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Leyenda guaraya del origen del sol y de la luna; del día y la noche

(Antonio Paredes Candía)

El dios de los guarayos, a quien ellos le nominan el abuelo, en principio moraba sobre la tierra. En
su larga existencia, tuvo dos hijos extremadamente hermosos, que con el pasar del tiempo, ya
jóvenes, adquirirían apostura atlética, inteligencia y profundo concepto de justicia.

II

Arí se llamaba el mayor y Yazi el menor. Arí era rubio, apasionado y diestro cazador; Yazi, moreno,
pacato y aventajado para la pesca.

Los dos hijos mantenían la choza del abuelo henchida de alimentos: pescados frescos y secos, y
animales salvajes.

En ese tiempo, del cual no se tiene memoria, el cielo era blanco y en la tierra no había diferencia
entre el día y la noche.

Todo era pardo, seco, grisáceo. No existían los alimentos vegetales como la yuca y los variados
frutos silvestres.

La vida del hombre era mísera y sacrificada,

III

Los dos hermanos: Arí y Yazi, vivían soñando aventuras, premiosos de protagonizar hazañas
imperecederas; que dieran eternidad a sus nombres y a su tribu.

Una vez, mirando la sábana blanca que semejaba el cielo, meditaban sobre lo que presumían
existiría allí. "Oh! Arí, si pudiéramos tocar con nuestras propias manos ese elemento sin color, que
nos cubre a manera de techo!", lamentábase el menor con la vista fija en el misterio.

— scalemos Yazi —habló el mayor de los hermanos.

El joven Yazi, antes de dar el mínimo paso, analizaba el pro y el contra de todo hecho, y quedó
pensativo escuchando la proposición del hermano.

— Escalemos Yazi! —insistió Arí.

— Bien —dijo Yazi— escalemos, pero dime el modo de hacerlo.

Arí respondió:
— anzaremos sin parar todas las flechas de nuestras respectivas aljabas; yo lanzaré la primera,
tú me seguirás y clavarás tu flecha en la parte posterior de la mía y así, sucesivamente, uniremos
todas las que tenemos, hasta formar una resistente cuerda por la que ascenderemos allí.

La empresa era temeraria pero había que intentar.

Los dos hermanos se colocaron en el centro de un claro de la aldea y principiaron la faena. A los
pocos instantes tenían disponibles un resistente cable construido con sus flechas.

El abuelo, orgulloso, especiaba la hazaña de sus hijos.

Llegados a la punta de la primera flecha, se propusieron tocar el cielo: Yazi estiró la mano y lo
consiguió, pero en ese instante, por arte de encantamiento, se convirtió en la luna y empezó a
rodar por el cielo. Ari en un intento de retener a su hermano también tocó el cielo e
inmediatamente transformó su figura en la del sol y comenzó a correr tras de su hermano, para
nunca alcanzarlo, y así estar eternamente.

IV

El cielo gris se iluminó de belleza y el hombre recién pudo ver lo que le rodeaba.

Desde entonces, se explican los guarayos, existe el día y la noche. Cuando Arí pasa por este lado
del cielo buscando a su hermano, es de día; y recibimos su afecto en luz y calor que nos da vida y
hace madurar los frutos de nuestro sustento. La noche es Yazi, con su presencia nos induce a
descansar para reparar nuestras fuerzas.

Los dos hermanos, nos han enseñado la división que siempre debe existir en el tiempo para la
supervivencia del hombre: las horas de trabajo y las de descanso.
Señor de Santa Vera Cruz
En Valle Hermoso una de las tradiciones religioso -paganas más conocidas a nivel nacional es la de
Santa Vera Cruz que se cumple cada tres de mayo de todos los años, y es una de las fiestas más
típicas en Cochabamba.
Cuenta la leyenda que antiguamente un indígena que recorría el lugar, halló una piedra de forma
casi triangular, en cuyo centro, formada por las venas de la misma, dibujábase una cruz uniforme,
creyó entonces el indio haber encontrado en ese bloque el milagro divino.

Según ellos, era el deseo de Dios que hacía un pedido de morada donde se le veneraría.

