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palabras
mágicas
simbolismo y magia
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culturas mágicas

RITOS PARA ATAR SANTOS Y DIABLOS Y PARA Todas estas prácticas y conjuros, documentados en un mismo pequeño pueblo, des-
cansan sobre un trasfondo credencial y ritual mucho más rico y complejo de lo que
ENCONTRAR OBJETOS PERDIDOS: su apariencia rústica, vulgar, ingenuamente supersticiosa, podría a primera vista dar
a entender. Forman parte, evidentemente, del fondo de religiosidad popular menos
MITO Y FOLCLORE, MAGIA Y RELIGIÓN ortodoxo, menos institucional, más cercano al pintoresco paganismo mágico –inge-
nuo y crédulo al tiempo que irónico e irreverente– que jamás ha podido ser com-
José Manuel Pedrosa UNIVERSIDAD DE ALCALÁ pletamente erradicado –pese a todo el empeño puesto en ello por la Iglesia católica–
de las prácticas rituales del pueblo.
Invocan a santos nada convencionales (el muy curioso San Cucufato y el absoluta-
San Cucufato, hallador de los objetos perdidos mente estrafalario San Cojonato), a los que se amenaza violentamente –bajo ame-
naza de quedar como rehenes, con los cojones atados– mientras no encuentren
Durante los días 6 y 7 de diciembre de 1990 recogí, en el pueblo de Logrosán (Cá-
solución a determinado problema –encontrar objetos perdidos, curar las verrugas,
ceres), informaciones muy sugestivas acerca de los ritos y de los conjuros1 de uso tra-
hasta tener suerte en la lotería o aprobar exámenes, como más adelante veremos. Ex-
dicional cuando a alguien se le perdía algún objeto. Los habitantes del pueblo solían cepto el tercer conjuro, que se aparta de ese tono agresivo e implora con humildad
–y muchos suelen todavía– hacer un nudo en un pañuelo o en un trozo de retama la concesión del favor –que tiene más de mágico que de religioso– de encontrar
verde, al tiempo que pronunciaban la siguiente formulilla: novio3.
San Cucufato, San Cucufato, ¿Qué podríamos decir de la casi surrealista personalidad de San Cojonato, aparte de
los cataplines te ato, que es un nombre por supuesto ajeno al santoral de la Iglesia católica, y de que debe
y hasta que no me aparezca, ser hijo bastardo de un divertido contubernio léxico entre San Cucufato y la voz co-
no te los desato.
jones, y que, por añadidura, es prueba ejemplar y divertidísima de la chispeante y
desenfadada inventiva verbal del pueblo? San Cucufato, en cambio, es un santo al
Estaban convencidos de que, de aquel modo, le ataban los cojones al agente má- que hay que tomarse algo más en serio, aunque sólo sea porque estuvo aceptado du-
gico responsable de la pérdida, y no le liberaban del castigo –es decir, no desataban rante muchos siglos como inquilino oficial del santoral católico (que le tenía por már-
los nudos, o, si se quiere, no le desataban los cojones– hasta que no hiciese su apa- tir de Barcelona en la época de Diocleciano y le exaltaba cada 25 de julio), aunque
rición el objeto extraviado. al final acabase siendo desahuciado por defectos de forma en su currículum:
En el mismo pueblo se usaba un conjuro parecido para curar las verrugas. La plega- Los devotos de San Cucufate y de Santa Filomena tienen motivos para ignorar el
ria se pronunciaba mientras se hacía el nudo correspondiente en un trozo de retama nuevo Martirologio universal de la Iglesia católica, el texto donde se recogen los
nombres de los mártires y de los santos que sirve de base al calendario litúrgico.
verde, que se abandonaba en algún paraje por el que no se podía volver a transitar Y es que la nueva edición revisada, obra de la Congregación del Culto Divino
mientras no hubiese desaparecido por completo la verruga. Sólo tras ser constatada –presidida por el cardenal chileno Jorge Medina Estévez–, no incluye a ninguno
la curación quedaba permitido regresar adonde estuviese el manojo de retama, con de estos dos venerados personajes. Los estudiosos que han trabajado desde 1966
el fin de desatar y de liberar al santo de su castigo: en la revisión de esta extensa obra, recopilada por primera vez en 1585, en tiem-
pos de Gregorio XIII, y cuya última revisión se remonta a 1956, se han visto obli-
San Cojonato, gados a eliminar de la interminable lista existente algunos nombres dudosos o
un cojón te ato, poco conocidos, porque, según explicó el secretario de la congregación, Francesco
hasta que no me quites la verruga, Tamburrino, “el número exorbitante” de santos oscurecía un poco la “centrali-
no te lo desato. dad” de Cristo en la Iglesia. Paradójicamente, ha sido el actual papa, Juan Pablo
II, el que más ha contribuido a aumentar este catálogo de ilustres cristianos, ele-
vando a los altares, hasta el momento, a más de 1.200 nuevos beatos y más de
Finalmente, una invocación, medio solemne y medio irónica, que se hacía a San Cu- 400 santos.
cufato, era recitada de este modo por las mozas casamenteras del mismo pueblo: La Congregación del Culto Divino se ha visto en la necesidad de encontrar aco-
modo en el Martirologio universal a los nuevos santos, y lo ha hecho a costa de
San Cucufato bendito, algunos antiguos cuyas identidades históricas eran más que dudosas, según Tam-
con gran favor te lo pido, burrino. Pero no ha sido éste el único criterio. Por ejemplo, San Cucufate (sant
haz que me sueñe esta noche Cugat, en catalán) no figura en la nueva edición, porque su culto se reduce a Bar-
quién ha de ser mi marido2. celona y sus alrededores, especialmente la localidad de San Cugat del Vallès,

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donde dice la leyenda que fue decapitado por el cónsul Galerio durante el man- –o tienen alguna raíz coincidente– con el de Cucufato, y porque comparten todos ellos
dato del emperador Diocleciano y donde, desde tiempos visigodos, se levanta un sus facultades para localizar objetos perdidos. Hasta Voltaire llegó a inmortalizar a un
monasterio en su honor.
ridículo Saint Cucufin salido de su pluma, que parece que tiene poco que ver con el
[...] Jordi Menéndez, portavoz del Ayuntamiento de Sant Cugat, considera que legítimo San Cucufato que estamos estudiando nosotros6. Veamos algunos de sus
los nombres son patrimonio de la ciudad, independientemente de lo que decida
conjuros e invocaciones –cortados la mayoría por el mismo patrón formulístico–, tal y
el Vaticano. “Esta decisión no nos afectará, ni me parece que sea algo trascen-
dente”, dijo ayer4. como han sido registrados en ciudades y en pueblos diversos de España:
San Cucufato, San Cucufato,
Antes de seguir analizando variantes de las prácticas y de los conjuros a los que ya los cojones te ato;
si me lo encuentras,
nos hemos ido asomando, conviene adelantar que la estrafalaria personalidad, la re-
te los desato;
lativa popularidad y las útiles facultades de este curiosísimo santo han dado lugar y si no me lo encuentras,
hasta a que le canten poetas-músicos rabiosamente contemporáneos, como el siem- no te los desato.
pre irónico y original Javier Krahe, autor y cantor de estos desenfadados versos: (Madrid)7

[...] Mi albornoz, San Cucufato,


¿dónde está mi albornoz, dónde está mi recato? como no me toque,
Mi extraviado pudor dame, San Cucufato. los cojones te ato.
San Cucufato, te enciendo esta vela. Se dice para tener suerte en los cupones de los ciegos (Madrid)8
Devuélveme el pudor, hace un frío que pela.
Conozco a este santo por mi madre. Ahora que vuelvo a preguntarle por Cucu-
San Cucufato, los cojones te ato. fato me dice que no recuerda muy bien cuándo fue la primera vez que lo escu-
Si no me lo devuelves, no te los desato. chó, pero sí la última. Fue en la autoescuela, cuando se sacó el carnet de
He perdido el amor, contraje matrimonio conducir, razón por la cual yo hice lo mismo cuando me tocó a mí presentarme,
y la paz conyugal me ha matado el insomnio genital. presa de la misma superstición que la hizo aprobar a ella. Mi madre logró apro-
bar a la cuarta vez, que fue en la que realizó el “conjuro” o la “invocación” del
[...] ¿Dónde está la avidez, dónde está el arrebato?
pobre San Cucufato. Yo aprobé a la primera.
Mi dormida pasión dame, San Cucufato.
Se ha de coger un pañuelo largo y atar dos nudos al aire mientras se pronuncia
San Cucufato, te enciendo este cirio. en voz alta:
Devuélveme el amor, aquel viejo delirio.
San Cucufato,
He perdido el humor, me deshago en suspiros, si no apruebo este examen,
viendo qué fácil es, pero nunca es ni a tiros. los cojones no te desato.
¡Qué país!
Después se guarda el pañuelo con los dos nudos en un armario y se deja ahí, sin
[...] Cucufato: mi humor o caeré en la locura.
tocar, hasta el día en que se conoce la resolución del examen. Si se ha aprobado,
San Cucufato, te enciendo esta bujía. se desatan los nudos y se libera al santo. Si no ha habido suerte, se le deja en el
Devuélveme el humor, permite que me ría. armario, hasta que lo que se le ha pedido se cumple.
San Cucufato, los cojones te ato. De hecho, no sólo se usa para pedir que se aprueben los exámenes, que es lo más
Si no me lo devuelves, no te los desato5. frecuente, y lo que más he escuchado. También se usa para pedir otro tipo de deseos.
En mi caso, también até a San Cucufato el día que me presenté al examen de con-
ducir. Y aunque no creo mucho en estas cosas –lo hice más por imitar a mi madre
que por creencia–, aprobé a la primera. Liberé al santo al llegar a casa, respiré
y empecé a creer un poquito en cierta magia que quizás sí que nos rodea aun-
De Cucufato a Catufato, Gurrufato, Donato, Justufato, que no la veamos9.
Yo tenía una amiga del colegio que se llamaba María Jesús Rodríguez. Ella ataba
Honorato, Cucurulla un lazo en el picaporte de la puerta invocando a San Cucufato para encontrar
El simpático y sufrido –siempre trabajando bajo presión– San Cucufato parece que ha las cosas perdidas. Y se lo creía (Madrid)10.
tenido una extensa red de parientes –San Catufato, San Gurrufato, San Donato, San Yo sé de gente que tiene un San Cucufato, le levantan los faldones y le atan un
Justufato, San Honorato, San Cucurulla– que se caracterizan porque sus nombres riman lazo en los cojones (Madrid)11.

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San Cucufato, no te los desato.


de las manos te ato, ¡Y en seguida aparecía! (Estella, Navarra)19
hasta que no me aparezca,
San Catufato, San Catufato,
no te desato.
(Jaén)12 si no aparecen los zarcillos,
los cojones te ato.
(Huévar, Sevilla)20
San Cucufato, San Cucufato,
los huevos te ato,
y hasta que no aparezca San Catufato,
no te los desato. como no aparezca,
(Granada)13 los cojones te ato.
(Huévar, Sevilla)21
San Cucufato, San Cucufato,
los cojones te ato, Los cojones le ato
y hasta que no me lo encuentre, a Gurrufato
no te los desato. Mientras no parezca
(Peñarroya, Córdoba)14 no se los desato.

