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Museo de Altamira. MONOGRAFÍAS nº 20: 301-313. 2005.

Santander

Esquemas operativos líticos


del Musteriense Final de
Cueva Morín (Villanueva de
Villaescusa, Cantabria)

José Manuel MAÍLLO FERNÁNDEZ


1. INTRODUCCIÓN

El musteriense y el mundo de los


Neandertales están tomando una gran
relevancia en los últimos años, no sólo desde
un punto de vista científico. Dentro de este
marco, la Transición entre el Paleolítico
Medio y el Superior resulta el tema estrella al
tratar el final de los Neandertales y la relación
que pudieron tener con los humanos
modernos, nuestra especie. La cornisa
cantábrica, debido a la naturaleza de su
registro arqueológico, se ha revelado como
uno de los focos más importantes para este
foro de debate. Para conocer dicha naturale-
za y realizar una valoración adecuada de un
momento tan sensible, hemos vuelto a
estudiar los niveles 11 y 12 de Cueva Morín
correspondientes al Musteriense final desde
un punto de vista tecnológico, para conocer
las tradiciones e intenciones en la explota-
ción de las materias primas líticas.

2. CUEVA MORÍN

El yacimiento de Cueva Morín está enclavado


en el municipio de Villanueva de Villaescusa
en la provincia de Cantabria. Está ubicado en
una pequeña colina de calizas del complejo
urgoniano en la ribera del Obregón, subsidia-
rio del Solía. Está a sesenta metros sobre el
nivel del mar y a seis kilómetros de la línea de
costa actual. La gruta se orienta al noroeste,
continuando en dirección sureste para
finalizar hacia el suroeste. La altura de la
cueva en su boca es de dos metros (figura 1).

Fue descubierta para la comunidad científica


por P. Wermet y H. Obermaier en 1910. Dos
años más tarde, en 1912, J. Carballo y P.
Sierra realizan un pequeño sondeo que
permanecerá inédito. O. Cendrero, unos años
después, publicaría algunos materiales
Departamento de Prehistoria y Arqueología, UNED. extraídos de la cata dejada por los anteriores
c/ Senda del Rey, 7. 28040 Madrid.
jlmaillo@geo.uned.es investigadores (Cendrero, 1915). Entre 1917
302 ESQUEMAS OPERATIVOS LÍTICOS DEL MUSTERIENSE FINAL DE CUEVA MORÍN (VILLANUEVA DE VILLAESCUSA, CANTABRIA).

auriñaco-musteriense (González Echegaray,


1969).

3. ESTADO DE LA COLECCIÓN

El estudio de los últimos niveles correspon-


dientes al musteriense final (11 y 12) se halla
mutilado en relación con otros estudios y
revisiones de los mismos (González
Echegaray y Freeman, 1971, 1973; Sarabia,
1999). Esto es debido a que, a causa de los
avatares y abandono que han sufrido las
colecciones del Museo de Prehistoria y
Arqueología de Cantabria hasta hace unos
años, parte de la industria lítica de estos
niveles ha desaparecido o bien carece de
referencia estratigráfica. Por lo que, el sesgo
de nuestro estudio es obvio y nuestros
resultados deben ser tomados de manera
cualitativa. Sin embargo, la colección ya está
suficientemente estudiada de manera
cuantitativa (Freeman, 1971, 1973) como
para poder apoyarnos en dichos trabajos y
FIGURA 1: PLANO DE CUEVA MORÍN (SEGÚN GONZÁLEZ ECHEGARAY Y
complementar así aquellas carencias que
FREEMAN, 1973). encontramos en la serie por nosotros
estudiada. Las diferencias entre la colección
completa y la ahora estudiada se pueden
y 1919, J. Carballo retoma los trabajos en la comparar en el cuadro 1.
cueva realizando la primera campaña de
excavación sobre el yacimiento. Se trataba El conjunto estudiado del nivel 11 está
de una cata de diez por dos metros y con compuesto por 460 piezas, lo que supone
una profundidad de dos metros. Con este casi un 45% del material original. Por su
trabajo se pusieron en evidencia los niveles parte, la serie lítica empleada en este trabajo
correspondientes al Paleolítico Superior, así correspondiente al nivel 12 es de 294
como dos niveles del Paleolítico Medio efectivos líticos, lo que equivale a algo más
(Carballo, 1923). En 1918, J. Carballo invitó al del 15% del material recuperado en las
Conde de la Vega del Sella a excavar el campañas de 1966-69.
yacimiento tras la finalización de las campa-
ñas ejecutadas por el primero. Éstas duraron En cuanto a su cronología, disponemos, para
hasta 1920 y fueron muy rápidamente el nivel 11, una datación de C-14 sobre
mostradas a la comunidad científica (Vega carbón que ofreció una fecha de 39.770 +
del Sella, 1921). En 1966, comienza la última 730 B.P. (GifA 96264), lo que ubica el
intervención arqueológica en la cueva, que conjunto dentro del Musteriense Final de la
duraría hasta 1969. Estaba compuesta por región cantábrica (Maíllo Fernández et alii,
un equipo hispano-estadounidense dirigido 2001).
por el Prof. J. González Echegaray y L. G.
Freeman (González Echegaray & Freeman,
1971, 1973, 1978). Esta intervención aportó a Nivel 11 Nivel 11 Nivel 12 Nivel 12
(Freeman (Maíllo, (Freeman, (Maíllo,
la Prehistoria española dos aspectos muy , 1973) 2003) 1973) 2003)
relevantes. Por un lado, la metodología Retocado 226 76 316 104
moderna para las excavaciones arqueológi- No retocado 383 130 291 82
cas y, por otro, la aparición de la primera Debris 1063 243 1250 102
secuencia completa moderna en Cantabria Canto/percutor 5 4 12 2
Tectoclasto 7 4
de la Transición Paleolítico Medio-Superior, Total 1677 460 1869 294
la aparición de un nivel Chatelperroniense y,
CUADRO 1: RELACIÓN DE LA COLECCIÓN ORIGINAL CON LA EXISTENTE
por tanto, la solución al debate sobre el ACTUALMENTE EN EL MPAC.
J. MANUEL MAÍLLO FERNÁNDEZ 303

