Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TOPOLOGIA
ELEMENTAL
Un saber previo
a la lectura de
L
Jacques Lacan
ISBN: 987-99569-0-7
GERARDO MAESO
A mis amigos psicoanalistas...
EL AUTOR
TOPOLOGIA ELEMENTAL
Las propiedades de las figuras que se estudian en Geometría
Elemental dependen por lo general de sus medidas.
Así, decimos que dos triángulos son iguales si tienen sus tres
lados correspondientes iguales.
Para poder verificar dicha igualdad es necesario medir dichos
lados. Estas propiedades que dependen de las medidas de las figu
ras son propiedades métricas y para el estudio que vamos a realizar
NO NOS INTERESAN. Por lo tanto, dejemos lo escrito anterior
mente a modo de Introducción y concentremos nuestra atención
en la siguiente figura, la cual, como vemos, es una circunferencia
que divide a la superficie de la
hoja de papel en la que está
dibujada en dos partes. Una parte
es la zona rayada que ella en
cierra y la otra parte es el resto
de la hoja.
En esta figura se verifica
que: Io) Dos puntos de una
misma parte pueden unirse siem
pre dibujando una línea que
nunca cortará a la circunferen
cia. 2o) Si unimos mediante
una línea dos puntos que pertenezcan a cada una de las partes,
ésta cortará siempre a la circunferencia. 3o) Toda línea cerrada
que dibujemos en cualquiera de las dos partes limita una superficie
que pertenece totalmente a la parte en que ha sido dibujada.
Lo dicho puede verificarse en los dibujos que se encuentran
en la página siguiente.
Estas propiedades se siguen cumpliendo si en lugar de dibujar
una circunferencia dibujamos un triángulo, un cuadrado, o una
superficie encerrada por una línea cerrada cualquiera.
SUPERFICIE
-0 .3 * AIRE DE I
: SEPARACION AIRE SEPARACION ;
¡REVERSO DE ANVERSO DE
; LA HOJA LA HOJA
! AIRE ----------- AIRE
La figura anterior representa a una hoja de papel vista de
perfil, a la cual se le ha exagerado el espesor.
De todas formas, como para materializar determinados mode
los topológicos no tendremos más remedio que valemos de una
hoja de papel, deberemos imaginar que esta hoja de papel carece
de espesor y además, para que cada una de sus caras se pueda asi
milar a cada uno de los lados de
la superficie bilátera, deberemos
considerar a una de las caras de espesor
la hoja de papel como vista desde
el aire(l) que es realmente desde (2 ) (i:
donde nosotros la miramos, y a
!a otra cara, si bien la miramos de
la misma forma(2) deberemos
imaginar que la miramos desde a íre
adentro del papel(3). AIRE
Siempre que para nuestros
ejemplos utilicemos una hoja de
papel, lo haremos considerándola
de esa manera. *
Supongamos ahora que es
tuviéramos contemplando el agua
contenida en una pileta de nata- ~sirT
ción, y que en su superficie viéra- _y % espesor
mos reflejada la imagen de un ¡jei ^
edificio pintado de amarillo y
ubicado de forma tal que todos los rayos luminosos que de él pro
vienen se reflejen totalmente en la superficie del agua, como desde
nuestro lugar veríamos el lado de la superficie que da hacia el aire,
es obvio que la veríamos con un reflejo amarillo.
Si miramos a esta misma superficie desde abajo del agua
veríamos el lado de ella que da hacia el agua. Dado que al estar
bajo el agua el reflejo amarillo no llegará hasta nosotros, veremos
a ese lado de la superficie de color celeste, debido a que se trans-
parenta el color del cielo. Luego, cada uno de los lados de una
superficie bilátera, a pesar de que la superficie carezca de espesor,
pueden verse coloreados por dos colores distintos.
Dado que ya sabemos qué son las superficies, veamos qué
sucede cuando ellas se cortan entre sí: éste es un concepto que nos
conviene tener muy claro pues lo utilizaremos con frecuencia.
Cuando decimos que dos rectas se cortan en un punto, real
mente, ¿qué queremos decir?
Queremos decir que ese punto es común a ambas rectas.
Supongamos que una recta r se corte con una recta s en
un punto A. Ese punto A pertenecerá tanto a la recta r como a
la recta s.
santa te
callao
A
Marquemos en ella el punto P de forma tal que divida al lado
AB en dos partes iguales, y el punto P\ que haga lo mismo con el
lado CD. Unamos P con P’ y obtendremos la línea PP’, que es la
mediana del rectángulo ABCD y lo divide en dos partes iguales.