Esta mañana no encontraba esta blusa, pues la he hecho y me ha aparecido


San Cucufato, San Cucufato,
(Navacerrada, Ciudad Real).22
los cojones te ato,
y hasta que no lo encuentre San Justufato, San Justufato,
no te los desato. los cojones te ato;
Mi abuela lo dice cada vez que pierde algo hasta que no me cumplas lo que te pido,
(El Puerto de Santa María, Cádiz)15 los cojones no te desato.

Si hay algo perdido se reza: Esta plegaria me la dijo mi madre para pedir que aprobase los exámenes, hace
un año aproximadamente (El Puerto de Santa María, Cádiz).23
San Cucufato,
los huevos te ato; San Donato, San Donato,
hasta que no aparezca los cojones te ato,
no te los desato. si no me aparece
no te los desato.
Esto mientras se hacen tres nudos en un pañuelo. El pañuelo se tira por alto y, Y se hacen dos nudos en el cinturón de la bata o en lo que sea
donde caiga, se debe dejar hasta que aparezca lo perdido. Es seguro que apa- (Portaje, Cáceres)24
rece. Esto lo sé desde siempre (El Puerto de Santa María, Cádiz)16.
San Cucufato, San Cucufato, San Donato, San Donato,
los huevos te ato, los cojones te ato,
y hasta que no lo encuentre, y si no aparece pronto,
no te los desato. no te los desato.
(Jerez de la Frontera, Cádiz)17
Simplemente se decía la oración, sin hacer nada más. Me la enseñó una amiga,
Don Cucufato, don Cucufato, cuya familia era de Cádiz.25
los cojones te ato; San Honorato, lo que busco, si no lo encuentro, los cojones te los ato.
si no me devuelves [tal cosa]
no te los desato.
(Massamagrell, Valencia)18 Entonces se coge un trapo y se ata al pomo de una puerta de la casa y se hace
un nudo.
San Cucufato, Si no lo encuentro, te los vuelvo a atar
los cojones te ato; (Si sigo sin encontrarlo, hago otro nudo al trapo).
si no me lo encuentras, Cuando lo encuentre, los cojones te desato.

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Según mi madre, siempre le da resultado, y, además, en cuanto encuentra lo que buélbete atrás,
estaba perdido, lo primero que hace es ir a desatar los cojones a San Honorato qu' el brebiario tú lo hayarás.
para que no sufra (Arganda, Madrid).26 Lo olbidao será recordao,
De Cataluña hay informes que dicen que para encontrar los objetos perdidos se lo perdío hayao,
invocaba sobre todo a Sant Cucurulla: lo ausente presente.
Santo mío,
Santa Cucurulla, que parezca lo perdío.29
feu-me trobar una agulla
de cap o de cosir
San Antonio de Padua,
per l'amor de Sant Martí.27
que en Padua naciste,
que en Lisboa te criaste,
donde el niño Dios predicó predicaste,
donde el niño Dios se perdió,
tres veces te llamó:
San Antonio de Padua, entre la magia y la religión. Antonio, Antonio, Antonio,
lo que se perdió se halló.
A todo este elenco de santos más o menos borrosos, ambiguos y pintorescos, dedicados (Valladolid)30
al curioso pero muy útil oficio de encontrar objetos perdidos, no le falta una serie de her-
manos más legítimos, presentables y cercanos a la ortodoxia católica. San Antonio de San Antonio bendito,
Padua (quien nació en Lisboa, aunque vivió en Padua, y es patrón de las dos ciudades) es, bendito eres,
en efecto, otro santo muy invocado en todo el mundo católico y –en particular– en los mo- bendito es el niño
que en tus brazos tienes.
mentos en que resulta urgente encontrar algún objeto, animal o persona perdidos. Y sus
Por las siete monedas
ritos y plegarias, bien arraigados en muchos lugares, han quedado bastantes veces inte- que te hicieron falta
grados, si no en la liturgia más plenamente oficial, sí al menos en los aledaños próximos pa' entierro de tu padre,
y tolerados. Sobre plegarias como las que a continuación conoceremos, cuyos fines eran si me aparecen los zarcillos,
los de encontrar objetos, ganado o personas perdidas, no pesaban graves objeciones ni te regalo una de ellas
anatemas eclesiales. En ocasiones eran incluso fomentadas por los clérigos, que las en- (Huévar, Sevilla)31
tendían como signos ingenuos pero legítimos y positivos de la piedad y de la devoción
San Antonio de Paula
del pueblo. Aunque muchas veces no lograban desprenderse de cierto tufo de supersti-
que en Paula nacite,
ción. El folclorista asturiano Constantino Cabal, que publicó tres versiones muy intere- en el templo te criate,
santes de la plegaria, anotó: “Y esto se dice tres veces; cuando no se equivoca el que la y si no me lo otorgas,
dice en ninguna de las tres, se halla el objeto o el animal perdido; cuando se equivoca, te doy una.
no...”28. La exigencia de repetir muchas veces –a veces hasta cien– una misma fórmula, sin (Huévar, Sevilla)32
equivocación ninguna, veremos que se asocia a bastantes de los conjuros que vamos a
analizar en estas páginas. Es una de esas adherencias típicamente supersticiosas de las San Antonio portuvé,
devoto de lo perdido,
que no logran liberarse ni siquiera las oraciones al respetabilísimo San Antonio: mi amante se perdió anoche,
San Antonio de Padua, ¡búscamelo!, santo mío.33
que en Padua nacistes,
en Portugal te criastes, San Antonio bendito,
en el púrpito donde Dios predicó predicastes. com' ég bonito,
Estando predicando el sermón arrebusca log níñoh
te bino un ángel con la embajâ que s'hán perdío.34
que a tu padre lo iban a 'justiciá.
Por él fistes,
el brebiario perdistes,
la Birgen te se presentó,
Las plegarias de San Antonio para encontrar los objetos, animales o personas per-
tres dones te dió. didos han conocido en España, según se puede apreciar, formas extremadamente va-
—Antonio, Antonio, Antonio, riables. Una de sus ramas –la que muchos campesinos españoles identifican como

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responso de San Antonio– resulta más solemne, más ortodoxa y menos variable, y y, si no me aparece,
presenta una factura poética más sofisticada que las demás. Ha sido muchas veces no te la desato.38
impresa –en ocasiones en latín– en estampillas y devocionarios autorizados por la
Iglesia católica. He aquí dos de sus versiones –todas las que se recogen son textual- En Cataluña son también comunes las plegarias a Sant Antoni “per trobar una cosa per-
mente muy similares–, que se pronunciaban, según mis informantes, con el fin de en- duda”:
contrar objetos y animales perdidos: Sant Antoni va per mar
amb l'esquella a dada costat;
l'esquelleta fa ning-ning;
Si buscas milagros
tots els peixos van sortint;
mira muerte y error desterrados,
ja en surt un de gran i gros [o de molt gros]
miseria y demonio huidos
que es menjaba un plat d'arròs;
leprosos y ancianos sanos.
en surt un, petit, petit,
El mar sosiega su ira,
que es menja un plat de rostit [o un pollastre de rostit].39
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
Y en muchos otros lugares del mundo también se invoca a San Antonio para encontrar los
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira, objetos perdidos. Por ejemplo, en Lieja (Bélgica), “se reza a San Antonio de Padua para
los pobres van remediados, [encontrar] los objetos perdidos. Todos los martes a las once y media de la mañana, en
díganlo los socorridos... la iglesia de San Antonio en Lieja, se reúnen las mujeres del pueblo y de la pequeña bur-
(Estella, Navarra).35 guesía, para rezar y así volver a encontrar los objetos perdidos”.40
No sabemos hasta cuándo, ni hasta dónde, ni a qué circunstancias, debe remontar la
Si buscas milagros,
mira muerte y error desterrados, arraigadísima asociación de San Antonio con los objetos perdidos. Según diversas ha-
leprosos y enfermos sanos, giografías medievales y renacentistas, en alguna ocasión había orado el santo –con mi-
......................... lagroso éxito– para que un libro robado le fuese devuelto. Algunos investigadores han
El peligro se retira, aventurado, por otro lado, que su nombre, San Antonio de Padua (“Saint Anthoine de
los pobres van consolados, Pade ou de Padoue”, en francés) conoció variantes deturpadas como “de Pade” o “de
bienes y miembros perdidos
recobran mozos y ancianos.
Pave”, y, puesto que en la lengua gala hubo y hay adjetivos como espaves o épaves para
La mar sosiega su ira, designar los objetos que se pierden, es posible que de la similitud entre ambas voces
redime los encarcelados, naciese un puente semántico que acabó consolidándose41. En España, Constantino Cabal
miembros y bienes perdidos se hizo eco temprano (en 1928) de esta teoría –ciertamente insegura y arriesgada–, ba-
recobran mozos y ancianos sándose en investigaciones de etnógrafos europeos anteriores:
(Úgar, Navarra).36
¿Y esto ocurrió también con San Antonio? ¿El creerle abogado singular para los
casos de pérdida es consecuencia también de uno de estos calembours? Hay
Pero existe también otra rama de invocaciones a San Antonio para encontrar las cosas quien opina que sí. A San Antonio de Padua se le llamó en Italia en algún tiempo
perdidas de tono y estilo absolutamente diferentes, que mira hacia el polo de los irreve- Sanctus Antonius ex-Pádova; pero he aquí que este “ex-Pádova” es metátesis del
rentes conjuros a San Cucufato, San Cojonato, etc., en vez de hacia el polo de la orto- adjetivo “ex-pavida”=sin dueño, en el latín medieval. “Expavido”, en francés, pro-
dujo “épaves”, y los marinos franceses titulaban antaño a San Antonio, San An-
doxia, que cambia el tono de sumisión por el de amenaza, y que se aparta del ámbito de
tonio “de Pave” o “des épaves”. Mas “épaves” son los objetos de dueño
la religión oficial para caer de lleno en el de la superstición mágica: desconocido, y en definición antigua, las cosas extraviadas, “egarées”, y, de este
modo, el santo “des épaves”, esto es, el santo “de Pave”, fue el santo de las cosas
San Antonio bendito, extraviadas.
la lengua te ato;
si no me aparece, Nació en Francia, por lo tanto, la virtud de San Antonio como remediador de
no te la desato. toda pérdida, y el ruido de esta virtud sólo llegó a la Península hacia fines del
siglo XVI.42
Se hace un nudo en el pañuelo (Ciudad Real).37
San Antonio bendito, En España, existe documentación probatoria de la relación entre el santo y los objetos per-
la picha te ato, didos –sin duda ya entonces tradicional, y, por tanto, tardía– por lo menos desde el siglo

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XVI. Unos pocos testimonios, entresacados de fuentes de épocas históricas diversas pueden manos en el negro, “dijo que el bribonzuelo de San Antonio era un malicioso que
ofrecernos una rápida y provisional panorámica del arraigo de tales creencias. Resulta curioso sabía mucho y que no quiso devolverle al negro más que después de haberle pro-
metido la misa”. En una situación semejante, el ya citado Lázaro Aranha –que
comprobar, por ejemplo, que, en 1585, la Historia de las cosas más notables, ritos y cos-
debía ser devoto del santo– prometió un cruzado de limosna a San Antonio en
tumbres del Gran Reino de la China, de Fray Juan de Mendoza, consignaba lo siguiente: caso de que encontrase a un negro desaparecido. Pero, al encontrarlo, se burló
Quedó tan triste el Padre Custodio de la llevada del ara y Magdalena de pluma, del santo, diciendo mordazmente: “¡Se creía el bellaco de San Antonio que le iba
que le parecía haber perdido un gran tesoro; y deseando tornarlo a cobrar, lo en- a dar un cruzado!”47
comendó a San Antonio de Padua, a quien para las cosas perdidas tenía por ex-
periencia era particular abogado, prometiendo para mejor conseguir su deseo de Ya en el XVIII, Diego de Torres Villarroel se entretenía en dar vida literaria a unos perso-
decirle algunas misas cuando estuviese en parte cómoda para poderlo hacer. 43 najes femeninos que se vestían “estos hábitos, compran una estampa de San Antonio,
abogado de las cosas perdidas, y le encienden un candil, que está ardiendo hasta que
En el XVII, en la novela picaresca titulada La niña de los embustes, Teresa de Manzana- vuelve el demonio del marido”48. En el mismo siglo, el padre Feijoo, incansable desen-
res, Alonso de Castillo Solórzano nos proporcionaba este singular elenco de santos y de mascarador de las supersticiones del vulgo, dejaba constancia de que los buscadores de
sus especialidades mágicas respectivas, entre las que, por supuesto, se contaban las de tesoros de su época tenían el responso de San Antonio como herramienta de trabajo:
San Antonio:
Segun lo que supone el mismo contexto de los conjuros, lo que significa esto de
A San Dionisio ayunaban por el dolor de cabeza; a Santa Lucía, por la vista; a estar encantados los thesoros, es, que los Demonios (ò uno, ò muchos en cada
Santa Polonia, por las muelas; a San Blas, por la garganta; a San Gregorio, por sitio) los guardan donde estàn sepultados, de modo que no pueden parecer, ò
el dolor de estómago; a San Erasmo, por el de vientre; a San Adrián, por las pier- descubrirse, si primero con la virtud de los Exorcismos no se arrojan de alli los ma-
nas; a San Antonio Abad, por el fuego; a San Vicente Mártir, por las fiebres; a San lignos Espiritus. El proceder de los conjuros es dilatado. Incluyense en èl varios
Antonio de Padua, por las cosas perdidas; a San Nicolás obispo, por remediador Evangelios, y oraciones. Entra tambien la Letania mayor, y el Ofertorio de la
de doncellas, y, finalmente, a San Crispín, por la duración de su calzado.44 Missa, y el Responso de San Antonio. Repitense sahumerios de incienso, y mirra,
como tambien rociadas de agua bendita. Hay tal qual ceremonia ridicula, y la
sacrilega barbarie de que quando se invocan la Santissima Trinidad, nuestro
En el mismo siglo, Ana Francisca Abarca de Bolea, en su Vigilia y octavario de San Juan
Señor Jesu-Christo, y Maria Santissima, esta Señora se nombra antes que la San-
Baptista, presentaba una significativa escena que muestra cómo “pidieron al prior que di- tissima Trinidad. A lo ultimo se intima, que en todos estos conjuros intervengan
jera el responso de San Antonio de Padua”, ante lo cual respondió un caballero presente à lo menos tres Sacerdotes.49
con una décima que empezaba:
¿Quién os puso, Antonio, a vos Hasta en la literatura del siglo XX han quedado rastros y ecos de la muy tradicional ad-
entre las cosas perdidas, vocación de San Antonio como auxiliar para encontrar lo perdido. Jacinto Benavente, en
cuando son de vos queridas su comedia Señora ama, se refería de este modo a uno de sus personajes: “este marido
las que ganan sólo a Dios?45 es de los que se pierden, y como San Antonio sabe encontrar todo lo perdido...”50. Y
Antonio Gala, en Los buenos días perdidos, llegaba incluso a reproducir una versión com-
Por la misma época, un personaje del Don Gil de las Calzas Verdes de Tirso de Molina,
pleta del “triduo a San Antonio, abogado de los objetos perdidos”, es decir, del responso
afirmaba que
que comienza “Si buscas milagros, mira / muerte y error desterrados...”.51
Un real de misas he dado
a las ánimas por vos,
y a San Antonio otros dos
de lo perdido abogado.46
Santa Lucía, Santa Helena, los ojos de la Virgen, San
De la región brasileña de Bahia nos llegan informes del mismo siglo XVII que muestran Tarsitio, las ánimas benditas
una tradición muy consolidada de cultos e invocaciones a San Antonio para encontrar es-
clavos negros perdidos o huidos. El tono de estos informes oscila entre lo dramático y lo El elenco de santos a los que las creencias del pueblo atribuyen la facultad de encontrar
pintoresco: –bajo amenaza o mediante súplicas– los objetos que se pierden puede ser todavía muy
ampliado. En la comarca de Tierra Estella, en Navarra, mucha gente cree que, puesto
Lázaro Aranha invocaba el auxilio de San Antonio en el juego de cartas y mos-
traba su gratitud al santo, calificándolo de bribonzuelo cuando conseguía la que a aquella mártir le fueron arrancados los ojos –razón por la que es tenida por pa-
carta esperada. Antonio da Costa, mestizo de cuarenta años, prometió una misa trona y protectora de la vista–, para ella no debe ser dificultoso lograr que vuelvan a apa-
a San Antonio si recuperaba a un esclavo suyo que había huido; cuando puso las recer ante la vista los objetos perdidos. En el pueblo de Úgar, la fórmula utilizada era:

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Santa Lucía, ción”59. Se sabe, también, que, en algunos pueblos de Andalucía, “para encontrar lo per-
dame vista dido se reza a las ánimas benditas tres padre-nuestros”.60
para que busque
esta cosita.52

En Estella se cantaba la siguiente cancioncilla el día de Santa Lucía (13 de diciembre) y en


las ocasiones en que alguna cosa se perdía: Santa Teresa, San Pantaleón, San Lorenzo y algunos
Santa Lucía datos sobre la mitología de los nudos
los ojos perdió,
y dentro un plato Resulta más que curioso comprobar que, del mismo modo que a algunos de los san-
los encontró.53 tos que ya hemos conocido se les ataba, a otros se les invocaba justamente como pa-
trones del desatar, del quitar los difíciles y enojosos nudos que a veces se enredaban
Por cierto, que en Cuba también debió ser tradicional la invocación a Santa Lucía para en- en hilos, tejidos o ropas. En Torreiglesias (Segovia),
contrar las cosas perdidas
a Santa Teresa se la invoca para quitar los nudos. Pero yo es que la invoco, digo:
Santa Lucía —Santa Teresa, venga, Santa Teresa, venga, que yo no le puedo quitar. Ayúdame,
que pasas por aquí, no estés ahí, venga, venga, vamos a quitarle, vamos a quitarle.
con cuatro velitas Y se quita el nudo ¿eh?, la verdad.61
alúmbrame aquí.54
Se sabe también de determinados santos invocados, desde hace siglos, en ritos de
El pueblo de Yecla (Murcia) parece que ha sido muy rico en variantes de prácticas y con-
magia amorosa encaminados a atar y desatar la potencia sexual de las víctimas. Por
juros para encontrar cosas perdidas. Además de las consabidas oraciones a San Anto-
lo general, eran mujeres hechiceras –a iniciativa propia o por encargo de otras mu-
nio55, contaban con las que estaban dedicadas a Santa Helena:
jeres– las que practicaban encantamientos destinados a ligar hombres, impidiendo
Helena, que al monte que pudiesen tener relaciones sexuales con féminas diferentes a las que practicaban
Tabor subiste, o encargaban el hechizo. Algunos documentos antiguos prueban que tales ritos as-
a Jesús los tres clavos piraban a atar los cojones de sus víctimas masculinas (o a desatarlos cuando el he-
le quitaste:
chizo había hecho ya su efecto). A finales del siglo XVIII, los archivos de la Inquisición
uno se lo diste
a tu hermano Constantino; recogen una denuncia referida a una notoria hechicera de Lucena (Córdoba),
otro a la mar
La tejedora de cintas Josefa Tomasa Rojas y Bueno, alias la Chicharrona, de 74
lo tiraste;
años, casada con un picapedrero, que para ligar a las personas utilizaba un
el tercero clávalo
buen número de “remedios”, entre ellos, uno untándole de un potingue “en sus
en lo que se me ha perdido.56
partes pudendas” y entregarle un listón encarnado con el que había de concu-
rrir a misa, y cuando estuvieran alzando la Sagrada Forma, arrojarlo disimula-
En Yecla tenían también el auxilio de la mismísima Virgen María, a través de una curiosa damente al suelo.
oración a “los ojos de la Virgen”: “Se procedía a entonar una salve o a recitarla varias
Otro consistía en dejar caer en la Iglesia mayor, sin que nadie se apercibiese de
veces, a los ojos de la Virgen, para poder hallar lo perdido. Así como la Virgen “halló al ello, una cinta a la que previamente le había hecho varios nudos. También decía
Niño perdido en el templo”, se suponía que aquellos ojos inmaculados, perfectos y san- que era muy eficaz echarle unos nudos, conjurados con oraciones, al dobladillo
tos, también serían capaces de encontrar inmediatamente lo extraviado”57. En el mismo de la camisa de que se deseaba ligar y después deshacerlos uno a uno en días
pueblo contaban también con la inestimable ayuda de San Tarsitio, por la simple y bien consecutivos.
fundada razón de que, “aprovechando la rima consonántica, los fieles invocaban a este De igual manera, surtía un gran efecto el colocarle debajo del cuerpo unas tije-
santo y decían: San Tarsitio, llévame al sitio. Y allí encontraban lo deseado”58. Según otros ras entreabiertas en forma de cruz y espolvorearlos con la mano izquierda con pi-
mienta molida.
informes del mismo pueblo murciano, “las ánimas benditas, al transitar de un mundo al
otro, eran perfectas conocedoras de múltiples detalles y secretos que se ignoraban en las Si de lo que se trataba era de desligar, al que le tenía que deshacer el hechizo le pedía
un huevo que posteriormente se lo devolvía con unos polvos, y le mandaba fuese a
bajas esferas de la existencia. Para recuperar lo perdido se les rezaba un Padrenuestro o una tienda en la que había de comprar un poco de azafrán, el mismo que tenía que
se encargaba una misa en beneficio suyo, para redimirles de pecados cometidos en vida. dejárselo encima del mostrador. Y, aunque lo llamaran reiteradamente para que re-
Así, un intercambio de favores y beneficios se desarrollaba sin ningún tipo de complica- cogiera la aparentemente olvidada compra, no debía volver la cara atrás y hacer

