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Material de trabajos prácticos

Prácticas e imaginarios en el proceso de suburba-


nización privada

Por María Cecilia Arizaga

1. Presentación del problema y estado de la cues-


tión

La problemática de las urbanizaciones cerradas en los


años noventa ha sido objeto de numerosas investigacio-
nes. Se puede dar cuenta de trabajos en Estados Uni-
dos, México y Brasil, donde el desarrollo de formas resi-
denciales cerradas cuenta con más historia que la Ar-
gentina. También se encuentran estudios de formas re-
sidenciales cerradas en el interior del país, sobre todo
en provincias como Mendoza, Córdoba y Tucumán. To-
mando el caso específico de la RMBA, el trabajo que llevó
a cabo el arquitecto Horacio Torres en FADU/UBA resul-
ta altamente significativo para analizar los patrones de
expansión física y social en la RMBA y su relación con
teorías de planificación urbana. El equipo PROREMBA (Pro-
grama de Estudios sobre Reestructuración Metropolitana
en Buenos Aires, I. Geografía de FFyL y FADU/UBA) es-
tudia el proceso en el marco de los efectos de la eco-
nomía global sobre Buenos Aires como metrópolis peri-
férica dualizada entre procesos de pauperización y glo-
balización. Desde los procesos de privatización y su im-
pacto social, el trabajo de Maristella Svampa —
enmarcado en una investigación sobre “Trabajo» inte-
gración y formas de sociabilidad” (ungs) — analiza los
nuevos patrones de segregación espacial de la RMBA en
1
relación con las nuevas clases medias. Carla del Cueto
(UNGS) está investigando las estrategias educativas de
los colegios con alumnado residente, en urbanizaciones
cerradas. Desde la antropología cultural, se encuentra el
trabajo etnográfico de Mónica Lacarrieu. Marie France
Prevot Schapira (Universidad de París 8/CRAGCREDAL,
Centre de Recherche de Documentation sur L’Amérique
Latine) combina la mirada desde -la geografía con el
impacto social que “la ciudad fragmentada” provoca a
partir de lo que llama “fenómeno de secesión”. Los So-
ciólogos franceses, Christine Dourlons y Pieire Vidal-
Naquet han realizado una aproximación al tema en el
marco de una investigación sobre distintas ciudades del
mundo dirigida por Jacques Donzelot. Respecto del caso
de la RMBA, los autores esbozan en su informe la emer-
gencia de un nuevo patrón urbano erigido por actores
“globales”. Sobre sus características y sus consecuen-
cias en el contexto de crisis, hemos producido conjun-
tamente un artículo, resultado del intercambio que man-
tuvimos durante su estada en Buenos Aires (Arizaga,
Dourlens y Vidal-Naquet, 2002). Uno de los grandes va-
cíos con qué nos encontramos en esta temática se refie-
re al alcance de los datos cuantitativos relevados. Ello
suele ser un obstáculo para quienes trabajamos cuali-
tativamente y queremos recabar números oficiales como
datos secundarios. Entendemos qué esto obedece en
gran parte a la dificultad de acceso a los agentes públi-
