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Productividad Empresarial

La productividad empresarial se define como el resultado de las acciones que se deben llevar a cabo
para conseguir los objetivos de la empresa además de un buen clima laboral, teniendo en cuenta la
relación entre los recursos que se invierten y los resultados de los mismos. El objetivo de esta
estrategia es mejorar la productividad, sostenibilidad y competitividad garantizando la viabilidad de
la empresa

Como Aumentar la productividad empresarial:

 Establecer metas y objetivos es fundamental para conseguir implantar el liderazgo


empresarial y el éxito de una empresa, marcar un camino a seguir que sirva como guía y
motivación.
 Fomentar las sinergias teniendo claros los valores dentro de la organización empresarial,
esto permite que los diferentes equipos puedan comunicarse y trabajar mejor generando
motivación laboral y así conseguir el aumento de la productividad.
 Incentivar la creatividad para conseguir innovar y producir cambios en la empresa que
hagan aumentar la productividad empresarial. La creatividad es un activo indispensable
para la supervivencia de cualquier empresa ya que nos permite ser competitivos y hacer
frente a los constantes cambios del mercado.
 Incorporar mejoras tecnológicas que mejoren los resultados y de ese modo la productividad
de la empresa. Las empresas han de ser cada vez más competitivas y para ello se ha de
innovar con nuevas tecnologías invirtiendo en procesos de producción que ayuden a
aumentar la productividad.
 Gestionar el tiempo adecuadamente es muy importante a la hora de mejorar la
productividad empresarial ya que todo el tiempo que se pierde o no se invierte bien deja de
ser productivo.
 Potenciar medidas de conciliación y flexibilidad laboral es fundamental para incrementar la
motivación de los empleados ya que un empleado descontento es un empleado poco
productivo.

CASOS

 Empresa ITEMSA: ITEMSA es capaz de encontrar y ofrecer a sus Clientes soluciones


innovadoras y operativas para la mejora de la productividad empresarial, acompañándolos
luego en su eficaz implantación. Nuestros servicios en este ámbito les permitirán
incrementar sustancialmente la productividad (eficiencia de las instalaciones y rendimiento
de la mano de obra), reducir rápida, significativa y sosteniblemente los costes unitarios de
producción y elevar el nivel de satisfacción de su clientela.

 Nestlé: Cerca de 98% de la energía de la planta en Bugalagrande se genera con cisco de café.
Hace cuatro años la multinacional de alimentos instaló en Bugalagrande la primera planta
en América Latina para el procesamiento de cisco de café. Su objetivo: extraer energía a
partir de la transformación de los residuos producidos por el grano y minimizar el impacto
en la comunidad y en el medio ambiente.
Tras invertir en tecnología de punta, Nestlé genera hoy 17 toneladas/h de vapor saturado,
y produce más de 98% de la energía que necesita en la fábrica de alimentos de
Bugalagrande, donde produce al año 35.000 millones de toneladas de marcas como Milo,
La Lechera, Nestea, Caldos Maggi y Nescafe. En el proyecto se invirtieron más de US$12
millones y la compañía ha logrado generar 10% menos de CO2, comparado con el que
producen los combustibles fósiles. También redujo en más de 40% las cargas orgánicas de
las aguas residuales se han eliminado residuos sólidos orgánicos de café y más de 25.000
habitantes de Bugalagrande tienen un mejor medio ambiente. El presidente de Nestlé en el
país es Manuel Andrés K.

 PINTUCO: Produce bajo parámetros de ecoeficiencia. Sus productos son libres de plomo.
Tiene en Rionegro, Antioquia, una de las fábricas más modernas de pinturas libres de
amoniaco, mercurio y plomo, con bajo contenido de VOC’s y sin metales pesados. Está
catalogada como una fábrica de carbono neutral, en la que se realizó una medición de
emisiones de gases de efecto invernadero, y luego se procedió a desarrollar un programa
de compensación de las mismas a través del programa Masbosques, que busca el manejo
sostenible de bosques cultivados y cuidados por campesinos de la región.
Pintuco, que hace varios años emprendió un ambicioso proceso de internacionalización,
hace parte del Grupo Orbis, que adhirió al Pacto Global Mundial y cuenta con una estrategia
de sostenibilidad incorporada en la estrategia de negocios. Además de cuidar el impacto en
su proceso de fabricación, también elabora productos con un enfoque de sostenibilidad, ya
que estos apuntan a lograr un hábitat sostenible y amigable con el medio ambiente. Andrés
Ortega es su presidente

PRODUCTIVIDAD Y COMPETITVIDAD

La productividad y la competitividad son elementos esenciales del desarrollo de las empresas


privadas en todos los países, y las organizaciones de empleadores tienen un importante papel que
desempeñar en la promoción de estos dos elementos a la hora de elaborar sus políticas y de prestar
servicios a sus miembros. Un desarrollo empresarial productivo se traduce en la creación de nuevos
empleos, lo cual es a su vez una de las contribuciones principales y más concretas a los esfuerzos
nacionales de reducción de la pobreza.

