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¿Qué es la terapia constelar familiar?

La terapia constelar toma distintas formas: las constelaciones familiares de Bert Hellinger son la
posición más clásica, pasando por la ancestrología, la metagenealogía y la terapia ancestral
familiar. El común denominador de estas técnicas terapéuticas es la búsqueda de constantes
dentro de la dinámica familiar, desde la familia nuclear hasta el árbol genealógico ancestral de
cientos de generaciones, para entender que muchas de las situaciones que nos aprobleman tienen
su origen en el linaje, y no necesariamente en nosotros. Nosotros, fieles a esta historia familiar, las
manifestamos y las vivimos una y otra vez, generación tras generación, sin tomar conciencia de
que podemos sacar de ellas un gran aprendizaje, y dejar atrás el peso del dolor.

Para analizar y tomar conciencia de estas situaciones, se busca implementar una puesta en escena
que nos permita ver, como un espectador ajeno al problema, lo que está pasando. Para eso sirven
los talleres grupales. En ellos los asistentes representan a los distintos miembros de un linaje que,
como decía antes, pueden ir desde familiares cercanos (padre, madre, abuelos) hasta ancestros de
muchas generaciones atrás. Quien es constelado, observa las dinámicas que se establecen entre
quienes representan el conflicto, las que se dan sin la emocionalidad que se manifestaría en un
grupo familiar real. Muchas veces, las situaciones dolorosas, decretos, disgustos o confesiones se
pueden expresar tal cual cómo se sienten, no son ocultadas, ni adornadas o suavizadas.

Ayudados por las esencias florales, en este caso particular las esencias chamánicas del México
antiguo, y otras plantas de Bach, Bush y California, el inconsciente colectivo de la familia
representada “saca a la luz” el conflicto. Las esencias florales son un apoyo sabio y amoroso que
permite abrir la percepción de los asistentes, acompaña el desarrollo de los que debe ser
mostrado, y luego facilita lo que se llama hacer resolución.

La resolución consiste en ordenar el linaje en lo que tradicionalmente se denomina los órdenes del
amor. Son sencillos lineamientos que consisten en reconocer, dar y poner en su lugar a casa uno
de los miembros del linaje que se han manifestado, según su pertenencia, jerarquía y el equilibrio
entre dar y recibir. A veces basta decirle a un ancestro “yo te reconozco”, “me hiciste falta” o
“vete en paz, que yo estoy en paz”. Para que las sensaciones de incomodidad se retiren del grupo.

Las esencias florales nos ayudan en este contexto a perdonar, a soltar, a entregar las emociones
que no nos pertenecen, sino que han sido traídas a cada linaje y luego heredadas por nosotros, en
total conciencia. A veces, el valor de una constelación va a ser precisamente, el poder tomar
conciencia que los sentimientos no me pertenecen, por tanto, no es necesario que me mortifique
por ellos.

Luego de una constelación familiar, suele darse lo que se denominan “movimientos energéticos”.
La persona constelada experimenta una fuerte sensación de remoción emocional y sus familiares,
ya no en la puesta en escena, sino en la vida real, pueden percibir cambios en su vida. Relaciones
menos pesadas, nuevas formas de mirar las situaciones, cargas más livianas. Comienzan a sanar.
Se recomienda que los constelados guarden silencio sobre lo representado en la constelación
durante un tiempo prudente para que dichos movimientos energéticos no se vean condicionados
desde el consciente de la familia, sino que se den desde el sabio inconsciente y desde el corazón.

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