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Evangelio de Lucas

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Ilustración bizantina del siglo X: Lucasescribiendo el Evangelio.

Final del Evangelio de Lucas en el Códice Alejandrino.

El Evangelio de Lucas, o Evangelio según san Lucas (en griego Κατά Λουκᾶν εὐαγγέλιον)
es el tercero y más extenso de los cuatro evangelios canónicos del Nuevo Testamento bíblico.
Relata la vida de Jesús de Nazaret, centrándose especialmente en su nacimiento, ministerio
público, muerte, resurrección y termina con el relato de su ascensión. El propósito de Lucas, al
escribir una historia de la vida, muerte, y resurrección de Jesucristo, era que las personas
fuera de la fe y cultura judía pudieran entender el mensaje de salvación.

Índice

 1Finalidad
 2Género
 3Autoría
o 3.1Tradición
o 3.2Puestas en duda
o 3.3Actualidad
 4Datación
o 4.1Argumentos para una datación tardía
o 4.2Argumentos para una datación temprana
o 4.3Argumento sobre el origen arameo de Lucas
 5Autenticidad de algunos textos
o 5.1Lc 1, 5 - 2, 52
o 5.2Lc 22, 43-44
 6Contenido
 7Véase también
 8Referencias
 9Bibliografía
 10Enlaces externos

Finalidad[editar]
Su evangelio tiene una finalidad pastoral: su intención es la profundización de la fe, mostrando
a Cristo como el Salvador de los hombres, resaltando su espíritu de misericordia.

Género[editar]
Aunque el evangelio se considera en sí un género literario, la obra de Lucas puede también
enmarcarse, por lo que él mismo dice, dentro de la historiografía helenística.1 Lo que lleva a
pensar así es la presentación que el autor hace en el prólogo:

 Ha investigado (παρακολουθέω).
 Los hechos (πράγματα)
 Pretende hacer una narración (διήγησις); no habla, como
Marcos, de εὒαγγέλιον.
 La crítica de la redacción nota que, cuando corrige a Marcos,
frecuentemente no es sólo por mejorar el griego, sino para
acercar más el texto al género histórico.
 En algunos momentos pone una datación sincrónica, como al
inicio del Evangelio (Lc 1, 5), al inicio del capítulo 2 y al inicio
del capítulo 3. Esto es una convención historiográfica que
Lucas respeta.
 Usa discursos en boca de personalidades importantes para
explicar el contenido de algunos hechos (otro recurso que se
usaba en la historiografía grecorromana).
Autoría[editar]
Tradición[editar]
El evangelio es anónimo, puesto que no está firmado. Es aceptado casi unánimemente que
fue escrito por el mismo autor de los Hechos de los Apóstoles, pues ambas obras están
dedicadas a un mismo personaje, un tal "Teófilo", de quien se ignora si es un personaje real,
un nombre simbólico (Teófilo quiere decir 'amigo de Dios') o un pseudónimo. El autor del libro
de los Hechos, además, hace en su prólogo referencia a una obra precedente. Se ha
subrayado además la homogeneidad de estilo y de pensamiento de estos dos libros.2
El evangelio ha sido atribuido tradicionalmente a Lucas, el «médico querido» al que
alude Pablo de Tarso en su Epístola a los colosenses. La atribución a Lucas de entre todos los
discípulos de Pablo se basa en parte en que su Evangelio es el que utiliza más términos
médicos.3 De ahí el nombre con el que es generalmente conocido. Según la
tradición,[cita requerida] aunque Lucas nunca conoció a Jesús, tras su conversión
al Cristianismo viajó a Roma, donde conoció a Pedro y Marcos. También quizá conoció
a María (madre de Jesús)[cita requerida]. Esto le permitió narrar en su Evangelio, numerosos
hechos de la infancia de Jesús (como la Presentación del Niño en el templo) y muchos
detalles de María (como la visita que hizo a Isabel y su cántico: el Magníficat).
Puestas en duda[editar]
No fue hasta el siglo XX que comenzaron a plantearse las dudas sobre el dato de la tradición.
La atribución a Lucas presenta problemas, sobre todo por la diferente visión de Pablo y de sus
iglesias que presenta este evangelio con respecto a las epístolas paulinas.2
De lo que el propio autor afirma en su prólogo puede deducirse que no conoció personalmente
a Jesús,2 pues, según su propio testimonio, fue escrito tras haber «investigado diligentemente
todo desde sus orígenes» consultando con «testigos oculares y servidores de la palabra».
Tampoco es probable que sea habitante de Palestina, ya que sus conocimientos sobre la
geografía de esta región y sobre las costumbres judías son muy generales y a veces
equivocados.2
H. J. Cadbury,4 estudia la afirmación del Canon de Muratori sobre la autoría de esta obra.
Para entender cómo se puede haber llegado a allí, busca entender el contexto del siglo II d.C.
Así pues descubre que en ese tiempo, cuando se está formando el canon, se dan dos
fenómenos particulares: por un lado se tiende a atribuir los textos sagrados a personajes con
autoridad (como a Pedro, a Pablo, a Bernabé...), y por otro lado la tradición se incrementa a
partir de los datos existentes en los textos (por ejemplo, si Pablo habla de "Lucas el médico",
si encontramos un personaje que se llama Lucas diremos que es médico). De este modo
Cadbury llega a la conclusión de que el Canon de Muratori no tiene valor histórico, pues lo que
dice de que "no vio personalmente en carne a Cristo", es porque lo tomó del prólogo del
Evangelio; cuando dice que anduvo con Pablo es porque se lo atribuye de la sección
"nosotros" de Hechos de los Apóstoles, y el dato que fue médico lo sacaría de algunas cartas
de Pablo.
La teoría de Cadbury es sugestiva, pero un punto débil de la teoría es, sin duda, lo que afirma
J. M. Creed: "Lucas no es una personalidad prominente en la época apostólica... Si el
Evangelio y los Hechos de los Apóstoles no hubiesen primero pasado bajo su nombre, no hay
razón obvia por la cual la tradición debería haberlos atribuido a él".5 Por otro lado el mismo
Cadbury admite que su propuesta de cómo se llegó a afirmar que el compañero de Pablo en la
sección "nosotros" de Hechos era el Lucas de Colosenses es sólo una conjetura.6
Actualidad[editar]
Hoy en día, aunque con muchas excepciones, más estudiosos suelen admitir que hubiese una
tradición primitiva básicamente histórica que afirmase que Lucas, un sirio de Antioquía,
influenciado por Pablo, fuese el autor; también formaría parte de esta tradición que escribió su
obra en Acaya y que murió en Beocia o en Tebas. Esta tradición básica se habría desarrollado
posteriormente basándose en lo que el propio autor afirma en su prólogo o Pablo en sus
cartas: que no conoció personalmente a Jesús,2 pues, según su propio testimonio, fue escrito
tras haber «investigado diligentemente todo desde sus orígenes» consultando con «testigos
oculares y servidores de la palabra». Que viajó un tiempo con Pablo (pues en los Hechos hay
una sección cuando habla de "nosotros"), que fue médico (como dice Pablo en la carta a los
Colosenses de un tal Lucas), etc. El hecho de que sus conocimientos sobre la geografía de
Palestina y sobre las costumbres judías sea muy genérico y a veces equivocado, refuerza la
opinión de que no procedía de esa región.2

Datación[editar]
Argumentos para una datación tardía[editar]
La mayoría de los autores sitúan la composición de este evangelio en la década de los 80
d.C., debido a que suponen que Lc 21, donde se describe la destrucción del Templo de
Jerusalén, acontecida el año 70, es una narración post eventum; es decir, que Lucas estaría
poniendo en boca de Jesús una profecía que ya se había cumplido. Así, refiriéndose al templo
Jesús dice: «llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» y,
respondiendo a la pregunta de cuándo sucedería responde: «Cuando oigáis hablar de guerras
y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el
fin no es inmediato» y «Se levantará nación contra nación y reino contra reino».
Sin embargo las dataciones más tardías tienen que explicar varios datos que parecen querer
una datación anterior:

 La presencia de este evangelio en el papiro P75 (hacia el año


200) y la mención del evangelio de Lucas que hacen Ireneo
de Lyon y el Fragmento muratoriano hacia el año 180 es
extraña si fuera de finales del siglo I; es poco tiempo para
haberse difundido tanto.
 La conclusión abrupta de los Hechos de los Apóstoles,
segunda parte de la obra, donde, contrariamente a lo que se
esperaría, no se narra la muerte de Pablo, parecería indicar
que Pablo no habría muerto aún cuando se compuso. Pablo
murió bajo Nerón hacia el año 64. Sin embargo quienes
sostienen la datación tardía explican que Lucas este final
abrupto es sólo aparente, pues Lucas querría demostrar que
el Evangelio llegó hasta los confines de la tierra, y esto lo
logra cuando Pablo llega a Roma. De modo que, aunque
Pablo hubiese muerto, Lucas habría escrito este final.
 La sección "nosotros" de los hechos: Si Lucas viajó con
Pablo, en los años 50, no pudo sobrevivir demasiado tiempo
al apóstol.
 Parece que Lucas no conoce las cartas de Pablo, ya
extendidas a finales del siglo I d.C. (como atestigua
la segunda epístola de Pedro, pues si fuese así no daría
datos que contrastan con estas.
Argumentos para una datación temprana[editar]
Quienes ponen la composición de este evangelio mucho antes (Vf. Robert Lisle Lindsey; David
Flusser; J. B. Orchand; B. Reicke; J. A. T. Robinson) se basan en los siguientes argumentos:

Representación del evangelio de Lucas (toro). Véase tetramorfos.

1. Algunos autores (C. C. Torrey; C. H. Dodd) exponen que Lucas 21 no da ningún detalle
histórico de la destrucción de Jerusalén, sino que toma todas las imágenes del Antiguo
Testamento (Jeremías 21; Zacarías 12; 14; Esdras 9; Salmo 79; Ezequiel 40–48; etc.).
Así, en algunos de estos pasajes citados, también se dice:

 «Judá será sitiada, lo mismo que Jerusalén, y todas las


naciones de la tierra se juntarán contra ella» (Zacarías 12).
 «Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra
Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas serán
saqueadas y violadas las mujeres» (Zacarías 14).
También Ezequiel, en el contexto de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor, describe
Jerusalén sitiada (cap. 24) y su toma (cap. 33), aportando descripciones que pudieron haber
sido tomadas por Lucas.
En esta misma línea argumental, se dice que de tratarse de una profecía post eventum podría
haberse enriquecido la descripción aludiendo, por ejemplo, al fuego, pues el Templo fue
incendiado.
2. La destrucción de Jerusalén y de su templo es profetizada en Daniel 9:26: «...se quitará la
vida a un ungido y no le quedará nada y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la
ciudad y el santuario».
3. Otros personajes, como Jesús, el hijo de Ananías, también predijeron la destrucción del
templo, según Flavio Josefo en su Guerra de los Judíos VI, 300–309.
4. Ni el Evangelio de Lucas ni los Hechos de los Apóstoles mencionan el cumplimiento de esta
profecía, lo que supone un indicio de que el Templo no había sido destruido en el momento de
escribirse, especialmente si se considera que en las profecías post eventum se describe su
cumplimiento, como en Juan 21:18–19 (profecía post eventum sobre la muerte de Pedro) y en
Hechos 11:28 (probable profecía post eventum de un periodo de hambre que aconteció con
Claudio).
5. Las recomendaciones de Jesús de huir a las montañas de Judea no fueron seguidas, pues
los cristianos de Jerusalén huyeron a Transjordania.
6. Los Hechos de los Apóstoles, del mismo autor y presentado en el prólogo como segunda
parte del Evangelio de Lucas, finaliza con Pablo sometido a arresto domiciliario en Roma, lo
cual ocurrió el año 62. Por ello, es lógico pensar que Hechos fue escrito hacia ese año y, dado
que se escribió como segunda parte del evangelio de Lucas, éste tendría que haber sido
escrito algún tiempo antes, quizás a finales de los años 50 o inicios de los 60. Este argumento
cobra más fuerza cuando se considera que una tercera parte de Hechos narra el arresto y
proceso de Pablo, lo cual hace más extraño aún el que no se narre su muerte si ya hubiese
acontecido.
7. En el capítulo 8 de la Segunda epístola de Pablo a los Corintios, escrita en un arco que
oscila entre el año 54 y el año 57, se alude a que Pablo envió a Corinto a Tito y «al hermano,
cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias» y que «fue
designado por elección de todas las Iglesias como compañero de nuestro viaje».
Algunos eruditos como Julián Carrón Pérez y José Miguel García Pérez, pertenecientes a
la escuela exegética de Madrid, en su libro Cuándo fueron escritos los Evangelios, interpretan
que el «hermano» que acompañó a Tito, famoso por su proclamación del Evangelio,
fue Lucas y que la proclamación del Evangelio sólo podía realizarse llevando consigo un libro
que contuviera el Evangelio.
Argumento sobre el origen arameo de Lucas[editar]
Aunque el consenso sobre el origen griego del Evangelio de Lucas es amplio, Anderson
considera tener suficientes argumentos para afirmar que la obra fue escrita originalmente en
arameo, antes del año 70, y fue dirigida a Teófilo ben Anás, sumo sacerdote (saduceo) entre
los años 37 – 42 e.C., cuñado de Caifás.7
Anderson resalta ciertos datos internos que apuntan hacia la dirección de que el destinatario
no podía ser un gentil, sino que debía ser un piadoso judío: evidencia que en la obra se
presuponen conocimientos avanzados del judaísmo (por ejemplo los cambios de turnos de los
sacerdotes [Lc 1:8-9]), se enfatizan algunas profecías del Antiguo Testamento y se presenta a
Jesús y a cuantos le siguen como piadosos y devotos practicantes de la Ley de Moisés. El
hecho de que el griego de Lucas sea más clásico que el de los otros evangelios, siempre a
juicio de Anderson, no sería un obstáculo para esta teoría, pues también el griego del
historiador Flavio Josefo era muy bueno (más que el de Lucas) y, sin embargo, Josefo mismo
declaró en sus escritos que el idioma original de su obra fue el hebreo (Antíquitates, prefacio).
A estas consideraciones se añade que, a juicio de algunos científicos, el fragmento 4Q246,
escrito en arameo antes del año 70 d.C., sería una cita del Evangelio según san Lucas (Lc 1,
32-33. 35), convirtiéndose así en el testimonio más antiguo del Nuevo Testamento y una
prueba de que la lengua original del Evangelio fue el arameo.
Hay que decir, sin embargo, que esta opinión no es seguida entre los estudiosos de Lucas, y
que prácticamente no se encuentra reflejada en la literatura científica actual sobre el tercer
Evangelio.

Autenticidad de algunos textos[editar]