4. ANÁLISIS TECNOLÓGICO primas diferentes. Así, según los núcleos que


poseemos, los de grano más grueso
Los análisis tecnológicos de la industria lítica (arenisca y ofita) son explotados bajo un
son cada vez más numerosos en momentos método discoide bifacial, mientras que las
correspondientes al Paleolítico medio, lo que materias primas de grano más fino (cuarcita y
nos permite conocer, cada vez mejor, la sílex) lo son bajo métodos unifaciales. La
realidad tecnológica, los objetivos, intencio- causa de este comportamiento diferencial no
nes y hasta tradiciones de estos grupos de está, desde nuestro punto de vista, en la
cazadores-recolectores. Historiográficamente calidad de la materia prima sensu stricto,
han sido los esquemas operativos de tipo sino en el volumen en el que se presenta la
Levallois los que han tenido más relevancia misma. La cuarcita y el sílex se presentan en
en la bibliografía al uso (Bordes, 1980; Kelley, cantos de pequeño formato, mientras que la
1954; Boëda,1988; 1993, 1994; 1995a; arenisca y la ofita lo hacen en cantos de
Boëda et al., 1990). Sin embargo, en los dimensiones mayores. Por ello, y para
últimos años, otros esquemas operativos realizar un aprovechamiento más óptimo y
toman el peso específico que les correspon- "rentable" de la materia prima, se explotan
de, como son el discoide (Boëda, 1993; bajo métodos diferentes.
1995; Slimak, 1998-1999; Pasty, 2000;
Peresani, 1998, 2003; Locht & Swinnen, En ambos métodos no se aprecia una
1994) laminar (Révillion & Tuffreau, 1994; reducción del cortex o descortezado previo a
Slimak, 1999; Bar-Yosef & Kuhn, 1999; la explotación discoide propiamente dicha.
Kozlowsky, 2001, Cabrera et al., 2000; Maíllo En los de explotación unifacial parece poco
Fernández, 2001; Maíllo Fernández et alli, económica y en los bifaciales no debió de
2004) o Quina (Bourguignon, 1997; 1999). realizarse a raíz de las superficies corticales
que se observan en las cúspides de algunos
En los niveles 11 y 12 de Cueva Morín núcleos. Lo que sí se aprecia en los núcleos
podemos describir dos esquemas operativos de explotación unifacial es la realización, en
claros, como son el discoide y el laminar de algunos casos, de un plano de percusión
morfología prismática, otro de corte Levallois periférico a partir de extracciones secantes
de carácter dudoso y una cadena operativa no invasoras (fig. 2: 1,2). La utilidad de estas
bifacial (cuadros 2 y 3). extracciones es la de adecuar el plano de
percusión al ángulo necesario para llevar a
A) Esquema operativo discoide: dinámica cabo este tipo de explotación. En algunas
del débitage. partes de la superficie no se realiza este tipo
de preparación al presentarse las condicio-
Representa el esquema operativo más nes angulares de forma natural (fig. 2: 2). Así
numeroso tanto desde un punto de vista pues, encontramos superficies de percusión
cuantitativo como cualitativo. En el material preparadas, mixtas o corticales. Una vez
estudiado se pueden diferenciar dos confeccionada la superficie de percusión, la
métodos: unifacial y bifacial. explotación del plano de explotación se reali-
za sin ningún tipo de preparación, siendo las
Mise en forme: Antes de nada, debemos primeras extracciones corticales o semicorti-
diferenciar que los soportes para los dos cales, tomando las características morfotéc-
métodos caracterizados (unifacial y bifacial) nicas de este tipo de explotación a medida
corresponden, de forma general, a materias que se avanza en el proceso de débitage.

