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ÍNDICE

pág.
MATRIUSKAS DE TERROR… 01
por WALDO ANSALDI
1. UNA METÁFORA COMO PUNTO DE PARTIDA “
2. LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL, FUNDAMENTO IDEOLÓGICO DE
LAS DICTADURAS 03
3. LAS DICTADURAS, SIMILARES Y DISÍMILES 05
4. LA BÚSQUEDA Y LA CONSTRUCCIÓN DE LEGITIMIDAD DE EJERCICIO 10
5. EL MODELO ECONÓMICO, CAMPO DE DIFERENCIACIÓN CLAVE ENTRE LAS
DICTADURAS 13
-. COLOFÓN 16
-. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS “

Paginación y diseño de texto:


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1

MATRIUSKAS DE TERROR.
ALGUNOS ELEMENTOS PARA ANALIZAR LA DICTADURA ARGENTINA
DENTRO DE LAS DICTADURAS DEL CONO SUR *

por WALDO ANSALDI

UNA METÁFORA COMO PUNTO DE PARTIDA

Según es bien conocido, la matriuska co que diferencia a la dictadura brasile-


es una popular muñeca rusa caracteri- ña de la argentina, la chilena y/o la uru-
zada por el hecho de ser, en realidad, guaya es sólo una cuestión de tamaño.
no una sino varias, cada una de ellas Por otra parte, tal metáfora es útil
contenida en una de mayor tamaño o, también para plantear una cuestión im-
para decirlo en sentido inverso, dentro portante: el análisis comparado de las
de cada muñeca se encuentra una de dictaduras sudamericanas extendidas
menor tamaño. Al desplegarlas sobre entre mediados de los años sesenta y
una mesa, todas las muñecas se apre- finales de los ochenta es, todavía, una
cian similares en diseño y colores, va- asignatura pendiente, ya que no abun-
1
riando tan sólo sus respectivas dimen-
dan los trabajos al respecto. Es cierto
siones físicas.
que las dictaduras instauradas y ejerci-
Al igual que las matriuskas, las dic-
das en América Latina en el tiempo se-
taduras instauradas en países de Amé-
ñalado han sido objeto de numerosos
rica del Sur en las décadas de 1960 y
estudios –muchos de muy buena inves-
1970 –y prolongadas hasta fines de la
tigación periodística-, aunque tal vez
de 1980- se observan similares en su
menos que los procesos de transición
aspecto y diferentes en su tamaño (en
de ellas a las democracias. La mayoría
este caso, mejor, su dimensión tempo-
de los estudios académicos son políti-
ral o duración, pero también sus conte-
cos y económicos. Son menos los so-
nidos). Pueden verse como unidades
independientes, pero sólo se explican
como conjunto. La metáfora, entonces,
alude a esta cuestión, es decir, no debe 1
tomarse literalmente y creer que lo úni- Él análisis comparado de las dictaduras
militares de período indicado será obje-
* to de una investigación a realizar duran-
Agradezco a Alfredo Pucciarelli la cor- te el bienio 2004-2005, por un equipo
dial invitación para compartir este vo- bajo mi dirección. El proyecto –Los so-
lumen. nidos del silencio. Dictaduras y resis-
[Este artículo fue publicado origina- tencias en América Latina, 1964-1989-
riamente en soporte papel en Alfredo es de una sociología histórica del tiem-
Pucciarelli, coordinador, Empresarios, po presente dedicado a analizar las dic-
tecnócratas y militares. La trama cor- taduras institucionales de las Fuerzas
porativa de la última dictadura, Siglo Armadas instauradas, entre 1964 y
Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1976, en Brasil, Argentina, Chile y
2004, pp. 27-51. ISBN 987-1105-72-X ] Uruguay, comparándolas entre sí y con
Waldo Ansaldi, Matriuskas de te- la larga dictadura sultanística-
rror... prebendaria paraguaya (1954-1989).
2 WALDO ANSALDI

ciológicos y mínimos, sobre todo en Ar- mo (Brasil, Argentina), el reformismo


2
socialista (Chile) y/o la amenaza poten-
gentina, los históricos.
cial de la izquierda revolucionaria (Uru-
Nuestra hipótesis es que las dicta-
guay, Argentina). En su práctica, terro-
duras institucionales de las Fuerzas
rismo de Estado incluido, llegaron a una
Armadas, en América Latina, pretendie-
coordinación supranacional de la repre-
ron ser correctivos de lo que considera-
sión, incluso por encima de diferencias
ban “vicios de la democracia”, particu-
importantes en otros campos (como las
larmente los generados por el populis-
vinculadas a las hipótesis de guerra en-
tre sí). Esa pretensión nació de la au-
2
sencia de un principio de legitimidad
Entre los trabajos más importantes pue-
propio, específico, no cubierto por la
den citarse, a modo ilustrativo, los de
apelación a la Doctrina de la Seguridad
Hugo Quiroga (1984), Enrique Vázquez
Nacional. Más tarde o más temprano,
(1985), María de los Ángeles Yannuzzi
las respectivas sociedades civiles gene-
(1996), Marcos Novaro y Vicente Pa-
raron acciones que, rompiendo el mie-
lermo (2003)-, en Argentina; Alfred
do, recuperaron la primacía de la políti-
Stepan (1974), Maria Helena Moreira
ca mediante demandas, movilizaciones
Alves (1984) y Thomas Skidmore
y acciones de diferente índole, limitadas
(1988) en Brasil; Genaro Arraigada
a los espacios nacionales y sin co-
(1998) y Carlos Huneuus (2000), en
nexión supranacional. La forma en la
Chile, y Gerardo Caetano y José Rilla
que se resolvió la dialéctica entre dicta-
(1987), en Uruguay. Puede citarse, tam-
duras y resistencias condicionó la pos-
bién, el estudio de los partidos en situa-
terior transición a la democracia políti-
ción de dictadura –en los casos de Ar-
ca.
gentina, Brasil y Uruguay- realizado por
El presente capítulo es, entonces,
un equipo dirigido por Silvia Dutrénit
apenas una primera aproximación a
(1996). La larga dictadura de Stroessner
una cuestión que será objeto de estudio
(1954-1989) sigue siendo un tema poco
pormenorizado en el próximo bienio. A
conocido, al igual que las de Bolivia y
los efectos del caso, aquí considerare-
Guatemala. En cambio, reitero, es casi
mos sólo las cuatro dictaduras institu-
inexistente el análisis comparado de
cionales de las Fuerzas Armadas esta-
ellas como expresión de dictaduras ins-
blecidas en Brasil (1964-1985), Argen-
titucionales de las Fuerza Armadas y/o
tina (1976-1983), Uruguay (1973-1985)
como confrontación entre éstas y las 3
más clásicas, de tipo sultanístico- y Chile (1973-1990). El objetivo es
prebendario (caso paraguayo) y sólo re- ofrecer un marco comparativo que per-
cientemente se han conocido los prime- mita comprender mejor, dentro de un
ros estudios sobre la acción represiva contexto regional, el tema central del li-
conjunta que los dictadores realizaron bro, la dictadura miliar argentina, con-
mediante el “Plan Cóndor”, tales los de forme los resultados obtenidos por el
Stella Callón (1999 y 2001), Francisco
Martorell (1999) y Alfredo Buccia Paz
et all (2002). También hay un amplio 3
campo de análisis en materia de resis- En nuestro proyecto de investigación,
tencias a las dictaduras por parte de or- también analizaremos la dictadura ar-
ganizaciones de la sociedad civil, donde gentina de 1966-1973, la cual dejamos
existen numerosos trabajos dedicados a de lado en este capítulo por razones que
movimientos y acciones puntuales, mas hacen a la estructura y los contenidos
no a todos ellos como totalidad. propios del libro.
MATRIUSKAS DE TERROR 3

equipo liderado por Alfredo Pucciarelli. Las lectoras y los lectores y los lectores en-
contrarán, entonces, el planteamiento de problemas a investigar más que respues-
tas más o menos contundentes.

LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL,


FUNDAMENTO IDEOLÓGICO DE LAS DICTADURAS

Las dictaduras son la negación de la conservadoras o de extrema derecha


política y se caracterizan por eliminar del pensamiento social católico de or-
toda forma de disenso. Son la reduc- ganizaciones tales como el Opus Dei,
4
ción de la polifonía a una única voz
en España, y Action Française. Con el
monocorde e incluso al silencio. De allí
comienzo de la Guerra Fría, elementos
que el punto de inflexión de la historia
de la guerra total y de la confrontación
de las dictaduras suele encontrarse en
inevitable entre las dos superpotencias
el momento en el cual sectores impor-
–los Estados Unidos de Norteamérica y
tantes de la sociedad pierden el miedo,
la Unión de Repúblicas Socialistas So-
salen a la calle y hacen oír sus voces,
viéticas- y sus respectivos bloques mili-
hecho ya señalado en algunos textos
tares –la Organización del Tratado del
de Norbert Lechner, Guillermo
Atlántico Norte (OTAN o NATO, según
O’Donnell y Juan Rial.
sus siglas en inglés) y el Pacto de Var-
Las dictaduras carecen de principio
sovia)- se incorporaron a la ideología
de legitimidad y se colocan en la para-
de la seguridad nacional en América
dójica situación de pretender legitimar-
Latina. La forma específica asumida por
se con el argumento de ser restaurado-
ella, en la región, enfatizaba la “seguri-
ras de las democracias conculcadas
dad interna” frente a la amenaza de
por las prácticas viciadas de los malos
“acción indirecta” del comunismo. Así,
políticos. La cuestión de la búsqueda
mientras los teóricos norteamericanos
de legitimidad de ejercicio para suplir la
de la seguridad nacional privilegiaban el
ilegitimidad de origen tiene un compo-
concepto de guerra total y la guerra nu-
nente importante en la fundamentación
clear, y los franceses, envueltos en la
ideológica. Las que analizaremos recu-
guerra contra los guerrilleros comunis-
rrieron, en ese sentido, a la Doctrina de
tas en Indochina, primero, y en la Gue-
la Seguridad Nacional, aun con diferen-
rra de Argelia (por la independencia),
cias, incluso sustanciales, en su aplica-
después, concentraban su atención en
ción nacional.
la guerra limitada como respuesta a la
En efecto, una de las características
“amenaza comunista”, los latinoameri-
comunes de las dictaduras instituciona-
canos, preocupados por el crecimiento
les de las Fuerzas Armadas fue la de
de movimientos sociales de clase obre-
intentar constituir un fundamento ideo-
ra, enfocaban la amenaza de la subver-
lógico a partir de la Doctrina de la Se-
guridad Nacional (en adelante, DSN).
Permítaseme una digresión respecto de
ésta. Maria Helena Moreira Alves 4

(1984: 33) señala que, según Margaret Margart E. Crahan, “National Security
E. Crahan, los antecedentes más leja- Ideology and Human Rights”, ponencia
nos de la DSN se encuentran en Brasil, presentada en el X Congreso Interna-
ya en el siglo XIX, y en Argentina y Chi- cional de Filosofía, organizado por la
le, a comienzos del XX. Comenzó a Sociedad Interamericana de Filosofía y
elaborarse a partir de teorías geopolíti- la American Philosophical Association,
cas, antimarxistas y de las tendencias Florida State University, Tallahassee,
18-23 de octubre de 1981,
4 WALDO ANSALDI

sión interna y de la guerra revoluciona- territorio de los países beligerantes, o a


ria. sectores específicos de la economía o
Para los teóricos de la DSN, la bipo- de la población. En palabras del gene-
laridad del mundo constituida tras la ral do Couto e Silva, de guerra estric-
Segunda Guerra Mundial llevaba a la tamente militar se pasó a guerra total,
desaparición de las guerras convencio- tanto económica, financiera, política,
nales y a su reemplazo por guerras psicológica y científica como guerra de
ideológicas disputadas dentro de las ejércitos, escuadras y aviaciones; de
fronteras nacionales de cada país. A guerra total a guerra global; y de guerra
5
escala mundial, la confrontación entre
total a guerra indivisible y permanente.
el “mundo libre, occidental y cristiano” y
En rigor, la formulación más elabo-
el “totalitarismo comunista ateo” dejaba
rada de la DSN, tal como se la conoció
en las fuerzas armadas norteamerica-
y aplicó en las décadas de 1960 y 1970
nas la responsabilidad de evitar even-
(sobre todo, pero no exclusivamente),
tuales conflictos armados entre sus
comenzó con la experiencia de los mili-
aliados y encabezar una confrontación
tares franceses en sus guerras colonia-
con la URSS y el Pacto de Varsovia. En
les en Indochina y Argelia, la primera
esa escala, la guerra sería, entonces,
desarrollada sobre todo en terreno sel-
una guerra contra el comunismo inter-
vático y la segunda, en urbano. Ambas
nacional y se entablaría en todos los
terminaron con el fracaso de Francia,
frentes: militar, político, económico, cul-
quien perdió ambas colonias La “técni-
tural e ideológico. En cada uno de ellos,
ca” de desaparición de personas y el
las fuerzas armadas debían combatir y
accionar de los “escuadrones de la
para hacerlo debían prepararse para un
muerte”, usuales en la América Latina
enfrentamiento no convencional, puesto
de dichas décadas, fueron “invencio-
que la subversión internacional actuaba
nes” de los militares franceses que
en todos esos frentes. Esa tarea exigía
combatían al Frente de Liberación Na-
una actitud vigilante y una preparación
cional, en Argelia. Desde mayo de
o capacitación especial, de la cual ca-
1958, los procedimientos aplicados por
recían, a juicio de los ideólogos de la
las tropas colonialistas francesas se
DSN, los políticos y la propia democra-
convirtieron en materia de enseñanza y
cia.
estudio en el Centro de Entrenamiento
La DSN comenzaba con una teoría
en Guerra Subversiva, creado por el
de la guerra. Al respecto, definía cuatro
ministro de Defensa galo, Jacques Cha-
tipos de guerra: 1) guerra total; 2) gue-
ban-Delmas, participando de los cursos
rra limitada y localizada; 3) guerra sub-
oficiales de su país, a los que luego se
versiva o revolucionaria; y 4) guerra in-
sumaron portugueses (en guerra contra
directa o psicológica. En la guerra revo-
los independentistas en sus colonias
lucionaria no había más línea del frente
africanas, como Angola, Mozambique,
de batalla pues el enemigo estaba en
Guinea-Cabo Verde), israelíes, nortea-
todas partes.
mericanos y latinoamericanos, entre
La teoría de la guerra total, en tanto
otros. Los cursos incluían un mes de
se basaba en la estrategia de la Guerra
práctica en territorio argelino. Un coro-
Fría, concebía al conflicto armado mo-
derno como total y absoluto. Habida
cuenta del inmenso poder destructivo 5