Lc 1, 5 - 2, 52[editar]
Esta sección del evangelio contiene una serie de características que lo diferencian del resto de
la obra.8 Por un lado el griego usado por el autor es mucho más semitizante que en el resto
del opus lucanum, especialmente en los cánticos (Vg. en vez de "fuerza salvadora" usa la
expresión "cuerno de salvación"). Toda la obra lucana tiene semitismos (es opinión corriente
que el autor está imitando el griego de la Biblia de los Setenta), pero en esta parte son mucho
más abundantes. Por otro lado hay muchos personajes que aparecen en estos capítulos que
no volverán a verse (Zacarías, Isabel, Simeón, Ana). El Juan anunciado y nacido en el capítulo
1 no parece que tenga nada que ver con el que se presenta a partir del capítulo 3 (ver, por
ejemplo, cuando en 7, 19 manda mensajeros a preguntar a Jesús sobre su identidad).
También hay algunos temas teológicos tratados en estos dos primeros capítulos no parecen
tener la misma línea (o simplemente no se presentan) en el resto del evangelio: el Espíritu
Santo, los ángeles (sólo aparecerá uno en 22, 43, y es comúnmente aceptado que ese
versículo no es lucano). Por último, al inicio del capítulo 3 encontramos una larga y precisa
referencia cronológica, modo en el que solían comenzar el género histórico grecorromano.
Parecería, en efecto, y sería muy lógico que tras el prólogo (1, 1-4) debería venir enseguida 3,
1. A estas constataciones se pueden dar, básicamente, dos soluciones:
Por ejemplo Julius Wellhausen9 considera que es un midrash judeocristiano insertada
posteriormente al la obra lucana. Además parece que san Efrén, en su comentario
al Diatessaron, no lo contempla.10
También Hans Conzelmann11 llega a la conclusión que la idea principal de la teología lucana
consiste en la división de la historia en tres tiempos: de Israel, de Jesús y de la Iglesia. Según
esta intuición considera que Lc 1-2 rompe con esta idea lucana, pues une el tiempo de Israel
con el de Jesús. Conzelmann fue muy criticado por centrarse demasiado en un pasaje (en
este caso Lc 16, 16) olvidando el resto.
La obra de Conzelmann dio pie a una serie de investigaciones sobre los evangelios de la
infancia lucanos. Paúl S. Minnear12 demuestra que en varios lugares Lucas atribuye a Juan el
papel de precursor, que es llamado "más que un profeta" y que es puesto al inicio de la vida
pública de Jesús. De este modo es patente que Lucas no pretende dividir tanto a Juan y a
Jesús como Conzelmann supondría.
Muchos otros desde entonces creen que Lc 1, 5 - 2, 52 son del mismo autor que el resto de la
obra; que, a pesar de las diferencias, hay una unidad fundamental en el lenguaje que usa el
autor. Esta hipótesis es sostenida, por ejemplo, por Plummer,13 von Harnack, Cadbury. En
apoyo de esta teoría está el hecho que de las 62 palabras más frecuentes usadas en el resto
de la obra, 46 aparecen también en esta sección. Para justificar el incremento de semitismos
consideran que probablemente el autor usó fuentes de Palestina que cambió poco (sea del
círculo de la familia de Jesús, sea de la Iglesia primitiva), o tal vez que quiso imitar más
fuertemente el estilo de la Septuaginta. El hecho de que en 3, 1 parece comenzar el Evangelio
se explicaría porque, aunque el autor sería el mismo, probablemente lo habría añadido años
más tarde (incluso tras haber terminado los Hechos de los Apóstoles, obra con la que, de
hecho, esta sección es muy afín en cuanto a la temática.
Otros, como Raymond Edward Brown14 y Joseph Augustine Fitzmyer, S.I., han sugerido que
este pasaje haya sido añadido posteriormente por el mismo autor. De este modo se da razón
del cambio de estilo, de los varios finales y principios que existen en el texto, etc., sin
renunciar a la bastante probada autoría lucana.
Lc 22, 43-44[editar]
Este es el texto cuando Jesús suda gotas de sangre y es confortado por un ángel en
Getsemaní. El problema en este pasaje se presenta únicamente por la crítica externa: faltan
en importantes manuscritos, entre ellos, según parece, en el Papiro 69, y ciertamente en la
primera revisión del Codex Sinaiticus, el Vaticanus, en el Washingtoniano, en varias versiones
y algunos padres de la Iglesia.15 La explicación tradicional de estas omisiones en tan
importantes y diversos es que habría sido eliminado "por quienes sentían que la narración de
Jesús abrumado por la debilidad humana era incompatible con su compartir la divina
omnipotencia del Padre".16 Sin embargo hoy en día hay bastante consenso (y así lo vio el
consejo interconfesional de The Greek New Testament en su cuarta edición) en que es más
probable que estos dos versículos "hayan sido añadidos a partir de una fuente muy primitiva,
sea oral, sea escrita, de tradiciones extracanónicas concertinentes a la vida y pasión de
Cristo".17