Arenisca Cuarcita Silex Caliza Total general Arenisca Cuarcita Sílex Total general
Amorfo 4 4 Amorfo 1 1 2
Discoide unifacial 2 1 3 Discoide unifacial 1 1
Discoide bifacial 1 1
Discoide bifacial 1 1
Levallois lasca preferencial 1 1
Discoide indt. 1 1
Levallois recurrente 1 1
Levallois recurrente 1 1 2 unipolar
bipolar Piramidal 1 1
Prismático 1 1 Prismático 1 4 5
Total general 1 2 8 1 12 Total general 1 4 7 12

CUADRO 2: RELACIÓN DE NÚCLEOS DEL NIVEL 11. CUADRO 3: RELACIÓN DE NÚCLEOS DEL NIVEL 12.
304 ESQUEMAS OPERATIVOS LÍTICOS DEL MUSTERIENSE FINAL DE CUEVA MORÍN (VILLANUEVA DE VILLAESCUSA, CANTABRIA).

FIGURA 2: NÚCLEOS DISCOIDES Y LEVALLOIS (1-4). PIEZAS BIFACIAL (2). FIGURA 3: PIEZAS DE PREPARACIÓN DE DÉBITAGE LEVALLOIS Y DISCOIDE.
DIBUJOS DE J. M. MAÍLLO. NIVEL 11:4, 5-8, 11; NIVEL 12: 1, 2, 4, 9, 10. DIBUJOS J. M. MAÍLLO.

FIGURA 4: NÚCLEO DISCOIDE BIFACIAL, NIVEL 11, SOBRE ARENISCA. DIBUJOS DE J. M. MAÍLLO.

Por el contrario, en los núcleos de explota- que ocurre con el método unifacial, las
ción bifacial, la explotación de tipo discoide primeras extracciones serán corticales o
ya se llevaría a cabo desde el primer estadio semicorticales, obteniendo las características
en la reducción del núcleo (fig. 3). El inicio de morfotécnicas de forma clara según se
la explotación comienza mediante un avanza en la explotación.
débitage alternante, extrayendo una lasca y
empleando el negativo obtenido como plano Los soportes típicos de esta fase de explota-
de percusión y así sucesivamente. Al igual ción son muy numerosos y característicos
J. MANUEL MAÍLLO FERNÁNDEZ 305

(fig. 4: 10; fig. 5: 7, 8, 11; fig. 6: 2, 3, 5, 8). En de la cornisa y que también se denominan
el nivel 11 suponen el 24,7% de los soportes lascas desbordantes de dorso limitado
de la colección estudiada por nosotros, (Meignen, 1993). Por otro lado, los soportes
mientras que en el nivel 12 son el 21,5%. Los predeterminados de dirección centrípeta son
soportes pertenecientes a este tipo de las lascas cuya anchura es mayor que su lon-
explotación son las lascas de entame, las gitud y las lascas cuadrangulares; también,
entame con talón no cortical, los cuchillos de en ocasiones, encontramos soportes alarga-
dorso natural, las lascas con cortex residual dos tipo lasca laminar.
no estandarizado y las lascas de preparación
de las diferentes superficies del núcleo En ambos niveles estudiados destacan los
(Geneste, 1985, Meignen, 1993). soportes de dirección cordal frente a los de
dirección centrípeta. Sobre todo, son
Fase de débitage pleno: El tipo de gestión, comunes las lascas desbordantes de dorso
en un débitage discoide, presenta dos limitado que superan ampliamente en
direcciones, por un lado, se extraen unos número al resto de piezas de este tipo (fig. 4:
soportes en dirección centrípeta (fig. 7) y, por 7, 9; fig. 5: 4; fig. 6: 11; fig. 7: 2). Siguen en
otro lado, otros en dirección cordal. Ambos orden de importancia las lascas desbordan-
son esenciales para una buena gestión de la tes y, por último, las puntas pseudolevallois.
explotación ya que son complementarios
(Boëda, 1993, 1995). Según este autor, cada Como cabría esperar a raíz del estudio
una de ellas presenta una serie de soportes general de las lascas, los soportes que han
específicos. La dirección centrípeta presenta podido ser asignados con seguridad a este
como elementos predeterminados la punta tipo de explotación discoide presentan
pseudolevallois y la lasca desbordante, a la también talones diedros y lisos de forma
que debemos añadir la lasca cordal que son mayoritaria, frente a otras modalidades como
lascas que sólo eliminan una parte pequeña son los corticales o los facetados.