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caso omiso de las indicaciones. Completada la primera parte del conjuro, tomaba luego, como un santo. En realidad, esta advocación debe hundir sus raíces en el solar
una correa de perro, a la que previamente le había echado nueve nudos, que iba ibérico, según prueba este documento representativo de la tradición de Badolatosa
deshaciendo con unas tijeras, mientras decía a cada uno de los nudos:
(Sevilla):
San Pantaleón,
deslígame este cabrón, Santo Pilato,
desde el miembro como no aparezca,
hasta el cojón, la tripa te ato.66
con lo que conseguía –siempre según ella– que a las dos horas, la persona li-
gada, se hallaba totalmente restablecida para cualquier acto sexual.62 Pero es en la Argentina donde las invocaciones a Santo Pilato se han registrado de
manera más profusa. Fijémonos en esta versión de la provincia de La Rioja:
Por cierto, que tampoco han faltado santos que han estado bajo amenaza de que les
Santo Pilato,
cortaran los cojones por razones diferentes a las que tienen relación con la desapa- la cola te ato;
rición de objetos. La cuestión daría para otro amplio estudio monográfico, de modo si no me concedís,
que, en esta ocasión, voy sólo a referirme, muy de pasada, a las exigencias que en no te desato.
algún lugar se le hacen a San Lorenzo para que cure la erisipela: Este conjuro lo oí a unas niñas; una de ellas esperaba ver pasar a su novio a ca-
En Plasencia se recurre a San Lorenzo, aunque no con demasiadas exquisiteces. ballo por la calle; como la hora convenida llegaba y el joven no aparecía, ella,
Mientras que se hacen cruces en la parte afectada con una paja mojada en haciendo un nudo con el delantal, decía el conjuro con toda entereza.67
aceite, el curandero pronuncia por tres veces estos versos:
En el área de Centroamérica y del Caribe se invoca sobre todo a San Pascual Bailón,
San Lorenzo bendito
a quien, en vez de hacerle objeto de amenazas, se le ofrenda un baile a modo de re-
sea por pares o sea por nones,
la disipela que tengo compensa, una vez encontrado algún objeto perdido o proporcionado un novio a
me tiene joios los riñones. alguna muchacha. Los siguientes son informes nicaragüenses:
O me la quitas de pronto
Cuando se nos pierde algo, le pedimos a San Pascualito Bailón. Y, si lo encuen-
o te corto los cojones. 63
tra, uno lo baila. O sea, se me pierde un reloj, un anillo en la casa, algo. Enton-
ces, mi abuelita me dice:
Es imposible profundizar aquí en una cuestión que tiene muy hondas y complejas
raíces míticas y religiosas, pero lo cierto es que desde tiempo inmemorial se ha cre- —¡Pasemos a pedirle a San Pascualito!
San Pascualito Bailón,
ído y se cree, en tradiciones de todo el mundo, en una serie de divinidades hacedo-
que se me aparezca tal cosa
ras de nudos –con los que atan a los hombres, a los demonios, a otros dioses, a las que se me perdió,
tormentas64– y manejadoras de los hilos, cuerdas o cordones de la vida. A su luz po- y la ando buscando.
dríamos seguramente interpretar mejor todo el complejo ritual que estamos anali- Y, cuando me aparece, ya le bailo68.
zando, aunque, por el momento, habremos de conformarnos con remitir a ciertos Hay uno que es San Pascualito Bailón, ¿no? La gente baila alrededor, no sé si
estudios ya publicados y dejar su desarrollo para otra ocasión.65 desnudos, para pedirle favores. Para que el chico que te gusta, te quiera.69
En Puerto Rico se invoca al mismo santo y a otros dos más, San Antonio y San
Gonzalo de Amarante. Aunque, por si acaso, tampoco se dejaba de amarrar los
huevos al diablo si las circunstancias así lo aconsejaban:
En Puerto Rico, para encontrar las cosas perdidas, se reza a tres santos: San An-
Santo Pilatos, San Pascual Bailón, San Gonzalo tonio, San Pascual Bailón y San Gonzalo de Amarante:
San Pascual Bailón,
de Amarante y otros santos bailones en Hispanoamérica si me encuentras lo perdido
El panteón especializado en encontrar objetos perdidos y en atar y desatar demonios te bailo un son.
–o santos de perfiles más o menos ambiguos– tiene difusión aún más internacional. También se “amarraban los huevos” al diablo. En un pañuelo se ponían tres
nudos, y hasta que no apareciese lo perdido, no se desataba.70
En Hispanoamérica, su riqueza es extraordinaria. Uno de los personajes más invoca-
dos en estos trances en el continente americano es nada menos que Santo Pilato o San Pascual Bailón,
Santo Pilatos: otro híbrido sorprendentemente contradictorio, si se tiene en cuenta San Pascual Bailón,
que Pilatos ha pasado al imaginario cristiano como un cobarde traidor, y no, desde si me amparas lo perdido,

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te bailo un son. o la barredora usan la misma fórmula: “Por San Pedro, etc.”, y se hacen las pre-
guntas.
La oración de San Gonzalo
está en la orilla del mar; Este último recurso da también excelentes resultados para encontrar objetos des-
ampárame lo perdido aparecidos en una casa. Se dice entonces: “Por San Pedro, por San Pablo, yo
y yo te saco a bailar. quiero encontrar (el objeto que he perdido)”.76
San Antonio de Padua,
que en Padua fuiste nacido
y en Padua fuiste criado,
ampárame lo perdido
y acércame lo alejado.71
En México ha quedado registrado otro curioso cruce de santos y de prácticas ritua-
San Benito, San Marcos, San Juan, San Antonio:
les, que convierte a San Antonio en otro santo bailón: los santos de la cosecha y del ganado que atan al diablo
[A San Antonio le prometes] que, si te da novio, lo vas a bailar.72 El curiosísimo complejo de creencias y de ritos en que se mezclan tantos santos, de-
monios, amenazas, nudos y ataduras cuenta con todavía más hilos de los que es po-
En la tradición de la República Dominicana se ha registrado alguna curiosidad más, sible seguir tirando. En la tradición hispánica ha estado o está viva todavía la creencia
como la de que es preciso ofrecer el baile detrás de la puerta: –a veces inserta dentro de ritos y de fiestas– en unos cuantos santos a los que se
considera facultados para atar o para encadenar al diablo. Uno de ellos es San Be-
si una persona ha perdido alguna cosa, le reza esta oracioncilla a San Pascual nito, protagonista de este breve apólogo anotado por Gonzalo Correas en su mo-
Bailón y el objeto aparecerá en seguida:
numental Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627):
San Pascual Bailón,
si me encuentras mi [nombre del objeto] —¿Andas ahí, Benito? —No, maldito. –Fiaos de monxes de ábitos prietos.
te bailo un son. Dizen ke San Benito ató el diablo en la mar de Sizilia, i le dixo ke se estuviese allí
Una vez que haya aparecido el objeto, la persona se coloca detrás de una puerta hasta ke él bolviese; i komo tarda, kuando pasa por allí algún navío, pregunta
y baila el son ofrecido.73 el diablo si viene allí San Benito; rrespóndenle: “No, maldito”; i él añade: “Fiaos
de monxes”.77

Por cierto, que resulta muy sugestivo constatar que, en la misma tradición,
Resulta muy sugestivo el hecho de que, en pueblos de toda España, haya cultos fes-
cuando se ve a un sacerdote hay que hacer un nudo al pañuelo y amenazarle tivos dedicados a diversos santos estrechamente relacionados con ritos de propicia-
mentalmente (al sacerdote) de no desatarlo hasta que no le sobrevenga a uno ción agrícola y ganadera –y festejados en épocas del año especialmente sensibles
algo bueno.75
para el buen desarrollo de las cosechas y de los animales–, a los que se les atribuye
Cuando se veía una monja pasar, era imprescindible hacerse un nudo en el ves- la facultad de atar al diablo para que no hagan daño a los cultivos ni a los humanos.
tido para escapar a la mala suerte. Entonces no se podía soltar dicho nudo, hasta
no ver a un bombero; si no, era catastrófico.76
En La Mancha, por ejemplo, el santo más invocado es San Marcos, cuyas celebra-
ciones del 25 de abril han marcado siempre un jalón esencial en el ciclo agrícola es-
pañol:
En Haití existe toda una curiosa mitología orientada a encontrar los objetos perdidos
y robados, con la ayuda de San Pedro y de San Pablo: También [cada 25 de abril] celebran San Marcos en Membrilla y La Solana, pró-
ximos a Manzanares; en el primero de estos pueblos, van de comida al campo,
En caso de robo, se suspende por un pelo un anillo de matrimonio y se dice: a espantar al diablo, haciendo un nudo en la siembra. Vuelven al caer la tarde
Por San Pedro, cantando manchegas y seguidillas...78
por San Pablo, El día de San Marcos, 25 de abril, en muchos pueblos del Campo de Montiel se
dígame la verdad, salía a los campos de trigo y a los cebadales a atar, espantar o matar al diablo.79
¿ha sido fulano quien ha robado
San Marcos (25 de abril). Tradicionalmente, en este día, las gentes de [Terrinches,
(se nombra el objeto perdido)?
Ciudad Real] iban de romería al campo para atar los cuernos al diablo y tomar
Si ha sido fulano quien ha robado, al nombrarlo el anillo se balancea. Si no ha el típico hornazo, y allí cantaban y bailaban durante todo el día para festejar al
sido él, se repite la misma fórmula y se citan otros nombres, hasta que se des- santo. En San Marcos iban de romería al campo para atarle los cuernos al dia-
cubre quién ha sido el ladrón. Se emplea también el passé-balai, y el barredor blo: se hacía un nudo en la siembra.80

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En el pueblo de Cañete (Cuenca) era la mágica noche de San Juan Bautista –otro de - También era recomendable que se tratara de un lugar con abundante
los hitos significativos del calendario agrícola y ganadero– la que acogía curiosísi- vegetación donde creciera todo tipo de hierbas (talochas de esparto, lentisco, ba-
ladre, romero, espliego...) o incluso espigas de trigo. Se pretendía con ello que
mos ritos de “coger a los malos”, es decir, de encadenar a las fuerzas diabólicas:
todas las participantes pudieran atar.
En mi pueblo de Cañete, que está en Cuenca, en la sierra de Albarracín, a las doce - El hecho de que grupos rituales salieran desde diferentes lugares de la po-
de la noche del día de San Juan se decía que florecen los helechos y que en se- blación y con diversas direcciones, nos hace pensar en un deseo de rodear simbóli-
guida se les caía la flor. Las mujeres creían que, metiendo la flor en ese mismo mo- camente el pueblo, creando un circuito imaginario que impediría la entrada del
mento en un recipiente que llamaban cachucho, que era donde ellas guardaban maligno.
las agujas, “cogían a los malos”. Y eso les daba luego poderes para sobreponerse
a enfermedades o para enfrentarse a otras personas (Cañete, Cuenca).81 - Cada grupo constaba de unas quince o veinte mujeres jóvenes o mo-
cicas que seguían a una rezadora. Normalmente, ésta era la más anciana y,
En algunos lugares de Cataluña y de sus comarcas limítrofes se celebran, el día del por tanto, la más experta en estas prácticas. A medida que se alejaban del pue-
santo ganadero por excelencia, San Antonio Abad (cada 17 de enero), fiestas que re- blo, ponían toda su atención en los rezos, que consistían en la repetición alter-
cordaban y ensalzaban la capacidad del santo para atar o para encadenar al diablo: nativa de la Oración de las cien Ave Marías, persignándose luego y rezando por
último un Ave María. Todo ello se repetía cien veces, hasta dar dos vueltas com-
La víspera de la fiesta de San Antonio encienden hogueras, alrededor de las cua- pletas al rosario. Las que carecían de él, recogían cien piedras para evitar equi-
les comen y beben, haciendo mucho alboroto. Saltan, botan por encima de las vocaciones.
brasas, y gritan:
La Oración de las cien Ave Marías presenta ligeras variantes locales,
—Sant Antoni, butoni! siendo la más frecuente, y, por tanto, la más fiable, la que dice así:
—Santa Ma(g)dalena,
Ánima mía, despierta en ti,
estira la cadena,
que Jesucristo murió por ti,
pa lligar el dimoni.
y tú por él morirás,
Viva sant Antoni!82
irás al valle de Josafat,
y al enemigo te encontrarás,
y estas palabras le dirás:
“Aparta de mí, maldito Satanás,
que no tienes parte en el ánima mía,
La atadura de los huevos del diablo el día de la Encar- que el día de la Encarnación María
hice cien cruces,
nación, en Murcia y recé cien Ave Marías”.
De la región murciana tenemos informaciones muy precisas y muy detalladas, reco-
- En esta fase del ritual prevalece el plano teúrgico, pero el valor mágico
gidas en un artículo excepcional de Alfonso Robles Fernández, acerca de los ritos del número cien queda corroborado por el hecho de que, si alguien perdía la
de atar los huevos al diablo que tenían lugar (hasta la década de 1950 aproximada- cuenta, debía comenzar el proceso desde el principio, pues de lo contrario el ri-
mente) el día de la Encarnación, cada 25 de marzo: es decir, en otra fecha funda- tual perdía sus efectos.
mental del ciclo festivo asociado a las labores del campo.83 - La segunda parte del ritual tiene una mayor carga mágica, pues se li-
Todos los años, el veinticinco de marzo, día de la Encarnación, tenía lugar en nu- gaba al diablo mediante el gesto físico de hacer nudos en hierbas o trapos, mien-
merosos pueblos una ceremonia ritual de contenido mágico-religioso, que recibe tras se pronunciaban las siguientes fórmulas:
la denominación popular de atarle los huevos al Diablo. Al atardecer, las muje- Diablo, diablo,
res se reunían en alguna explanada soleada y allí conversaban y hacían sus la- de los huevos te ato;
bores: pleita, molde, ganchillo, bolillos... Siempre había alguien que recordaba hasta el año que viene
a las demás lo señalado del día y les animaba a salir fuera del pueblo rezando no te los desato.
las estaciones para atar al Diablo, y así, alejarle de su ámbito.
o:
El escenario escogido para el desarrollo de este rito-costumbre debía reunir unas
Diablo, diablo,
condiciones imprescindibles:
aquí te ato.84
- Era aconsejable que estuviera lejos del núcleo urbano. Ello debe respon-
der a un deseo de preservar en la intimidad el desarrollo del ritual, pero también
puede explicarse como una reminiscencia de pasados intransigentes en los que Contamos con más datos, extraordinariamente detallados e interesantes, acerca del
este tipo de manifestaciones eran reprimidas por las autoridades eclesiásticas. desarrollo de todos estos ritos en la región murciana:

