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El efecto Pigmalión

El efecto Pigmalión se conoce como la influencia que una persona puede ejercer sobre otra,
basada en la imagen que esta tiene de ella. Sus creencias podrán influir en el rendimiento
del otro, de esta manera se buscará que sus expectativas sean ciertas y se hagan realidad
con conductas que tiendan a confirmarlas. Este efecto también se conoce con el nombre
de “profecía autocumplida”, y así haremos todo lo posible para que aquello que
consideramos o creemos que sucederá se haga realidad.

El origen del efecto Pigmalión se remonta a la mitología griega cuando un rey de Chipre
encontró serias dificultades para enamorarse de una mujer, pues ninguna le parecía
perfecta a su juicio. El escultor Pigmalión, decidió realizar una escultura de marfil a la que
llamaría Galatea. Tal fue el amor que este rey le profesó por su perfección, que pidió a
Venus que la convirtiese en una mujer de verdad. Con este mito queda reflejado que tanto
quiso creer que la escultura estaba viva que finalmente consiguió que así fuese.

Si hacemos un balance de aquellas personas que han formado parte de nuestras vidas y
cómo sus creencias sobre quiénes o cómo somos nos han afectado, e incluso la percepción
que ellos tenían acerca de nuestras capacidades, nos daremos cuenta que el efecto
Pigmalión puede tener tanto repercusiones positivas como negativas en nosotros.

Si alguien nos valora, aumentará nuestra posibilidad de éxito


Si alguien nos valora, nos anima o considera que somos capaces de alcanzar determinados
objetivos, estará contribuyendo a que generemos lo que se conoce como creencias
potenciadoras, es decir, creencias positivas acerca de nosotros que nos permiten alcanzar
los objetivos y aumentan nuestro rendimiento. En cambio, si por el contrario, una persona
no es capaz de percibir buenas habilidades en nosotros o simplemente no confía en nuestras
capacidades para alcanzar aquello que deseamos, contribuirá negativamente en nuestra
autoestima y por supuesto en nuestra capacidad para conseguir lo deseado, generando así
unas creencias que tendrán un carácter limitante.

Este efecto se ha constatado en las aulas, en referencia a la influencia que los profesores
ejercen sobre sus alumnos. Su rendimiento, y en consecuencia su éxito, en muchos casos
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queda condicionado por las expectativas que cada profesor deposita en su alumno. Es por
ello por lo que profesionales de ese colectivo deben ser especialmente conscientes de la
influencia generada, así como los padres con sus expectativas sobre sus hijos.

Finalmente decir que el efecto Pigmalión, como hemos leído en líneas anteriores, puede
generar cambios en la actitud de la persona para lograr lo que desea. Es importante ser
generadores de creencias positivas hacia los otros, al igual que debemos tenerlas hacia
nosotros mismos. Ser consciente del papel influyente que ostentamos sobre los demás y
sobre nuestra propia autoestima nos permitirá, no solo a los de nuestro alrededor conseguir
aquello que desean, sino también a nuestra propia persona

Para que el efecto sea lo más positivo posible "Hay que aceptar a los niños tal y como
son y estimular sus capacidades innatas", explica Roser. "Cada niño es especial y hay que
ayudarle a que desarrolle su máximo potencial. Esto no tiene que ver con lo que nosotros
queremos, sino con ayudarles a conocer sus talentos y a que los desarrollen". Del
mismo modo, es importante felicitarles por sus logros, para reforzar la confianza en sí
mismos, y al mismo tiempo ser capaces de explicarles el porqué de sus fracasos, ya
sean deportivos, escolares o sociales, intentando averiguar cuál es el origen de su fallo,
felicitarles por haberlo intentado y ofrecerles nuestra ayuda, intentando transmitirles que
con voluntad y dedicación pueden conseguir las metas que desean.
Otro aspecto primordial para conseguir que la infancia de los niños se desarrolle de una
manera feliz es pasar tiempo de calidad y cantidad con ellos. "Para fortalecer la
confianza de los niños es importante que les dediquemos tiempo. Está muy de moda pasar
tiempo de calidad en vez de cantidad, pero si puede ser cantidad y además de calidad, se
establece una base de diálogo y de confianza con el adulto, que se mantendrá a lo
largo del crecimiento y contribuirá a sobrellevar períodos más difíciles como la
adolescencia". En resumen: Intentar tener presente lo más posible que la infancia es el
momento donde se forja la personalidad y el carácter de una persona, y que los padres y
personas mayores tenemos un papel fundamental en ese proceso.

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