectuar transformaciones, todas más
ágiles en el tiempo que las variaciones en las industrias tradicionales, dada su característica no
repetitiva, en la que cada obra es única.

Para participar en los medios audiovisuales en la especialidad de Producción puede decirse que es
primordial poseer temple, ser equilibrado, tener agilidad mental y aptitud para tomar decisiones. Para
cualquier especialidad hay que cultivar una estructura de pensamiento organizado, pero si los de
Producción vienen flojitos en este aspecto, el colectivo está frito.

Un par de temas irrenunciables, futuros profesionales:

 Ninguna cúspide de talento creador es más alta que la salud y la seguridad de las personas
comprendidas en la labor. Los períodos de descanso, los servicios de comida, de transporte y de
alojamiento no son una graciosa concesión de un empleador sino derechos de los trabajadores.
 Con igual cordura deben distribuirse las tareas entre tantas personas como sean necesarias
para garantizarlas, no sólo en cuanto a que se concreten sino a las correctas condiciones a ese
efecto.

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A ver, gente, es inimaginable suponer que el amplio detalle de trabajadores que figuran en los créditos
de películas provenientes de cinematografías altamente industrializadas se deba al espíritu filantrópico
de sus contratantes. Algo tan elemental debería comprenderlo y aplicarlo hasta el más agarrado de los
productores, porque si abriese los ojitos no le costaría nada comprender que su inversión no es un
gasto, y que rendiría considerablemente en términos de productividad, eficiencia, menores
contingencias de material dañado o perdido y de errores en el trajín, así como también en lo
concerniente impedir de accidentes de trabajo y enfermedades laborales. Finalmente y para su
beneficio, la calidad final del producto elaborado tendería a mejores oportunidades de usufructo.

Teniendo en claro estos conceptos básicos se concluye naturalmente que no es serio sostener que hay
“películas de bajo presupuesto”, así porque sí, que es una paparruchada que se ha puesto de moda
desde hace demasiado tiempo, tanto en la profesión como en las aulas, casi como si fuera un formato
narrativo. Resulta que sin ninguna necesidad de exprimirse las neuronas cualquiera que no elija ser un
cascote entiende que el costo de producción de cada proyecto dependerá de su asunto y del diseño con
el que se determina llevarlo a cabo. Por lo tanto y pasando en limpio:

 Si tal como se pretende cristalizarlo no va a ser posible, a barajar y dar de nuevo, buscando una
reformulación que lo haga viable.

 Si ni así se cuenta con los medios necesarios para emprenderlo, no habrá que hacerlo, punto.

Las determinaciones voluntariosas, poéticas, pueden ser enternecedoras, pero la verdad es que están
más cerca del realismo mágico que de un comportamiento profesional. Y el realismo mágico,
muchachos, es un género literario. La producción audiovisual no.

1
Realismo mágico: Por ejemplo “Cien años de soledad”, Gabriel García Márquez. Fantástica novela,
háganse el favor de leerla los y las que no la conocen. El realismo mágico asocia y acopla elementos
fantásticos y extraordinarios con situaciones cotidianas y comunes.

Gabriel García Márquez nació en Aracataca. Colombia, el 6 de Marzo de 1927 y falleció en México el 17
de Abril de 2014.

En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. En 1986 fue uno de los fundadores de la Escuela
Internacional de Cine y TV sita en San Antonio de los Baños, Cuba. Además de escritor de cuentos y
novelas es guionista y se han realizado películas y programas de televisión adaptando obras suyas.
También, aunque en menor escala, algunas han sido objeto de aplicación para teatro y ópera.

Corina.Leibinstein@gmail.com – Tel. 011.4504-9026 – Cel. 011.15-5328-2500

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