de las armas nucleares y de la inevita- Golbery do Couto e Silva, Conjuntura


ble confrontación entre las dos super- política nacional. O Poder Executivo &
potencias, decían los teóricos de la Geopolítica do Brasil, , Rio de Janeiro,
guerra total, la guerra no se limitaba al Libraría José Olimpo Editora, 1981, p.
24.
MATRIUSKAS DE TERROR 5

lario de los mismos fue la firma de guerra revolucionaria. Actuaban en Fort


acuerdos de cooperación militar que so- Bragg y entre ellos se destacaba el ge-
lían incluir la creación de una misión mi- neral Paul Aussaresses, considerado
litar francesa en el país contraparte. uno de los mejores agentes galos en la
6
Las derrotas francesas en Indochina
materia.
y Argelia significaron un traspaso de la
Finalmente, la tarea formativa de los
influencia en la formación de oficiales
franceses fue transferida en América
de Francia a Estados Unidos, en mo-
Latina a los norteamericanos. Éstos
mentos en que este país comenzaba a
realizaron parte de su tarea en la Es-
involucrarse en la que será la Guerra
cuela de las Américas, establecida, en
de Vietnam y enfrentaba, en América
1946, en la zona estadounidense del
Latina, los múltiples desafíos genera-
Canal de Panamá y especializada, a
dos por la Revolución Cubana. Ahora
partir de mediados de los años sesenta,
bien, los militares norteamericanos fue-
en la guerra antisubversiva. Se estima
ron instruidos por colegas franceses,
en 60.000 el número de oficiales de los
tras los acuerdos alcanzados con el mi-
ejércitos latinoamericanos que recibie-
nistro de Defensa de Francia, Pierre
ron entrenamiento. Se la conoce tam-
Messner, en 1960. Por ellos, el país eu-
bién como “Escuela para dictadores”.
ropeo envió a Estados Unidos oficiales
en calidad de asesores en materia de

LAS DICTADURAS, SIMILARES Y DISÍMILES

En el sur de América Latina, las dicta- Doctrina de la Seguridad Nacional. En


duras fueron ejercidas con notables di- efecto, las cuatro siguieron rumbos dife-
ferencias, pese a tener como común rentes en política económica, en el tra-
denominador sus fundamentos en la tamiento de la oposición política y so-
cial y en la magnitud de violación de de-
rechos humanos y ejercicio del terro-
6 rismo de Estado. El contraste es nota-
El general Paul Aussaresses publicó, en ble entre la dictadura brasileña (política
2001, un libro de contenido terrible, económica desarrollista mediante una
Services spéciaux. Algérie 1955-1957, alianza tecnoburocrático-militar, con
Perrìn, Paris (200 páginas). Presentado importante intervención estatal; ejerci-
como “mi testimonio sobre la tortura”, cio de la dictadura con formato repre-
renovó el debate sobre la cuestión. Dos sentativo; menor grado de violencia en
años después, en 2003, se conoció el vi- la represión de los opositores) y las res-
deo documental Escuadrones de la tantes, pero también en éstas se en-
Muerte. La Escuela Francesa, realizado cuentran, pese a mayores niveles de
por la periodista Marie-Monique Robin, coincidencia, algunas diferencias signi-
de alto impacto en países europeos y la- ficativas (por ejemplo, el éxito en la
tinoamericanos. El film se difundió por aplicación de políticas neoconservado-
primera vez el 1 de septiembre de 2003, ras en Chile, y su fracaso en Argentina
a través del canal Plus, de Francia, en y Uruguay).
este país y en otros once de Europa. En En materia de aplicación de la vio-
Argentina se conocieron fragmentos del lencia sobre los opositores, las dictadu-
mismo a través del diario Página 12 y ras argentina y chilena, en ese orden,
el canal 11 de televisión abierta, quienes fueron las más duras, aunque sin al-
prestaron mayor atención a los segmen- canzar, pese a su magnitud, los niveles
tos que implicaban a militares argenti-
nos.
6 WALDO ANSALDI
7
operativo de la CIA la organización de
terribles de Guatemala. En el caso chi-
las primeras reuniones entre funciona-
leno, impactó el alto número de victima
rios de seguridad uruguayos y argenti-
iniciales, en los primeros días del golpe
nos para discutir la vigilancia de los exi-
de septiembre: más de dos mil muertos,
liados políticos. La CIA también actuó
prisión, fuga o exilio de unos 9.000 diri-
como intermediaria en las reuniones
gentes y simples partidarios de la Uni-
entre los dirigentes de los escuadrones
dad Popular (Gazmuri, s.f.: 2 y 5). En el
de la muerte brasileños y los argentinos
argentino, el de desaparecidos (30.000,
y uruguayos (...) La división de servicios
aunque este proceso comenzó, de ma-
técnicos de la CIA suministró equipos
nera sistemática, casi dos años antes
de torturas eléctrica a brasileños y ar-
del golpe y se prolongó más allá del
gentinos, y ofreció asesoramiento sobre
primer año de dictadura). Las cuatro
el grado de shock que el cuerpo huma-
dictaduras coincidieron en la coordina- 8
ción de la persecución de los disiden- no puede resistir”.
tes, a través de la Operación Cóndor, En lo atinente a la organización del
un plan secreto que coordinó tareas de ejercicio del poder político, las diferen-
inteligencia, persecución y asesinatos cias fueron más que las coincidencias,
de opositores a las dictaduras realiza- si bien unas y otras se dieron dentro del
das por organismos represivos de Ar- compartido carácter de dictaduras insti-
gentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay tucionales de las Fuerzas Armadas.
y Uruguay –el Mercosur de la muerte, Carlos Huneeus afirma que los militares
según la ajustada expresión de Martín debieron definir un problema recurren-
Sivak, o una corporación internacional te, el del establecimiento de una estruc-
de la muerte, si se prefiere la de Jack tura política apta para un largo ejercicio
Anderson-, pero que incluso actuó fuera del poder. Se trata de una situación
de las fronteras de estos seis países. común a los cuatros casos que anali-
Stella Calloni (2001: 21) sostiene que zamos aquí. Huneeus (2000: 267-268),
“Estados Unidos proporcionó inspira- siguiendo a Juan Linz, sostiene que los
ción, financiamiento y asistencia técnica militares golpistas tenían ante sí tres al-
a la represión, y plantó la semilla de la ternativas de institucionalización políti-
Operación Cóndor. La CIA promovió ca: 1) la legitimación carismática; 2) al-
una mayor coordinación entre los servi- guna fórmula corporativista, como la
cios de inteligencia de la región. Un his- “democracia orgánica”, sin organizar un
toriador estadounidense atribuye a un partido único; 3) un sistema de partidos,
sea unipartidario o multipartidario; en la
7
segunda variante, mediante un partido
Las cifras del genocidio guatemalteco oficial, dominante, y uno, o más, expre-
son escalofriantes: 200.000 personas sión de una oposición consentida y
muertas, en su mayoría asesinadas, marginal dentro del régimen político. La
70.000 desaparecidos, 1.000.000 de primera de las opciones era objetada
desplazados, más de 600 masacres rea- por los militares debido a “la excesiva
lizadas por el ejército en aldeas indíge- personalización del poder en un indivi-
nas y campesinas. Para comprender me- duo y por ser incompatible con su alto
jor la magnitud de estas cifras, digamos nivel profesional”, mientras la tercera
que Guatemala, un país de sólo 108.889
2
8
km (un poco menos que la provincia
El historiador al que alude Calloni es A.
argentina de Catamarca, que mide casi
2 J. Langguth, autor del libro Hidden Te-
111.000 km ) tenía, en 1994, rrors New York, New York, Pantheon,
10.322.000 habitantes. 1978, que sirve de fuente a la autora.
MATRIUSKAS DE TERROR 7