FIGURA 5: MATERIAL RETOCADO DEL NIVEL 11. DIBUJOS J. M. MAÍLLO. FIGURA 6: MATERIAL RETOCADO DEL NIVEL 12. DIBUJOS J. M. MAÍLLO.
306 ESQUEMAS OPERATIVOS LÍTICOS DEL MUSTERIENSE FINAL DE CUEVA MORÍN (VILLANUEVA DE VILLAESCUSA, CANTABRIA).

Este tipo de gestión de los núcleos genera


una silueta muy convexa en su estado final,
como norma general. Sin embargo, también
encontramos algún caso en el que la cúspide
del núcleo discoide ha sido eliminada y la
tabla de explotación presenta una morfología
totalmente plana, generando una simetría
negativa (Collina-Girard, 1986; Slimak, 1998-
1999). Este tipo de morfología plana de la
tabla responde a un tipo de explotación sin-
gular en la que algunas extracciones sobre-
pasan la cúspide del núcleo provocando su
reducción paulatina. Este tipo de explotación
esta bien definido en algunos tipos de nú-
cleos discoides de estos niveles, concreta-
mente en los que son explotados bajo
métodos unifaciales (figura 2: 1). La morfolo-
gía final del núcleo, cuando existe este tipo
de explotación, es muy similar al de los nú-
cleos Levallois recurrente centrípetos, lo que
puede provocar la confusión al ser analiza-
dos. El reconocimiento de este hecho ha pro-
vocado las críticas a los postulados de Boë-
da por parte de varios investigadores (Lenoir
y Turq, 1995; Jaubert & Farizy, 1995; Slimak,
1998-1999, Terradas, 2003; Mourre, 2003).
FIGURA 7: LASCAS DE EXPLOTACIÓN DISCOIDE EN ARENISCA/OFITA, NIVEL
La técnica empleada durante el proceso de 11. DIBUJOS J. M. MAÍLLO.

explotación es la misma: percusión directa


con percutor duro. Es interesante remarcar
las diferencias que existen entre nuestro patente en los núcleos de la colección en
conjunto y otros con igual litología. En ambos niveles. Lo que nos hace pensar en
yacimientos en donde abunda la cuarcita o el esta circunstancia como la causante del cese
sílex de mala calidad, incluso el cuarzo, los de la explotación. En los núcleos de arenisca,
accidentes de talla tipo Siret son abundan- de mayor tamaño, las causas para la
tes, mientras que en Morín apenas es un 5% detención de la explotación pueden tener
en el nivel 12 y un poco más del 6% en el 11. una valoración económica: hemos visto
Bien es cierto, que en materias primas de como los soportes en arenisca y ofita son de
grano mayor el porcentaje también sube, mayor tamaño que los de materias primas de
pero nunca tanto como en algunos yacimien- grano más fino. Este hecho puede interpre-
tos de referencia como La Borde o Fieux tarse como una búsqueda de soportes de
(Jaubert & Farizy, 1995; Turq, 2000). Dos mayor tamaño, es decir, más masivos, en
pueden ser las causas de este elemento materias primas de grano grueso por lo que
diferenciador. El primero sería que los se trabajan este tipo de rocas que se dan en
artesanos de Morín controlasen mejor la nódulos de mayor tamaño. La producción se
fuerza a aplicar que los de otros yacimientos detiene cuando los núcleos aún son produc-
o, lo que sin duda parece la más opción más tivos, pero los soportes pueden ser obteni-
plausible, es que aunque genéricamente dos mediante la explotación de otras
estemos hablando de materias primas materias primas de grano más fino y mejor
similares, existan diferencias de grano calidad como la cuarcita o el sílex.
importantes entre los diferente conjuntos
litológicos, siendo la cuarcita de Morín de Por tanto, se encuentran dos tipos de so-
grano muy fino. portes, unos más masivos sobre materias
primas de grano grueso y otros, de menor
Fase de abandono: Excepto en los núcleos tamaño, sobre materias primas de grano más
de arenisca, el grado de agotamiento es fino.
J. MANUEL MAÍLLO FERNÁNDEZ 307

B) Esquema operativo laminar. la cara bulbar cuando el núcleo es una lasca.