cos, qué pueden o no contar (dada la desregulación im-
perante) con la información.
Teniendo en cuenta este resumido diagnóstico de la
cuestión, que no agota los estudios sobre el tema, mi
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investigación se enmarca en un enfoque sociocultural y
tiene como objetivo interpretar los cambios de estilo, en
el sentido de Raymond Williams (1977), que trascienden
lo meramente objetivo y sé instalan en un amplio abani-
co de dimensiones culturales: cambios en la estética, en
las valoraciones, en las representaciones y en las prácti-
cas cotidianas. Siguiendo a Williams, me interesa pensar
estas transformaciones culturales en un proceso de pre-
emergencia activa que se articula con la dinámica ma-
crosocial. La investigación en curso busca profundizar
cuestiones que quedaron planteadas en mi tesis de
maestría y que pueden resumirse en la idea de la convi-
vencia de dos estéticas convergentes y en tensión: la
comunitaria y la mundializada —siguiendo a Renato Or-
tiz (1997) al distinguir la dimensión cultural en el proce-
so de globalización. En cuanto a la estética comunitaria,
en tanto promotora de estilos de vida y representacio-
nes, me refiero al quiebre que supone este proceso de
suburbanización cerrada con el modelo de ciudad abier-
ta que por décadas tuvo como actor social destacado a
los sectores medios. La huida (Prevot Schapira, 1999)
de la ciudad puede entenderse más allá de las condicio-
nes objetivas de “respuesta frente al delito” a nuevas
subjetividades que emergen en un escenario marcado
por un agudizamiento de la distancia social a partir de
políticas públicas y prácticas sociales excluyentes y por
un incremento de la sensación: de incertidumbre y vul-
nerabilidad. Es desde allí que pueden interpretarse es-
trategias tipificadas como de “pureza comunitaria” a
partir de lo que Richard Sennet (1976) llamó el “mito de
purificación comunitaria”. La huida de la ciudad abierta
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es funcional a la puesta en práctica del mito: un espacio
homogéneo social y estético que propicia un nicho de
certeza, al menos mientras se está adentro, a partir, de
rituales de pureza comunitaria que afianzan el intimismo
y la emergencia de un urbanismo de afinidad (Donzelot,
1999). La adhesión a estos valores y prácticas de tipo
comunitaria supone un espacio de resistencia del “sujeto
a la deriva” (Sennet, 2000), un nicho de certeza en un
perfil social —que si bien se percibe en un proceso de
movilidad social ascendente a partir de lo que llamo
“imaginario de llegada” (Arizaga, 2003b), en tanto re-
presenta al citadino como el que aspira a llegar a lo que
él ya llegó, funcionando la huida como factor de movili-
dad social ascendente, al mismo tiempo se siente frágil
en su posición y en constante amenaza de "caída so-
cial”; A partir de esta introducción acerca de lo que
constituyó el problema en su primera etapa, quiero cen-
trarme en lo que estoy trabajando en estos momentos.

