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01 Principio y Fundamento I P Gustavo Lombardo IVE PDF
01 Principio y Fundamento I P Gustavo Lombardo IVE PDF
Primera Semana
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
PRIMERA PARTE: FIN DEL HOMBRE
[23]
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu Amor. Envía Señor tu Espíritu y serán creadas las cosas y renovarás la Faz de la
tierra.
Oh Dios que habéis adoctrinado los corazones de tus fieles con las luces de tu
Espíritu Santo, danos a gustar todo lo recto y bueno según ese mismo Espíritu y gozar
para siempre de tus celestiales consuelos. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Ave María.
“Conviene probar de ayudarlo, y para este fin sirve mucho tenerlo otros tres o
cuatro días entretenido en la consideración del fundamento, y en el examen particular y
general, y en conocimiento de cómo se peca de pensamiento, obra y palabra, para que así
vaya madurando” 2.
Digamos qué significa principio y qué fundamento. ¿Por qué estás palabras
usadas para esto? Porque nos van a ayudar a entender mejor lo que quiere que
alcancemos San Ignacio.
a) Principio como inicio (punto de partida): es aquello con lo que empieza algo,
como el principio de una carrera, el principio de un camino, el principio de un libro, etc.
Las cosas son diversas entre sí porque tienen principios diversos y, es importante
notar que, un error en el principio de algo, por pequeño que sea, ocasiona grandes y
1
P. Ignacio Casanovas, S.I., Comentario y explanación de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
2
Monumento Ignatiana, Ser. 2ª, pág. 791. Citado por CASANOVAS, op cit. t. I, cap. II.
P. Gustavo Lombardo
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IVE – Ejercicios Espirituales 2
Primera Semana
Nos dice el título del libro que los Ejercicios son para ordenar la vida y, a renglón
seguido, para que nos sirva de norma segura con que distinguir lo ordenado de lo
desordenado, con lo cual san Ignacio nos proporciona el principio fundamental, universal
y eterno del orden puesto por Dios en el universo. Todo lo que caiga dentro de este
principio va a ser ordenado, y todo lo que quede fuera de él será desordenado.
3
Mt 7, 21-27
4
SAN ALBERTO HURTADO, Un disparo a la eternidad. p. 161
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IVE – Ejercicios Espirituales 3
Primera Semana
En esta primera parte vamos a meditar acerca del Fin del hombre:
[23] “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro
Señor, y mediante esto salvar su ánima”.
Con estos breves renglones que vamos a meditar, san Ignacio responde,
partiendo de la verdad revelada, a dos preguntas que de alguna manera han estado
presentes en cada ser humano que ha pisado esta tierra: “de dónde venimos” y “a
dónde vamos”. Son interrogaciones que no podemos darnos el lujo de no saber contestar
y no solamente como teoría, sino que, una vez conocidas las respuestas, debemos vivir
de acuerdo a ellas.
Si encontramos algo nuevo en nuestra casa, colegio o trabajo, lo primero que nos
cuestionamos es “qué es”, luego “quién lo trajo” (para saber qué intenciones puede
haber tenido) y por último “para qué sirve”. Con estas tres preguntas ya vamos a saber
todo lo necesario para utilizar correctamente aquello.
Así también, nosotros sabemos que somos seres humanos y tenemos que
conocer, con la misma perfección, que venimos de Dios y a Él tendemos.
El 2º: Oración preparatoria: [46] “pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que
todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y
alabanza de su divina majestad”. Rectificar la intención, voy a rezar para buscar a Dios. La
oración no es algo que sea para buscarse a sí mismo, nosotros oramos para encontrar a
Dios. Y eso, sin duda, nos consuela, como decía Santa Teresa: “no buscamos los consuelos
de Dios, sino al Dios de los consuelos”.
5
Mt 6,18
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IVE – Ejercicios Espirituales 4
Primera Semana
leyendo el principio, la creación de la tierra, la creación del hombre, etc, para lograr
introducirse en la escena.
“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y
mediante esto salvar su ánima […]”.
Pocas palabras pero profundísimas. ¿Para qué ha sido creado el hombre? Pero
antes de religarse, de unirse con Dios, la persona, tiene que saber que Dios la creó. Ese
Dios, que lamentablemente hoy en día es tan dejado de lado. Se habla tanto de los
derechos humanos, ¿y los derechos de Dios? ¿Quién es más olvidado que Dios hoy en
día?, y Él es el que mantiene todo ésto, no solamente lo creó, sino que lo mantiene en su
ser, “en Él vivimos, nos movemos y existimos” dice San Pablo.
Y San Ignacio dice: “Es creado”, porque el hombre está continuamente siendo
creado, porque está Dios manteniendo su ser.
Y podemos preguntarnos: ¿Por qué Dios me creo a mí? ¿Qué hice yo para ser
creado? Nada, pura bondad de Dios. Agradecerle el estar acá, de que nos dio el ser, de
que nos mantiene en el ser.