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[En] Moratalla, el día de la Encarnación varios grupos de mujeres salían en los que se bailaba, cantaba y comía en plena naturaleza, prácticas que pue-
fuera del pueblo y caminaban hasta lugares apartados, y alternativamente re- den ser relacionadas con un deseo de propiciar la fertilidad de los campos.
zaban la Oración de las cien Ave Marías, también conocida como Oración de las - [En] Villanueva del Segura, Julio Caro Baroja en 1950 recogió un ritual
ánimas, se persignaban cien veces y rezaban cien Ave Marías. A continuación se de parecidas características, pero con interesantes variaciones: “En Murcia,
ataba al diablo según el procedimiento descrito. Como rasgo peculiar hay que cuando llega la Pascua florida, los mozos van a los trigales y hacen un nudo con
referir que se ponía todo el énfasis posible en la confección de nudos en pañue- unos cuantos tallos y a la par dicen: Diablo, diablo, de (los huevos) te ato...”. Al
los o trapos viejos, mientras se pronunciaba la fórmula mágica. Si a lo largo del contrario del ritual femenino celebrado el día de la Encarnación, el realizado du-
año acontecía alguna desgracia, especialmente alguna enfermedad, se culpabi- rante la Pascua se desarrolla en el lugar de trabajo, y es la actividad laboral la
lizaba al diablo, “que se encontraba muy enfadado y dolorido”, y se soltaban los que se pretende proteger. Quizá hay que pensar que sea el interés en la protec-
nudos para que cediera en su maldad. ción de un bien común, lo que facilita que no haya discriminación masculina.
[...] En Las Cañadas, cortijo situado en el límite de los municipios de Ca- - [En] Aledo se ha registrado una variante de especial interés: la costum-
lasparra y Moratalla, las mocicas salían el día de la Encarnación hacia los pra- bre de “ir a tirar la piedra al diablo” o “espantar al diablo” el día de la Encar-
dos. Se rezaban las cien Ave Marías, con la particualridad de que se arrodillaban nación. El ritual, que afortunadamente aún sigue vigente, persigue igualmente
otras tantas veces. Al llegar al lugar se hacía un nudo a la “atocha” de esparto. la expulsión del mal para así proteger la cosecha y el ganado, pero se detecta una
Los mozos en esta ocasión seguían a una distancia prudencial a las jóvenes y se activa participación masculina que nunca llega a sobrepasar a la femenina. Al
burlaban al verlas hacer el nudo, con lo que se convertía en una especie de juego atardecer, se camina con dirección hacia la Santa de Totana hasta llegar al lugar
de moceo. Al día siguiente los nudos de las atochas aparecían sueltos, lo que pro- conocido con el significativo nombre de la Piedra del Viento. Se repiten los actos
vocaba gran admiración y se decía que “el Diablo se había soltado”. ya descritos (Oración de las cien Ave Marías, cien cruces y cien Ave Marías), con
la diferencia de que como gesto de violencia contra el maligno se lanzaban pie-
[En] Calasparra, el día de la Encarnación, pequeños grupos de jóvenes se dras al vacío.
dirigían a las afueras del pueblo siguiendo a la rezadora. Se rezaba un Padre
- Por último, mencionar la existencia de la Oración de las cien Ave Marías en He-
Nuestro inicial y diez oraciones de las cien Ave Marías. A cada una de ellas le se- llín, ciudad tradicionalmente ligada con el sureste. Aquí parece tratarse de un rito
guían diez Ave Marías y diez veces se persignaban. Al terminar de rezar se reco- femenino, relacionado con la industria espartera típica, pues es en este ámbito
gía una piedrecita o una hoja de olivo, que se guardaba. Al terminar de rezar y donde se recita. Tras un credo inicial se rezaban cien veces la Oración de las Cien
antes de volver al pueblo se enterraban, porque existía la creencia de que podía Ave Marías, se persignan y se rezan cien Ave Marías alternativamente. Al mismo
dar mala suerte si alguien las pisaba. También se hacían nudos en los matorra- tiempo se colocaban cien piedras en el regazo y se iban tirando.85
les, y así se decía que el diablo quedaba atado.

[En] Cehegín, los cursos de agua que rodean esta población servían de
delimitación del ámbito ciudadano. Las mocicas cruzaban los puentes y en la
otra orilla del río o en fuentes y acequias más próximas repetían el ritual y ata-
ban al Diablo lejos del pueblo para que quedara fuera de él.
La imprecación contra el lagarto
[En] Cieza se ha constatado la costumbre de atar al diablo con una pre-
En muchos pueblos españoles, a quien se amenazaba con el fin de que encontrase
sencia que excede, en cuanto al número de días, a otros lugares de la región. los objetos perdidos era a un enigmático lagarto al que debemos considerar como
También se detecta un carácter menos esotérico y más lúdico. una muy posible alusión eufemística al diablo –a quien mucha gente, y en muchas tra-
diciones, prefiere no mencionar por su nombre. Así, en Navalperal de Pinares (Ávila),
- El día de la Encarnación, las mujeres salían a las afueras del pueblo y
para encontrar las cosas, escupías en las manos, y en la dirección que saltase al
rezaban las cien Ave Marías. En esta fecha no se ataba al diablo de forma ma-
darle con la mano, había que buscar, mientras se decía:
yoritaria, desplazándose dicha actividad al día de San Marcos. Las mujeres que
trabajaban en la artesanía del esparto, y no podían salir al campo, recogían Lagarto, lagarto,
cien piedras y, a medida que iban rezando las cien Ave Marías, las iban tirando, si no te encuentro
siendo muy importante no equivocarse, ya que de lo contrario debían volver a em- te parto.86
pezar.
- El día de San Marcos (25 de abril), los jóvenes ciezanos y los habitantes En otros pueblos castellanos han sido documentados conjuros similares:
de cortijos cercanos salían fuera de sus hogares a celebrar una merienda. Entre
bailes, risas y jolgorio, se confeccionaban nudos, sobre todo en las atochas de es- En Revalvos, San Pedro del Valle, Tardáguila, Salvatierra de Tormes y otros pue-
parto, pero también en las espigas de trigo. Al realizar el nudo, se pronunciaba blos salmantinos, se escupe en la palma de la mano y se corta la saliva con la
la fórmula mágica citada. Esta misma práctica se celebraba el domingo de Re- otra, diciendo:
surrección y los dos días siguientes. Los jóvenes subían a Las Atalayas y al Cerro Lagarto, lagarto,
del Castillo a “comerse la mona” o a “hacer la mona”. Eran éstos, días de fiesta, si no te encuentro, te parto.

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El objeto podrá ser hallado en la dirección en la que salga impulsada la saliva. Diablo,
En Tierra de Campos: de los huevos te ato,
Lagarto, lagarto, hasta que no aparezca,
dime la verdad, no te los desato.
si no me la dices, ¡Hala!
te parto a la mitad. En Poleo, Zamoranos, Castildecampos, por toda la zona [de Priego], el día de la
En Segovia, este conjuro _“Lagarto, lagarto, si no te partes, te parto”_ pertenece Cruz se levantan dos o tres [hombres] de madrugá. Y se van por el camino. Y en
a un rito propiciatorio de la buena suerte. En Mogarraz (Salamanca), y también las retamas que encuentran, pues cogen y le echan un nudo para atar al diablo.
para localizar lo perdido: Se sigue haciendo (Priego, Córdoba).91

Reluce, reluce, Diablo, diablo,


aquí están las luces, como no te encuentre,
si no relucieses, no te desato (Puentegenil, Córdoba).92
aquí no estuvieses.87
En cada extremo del pañuelo se ataban dos piedras y decían: Venga, le atas los
huevos al diablo y verás tú qué pronto aparecen (El Rincón de la Victoria, Málaga).93
Por cierto, que en el pueblo de Peñarroya (Córdoba) “se decía cuando se perdía
algo” un conjuro similar a este último: Diablo, si no aparece,
los cojones te ato;
Reluce, reluce, si aparece,
si no relucieras os cojones te desato;
mal rayo te partiera.88 y si no aparece,
más te los aprieto.
Y tiras del nudo, y termina apareciendo (Villarejo de Fuentes, Cuenca).94
En Galicia, fórmulas que mencionan al ambiguo lagarto han sido utilizadas “para
echar suertes” en los juegos infantiles: Cuando los demás recursos fallaban o no se sabían aplicar, algunas personas
Lagarto, lagarto, recurrían al demonio... Al desdichado diablo se le espetaba:
–dime a verdade– Diablo, los huevos te ato
se non te parto. y, si no le devuelves,
Outro método cabalístico é cuspir nunha man e, logo cos dedos furabolos e co- no te lo desato.95
razón da outra man, batilos xuntos no cuspe.89
Cuando a los niños se les perdía algo, como una canica, decían:
Mientras no aparezca,
que esté el diablo sin cabeza.
(Valencia de Alcántara, Cáceres).96
La imprecación contra el diablo
Para encontrar objetos perdidos se le hacen dos nudos al pañuelo y se les amarran
Que todas estas invocaciones a ese ambiguo lagarto tienen connotaciones sin duda los huevos al diablo, y, una vez encontrados, se desatan (La Cañada, Almería).97
demoníacas lo termina de confirmar el hecho de que haya también conjuros que Para encontrar un objeto perdido se sujeta un pie de una silla con una cuerda,
amenazan directamente, sin eufemismos ni rodeos, al diablo. Así se registra, por y se dice:
ejemplo, en Arganda (Madrid):
—Ahí estás amarrado hasta que aparezca lo perdido.
Esto se conoce por atar la pata al diablo (Andalucía).98
Otra fórmula para encontrar lo que se había extraviado era pronunciar, mien-
tras se hace un nudo atando el trapo al pomo de la puerta, esto:
Las amenazas directas al diablo tienen arraigo pluricultural. En Cataluña, para en-
Satanás, contrar un objeto perdido, se pronunciaban fórmulas como la siguiente:
los cojones te voy a atar.90
Dimoni, porta això
He aquí otros informes de pueblos diversos: que no es teu ni meu,
sinó del Déu Nostre Senyor,
Cojo un pañuelo o algo así, y digo: i de la Mare de Déu.99