2. El estilo de vida mundializado y su articulación


con el mito de “comunidad purificada. Análisis de
mapas de recorrido y entrevistas grupales a ‘niños
y jóvenes de urbanizaciones cerradas

Ei “imaginario de llegada" necesita rituales que tras-


cienden el hecho de residir en un country y suponen una
adscripción a un estilo de vida que actualiza el mito de
purificación comunitaria al cumplir una doble función de
marcador de pertenencia y distinción (Simmel, 1977;
1989), El discurso de la calidad de vida, centrado en el
hedonismo y el bienestar —-como pilares de la cultura
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posmoderna a la cual Lash (1990) le encuentra una re-
lación de afinidad electiva con las nuevas clases me-
dias— acompaña la elección de huida y los hijos apare-
cen como los felices herederos de la decisión. Esta cali-
dad de vida supone un repertorio de valores materiales
en mezcla con otros posmateriales o posmodernos (In-
glehart, 1998). Siguiendo a Williams, podríamos decir
que en tanto los valores de la modernidad no terminan
de abandonarse, los valores de la posmodemidad no
“terminan de nacer”. Así, al discurso ecológico de vivir
en contacto con el verde le siguen el de la seguridad y
el de estar “a tono con el mundo", lo que implica valores
asociados a la idea de modernidad-mundo, como señala
Ortiz. En ese sentido, los adultos perciben que el estilo
de vida country supone una “entrada al mundo” más
allá de lo que implica residir dentro de él. Los colegios
emergen como una opción que provee de capital social
(reforzando el nosotros del country) y saberes prácticos
(enseñanza del idioma inglés, fundamentalmente) desde
un discurso institucional que adscribe a la combinación
de este último aspecto de tipo práctico con la enseñanza
y fomento de valores (ecológicos, de civilidad, respeto y
tolerancia, entre otros). Esta combinatoria supone el
pasaporte “al mundo que les tocará vivir” y surge, más
allá de sus matices, en las entrevistas realizadas a di-
rectivos de dos tipos de colegios con un alumnado pre-
ponderantemente residente en urbanizaciones cerradas:
aquellos con una fuerte orientación religiosa y no se re-
conocen como bilingües y aquellos que se definen como
laicos y bilingües.
Otro eje importante en la construcción de la idea de
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mundialización está constituido por “nuevas centralida-
des”. Esto supone la conformación de redes conectoras
de las urbanizaciones con los espacios de consumo y
esparcimiento. El caso paradigmático es el llamado “km,
50” en la Autopista Panamericana en la localidad de Pi-
lar, La autopista actúa como puente de acceso a esta
centralidad que bordeando la autopista, condensa el es-
pacio del afuera de la nueva buena vida, como huellas
de la ciudad global (Sassen, 1998; 1999). De uno y otro
lado de la autopista se enfrentan los centros comerciales
Village Pilar (con un multicine, un Bingo, bares y otros
locales comerciales) y Las Palmas del Pilar (que contiene
el hipermercado jumbo, el hipermercado de artículos
para el hogar Easy Home Center y el shopping inau-
gurado en plena recesión a fines de 2001). También
comparten el escenario en red, el complejo comercial
Torres del Sol, el Hotel Sheraton Pilar y restaurantes,
bares, casas de decoración, bancos, centros de atención
médica y complejos de oficinas, muchos de los cuales se
cerraron y se pusieron en venta o alquiler con el correr
de la crisis, fundamentalmente entre el 2001 y 2002.
Entre el 2002 y 2003, siguiendo la tendencia de legiti-
mación a nuevas estrategias de consumo, aparecieron el
hipermercado mayorista Macro y un gran local de com-
pras del tipo outlet, Tanto al borde de la autopista como
en las arterias adyacentes, que dibujan la figura de ra-
cimo, se encuentran urbanizaciones cerradas y colegios
privados. La percepción del “km 50” como centro se
desprende de las entrevistas realizadas a los adultos,
que lo identifican como el lugar legitimado para el con-
sumo diario y el uso del tiempo libre fuera de la urbani-
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zación cerrada, y sólo se perciben signos que tensionan
esta legitimación en las entrevistas y observaciones rea-
lizadas luego de la convertibilidad peso-dólar, luego del
“uno a uno”,2 en que surge una legitimación del “com-
prar bueno y barato” habilitando canales por fuera de
las redes (compras en bolishoppings, verdulerías de “las
bolivianas”, comercios más o menos precarios bordean-
do las rutas provinciales y otros del pueblo histórico de
Pilar) como un modo de adaptarse a la situación debido
a las condiciones objetivas de la crisis económica pero
también como parte de una subjetividad que valoriza la
flexibilidad y la adaptación a los cambios más que como
un reemplazo de la cultura del consumo ostensible que
caracterizó los noventa.3
Las entrevistas grupales a adolescentes y jóvenes re-
sidentes en urbanizaciones cerradas, así como los ma-
pas de recorrido de niños, adolescentes y jóvenes
muestran que la percepción del centro también lo cons-
tituye el “km 50”. En esta categoría de residentes (que
podríamos definir globalmente como “hijos”) quiero de-
tenerme, ya que es con la que estuve trabajando en los
últimos tiempos y que, de modo fortuito, constituyó un
eje de análisis sobresaliente para dar cuenta de las ten-
siones que aparecen en la articulación encapsulamiento-
mundialización dentro del proceso de suburbanización
privada. Me interesa comentar algunos resultados que
están surgiendo del análisis de estos mapas y en rela-
ción con las entrevistas grupales y el corpus relevado en
la primera etapa.

