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Bloqueo Continental

Después de convertirse en líder máximo de Francia, Napoleón Bonaparte tuvo la difícil tarea de
recuperar la economía francesa y asegurar que el proceso revolucionario no hubiera sido
detenido por otras monarquías europeas. En medio de tantos desafíos, Napoleón tuvo que
promover un proyecto de industrialización de la economía francesa que estuviera aliado a la
conquista de varios mercados de consumo. Sin embargo, el logro de tales objetivos no pasaría
de manera breve. A mediados del siglo XIX, el pionerismo industrial británico estableció la
hegemonía económica de Inglaterra en la mayoría de las naciones europeas. En otras palabras,
esto significaba que era prácticamente imposible para una vieja economía mundial sostenerse
independientemente sin importar cualquier producto procedente de la isla británica. Por lo
tanto, si la Francia de Napoleón tenía pretensiones de modernizar su economía, tendría que
lograr condiciones para superar a este gran rival económico. Como si eso no fuera suficiente
este primer obstáculo, también debemos tomar en consideración que Inglaterra estaba
liderando los ejércitos que estaban destinados a poner fin al proceso revolucionario francés.
Para lograr este objetivo, los británicos se basaron en un poderoso ejército aliado a una fuerza
naval que era prácticamente insuperable. Con eso, la resistencia económica de Inglaterra
también era relacionada con el éxito militar del gobierno francés. Ya que la imposición de una
derrota británica sería demasiado arriesgada, Napoleón Bonaparte creó una medida
económica internacional que relanzaría la economía de su país y, al mismo tiempo, debilitaría
los cofres y ejércitos de Inglaterra. En el año 1806, Napoleón anunció el establecimiento del
Bloqueo Continental. De naturaleza bastante simple, ese decreto preveía que ningún país de
Europa pudiera mantener relaciones comerciales con Inglaterra. Si cualquier nación europea
ignoraba este Tratado, el gobierno francés podría lograr la inmediata ocupación de los
territorios y tomar el control del Estado amenazante. Para reafirmar este castigo, Napoleón
tenía a su disposición uno de los ejércitos de tierra más bien entrenados y grandes de todo el
mundo antiguo. A pesar de tales represalias, las naciones europeas juzgaron que tal exigencia
hería directamente la soberanía de cada Estado. En poco tiempo, varios países rompieron con
el Bloqueo Continental. Obligados a cumplir con el castigo del bloqueo, Napoleón envió sus
tropas contra las naciones europeas que habían conservado a las relaciones comerciales con
los británicos. Con eso, la gran movilidad que garantizaría las victorias militares francesas fue
perdida a medida que los ejércitos destacados pasaron a controlar el gobierno de las naciones
invadidas. Poco después, varios frentes militares de Napoleón sufrieron el desgaste de
guerrillas locales que resistieron la presencia extranjera. En el año 1812, Rusia también renegó
del bloqueo y, con ello, Napoleón organizó un enorme despliegue militar con unos 600 mil
soldados. Incluso ganando la batalla de Moscú, las pérdidas de vidas de ese enfrentamiento
fueron incalculables. Tal desgaste y rasgón se justifica por las dificultades que tuvo el ejército
francés en la obtención de suministros y en soportar las temperaturas extremas del invierno
ruso. Aprovechando la debilidad del imperio napoleónico, las naciones europeas organizaron
nuevos frentes que derrotaron a Napoleón condenándole a su exilio.

Fuente original: Escuelapedia.com

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