No tenemos evidencia de la fase de inicio de
El conjunto de piezas asignables a este tipo la explotación, pero como ya se comentaba
de esquemas operativos es muy exiguo, no arriba, ésta puede corresponder a un tipo de
debiendo ser muy importante a escala cuan- hoja-entame o de arista natural. Atendiendo a
titativa dentro del total del conjunto lítico. este modelo debería existir una adecuación
morfológica del soporte antes del comienzo
Fase de mise en forme: Disponemos de de la explotación. Los últimos negativos de la
cuatro núcleos que presentan negativos de secuencia de extracción reflejan una
extracciones de hojitas o lasquitas laminares producción de hojitas en dos de los núcleos
en ambos niveles (dos para el nivel 11 y dos (figuras 8.2 y 8.4), en otro de ellos sería muy
para el 12). La materia prima está compuesta probable (figura 8.1) y de lasquitas-laminares
por sílex, excepto un núcleo sobre cuarcita en el restante (figura 8.12). La explotación
de grano fino. Morfológicamente, se pueden sería convergente en tres de los núcleos y
clasificar, grosso modo, como núcleos de paralela en uno.
tendencia prismática y de explotación
unipolar. Están confeccionados a partir de Fase de débitage pleno: El desarrollo del
lascas o cantos de pequeño tamaño (no más débitage presenta dos variantes significativas
de cinco centímetros). La mise en forme es de ejecución: pueden existir una o dos
aparentemente simple. El inicio de la tablas. En la primera variante, cuando sólo
explotación es tipo entame, excepto en uno existe una tabla, la explotación se realiza de
de los núcleos en donde aparece un negativo manera unipolar y dirección convergente de
de dirección transversal al sentido de la los negativos en la zona basal del núcleo (fig.
explotación y que podría corresponder a la 8: 1, 2). La recurrencia se realiza mediante
realización de una lámina de cresta o a una extracciones de soportes "desbordantes"
neocresta para corregir algún accidente en el que reavivan el cintrado de la tabla, al
desarrollo de la misma (figura 8.1). efectuarse éstos en la intersección entre la
tabla y uno de los flancos. La otra variante es
Para los planos de percusión se aprovecha la en la que la explotación del núcleo se realiza
superficie cortical/natural del soporte o bien mediante dos tablas adyacentes (fig. 8: 4,
12). En este caso la explotación converge
hacia la arista de unión entre las dos tablas,
lo que facilita el control del cintrado. En este
caso las extracciones son también de
dirección unipolar, pero los negativos son
paralelos. En ambos casos el abandono
viene condicionado por los numerosos
negativos de accidentes de talla observados,
que no sólo desdibujan las condiciones
morfotécnicas de carenado y cintrado de la
tabla, sino que desvirtúan incluso la caracte-
rización de este tipo de explotación.

El modelo de producción lítica aquí caracteri-


zado debe ser puesto en relación con el resto
del conjunto lítico de estos niveles arqueoló-
gicos. Esta producción de hojitas debe
agruparse en un objetivo más amplio de
obtención de soportes alargados, ya hojas,
ya lascas laminares, que son obtenidas a
partir de otros métodos como pueden ser los
Levallois (figuras 8.3 y 9) y del que la
producción de hojitas, a partir de núcleos de
tendencia prismática, sería una modalidad
paralela para la obtención de dichos
FIGURA 8: INDUSTRIA LAMINAR DE CUEVA MORIN. NIVEL 11: 4, 10,-12; NIVEL
12: 1-3, 5-9. DIBUJOS J. M. MAÍLLO. soportes.
308 ESQUEMAS OPERATIVOS LÍTICOS DEL MUSTERIENSE FINAL DE CUEVA MORÍN (VILLANUEVA DE VILLAESCUSA, CANTABRIA).