La globalización de la economía impone exigencias a los concurrentes de todos los mercados. Desde
hace años se viene hablando de la necesidad de aumentar la productividad, como una herramienta
indispensable para sobrevivir. Cada año debemos producir más con menos. Esto les impone un
ritmo duro a los empresarios de la época. Gracias a la internacionalización de la economía, ahora
nos vemos enfrentados a productores de todo el mundo. El primer efecto ha sido la disminución de
los márgenes de ganancia de los distintos concurrentes, en especial los fabricantes de bienes
transables. Sin embargo, los demás que no se duerman, que, si sus mercancías o servicios no viajan,
los capitales de sus competidores sí.

Para aumentar la productividad, los empresarios deben realizar inmensas inversiones en capital
físico y humano. Lo primero, resulta muy costoso y aprieta los flujos de caja de todos; lo segundo,
resulta muy laborioso dado lo precario del sistema educativo nacional. El que logre avances en
ambos campos estará equipado para pelear; pero esto no basta, porque la productividad hace una
buena parte de la competitividad, pero no la hace toda.

PRODUCTIVIDAD EN COLOMBIA

De acuerdo con un informe de KPMG, el país se ubica en la posición 83 de 181 naciones evaluadas,
aunque durante el último año mejoró 12 posiciones.

Los importantes avances que ha presentado Colombia durante los últimos años en algunos factores
como la estabilidad económica, la mejora de la infraestructura nacional y el desarrollo de las
instituciones, parece que, aunque despacio, están ayudando a escalar el potencial de productividad
que tiene el país. Así lo muestra el informe realizado por la consultora KPMG ‘Variables for Sustained
Growth 2016 Índex’, el cual ubica a esta nación en la posición número 83 entre 181 países, en cuanto
su potencial, con una calificación general de 4,3 unidades.

Sin embargo, es importante destacar que la posición de Colombia ha presentado un importante


incremento al comparar con la misma clasificación publicada un año antes. De acuerdo con la
edición 2015 del índice de KPMG, el país estaba en el puesto número 95, lo que supone un salto de
12 posiciones en tan solo un ejercicio.

Eso sí, la nota que registró en 2015 fue también de 4,3 puntos, lo que significa que la economía
nacional ha logrado mantenerse en la misma posición, mientras que otras ubicadas en el mismo
nivel han presentado descensos.

Entre las variables que ha analizado KPMG se encuentran algunas como la deuda o el déficit; los
niveles de inversión extranjera directa y el comercio exterior; la calidad de la infraestructura de
transporte, tecnológica o las instituciones financieras; la educación de los trabajadores o la fortaleza
de las instituciones públicas, entre otras.

En este sentido, la calificación de 4,3 puntos que obtuvo Colombia, la ubica en un nivel similar al de
economías como Turquía, Indonesia, Albania o Cabo Verde, y muy lejos de las posiciones de cabeza
que ostentan Suiza (8,3), Holanda (8,2) o Luxemburgo, con un puntaje de 8,1.En cuanto al resto de
Latinoamérica, Colombia se encuentra en el sexto puesto, por detrás de Chile (5,9), Uruguay (5,5),
Costa Rica y Panamá (5), o México (4,6).

Con todo, pese a que está lejos de las primeras posiciones, presenta un mayor potencial de
productividad que otras economías de la región como Perú, Ecuador, Argentina, Brasil o Venezuela.

De acuerdo con el informe de KPMG, “el progreso en el índice ha sido más lento en los países de
América Latina que en los asiáticos. Sin embargo, con excepción de Venezuela, han mostrado una
mejora consistente durante la última década”.

TEMAS DE ACTUALIDAD SOBRE PRODUCTIVIDAD Y COMPETITIVIDAD INTERNACIONAL

En los últimos dos auges que tuvo la economía desde 2002, auspiciados por la abundante liquidez
externa y los elevados precios de las materias primas exportadas, el país aceleró su desarrollo
económico de una manera similar a otros de América Latina.
Con base en un dinámico crecimiento económico y un incremento de los ingresos públicos, como
destaca el Consejo Privado de Competitividad (CPC), durante esos años en Colombia disminuyeron
la pobreza (de 50% a 20% de la población) y la indigencia (de 18% a 9%); el desempleo cayó por
debajo de dos dígitos, se redujo la informalidad laboral (de 58% a 50%), la clase media se duplicó (a
31% de la población) y superó a la menos favorecida (28%).

Al final del superciclo de las materias primas, sin embargo, la ralentización del ingreso nacional por
el deterioro de los términos de intercambio exigió que las economías exportadoras de estos bienes
ajustaran su demanda interna para disminuir los crecientes desbalances fiscal y externo. Por eso su
actividad económica se frenó.

