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Zourabichvili El Vocabulario de Deleuze PDF
Zourabichvili El Vocabulario de Deleuze PDF
Maestro de conferencias
en la Universidad de Montpellier III - Paul Valéry
EL VOCABULARIO
DEDELEUZE
eATUEL
Zourabichvili, Franc;ois
El vocabulario de Deleuze. - 1 a ed. - Buenos Aires: Atuel,
2007. 128 p. ; 19x12 cm. - (Nueva Serie Atuel. Anáfora)
Colección NUEVA SERIE l. "Al pie de la letra": ¿qué auditor de Deleuze no con
Dirigida por Ger111á11 Gan:ía servó el recuerdo de esa manía de lenguaje?¿ Y cómo, bajo
su aparente insignificancia, no oír el llamado incansable y
Composición y armado: [estudio dos] comunicación visual.
casi imperceptible de un gesto que sustenta toda la filosofía
Diseño de Tapa: [estudio dosJ comunicación visual.
de la "disyunción inclusiva". de la "univocidad" y de la
"distribución nómada"? Los escritos, por su lado, testimo
"Cet ouvrage, publié dans le c:idre du Programme d'Aiclc :i 1:t Publication
nian en todas partes la misma advertencia insistente1: no
Victoria Ocampo, bénéficic du souticn du MiniiaCrc fr:ln�ais des Affaires
tomen como metáforas conceptos que, a pesar de la apa
Etr:ingCrcs et du SeT\·icc de Coopér:uion ce d'Action Culturelle de
l'Ambassadc de Fr:mcc en Argentine" riencia, no lo son; comprendan que la misma palabra metá
fora es una engañifa, un seudo-concepto, en el que se dejan
"Esta obr:i, edicacfa en el marco del Pro grama de Ayud:i a la Publicación atrapar en filosofía no sólo sus adeptos sino también sus
Victoria Oc:unpo, cuenta con el apoyo del Ministerio ele Asuntos E:nr:m
detractores, y cuya refutación es todo el sistema de los
jeros de Francia 'j del Sen•icio de Coopcrnciún y de Acción Cultural de l:t
"devenires" o de la producción del sentido. El auditor con
Embj:i.cb. de Fr:mcia en la Argentina"
sentido común bien podía oponer su registro a esa cadena
EL VOCABULARIO DE DD.EUZE
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12 F'RANC:OIS ZoURABICHVlU
naturaleza de la mezcla de cuerpos correspondiente (cuan acontecimiento. De ahí también las dos vías a las que con
do el cuchillo entra efectivamente, materialmente, en la duce la primacía reconocida al acontecimiento: teoría del
carne) (MP, 109). La efectuación en los cuerpos (encarna signo y del sentido, teoría del devenir. Por un lado, Deleuze
ción o actualización del acontecimiento) sólo da lugar a la se opone a la concepción de la significación como entidad
sucesión de dos estados de cosas, antes-después, según plena o dato explícito, todavía apremiante en la feno
el principio de la disyunción exclusiva, mientras que e l menología y en toda filosofía de la "esencia" (un mundo
lenguaje recoge la diferencia de esos estados de cosas, el de cosas o de esencias no produciría sentido por sí mismo,
puro instante de su disyunción (véase "Aión"): a él le co le faltaría el sentido como diferencia o acontecimiento,
rresponde realizar la síntesis disyuntiva del acontecimien único que torna sensibles las significaciones y las engen
to, y es esa diferencia la que produce sentido. dra en el pensamiento). De ahí el interés por el estilo o la
Pero del hecho de que el acontecimiento encuentre creación de sintaxis, y la tesis de que el concepto -que es
amparo en el lenguaje no debe inferirse su naturaleza lin propiamente el acontecimiento deslindado por sí mismo en
güística, como si no fuera más que el equivalente de la la lengua- no se compone de proposiciones (QPh. 26-27;
mezcla de los cuerpos en otro plano: la frontera no pasa 36-37). Por otro lado, bosqueja una ética de la contra
entre el lenguaje y el acontecimiento de un lado, el mundo efectuación o del devenir-imperceptible (LS, serie 21 '; MP,
y sus estados de cosas del otro, sino entre dos interpreta mesetas 8 y 10), fundada en la liberación de la parte de
ciones de la relación entre el lenguaje y el mundo. Según la acontecimiento. "inefectuable", de toda efectuación. En
primera, querida por los lógicos, la relación se establece resumen, el acontecimiento es inseparablemente el senti
entre la forma proposicional a la que se ve reducido el do de las frases y el devenir del mundo; es aquello del
lenguaje, y la forma del estado de cosas al que se ve lleva mundo que se deja envolver en el lenguaje y le permite
do el mundo, a partir de entonces. Sin embargo, la distin funcionar. Por eso el co1H.:i..;pto de acontecimiento se expo
ción por l a cual Deleuze pretende r�mediar esta doble ne en una Lógica del sentido.
