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INTRODUCCIÓN:

Con esta charla pretendemos que los chicos puedan conocer quiénes son en Cristo: en
primero lugar que fueron adoptados por medio de Él, en segundo lugar que tienen poder y
autoridad para vivir como Él vivió y en tercer lugar para que entiendan que la vida cristiana
se basa en dejar que Él sea siempre en nosotros.

DESARROLLO:

El hombre fue creado para reflejar la naturaleza de Dios:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;
y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra sobre la tierra.”
​Génesis​ ​1:26​ ​RVR1960​​

Dios le dio un derecho legal sobre la tierra. Es algo que Dios estableció, solo puede
gobernar en la tierra alguien con un cuerpo físico y un alma. Y sabemos que Dios nunca va
más allá de su Palabra.

Pero Adán escogió una vida del yo en lugar de una vida divina; por tanto, Dios tuvo
que reunir todo lo que estaba “en Adán” y eliminarlo. De este modo Dios le dijo a la
serpiente que vendría en un cuerpo físico y la destruiría:

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá
en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”
​Génesis​ ​3:15​ ​RVR1960​​

La Autoridad de Cristo

Cuando Cristo vino a la tierra cumplió aquello que Adán no pudo hacer redimiéndonos de
nuestra vieja naturaleza pecaminosa y dándonos la suya, esta es aquella que estaba en el
Edén antes de la caída, la que refleja a Dios.

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
​S. Lucas​ ​19:10​ ​RVR1960​​

“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán,
espíritu vivificante. ​1 Corintios​ ​15:45 ​RVR1960​​

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la


tierra.”
​S. Mateo​ ​28:18​ ​RVR1960​​
Jesús operaba en el poder de Adán antes dela caída, al no tener pecado, la muerte no
podía tocarle y los demonios se le sujetaban, sanaba enfermos y tenía poder de hacer
milagros creativos. Cristo recuperó lo que perdimos en el Edén y nos lo otorga consigo.

Jesús era el Reino de los cielos en la tierra y adonde Él iba todo lo del Reino iba con Él.
Todo lugar donde Jesús pisaba, todo lo que tocaba, aún sus Palabras, transformaban el
lugar; y lo que estaba desordenado se ordenaba, lo que estaba destruido se restauraba y lo
que estaba muerto revivía. ¡Este es el poder del Hijo!

Restaurando Nuestra Identidad: Coherederos con Cristo:

De este modo Cristo, el primogénito Hijo, el primogénito de la resurrección y el autor y


consumador de la fe nos llama al arrepentimiento y a morir para que Él viva en nosotros.

Solo es cuando morimos a nosotros y nacemos de nuevo que somos adoptados por Dios
para pasar a ser parte de su familia:

“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual
clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de
Dios por medio de Cristo.” ​Gálatas​ ​4:6-7​ ​RVR1960​​

Cuando nacemos de nuevo nuestro espíritu revive y este puede tener comunión con el
Espíritu de Dios quien nos da la seguridad de nuestra adopción:

“porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras
de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos,
también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
​Romanos​ ​8:13-17​ ​RVR1960​​

Esto es sumamente importante, pasamos de ser merecedores del castigo eterno a ser
coherederos del Reino. Y si Cristo está en nosotros llevamos el Reino en nosotros, donde
vayamos debemos transformar el lugar.

La autoridad y el poder:

De este modo no se trata ya de lo que hacemos sino de lo que somos. Y solo somos hijos
de Dios cuando el Hijo vive en nosotros, Él no solo nos da Su salvación sino que además
nos otorga todo lo que en el Hijo operaba:

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios;”
​S.Juan​ ​1:12​ ​RVR1960​​
La palabra “potestad” tiene dos raíces las cuales una de ellas significa “autoridad” y la otra
“poder”. Al ser hijos Dios nos otorga junto con su Hijo su autoridad y su poder.

Por ende tenemos la autoridad ante todo lo que ocurre en lo espiritual y el poder del Espíritu
para ejercer esa autoridad.

“Y estas señales seguirán a los que creen: ​En mi nombre​ echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera,
no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
​S. Marcos​ ​16:17-18​ ​RVR1960​​

Esta potestad debe ser creída y mientras más uno cree en ella más efectiva es en nosotros.
Podremos entonces declarar las verdades de Dios con poder y certeza de su efectividad:

“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que
desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”
​S. Mateo​ ​18:18​ ​RVR1960​​

Dejando que Él sea en nosotros:

No obstante esta potestad no debe creerse nuestra, sino de Cristo en nosotros. El hombre
natural solo tiene poder en lo natural, pero es el hombre espiritual quién lo tiene en lo
espiritual. ¿De qué modo lo espiritual puede gobernar lo natural? Cuando el hombre otorga
su autoridad natural.

“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”
1 Corintios 15:49 RVR1960

Esto nos lleva a un punto controversial: el ser humano siempre está bajo una autoridad
espiritual. La rebelión del hombre le dejó abierto a la influencia de las fuerzas espirituales
negativas que buscan destruir a la humanidad.

Los seres humanos siempre vamos a servirle a alguien. Podemos servirle al Dios de la Vida
o a las fuerzas de la muerte, pero siempre vamos a servirle a alguna potencia espiritual.

Hasta que el señorío de Cristo sea un punto establecido en nuestros corazones, el


Espíritu no puede operar con eficacia en nosotros. Si no le damos a Cristo absoluta
autoridad en nuestras vidas, aunque Él pueda estar presente, no puede ser poderoso.
El poder del Espíritu se retiene.

La vida en el Espíritu se basa en dejar de ser todo lo que somos y comenzar a dejar que Él
sea en nosotros ¡morir completamente! Cuando creemos que algo no podemos lograr es
cuando estamos pensando con nuestra naturaleza y luchando con nuestras propias fuerzas,
pero el hombre interior declara: Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.
Solo dejando que Cristo nos gobierne es que puede gobernar en la tierra y transformar las
cosas para que sea igual a su Reino.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.”
​Gálatas​ ​2:20​ ​RVR1960​​

CONCLUSIÓN:

Concluimos entonces con lo expuesto, solo a través del Hijo es que podemos recuperar la
identidad que teníamos en el Edén, esta identidad tiene como propósito reflejar la imagen
de Dios en la tierra y solo se logra otorgandole total dominio sobre nuestra vida.

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