Se esperaba que las pronunciadas depreciaciones de las monedas latinoamericanas, entre ellas el
peso colombiano, estimularan las exportaciones de otros bienes y servicios, para moderar el
impacto del ajuste sobre el crecimiento. Pero eso no ocurrió por la lenta expansión de la economía
mundial, la desaceleración de la región y su baja competitividad.

En Colombia esta permaneció estancada durante la última década. En este periodo el país descendió
3 puestos (al número 66 entre 137) en el escalafón del índice global de competitividad del Foro
Económico Mundial (FEM). Los resultados de Colombia en este indicador en 2017 también son
decepcionantes: respecto de 2016 ocurrió una desmejora generalizada, por lo cual descendió 5
puestos.

Los cuellos de botella de la competitividad de Colombia son casi los mismos que en otros países de
la región. Dentro de las condiciones básicas, las falencias más notables están en las instituciones,
sobre todo por la corrupción, que les resta credibilidad, debilita la eficacia del gasto público y
obstaculiza la mejora en la calidad de los bienes y servicios del Estado. En el último año, el país cayó
cinco puestos en la escala de las instituciones (al puesto 117). A pesar de mejoras marginales, la
salud y la educación primaria (con un ascenso de 2 puestos, al 88) y la infraestructura (con una caída
de 3, al 87) tampoco contribuyen a elevar la competitividad. Incluso en una de las grandes fortalezas
de la economía en el pasado, su estabilidad macroeconómica, hubo una disminución (del puesto 9
al 62), por el incumplimiento de la meta de inflación y el aumento de los objetivos de déficit
gubernamental permitido por la regla fiscal. En los pilares potenciadores de eficiencia, las fallas más
protuberantes están en la ineficiencia de los mercados de bienes (con un descenso de 2 puestos, al
102) y de trabajo (con una caída del 7 al 88).

Por último, en el pilar de innovación y sofisticación, la talanquera que más obstruye está en la
innovación, pese a la mejora del año pasado (con un incremento de 6 escalones, al 73).

Como no mejora la competitividad, que es el conjunto de instituciones, políticas y factores que


determinan la productividad, tampoco aumenta esta de manera sostenida. Por eso, cuando se
frenan la acumulación de capital y la generación de empleo, al entrar la economía en una recesión,
su capacidad de crecimiento se resiente mucho. Como no se incrementa la productividad, tampoco
se diversifican las exportaciones y la informalidad permanece alta. En estas condiciones se dificulta
cerrar la brecha en el bienestar de la población, comparado con el de los países avanzados. Además,
con la desaceleración que enfrenta la actividad económica en la coyuntura actual y el descenso en
la tasa de crecimiento potencial, se entorpece consolidar el desarrollo económico de la última
década. Por eso, como otras economías latinoamericanas, Colombia necesita mejorar su
competitividad para incrementar la productividad, de modo que pueda restablecer su capacidad de
crecimiento.

De acuerdo con el diagnóstico del FEM, el CPC sugiere focalizar los esfuerzos en mejorar las
instituciones, la infraestructura, la salud y la educación primaria, la eficiencia de los mercados de
bienes y de trabajo, así como acelerar la innovación. Si Colombia se convirtiera en el país
latinoamericano más competitivo en cada uno de estos pilares, saltaría al puesto 27 en el ranking
de competitividad.

En consecuencia, para mejorar las instituciones, el CPC recomienda combatir la corrupción,


aumentar los requisitos para ser juez e incrementar la transparencia en los procesos del sistema
judicial. Con el propósito de perfeccionar la educación, propone incrementar su cobertura neta a
100% y combatir la deserción escolar. En infraestructura aconseja destrabar los obstáculos y la
desconfianza que surgieron por los escándalos de corrupción, para asegurar su financiación. En
transporte de carga plantea realizar una transición hacia un esquema de libre competencia en fletes
y descongelar el parque automotor. Con el fin de acelerar la adopción de tecnología moderna, busca
la implementación de un programa nacional de extensión tecnológica robusto. Con el propósito de
estimular la innovación reclama un programa de desregulación inteligente. También considera
necesario complementar la política de desarrollo productivo con otra de ciencia, tecnología e
innovación decidida y enfocada. Para lograr una asignación óptima de los recursos requiere mejorar
la eficiencia del mercado laboral, por medio de la reducción de los costos laborales no salariales y la
disminución de los costos de despido. También quiere mejorar la eficiencia del mercado de bienes,
a través de la promoción de la competencia, para lo cual exige dar mayor independencia y fortaleza
a la Superindustria. Para restablecer la capacidad de crecimiento y encontrar nuevos motores de
actividad económica, el país necesita mejorar su competitividad.

Para lograrlo, esta debería ser una política de Estado que incorpore las recomendaciones del CPC.

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