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También en Portugal han sido documentadas prácticas y conjuros similares: de indicaciones sobre el modo de atar y de mantener a dioses y a diablos como re-
Quando se perde qualquer coisa, é bom atar a perna ao Diabo, para ela apare-
henes en tanto no realicen determinado encargo:
cer. Atar a perna ao Diabo, é atar um lenço à perna de uma cadeira, dizendo: Fórmula para retener al dios: cuando haya venido, después de saludarlo, pisa el
Aqui te amarro, Diabo; dedo gordo del pie derecho con el talón izquierdo, y en modo alguno se alejará
aqui te amarro o teu rabo si no levantas el talón del dedo recitando al mismo tiempo la fórmula de la libe-
à perna desta cadeira; ración.
enquanto (nomeia-se a coisa perdida) não aparecer, Fórmula de la liberación: con los ojos cerrados, suelta el dedo que sujetas y, le-
aqui hás-de padecer. vantando la corona de tu cabeza y el talón del dedo, di tres veces, con los ojos
Uma versão de Gaia diz que se emprega um cordel, e chama à operação atar o cerrados: “Te doy gracias, señor, Baincoooc, que eres Balsames; vete, vete, señor,
rabo ao Diabo.100 a tu propio cielo...”.
Sal, demon, pues te ato con cadenas de acero indisolubles y te entrego al negro
En Brasil han sido recogidas, también, informaciones del mismo cariz: caos para tu total destrucción.103

No Paraná, para achar objetos perdidos, encontramos o curioso costume de ama-


rrar o rabo do diabo. Uma tesoura aberta é presa entre uma gaveta [cajón] e a Una parte del comentario que hizo San Agustín, en La ciudad de Dios XX: 8, acerca
mesa enquanto dizem para o diabo: de la cuestión de cómo “Atar al diablo y soltar al diablo”, es bien significativo: “El en-
Eu não te solto, cadenamiento del diablo de que venimos hablando no ha tenido lugar únicamente
enquanto eu não achar... en aquel período inicial en que comenzó la Iglesia a difundirse más y más fuera de
(dizer o que perdeu) Judea entre unos y otros países; tiene lugar ahora y lo tendrá hasta la consumación
Outros tratam de amarrar o saco do capeto [huevos del diablo]101. del mundo, período en el que deberá ser soltado... apoyados en el auxilio de Dios,
Em Itinga (Minas Gerais), para achar objetos perdidos, os meninos tratam de a través de las Escrituras, portadoras de la predicción de muchos acontecimientos y,
amarrar o saco do capeta [los huevos al diablo]. Outros amarranlhe o rabo para en concreto, del fin del mundo, el cual verán venirse encima, se sentirán más firmes
o mesmo fim.102 para creer lo que antes no creían y con más arrojo para vencer al diablo aun sin en-
contrarse atado.104
El folclore árabe e islámico está igualmente lleno de genios, djinns, duendes y de-
monios que pueden ser atados y liberados según se muestren más o menos servi-
Mito, rito, novela ciales. Entre los especialistas en aprisionarlos estaba Adán –que conocía
determinados nombres mágicos a los que los espíritus eran incapaces de resistir– y
Como hemos apuntado antes, los ritos consistentes en atar a santos y a diablos para Salomón, muy versado también en el arte de someterlos y de servirse de ellos. Muy
obtener de ellos –convertidos en involuntarios y sufridos rehenes– algún tipo de favor famosos son los cuentos y las leyendas relativos al anillo o sello de Salomón, que
cuentan con una historia viejísima y pluricultural, cuyo desentrañamiento precisaría tenía el poder de someter a los demonios, o el del célebre genio encerrado por Ala-
de muchas más páginas de las que tenemos ahora a nuestra disposición. Recuér- dino en su lámpara maravillosa. Por cierto, que la tradición religiosa popular islámica
dese, por ejemplo, que la mitología griega recuerda a Ares encadenado por los Aló- sigue atribuyendo a muchos de sus especialistas carismáticos la capacidad de atar y
adas y encerrado en una vasija de bronce por haber provocado la muerte de Adonis, de desatar demonios. En el Magreb, las búsquedas de tesoros, por ejemplo, deben
a Proteo encadenado por Aristeo, a Nereo sorprendido por Hércules mientras dor- “llevarse a cabo preferentemente durante los diez últimos días del Ramadán, el mes
mía, amarrado y liberado sólo después de que confesase en qué lugar se hallaba el de ayuno para los musulmanes, porque en esas fechas los espíritus están atados y no
jardín de las Hespérides. Etcétera, etcétera, etcétera. Tampoco faltan en la Biblia dia- pueden causar daño al hombre, según la tradición musulmana. También es frecuente
blos atados, algunos tan impresionantes como el execrado en Apocalipsis 20:1-2:
que se ofrezcan sacrificios en los lugares donde están los tesoros”.105
“Vi un un ángel que bajaba del cielo; tenía en la mano la llave del abismo y una gran
cadena. Prendió al dragón, la antigua serpiente –que es el diablo, Satanás–, lo en- La literatura moderna occidental ha reflejado muchas veces este tipo de creencias y
cadenó por mil años, lo arrojó al abismo, que cerró y selló después, para que no pu- de prácticas. En la Primera Parte del Fausto de Goethe encontramos, por ejemplo,
diese seducir más a las naciones, hasta que no se cumpliesen los mil años, despúes la muy sugerente escena en que Mefistófeles queda así a merced de Fausto:
de los cuales debe ser soltado por poco tiempo”. Los llamados Papiros mágicos grie- MEFISTÓFELES: Lo confieso con ingenuidad. Un pequeño obstáculo me impide salir:
gos, textos de magia anotados en los primeros siglos de la era cristiana, están llenos ese pie de bruja que está en vuestro umbral.

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FAUSTO: ¿El pentagrama te desazona? Ea, dime, hijo del infierno, si eso te de- ria, y con la cual aseguraban las crónicas que San Bartolomé había hecho al
tiene, ¿cómo entraste pues? ¿Cómo se dejó engañar un espíritu como tú? diablo su prisionero.
MEFISTÓFELES: Míralo bien; no está trazado de la manera debida. Uno de los án- Púsose en planta el proyecto, y su resultado excedió a cuantas esperanzas se ha-
gulos, el que mira hacia fuera, está, como ves, un poco abierto. bían concebido, pues aún no iluminaba el sol del día la alta torre de Bellver,
cuando sus habitantes, reunidos en grupos en la plaza mayor, se contaban unos
FAUSTO: En ello anduvo muy acertada la casualidad. Según eso, ¿tú serías pri-
a otros, con aire de misterio, cómo aquella noche, fuertemente atado de pies y
sionero mío? La cosa ha salido bien por azar.
manos, y a lomos de una poderosa mula, había entrado en la población el fa-
MEFISTÓFELES: Si ello te place, dispuesto también estoy do entraba de un salto. moso capitán de los bandidos del Segre.
Ahora la cosa cambia de aspecto: el diablo no puede salir de la casa. De qué artes se valieron los acometedores de esta empresa para llevarla a tér-
FAUSTO: Pero ¿cómo no sales por la ventana? mino, ni nadie se lo acertaba a explicar ni ellos mismos podían decirlo; pero el
hecho era que, gracias a la oración del santo o al valor de sus devotos, la cosa
MEFISTÓFELES: Es ley para diablos y espectros, que por donde entraron, por allí
había sucedido tal como se refería.107
han de salir. En lo primero se es libre; en lo segundo somos esclavos.
FAUSTO: ¿Con que el mismo infierno tiene sus leyes? Me gusta eso. ¿Luego se po-
dría con toda confianza cerrar un pacto con vosotros, señores? Muchos más diablos y santos, atados y atadores, podrían haber asomado en estas pá-
ginas, en muchas más circunstancias y contextos, recordados y glosados en muchas
MEFISTÓFELES: De lo que se te prometa gozarás plenamente, nada se te desca-
balará. Pero eso no es para decirlo en tan breves palabras, y de ello hablaremos más lenguas, tradiciones, religiones. Aportarían, seguramente, muchos nuevos e in-
más tarde. Ahora te ruego con empeño, con el mayor empeño, que por esta vez teresantísimos eslabones, pero no modificarían sustancialmente el trazado general de
me permitas salir. la vasta cadena de hechos culturales que hasta aquí nos hemos entretenido en anali-
FAUSTO: Quédate siquiera un instante más, sólo para contarme alguna bella his- zar. La lección más importante que de todo ese conjunto –visto con éstas o con más
toria. piezas– podemos ya deducir y perfilar es tan indudable como reveladora: una vez más,
MEFISTÓFELES: Ahora dame suelta. Pronto vuelvo, y entonces podrás preguntarme la cultura humana se nos muestra como una encrucijada de creencias, de relatos, de
a discreción. ritos viajeros, emigrantes, compartidos, mezclados, asimilados por todos, aquí y allá,
FAUSTO: Yo no te armé lazo alguno, antes tú mismo te metiste en la red. Quien
antes y ahora, de acuerdo con la personalidad y con la experiencia singular de cada
coja al diablo, téngalo sujeto; pues no le será tan fácil atraparlo por segunda vez. pueblo, pero también con una especie de marco común, de paradigma mental que
se halla por encima de cualquier individuo y de cualquier pueblo, que permite que
todos los seres humanos puedan reconocer a los otros como tales, a pesar de las di-
Al final, el apurado Mefistófeles no tendrá más remedio que pedir la ayuda de un
ferencias y variantes que pueda haber en sus culturas.
coro de espíritus para que sus cantos duerman a Fausto y le liberan a él. Estas son
las palabras con que celebra, exultante, su puesta en libertad: “No eres hombre aún
para tener sujeto al diablo”.106
La cruz del diablo, una de las más hermosas leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer,
ofrece una hermosísima reelaboración del tópico del conjuro –esta vez dirigido a San
Bartolomé– que sirve supuestamente para encadenar a la mismísima encarnación
del mal:
Inmediato a la villa, y oculto en el fondo de un espeso bosque, vivía a esta sazón
en una pequeña ermita dedicada a San Bartolomé, un santo hombre, de cos-
tumbres piadosas y ejemplares, a quien el pueblo tuvo siempre en olor de santi-
dad merced a sus saludables consejos y acertadas predicciones.
Este venerable ermitaño, a cuya prudencia y proverbial sabiduría encomendaron
los vecinos de Bellver la resolución de este difícil problema, después de implorar
la misericordia divina por medio de su santo patrono, que, como ustedes no ig-
norarán, conoce al diablo muy de cerca y en más de una ocasión le ha atado bien
corto, les aconsejó que se emboscasen durante la noche al pie del pedregoso ca-
mino que sube serpenteando por la roca en cuya cima se encontraba el castillo,
encargándoles al mismo tiempo que, ya allí, no hiciesen uso de otras armas para
aprehenderlo que de una maravillosa oración que les hizo aprender de memo-

