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El dios Kane, creador del mundo

Es de sobra conocido que, a lo largo de la Historia de la Humanidad, las diferentes


sociedades crearon sus propios mundos supraterrenales con el fin de poder dar
explicación a los fenómenos que no eran capaces de entender. De este modo, en
todas ellas aparecen varias “escenas” y relatos comunes, que indican la
preocupación universal por responder a las grandes preguntas que siempre han
acechado al ser humano: ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde
vamos?.

En este sentido, los mitos creacionistas son una constante a lo largo y ancho de la
geografía mundial y se remontan al inicio de los tiempos (nunca mejor dicho).
Conocemos, así, los mitos griegos y romanos acerca de la creación del Universo y,
por supuesto, el relato cristiano del Génesis, entre otros muchos.

Aunque tal vez estos sean los más cercanos a nosotros, por una cuestión de
cercanía cultural, hoy vamos a conocer uno de los que son contados casi en
nuestras antípodas: la leyenda hawaiana de Kane, el dios supremo de la creación
y de la procreación. Si bien es cierto que en la cosmogonía polinesia la creación del
mundo se suele atribuir a la deidad del mar, Tangaroa, las enormes distancias que
existen entre una isla y otra promovieron que se desarrollasen variedades locales
en cada una de ellas. De esta forma, Kane pertenece a la mitología hawaiana,
cuyos habitantes le rendían un culto “suave” (sin incluir ningún tipo de sacrificios, ni
humanos ni animales).

La leyenda narra la creación por parte de este dios de tres mundos distintos: los
cielos superiores, los cielos inferiores y la tierra; llenos de oscuridad, Kane creó la
luz y con la ayuda de los dioses Ku (deidad de los antepasados) y Lono (dios de
los cielos) pobló la tierra con seres vivos. La primera pareja humana también tuvo
un destino fatal: Kane los condenó a morir por osarse a mostrar una gran
independencia.

Posteriormente, el dios se retiró a los cielos superiores y los hawaianos le recuerdan


cada vez que pronuncian el nombre de la tierra en su argot tradicional: “Ka-honua-
nui-a-Kane” (“La gran tierra de Kane”).

Sin embargo apenas hay imágenes del dios, quizás por temor a desatar su ira,
patente en los títulos que ostenta (“el tonante” o “los relámpagos que parpadean en
los cielos”).

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