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APUNTES SOBRE CUENTO FANTÁSTICO

LAS REGLAS DE LA FICCIÓN


La ficción tiene sus propias reglas, distintas de las reglas de la realidad. Los lectores,
a medida que leemos, vamos reconociendo y aceptando esas convenciones y, por eso,
no nos resulta incoherente que, por ejemplo, un hada transforme una calabaza en
carruaje para ayudar a Cenicienta. (Esto no quiere decir que de pronto creamos que
las hadas pueden aparecer en nuestra realidad sino que son posibles en el mundo de
ese relato.)

Estas convenciones permiten que la historia narrada sea creíble, coherente en sí


misma. Si esto no fuera así, los lectores sólo aceptaríamos relatos en los que los
personajes actuaran de acuerdo con nuestra lógica: la de la realidad, y nos
perderíamos de disfrutar imaginando otros mundos y otras posibilidades de
existencia.

VEROSÍMIL
Los estudiosos de la literatura llaman verosímil a estas reglas de credibilidad que
permiten comprender distintos mundos posibles (que pueden parecerse o no al
"mundo real"). Así, los hechos de una historia son verosímiles (creíbles) cuando
respetan las reglas del mundo de esa historia, aunque nunca pudieran ocurrir en la
realidad.

Cuando hablamos de cuentos realistas, maravillosos, fantásticos, de ciencia ficción,


policiales, etc. estamos hablando del verosímil de los relatos.
En el caso de los cuentos realistas, las reglas de construcción del mundo ficcional
imitan la lógica de la realidad: son posibles los hechos "naturales", determinados por
un contexto histórico y cultural. (Es creíble, por ejemplo, que en un relato que
transcurra en la Edad Media, una mujer sea enviada a la hoguera acusada de
brujería, o que, en un relato ubicado en la actualidad en Occidente, un personaje se
sienta feo e infeliz por tener sobrepeso.)
En los cuentos maravillosos, el mundo creado implica la existencia de hechos y seres
sobrenaturales. Los lectores y los personajes de estos relatos aceptan sin sorpresa la

Seoane, Silvia; Schillaci, M Laura. Prólogo (fragmento) a Cuentos extraños y fantásticos.


Buenos Aires, Estrada, 2005.
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presencia y acción de lo sobrenatural en ese mundo particular. Este es el verosímil


de los cuentos de hadas, por ejemplo.
En el caso de los cuentos fantásticos, lo extraño, aquello difícil de explicar desde la
lógica racional toma un lugar preponderante. En la literatura fantástica, los hechos y
circunstancias "normales" del mundo cotidiano de los personajes conviven con hechos
y circunstancias "anormales". El conflicto al que los personajes se enfrentan está
determinado por esa ambigüedad: la convivencia de lo "normal" y lo "anormal".

LEER CUENTOS FANTÁSTICOS


Los relatos fantásticos ponen a prueba la ansiedad de los lectores. En general, todos
tendemos a buscar una interpretación unívoca de los textos. ¿El personaje estaba
dormido o despierto? ¿Realmente había sido visitado por un monstruo o era una
imagen producida por un estado alterado de su psiquis? Como necesitamos
deshacernos de la ambigüedad, rápidamente decimos, por ejemplo: "estaba
despierto", "era un monstruo".
Esta actitud suele ser útil en nuestra propia vida: nos permite tener certezas y tomar
decisiones. Sin embargo, la literatura no necesita tales certezas. Lo fantástico nos
invita a hacer varias interpretaciones simultáneas. No hay por qué elegir una. Son
textos que nos llevan a pensar en la coexistencia de distintos modos de ver y
experimentar la realidad. En lo fantástico conviven -y se enfrentan- el
pensamiento lógico, racional y científico, y el pensamiento mágico que da lugar a
lo sobrenatural y al azar.
En los mundos posibles de los relatos fantásticos los hechos pueden ser comprendidos
como producto de las leyes naturales pero también como ruptura de esas leyes;
pueden entenderse como un fenómeno inexplicable o una simple coincidencia, como
un desorden del universo o la alucinación de un loco. En el relato fantástico no hay
manera de definir "qué es lo que realmente pasó". Una única verdad, en el mundo del
cuento fantástico, es una imposibilidad.

Seoane, Silvia; Schillaci, M Laura. Prólogo (fragmento) a Cuentos extraños y fantásticos.


Buenos Aires, Estrada, 2005.

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