“Dios es mi Señor porque este campo que soy yo, Él lo posee, fondo y superficie;
más aún, Él lo ha hecho. Sin Él no existiría: todo viene de Él. «Yo soy el Señor». Este
derecho esencial 6 de Dios está escrito en la contextura de mi ser [...] es incomunicable, y
cualquier derecho que alguien pretenda ejercer sobre mí, es apenas una delegación de su
derecho. Toda sumisión justa se refiere a su soberanía; y todo señorío no es más que un
intermediario entre Dios y yo. «Yo soy el Señor».
Eterno es este derecho de Dios... Los cielos y la tierra pasarán. El placer y la pena
humana pasarán. Las risas y las lágrimas pasarán. Las artes y los libros y los museos
6
Los resaltados de algunos términos son nuestros.
7
Ps 72,27
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IVE – Ejercicios Espirituales 5
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Bien, mi Bien, ese es Dios; y no sólo eso, sino que el único Bien: «Nadie es bueno,
sino sólo Dios», como dijo Jesús al joven del Evangelio 8. Fuente de todo bien es Dios,
Bondad fontal. Todo lo que en la tierra nos parece agradable, deleitable... es algo que
fluye, no tiene en sí mismo su origen, supone una fuente de la cual depende totalmente, y
a la cual nos orienta: Dios. Dios solo es bueno.
Término, fin de todo bien, Dios. Bondad final. Toda actividad, todo deseo, toda
esperanza que nos atrae nos envía, nos remite a un bien ulterior no poseído, real (ya que
real es nuestro movimiento, y una causa irreal no puede explicar un movimiento real; un
sol imaginario no explica una marea real) que nos atrae, nos mueve. Este bien último,
supremo hacia el cual tienden todas nuestras aspiraciones es Dios, bondad final. «Nos
creaste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti» 9.
Dios ha sido la primera palabra, y será la última. A quien pierde todo lo humano,
Dios le queda todavía, pero ¿qué puede quedarle a quien pierde a Dios? «Perderlo es
perecer... ¿Qué te puede satisfacer si no te satisface Dios». «Tarde te amé, hermosura
8
Mc 10, 18; cf. Lc 18, 19)
9
San Agustín
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IVE – Ejercicios Espirituales 6
Primera Semana
siempre antigua y siempre nueva», decía con nostalgia San Agustín. Y San Bruno, y detrás
de él los Cartujos, se fueron a los montes impenetrables clamando sin cesar «Oh Bondad,
oh Bondad, oh Bondad…», y esta contemplación tan simple llenaba sus almas de inmensa
paz, serenidad, amor” 10.
Dice el Concilio: "Muchas son las opiniones que el hombre ha dado y da sobre sí
mismo. Diversas e incluso contrarias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o
hundiéndose hasta la desesperación, de donde se sigue la duda y la ansiedad" 12.
La dignidad del ser humano radicará en aquello que se piense del hombre: de las
cumbres al abismo. Así, por ejemplo, si nos fijamos qué han dicho del hombre aquellos
que consideramos los grandes pensadores, veremos que:
10
SAN ALBERTO HURTADO, Ejercicio para una comunidad Jesuita, febrero de 1944; Un disparo a la eternidad, p. 163 y ss.
11
Gn 1, 26-27
12
CONCILIO VATICANO II, Gaudium et Spes, 12.
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IVE – Ejercicios Espirituales 7
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Sin embargo, nada de esto es el hombre. El ser humano es, en definitiva, como
dijo san Agustín, "un gran misterio", pero un misterio que se esclarece a la luz de Dios
como el capullo de la flor cerrado durante la noche, se abre al sentir sobre sus pétalos el
calor y la luz del sol. Por eso, porque se dilucida a la luz de Dios, es tan grande esta
verdad.
Decía el P. Spic: “Hay más verdades sobre el hombre en 20 líneas del génesis que
en miles de libros de antropología” 13.
"La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado «a imagen de Dios», con
capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido constituido señor de
la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios.
¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre para que
te cuides de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y
esplendor. Tú lo pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por Ti debajo de sus
pies (Ps 8, 5-7)" 15
La grandeza del hombre consiste, precisamente, en ser imagen de Dios. Y por ser
esa grandeza tal, la fe se ocupa de él. Juan Pablo II dice:
Quién no se hizo alguna vez esta pregunta: ¿para qué estoy aquí? San Ignacio
contesta: “para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor”.
Uno podría pensar que Dios es un poco egoísta, ya que Dios nos crea para Él,
como un movimiento de amor propio, quiere que lo busquemos a Él, quiere que vivamos
para Él, lo alabemos, le demos reverencia.
Pero no hay nada más errado que pensar que Dios es egoísta. En primer lugar hay
que tener bien presente que Dios no crea por necesidad, nosotros no le agregamos
13
P. Spic, uno de los más grandes exegetas de la época de los 90 (citado por p. Ezcurra)
14
Gn 1,26
15
GAUDIUM ET SPES, 12.
16
JUAN PABLO II, Cruzando el umbral de la Esperanza, PLAZA & JANES, Chile, 1942, p. 56.