desnaturalización pasa a la vez por el lenguaje y el mun *** ¿Estamos autorizados a oponer pensamiento del
do: la paradoj a del acontecimiento es tal que, puramente acontecimiento y pensamiento del ser, o por el contrario a
"expresable", no deja de ser "atributo'' del mundo y de sus confundirlos? El acontecimiento se mantiene en dos nive
estados de cosas, de tal modo que el dualismo de la propo les, en el pensamiento de Deleuze: condición bajo la cual el
sición y el estado de cosas correspondiente no se encuen pensamiento piensa (encuentro con un afuera que fuerza a
tra en el plano del acontecimiento, que sólo subsiste en el pensar, corte del caos por un plano de inmanencia), "obje
lenguaje al tiempo que pertenece al mundo. El aconteci tos',. especiales del pensamiento (el plano sólo está po
miento, por tanto , esiá de ambos lados a l a vez, como aque blado de acontecimientos o devenires, cada concepto es
llo que, en el lenguaje, se-d!Sflngue de la proposición. y la construcción de un acontecimiento sobre el plano). Y si
aquello que, en el mundo, se distingue de los estados de no hay manera de pensar que no sea también manera de
cosas. Más aún, es la doble diferenciación de las significa
ciones por un lado, de los estados de cosas por el otro. De
ahí procede la aplicación del par virtual-actual (y, en una
medida menor, del par problema-solución) al concepto de * Objectités en el original. [N. del T.]
14 FRANCOIS ZoURABICKVlLl
15
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
hacer una experiencia, de pensar lo que hay, la filosofía no
asume su condición de acontecimiento de la que pretende fundamentalmente en juego en el devenir (en términos
recibir la garantía de su propia necesidad, sin proponer al deleuzianos estrictos: no es su problema, ella plantea otro
mismo tiempo Ja descripción de un dado puro, en sí mismo, problema). En efecto, ella no piensa más que un devenir
de acontecimiento. Llamemos a esto, si se quiere y por mismo (Ja forma en vías de nacer, el �parecer de la cosa) Y
provisión, experiencia del ser; aunque, ni en su estilo ni en no lo que debería ser un pleonasmo, un devenir-otro. ¿No
sus considerandos, el proceder deleuziano tenga nada en es Jo que expresa la desarticulación heideggeriana de la
común con el de Heidegger; y aunque el ser sea aquí una palabra Ereignis (acontecimiento) en Ereignis (acaec1m1en
noción engañosa, si es cierto que no hay dado sino en to propio)? De aquí procede el equívoco. cuando la
devenir (obsérvese que Deleuze evita tanto como sea po fenomenología que sobrevive a Deleuze pretende retomar
sible la palabra "ser"). Hablar de ontología dcleuziana, el tema del acontecimiento y volver a descubrirlo como el
pues, debe hacerse con grandes precauciones, así fuera corazón mismo de lo que desde siempre se ocupaba en
por consideración hacia un pensador que no manejaba de pensar. Porque habida cuenta de su problemática funda
buena gana ese género de categorías. Estas precauciones mental. jamás puede obtener otra cosa que adve111mie11-
son de dos órdenes. Por un lado, debemos observar clara tos. de tipo nacimiento o llegada (pero una vez más, aquí
mente lo que permite en Deleuze Ja conversión de Ja filoso su problema es otro, sin duda es Jo que ella desea, o lo que
fía crítica en ontología: el hecho de que lo dado puro no su "plano" le entrega del "caos"). Su tema es el com1cnzo
sea para un sujeto (la división del sujeto reflexivo y del del tiempo, génesis de Ja historicidad; no, como en Deleuze.
