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¿QUE ES LA RETORICA ?

La retorica hace referncia a lo poetico, es diciplina transversal a distintos campos del conocimiento
.

Se configura como un sistema de procesos y recursos que actuan en distintos niveles en la


contruccion de un discurso .

El termino y el concepto de la retórica se remontan a los origenes de lo griegos de la tradicion


occidental y lo podríamos definir con Platon , como el arte de la palabra ,el arte creer persuasión
mediante la palabra.

La retórica y la creación de textos

Para la creación retórica de discursos y para la creación de un texto en general, ya sea literario o
pragmático, hay que seguir determinado proceso que se encargó de estudiar la Retórica desde los
tiempos de Gorgias. Dicho proceso consta de cinco fases, según canonizó Cicerón: Inventio o
invención, Dispositio u ordenamiento, Elocutio u ornato, Memoria y Actio u acción. Los tres
primeros son fundamentales, los dos posteriores son de índole pragmática, cuando el discurso se
pronuncia.

Elaborar un discurso es como construir una casa; hacen falta los materiales (inventio), después un
plano para saber donde ponerlos y cómo unirlos (dispositio) y luego hay que hacerla habitable,
cómoda y agradable, enluciéndola, amueblándola y adornándola (elocutio). La memoria nos sirve
para recordar el discurso preparado sin leerlo y la actio nos aconseja qué hacer y qué
comportamiento adoptar mientras lo decimos, así como la adaptación del discurso según la
disposición del auditorio que tengamos, los hechos recientes que hayan moldeado al público y la
hora y el sitio en que lo pronunciemos.

La inventio o heuresis trata sobre qué decir: se encarga de encontrar los materiales que vamos a
usar después. Y en primer lugar hay que tener presente

Definición: género y puntos de vista.


División: todo y partes, tema y subtemas
Comparación: similaridad y diferencias, grado
Relaciones: causa y efecto, antecedentes y consecuencias, contrarios y contradicciones.
Circunstancias: posibles e imposibles, hechos pasados, hechos futuros
Testimonios: autoridades, testigos, máximas y proverbios, rumores, juramentos, documentos, leyes,
precedentes, hechos sobrenaturales…
Motivaciones. En el género judicial, lo justo y lo injusto; en el deliberativo, lo ventajoso y lo desventajoso, lo
bueno y lo malo; en el epidíctico, lo virtuoso o noble y lo vicioso o bajo.

La dispositio o taxis. A esta fase le atañe el orden expositivo de los episodios del discurso, además
de cómo estos habrán de articularse en orden a su eficacia.
Usualmente la dispositio articula el discurso en cuatro partes: el exordio, donde tiene lugar
la captatio benevolentiae o captura del interés y afecto del público: es la introducción del discurso,
donde se intenta interesar al público; la narratio, o relato expositivo de los temas previstos;
la confirmatio, o valoración de los argumentos; y la peroratio, el epílogo, donde se concluye el
discurso y se dispone al auditorio para el fin previsto.
El orden más apropiado para exponer los argumentos puede ser muy variable en función de
nuestros intereses: el cronológico u ordo naturalis y el pragmático u ordo
artificialis o artificiosus son las distribuciones principales.
El ordo naturalis suele adoptar la división en cuatro partes ya expuesta. El orden artificial puede
adoptar múltiples formas: in medias res, nestoriano, topográfico, aleatorio, convencional
(alfabético u otro), mnemotécnico, lógico o causal, graduado o gradativo (de prioridades, usado en
el periodismo para la redacción de noticias); de importancia; de preferencias; de complejidad
progresiva, usado en el discurso didáctico; de background progresivo o retroalimentado y
autorreflexivo, también en el discurso didáctico; de impacto psicológico (si es descendente,
disfémico, si es ascendente, eufemístico); de familiaridad —más a menos—; egocéntrico —de lo
más querido al receptor a lo que menos)...
Para realizar tal ordenamiento hay que tasar o realizar una valoración de los argumentos y buscar
asimismo contraargumentos para las razones que se nos vayan a oponer. Esta valoración nos
indica asimismo qué argumentos hay que estirar o desarrollar, porque constituyen el punto fuerte
de la argumentación, y cuáles debemos omitir, porque constituyen argumentos que ya utilizará el
oponente.
El orden creciente empieza con los argumentos más débiles y termina con los más fuertes, pero es
un orden peligroso porque el orador corre el albur de disponer desfavorablemente al público
desde el principio. El decreciente es inverso y su problema consiste en que sólo permanecen en la
memoria activa los últimos argumentos escuchados, por lo que terminar un discurso con las
pruebas más débiles produce una impresión desfavorable. Por eso el orden más socorrido es
el orden homérico o nestoriano: como la tropa de Néstor en la Iliada, hay que poner lo más débil
en el centro, y al principio y sobre todo al final lo más fuerte.
La elocutio o lexis adorna el lenguaje para seducir al auditorio y busca ejemplos que puedan
deslizar su opinión a nuestra conveniencia mediante el placer que produce la forma sensible y
elegante. Para ello es muy importante el lenguaje que habrá de emplearse en la exposición. Para
expresarse adecuadamente, el orador se sirve de una multitud de recursos, y entre estos
las figuras retóricas, las cuales integran los varios modos de expresión que, apartándose de otros
más ordinarios o sencillos, conceden al discurso un singular aspecto, según el propósito del
mismo. Se entienden dos categorías de figuras: las figuras de dicción, o metaplasmos, las cuales
se caracterizan por la alteración de la composición estructural de los vocablos, mediante la
excepción, adición o transposición de sus letras constituyentes; y las figuras de construcción, las
cuales conciernen a los varios modos de disposición sintáctica, donde se transgreden las formas
regulares de la misma. Otro modo de alteración de las palabras se realiza mediante los recursos
denominados tropos, el cual adjudica a la palabra un sentido distinto del cual le corresponde
naturalmente, aunque no se desliga por completo del significado primitivo.

La actio o hipócrisis instruye sobre las diferentes entonaciones para pronunciar el discurso, así
como los gestos adecuados para acompañarlo y la apariencia propicia para conseguir el propósito.

La memoria o mneme sirve para recordar los distintos elementos del discurso en un orden
específico.

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