Como el resto del material presentado, los Por otro lado, hemos localizado una cadena
soportes atribuibles a este tipo de esquemas operativa (sensu Karlin, 1992) de façonnage
son escasos. Aquí sí debemos tener en bifacial. En este sentido, las dos superficies
cuenta los avatares sufridos por los materia- son asimétricas: una plana y otra convexa
les en los depósitos del Museo de Prehistoria (Boëda, 1995b). Esta disposición hace que
y Arqueología de Cantabria al no estar este tipo de piezas funcionen como grandes
disponibles, en ambos niveles, las piezas de lascas, en las que una superficie tendrá el rol
menor tamaño. Contamos sólo con cinco de cara bulbar y la otra, la de lascado. El
piezas atribuibles a estos esquemas técnicos resultado final es el de una raedera (figura
(figura 8. 5-11). Todas ellas realizadas sobre 2.5).
sílex, no presentando ninguna cortex. Tan
sólo dos de ellas presentan talón (puntiforme 5. GESTIÓN DE LOS SOPORTES RETOCA-
y facetado). Todas presentan nervaduras DOS
paralelas, dirección de negativos anteriores
paralelos al eje de débitage (Inizan et al., La ausencia de parte del material original en
1995). Dos de las piezas han sido retocadas: este estudio nos obliga a realizar la mayoría
una de ellas presenta un retoque lateral de apreciaciones sobre los soportes retoca-
semiabrupto (figura 8.8) y la otra un dorso dos a partir de los datos de las monografías
abrupto (figura 8.6). El modo de percusión originales (Freeman, 1971, 1973), acompa-
sólo puede ser discriminado en los dos ñando algunas apreciaciones de nuestro
soportes que presentan talón. En ambos las estudio.
características corresponden a las descritas
para la percusión directa con percutor blando Descripción tipológica
(Pelegrin, 2000). Sin embargo, no debemos
excluir la percusión directa con percutor duro El material retocado conservado supone un
para la extracción de alguno de los soportes 14 % en el nivel 12 y el 11 % en el nivel 11
tras el estudio de los negativos de los de todo el material lítico estudiado original-
núcleos. mente (Freeman, 1971). El conjunto es poco
Levallois, como también hemos apuntado
Debemos constatar la escasa estandariza- tecnológicamente. Los útiles retocados más
ción de los núcleos de este tipo de explota- característicos son los denticulados (fig. 4: 9-
ción, así como la variabilidad dentro de la 10; fig. 6: 2-4, 8, 11), seguido de lejos por las
tendencia prismática general. Sin embargo, raederas (fig. 2: 5; fig. 5: 1, 2, 7, 8, 10; fig, 7:
la disposición en volumen del núcleo a 2) y los útiles de tipo Paleolítico Superior (fig.
explotar, así como las modalidades de 5: 9; fig. 6: 7, 9) que mantienen proporciones
preparación y explotación los hace alejarse similares en ambos niveles y, que en el 12 es
de concepciones de tipo Levallois o discoide superior al de las raederas. Grosso modo, la
y los acerca a algunas modalidades de dinámica presentada aquí se reproduce en la
débitage laminar que vamos a encontrar en el colección estudiada por nosotros, aunque en
Auriñaciense arcaico (Maíllo Fernández; e.p.). el nivel 11 está menos marcada, sin duda
debido a la falta de parte de la muestra
C) Otros esquemas operativos. (cuadro 4).

De manera marginal hemos identificado


algunas piezas que podrían estar asociadas a
Indices Nivel 11 Nivel 12
esquemas de concepción Levallois (Boëda,
ILev 7,31 3.63
1988, 1993, 1004, 1995a; Guette, 2002). Se
IF 46 41,8
trata de algún núcleo y algunas piezas de
IFs 18,5 22
preparación de plano de lascado (figura 2: 3-
ILam 1,4 1,3
4; figura 4). Lo escaso y poco articulado de
IRess 15,3 16,8
las piezas reseñadas nos hacen ser cautos a
GI 13,7 2,5
la hora de identificar este esquema operativo.
GII 19 7,3
Lo poco característicos de estos soportes
GIII 16,5 16,8
nos obliga a reflexionar en torno a la
GIV 34,5 40,8
posibilidad que dichas piezas entren dentro
CUADRO 4: ÍNDICES TIPOLÓGICOS DE LOS NIVELES 11 Y 12 (SEGÚN
de la variabilidad discoide. FREEMAN, 1971).
J. MANUEL MAÍLLO FERNÁNDEZ 309

Debemos destacar que entre el tipo de en diferentes niveles de la misma secuencia