generaba recelos por la mala imagen pública –que debía ser un oficial supe-
que los militares tenían de los partidos rior- y de revocar su mandato “cuando
políticos (posición que compartían los por razones de Estado lo considerara
militares argentinos y chilenos, y con la conveniente, designando a su reempla-
que discrepaban los uruguayos y brasi- zante”. La Junta también concentró al-
leños). gunos poderes y funciones asignados
Las Fuerzas Armadas chilenas op- por la Constitución Nacional a Presi-
taron, dice Huneeus, “por un régimen dentes de derecho (entre ellas, la con-
militar tradicional, con una Junta de ducción de las Fuerzas Armadas), e in-
Gobierno como autoridad máxima, pero cluso se convirtió en el órgano que de-
con un importante grado de concentra- bía dar acuerdo a la decisión presiden-
ción del poder en el general Pinochet, cial de designación de ministros del
quien ejerció simultáneamente las fun- Ejecutivo, gobernadores de provincias y
ciones de Presidente de la República, jueces ordinarios. El Estatuto estable-
presidente de la Junta de Gobierno ció, a modo de reemplazo del disuelto
hasta 1980 y comandante en jefe del Congreso Nacional, una Comisión de
Ejército” (Huneeus, 2000: 268). El De- Asesoramiento Legislativo (CAL), inte-
creto-Ley Nº 572, del 26 de junio de grada por tres oficiales de cada una de
1974, otorgó a Pinochet el título de Jefe las fuerzas, uno de los cuales ejercía la
Supremo de la Nación, denominación presidencia, anual y rotativa. La CAL
que en diciembre fue suprimida, retor- tenía como función preparar los proyec-
nándose al tradicional de Presidente de tos de ley. Las Fuerzas Armadas se
la República. Meses después, el 4 de distribuyeron en partes iguales (un ter-
diciembre del mismo año, el Decreto- cio para cada una) todos los espacios
Ley Nº 788 dispuso que la Junta de de poder y administración que ocupa-
10
Gobierno tenía potestad de modificar, a
ron. Empero, la presidencia de la Re-
su arbitrio y retroactivamente, la Consti-
pública siempre fue ejercida por un ofi-
tución Nacional de 1925. La Junta ad-
cial del Ejército, sumando cuatro jefes,
quiría, así, funciones de Poder Legisla-
de los cuales sólo uno –Jorge Rafael
tivo y Constituyente (Gazmuri, s.f.: 3)
Videla, el primero- completó su manda-
La personalización en el ejercicio del
to, dos –Roberto Eduardo Viola y Leo-
poder, característico de la dictadura chi-
poldo Fortunato Galtieri- fueron releva-
lena, no le quita a ésta, según mi pare-
dos y el cuarto –Reynaldo Bignone- fue
cer, el carácter de institucional de las
Fuerzas Armadas.
En Argentina, el Estatuto para el 10

Proceso de Reorganización Nacional, Marcos Novaro y Vicente Palermo


dado a conocer el mismo día del golpe, (2003: 49-50) acotan: “La decisión de
el 24 de marzo de 1976, creó una Junta militarizar casi todos los niveles y ám-
Militar, integrada por el comandante en bitos del Estado (a excepción de los
jefe de cada una de las tres armas municipios, que en gran parte siguieron
(Ejército, Marina y Aviación), y depositó administrados por civiles), constituyen-
en ella la condición de “órgano supremo do un gobierno directo y efectivo de las
9 Fuerzas Armadas, y de lotizar entre las
del Estado”. En tal calidad, le asignó el fuerzas las áreas de influencia, los car-
poder de elegir al Presidente de la Re- gos y las funciones, era algo inédito en
la historia de las intervenciones milita-
9 res argentinas. Y completaba un diseño
El texto del Estatuto puede verse en tendiente a establecer una separación ta-
Clarín, Buenos Aires, 25 de marzo de jante entre los militares y los actores so-
1976. ciales”.
8 WALDO ANSALDI
11
designado tan sólo para administrar la
crisis partidaria. Tras el golpe de
transición a la democracia. A diferencia
1973, la base programática adoptada
del caso chileno –y al igual que el brasi-
fue, también aquí, la Doctrina de la Se-
leño y el uruguayo-, el argentino puso
guridad Nacional. La primera etapa de
especial énfasis en eludir la personali-
la dictadura uruguaya –el período de la
zación del poder, insistiendo en el ca-
llamada, por Luis Eduardo González,
rácter institucional que las Fuerzas Ar-
dictadura comisarial- duró tres años. La
madas daban a una crisis también insti-
segunda, denominada por el mismo au-
tucional.
tor la del ensayo fundacional, se exten-
Las Fuerzas Armadas uruguayas se
dió entre 1976 y 1980; durante ella la
diferenciaron de las otras en materia de
presidencia fue ejercida brevemente
ejercicio del poder, en tanto no ejercie-
por el doctor Alberto Demichelli y, des-
ron el formal de manera directa, al me-
de el 1 de septiembre de 1976, por el
nos durante los dos primeros tercios de
doctor Aparicio Méndez, un viejo políti-
la duración de la dictadura. Fue sólo en
co de larga militancia en el Partido Na-
el tercio final cuando un oficial (del
cional, circunstancia que no fue óbice
Ejército) accedió a la jefatura del Esta-
para que firmara, el mismo día, un de-
do: el elegido fue un oficial retirado. En
creto prohibiendo, durante quince años,
efecto, el teniente general Gregorio Ál-
todas las actividades políticas autoriza-
varez –Comandante del Ejército en
das por la Constitución Nacional. Álva-
1978-1979, condecorado con la “Gran
rez gobernó durante la fase de la dicta-
Cruz del Libertador Bernardo
dura transicional (1980-1984/1985).
O’Higgins” y la “Orden Libertador Gene-
En el caso brasileño, una de las
ral San Martín”, por los dictadores Pi-
primeras disposiciones de la dictadura
nochet y Videla, respectivamente- re-
militar fue la promulgación del Ato Insti-
cién fue designado Presidente, por la
tucional Nº 1, el 9 de abril de 1964. Me-
Junta de Oficiales Generales, en sep-
diante él se procuró dotar de bases le-
tiembre de 1981, con la misión de llevar
gales a la nueva situación política e ins-
adelante un proceso de transición a la
titucionalizar la "revolución": se mante-
democracia que debía culminar (como
nían la Constitución del mismo año
efectivamente ocurrió) en la realización
1964, salvo en materia de los poderes
de elecciones libres el 25 noviembre de
del Presidente de la República, y el fun-
1984 y la asunción del nuevo presiden-
cionamiento de los partidos y el Con-
te electo en ellas el 1 de marzo de
greso Nacional -cuya legitimidad ema-
1985. Incluso el golpe de Estado –que,
naba, ahora, del propio Ato Institucional
en rigor, se ejecutó en dos momentos,
y era resultado "del ejercicio del Poder
febrero y junio de 1973- no fue perpe-
Constituyente, inherente a todas las re-
trado directamente por los militares, si-
voluciones"-, si bien aquél fue depurado
no por el propio presidente constitucio-
en su composición y limitado drástica-
nal, José María Bordaberry. El 27 de
junio de 1973, éste decretó la disolu-
ción del Congreso bicameral, el cual fue 11

reemplazado por un novel Consejo de Bordaberry, del Partido Colorado, in-


Estado, permaneciendo él en el ejerci- tentó inicialmente lograr un amplio
cio de la presidencia, a la cual había acuerdo político que garantizase la go-
accedido al ganar las elecciones de no- bernabilidad del país, pero fracasó. Sólo
viembre de 1971, con apenas 22.8 % le acompañaron la fracción colorada
de los votos y en medio de una fuerte quintista, de Jorge Batlle –que aportó
los tecnócratas neoliberales encargados
de la economía-, y minoritarios sectores
de la derecha nacionalista.
MATRIUSKAS DE TERROR 9

mente en el ejercicio de sus facultades. Finalmente, por su artículo 18º, el


El Presidente asumía importantes facul- AI-2 dispuso la extinción de los partidos
tades, arrebatadas al Legislativo. El ins- políticos existentes (que por entonces
trumento legal apuntaba a una nueva eran trece) y la observancia de rígidas
centralización y concentración de poder exigencias para constituir nuevos parti-
en el Ejecutivo, medida estimada nece- dos, fijadas por el Estatuto de los Parti-
saria para "la reconstrucción económi- dos (ley Nº 4.740, del 15 de junio de
ca, financiera, política y moral de Brasil" 1965) y Actos Complementarios. El 20
y para alcanzar el objetivo de "la res- de noviembre del mismo año fue pro-
tauración del orden interno y del presti- mulgado el Ato Complementar Nº 4, el
gio internacional de nuestro país", so- cual estableció las reglas o normas pa-
cavados por la acción del gobierno de- ra la creación de nuevos partidos políti-
rrocado, que "estaba deliberadamente cos, que no podían llevar denominacio-
intentando bolchevizar el país" [sic!]. nes de antiguos partidos. Los nuevos
El 27 de octubre de 1965 se firmó el partidos se formaron de arriba hacia
Ato Institucional Nº 2 (válido hasta el 15 abajo, a partir de una situación dada
de marzo de 1967, fecha de finalización (representación parlamentaria previa), y
del mandato del presidente Castelo no a la inversa, según movimientos en
Branco), instrumento que introdujo nue- el interior de la sociedad civil: fueron
vas enmiendas constitucionales y pro- partidos del Estado. Así surgieron la
fundizó el proyecto gubernamental de Aliança Renovadora Nacional (ARE-
institucionalización del Estado. En su NA), el partido oficial, y el Movimento
parte resolutiva, el instrumento legisla- Democrático Brasileiro (MDB), de opo-
ba sobre tres áreas, dos de ellas ati- sición. Ambos existieron hasta 1979,
nentes a las relaciones entre los tres cuando una nueva resolución los disol-
Poderes del Estado: vió para dar lugar a un sistema pluripar-
tidario.
1. el control del Poder Legislativo por
Un tercer Ato Institucional, el AI-3,
el Ejecutivo, que fue reforzado aún
del 5 de febrero de 1966, dispuso que
más;
de ahí en más los gobernadores esta-
2. el incremento del número de miem- duales se elegirían indirectamente por
bros del Supremo Tribunal Federal, mayoría absoluta de votos de las res-
incorporando ministros favorables a pectivas asambleas legislativas, me-
las posiciones del Ejecutivo, y la diante votación pública y nominal. A su
transferencia de los procesos judi- vez, la designación de los prefectos de
ciales por razones políticas a los todas las capitales estaduales sería pri-
Tribunales Militares; vativa de cada gobernador, mientras
que en las restantes prefecturas podrí-
3. el control de la representación polí-
an serlo por voto popular secreto.
tica.
La dictadura militar brasileña pre-
En materia de representación políti- senta, pues, sus singularidades respec-
ca, el AI-2 eliminó la elección directa to de las otras tres. Una de ellas es su
del presidente y el vicepresidente de la opción por un régimen político que in-
república, reemplazándola por la indire- cluyó, al menos como petitio principii, el
cta a través de un Colegio Electoral in- funcionamiento de partidos políticos y el
tegrado por la mayoría absoluta de Congreso y la periódica convocatoria a
miembros del Congreso Nacional y re- elecciones. Dicho de otra manera, fue
unido en sesión pública, en la cual los una dictadura que no negó totalmente
electores emitirían su voto nominal y la política y que, al dejar un pequeño
públicamente. espacio para ésta, no radicalizó la in-
10 WALDO ANSALDI

compatibilidad entre dictadura militar y unánime dentro de las Fuerzas Arma-


política. Es cierto que la actividad parti- das, donde se impuso como conse-
daria estuvo fuertemente condicionada cuencia de una correlación de fuerzas
(sobre todo hasta 1979-1980) y que las favorable y mediante la resolución de
reglas del juego electoral fueron modifi- conflictos de diferente magnitud y fre-
cadas toda vez que ellas mismas se cuencia.
volvían contra el propio partido oficial y, En cuanto a duración, las dictaduras
por ende, la dictadura. Con todo, puede militares argentinas fueron las más bre-
decirse que se trató de una dictadura ves: las dos duraron sólo siete años
con formato representativo. Es posible cada una, menos que los doce de la
que esa opción, manifestada como una uruguaya, los diecisiete de la chilena y
preocupación a veces obsesiva por la los veintiuno de la brasileña. Y suman-
legitimidad, guarde alguna relación -a do las dos, apenas superan la duración
modo de "enseñanza"- con la experien- de la uruguaya. No deja de ser curioso
cia del Estado Novo y su esfuerzo por que, en los cuatro países objeto de
encontrarle una al régimen, al menos nuestra atención, los militares con ma-
"para uso externo", como ha sugerido yor tradición golpista –esto es, con más
Aspásia Camargo, o bien a la "inaltera- golpes de Estado en su haber- sean, al
ble veneración por las formalidades le- mismo tiempo, los que registran el me-
gales" o la "propensión de los militares nor tiempo de ejercicio de la dictadura
brasileños por la legitimidad formal", (desde 1930 hasta 1983, nunca supe-
como prefieren Alves (1984: 144, n. 5) y rior a los siete años y meses). ¿Fortale-
Skidmore (1988: 170). No deben subes- za de la sociedad civil y capacidad de
timarse razones de otra índole, como resistencia de sus organizaciones?
las características personales de los ¿Debilidad e incapacidad de los milita-
principales jefes militares con poder de res? No hay una respuesta única y las
decisión. En este plano, las variables que se puedan formular no son simila-
micropolíticas no son desdeñables: así, res para la autodenominada “Revolu-
las posiciones del general Humberto ción Argentina” y para el también auto-
Castelo Branco, en Brasil, explícitamen- denominado “Proceso de Reorganiza-
te favorables a la democracia (o a su ción Nacional”. Tampoco, claro está,
retorno) o, en Argentina, las apetencias para las dictaduras anteriores. En con-
personales del almirante Emilio Masse- traste con la mayor participación de los
ra por construir un soporte político apto militares argentinos en la interrupción
para llegar a la presidencia (más que de la vida constitucional, sus camara-
para instaurar la democracia). Por otra das uruguayos, chilenos y brasileños
parte, en el caso brasileño, tampoco tuvieron, a lo largo del siglo XX, menor
debe olvidarse que la opción por la vi- incidencia, aún más baja en ejercicio di-
gencia electoral no fue de aceptación recto del gobierno.