Tracemos esta línea y coloreemos el rectángulo PBCP’ como
indica la Figura 1 en ambas caras del papel.
Si ahora unimos el borde AB con el borde CD de forma tal
que coincidan los puntos A y D y otro tanto ocurra con los puntos
B y C, obtendremos una superficie cilindrica como la que repre
senta la Figura 2.
Si quisiéramos relacionarla FIG 2
con una forma que nos resulte
familiar, diremos que se asemeja
mucho a un servilletero. b ít
Si en lugar de unir ambos pp*
lados como lo hemos hecho ante AD
riormente, los unimos de forma,
tal que el punto A coincida con el punto C y el punto B coincida
con el punto D, al hacerlo,obtendremos una superficie como la
FIG 3
T
/V . ..... y-
4 y
’
Vemos entonces que podemos prescindir de dibujar las
flechas y entregar las tiras de papel provistas únicamente de estas
dos muescas, y decir en la nota explicativa que las tiras de papel
deben ser unidas de forma tal que las muescas coincidan.
Ahora que Usted está en condiciones de encarar la produc
ción de cintas de Moebius a nivel industrial, por favor: fabrique
una cinta de Moebius para usted, utilizando una tira de papel como
a continuación indicamos:
-SUP^RPlCie ClUfsDrtlCA
£
co
— —----------
CifiTA OC nOG&‘33
<U£ cm.
Eo
a~>
No deje de dibujar la línea central de la tira de papel en
ambas caras de ésta.
Las medidas que proponemos no deben ser necesariamente
las que usted debe utilizar, pero conviene que a cada centímetro
de altura que tenga la cinta ie haga corresponder 11 centímetros
o más en su longitud. Esto facilita su manipuleo.
©
Debido a esto, la línea cerrada que constituve el borde de
la cinta de Moebius se la conoce con el nombre de doble rizo.
Todos hemos visto alguna
vez, en algún libro de Matemáti
cas, el dibujo de un cubo. Este
dibujo está realizado siguiendo
un método que se denomina
perspectiva, y que nos da sensa
ción de profundidad.
También hemos visto que
sí por alguna necesidad en la
explicación hace falta mostrar
las aristas del cubo que quedan
ocultas a nuestra vista, por las
caras visibles del cubo, ellas se
indican con una línea de puntos.
Hasta ahora, siempre que hemos dibujado a una cinta de
Moebius lo hemos hecho tratando de lograr en el dibujo la ilusión
de profundidad. Veamos cómo podemos dibujar una cinta de
Moebius valiéndonos únicamente de dos dimensiones y que ella
quede perfectamente representada.
Tomemos uno de nuestros modelos de cinta de Moebius y
achatémoslo de forma tal que podamos guardarlo entre las hojas
de un libro. Al hacerlo, veremos que en la superficie del modelo
aparecerán tres pliegues, y que su borde se superpondrá tres
veces como consecuencia de esos pliegues.
Pongamos un papel carbónico sobre una hoja de papel y
apoyemos sobre él a la cinta de Moebius así achatada. Pasemos un
lápiz sobre el borde visible y también sobre las líneas formadas
por los pliegues del modelo.
Al retirar el papel carbónico y la cinta de Moebius, quedará
sobre la hoja de papel la huella de esta última constituida por un
dibujo, de dos dimensiones, que representa un borde que realmen
te se corresponde con el borde visible de la cinta de Moebius.
Los tres puntos en los cuales el borde se corta en el dibujo
corresponderán a los lugares en los,cuales el borde de la cinta de
Moebius se superpone a causa del achatamiento de la misma. Para
indicar que el borde de la cinta de Moebius es único y continuo,
podemos establecer que la parte del borde que oculta de nuestra
vista la superficie visible de la cinta sea dibujada, como en el dibujo
del cubo, en línea de puntos.
A este dibujo se alude cuando se habla de un aplanamiento
de la cinta de Moebius. Este dibujo desde el plano, con dos dimen
siones y realizado con lincas rectas, de una sola dimensión, descri
be en forma acabada la estructura de la cinta de Moebius.
Veamos, a continuación, algunos ejemplos:
CNTA DE M0EB1US CINTA CE M0E3US
ecn serrígiro derecho con tressem igiros
hacia la derecha
& g( espacio se ardan 1-
¡ mutuamente
1 OI
Jn fig 1 1. Luego hagamos que esta su
perficie se corte a sí misma en la
r
CORRECTO INCORRECTO
Este hallazgo nos lleva a concebir otras dos formas para señali
zar a la superficie, que nos garantizan la perfecta unión de los circu
ios, las cuales, como veremos más adelante, también podrán usarse
conjuntamente. En ambas, previamente a realizar el corte, debere
mos identificar a uno de los círculos con una letra, pero mientras
en una de ellas dibujaremos una flecha a ambos lados de la línea
por donde pasará el corte con sus puntas indicando la misma direc
ción, en la otra variante se identificará a la línea por donde pasará
el corte con dos letras distintas según se encuentre de un lado o del
otro del círculo identificado. Veamos en particular, con un ejem
plo, cada una de estas formas.