17
JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, n° 3
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IVE – Ejercicios Espirituales 8
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absolutamente nada a Dios por existir. Si nosotros pensamos que nosotros le agregamos
algo a Dios, entonces, ese Dios ya no es Dios. Hegel lo dice así, con palabras muy difíciles
de entender, pero en el fondo dice que Dios con la creación del hombre se plenifica. Dios
no se plenifica nada con la creación, porque si Dios se plenificara con la creación es un
Dios necesitado, y un Dios necesitado no es Dios, es una creatura más, será más perfecta
que las demás, pero es una creatura más.
Por eso es, filosóficamente y teológicamente, imposible que Dios haya creado las
cosas, sobre todo las cosas racionales, con otro fin que no sea Él mismo. ¿Por qué?
Porque antes que Él, nada existía fuera de Él. ¿Cómo va a ponernos otro fin si nada había
que existiese si no era Él mismo? Si hubiera otra cosa a la que Él pusiera como fin, estaría
necesitando algo, como nosotros que buscamos algo para alcanzar un fin, que es distinto
a nosotros mismos porque necesitamos de las cosas.
Dios, en el acto de crear, no tuvo ningún otro motivo que su infinita bondad, la
cual quería comunicar a la creatura. Nosotros no agregamos nada a Dios. Pero dado que
libremente se determinaba a crear, forzosamente tenía que señalar un destino a las
criaturas; y considerando quién es Dios y lo que son las cosas creadas, éste destino no
podía ser otro que la glorificación de la divinidad.
Además gracias que nos puso un fin tan alto y tan perfecto. Qué cosa más triste
sería para nosotros enterarnos hipotéticamente de que nuestro fin no es Dios, si no una
creatura, un ser pequeño, limitado, en comparación con Dios es nada.
Decía la Gaudium et Spes: “Bien sabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve,
responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia
plenamente con solos los elementos terrenos” 18.
Marcelo Morsella, uno de los primeros seminaristas del Instituto del Verbo
Encarnado, fallecido en olor de santidad, tenía bien claro esto:
“La gente tiene sed de Dios y eso nunca dejará de ser así, porque así lo dispuso
Dios, Él se ríe de los que pretenden hacerlo desaparecer” 19.
“El corazón del hombre está hecho para Dios. Si las cosas las orientamos a Dios,
entonces sí nos darán verdadera satisfacción y alegría acá, porque nos acercan a Dios
18
GAUDIUM ET SPES, 41
19
MARCELO MORSELLA, Carta a Carlos, San Rafael, 17/9/84, Soy p.34
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IVE – Ejercicios Espirituales 9
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cada vez más. El cielo y el infierno empiezan en la Tierra, en el interior del hombre: o tiene
a Dios dentro o no lo tiene” 20.
Por eso hay que unir a todo esto (es creado para alabar, hacer reverencia y servir
a dios Nuestro Señor, y de ese modo salvar su alma), que todo esto, se identifica con
nuestra felicidad, hacer lo que Dios quiere en este mundo y sobre todo salvar el alma, lo
más importante: “de que le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma”.
Decía don Bosco: “Tengo una alma sola: si la pierdo, ¿de qué me servirá haber
vivido?”.
Esa eternidad que nos espera por medio de una vida, según la voluntad de Dios,
es nuestra felicidad. Por eso, cuando decimos que hay que ser bueno, que tenemos que
buscar a Dios, que tenemos que hacer su voluntad, que tenemos que cumplir los
mandamientos, no estamos diciendo otra cosa que tenemos que ser felices.
San Ireneo lo dice hermosísimamente: “La gloria de Dios es que el hombre viva”.
Dice el Concilio Vaticano I: “Dios creó el mundo para manifestar su perfección por
los bienes que distribuye entre las criaturas”.
Cristo tiene que estar de entrada en los ejercicios, por eso San Ignacio nos pone
“IHS”, “Jesucristo salvador de los hombres”, y pone la oración del Ánima Christi.
20
MARCELO MORSELLA, carta a un amigo, San Rafael, 30 de noviembre del 84; Soy capitán triunfante de mis estrella p.76.
21
MARCELO MORSELLA, cuaderno de anotaciones, 6 de agosto del 83; Soy capitán triunfante de mi estrella p.31.
22
SAN ALBERTO HURTADO, Un disparo a la eternidad.
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IVE – Ejercicios Espirituales 10
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Por eso, meditemos estas verdades, comprendamos que estamos en este mundo
para buscar a Dios y que esa es nuestra felicitad, que esa es la gloria que Él quiere para Él
mismo y que coincide con nuestro bien, y de esa manera viviremos bien y salvaremos
nuestra alma.
Hay un dicho que dice: “Más vale pobre y sano, que rico y enfermo”. Y uno
podría, con esto que estamos meditando decir: “Más vale rico y sano, que pobre y
enfermo”, ¿Por qué? Porque si uno busca a Dios en la vida y con algún sacrificio que hay
que hacer para cumplir los mandamientos y demás, va a ser feliz en esta vida y después
para siempre en la eternidad. Pero si uno no busca a Dios en la vida y se pierde esas
migajas de bien, de amistad y de hermosura, que son las creaturas, no solamente no es
feliz en esta vida, sino que se condena eternamente.
23
Gaudiun et Spes, 22-
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