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Una poesía del malestar:

“Una poesía que hable de ti, desde mí, que sea

el puente que nos una más allá de nuestros precipicios y

la brújula negra que nos guíe

por si apagan todas las luces”. (Obstinada Ariadna)

Al mismo tiempo muchas referencias Salinas, Deleuze, Nicanor Parra, Flaubert, Sartre, Lacan,
Ángel González, César Vallejo, pero al mismo tiempo es permeable a la cotidianidad, a la vida
diaria y refleja las emociones de Raúl, sus vivencias. Lo que muchos catalogarían dentro del
ámbito de la “poesía de la experiencia”, aunque yo detesto esa categoría, porque creo que, al
final, no existe una poesía que no sea de la experiencia, ya que cualquier experiencia se refleja
siempre en la palabra. En este caso quizás yo diría que Raúl es mucho más honesto que otros
poetas, entre los que yo me encuentro, por ejemplo, que tienen más dificultades para reflejar
esa otra parte de su vida (el amor a un ser querido, las birras con los colegas, beberse una copa
de vino en soledad), la que, quizás, no está tan mitificada por la tradición.

Sobre el antiheroísmo de vivir sin saber que se vive, que en el fondo es otra forma de
heroísmo, porque al igual que la antipoesía es poesía, negarse a ser un héroe es otra forma de
ser un héroe.

“No-mundos” que empieza con una cita de Deleuze, nos dice que somos incapaces de
entender el poder de la espuma, de la rotura, del colapso y de la multiplicidad que se abre tras
el latido del universo, de esa siembra de futuros que es la poesía, de la que nos habla en otro
de sus poemas.

Solo somos palabras, en “el traje nuevo del rey”, Raúl nos dice que

“La revolución en cambio

necesita gestos que den sentido

a esas narraciones vacías.”

La palabra, maldita por naturaleza a no ser que más que un espectro, necesita de una
materialidad, porque los fantasmas sin la carne, pueden recorrer europa, como nos decían
Marx y Engels, pero no pueden hacer la revolución.

LA MALDICIÓN DE LA PALABRA (la hoguera de la vanidad):

¿Cómo volar si no tenemos rumbos

si nos alimentamos de certezas...?


¿Cómo escribir si el absurdo nos acecha?

MÁS:

“no puedes morir, ni morirás, mientras en un rincón del

[mundo

sobreviva la esperanza y alguien pinte en una pared que:

estamos a nada de serlo todo. Aunque, a pesar de todo,

no seamos nada.”

“La palabra es un pájaro con tendencia a acercarse demasiado al sol”. Ícaro.

“POEMA ESPUMA: (contra la indiferencia)

Mientras tanto,

aquí seguimos, dormidos,

cansados de despertar, en la promesa eterna, ese estallido

que no se propaga en el vacío.”

MÁS CONTRA LA INDIFERENCIA

Lo dijo Lacan y lo dijo Jesucristo: La palabra no sir-

ve. La palabra ha muerto. Larga vida a la palabra. Cuando

no queda nada a lo que asirse y hemos hundido todos

los nombres sobre los que navegar, la vida se vuelve más

triste, un drama que ni el tiempo convierte en comedia.

Lo único que parece sobrevivir, como incompetente

suicida, es la esperanza. Sin su perseverancia, su frágil in-


terés por sostenernos, solo queda elegir entre el dolor y la

nada. Yo me quedo con el dolor.

MÁS CONTRA LA INDIFERENCIA:

No puedes ser poeta

si nunca has amado de verdad; si no has estado dispuesto

[a morir

o incluso a matar, que es otra forma de morir. No puedes.

Olvídalo. Ser poeta es encarnar tu propia bestia, aquella

que no atiende sino a su propio instinto de supervivencia.

Pero nos dice en otro poema que la verdad no existe, ese amar la verdad es por tanto un amar
lo imposible, al ideal, algo que desde Novalis es un motivo recurrente en la poesía moderna. El
auténtico cisma que separa al poeta de lo real, a la realidad del deseo que diría Cernuda.

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