En la primera variante deberemos identificar uno de los círcu
los con la letra C y también dibujar una flecha a'ambos lados de
la línea por donde se realizará el corte con sus puntas indicando
la misma dirección.
Cuando después del corte unamos a los dos semicírculos
identificados con la letra C cuidando que al hacerlo las puntas de
las flechas indiquen la misma dirección, podemos garantizar que
los demás semicírculos se unirán correctamente.
El gráfico que representa esta variante se.indica a conti
nuación:
Para realizar la segunda variante, deberemos, además de iden
tifica' a uno de los círculos con la letra C’, también identificar a la
línea por donde pasará el corte, con !a letra a hacia un lado del
circulo identificado con la letra C, y con la letra b hacia el otro
lado como vemos en esta fisura:
<o -fi
Una vez hecho esto, para poder lograr lo que nos hemos pro
puesto, nuestro próximo paso será unir el punto P de forma tal
que ocupe sobre la línea central el mismo lugar que ocupaba antes
del corte. También deberemos unir ia parte de los bordes identifi
cada con la letra a, de forma tal que esta parte de la superficie
quede como antes de haberse realizado el corte, lo cual lograremos
haciendo que las dos flechas a se confundan en una sola flecha a .
De la misma forma, haciendo que las dos flechas b se confundan
en una sola flecha b, lograremos que la parte de los bordes identi
ficada con la letra b se una de forma tal que la superficie resultan
te quede como si no se hubiera realizado el corte.
Vemos, en los dibujos precedentes, que si comenzamos por
unir ambas flechas a la superficie que se forma se interpone entre
las dos flechas & y si comenzamos por unir ambas flechas b la su
perficie que se forma se interpone entre ambas flechas a y en am
bos casos el punto P ocupa sobre la línea central el lugar aue ocu
paba antes del corte. A raíz de esto, si realizamos ambas uniones
en forma conjunta, la superficie resultante deberá tener una línea
de penetración y cada uno de los puntos de ésta deberá ser consi
derado como el conjunto de un punto de la flecha a y un punto
de la flecha b .
Las siguientes figuras muestran a la línea de penetración vista
desde dos posiciones distintas.
Integremos esta pequeña zona, sobre la cual hemos realizado
nuestro estudio, al resto de la superficie para obtener la cinta de
Moebius y veamos cómo queda ésta:
rd cr
Una vez hecho esto, como para proseguir con nuestra tarea
necesitaremos cortar a esta cinta en dos pedazos exactamente
iguales, para luego unirla como si el corte no hubiese existido, será
necesario señalizar a la línea por donde pasará éste, de la forma
que ya nos es habitual. Para ello, el punto en el cual el corte
seccionará a la línea central, lo identificaremos con la letra Q y a
las partes de la línea por donde pasará el corte la identificaremos,
a ambos lados de ese punto, con las letras c y d. Desde luego,
como debemos dividir a la cinta en dos pedazos iguales el punto
O será el punto medio de la línea central.
cr o n Cu
ai -U jD
cr
u
Cl CL
corte; 0.-° c p
^ c X2
Una vez realizado el corte doblemos la cinta de la forma que
muestra la figura siguiente:
i a In
I O1V
í [Q
b |a
Si prosiguiésemos doblándola, podemos unir a los bordes que
produjo el (corte 2) de forma tal
que la cinta se penetre por su
línea central, como muestra la
figura de la derecha.
Si por último cerramos los
dos bordes que produjo el
(corte 1) uniendo las partes de
éstos identificadas con la misma
letra obtendremos, como preten
díamos, una cinta de Moebius
que se penetra a sí misma por
su línea central. En ella, ni el
punto P ni el punto Q forman
parte de la línea de penetración.
Ahora hagamos caminar a nuestra pequeña amiguita de
forma tal que pase por el punto Q y que al desplazarse vaya de
jando un rastro de su camino. En el dibujo siguiente lo vemos
representado por dos flechas, una que partiendo del borde llega
al punto Q y a continuación, otra que saliendo del punto Q ter
mina en el borde.
Para terminar, y sin perder de vista esta huella, realicemos
el proceso inverso, para obtener a partir de la cinta de Moebius
que se penetra a sí misma por la línea central, nuevamente, a la
cinta plana de la cual deriva.