objeto intencionado y reconocido sólo se opera en lo dado, la cesura o ruptura que corta irrevocablemente el tiempo
mientras que lo dado puro remite a una subjetividad para en dos y lo fuerza a re-comenzar, en una captación sintét
�
dójica "en adyacencia'', vale decir, no trascendental sino ca de Jo irreversible y lo inminente, dándose el aconteci
situada en cada punto del plano de inmanencia). Por otro miento en la extraña estación de un todavía-prescnte-y
lado -y es el aspecto que aquí desarrollaremos-. se trata ya-pasado. t o davía-venidero-y-ya-presente (véase
de pensar una heterogénesis, según Ja espléndida palabra ·'Aión"). A partir de entonces, Ja historicidad en Deleuze
de Félix Guattari, donde "génesis" no se entiende ya sola está a su vez en devenir, afectada desde adentro por una
mente en su sentido tradicional de engendramiento, de exterioridad que Ja socava y Ja hace divergir de sí. En defi
nacimiento o de constitución (la verdadera relación del nitiva, ese duelo de dos pensamientos del acontecimiento,
derecho con el hecho que reclama Deleuze, y que dice no del génesis, del devenir, donde uno puede reivindicar al
encontrar ni en Kant ni en Husserl, porque ambos "cal "ser". y donde el otro no ve más que una pantalla o una
can" Ja condición sobre lo condicionado, Ja forma de lo palabra, ¿no es el duelo de una concepción cristiana y una
trascendental sobre la de lo empírico: forma recognitiva concepción no cristiana de Jo nuevo?
del objeto cualquiera, relativa a un sujeto consciente).
"Génesis" también se entiende respecto del nuevo con
cepto de "devenir'', y sin duda es lo que más a.seja a Deleuze
de la fenomenología y de sus herederos incl so ingratos.
�
La fenomenología "fracasa" en pensar Ja het frogeneidad
l6 F'RANc;:OIS ZouRABICHVILI EL \'OCABUIARIO DE DELEUZE 17
uso amplio e indeterminado: según el caso, remite a institu tancia remite al campo de deseo sobre el cual se constituye,
ciones muy fuertemente territorializadas (agenciamiento ju está afectado por cierto desequilibrio. El caso es que cada
dicial, conyugal, familiar, etc.). a formaciones íntimas uno de nosotros combina concretamente los dos tipos de
desterritorializantes (devenir-animal, etc.), por último al cam agenciamientos en grados variables, siendo el límite la
po de experiencia donde se elaboran esas formaciones (el esquizofrenia como proceso (decodificación o desterrito
plano de inmanencia como "agenciamiento maquinístico de rialización absoluta), y la cuestión de las relaciones de fuer
las imágenes-movimientos", JM, 87-88). Por lo tanto, en una zas concretas entre los tipos (véase "Línea de fuga"). Si la
primera aproximación, se dirá que estamos en presencia de institución es un agenciamiento molar que descansa sobre
un agenciamiento cada vez que se puede idcnti ficar y des agenciamientos moleculares (de ahí la importancia del punto
cribir el acoplamiento de un conjunto de relaciones materia de vista molecular en política: la suma de los gestos, actitu
les y de un régimen de signos correspondiente. En realidad, des, procedimientos, reglas, disposiciones espaciales y tem
la disparidad de los casos de agenciamiento encuentra su porales que constituyen la consistencia concreta o la dura
ordenamiento desde el punto de vista de la inmanencia, de ción -en el sentido bergsoniano-de la institución, burocracia
donde la existencia se revela indisociable de agenciamientos de Estado o de partido), el individuo, por su parte, no es una
variables y modificables que no dejan de producirla. Más forma originaria que evoluciona en el mundo como en un
que a un uso equívoco, en consecuencia, remite a polos del decorado exterior o un conjunto de datos a los cuales se
propio concepto, lo que sobre todo prohíbe todo dualismo contentaría con reaccionar: él sólo se constituye agencián
del deseo y de la institución, de lo inestable y lo estable. dose, sólo existe tomado desde el vamos en agenciamientos.
