Está en la página 1de 3

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL Y DESARROLLO HUMANO

UNIVERSIDAD DEL VALLE

ASIGNATURA: POLITICA Y PROBLEMÁTICA SOCIAL COLOMBIANA


ESTUDIANTE: LINDA MARCELA SÁNCHEZ
CÓDIGO: 201628441

Reseña sobre el capítulo “La Política y la Administración Publica”


Referencia bibliográfica: Peters, B. G. (1999). Capítulo V: La Política y la Administración
Pública. En: La Política de la Burocracia. México: Fondo de Cultura Económica.
El objetivo de este capítulo es analizar la relación existente entre dos actores políticos: la
administración pública y los grupos de presión de la sociedad, interacción que influye sobre las
decisiones administrativas en el marco de la política en el gobierno moderno. Inicialmente, el autor
plantea que la separación artificial entre la administración y la política, es ante todo estratégica,
dado que proporciona beneficios para ambos bandos, en cuanto direcciona las políticas públicas
hacia los intereses de dichos grupos, a la vez que para la administración pública representa mayores
niveles de aceptación por parte del pueblo. La interrelación entre la burocracia y los diferentes
grupos puede generarse de diversas formas, directas o indirectas, dependiendo de si sucede a través
del clientelismo o si tiene un carácter de parentela o legítimo.

Para explicar mejor lo anterior, Peters plantea los llamados “tipos de la política burocrática” donde
distingue varias dimensiones básicas de la actividad política de los administradores, en las cuales
se cruzan dos variables: el nivel de formalidad y la supervivencia de las políticas. La primera es la
dimensión "interna-externa", que tiene relación con la supervivencia de las políticas, donde
confluye la rendición de cuentas, por medio de la cual otros organismos formales pueden tratar de
limitar la autonomía de la burocracia pública y el Cabildeo administrativo, puesto que
generalmente hay grandes oportunidades de la acción e influencia de ciertos grupos sobre el
proceso de formulación de políticas en la burocracia. La segunda dimensión de la política
administrativa es el nivel de formalidad, muchas veces los administradores actúan en respuesta a
un compromiso previo con otros funcionarios públicos en pro de intereses particulares, al mismo
tiempo, si bien algunos grupos no son oficiales, inciden en el apoyo público hacia la política
pública, elemento fundamental para que sea posible justificar programas y financiamientos futuros.

Continua desarrollando su idea de que para subsanar el conflicto procedente de las diferentes
demandas de los grupos de presión y de la administración, se deben conciliar ambos intereses para
la toma de decisiones, reiterando que esto implica un mutuo beneficio, ya que los administradores
obtienen fundamentalmente el apoyo político e influencia de los grupos de presión en sus
relaciones externas con otras instituciones políticas, así como la información que estos aportan
para la elaboración, defensa y en ultimas, supervivencia de las políticas. Paralelamente, los grupos
de presión reciben el acceso al proceso político y cierta influencia sobre las decisiones que se
tomen. A partir de allí, el autor sostiene que las interacciones que se pueden dar entre estos actores
políticos son de diferentes tipos, según su alcance, influencia, estilo e impacto.
En primer lugar menciona la interacción legitima, refiriéndose a los grupos de presión que
participan participa en forma legal y oficial en el proceso de elaboración y administración de las
políticas públicas, menciona los arreglos corporativistas como un ejemplo de ello, afirmando que
esta relación muchas veces se torna monopólica, es decir, grupos de interés limitados, influyen en
un área particular de las políticas, esto se refleja cuando el gobierno paulatinamente adopta más y
más mecanismos de prestación de servicios. Actualmente, bajo la figura de “pluralismo
corporativo” se busca integrar a más redes y comunidades de interés con las decisiones del
gobierno. El autor incluye otras pautas de interacción legitima como la consulta requerida o
“sistema de permiso” a través de la cual los organismos administrativos que están preparando
nuevas regulaciones, consultan la opinión de los grupos de presión, solicitando su consejo e
información en torno al tema. En cuanto a la ejecución, sostiene que la administración cede, pero
también los grupos pierden una porción de su autonomía. Los efectos de esta interacción pueden
ir en dos vías: la restribución (cuando las decisiones tenderán a quitarle a un grupo para darle a
otro) o la autorregulación, que permite que las organizaciones administren sus propios asuntos y
así administren esencialmente un sector de la política pública para el gobierno.

En segundo lugar, están las relaciones de clientela o simbióticas, donde un numero limitado de
grupos de presión influyen sobre la política pública, sobreponiendo intereses privados al interés
público, el Estado también otorgan privilegios a estos grupos, lo que paralelamente va
disminuyendo su legitimidad ante la opinión pública. En tercer lugar, el autor habla de una relación
de “parentela” la cual “(…) describe una situación de parentesco o de estrechos lazos fraternales
entre un grupo de presión y el gobierno o el partido político dominante” (p.328). En este caso, el
grupo de presión obtiene acceso a la toma de decisiones administrativas mediante una especie de
“apadrinamiento” es decir, la disposición del partido a interceder a su favor con la burocracia, y
así controla la elaboración de políticas burocráticas. Este tipo de relación permite que el partido
hegemónico imponga su control a una porción cada vez más grande de la sociedad y la economía.

Por último, se encuentran los procesos de grupos de presión llamados “ilegítimos” ya que sus
practicas están por fuera de las acciones políticas normales y por lo general evitan relaciones con
el gobierno por razones ideológicas, en su esfuerzo por ejercer alguna influencia acuden a la
protesta, las manifestaciones y la violencia, aunque no necesariamente, para tratar de imponer sus
reclamaciones políticas. A modo de reflexión, considero que el escenario político de Colombia,
como el de cualquier país “democrático”, es un espacio donde entran en conflicto diversos
intereses, sin embargo, históricamente la toma de decisiones ha estado y está direccionada por el
clientelismo y la parentela, y ese “no reconocimiento” de grupos de presión alternativos por parte
de la estructura política legitima, desemboca en técnicas de manifestación no deseables desde una
perspectiva social y económica, agenciados por “grupos ilegítimos” cuyos intereses están muy
lejos de ser escuchados, o aún más, efectivamente incidir en la formulación de las políticas
públicas.
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL Y DESARROLLO HUMANO
UNIVERSIDAD DEL VALLE

ASIGNATURA: POLITICA Y PROBLEMÁTICA SOCIAL COLOMBIANA


ESTUDIANTE: LINDA MARCELA SÁNCHEZ
CÓDIGO: 201628441

También podría gustarte