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2.1. Aspectos metodológicos de los mapas de re-
corrido
Me referiré a una modalidad fortuita de acercamiento
ya que no fue planificada al proyectar la investigación
sino que surgió como consecuencia de una invitación
que me efectuara un colegio con el cual había estableci-
do contactos en la primera etapa; Dada la imposibilidad
de entrevistar a los niños pero con el permiso institucio-
nal de conversar con ellos, les planteé la consigna de
dibujar un mapa de recorrido, previa autorización de la
directora a cargo. En un total de 63 niños de diez y once
años residentes en urbanizaciones cerradas y estudian-
tes en un colegio de fuerte orientación religiosa que se
encuentra a la entrada del megaemprendimiento Estan-
cias del Pilar, se dividió el grupo en dos según: Recorri-
do de día de semana/Recorrido de fin de semana. En
todos los casos la consigna incluía que dieran cuenta de
“por dónde” (sendas) y “cómo” (modos de circulación)
se movían, aunque no en todos los mapas lo especifica-
ron.5
Decidí repetir la experiencia con adolescentes y jóve-
nes residentes, aunque no fue posible mantener el ta-
maño del grupo. Como me interesaba observar cómo
jugaban las redes en este esquema de encapsulamien-
to-homogeneidad-mundialización y su relación con la
percepción de centralidad, me pareció significativo con-
tinuar ton las características del grupo de niños: resi-
dentes en urbanizaciones cercadas y estudiantes de una
institución privada de la zona, lindante con countries y
urbanizaciones cerradas. Respecto de la antigüedad de
residentes, se pudo controlar que contaran con cuatro
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Material de trabajos prácticos
años de residentes en una urbanización cerrada como
mínimo, algo que no fue posible controlar en la primera
experiencia. Hay otros dos aspectos que los distinguen
del grupo de niños: una, ya adelantada, refiere al tama-
ño del grupo y la otra, al marco que complementó el di-
bujo del mapa. Ambos grupos realizaron sus mapas en
el marco de una entrevista grupal lo cual nos lleva a la
diferencia numérica, ya que fueran grupos de cinco y
seis personas; Esto se debe a que por un lado, fue im-
posible repetir la experiencia de reunir dos cursos com-
pletos de estudiantes-residentes y, por otro, resultaba
de suma importancia lograr una entrevista grupal que
complementara el mapa con el fin de lograr un espacio
para, la interacción de las representaciones.
Las franjas etarias de cada uno de los grupos respon-
den a la categoría de etapa escolar primaria (10 y 11
años), secundaria (17-18 años) y universitaria (21-23
años). En los dos últimos casos se trata de estudiantes
próximos a concluir la etapa en curso, lo que los coloca
en un espacio de transición que se refleja a lo largo de
la entrevista y que se “dibuja” sobre todo en los univer-
sitarios en los mapas. Sobre esto nos detendremos lue-
go.
Para fines operativos, organicé la información obteni-
da en los mapas de acuerdo con dos grandes tipos, cru-
zados por la variable día de semana/fin de semana:
Sedentarios: aquellos con recorrido semanal casa-
colegio/facultad-casa y recorrido, de fin de semana den-
tro de la urbanización cerrada.
Móviles: realizan una actividad extra colegio o facultad
en la semana. En el fin de semana son móviles si hacen
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actividades fuera de la urbanización cerrada»6
Retomando, aunque con salvedades, las categorías de
Kevin Lynch (1984) analicé los mapas desde los ejes de
nodos, mojones y sendas e incorporé los de modos de
circulación y tipo de figura:
 Nodos: puntos estratégicos, focos intensivos de par-
tida y llegada»
 Mojones: puntos de referencia que Lynch ve como
externos y que en mi análisis suponen tanto exteriori-
dad como uso. Implica la selección de un elemento
entre muchos otros posibles (ejemplo: un comercio,
un edificio, un cartel, etcétera).
 Sendas: son los conductos»
 Modos de circulación: cómo se traslada el sujeto
por las sendas.
 Tipo de figura: figura con la cual representan el re-
corrido.7