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notas 8 Charo Moreno, entrevistada por J. M. Pedrosa en Madrid en 1993. Según la misma informante, la ver-
sión que ella conocía de su abuela decía así: “San Cucufato, San Cucufato, / los cojones te los ato”.
9 Eva Mariñas, de 25 años, de Madrid, entrevistada por J. M. Pedrosa en Alcalá de Henares (Madrid) el
1 Es esencial, para justificar desde ahora porqué prefiero llamar conjuro (y no oración o ensalmo) a la 02.08.2006.
modalidad de plegaria que vamos a analizar, recordar la clasificación de las plegarias que establecí 10 Cristina Pollo, nacida en Madrid en 1965, entrevistada en Madrid por J. M. Pedrosa el 14.05.1995.
en José Manuel Pedrosa, Entre la magia y la religión: oraciones, conjuros, ensalmos (Oiartzun: Sen-
11 Ignacio, de 31 años, entrevistado en Madrid por J. M. Pedrosa el 14.05.1995.
doa, 2000) pp. 9-10: “Dejando aparte los casos más o menos mixtos y más o menos híbridos, lo cierto
es que una oración sí que podría definirse, muy a grandes rasgos, como un discurso que una persona 12 María Natividad López Linares, de 21 años, de Jaén, entrevistada por J. M. Pedrosa en Alcalá de He-
dirige a una divinidad, santo o personaje sagrado con el objeto de obtener un favor o una gracia mo- nares (Madrid) el 8.04.2003.
ralmente positivas. La oración suele estar impregnada de una actitud de sumisión y de reverencia, 13 Ana Belén Muñoz Calvo, de 22 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Alcalá de Henares (Madrid) el
suele reflejar un tipo de pensamiento religioso más o menos ortodoxo, y suele ser aceptada, e incluso 8.04.2003.
fomentada, por las instituciones religiosas dominantes. Un conjuro sería, en cambio, un discurso que 14 Justina Soto, de unos 55 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Madrid el 26.02.1992.
una persona dirige a un personaje sagrado o demoníaco con el objeto de exigirle o de obligarle a la
15 Carolina Martínez Lastra, de 20 años, de El Puerto de Santa María (Cádiz), entrevistada por J. M. Pe-
concesión de un favor mágico, que puede ser (aunque no siempre) moralmente negativo o perjudi-
drosa en Alcalá de Henares (Madrid) el 2.04.2003.
cial para otras personas. El conjuro suele tener un tono imperativo y autoritario, mientras que la ora-
ción y el ensalmo suelen mostrar sumisión, reverencia e incluso súplica para obtener los favores del 16 Luis Suárez Ávila, entrevistado por J. M. Pedrosa el 31.07.2006.
sujeto mágico-sagrado invocado. Lo que resulta claro es que el conjuro refleja creencias más apega- 17 María Jesús Ordones Pinto, de 21 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Alcalá de Henares (Madrid)
das a lo mágico y que se sitúan en los márgenes o fuera de la norma impuesta por la religión domi- el 2.04.2003.
nante. Un ensalmo podría definirse como un discurso que una persona dirige a una divinidad, santo 18 Jessica Morcillo, de 20 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Alcalá de Henares (Madrid) el
o personaje sagrado con el objeto de obtener una curación mágica o milagrosa de una enfermedad 2.04.2003.
propia o de otra persona. Se puede afirmar que el ensalmo se caracteriza básicamente por su fun-
19 Francisca Irisarri, de 89 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Estella en 08.1995.
cionalidad curativa o sanadora de alguna enfermedad, por la fuerte presencia de elementos o de
motivos mágicos, y por el hecho de que el ensalmador se sitúe como intermediario entre la divinidad 20 Francisca Gómez García, de 73 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Huévar el 21.04.2006.
y la persona que precisa la curación”. 21 Dolores Martagón, de 70 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Huévar el 21.04.2006.
2 Las informantes fueron las señoras Sara Calzado (nacida en 1927), Petra Carmona (nacida en 1925), Na- 22 Otilia Ruiz Moreno. Navacerrada, Ciudad Real, 66 años, partido de Almodóvar del Campo. Madrid,
tividad Caballero (nacida en 1942), Ana Rojas (nacida en 1946) y Francisca Blázquez. Estos tres conju- 22-5-1991.
ros fueron publicados en José Manuel Pedrosa, “Oraciones y conjuros tradicionales de Logrosán 23 Inmaculada Almansa Navarrete, de 19 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Alcalá de Henares (Ma-
(Cáceres)”, Revista de Folklore 137 (1992): 159-163 (p. 162). drid) el 2.04.2003.
3 Invocaciones a San Cucufato para que proporcione novio a alguna joven casadera han sido registra- 24 María Martín Salvatierra, nacida en 1945, entrevistada por J. M. Pedrosa en Madrid el 26.02.1992.
das en otras regiones. Véase, por ejemplo, Alejandro Guichot y Sierra, Supersticiones populares an-
25 Roberto Bezos, de Benavente (Madrid), entrevistado por J. M. Pedrosa en Madrid el 31.07.2006.
daluzas, ed. S. Rodríguez Becerra (Sevilla: Editoriales Andaluzas Unidas, 1986), núm. 131: “Para que
una muchacha tenga novio debe rezar a San Cucufate, durante cuarenta días sucesivos, tantos padre- 26 Antonio Atienza, de 24 años, entrevistado por J. M. Pedrosa en Madrid en 11.2005.
nuestros como días vayan pasando, desde el primero que se cuente: así el primer día rezará un padre- 27 Joan Amades, Folklore de Catalunya, 3 vols. (reed. Barcelona: Selecta, 1982) Cançoner, p. 800. Véase
nuestro, el segundo rezará dos, el tercero rezará tres y así sucesivamente. La cuenta tiene que llevarse además Javier Tomeo, Juan Mª Estadella, La brujería y la superstición en Cataluña (Barcelona: Gé-
de memoria y si se equivoca en ella será señal de que no alcanzará la gracia que desea”. En Antonio minis, 1963), p. 83. Véase además Esteve Busquets i Molas, Oracions, eixarms i sortilegis (Ripoll: Mai-
Limón Delgado, Costumbres populares andaluzas de nacimiento, matrimonio y muerte (Sevilla: deu-Terra Nostra, 1985), pp. 253-255.
Excma. Diputación Provincial, 1981), p. 100, se ofrece también este interesantísimo informe registrado 28 Constantino Cabal, La mitología asturiana. El sacerdocio del diablo (Madrid: Excma. Diputación de
en Córdoba en los inicios del siglo XX: “Otro santo a quien se encomiendan es S. Cucufate, rezándole Asturias, 1928), pp. 294-296. La exigencia de repetir varias veces, y de forma correcta, una oración, se
durante cuarenta días, el primer día un padre nuestro, el segundo dos y así hasta cuarenta, llevando ha documentado en otros casos relacionados con la búsqueda de objetos perdidos. En Juan F. Jor-
la cuenta en la memoria. Tal devoción no es cordobesa, sino importada, y por ello había la dificultad dán Montes, “Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla”, Revista Murciana de Antropología I (1994),
de rezarle a un santo que no tiene retablo ni representación en ninguna iglesia. Hubo que buscar la pp. 55-89, p. 80, se señala, por ejemplo, que “cuando se perdía un objeto, se rezaba un Padrenues-
figura del santo y la hallaron, o mejor dicho, la suprimieron, en la Catedral”. tro repitiendo dos veces cada frase en dicha oración. De esta forma, el hallazgo estaba perfectamente
4 Lola Galán, “San Cucufato se cae del santoral: el Vaticano retira de su martirologio nombres dudo- asegurado [...] Ese Padrenuestro debía ser dirigido al santo que más devoción se tuviese, actuando
sos o de culto reducido”, El País, 6 de octubre de 2001, p. 63. en consecuencia como un intermediario que iba a ser escuchado”.
5 Joaquín Krahe, Proyecto Krake [http://www.proyectokrahe.org/verlag/pk33basica.pdf] núm. 122. 29 Francisco Rodríguez Marín, Cantos populares españoles, 4 vols. (Sevilla: Francisco Álvarez y Cía, 1882-
6 Jacques E. Merceron, Dictionaire des Saints imaginaires et facétieux (París: Seuil, 2002) s.v. Saint Cu- 1883), núm. 1057. Véanse también los núms. 1058 y 1059, muy similares.
cufin, pp. 886-887. 30 José Villa, nacido en 1946, entrevistado por J. M. Pedrosa en 04.2003.
7 Antonio de León Sotelo, nacido en 1964, entrevistado por J. M. Pedrosa en Madrid el 29.02.1992. 31 Francisca Gómez García, de 73 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Huévar el 21.04.2006.

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32 Dolores Martagón, de 70 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Huévar el 21.04.2006. 57 Jordán Montes, “Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla”, p. 80. Las oraciones a San Antonio
33 M. L. Escribano Pueo, T. Fuentes Vázquez, F. Morente Muñoz, A. Romero López, Cancionero grana- pueden verse en pp. 79-80.
dino de tradición oral (Granada: Universidad, 1994), núm. 217. Véase otra versión en Francisco Ro- 58 Jordán Montes, “Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla”, p. 80.
dríguez Marín, Cantos populares españoles, 4 vols. (Sevilla: Francisco Álvarez y Cía, 1882-1883), núm. 59 Jordán Montes, “Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla”, p. 80.
2348: “San Antonio Portugués, / devoto de lo perdido, / mi amante se perdió anoche; / buscármelo,
santo mío”. 60 Alejandro Guichot y Sierra, Supersticiones populares andaluzas, ed. S. Rodríguez Becerra (Sevilla:
Editoriales Andaluzas Unidas, 1986), núm. 126.
34 R. García-Plata de Osma, “Rimas infantiles: apuntes recogidos en Alcuéscar”, Revista de Extrema-
dura IV (1902), pp. 124-130 y 361-367, p. 126. 61 Florencia Gil Arribas, de Torreiglesias (Segovia). Entrevistada en Alcalá de Henares en abril de 1997.