LA BÚSQUEDA Y LA CONSTRUCCIÓN DE LEGITIMIDAD DE EJERCICIO

He dicho antes que las dictaduras no las prácticas corruptas, demagógicas y


tienen un principio de legitimidad propio degeneradoras de los políticos, las cua-
y, paradójicamente, tienden a autofun- les habían devenido creadoras de con-
damentarse precisamente en aquello diciones para la “subversión marxista”,
que su práctica niega, la democracia: o bien para instaurar una nueva demo-
las dictaduras se instalan, dicen los dic- cracia. Los testimonios no son escasos.
tadores y sus intelectuales, para restau- Aquí sólo citaré unos pocos, a modo
rar las democracias conculcadas por ilustrativo.
MATRIUSKAS DE TERROR 11

En Chile, el mismo 11 de septiembre de 1973, el Decreto-Ley Nº 1, hacía saber


que el propósito del golpe era “restaurar la chilenidad, la justicia y la institucionali-
dad quebrantada”. El general Augusto Pinochet prometió, unos días después:
12
“Chile volverá a su tradicional sistema democrático”
En Argentina, el general Jorge Videla expresaba, en los inicios de la dictadura:
Si hubiera que definir el aspecto negativo más importante contra el cual de-
bemos luchar todos, que ha ensombrecido el panorama argentino en los úl-
timos años, podríamos hacerlo con una sola palabra, según mi punto de vis-
ta: demagogia (...) La demagogia, agitada con fines puramente electorales a
través de slogans, rótulos y frases hechas, no hizo más que enfrentarnos en
antinomias estériles y confundirnos profundamente, al punto tal que es difícil
distinguir dónde está el bien y dónde está el mal. Esa demagogia, además,
por ser complaciente dio origen a la corrupción (...) Esta corrupción -
justamente por ser generalizada- motivó el trastrocamiento de los valores
tradicionales, es decir, subversión. Porque subversión no es más ni menos
13
que eso: subversión de los valores esenciales del ser nacional.
En el verano de 1977, el mismo dictador aseguraba que el objetivo final del Pro-
ceso de Reorganización Nacional –eufemismo inventado para ocultar la dictadura-
era alcanzar “un régimen político democrático capaz de gobernar, durante un largo
14
futuro, una sociedad abierta y pluralista”.
En Uruguay, los militares justificaron el desplazamiento del presidente Juan Ma-
ría Bordaberry, a mediados de 1976, con estos argumentos:
1 [E]l presidente de la República no acepta el futuro funcionamiento de los
Partidos Políticos Tradicionales. Entiende que éstos no tienen cabida en el
Uruguay del futuro (...) En cambio, las FF. AA: no quieren compartir el com-
promiso, la responsabilidad histórica de suprimir los Partidos Políticos Tra-
dicionales.
2 El señor Presidente de la República no acepta el pronunciamiento popular a
través del voto, porque considera que esa práctica de las democracias ac-
tuales es algo superado (...) En contraposición a esto, las FF. AA. sostienen
que la soberanía está radicada en la Nación y que, entre otras cosas, una
forma auténtica de expresión de esa soberanía, es el voto popular.
3 El señor Presidente de la República intenta responsabilizar a los Partidos
Políticos del menoscabo moral y material de la Nación, y no a los hombres
que fueron directamente responsables de ese menoscabo, para satisfacer
sus apetitos de poder. Las FF. AA., por el contrario, entienden que no debe
trasladarse al sistema la responsabilidad de errores y desviaciones persona-
les, sino que, en vez, deben administrarse las medidas que impidan que
15
esas influencias negativas continúen en el futuro.

12
El Mercurio, Santiago, 17 de septiembre de 1973.
13
Clarín, Buenos Aires, 25 de mayo de 1976 (las cursivas son mías).
14
Clarín, Buenos Aires, 30 de enero de 1977.
15
Comunicado político emitido por las Fuerzas Armadas el 12 de junio de 1976. Citado
por Caetano y Rilla (1987: 56-57).
12 WALDO ANSALDI

La señalada apelación a la restau- cia. Cristián Gazmuri (s.f.: 1) ha seña-


ración de la democracia no debe velar lado que, desde octubre de 1973, el sis-
un cambio significativo que, en mayor o tema democrático chileno fue conside-
menor medida, comparten las cuatro rado por los militares golpistas “la cau-
dictaduras: la de proponerse como sa misma de la crisis política” del país.
momento fundacional de un nuevo ré- El nuevo rumbo quedó fijado por dos
gimen político. Ya a comienzos de los documentos, la “Declaración de princi-
setenta, Alfred Stepan (1974: 315-316) pios” y el “Objetivo nacional”, dados a
había advertido que las experiencias conocer por Pinochet el 11 de marzo de
brasileñas y peruana, iniciadas en 1964 1974. El primero daba cuenta, funda-
y 1968 respectivamente, sugerían que mentalmente, de la “suspensión de la
las nuevas intervenciones de los milita- institucionalidad jurídica consagrada en
res latinoamericanos en la política se la Constitución de 1925; intervención y
orientaban ya no en la antigua dirección control de la prensa y las universida-
de custodios del sistema, sino en la de des; estado de sitio; toque de queda;
“encargados de su transformación”. Las persecución de los funcionarios del ré-
dictaduras de esa década ratificarán el gimen de la Unidad Popular; prohibición
diagnóstico, con independencia del de cualquier manifestación social;
hecho de sus disímiles, y a veces men- prohibición de la actividad sindical;
guados, resultados inmediatos. mantención del exilio”. El segundo, en
Los militares uruguayos se plantea- cambio, apuntaba al nuevo modelo
ron fundar una democracia limitada y económico: el neoliberal impulsado por
tutelada, a la cual le dieron forma cons- los Chicago boys chilenos, economistas
titucional y sometieron el proyecto – que llegaron a cargos ministeriales en
siguiendo el procedimiento exitoso de julio de 1974. La nueva institucionalidad
sus camaradas chilenos en 1977 y el a la que aspiraban las Fuerzas Arma-
mismo 1980- a un plebiscito, realizado das era la de una democracia protegida
el 30 de noviembre de 1980, que per- y autoritaria, la cual incluía componen-
dieron en una proporción de 3 a 2 (58 tes corporativistas tomados del fran-
% de los votantes lo hizo en contra y 42 quismo español y fue consagrada en la
%, a favor, concurriendo a votar el 85 % Constitución nacional de 1980.
del padrón). La derrota abrió el camino Huneeus (2000: 39) señala que el nue-
de la transición a la democracia. A jui- vo orden político “tuvo la pretensión de
cio de Luis Eduardo González (1984: ser una alternativa a la democracia oc-
28], “[e]l resultado del plebiscito de cidental, descalificada por obsoleta de-
1980 fue fundamentalmente un voto po- bido a su incapacidad para «defender-
lítico. No una reacción (favorable o no) se» de «la amenaza comunista»”. La
frente a los resultados de la política dictadura chilena prohibió la actividad
económica del gobierno, y en términos de los partidos políticos pero no pres-
relativos las opciones fueron claras: el cindió por completo de las elecciones,
«sí» fue un voto a favor del orden auto- aun cuando las mismas fueron no com-
ritario, y el «no» fue un voto por la re- petitivas (tales, la consulta del 4 de
democratización”. enero de 1978, el plebiscito constitucio-
Las Fuerzas Armadas chilenas, a su nal del 11 de septiembre de 1980 y el
vez, abandonaron pronto la supuesta decisivo plebiscito del 5 de octubre de
pretensión restauradora de la democra- 1988).
MATRIUSKAS DE TERROR 13