��specíficos,
Cada individuo tiene que habérselas con esos grandes Porque su campo de experiencia oscila entre su proyecci6n
agenciamientos sociales definidos por código sobre formas de comportamiento y de pensamiento precon
y que se caracterizan por una forma relativamen \ stable y cebidas (por lo tanto sociales), y su exposición en un plano
EL VOCABULARIO DE DELEUZE 19
18 fRANCOlS ZOUltABICHVILI
no son más que cantilenas que nos remiten a Edipo . . . ).
de inmanencia donde su devenir no se separe ya de las mientras que eJ deseo no espera el encuentro como la oca
líneas de fuga o transversales que traza entre las "cosas", sión de su ej ercicio sino que a eso se dispone y se cons
liberando su poder de afección y por eso mismo volviendo truye. No obstante. el interés principal del concepto de
a entrar en posesión de su potencia de sentir y de pensar agenciamiento es enriquecer la concepción del deseo de
(de donde procede un modo de individuación por ecceidades una problemática del enunciado, retomando las cosas don
que se distingue de la localización de un individuo mediante de las había dejado Lógica del sentido: aquí, toda produc
características identificantes-MP, 318 y sigs.). ción de sentido tenía como condición la articulación de
En consecuencia, los dos polos del concepto de dos series heterogéneas mediante una instancia paradóji
agenciarniento no son lo colectivo y Jo individual: más bien ca, y el lenguaje en general supuestamente no funcionaba
son dos sentidos. dos modos de lo colectivo. Porque si es sino en virtud de Ja naturaleza paradójica del aconteci
cierto que el agenciamiento es individuante, está claro que miento, que anudaba la serie de las mezclas de cuerpos a Ja
no se enuncia desde el punto de vista de un sujeto pre serie de las proposiciones. Mil mesetas se transporta al
existente que podría atribuírselo: lo propio, pues, es a la plano donde se articulan las dos series, y da un alcance
medida de su anonimato, y es por tal motivo por lo que el inédito a la dualidad estoica de las mezclas de cuerpos y
devenir singular de alguien concierne en rigor a todo el las transformaciones incorpóreas: una relación compleja
mundo (así como el cuadro clínico de una enfermedad pue se anuda entre "contenido" (o •iagenciamiento maquínico")
de recibir el nombre propio del médico que supo recopilar y "expresión" (o "agenciamiento colectivo de enuncia
sus sfntomas, aunque en sí mismo sea anónimo; lo mismo ción"), redefinidas como dos formas independientes no
en arte -véase PSM. l 5; D, 153). No debemos dejarnos obstante tomadas en una relación de presuposición recí
engañar por el carácter colectivo del "agcnciamiento de proca. y que se vuelven a lanzar una a otra; la génesis
enunciación" que corresponde a un "agenciamiento recíproca de las dos formas remite a la instancia del
maquinístico": no es producido por, sino que por natura "diagrama" o de la "máquina abstracta". No es y a una os
leza es para una colectividad (de donde surge el l lamado cilación entre dos polos, como hace un rato, sino l a corre
de Paul Klee, a menudo citado por Deleuze, a "un pueblo lación de dos caras inseparables. Contrariamente a la rela
que falta"). Precisamente de este modo el deseo es el ver ción significante-significado, considerada como derivada,
dadero potencial revolucionario. la expresión se refiere al contenido sin por ello describirlo
***El concepto de agenciamiento remplaza a partir del ni representarlo: ella "interviene" allí (MP, l 09- ll5, con el
Kafka al de "máquinas descantes": "Sólo hay deseo dis ejemplo del agenciamiento feudal). De aquí se desprende
puesto o maquinado. No es posible captar o concebir un una concepción del lenguaje que se opone a la lingüística
deseo fuera de un agenciamiento determinado, en un pla y al psicoanálisis , y se señala por la primacía del enun
no que no preexiste, sino que a su vez debe ser construi ciado sobre la proposición (MP, meseta 4). Añadamos
do." (D, 115). Lo cual implica insistir una vez más en la que la forma de expresión no es necesariamente lingüís
exterioridad (y no la exteriorización) inherente a l deseo: tica: por ej emplo, hay agenciamient os musicales (MP,
todo deseo procede de un encuentro. Un enunciado seme 363-380). S i nos atenemos aquí a la expresión lingüísti
jante sólo en apariencia es una perogrullada: "encuentro" ca, ¿qué lógicas rigen el contenido y la expresión en el
se entiende en un sentido riguroso (tantos "encuentros"
\
20 FRANCOIS ZoURABICHVlLl EL VOCABUlARIO DE DELEUZE 21
plano de su génesis y por consiguiente de su insinua puede volver equívoca l a operación: en realidad, l a eterni
c i ó n recíproca C'máquina abstracta")? La de l a dad propia del instante tal y como la conciben los estoicos
;¡ecceidad" (composiciones intensivas, d e afectos y de sólo tiene un sentido inmanente, sin relación con lo que
velocidades -prolongación significativa de l a concep será la eternidad cristiana (eso será también lo que está en
ción de El anti-Edipo. fundada en la síntesis disyunti juego en la reinterpretación por Nietzsche del tema estoico
va y los "objetos parci ales"); y la de una enunciación del Eterno Retorno). Aión se opone a Chronos, que desig
que privilegia el verbo al infinitivo, el nombre propio y na el tiempo cronológico o sucesivo, donde el antes se
el artículo indefinido. Ambas comunican en Ja dimen ordena al después con la condición de un presente
sión de Aión (MP, 318-324 -sobre todo, el ej emplo del englobante en el cual, como se dice, todo ocurre (Deleuze
pequeño Hans). Por último, es alrededor del concepto compite aquí con Heidegger, quien, con el nombre de "re
de agenciamiento donde puede evaluarse la relación de solución anticipante", había discutido la primacía del pre
Deleuze con Foucault, los préstamos desviados que le sente de Agustín a Husserl'). Según una primera paradoja,
hace, el juego de proximidad y de distancia que relacio el acontecimiento es lo que no subsiste del mundo como
na a los dos pensadores (MP, 86-87 y J74-176; todo el tal sino envolviéndose en el lenguaje, al que a partir de
Foucau/t está construido sobre los diferentes aspectos entonces posibilita. Pero hay una segunda paradoja: "El
del concepto de agenciamiento). acontecimiento es siempre un tiempo muerto, allí donde no
ocurre nada" (QPh, 149). Ese tiempo muerto, que en cierto
modo es un no-tiempo, bautizado todavía "entre-tiempo",
es Aión. En ese nivel, el acontecimiento no es ya solamente
la diferencia de las cosas o de los estados de cosas; afecta
Aión la subjetividad, lleva la diferencia en el mismo sujeto. Si se
* "Según Aión, únicamente el pasado y el futuro insis • La traducción de este fragmento pertenece a L6gica del se111ido,
ten o subsisten en el tiempo. En lugar de un presente que biblioteca electrónica de Ja escuela de filosofía de la Universidad ARCIS,
reabsorbe el pasado y el futuro, un futuro y un pasado que traducción de Miguel Morey. pág. 119. [N. del T.].