X 1 \
Después de hacerlo, al mirar la cinta notaremos que sólo
podemos ver la parte de la huella que dejó la hormiguita a la iz
quierda del punto Q, mientras que la parte de la huella que se en
cuentra a la derecha del punto Q queda oculta de nuestra vista
por la superficie.
El hecho de que la huella que dejó la hormiguita hasta lle
gar al punto Q se encuentre de un lado de la superficie, y después
de pasar por el punto Q se encuentre del otro lado de la superficie
es posible única y exclusivamente debido a que 1a hormiguita a
través del punto Q pasa de un lado al otro de la superficie.
FIG 3
En la primera etapa veremos que el corte sale de un punto de
la unión de la parte A con la parte B, y después de pasar por la
línea de penetración finaliza en otro punto de la linea de unión de
la parte A con la parte B.
Hecho este corte, se separa de la parte A un sector de super
ficie que contiene al punto P, pero éste permanece aún ligado al
gorro cruzado por la parte identificada con la letra B.
Si observamos la Figura 3, vemos que el corte ha realizado
media vuelta alrededor del punto P. En la segunda etapa, el corte
continúa desde el mismo punto de la línea de unión de la parte A
y la parte B, y después de pasar por la línea de penetración arriba
al mismo punto de la línea de unión de la parte A y la parte B en
donde comenzó la primera etapa.
Hecho este corte, se separa totalmente de la superficie una
parte de ella que lleva consigo al punto P y una parte de la línea
de penetración. Este objeto desprendido no es otra cosa que un
cono en ocho.
Si observamos la Figura 3, vemos que el corte ha recorrido
una vuelta completa alrededor del punto P y al hacerlo ha despren
dido un disco que lleva consigo a este punto y a parte de la línea
central.
Es evidente que el cono en ocho y el disco que se desprende
de la cinta de Moebius son topológicamente equivalentes. Real
mente el cono en ocho no es otra cosa que ese disco que se penetra
a sí mismo por la línea central.
Giro Real
CAPITULO I
Dado que con seguridad todos hemos visto en alguna oportu
nidad una pelota y una cámara para rueda de automóviles, vamos
a dar por sabido de qué se trata y, pasando por alto su descripción,
comenzaremos por establecer una comparación entre ellas. Al
hacerlo, lo primero que surgirá, es que ambas dividen al espacio
en dos partes, una que pertenece a su interior y que es donde se
aloja el aire que le inyectamos al inflarlas y la otra, que comprende
el resto del espacio que las rodea. También resultará evidente que
tanto la pelota como la cámara podrán ser fabricadas de forma
tal que la goma que las constituye sea de color rojo del lado que
da hacia el interior de ellas v de color azul del lado que da hacia el
exterior. Otra coincidencia que encontraremos entre una y otra es
que para alcanzar el interior de cada una de ellas deberemos reali
zar un agujero en la goma que las constituye.
Digamos ahora que a una superficie que tiene la forma de
una pelota se la denomina superficie esférica, y a una superficie
que tiene la forma de una cámara para rueda de automóviles se la
denomina toro.
Extendiendo a ambas superficies, lo que acabamos de ver al
comparar a la pelota con la cámara, podemos decir, que tanto el
toro como la superficie esférica, dividen el espacio en dos partes,
son biláteras y son cerradas.
Basándonos en estas tres características coincidentes, podría
mos llegar a suponer, que el toro y la superficie esférica son topo-
lógicamente equivalentes, pero esto realmente no es así, dado que
el toro presenta ademas una característica que le es propia. El toro
limita, sin encerrar, a una parte del espacio exterior que queda
perfectamente identificada por su sola presencia, cosa que la
superficie esférica no hace.
Para ejemplificar lo anteriormente dicho, pensemos que dis
ponemos de ambos elementos para armar un juego de playa. Este
podría consistir en hacer pasar la pelota a través de la cámara o
bien en zambullirnos a través de ella pero nunca podríamos propo
ner hacer pasar la cámara a través de la pelota o zambullirnos a
través de la pelota, pues carecería de sentido. Realmente cuando
decimos a través de la cámara queremos establecer que la pelota o
la persona deberá pasar por la zona que limita la cámara en el
espacio exterior.
Otro ejemplo muy elocuente lo constituye el aro que se uti
liza para jugar al basquetbol a través del cual deberá pasar la pelo
ta, para que se contabilice un doble. Realmente el aro de basquet
bol, que no es otra cosa que un toro, limita una zona del espacio
por donde debe pasar la pelota para que se contabilice un doble y
gracias a que la limita sin encerrarla, la pelota puede ser lanzada
por el jugador, pasar por la zona que limita el aro y regresar nueva
mente al campo de juego.