Así lo hicieron, y la primera construcción era una pequeña habitación, incómoda y sucia, en cuyo
fondo sobre un poyo de adobes, construido para altar, descansaba la piedra de su idolatría. Más
tarde, como aumentaba el número de fieles, la trasladaron a otro sitio más espacioso hasta llegar
al sitio donde actualmente se encuentra.

La piedra primigenia, motivo de la fiesta, ha desaparecido, sustituyéndose hoy con un crucifijo.

Las mujeres que tienen muchos hijos y no desean más familia, llevan a Santa Vera Cruz,
muñequitas de trapo, envueltas en hilos de colores, idénticamente como lo hacen en la vida
cotidiana y depositan en una especie de hoyo que se encuentra en la parte posterior del altar
mayor, pidiendo al instante en que arrojan la muñeca, el milagro de no tener más niños.

Lo contrario ocurre con las mujeres estériles que recogen esas muñequitas pidiendo tener familia.

Generalmente los pedidos se los hace en la explanada o atrio de la iglesia, donde se busca un sitio
y se preparan las ofrendas que consiste en una mezcla de lanas (millmas) de ovejas, cabras,
plumas de aves y pelos de vacas; formando un bolo unido con excremento de los mismos
animales. Se lo junta con la grasa "untu" de animal para que empiece a arder. Al mismo tiempo se
encienden las velas (uno por cada miembro de la familia incluso cuando están ausentes), se
colocan en formas especiales, circular, en cruz, en línea o se toman todas las velas juntas en la
mano. Es el momento de la oración y de gran recogimiento, se supone que están en oración a
Cristo, se intercala con alguna bebida o cigarro.

Este rito dura cerca de dos a tres horas, esperando que se consuma todo el preparado (no se
puede apagar, es señal de mal agüero).

Al concluir esta ceremonia, los miembros de la familia se acercan al Cristo a besar los pies de la
imagen, recogiendo luego las cenizas de la ofrenda guardándola para llevarlas a sus comunidades
donde se esparce a los campos y sembradíos, en algunos casos se conservan para curar
enfermedades.
Puente de Melgarejo
La alegría reina en la fiesta, es el matrimonio de su mejor amigo y era su deber acompañarle y
desearle las congratulaciones consabidas.

Junto a un grupo de amigos, Remberto, departe amigablemente al calor de la bebida, aquellos


años mozos cuando niños solían deambular por todas las campiñas de Tarata, en son de
"mack'unquear" las sabrosas frutas aún frescas que colgaban de las huertas de toda la región.

De pronto la conversación se centra en el famoso puente de Melgarejo construido sobre el río


Pilimayu junto a un centenario árbol de ceibo, donde el ex-presidente solía bailar y tomar la
deliciosa chicha junto a sus amigos y las infaltables cholitas, festejando sus triunfos.

— Dicen que a altas horas de la noche, el General aún festeja en ese lugar sus triunfos, -comenta
uno de ellos--- Es verdad, dicen que a don Jacinto se le había aparecido Melgarejo en persona que
estaba junto a una hermosa cholita.
— Qué ca... todo es mentira, cómo es posible en tiempos como estos aún se tenga esa creencia en
apariciones, —arguye Remberto-- cortando la conversación para continuar bebiendo.

Transcurre la medianoche, cerca al amanecer, Remberto, aún entre copas, decide recogerse a su
vivienda. Se levanta de la silla, donde había estado dormitando bastante tiempo, levanta su sacón
y sale.

Es una fría y oscura noche, un silencio sepulcral presentan los callejones serpenteantes que se
pierden en el silencio de la noche de Tarata. Con paso lento, pero seguro, avanza el hombre, en
tanto se escucha el canto lejano de un gallo, anunciando el amanecer.

La luna alumbra tenuemente el ambiente, que es suficiente para que él se pueda orientar hasta
llegar al famoso puente de Melgarejo. Cuando se dispone a cruzarlo, siente que algo se le enreda
en los pies. Se inclina y descubre que un ovillo de lana se le había envuelto por todo su alrededor.
Un poco molesto por este imponderable, intenta desenredarse y en eso siente la presencia de una
persona.