2,2 Sendas, modos efe circulación y tipo de figuras


Más allá de las diferencias entre mapas figurativos o
abstractos que responden a los estadios evolutivos, en
los tres grupos hay un marcado predominio de la figura
de “flecha” que remarca la idea del punto a punto, con
dos o más nodos. La sigue muy lejos la de “racimo”,
como figura que, sin abandonar la idea del punto a pun-
to, da cuenta de una vía central que se ramifica. El “ra-
cimo” se asocia al nodo “km 50” a fin de dar cuenta de
los distintos mojones que se ramifican desde la vía prin-
cipal: Village, Palmas, del Pilar, Torres del Sol y jumbo.
Lo que están marcando ambas figuras es la idea de red
conectara de nodos y mojones a partir de sendas que,
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en la gran mayoría de los casos cuando se trata de “fle-
cha” y siempre que se trata de “racimo”, son autopistas
cuando el recorrido es por fuera de la urbanización y se
recorren en auto.8 Respecto de la figura “flecha”, en
menor medida que la autopista aparecen también las
rutas o calles que conducen al colegio o facultad, al
pueblo de Pilar o a countries de amigos. En el caso de
los niños, el auto asume dos categorías ya que se dibuja
el auto familiar, pero también el auto del pool9 En este
caso, suelen aparecer como mojones las casas dé los
niños que se “levantan” en el country o en countries ve-
cinos.
El auto resulta muy significativo en cuanto a su repre-
sentación en el mapa en todos los grupos. También den-
tro del grupo de niños que, si bien son más sedentarios
en sus prácticas semanales e incorporan la bicicleta co-
mo modo de circulación dentro del country, dibujan la
figura del auto-en-la red, Esta significativa representati-
vidad que tiene a! auto guarda relación con, imagen que
el adulto establece al respecto en cuanto determinante
del estilo de vida, country. Hay un solo caso en donde
un niño dibuja un tipo de figura que podríamos denomi-
nar “no red” ya que no establece conexión por senda
entre punto de partida y punto de llegada (casa-campo
de deportes).
Respecto de la senda “calles del country” es predomi-
nante en los mapas de los niños donde la condición de
“sedentarios” es muy significativa durante la semana
respecto de los otros dos grupos y representan los úni-
cos casos que incorporan el modo de circulación en bicí-
clela, aclarando que en muchos casos viven en la urba-
11
nización donde está el colegio. En los adolescentes las
calles ínter-country sólo aparecen en un mapa. El tránsi-
to a pie se da en muy pocos casos en el grupo de niños
y sólo dentro del country. También se da en uno de los
adolescentes secundarios que vive en un country lindan-
te con el Village, sin la autopista de por medio y en otro
que dice moverse en auto o a pie entre mojones dentro
del nodo “km 50” (del ‘‘boliche’9, para bailar, Club Pilar
al Village). Tanto en los universitarios como en los ado-
lescentes secundarios se ve una conducta que de acuer-
do con los requisitos establecidos entra en la categoría
de “móviles”. Sin embargo, ellos manifiestan en las en-
trevistas una percepción restringida de sus posibilidades
de movimiento. Esto es más notorio en los universita-
rios, que aun al identificarse como sedentario en su
tiempo libre semanal (cuestión que se manifiesta más
en las entrevistas que en los mapas) no dan cuenta de
moverse dentro del country. Esto se contradice en parte
con lo que surge en las entrevistas ya que asocian el
country con los deportes y ven la posibilidad de hacer
deportes dentro del country como un valor importante.
Sin embargo, aparece con mucha fuerza la idea de que
uno tiende a ser más sedentario que en la ciudad y eso
se relaciona don la falta de opciones. En este sentido,
puede explicarse la disociación entre lo dibujado (que
entra en la categoría de “móvil”) con lo dicho, en la que
aparece la idea de sedentarismo respecto de la vida en
la ciudad. Subyace la idea de “no moverse lo suficiente”.
Los niños en sus mapas de recorrido muestran una
concentración de actividades en la urbanización cerrada
y el colegio, que en los fines de semana se reparte entre
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Material de trabajos prácticos
la urbanización, el “km 50” y los centros de deportes
fuera de la urbanización (en el colegio o en algún club).
En algunos mapas del día domingo, dibujan la iglesia del
casco histórico. Los desplazamientos dentro de la urba-
nización son en bicicleta y en algún caso a pie, y las sa-
lidas siempre en auto. Hay una diferencia sustancial se-
gún la categoría temporal entre los niños respecto de su
condición de sedentarios o móviles. En la semana sobre
un total de 36 niños, 22 hacen el recorrido casa-colegio-
casa y en muchos casos no dan cuenta de actividades
dentro del country. Los traslados al colegio son en auto
(padres, pool, transporte escolar), en bicicleta o cami-
nando cuando viven en la misma urbanización donde es-
tá el colegio. Durante el fin de semana, de un total de
27 mapas, sólo dos dibujan sus actividades exclusiva-
mente dentro del country. El resto son móviles.
En los adolescentes de diecisiete y dieciocho años, no
aparece la bicicleta y cobra peso la figura del auto pro-
pio o remisse (sin la figura predominante del adulto,
aunque no desaparece, sobré todo en las entrevistas) y
en menor medida aparece el colectivo de línea (que lla-
man “bondi”) sin dejar de mencionar las dificultades que
supone debido a la inseguridad, accesos y tiempos de
espera. Esto se relaciona con un mayor, uso del pueblo
histórico de Pilar que está comparativamente más cerca
del colegio que los otros grupos. Otro factor a tener en
cuenta respecto del mayor uso del pueblo de Pilar es
que éste ofrece a los adolescentes una mayor posibili-
dad de trasladarse en colectivo, lo que pese a las dificul-
tades antes mencionadas supone una mayor autonomía
respecto del adulto-padre, factor muy valorado en los
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adolescentes y jóvenes residentes en countries, al igual
que en los jóvenes de la ciudad, según una investiga-
ción precedente (Arizaga, 2003a).

2.3. Nodos y mojones, ha percepción de centrali-


dad
Por las características señaladas, el grupo de adoles-
centes secundarios es el que más dibuja en el mapa el
nodo “centro de Pilar” al referirse al casco-histórico y
mojones que se sitúan allí. También es el grupo que
significativamente lo llama “centro”, aunque también
“Pilar” o “pueblo eje Pilar” y aparece como el único gru-
po que percibe una centralidad compartida entre el “km
50” y el pueblo histórico de Pilar. La nomenclatura varía
de acuerdo con el grupo de edades sin dejar de tener en
cuenta el factor distancia/cercanía que advertimos en
los adolescentes secundarios y otros como el lugar de
residencia y/o estudio. Los niños que estudian en el co-
legio que está prácticamente dentro del megaempren-
dimiento Estancias del Pilar y que en muchos casos vi-
ven en la urbanización se refieren a “pueblo” cuando se
trata del casco céntrico que el megaemprendimiento
construyó en el predio central de la urbanización, dando
lugar al nombre de ésta: Estancias del Pilar, el pueblo,10
siendo el único grupo que dio cuenta de este nodo en la
conversación, aunque no lo dibujó. Los niños hablaron
de “la ciudad” o de “Pilar” al referirse al pueblo de Pilar
y a Buenos Aires la llamaron por su nombre. El “km 50”
en los niños es llamado directamente por sus mojones o
puntos de referencia específicos. Así, si bien en los ma-
pas aparecen los complejos Village, Las Palmas del Pilar,
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Material de trabajos prácticos
Torres del Sol y jumbo, en la charla apareció “el Village”
como nodo o zona más que como mojón. El centro co-
mercial condensa la representatividad total de esa zona
y dando cuenta de la preponderancia que toma el centro
de consumo y entretenimiento en el tiempo libre de los
niños.
Por último, los universitarios prácticamente no dan
cuenta en sus mapas del pueblo histérico de Pilar (sólo
uno se refiere a “Pilar centro”) mientras que en la en-
trevista surge constantemente la referencia al “km 50”
como centralidad de actividades extra coun-
try/universidad dando cuenta de mojones específicos
centrados en consumos cotidianos (hipermercado) o cul-
turales (cine, lugar para bailar y bares). De este modo,
al igual que en los adolescentes secundarios, los mojo-
nes preponderantes dentro del nodo “km 50” resultan el
Village, Jumbo (que también supone el shopping Las
Palmas del Pilar), Torres del Sol y Club Pilar. También
dentro del nodo “km 50” entra un colegio bilingüe como
lugar de trabajo de una universitaria. Para los universi-
tarios los fines de semana aparece muy significativa-
mente el nodo “la ciudad”, “Capital Federal” o “Buenos
Aires”, para referirse a Buenos aires, aunque también
San Isidro resulta un espacio urbano de características
similares a Buenos Aíres, En la entrevista, también lla-
man “el centro” a Buenos Aires, ya que si bien recono-
cen al “km 50” como la centralidad suburbana, es el
grupo que más percibe a la ciudad de Buenos Aíres
corno la centralidad por excelencia y pone en jaque la
combinatoria encapsulamiento-
mundialización/oportunidades, En algún caso, la ciudad
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de Buenos Aires se muestra desde un barrio: “Bel-
grano”, y desde un mojón específico: “casa de mi no-
via”, pero llama la atención que en general no se dibu-
jen mojones o puntos de referencia específicos para la
ciudad de Buenos Aires. Esto puede ser interpretado a
partir de un comentario que se repite, fundamentalmen-
te en los universitarios y se escribe en los mapas al di-
bujar Buenos Aires: “A partir de acá me muevo por dife-
rentes lugares del centro” Eso daría cuenta de una per-
cepción diferencial de la ciudad como espacio de múlti-
ples opciones en consonancia con lo que surge en las
entrevistas11
En los niños y adolescentes la ciudad se relaciona con
el lleva y trae del adulto y, en general, la ida es un pun-
to a punto que se relaciona con la idea expresada por
los adultos: “Hago lo que tengo que hacer y me voy”,
que suelen ser visitas puntuales (a familiares o al mé-
dico), En los universitarios la ida a la ciudad ya no se
asocia preponderantemente con una actividad puntual
sino que supone una actitud personal de acercamiento.
Esto se hace más evidente durante el fin de semana,
cuando el tipo móvil se diferencia sustancialmente del
móvil semanal, que sigue el esquema urbanización ce-
rrada-facultad» agregándose trabajo en dos casos,
siempre dentro de las redes. Los universitarios que di-
cen irse a la ciudad durante el fin de semana expresan
por primera vez que se mueven por “distintos lugares” y
hablan de “caminar” por la ciudad, abandonando su per-
cepción de sedentarismo. A medida que crecen y ven
cercana la necesidad de salirse de las redes, la ciudad
cobra peso específico como lugar de esparcimiento, tra-
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Material de trabajos prácticos
bajo y crecimiento personal, dejando emerger una per-
cepción de desventaja respecto del joven urbano. La
imagen de “burbuja” surge negativamente: está latente
la idea de que para salir al mundo (al mundo del traba-
jo, específicamente) una socialización de círculos estre-
chos rebaja las competencias enun mundo ampliamente
diversificado. Esto supone un quiebre con el discurso
adulto —que podríamos clasificar como el de los padres-
— que distingue a los hijos como herederos de los bene-
ficios de la huida, destinatarios últimos de una mayor
calidad de vida y un futuro de oportunidades centrado
en los ejes que conforman la imagen de cultura mundia-
lizada en el adulto: urbanización cerrada-redes de servi-
cios, que incluye fundamentalmente consumo, entrete-
nimiento y formación escolar y universitaria.