EL MODELO ECONÓMICO,
CAMPO DE DIFERENCIACIÓN CLAVE ENTRE LAS DICTADURAS

Si bien la DSN fue el sustento ideológi- sentido, es interesante constatar la va-


co de las dictaduras institucionales de riante brasileña de tal doctrina, caracte-
las Fuerzas Armadas latinoamericanas, rizada por el énfasis puesto en la rela-
en un marco de notable coherencia, sus ción entre desarrollo económico y segu-
contenidos y aplicación no fueron simi- ridad interna y externa, tanto que fue
lares en todos los países en los cuales conocida como Doutrina de Segurança
16
e Desenvolvimento (Seguridad y Desa-
fue utilizada como tal soporte. En ese 17
rrollo). Esta diferencia se aprecia en
16 la disímil política económica impulsada
Un caso diferente es el de las Fuerzas por las Fuerzas Armadas brasileñas,
Armadas peruanas, que también desa- claramente contrastante con la ad-
rrollaron, durante las décadas del cin- hesión a las posiciones del llamado,
cuenta y, sobre todo, del sesenta, una más tarde, Consenso de Washington,
doctrina de “progreso social y desarro- de ajuste estructural, neoliberales o ne-
llo integrado” de contenido nacionalista oconservadoras, característica de las
y reformista, en la cual se apreciaba la otras dictaduras del Cono Sur, muy es-
influencia de las posiciones de la Comi- pecialmente la chilena. Es cierto que la
sión Económica para América Latina dictadura brasileña se instauró antes de
(CEPAL) sobre la dependencia y el
subdesarrollo. La doctrina de los milita-
yo a la Movilización Social (SINA-
res peruanos –que se autoconsideraban
MOS). Ciertamente, el reformismo mi-
“combatientes contra el subdesarrollo”
litar peruano no postulaba construir el
al lado del pueblo- fue elaborada en el
socialismo sino terminar con la domina-
Centro de Altos Estudios Militares
ción oligárquica y desarrollar una de-
(CAEM) y tenía como nota distintiva
mocracia con amplia base participativa.
concebir la seguridad nacional en tér-
Ha sido caracterizado como un proceso
minos no sólo militares sino también
autoritario de incorporación de las cla-
económicos y sociales, en lo cual coin-
ses sociales populares urbanas y rurales
cidía con la de los brasileños. Tal doc-
en pos del objetivo del desarrollo del
trina sirvió de fundamento a la denomi-
país. La experiencia peruana comenzó
nada Revolución Peruana, el proceso de
cuando ya estaban instaladas dos dicta-
reformismo militar encabezado por el
duras institucionales de las Fuerzas Ar-
general Juan Velasco Alvarado, tras la
madas en el Cono Sur, la brasileña
toma del poder mediante un golpe de
(1964) y la primera argentina (1966).
Estado perpetrado el 3 de octubre de
Significativamente, como señalara Al-
1968. La experiencia se prolongó hasta
fred Stepan en su momento, el CAEM
el 29 de agosto de 1975, cuando el pre-
no contó con militares norteamericanos
sidente fue derrocado por otro golpe mi-
en su cuerpo de profesores, a diferencia
litar, encabezado por el general Francis-
de otros países (en Brasil, la misión nor-
co Morales Bermúdez. En el ínterin se
teamericana se extendió entre 1948 y
tomaron decisiones tales como la nacio-
1960).
nalización de la norteamericana Interna- 17
tional Petroleum Company, la reforma El texto más importante para entender la
de los aparatos estatales, la reforma posición de los militares brasileños en
agraria, la expropiación de las propie- la materia es el Manual Básico da Esco-
dades de los grandes terratenientes y la la Superior de Guerra, publicado por su
creación del Sistema Nacional de Apo- Departamento de Estudios en 1976.
14 WALDO ANSALDI

la aparición de esas posiciones, pero nacional sin un alto grado de desarrollo


también lo es que ella se prolongó has- económico, el cual debía incluir la in-
ta 1985, tiempo para el cual ya se habí- dustrialización, el efectivo aprovecha-
an llevado adelante las experiencias miento de los recursos naturales, la
chilena, argentina y uruguaya. Pero el construcción de una extensa red de
modelo económico de éstas no sirvió transporte y comunicaciones (con la
de estímulo a la introducción de cam- función de integrar el territorio nacional,
bios por parte de los dictadores brasile- tarea en la cual se asignaba destacada
ños. Es claro que éstos optaron, tam- importancia a las autovías y los ferroca-
bién ellos, por una fuerte apertura a la rriles), el entrenamiento de una fuerza
inversión de capital extranjero, pero no de trabajo altamente calificada y el de-
debilitaron al Estado. Así, una de las sarrollo científico y tecnológico. Para el
primeras medidas tomadas por el go- logro de estos objetivos, en definitiva, la
bierno del general Humberto Castelo construcción de un “capitalismo moder-
Branco (el primero de los dictadores) no”, los teóricos de la Escuela Superior
fue –en el marco de la llamada Reforma de Guerra brasileña consideraban clave
Administrativa- la creación del Ministe- la fuerte intervención del Estado en el
rio de Planeamiento y Coordinación planeamiento económico nacional, en
Económica, al que se encargó coordi- la inversión en infraestructura e incluso
nar y aplicar el modelo económico, faci- no desdeñaban la eventual apropiación
litando la inversión extranjera y aumen- directa de los recursos naturales por
tando la tasa de acumulación de capi- parte del propio Estado. Alves (1984:
tal. 50) considera que los militares de su
El programa económico global de la país fueron, a lo largo del ejercicio de la
dictadura brasileña formulaba como ob- dictadura, notablemente coherentes
jetivos la racionalización de la econo- con esos principios. Así, es posible
mía por la concentración del capital en constatar que la participación del Esta-
las industrias más eficientes y el estí- do en el planeamiento y la regulación
mulo a la penetración del capital multi- de la economía alcanzó “niveles inédi-
nacional más moderno y productivo, en tos de centralización” a partir de 1964,
total correspondencia con una de las aumentando también considerablemen-
premisas de la Doctrina de la Seguridad te la intervención del Estado en la pro-
Nacional y Desarrollo en cuanto a los ducción directa en la explotación de re-
efectos considerados benéficos de la cursos naturales mediante empresas de
inversión multinacional: la mejor mane- su propiedad (esto es, el Estado como
ra de desarrollar a Brasil consistía en propietario de medios de producción).
transformar a la economía del país en Trátase, pues, de un modelo de de-
área prioritaria para la inversión extran- sarrollo capitalista fundado o basado en
jera. una alianza entre capitales estatales,
Para los teóricos de la Doutrina de privados multinacionales y privados
Segurança Nacional e Desenvolvimento brasileños (o locales y/o nacionales, si
-elaborada en la Escola Superior de
Guerra (ESG) a lo largo de veinticinco
años y entre cuyos autores descolló te de la República, el general Eurico
largamente el general Golbery do Couto Dutra. En ella siempre fue importante el
18 papel de los civiles, incorporados por su
e Silva - no podía haber seguridad formación profesional en las áreas de la
industria, la educación, las comunica-
18 ciones y la actividad bancaria. Debían
La ESG brasileña fue creada en abril de poseer título universitario o equivalente
1949, mediante un decreto del presiden- y probada capacidad de liderazgo.
MATRIUSKAS DE TERROR 15

