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2.1. Aspectos metodológicos de los mapas de re-
corrido
Me referiré a una modalidad fortuita de acercamiento
ya que no fue planificada al proyectar la investigación
sino que surgió como consecuencia de una invitación
que me efectuara un colegio con el cual había estableci-
do contactos en la primera etapa; Dada la imposibilidad
de entrevistar a los niños pero con el permiso institucio-
nal de conversar con ellos, les planteé la consigna de
dibujar un mapa de recorrido, previa autorización de la
directora a cargo. En un total de 63 niños de diez y once
años residentes en urbanizaciones cerradas y estudian-
tes en un colegio de fuerte orientación religiosa que se
encuentra a la entrada del megaemprendimiento Estan-
cias del Pilar, se dividió el grupo en dos según: Recorri-
do de día de semana/Recorrido de fin de semana. En
todos los casos la consigna incluía que dieran cuenta de
“por dónde” (sendas) y “cómo” (modos de circulación)
se movían, aunque no en todos los mapas lo especifica-
ron.5
Decidí repetir la experiencia con adolescentes y jóve-
nes residentes, aunque no fue posible mantener el ta-
maño del grupo. Como me interesaba observar cómo
jugaban las redes en este esquema de encapsulamien-
to-homogeneidad-mundialización y su relación con la
percepción de centralidad, me pareció significativo con-
tinuar ton las características del grupo de niños: resi-
dentes en urbanizaciones cercadas y estudiantes de una
institución privada de la zona, lindante con countries y
urbanizaciones cerradas. Respecto de la antigüedad de
residentes, se pudo controlar que contaran con cuatro
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Material de trabajos prácticos
años de residentes en una urbanización cerrada como
mínimo, algo que no fue posible controlar en la primera
experiencia. Hay otros dos aspectos que los distinguen
del grupo de niños: una, ya adelantada, refiere al tama-
ño del grupo y la otra, al marco que complementó el di-
bujo del mapa. Ambos grupos realizaron sus mapas en
el marco de una entrevista grupal lo cual nos lleva a la
diferencia numérica, ya que fueran grupos de cinco y
seis personas; Esto se debe a que por un lado, fue im-
posible repetir la experiencia de reunir dos cursos com-
pletos de estudiantes-residentes y, por otro, resultaba
de suma importancia lograr una entrevista grupal que
complementara el mapa con el fin de lograr un espacio
para, la interacción de las representaciones.
Las franjas etarias de cada uno de los grupos respon-
den a la categoría de etapa escolar primaria (10 y 11
años), secundaria (17-18 años) y universitaria (21-23
años). En los dos últimos casos se trata de estudiantes
próximos a concluir la etapa en curso, lo que los coloca
en un espacio de transición que se refleja a lo largo de
la entrevista y que se “dibuja” sobre todo en los univer-
sitarios en los mapas. Sobre esto nos detendremos lue-
go.
Para fines operativos, organicé la información obteni-
da en los mapas de acuerdo con dos grandes tipos, cru-
zados por la variable día de semana/fin de semana:
Sedentarios: aquellos con recorrido semanal casa-
colegio/facultad-casa y recorrido, de fin de semana den-
tro de la urbanización cerrada.
Móviles: realizan una actividad extra colegio o facultad
en la semana. En el fin de semana son móviles si hacen
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actividades fuera de la urbanización cerrada»6
Retomando, aunque con salvedades, las categorías de
Kevin Lynch (1984) analicé los mapas desde los ejes de
nodos, mojones y sendas e incorporé los de modos de
circulación y tipo de figura:
Nodos: puntos estratégicos, focos intensivos de par-
tida y llegada»
Mojones: puntos de referencia que Lynch ve como
externos y que en mi análisis suponen tanto exteriori-
dad como uso. Implica la selección de un elemento
entre muchos otros posibles (ejemplo: un comercio,
un edificio, un cartel, etcétera).
Sendas: son los conductos»
Modos de circulación: cómo se traslada el sujeto
por las sendas.
Tipo de figura: figura con la cual representan el re-
corrido.7
3. Conclusiones
Teniendo en cuenta las diferencias anotadas en el as-
pecto metodológico, el trabajo con los tres grupos per-
mitió dar cuenta de un continuum de acercamiento a la
ciudad de Buenos Aires a medida que el llamado “techo
de cristal” de la vida country se percibe como cercano.
En relación con esto, también se muestra un agudiza-
miento del quiebre entre el discurso mediático y de los
padres frente al discurso de los hijos en tanto se acerca
el imperativo de salida de las redes del country. En va-
rios momentos de las entrevistas grupales, fundamen-
talmente a universitarios, se nota un marcado distan-
ciamiento del discurso del “deber ser”. Seguramente
contribuyó a esto, junto con la etapa vital, la condición
de entrevista grupal, ya que la interacción entre pares
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suele llevar a respuestas más espontáneas y menos
comprometidas con “lo esperable” o el “buen decir”.
El cruzamiento entre las entrevistas y los mapas posi-
bilitó observar algunos quiebres entre los recorridos que
dibujan y las percepciones de sus conductas. Esto se
evidencia fundamentalmente en el caso de los universi-
tarios que, llegando al “techo de cristal” del ciclo vital de
la vida country, entienden como muy escasas sus posi-
bilidades de movimiento, más allá de los dibujos de sus
recorridos. De algún modo, perciben que “el country les
va chico, como decía Jauretche (1984) respecto de los
sectores medios del “medio pelo” que, en los años se-
senta, cambiaban el barrio por el departamento en el
centro. Acá el motor de ascenso social toma otros mati-
ces y se complementa con él ciclo vital aunque paradóji-
camente —teniendo en cuenta el “imaginario de llegada”
que los padres cumplen— no puede decirse que está au-
sente: Buenos Aires implica, vaya ironía, la entrada al
mundo del afuera, donde perciben que en realidad se
jugarán sus vidas.
En el country la posibilidad de salida se ve seriamente
limitada hasta en el acto más cotidiano y trivial de sacar
fotocopias para el colegio o comprar cigarrillos. La sen-
sación de aislamiento se manifiesta en el devenir coti-
diano en todos los grupos al tener que salir del country.
Esta falta de autonomía de circulación se percibe entre
aquellos que cuentan con auto y los menores que de-
penden del lleva y trae del adulto. De alguna manera, lo
que está actúa como factor discordante, es un mayor
quiebre entre el adentro y el afuera. El aislamiento de la
urbanización actúa como un condicionante fundamental
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Material de trabajos prácticos
en la sensación de quedarse fuera mientras se está den-
tro. La autonomía “puertas adentro”,12 vía la delegación
de responsabilidades paternas al sistema de encapsula-
miento de la urbanización cerrada, se vuelve en contra a
la hora de salir. Enfrentados al despegue, los universita-
rios se perciben faltos de competencias para moverse en
la ciudad. Esto es visto como un déficit de origen con
respecto al joven de la ciudad y les acarrea un grado de
incertidumbre adicional al proyectar su vida laboral que
ven necesariamente en la ciudad, aun cuando en ciertos
casos piensen en reproducir la experiencia paterna de
huir de la ciudad al country al formar una familia. El sis-
tema de encapsulamiento que se extiende de los barrios
cerrados a las redes-islas de inclusión refuerzan las an-
gustias de “salida al mundo” cuanto más cerca se perci-
be la limitación del sistema en relación con su etapa vi-
tal.
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