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Por ejemplo, la paleocorteza tiene de tres a cinco capas, la arquicorteza tiene tres y la
neocorteza tiene seis. El recuento neuronal aproximado en la corteza cerebral oscila
entre 2,6 X 109 y 1,6 X 1010. La superficie cerebral de la neocorteza representa las
áreas más desarrolladas en su citoarquitectura, lo que le confiere una cierta
especificidad funcional. Como ejemplo de su organización y conexión axónica se
identifican tres grupos de neuronas: de asociación, que establecen conexiones entre
neuronas del mismo hemisferio; comisurales, que se conectan con el hemisferio
contralateral, y de proyección, que transmiten impulsos a las zonas subcorticales,
como el cuerpo estriado, el tallo cerebral o la médula espinal. En la figura 3.5 se
muestra un esquema de las capas reconocidas en su estructura columnar, que, en
orden desde la superficie, son las siguientes:
I La capa molecular contiene los extremos de las dendritas apicales de las células
piramidales (v. más adelante) y las ramas más distales de los axones que se
proyectan hacia la corteza desde los núcleos intralaminares del tálamo.
III La capa piramidal externa contiene células piramidales de tamaño medio y células
estrelladas.
IV La capa granular interna contiene células estrelladas que reciben aferencias de los
núcleos de relevo talámicos. Las células estrelladas son especialmente numerosas en
la corteza somatosensitiva primaria, la corteza visual primaria y la corteza auditiva
primaria. El término corteza granular se aplica a estas áreas. En contraste, la corteza
motora primaria contiene relativamente pocas células estrelladas en la lámina IV y se
denomina corteza agranular.
A finales del siglo pasado, las observaciones de Broca y Wernicke sobre pacientes con
alteraciones del lenguaje y lesiones de áreas específicas del hemisferio izquierdo, así
como los resultados motores de la estimulación eléctrica de la corteza cerebral motora
y premotora obtenidos por primera vez por Fritsch y Hitzig, pueden considerarse como
los primeros elementos objetivos de localización cerebral.
3) Corteza de asociación.
En general, una función cognitiva que implique respuesta motora ante un estímulo
sensorial sigue el siguiente trayecto secuencial de activación, verificada mediante el
uso del PET: 1-2-3-4-5
El PET ha sido también utilizado con este objetivo. Se distinguen tres tipos de
cortezas de asociación, definidas anatómica y funcionalmente:
Patologías
Apraxias
Agnosias auditivas
La lesión de las áreas asociativas del lóbulo temporal produce agnosias auditivas, con
deterioro en la capacidad para reconocer el significado de los estímulos acústicos no
verbales, sin que existan déficits sensoriales. Existen diferentes modalidades de
agnosia auditiva que afectan a la comprensión de sonidos, el reconocimiento de la
música o el reconocimiento verbal.
Neurociencias y Educación
Trastornos del lenguaje
Las lesiones del lóbulo temporal pueden producir distintas modalidades de afasia,
especialmente Afasia de Wernicke, Afasia de conducción y Afasia anómica. Otras
lesiones provocan trastornos del lenguaje de naturaleza no afásica, con problemas
para el establecimiento de asociaciones entre palabras sencillas (perro-gato).
Trastornos de memoria
Neurotransmisores
Las señales pasan de una neurona a la siguiente en las uniones llamadas sinapsis. En
la mayoría de los circuitos, una sinapsis incluye el extremo de un axón, la dendrita de
una neurona adyacente y un espacio entre los dos llamado hendidura sináptica.
Sorprendentemente, esta separación entre neuronas solo se verificó (mediante
microscopía electrónica) en la década de 1950.
Pero también tiene efectos sobre muchas otras áreas, incluyendo el sueño, el dolor, el
apetito y la presión arterial.
• Encefalinas y endorfinas: Son opiáceos endógenos que, como los fármacos de este
nombre, regulan el dolor, reducen la tensión nerviosa y favorecen una sensación de
≪calma marina≫. También deprimen funciones físicas como la respiración, y pueden
causar dependencia.
Neurociencias y Educación
Los ácidos grasos de cadena larga, conocidos como ácidos grasos omega-3 y omega-
6, son de crucial importancia para el desarrollo y la función normal del cerebro. Los
ácidos grasos de cadena largo son componentes básicos de las membranas celulares
y constituyen aproximadamente el 30% del cerebro. Pare ser eficientes, las sinapsis
cerebrales requieren ácidos grasos de cadena larga. Estos nutrientes también son
esenciales para el funcionamiento de los ojos. Los ácidos grasos de cadena larga solo
se pueden obtener de la dieta, y aun así la dieta occidental corrientes generalmente es
deficitaria en estos aceites, que están presentan de manera natural en peces, como el
salmón, el arenque o el atún. Se cree que estos aceites de pescado son sumamente
beneficiosos no solo para la salud; también tienen un efecto positivo en el estado de
ánimo y las capacidades cognitivas.