Contenido[editar]
El evangelio de Lucas aporta noticias que no aparecen en los demás evangelios, como por
ejemplo acerca de los primeros años de la vida de Jesús. También contiene bastantes detalles
sobre la predicación de Jesús en las regiones de Galilea, Samaria, Judea y Perea. Por otra
parte, contiene una versión reducida del llamado Sermón del monte, conocida como Sermón
de la llanura. También son propias de este evangelio un conjunto de parábolas: la del buen
samaritano, la de la moneda perdida, la del hijo pródigo, la del rico epulón y el pobre Lázaro,
la parábola del juez inicuo y la viuda importuna, y la del fariseo y el publicano. Su relato de las
apariciones de Jesús tras la resurrección es particularmente detallado, en particular la
aparición ante los llamados peregrinos de Emaús.
Según Jaroslav Pelikan, el evangelio de Lucas se dirige fundamentalmente a lectores
cristianos de origen no judío, como el Teófilo mencionado al principio. Uno de sus objetivos,
en opinión de este historiador, sería demostrar ante las autoridades romanas, que ni Jesús ni
sus seguidores suponían una amenaza para el Imperio romano.18
Según Anderson H,R, el evangelio de Lucas se dirige a Teófilo ben Anás; sumo sacerdote
saduceo entre los años 37 – 42 e.C., cuñado de Caifás, y por tanto a una audiencia saducea19

Véase también[editar]
 Hechos de los Apóstoles

Referencias[editar]
1. ↑ W. C. VAN UNNIK, “Once More, St. Luke’s Prologue. Essays
on the Gospel of Luke and Acts", in Neotestamentica 7, Pretoria
1973, pp. 7-26.
2. ↑ Saltar a:a b c d e f García-Viana, Luis Fernando: "Evangelio
según San Lucas", en: AA.VV.: Comentario al Nuevo
Testamento, Estella: Casa de la Biblia, 2002; ISBN 978-84-
8169-183-2. Páginas 185-262; p. 185.
3. ↑ Robertson, A. T. (2003). Comentario al texto griego del Nuevo
Testamento. Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.
p. 115. ISBN 978-84-8267-351-6. Consultado el 26 de febrero de
2015.
4. ↑ H. J. CADBURY, "The Tradition" en Beginnings of Christianity,
vol. 2.
5. ↑ J. M. CREED, The Gospel according to St. Luke, Londres
1965, pp. xiii-xiv.
6. ↑ H. J. CADBURY, Op. cit., p. 261
7. ↑ Anderson H,R. (1997). Theofilus, a proposal, Evangelical
Qartery Vol 69-3.
8. ↑ J. HILLMANN, "Die Kindheitsgeschichte Jesu nach Lukas
kritisch untersucht" en Jahbuch für protestantische Theologie 17
(1891).
9. ↑ J. WELLHAUSEN, Das Evangelium Lucae, Berlin 1904.
10. ↑ F. C. Conybeare, "Ein Zeugnis Ephräems über das Fehlen von
c. 1 und 2 im Texte des Lukas", ZNW 3 (1902), pp. 192, 197
11. ↑ CONZELMANN; Die Mitte der Zeit, 1954
12. ↑ P. S. MINEAR, "Luke's use of Birth Stories" en Studies in
Luke-Acts, NTS 10 (1963-1964), pp. 202-226.
13. ↑ A. PLUMMER, The Gospel according to Saint Luke (ICC;
Edimburgh, 1901)
14. ↑ R. E. BROWN, The Birth of The Messiah. A commentary on
the Infancy Narratives in the Gospels of Matthew and Luke,
ABRL, Nueva York 1993, pp. 240-241
15. ↑ NESTLÉ-ALAND, Novum Testamentum Graece, Stuttgart
1979 (26.ª edición).
16. ↑ B. M. METZGER, A Textual Commentary on the Greek New
Testament, Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart 1994, p. 151.
17. ↑ Ibíd.
18. ↑ Pelikan, Jaroslav (febrero de 2008). Historia de la Biblia (1ª
ed. edición). Barcelona: Kairós. pp. 137-138. ISBN 9788472456679.
19. ↑ Anderson H,R. (1997). Theofilus, a proposal, Evangelical
Qartery Vol 69-3 (1ª ed. edición).

Bibliografía[editar]
 San Lucas (1998). Evangelio según San Lucas. Córdoba:
Ediciones El Almendro de Córdoba, S.L. ISBN 84-8005-037-3 (ISBN
978-84-8005-037-1).

Enlaces externos[editar]
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