se prefiere). No es sólo una alianza tecnoburocracia, a fines de los años se-


económica, sino también una alianza tenta, constituye un aspecto clave para
política entre la tecnoburocracia y el el proceso de democratización (Pereira,
20
capital industrial. Según Luíz Carlos
1978).
Bresser Pereira (1985: 103), ella "da
La economía pergeñada por la dic-
especificidad (y fuerza política) al régi-
tadura brasileña se diferenció, enton-
men militar brasileño”. Como alianza,
ces, de las otras tres. En efecto, el mo-
ella “no se vuelve bien definida hasta
delo llevado adelante por ella se inscri-
aproximadamente 1967. Los militares,
bió dentro del llamado nacional-
bajo la influencia de la UDN [Unión
desarrollista (cuyos mayores logros se
Democrática Nacional, el partido de la
alcanzaron, aun sin romper la depen-
derecha liberal creado en 1945], bus-
dencia ni instaurar un capitalismo autó-
can inicialmente, por un lado, aliarse a
nomo, en Brasil, precisamente, y en
la tecnoburocracia civil estatal y, por el
México, más allá de las diferencias en-
otro, encontrar apoyo en las clases me-
tre una y otra experiencia). En Brasil,
dias pequeño burguesas (tradicionales)
ese modelo se prolongó a lo largo de
y en la burguesía agrario-mercantil. Pe-
unos veinticinco años (circa 1955-
ro después perciben que la fuerza es-
1980), y tal vez diez más, hacia atrás, si
taba con el capital industrial y con el
se atienden a ciertas características de
capital bancario, y ambos se alían de
la década que sigue a la caída del Es-
forma decisiva".
tado Novo. Sus características principa-
Pereira añade que "el pacto político
les fueron cuatro:
autoritario y excluyente" se conforma
entre 1964 y 1968, basado en la triple 1. El Estado fue el principal sujeto del
alianza de la tecnoburocracia estatal, la desarrollo, cumpliendo diferentes
burguesía local y las empresas multina- funciones (planificación, ejecución
cionales. "La fuerza de ese pacto reside de políticas, productor directo);
en la circunstancia de que la tecnobu-
2. El énfasis fue puesto en la industria-
rocracia en el poder haya sabido reco-
lización del país, dando prioridad al
nocer el hecho de que, tanto el capital
mercado interno, al cual se blindó
local como el multinacional eran ya pre-
mediante barreras arancelarias y no
dominantemente industriales. Su carác-
arancelarias y un rígido control esta-
ter excluyente se traduce en la exclu-
tal del comercio exterior;
sión radical, de carácter económico y
político, de los trabajadores y de am- 3. Se apeló al endeudamiento externo
plios sectores de la clase media asala- –en fuentes “multilaterales” (orga-
riada y de la pequeña burguesía" (Pe- nismos internacionales) y privadas-
reira, 1985: 104; las cursivas son mí- para cubrir la aducida insuficiencia
19
de recursos internos;
as). A juicio de Luiz Bresser Pereira,
esa triple alianza es tan importante, es-
tratégicamente, que la ruptura, dentro 20
de ella, entre la burguesía local y la La alianza entre tecnócratas y militares
estuvo presente en los cuatro casos,
19 aunque no se expresó de la misma ma-
Curiosamente, en este aspecto el mode- nera, o con los mismos sujetos. En Ar-
lo económico de la dictadura brasileña, gentina, por caso, la burguesía nacional
más allá de las sustanciales diferencias fue excluida del bloque de poder). El es-
estratégicas, anticipa una coincidencia, tudio comparado de ella(s) constituye
también de carácter estratégico, con el un punto central de nuestra investiga-
de las otras tres del Cono Sur. ción
16 WALDO ANSALDI

4. La política industrialista fue sosteni- chilena y uruguaya, en distinta magni-


da por un trípode constituido por tud y también con distinto resultado.
empresas estatales, multinacionales Como se sabe, Chile avanzó más que
y privadas de capital brasileño (na- ningún otro país –en la etapa de las dic-
cional o local). taduras institucionales de las Fuerzas
Armadas- en la desarticulación del Es-
La dictadura brasileña modificó par-
tado, aunque conservó para éste el
cialmente el modelo al redefinir sobre
control de un recurso estratégico como
todo el cuarto componente de la estra-
el cobre, por ejemplo. La tercera –el
tegia, el que adquirió la forma indicada
endeudamiento externo- se mantuvo e
por Luiz Carlos Bresser Pereira. SI se
incluso acrecentó, y la cuarta, la alianza
presta atención, se advertirá inmedia-
entre clases y Estado, se redefinió de
tamente que las dos primeras caracte-
diferentes maneras en cada uno de los
rísticas del modelo nacional-
casos.
desarrollista fueron cuestionadas radi-
calmente por las dictaduras argentina,

COLOFÓN

En el tiempo y el espacio dados para gen del nivel actual de conocimiento


esta contribución, he querido plantear que tenemos de un problema a investi-
algunas –y sólo algunas- grandes lí- gar. Aun así, pueden resultar útiles y
neas para un futuro análisis de sociolo- estimulantes para una mejor compren-
gía histórica analítica, explícitamente sión de todas y cada una de esas dic-
comparativa, de las dictaduras institu- taduras y del papel que jugaron en el
cionales de las Fuerzas Armadas. No cambio del patrón de acumulación del
ha sido mi intención dar cuenta de to- capital, y con él, en las formas de ac-
das las cuestiones, ni establecer un or- ción y resistencia de las clases subal-
den de prelación de las mismas. Las ternas.
aquí tratadas, aún con sus límites, sur-

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Fundación Ross, Rosario.

CÓMO CITAR

Si usted cita este texto, por favor siga la siguiente indicación para una correcta re-
ferencia bibliográfica:
ANSALDI, Waldo: ““Matriuskas de terror. Algunos elementos para
analizar la dictadura argentina dentro de las dictaduras del Cono
Sur”, en Alfredo R. Pucciarelli, coordinador, Empresarios, tecnócratas
y militares. La trama corporativa de la última dictadura, Siglo Veintiu-
no Editores, Buenos Aires, 2004, pp. 27-51.
Muchas gracias por su observancia.

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