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Ysmael Hernández
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23.07.2010
6 minutos de lectura
Introducción
Las transformaciones que está viviendo el mundo en materia económica, educativa, social, política y
cultural, aunado a los grandes avances de la ciencia, la tecnología y la información en estos tiempos ha
producido un nuevo contexto socio histórico donde la sociedad humana cada día debe asumir los cambios
y retos que le impone la sociedad de la información y el conocimiento.
Todos estos cambios han impactado al sistema educativo universitario en el mundo estableciendo una
nueva concepción filosófica en los docentes y en las instituciones de educación superior. Esta realidad
conlleva al surgimiento de nuevos requerimientos y prácticas de gestión para el docente, para responder de
forma eficiente y efectiva a los cambios que experimentamos hoy en día en este sector.
Estas exigencias provocadas por la sociedad del conocimiento ha tocado a las universidades y a todos
sus miembros en el mundo, y particularmente en Latinoamérica y Venezuela, todos estos procesos
continuos de cambios ha producido la necesidad de formularse una nueva visión, sobré el papel del
docentes investigador y los retos que estos deben asumir al igual que las universidades en el siglo XXI.
La dinámica del siglo XXI ha generado un mayor acceso a la información y a los conocimientos, ya que
sus efectos y alcances han provocados cambios en la estructura educacional, todo este fenómeno ha
generado transformaciones en las universidades y en los docentes generando cambios en la visión, la
misión y las nuevas prácticas de perfeccionamiento profesional, con el objetivo de insertarse de forma
efectiva y acelerada a los cambios del siglo.
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Pérez y Cely (2004: 252) indican que los desarrollos tecno-científicos deben servir y coadyuvar al
crecimiento, ya que todos los procesos de la vida giran en torno a la gestión de la información y el
conocimiento.
Antes esta realidad, el sistema educativo universitario en el mundo ha replanteado sus políticas
educacionales en relación con las prácticas pedagógicas, didácticas e investigativas la cual conlleva al
surgimiento de nuevos requerimientos y prácticas de gestión para el docente universitario en ejercicio, esto
con el propósito de responder de forma eficiente y efectiva a los cambios que se viven hoy en día en este
sector de los saberes, no estableciendo puntos de llegada, sino procesos de perfeccionamiento y desarrollo
para la gestión formativa de las competencias profesionales e investigativas del docente universitario en
ejercicio.
Así mismo, el desarrollo de la investigación debe ser la punta de lanza para los cambios y transformaciones
que necesita los países todo este proceso de gran complejidad por su propia dinámica y naturaleza
necesita de presupuestos justos para las universidades y los centro de investigación, además de otras
políticas de incentivos motivacionales para que el colectivo docente de las universidades o centros de
saberes logre insertar docentes en todas sus categorías para que la investigación más que compromiso
sea algo intrínseco del ser.
Albornoz (1991), plantea que la universidad venezolana se ha convertido, por razones estructurales “en una
factoría de títulos profesionales, habiendo omitido otras funciones como aquellas buscadoras del saber
puro y aplicado para resolver de manera eficaz y económica los grandes y pequeños problemas
nacionales.” Es importante resaltar que los docentes universitarios en ejercicios tienen en la investigación
una vía estratégica y oportuna para la generación de conocimientos y nuevas prácticas educativas e
investigativas para la solución de problemas socioeducativos e institucionales, así como también para el
desarrollo personal y el perfeccionamiento de ellos mismos.
Desarrollo
La docencia y la investigación.
La universidad venezolana se ha visto limitadas y afectada por el bajo desarrollo de las investigativa, toda
esta realidad ha producido la necesidad de impulsar y motivar al colectivo docente a reflexionar ante tal
situación.
Esto, según Torres (citado en Lara, 1994), se debe a diversos motivos, entre ellos: “presupuestos
deficitarios, masificación estudiantil, ausencia de planificaciones y proyecciones, inadecuada preparación
de los docentes y reformas improvisadas” que ha impactado a este sector de los saberes.
Es importante destacar en opinión del autor que la docencia y la investigación es una unidad monolítica que
representa un factor de importancia en la búsqueda del saber y de nuevos conocimientos en las diferentes
ramas, tanto naturales como humanísticas. Las universidades y su colectivo docente tienen el reto de
generar y promover el conocimiento, porque este es el instrumento por excelencia a través del cual se
puede reflejar la realidad de un país, de la comunidad y de la misma institución.
Desde esta perspectiva, consideramos que el docente en ejercicio debe participar activamente en la
investigación de su propia práctica, lo que implica que docencia e investigación deben estar estrechamente
unidas y ser asumidas por el educador como un actividad intrínseca de el como ser socializador y productor
de conocimiento.
Para asumir estos procesos, el docente en ejercicio debe incorporarse a un proceso de desarrollo y
perfeccionamiento profesional relacionados con cursos de especialización, maestría y doctorado, lo cual
conducirá no sólo a convertirlo en un especialista en el área de conocimiento, sino que lo proveerá de las
herramientas técnico científicas, dominio conceptual y procedimental adecuado para hacer investigación.
Sin duda que el desarrollo de la investigación es una ocupación de compromiso del docente con y para la
sociedad, la universidad lo que constituye un imperativo, ya que las consecuencias de dicha actividad crean
un aporte favorable a los problemas emergen de la sociedad. De igual forma, los productos de la
investigación y la praxis cotidiana de la misma por parte de los docentes investigadores, significa una
contribución reveladora para el mejoramiento de la calidad de la docencia y de desarrollo profesionalen
tiempos de cambio.
En opinión del autor, para perfeccionar el proceso de formación del docente investigador universitario es
necesario aplacar mejoras significativas en las investigaciones a nivel institucional tanto académicas como
financieras esto con el objetivo de estimular y propiciar los ejes que involucren recientes formas de realizar
investigaciones de calidad y garantizar diversidad de perspectivas en el contexto académico, científico y
ético.
Por otra parte dentro de las políticas de estimulo propiciadas por las universidades y diferentes entes
especializados en el área, se hace necesario que el investigador deba ser clasificado considerando las
jerarquías de los investigadores de acuerdo a los criterios del Consejo de Desarrollo Científico y
Humanístico de la Universidad, esto con el objetivo de formar y contar con investigadores de calidad
capaces de responder a los retos de la sociedad del conocimiento.
A partir de estos argumentos es necesario expresar que la formación del docente investigador ha de
interpretarse como el proceso complejo y de compromiso donde deben coadyuvar el interés del docente de
la institución y el estado con la finalidad de producir y desarrollar profesionales comprometidos con esta
actividad y capaces de responder a los retos de la sociedad.
En este sentido, nos inscribimos en los planteamientos de autores como Bedoya (2000) y Magendzo
(2003), quienes enfatizan en la necesidad de una investigación integradora orientada a la formación de una
auténtica actitud investigativa crítica que supere las dificultades epistemológicas que en la actualidad
encuentran los docentes en el ejercicio.
Desde esta perspectiva el docente se concibe como un creador de experiencias para la producción de
conocimientos que promueve el trabajo investigativo participativo como parte de sus actividades cotidianas,
haciendo reflexión y búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad.