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Formación y tipos de precipitaciones

Formación de la precipitación

Cuatro condiciones so necesarias para que se originen precipitaciones: 1°) ascendencia del aire
y su enfriamiento; 2°) condensación del vapor de agua y formación de nubes; 3°) fuerte
concentración de humedad; y 4°) crecimiento de las gotitas de agua de la nube. Las dos
primeras se dan en la atmósfera sin demasiada dificultad, sin embargo, una vez formadas las
nubes, éstas no siempre ocasionan precipitaciones, de lo que se desprende la importancia de
los dos últimos requisitos. En efecto, por sí sola, la humedad contenida en las masas nubosas
no es suficiente para producir lluvia continuada; en el caso, por ejemplo, de una nube
ordinaria, con 2000 m de espesor, en el supuesto de que precipitara todo su contenido, no se
registraría más de 1 litro de agua por m², esto es, 1 mm, cantidad mínima comparada con la
pluviometría que se suele observar, y por añadidura la nube iba a desaparecer, circunstancias
ambas que no se dan porque el mecanismo de la precipitación va acompañado de la
regeneración de las nubes con nuevos aportes de vapor de agua de las áreas por donde pasa la
lluvia. La última condición es quizá la más crítica. La razón es que las gotas de lluvia tienen
tamaños milimétricos y, en cambio, las gotitas de nube son micrométricas y flotan en el aire en
tanto no crezcan y pesen lo suficiente para caer al suelo (aproximadamente el volumen de las
gotas de la lluvia es un millón de veces mayor que las que forman la nube).

Tipos de precipitación

1. Precipitación ciclónica o frontal. Está asociada a los frentes o superficies de contacto entre
masas de aire cálido y frío, y las borrascas o ciclones que en ellos se generan. Recordemos del
capítulo anterior que cuando se encuentran dos masas de aire de temperaturas distintas, la
fría penetra en cuña por debajo de la cálida y la levanta del suelo; al ascender la fría
adiabáticamente y forma nubes y precipitaciones. La naturaleza de éstas dependerá del
contenido de humedad del aire y de las características del área frontal, pero generalmente son
lluvias continuas sobre superficies muy extensas en la dirección de avance del frente. La acción
frontal es la responsable de la mayoría de las precipitaciones en las latitudes media y alta, pero
particularmente entre los paralelos 40° y 65°, más afectados por las perturbaciones del
llamado frente polar.
2. Precipitación por convergencia. Este tipo de precipitación tiene su origen en el ascenso del
aire que converge hacia las zonas de bajas presiones. Es característica del cinturón de bajas
presiones ecuatoriales, en la denominada Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), donde el
ascenso del aire por confluencia de los vientos alisios se ve reforzado por los movimientos
convectivos del aire en el área ecuatorial.

3. Precipitación convectiva. Se relaciona con las intensas corrientes ascendentes que tienen
lugar en las células de convección y suelen ser lluvias de tipo tormentoso, con chubascos y
fuertes aguaceros, procedentes de nubes cúmulos y cumulonimbos. El mecanismo
desencadenante de su formación es el desigual calentamiento del suelo, que actúa como
"efecto de disparo" para iniciar el movimiento ascendente; a partir de aqui el aire adyacente se
inestabiliza y asciende en forma de columnas aisladas o contiguas, que dan lugar a la
formación de nubes tipo cúmulos; si continúa la liberación de calor latente por condensación
del vapor de agua, el empuje ascensional se mantiene y la nube sigue creciendo hasta
convertirse en un cumulonimbo del cual pueden desprenderse intensas lluvias.
4. Precipitación orográfica. Se produce cuando una masa de aire es forzada a ascender por
encima de una barrera montañosa; al elevarse por la ladera de barlovento, el aire se enfría
adiabáticamente, condensa y precipita. A sotavento el efecto es contrario. Las nubes se
disipan, mientras el aire desciende y se calienta de forma adiabática, dando origen a un viento
cálido y seco, conocido como foehn o chinook, y a la generación de una sombra pluviométrica
que se proyecta sobre este lado de la montaña, con la frecuente creación de climas desérticos,
por la oposición que el sistema montañoso ejerce a la penetración de los vientos lluviosos
dominantes.

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