El toro, en cuanto superficie, puede ser generado por un pun
to que se mueve en el espacio respetando determinadas exigencias.
Para ver cómo esto sucede conviene que, para comenzar, elevemos
nuestras miradas hacia el ciclo.
Cuando en una noche serena vemos "caer una estrella”, esto
se presenta ante nuestros ojos como una línea luminosa en el cielo.
Esa línea luminosa nos indica los sucesivos lugares que ha ocupado
el meteorito en su tránsito por la atmósfera.
Análogamente, si apoyamos
la punta de un lápiz sobre un pa
pel, quedará marcado en él un
punto. Ese punto nos indicará, el
lugar donde el lápiz estuvo apo
yado sobre el papel. Si a partir de
ese punto trazamos con el lápiz
una línea, ella nos indicará los
distintos lugares que ha ocupado
el lápiz en su movimiento.
Por lo tanto, podemos decir
que los distintos lugares que
ocupa la punta del lápiz en su movimiento determinan una línea.
Esta línea podrá ser cerrada si el lápiz termina su movimiento en
el mismo lugar en que lo comenzó o abierta si no lo hace así.
Generalizando, podemos decir que los sucesivos lugares que
ocupa un punto al desplazarse por el espacio, determinan una línea
y esa línea podrá ser cerrada o abierta.
Antes de continuar, conviene que tengamos una idea aproxi
mada de la forma en que esto sucede. Para ello, imaginemos que
tomamos una hoja de papel y efectuamos en ella una perforación
con un sacabocados. Al hacerlo veremos que de la hoja se des
prenderá un pequeño disco de papel, y como consecuencia de esto
quedará en ella un espacio vacío que nos indicará el lugar donde
ese pequeño disco se encontraba antes de ser removido.
ü
PUNTO PUNTO
O LUGAR
\/'
\
y
i ( ^ j
1
.
1 <n
/} v •
—- 1 —
/ \ \\
........ _
despues de que el punto i realiza un ciro alrededor del
centro B los tres
circunferencia puniose( luaar
no ocupa no se encuentran
inicial alineados v la ¡!
De lo expuesto se desprende que, será suficiente que la cir
cunferencia generatriz se mueva en el espacio de forma tal que su
centro se encuentre en todo momento alineado con el punto I y
con el centro B para que podamos afirmar que cuando el punto T
se encuentre en el mismo lugar que ocupó inicialmente el centro
de la circunferencia generatriz también lo haga.
En consecuencia, el enunciado de la primera condición que
deberá cumplir la circunferencia generatriz en su movimiento por
el espacio será el siguiente:
/
i d
"1C
d di
Jp
EPILOGO:
P
I
I
Vemos que a diferencia del ejemplo anterior el punto P no
finaliza su giro en el punto O sino inmediatamente próximo a él;
debido a esto, al r.o ocupar nuevamente el mismo lugar desde el
cual comenzó a moverse, no se detendrá y continuará girando alre
dedor del centro C. Al hacerlo y dado que cada uno de los puntos
lugar que constituyen la línea generada por el punto P puede ser
considerado como el lugar desde donde éste comienza un giro alre
dedor del centro C, se verificará, para cada uno de ellos así consi
derados, que una vez concluido el giro, el punto P se encontrará
inmediatamente próximo a él.
____ i
l
alma
alma
Vamos a agregar que no siempre que demos vuelta un toro,
cortándolo, el alma se encontrará anudada con él, en el exterior
del mismo.
En efecto, en los siguientes dibujos vemos que:
t
... una vez que el toro haya sido dado vuelta, el alma
se encontrará tan libre en el espacio como lo está una pelota
al pasar por un aro de basquet-ball
TORO
CAPITULO II
Cuando nosotros estudiamos la cinta de Moebius pudimos
realizar, utilizando una hoja de papel, un modelo de la misma que
sin lugar a eludas nos fue de gran utilidad. También en el tema que
nos ocupa podremos realizar, utilizando una hoja de papel, un ob
jeto que podrá ser visto, teniendo en cuenta las mismas convencio
nes establecidas para los distintos modelos hechos en papel con
anterioridad, como la superficie de un toro al cual se le ha sacado
un punto. En este modelo será posible realizar todos los dibujos
y cortes realizables sobre la superficie de un toro siempre y cuando
los mismos no involucren al punto faltante.
Si bien los siguientes dibujos son por demás ilustrativos nos
ayudará a su comprensión el tener en cuenta que: