Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las Escuelas Penales
Las Escuelas Penales
Por escuela entendemos la dirección de pensamiento que tiene una determinada orientación,
trabaja con un método particular y responde a unos determinados presupuestos filosóficos-
penales.
Antes del siglo XVII solo existían opiniones sobre el delito, la pena, su fundamento y su fin,
es a fines de siglo XVIII por el año de 1774 que surge el libro de Becaria, siendo
considerado el precursor de la dogmática jurídico-penal moderna.
Bajo estas condiciones, surge toda una nueva corriente del pensamiento en Europa, que se
vio favorecida con la aparición de los Códigos Penales producto del movimiento codificador,
con lo cual se asentaron las bases iniciales de la dogmática jurídico-penal entendida como
ciencia cuyo objeto de estudio es el Derecho Penal.
En Italia no solo se busco un método de análisis, sino también se cuestionaron cual debía ser
el objeto de estudio de la ciencia jurídico-penal; con la aportaciones de los autores italianos
del siglo XIX se fundaron dos grandes escuelas de las cuales nos ocuparemos a
continuación, señalando los trazos más sobresalientes y fundamentales.
Es una corriente que apareció a raíz de las nuevas ideas surgidas como reacción vigorosa a
la anterior y ancestral forma de ver al derecho penal. Lo apelativo de “clásico” fue asignado
por los positivistas y particularmente por Ferri, siendo en un sentido “peyorativo” queriendo
significar con dicho título lo viejo y lo caduco.
Luego entonces, para que el delito exista es preciso que el sujeto sea moralmente
imputable, que el acto tenga un valor moral, que de él provenga un daño social y que se halle
prohibido por una ley positiva.
Por lo tanto, se definía al delito como: la infracción de la ley del Estado promulgada para
proteger la seguridad de los ciudadanos, resultante de un acto extremo del hombre,
positivo o negativo, moralmente imputable y políticamente dañoso.
Para esta escuela, el derecho positivo era su objeto de estudio, y su análisis tenía como fin
encauzarlo hacia un derecho ideal racional; por ello, la escuela clásica no se conformaba con
analizar al derecho positivo conforme a la razón, sino que además buscaban encontrar el
derecho natural que lo sustentaba, es decir, buscaban desentrañar la ley eterna de la
armonía universal que le da fundamento, y para conseguirlo emplearon el método
racionalista, abstracto y deductivo.
3.- En cuanto a la pena, señalan que solo puede ser castigado quien realice un acto previsto
por la ley como delito y sancionado con una pena.
4.- En cuanto a la responsabilidad, señalaban que la pena sólo puede ser impuesta a los
individuos moralmente responsables, es decir que tengan libre albedrío (escoger entre el
bien y el mal).
6.- La pena debe ser estrictamente proporcional al delito (retribución) y señalada en forma
fija.
7.- El juez sólo tiene facultad para aplicar automáticamente la pena señalada en la ley por
cada delito.
Las principales críticas que Ferri realizó contra la Escuela Clásica fueron las
siguientes:
• Prisiones con frecuencia más cómodas que las casas de los pobres y honrados;
• Pérdida de muchos condenados menos peligrosos, que podrían haber sido reutilizables
como ciudadanos aptos para la vida honrada del trabajo.
5.2.2. La Escuela Positiva.
También conocida como “positivismo criminológico”, aparece a mediados del siglo XIX como
una reacción en contra de la Escuela Clásica, se fundamenta en bases científicas que
corresponden a las ciencias naturales.
A diferencia de la Escuela Clásica que utilizó el método lógico abstracto, la escuela positiva
aplica a la investigación de la criminalidad el método inductivo-experimental; se inició con
una tesis antropológica de César Lombroso, en la que predomina el estudio del hombre y el
empleo de las ciencias naturales; vino después la antítesis sociológica de Enrique Ferri con
predominio del estudio de las causas del delito, conformándose con él la sociología criminal;
para culminar con la síntesis jurídica de Rafael Garófalo en que se conjugan ambas teorías
sobre la génesis del delito, con todas sus consecuencias, y se trata de trasladar al campo
del derecho los principios de dicha escuela.
Esta escuela tiene a realizar un estudio mucho más profundo y completo de delito, porque a
diferencia de la clásica, no lo aprecia como un ente puramente jurídico, sino como fenómeno
antropológico, sociológico y jurídico al mismo tiempo.