retoque, concretamente en el Modo (Laplace, estratigráfica. Esta variabilidad en un mismo
1966), el más destacado es el sobrelevado, yacimiento se ejemplifica en el Esquilleu cuyo
más numeroso en el 11 y mayoritario junto a nivel XI está dominado por esquemas de tipo
otros modos de retoques de la misma Quina, el IX por el Levallois recurrente uni-
"familia" como el quina o el semiquina en el polar y el III por el discoide (Carrión, 2002;
12. La respuesta a este modelo no es Baena et al. 2003; en prensa) o en Axlor cuyo
sencilla. A respuesta más elemental es nivel N presenta un esquema operativo prin-
conocer el empleo que se la va a dar a este cipal de tipo Levallois orientado a la obten-
tipo de piezas, por lo que se realizará un ción de lascas y puntas, mientras que en los
retoque concreto, con unas características y niveles B, C y D presenta un esquema opera-
ángulos apropiados (Bourguinon, 1997). tivo de tipo Quina (González et al. en prensa).
Podrían tratarse de raederas quina a medio
realizar (Verjux & Rousseau, 1986; Verjux, Debemos hacer notar también que existe,
1988), hipótesis que no consideramos, ya dentro de esta variabilidad, elementos que
que el número de raederas quina en los apuntan hacia cierta homogenización desde
niveles estudiados es escaso en relación con dos aspectos: el primero es que muchos de
el número de denticulados. Cabe la posibili- los musterienses de facies de denticulados
dad de que el retoque se tenga que adaptar (tomado el término en sentido más amplio
al soporte que va a ser retocado. Ante que el original, Bordes & Sonneville-Bordes,
soportes de espesor considerable, tal vez 1970) están dominados por esquemas
sea la única solución si queremos dar un uso operativos discoides (Conde, La Flecha y
prolongado a dichas piezas retocadas. Por Cueva Morín 11 y 12). Además este esquema
último, el empleo de este tipo de retoque operativo es más común en los yacimientos
puede responder a aspectos económicos del centro de la región cantábrica (Castillo,
relacionados con el reciclaje de los soportes La Flecha, Cueva Morín).
(Dibble, 1988). Analizando las diferentes
hipótesis propuestas no podemos decantar- Esta variabilidad no puede ser tomada como
nos por una de ellas sin realizar una serie de un comportamiento derivado o condicionado
análisis más profundos, como los traceológi- por la materia prima circundante. Aunque los
cos. Sin embargo, a excepción de las territorios de captación no superan los 20 km
segunda hipótesis, ninguna de ellas debe ser (Sarabia, 1999), los esquemas operativos se
invalidada a priori ya que todas pueden ser realizan sobre materias primas diferentes con
las causantes de dichas morfologías. similar resultado.

6. CUEVA MORÍN EN SU MARCO REGIO- Otro elemento significativo del Musteriense


NAL final cantábrico es la elaboración de esque-
mas operativos de tipos laminar en algunos
Cada vez van siendo más los yacimientos yacimientos como El Castillo, Cueva Morín o
musterienses en la región cantábrica que Covalejos (Cabrera et al., 2000; Maíllo, 2001;
disponen de análisis tecnológicos o en los Maíllo et al., 2001; Martín et al., en prensa),
que éstos están en proceso. Ejemplo de esta asociados a mejoras en las técnicas cinegéti-
realidad son El Castillo (Cabrera, 1984; cas (Bar-Yosef & Kuhn, 1999) y que deberán
Cabrera et alii, 2001; 2004; Maíllo Fernández, ser valoradas en el futuro.
2004), El Esquilleu (Baena et alii, 2000,
Carrión, 2002), La Flecha (Freeman & 7. DISCUSIÓN
González Echegaray, 1968; Castanedo,
2001), Covalejos (Martín et al., en prensa) en A partir de las secuencias arqueológicas que
Cantabria. El Conde en Asturias (Freeman, hemos repasado debemos realizar una serie
1977; Carrión, 2002) y Axlor en el País Vasco de precisiones preeliminares del Musteriense
(González et al., en prensa). cantábrico.

Los esquemas operativos desarrollados en La muestra aceptable para realizar compara-


los diferentes yacimientos del Musteriense ciones de tipo tecnológico es muy escasa.
Final cantábrico se caracterizan por una alta Tan sólo Esquilleu, El Castillo y Morín están
variabilidad, no sólo inter-yacimientos, sino disponibles para ser estudiadas con un
310 ESQUEMAS OPERATIVOS LÍTICOS DEL MUSTERIENSE FINAL DE CUEVA MORÍN (VILLANUEVA DE VILLAESCUSA, CANTABRIA).