35 Francisca Irisarri, de 89 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Estella en 08.1995. 62 Rafael Gracia Boix, Brujas y hechiceras de Andalucía (Córdoba: Real Academia de Ciencias, Bellas
Letras y Nobles Artes, 1991): 277.
36 María del Rosario García Vaquero y Gil de la Cuesta (1933) y María Luisa García Vaquero y Gil de la
Cuesta (1944), de Úgar. 63 José María Domínguez Moreno, 2 Dermatología popular en Extremadura (III)”, Revista de Folklore 288
(2004), pp. 183-193, p. 188.
37 Señora de Ciudad Real, entrevistada por J. M. Pedrosa en 05.2003.
64 Un caso muy interesante es el que describe Milo Marcelin, “Folklore haitiano: creencias y supersti-
38 Fernando Flores del Manzano, Cancionero del valle del Jerte (Cabezuela del Valle: Cultural Valxeri-
tense, 1996), p. 57. Véase otra versión similar en p. 173. ciones”, Archivos Venezolanos de Folklore I:2 (julio-diciembre 1952), pp. 414-419, núm. 82: “El último
que ha nacido en una familia puede amarrar la lluvia, o sea, impedir que caiga, si hace un nudo en su
39 Busquets i Molas, Oracions, eixarms i sortilegis, p. 255.
camisa o coloca tres o siete granos de sal bajo una piedra”.
40 Ch. J. Comhaire, “Le folk-lore du pays de Liège: IV, les Saints”, Revue des Traditions Populaires IV
65 Mircea Eliade, “Le dieu lieur et le symbolisme des noeuds”, Images et symboles (París: Gallimard,
(1889), pp. 413-414, p. 413
reed. 1980): 120-163; José Manuel Pedrosa, “Las tres hilanderas: memoria oral y raíces míticas de al-
41 Véase, sobre la “explicación” del libro robado, y sobre la de la confusión léxico-semántica, Merceron, gunos ensalmos hispánicos y paneuropeos”, Entre la magia y la religión: oraciones, conjuros, ensal-
Dictionaire des Saints imaginaires et facétieux s.v. Saint Antoine, pp. 972-973. mos (Oiartzun: Sendoa, 2000): 172-206.
42 Cabal, La mitología asturiana. El sacerdocio del diablo, pp. 298-299. 66 Dolores, de unos 75 años, entrevistada por J. M. Pedrosa en Madrid, el 28.07.1991.
43 Fray Juan de Mendoza, Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del Gran Reino de la
67 Juan Alfonso Carrizo, Cancionero Popular de La Rioja, 3 vols. (Buenos Aires-México: Espasa-Calpe Ar-
China, ed. F. García, OSA (Madrid: Aguilar, 1944): 278.
gentina, 1937-1942), vol. II, p. 376. Extraordinariamente interesante es el estudio de Juan Alfonso Ca-
44 Alonso de Castillo Solórzano, La niña de los embustes, Teresa de Manzanares, ed. A. Rey Hazas (Bar- rrizo, “El conjuro de la cola te ato”, en Antecedentes hispano-medievales de la poesía tradicional
celona: Plaza & Janés, 1986): 277. argentina (Buenos Aires: Estudios Hispánicos, 1945) pp. 472-474, sobre las fuentes antiguas (de los si-
45 Ana Francisca Abarca de Bolea, Vigilia y octavario de San Juan Baptista, ed. Mª Á. Campo Guiral (Za- glos XVI y XVII sobre todo), registradas a veces en legajos inquisitoriales, de los conjuros folclóricos
ragoza: Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1994): 389. contemporáneos. Reproduce, por ejemplo, un conjuro incluido en la Tragedia Policiana de Sebastián
46 Tirso de Molina, Don Gil de las Calzas Verdes, ed. A. Zamora Vicente (Madrid: Castalia, 1990): 202. Fernández que decía “Con dos te miro, / con cinco te escanto, / la sangre te bebo / y el corazón te
parto”, y llega a la conclusión de que los conjuros argentinos tienen una relación genética directa
47 Laura de Mello e Souza, El diablo en la tierra de Santa Cruz: hechicería y religiosidad popular en el
con los antiguos. Hipótesis que queda reforzada por el hecho de que tanto los antiguos como los mo-
Brasil colonial, ed. Teresa Rodríguez Martínez (Madrid: Alianza, 1993): 111.
dernos tuviesen la función de ligar o atar eróticamente a varones deseados por las mujeres.
48 Diego de Torres Villarroel, Visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo por la corte,
ed. R. P. Sebold (Madrid: Espasa-Calpe, 1991): 281. 68 Versión recogida a Mati Hernández, de 26 años, en Alcalá de Henares en el invierno del año 2003.

49 Padre Fray Benito Jerónimo Feijoo, “Carta Segunda. De la Vana, y perniciosa aplicacion a buscar The- 69 Jesús Herrera Espinosa, 30 años, Managua, Nicaragua, entrevistado en Alcalá de Henares en el in-
soros escondidos2, Cartas eruditas y curiosas, 5 vols. (Madrid: Herederos de Francisco del Hierro, vierno del año 2003.
1742-1760), vol. III, pp. 11-22, pp. 17-18. 70 Teodoro Vidal y Víctor Sánchez, de Puerto Rico, entrevistados en Madrid el 6 de diciembre de 2002.
50 Benavente, Señora ama, ed. M. de Paco (Madrid: Espasa-Calpe, 1996), p. 73. 71 Teodoro Vidal, “Oraciones folklóricas de Puerto Rico”, Revista de Dialectología y Tradiciones Popu-
51 Gala, Los buenos días perdidos, ed. P. Zatilin (Madrid: Espasa-Calpe, 1994), p. 154. lares XXVII (1971) pp. 411-417, pp. 412-413.
52 Crescencia Ganuza Sanmartín (nacida en 1897). Entrevistada por J. M. Pedrosa en Úgar en 08.1995. 72 José Zaragoza Huertas, 35 años, Morelia, México, entrevistado en Alcalá de Henares en el invierno del
año 2003.
53 Javier Roa (de 55 años), entrevistado por J. M. Pedrosa en Estella en 08.1995.
54 En efecto, Cabal, en La mitología asturiana. El sacerdocio del diablo, p. 297, identifica a la informante 73 Edna Garrido de Boggs, Folklore infantil de Santo Domingo (Madrid, Cultura Hispánica: 1955), núm.
de esta plegaria como “Dª Mercedes Valdés, viuda de Valero, 57 años, Habana”, y asegura que “en 676.
Cuba es Santa Lucía la que hace de abogada en estos casos.” 74 Garrido de Boggs, Folklore infantil de Santo Domingo, núm. 685.
55 Véanse en Jordán Montes, “Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla”, pp. 79-80. 75 Marigloria Palma, Muestras del Folklore Puertorriqueño (Río Piedras: Ed. Edil, 1982), p. 203.
56 Jordán Montes, “Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla”, p. 79. 76 Marcelin, “Folklore haitiano: creencias y supersticiones”, núm. 44.

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77 Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. L. Combet (Burdeos: Université, 102 Francisco van der Poel y Lélia Coelho Frota, Abecedário da Religiosidade Popular (Vida e religião
1967), p. 63. dos pobres no Brasil), en prensa, s.v. saco do capeta.
78 Nieves de Hoyos Sancho, “Fiestas patronales y principales devociones de La Mancha 2, Revista de 103 José Luis Calvo Martínez y Mª Dolores Sánchez Romero, Textos de magia en papiros mágicos grie-
Dialectología y Tradiciones Populares III (1947), pp. 113-144, pp. 118-119. gos (Madrid: Gredos, 1987) pp. 128-129 y 133.
79 Carlos Villar Esparza, “Creencias y costumbres populares (Campo de Montiel) 2, Revista de Folklore 104 San Agustín, La ciudad de Dios (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1978) XX:8.
274 (2003), pp. 136-144, p. 142. 105 La informante Asmâ Amahtour, nacida en Tetuán hace 33 años, fue entrevistada en Madrid el 24 de
80 Mar Jiménez Montalvo, Literatura tradicional de Terrinches (Ciudad Real). Géneros, etnotextos, com- junio de 1999.
paratismo, tesis doctoral (Alcalá de Henares: Universidad, 2006) pp. 513 y 987. 106 Johann Wolfgang von Goethe, Fausto, ed. M. J. González y M. Á. Vega (Madrid: Cátedra, 1999), pp.
81 Victorio, de Cañete (Cuenca), entrevistado en Alcalá de Henares el 18 de mayo de 2000. 145-147.
82 Traduzco de Artur Quintana, Lo Molinar. Literatura popular catalana del Matarranya i Mequinensa 1 107 Gustavo Adolfo Bécquer, La cruz del diablo, en Leyendas, ed. J. Estruch (Barcelona: Crítica, 1994),
Narrativa i Teatre (Teruel: Instituto de Estudios Turolenses-Associació Cultural del Matarranya-Ca- pp. 87-105, p. 98.
rrutxa, 1995), p. 324. Véanse además, sobre todos estos rituales, las pp. 321-339.
83 Véase al respecto José Manuel Pedrosa, ““Si marzo tuerce el rabo, ni pastores ni ganados”: ecolo-
gía, superstición, cuento popular, mito pagano y culto católico del mes de marzo”, Revista de Dia-
lectología y Tradiciones Populares L (1995), pp. 267-293.
84 Alfonso Robles Fernández, “Las ligaduras mágicas en el sureste: atar al diablo el día de la Encarna-
ción”, Revista Murciana de Antropología 1 (1994), pp. 7-19, pp. 10-11.
85 Alfonso Robles Fernández, “Las ligaduras mágicas en el sureste: atar al diablo el día de la Encarna-
ción”, Revista Murciana de Antropología 1 (1994), pp. 7-19, pp. 12-14.
86 Mariano Muñoz. Navalperal de Pinares, Ávila.
87 Juan Francisco Blanco, “Lenguaje y magia”, Aproximación antropológica a Castilla y León, ed. L. Díaz
(Barcelona: Anthropos, 1988), pp. 259-292, pp. 282-283.
88 José Díaz, nacido en Peñarroya (Córdoba) en 1934, pero criado en Minas de la Carolina, Jaén, entre-
vistado en Vallecas (Madrid) el 17-5-1992.
89 Ricardo Pérez y Xaquín Alberto Tabernero, Xogos populares en Galicia (La Coruña: Xunta de Galicia,
1986), p. 34.
90 Antonio Atienza, de 24 años, entrevistado en Alcalá de Henares en noviembre de 2005.
91 Rafael Fernández López, de Priego (Córdoba). Entrevistado en Alcalá de Henares en abril de 1997.
92 Natividad Serrano Bailón, nacida en 1921, entrevistada por J. M. Pedrosa en Madrid, el 28.07.1981.
93 Encarnación Rando Coneno, de El Rincón de la Victoria, Málaga. Noviembre de 1991.
94 Luis Espada, de Villarejo de Fuentes (Cuenca). Entrevistado en Alcalá de Henares en abril de 1997.
95 Jordán Montes, "Oraciones y fórmulas tradicionales en Yecla", pp. 80-81.
96 Monchi, de Valencia de Alcántara, entrevistado en Madrid el 23-1-1992.
97 Josefa Sánchez Rueda, de 71 años, entrevistada en Los Cortijillos, La Cañada, Almería, por María del
Carmen Aguirre (a quien agradezco su ayuda) en 2003.
98 Alejandro Guichot y Sierra, Supersticiones populares andaluzas, ed. S. Rodríguez Becerra (Sevilla:
Editoriales Andaluzas Unidas, 1986) núm. 73.
99 Tomeo y Estadella, La brujería y la superstición en Cataluña, p. 84. Véase también Busquets i Molas,
Oracions, eixarms i sortilegis, p. 253.
100 Jose Leite de Vasconcellos, Tradições populares de Portugal, ed. M. Vieigas Guerreiro (2ª ed. Vila da
Maia: Imprensa Nacional-Casa da Moeda, 1986): 335.
101 Francisco van der Poel y Lélia Coelho Frota, Abecedário da Religiosidade Popular (Vida e religião
dos pobres no Brasil), en prensa, s.v. rabo.

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