3. Conclusiones
Teniendo en cuenta las diferencias anotadas en el as-
pecto metodológico, el trabajo con los tres grupos per-
mitió dar cuenta de un continuum de acercamiento a la
ciudad de Buenos Aires a medida que el llamado “techo
de cristal” de la vida country se percibe como cercano.
En relación con esto, también se muestra un agudiza-
miento del quiebre entre el discurso mediático y de los
padres frente al discurso de los hijos en tanto se acerca
el imperativo de salida de las redes del country. En va-
rios momentos de las entrevistas grupales, fundamen-
talmente a universitarios, se nota un marcado distan-
ciamiento del discurso del “deber ser”. Seguramente
contribuyó a esto, junto con la etapa vital, la condición
de entrevista grupal, ya que la interacción entre pares
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suele llevar a respuestas más espontáneas y menos
comprometidas con “lo esperable” o el “buen decir”.
El cruzamiento entre las entrevistas y los mapas posi-
bilitó observar algunos quiebres entre los recorridos que
dibujan y las percepciones de sus conductas. Esto se
evidencia fundamentalmente en el caso de los universi-
tarios que, llegando al “techo de cristal” del ciclo vital de
la vida country, entienden como muy escasas sus posi-
bilidades de movimiento, más allá de los dibujos de sus
recorridos. De algún modo, perciben que “el country les
va chico, como decía Jauretche (1984) respecto de los
sectores medios del “medio pelo” que, en los años se-
senta, cambiaban el barrio por el departamento en el
centro. Acá el motor de ascenso social toma otros mati-
ces y se complementa con él ciclo vital aunque paradóji-
camente —teniendo en cuenta el “imaginario de llegada”
que los padres cumplen— no puede decirse que está au-
sente: Buenos Aires implica, vaya ironía, la entrada al
mundo del afuera, donde perciben que en realidad se
jugarán sus vidas.
En el country la posibilidad de salida se ve seriamente
limitada hasta en el acto más cotidiano y trivial de sacar
fotocopias para el colegio o comprar cigarrillos. La sen-
sación de aislamiento se manifiesta en el devenir coti-
diano en todos los grupos al tener que salir del country.
Esta falta de autonomía de circulación se percibe entre
aquellos que cuentan con auto y los menores que de-
penden del lleva y trae del adulto. De alguna manera, lo
que está actúa como factor discordante, es un mayor
quiebre entre el adentro y el afuera. El aislamiento de la
urbanización actúa como un condicionante fundamental
18
Material de trabajos prácticos
en la sensación de quedarse fuera mientras se está den-
tro. La autonomía “puertas adentro”,12 vía la delegación
de responsabilidades paternas al sistema de encapsula-
miento de la urbanización cerrada, se vuelve en contra a
la hora de salir. Enfrentados al despegue, los universita-
rios se perciben faltos de competencias para moverse en
la ciudad. Esto es visto como un déficit de origen con
respecto al joven de la ciudad y les acarrea un grado de
incertidumbre adicional al proyectar su vida laboral que
ven necesariamente en la ciudad, aun cuando en ciertos
casos piensen en reproducir la experiencia paterna de
huir de la ciudad al country al formar una familia. El sis-
tema de encapsulamiento que se extiende de los barrios
cerrados a las redes-islas de inclusión refuerzan las an-
gustias de “salida al mundo” cuanto más cerca se perci-
be la limitación del sistema en relación con su etapa vi-
tal.

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