mínimo de garantías (deberemos añadir en homogéneos desde un punto de vista


los próximos años las series de Axlor o diacrónico con otros heterogéneos, ¿Puede
Covalejos actualmente en estudio). Se trata ponerse en relación con el espacio en donde
de colecciones obtenidas a partir de se encuentran? Es decir, ¿Tiene algo que ver
intervenciones modernas y con un número de en este comportamiento la zona costera
efectivos líticos suficientes. frente a la alta montaña?; ¿Corresponden a
funcionalidades diferentes?
Por otro lado, contamos con numerosas serie
musterienses procedentes bien de excava- En relación con el párrafo anterior, debemos
ciones antiguas o descontroladas, que nos referirnos a la cronología de las diferentes
ayudan para conocer los aspectos generales series. Tanto El Esquilleu, como El Castillo o
de la tecnología del Musteriense, pero que Morín presentan dataciones muy próximas.
impiden un estudio a fondo de la variabilidad Algo más coherentes entre sí las de Morín y
interna de estos grupos. A este segundo El Castillo, mientras que El Esquilleu presenta
conjunto pertenecerían las series de La ciertas incoherencias internas. Sin embargo,
Flecha, Hornos de la Peña, Las Monedas, en el gráfico 1, podemos comprobar cómo el
Cudón, etc. Musteriense es coetáneo a algunas industrias
ya consideradas como pertenecientes al
Existe una diversidad importante entre los Paleolítico Superior como son El Chatelperro-
diferentes conjuntos líticos más allá de su niense, El Auriñaciense de Transición y el
cronología o clasificación dentro de las facies Auriñaciense arcaico (Maíllo Fernández,
del Musteriense (Esquilleu, Axlor). Por el 2003).
contrario, en Morín y Castillo encontramos
esquemas de producción similares tanto Estas dataciones son coherentes entre sí
entre sí, como de manera diacrónica en cada cuando las observamos dentro de cada
yacimiento, a pesar de que el marco litológi- yacimiento. Por el contrario, cuando compa-
co es diferente de una cueva a otra. ramos las diferentes dataciones de los
yacimientos entre sí, comprobamos cómo
El origen de esta variabilidad se escapa a existen solapamientos importantes. Así, por
nuestro conocimiento, aunque podemos ejemplo, según las dataciones radiométricas
realizar una serie de reflexiones y preguntas el Musteriense de Morín 11 y el nivel 18c de
al respecto. Esta dicotomía entre conjuntos El Castillo serían coetáneos. Por su parte, la

Dataciones C14 para la Transición Paleolítico Medio-Superior en la región


cantábrica
50000
48000
46000
44000
42000
40000
38000
36000
34000
32000
30000

GRÁFICO 1: DATACIONES C14 PARA LA TRANSICIÓN PALEOLÍTICO MEDIO-SUPERIOR EN LA REGIÓN CANTÁBRICA. M: MUSTERIENSE; AA: AURIÑACIENSE DE
TRANSICIÓN; AU: AURIÑACIENSE ARCAICO (MAÍLLO FERNÁNDEZ, 2003).
J. MANUEL MAÍLLO FERNÁNDEZ 311

secuencia inferior de El Esquilleu lo sería del occidental a partir de la cueva del Esquilleu.
Auriñaciense de Transición de El Castillo En V. Cabrera; F. Bernáldo de Quirós & J.
(Cabrera et al. 2001) así como del Auriñacien- M. Maíllo Fernández (eds), En el Centenario
se arcaico de Morín 8 (Maíllo Fernández et de la Cueva de El Castillo: el ocaso de los
alli, 2001) y de La Viña XIII* (Fortea, 1995). Neandertales.
Este abanico de diferentes conjuntos BOËDA, E. (1988): "Le concept Levallois et
industriales abre interesantes hipótesis de évaluation de son champ d´application". En
trabajo en relación con la Transición entre el L´Homme de Néandertal, Liège, ERAUL, vol
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admitido el valor relativo de las dataciones BOËDA, E. (1993): "Le débitage Discoïde et
radiométricas): ¿Corresponde cada conjunto le débitage Levallois récurrent centripète.
a diferentes etnias en el sentido clásico del Bulletin de la Société Prehistorique
término?; ¿Existe cohabitación entre Française", t. 9, 392-404.
diferentes tipos humanos o, por el contrario, BOËDA, E. (1994): Le concept Levallois:
todos los conjuntos son realizados por el variabilité des méthodes. CNRS, Paris, 280
mismo?; en relación con lo anterior, ¿Corres- p.
ponden a actividades económicas diferen- BOËDA, E. (1995a): "Levallois: A volumetric
tes? o ¿Corresponden a tradiciones diferen- Construction, Methods, a Technique". En
tes?; todo ello sin adentrarnos en las Dibble & Bar-Yosef (ed): The Definition and
posibilidades que ofrece el debate sobre el Interpretation of Levallois Technology,
tipo humano autor de estos conjuntos Harvard, Plenum Press, 41-68.
industriales. BOËDA. E. (1995b): "Caracteristiques techni-
ques des chaînes opératoires lithiques des
Pese a no disponer de la respuesta a dichas niveaux micoquiens de Külna (Tchecoslova-
cuestiones, desde la óptica del análisis quie)". Paléo, supl. 1, 57-77.
tecnológico de la industria lítica, podemos BORDES, F. & SONNEVILLE-BORDES, D.
destacar, la aparición de elementos tecnoló- (1970): "The significance of variability in
gicos que son admitidos como innovaciones Paleolithic assemblages". World Archaeo-
del Paleolítico superior y los Homo sapiens logy, 2,61-73.
sapiens, como ocurre con la producción de BOURGUIGNON, L. (1997): Le moustérien de
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