Al levantar la vista, estaba ahí, junto al ceibo, alumbrado levemente por la luz de la luna una
hermosa chola de grandes ojos, labios carnosos y seductores; turgentes y endurecidos pechos
envuelta en un manto negro; junto a ella sentado a los pies del árbol con su capa y espada
toledana y sombrero alón de alta ancha el General Melgarejo.
Virgen de Urk’upiña de Quillacollo
El profundo afecto que este pueblo profesa a su "mamita" de Urk'upiña tiene su bellísima
explicación.
Cuando Quillacollo, era apenas un pueblito pequeño, mucho menor que Tapacari, Tiquipaya y el
Paso, una niña pastorcita de minúsculo rebaño se pasaba días y más días pastando sus ovejas al
pie de un promontorio del cerro llamado "El Calvario" frente al rancherío de Cota. Cuando un día
se dirigió hacia ella una hermosa dama con un niño en su regazo. Así pasaba las horas ella
conversando con la Señora, no una sino muchas veces.

A la niña le parecía este hecho lo más natural, pero no así a sus padres quienes, cuando su hija les
hablaba de tales conversaciones, juegos y entretenimientos con madre e hija, fueron a dar parte
probablemente al Párroco de entonces que tenía el humilde título de doctrinero y a los principales
vecinos del pueblo quienes intrigados por tal noticia pidieron al campesino que apenas se repita el
hecho, dé aviso inmediato para cerciorarse de su veracidad.

Un día de esos, probablemente el 15 de agosto, fiesta patronal de la Virgen en su advocación de la


Asunción al cielo, vuelve la Señora a visitar a su predilecta, la misma que de inmediato pide
licencia y se va corriendo a dar aviso a sus progenitores, los mismos que corren a su vez hacia el
Calvario y ven con sus ojos desde la distancia a la Virgen y su niño, mientras que la pastora no
cesaba de gritar mostrándoles a la Señora con el dedo ¡allí está, ya está en el cerro! ¡Orccopiña!.
En el lugar ocupado por la Virgen en su visita encontraron los pobladores la Imagen que
actualmente es venerada desde ese día con el título especialísimo de Virgen de Urk'upiña,
castellanización de Orccopiña.
Origen de la planta del maíz
Rosa Koremango

Ella nos relata que en los tiempos antiguos (arakae ete), existió una mujer que tenía hijos mellizos
(un varón y una mujer), el varón se llamaba Guaray (Sol) y la mujer Yasi (luna). Los niños traviesos
un día se alejaron de la casa para jugar por el monte, al retornar se extraviaron en una planicie
donde paseaba el Ñandú Tumpa (dios ñandú), que vio en los niños que podrían ser buenos
compañeros para el Ñanderu Tumpa (dios padre), por lo que en una veloz corrida acometió a los
niños y tomando impulso intentó volar, la madre que salió a buscarlos/al escuchar los gritos de los
niños, corrió a socorrerlos llegando hasta el sitio, sin embargo la velocidad del ave y su esforzado
despegue, se impusieron a la voluntad de la madre qué solo alcanzó a tomar los dedos pulgares de
los pies de sus hijos, la fuerza e impulso del ave la arrastro por varios metros antes de iniciar el
vuelo, la madre sin poder hacer nada quedó en la tierra con lo único que pudo retener en ese
momento, la punta de los dedos de los pies de sus niños, y sin más consuelo que ver como el Dios
Ñandú se perdía entre las nubes con los niños.

Al pasar el tiempo, la madre desconsolada tuvo un sueño en el que el Ñanderu Tumpa (dios padre)
le ordenó sembrar en su chaco los pequeños dedos de los niños, al día siguiente la madre realizó
las tareas que le ordeno del dios padre, donde luego de un periodo de lluvias y sol, brotaron varias
plantas altas y delgadas con hojas en forma de lanzas, en la cual se albergaban unos frutos con
granos blancos, otros amarillos, algunos morados, con el transcurrir del tiempo estos frutos se
convirtieron en la esencia y motivo de la dieta principal de las comunidades guaraníes, que como
regalo de Dios Padre se convirtió también en el centro de las principales celebraciones para
practicar el convite y compartir la felicidad entre todos.

Es así que los guaraníes se consideran como los hombres y mujeres del maíz, en las comunidades
se vive la cultura del maíz, buscan tierras de maíz, hacen del maíz su dieta principal. Alrededor del
maíz gira su vida social y del maíz deriva incluso su prestigio y su poder político.

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