Sin embargo el camino seguido desemboco en el alejamiento del positivismo jurídico, para
transformarse en un positivismo de carácter sociológico, sicológico y antropológico, cuyo fin
era constituirse como una ciencia de carácter causal-explicativa. Quienes desarrollaban la
ciencia penal se alejaron de la dogmática jurídico-penal como ciencia normativa que estudia
al derecho penal, siendo tal su distanciamiento, que terminaron por cambiar de objeto de
estudio, pues se cambio el análisis normativo del delito por su estudio como fenómeno social,
y con ello fue necesario sustituir el método racionalista-abstracto y deductivo por el
método experimental (basado en la observación de la realidad empírica), tal y como se aplica
en las ciencias naturales; el resultado no fue una nueva dogmática jurídico-penal, sino una
nueva ciencia: la criminología clásica.
3.- En cuanto a la pena, la sanción penal, para que derive del principio de la defensa social,
debe estar proporcionada y ajustada al “estado peligroso” y no a la gravedad objetiva de la
infracción.
5.- La pena, como medida de defensa, tiene por objeto la reforma de los infractores
readaptables a la vida social, y la segregación de los incorregibles.
6.- La pena tiene una eficacia muy restringida, importa más la prevención que la represión
de los delitos y por lo tanto, las medidas de seguridad importan más que las penas mismas.
7.- El juez tiene facultad para determinar la naturaleza delictuosa del acto y para
establecer la sanción, imponiéndola con duración indefinida para que pueda adecuarse a las
necesidades del caso.
Delito, que debe verse como un ente jurídico no como una entelequia de hecho; es una
injusticia que sólo el derecho puede y debe castigar. El delito es un fenómeno natural y
social que produce el hombre y como consecuencia debe ser un fenómeno natural y social.
La pena, es un mal; se debe actuar como un medio de tutela jurídica y debe ser proporcional
al delito, debiendo estar señalada tal pena. La pena, no debe ser un castigo, sino un medio
de defensa social.
Esta escuela tiene su origen en la pugna existente entre las Escuelas Clásica y Positiva, ya
que ni la Escuela Clásica con sus postulados idealistas ni la Escuela Positiva con sus métodos
para combatir científicamente a la delincuencia tuvieron éxito; de ahí que se adoptara una
posición ecléctica, es decir, combinaron los postulados de las dos escuelas creando la
llamada Tercera Escuela, cuyo método resulto de la fusión del idealismo con el naturalismo.
Buscaron encontrar los principios del derecho natural, que sustentaban la norma penal
aplicable y a su vez se atendía a la realidad material tanto del delito como del delincuente.
Los caracteres de esta escuela son: a) Afirmación de la personalidad del Derecho Penal
contra el criterio de la dependencia que propugnaba Ferri; b) Exclusión del tipo criminal, y
c) Reforma social como deber del Estado.
Los representantes de esta escuela son Emmanuel Carnavalee, Bernardino Alimena y Juan B.
Impallomeni; es medianera entre el Positivismo y el Clasicismo, y como tal, acogió del
clasicismo el principio de la responsabilidad individual y la distinción entre responsables e
irresponsables; del Positivismo tomó en préstamo la génesis natural del delito y el
determinismo psicológico.
La máxima de la tercera escuela se resume en la idea de que, a través del derecho penal, se
obtenga el máximo de defensa social, con el mínimo de sacrificio individual. Como
directrices conceptuales básicas o postulados se establecen:
1.- El libre albedrío. Acepta este y señala que existen delincuentes imputables e
inimputables.
2.- El delito como fenómeno individual y social. En lo individual cabe su estudio científico, la
preocupación del conocimiento del delincuente; en lo social el estudio de la criminalidad.
3.- Pena y medidas de seguridad. La pena para los imputables con una finalidad de defensa
social, no de retribución al mal causado, y para los inimputables la aplicación de medidas de
seguridad, por la peligrosidad social que pueden desplegar los delincuentes.
4.- Nítida distinción entre disciplinas jurídicas y disciplinas empíricas, las primeras
necesitadas de un método lógico-abstracto y deductivo, las segundas de un método
experimental, causal-explicativo.
5.- Desde el punto de vista etiológico, el delito se concibe como hecho complejo, como
fenómeno social causado naturalmente y producto de factores tanto endógenos como
exógenos.
7.- Dualismo penal que permite conciliar el uso simultáneo de consecuencias jurídicas
distintas: las “penas” y las “medidas de seguridad”. La Terza Scuola se opone por ello, al
monismo de la Escuela Clásica (sustitución de la pena por la medida).
8.- Filosóficamente, no opta por el determinismo radical del positivismo ni por el libre
albedrío absoluto del clasicismo. Conserva la idea de la “responsabilidad moral” como
fundamento de la pena, y la “temibilidad” o “peligrosidad”, compatible con aquella, que
autoriza la imposición de medidas de seguridad.
De esta manera Franz Von Liszt, recoge elementos de las teorías clásica y positiva y los
resume en una teoría ecléctica que va a dar lugar al esquema o sistema de la teoría del
delito, denominada Causalismo naturalista o esquema Liszt-Beling.
Las dos funciones principales de la política criminal son: 1.- Critica la legislación penal
vigente a la luz de los fines del derecho y de la pena y observación de sus resultados. 2.-
Realiza proposiciones para la reforma del derecho penal actual. La política criminal tiene
dos fines: uno crítico y otro constructivo.
1.- El método especulativo deductivo (jurídico) que proclamó la escuela clásica para
investigar el fenómeno penal en el ámbito del derecho, y los positivistas defendían los
métodos experimentales (inductivo). La dirección de la escuela política criminal proclama la
necesidad de emplear un método jurídico para indagar el contenido del derecho positivo y el
método experimental como único, útil para el trabajo criminológico.
2.- La responsabilidad se basa en el libre albedrío por los clásicos y fue negada por los
positivistas. La política criminal proclama la necesidad de considerar un vínculo subjetivo en
la responsabilidad, si bien independizándolo de la libertad moral. Los políticos criminalistas
reconocen la responsabilidad de los delincuentes normales y, en cambio, proclaman el estado
de peligro como base de la medida que ha de tomarse sobre los delincuentes que se
desvirtúan de la norma.
3.- La política criminal reconoce que el delito es un concepto jurídico pero como fenómeno
natural, surge en la vida por el impulso de factores endógenos y exógenos.
4.- Los políticos criminalistas proclaman que la pena debe tener un fin, pero ésta solo es
aplicable a los delincuentes responsables, en tanto que a los peligrosos serán corregidos por
medidas de seguridad.
6.- Contemplación del delito como fenómeno natural y jurídico al mismo tiempo,
compaginando el estudio empírico de sus causas y la elaboración dogmática del mismo.
7.- Dualismo penal, esto es, reconocimiento de dos clases de consecuencias distintas,
dirigidas a objetivos diferenciados, pero complementarios: la pena y la medida de seguridad.
8.- la “defensa social” se configura como fin prioritario de la administración penal.
9.- Eclecticismo filosófico en cuanto al problema del “libre albedrío”: se ignora éste,
admitiéndose, sin embargo, la existencia de todos los hombres de una impresión de libertad
interna. El concepto de “estado peligroso” sustituye al de “responsabilidad moral”.
Es la última y más cercana corriente del pensamiento jurídico, cuyo origen es italiano,
iniciándola Arturo Rocco seguido por Vicenzo Manzini, Massari, Battaglini, Delitalia, Vannini,
Pannain y Antolisei; siendo Rocco el autor del Código Penal Italiano de 1889; depura entre
otras cosas, al derecho penal de las infiltraciones filosóficas con que los clásicos lo
desvirtuaron, y de las concepciones biosociológicas de los positivistas.
Para desarrollar su propuesta, Rocco acude a las teorías lógico-formales de Von Liszt,
Binding y Beling, también conocidas como “sistema clásico del delito”, con lo cual quedo de
manifiesto la gran influencia germana.
Parte de la base de que las normas jurídicas son debidas a un proceso de abstracción y de
generalización, que constituye un método lógico-abstracto, absolutamente diverso del de las
ciencias naturales y sociales.
2.- El delito lo concibe como un ente jurídico, susceptible de engendrar una relación jurídica
entre gobernados y el Estado.
La exclusión total de los valores en la interpretación del derecho penal fue criticada por
Antolisei, Maggiore, Nuvolone y sobre todo Bettiol, a través de su teoría de la
“jurisprudencia de valores”. Sin embargo, los dogmáticos italianos ya no pudieron colocarse
a la vanguardia del desarrollo de la dogmática jurídico-penal que habían hincado con Becaria;
lugar que ya habían ocupado los dogmáticos alemanes de la época.
Ello se debe a que durante la segunda mitad del siglo XIX los autores italianos se olvidaron
del derecho penal positivo como objeto de estudio de la dogmática jurídico penal y
dedicaron sus esfuerzos a la creación de construcciones idealistas (escuela clásica) o
nuevas ciencias, como la criminología (escuela positiva), o una mezcla de ambas (terza
scuola).
Por el contrario durante la segunda mitad del siglo XIX la dogmática jurídico-penal alemana
no perdió de vista el derecho penal como su objeto de estudio y fueron sentando las bases
para un extraordinario desarrollo doctrinal que continúa hasta nuestros días e influye
claramente no sólo en los países europeos, sino en todos los países del mundo con sistemas
basados en tradición jurídica romano-canónica-germana, como lo es el derecho penal en
México.