(
dividen el presente en cada instante, que lo subd viden 2. Véase Ser y tiempo. §§ 61 y sigs. A los tres ·'ek-stasis" temporales
\
hasta el infinito en pasado y futuro, en los dos sent dos a
presentados en e l § 65 responden las tres síntesis del tiempo de
Diferencia y repetici611 (cap. tt), donde la relación directa del pasado
la vez. O más bien, es el instante sin espesor y sin exten y el futuro, así como el status temporal de lo posible, son igualmente
sión que subdivide cada presente en pasado y futuro, en decisivos, pero concebidos de manera diferente y en una perspectiva
lugar de presentes vastos y espesos que comprenden, unos ético-política incompat ible con la de Heidegger. Para un rápido
vislumbre de la divergencia que opone Deleuze a Heidegger,
respecto de otros, el futuro y el pasado'". confróntense aunque más no sea sus conceptos respectivos del destino
** Deleuze rehabilita la.distinción estoica de aión y de (DR. 112-113; Ser y tiempo. § 74). La comprensión de la posición
chronos para pensar la extra-temporalidad del aconteci dcleuziana supone la lectura conjunta de Diferencia y repetición (las
tres síntesis del tiempo), de L6gica del sentido (la oposición de Chronos
miento (o, si se prefiere, su temporalidad paradójica). La
y de Aión) y de la imagen-tiempo (la oposición de Chronos y de
traducción corriente del primer término por "eternidad" Cronos, cap. 4 -véase ''Cristal de tiempo").
r
22 FRANCoLS ZouRAe1cHvIU
11!1, VOCABULARIO DE DELEU7..E 23
llama acontecimiento a un cambio en el orden del sentido
(lo que producía sentido hasta ahora se nos ha vuelto in ••• Bajo el nombre de Aión, e l concepto de aconteci-
diferente y hasta opaco, aquello a lo cual en adelante so 1nicnto marca la introducción del afuera en el tiempo, o la
mos sensibles no producía sentido antes), hay que inferir relación del tiempo con un afuera que no le es ya exterior
que el acontecimiento no ocurre en el tiempo, porque afec (contrariamente a la eternidad y a su trascendencia). En
ta las condiciones hasta de una cronología. Más bien mar Olros términos, la extraMtemporalidad del acontecimienM
ca una cesura, un corte, tal como el tiempo se interrumpe to es inmanente, y por esa razón paradójica. ¿Con qué de
para reanudar en otro plano (de ahí la expresión "entre recho se puede sostener que ese afuera está en el tiempo,
tiempo")_ Al elaborar la categoría de acontecimiento, por si es cierto que separa el tiempo de sí mismo? Vemos en
lo tanto, Deleuze exhibe el lazo primordial del tiempo y el seguida que no bastaría con invocar la necesidad de una
sentido. a saber, que una cronología en general sólo es efectuación espacio-temporal del acontecimiento_ La res
pensable en función de un horizonte de sentido común en puesta implica dos momentos: 1) El acontecimiento está en
sus partes. Así, la noción de un tiempo objetivo, exterior a el tiempo en el sentido en que necesariamente remite a una
la vivencia e indiferente a su variedad, no es más que la efectuación espacio-temporal, como tal irreversible (LS,
generalización de ese lazo: su correlato es el '"sentido co 1 77)_ Relación paradójica entre dos términos incompati
mún". la posibilidad de desplegar l a serie infinita de las bles (antes I después, donde el segundo término hace "pa
cosas o las vivencias en un mismo plano de representa �nr" el primero), implica materialmente la exclusión que
ción. El acontecimiento. como "entre-tiempo", por sí mis suspende lógicamente_ 2) El acontecimiento está en el tiem
mo no pasa, a la vez porque es puro instante, punto de po en el sentido en que es la diferencia interna del tiempo,
escisión o de disyunción de un antes y un después, y lo interiorización de su disyunción: separa el tiempo del
porque la experiencia que le corresponde es la paradoja de tiempo; no hay razones para concebir el acontecimiento
una "espera infinita que ya es infinitamente pasada, espe fuera del tiempo. aunque él mismo no sea temporal. En
ra y reserva" (QPh, 149). Por eso la distinción de Aión y de consecuencia. es importante disponer de un concepto de
Chronos no acompaña la dualidad platónico-cristiana de multiplicidad tal que la "cosa" no tenga ya unidad sino a
la eternidad y el tiempo: no hay experiencia de un más allá través de sus variaciones y no en función de un género
del tiempo, sino solamente de una temporalidad trabajada común que subsumiría sus di visiones (bajo los nombres
por Aión, donde la ley de Chronos dejó de reinar. Ése es el de univocidad y de síntesis disyuntiva, el concepto de
"tiempo indefinido del acontecimiento" (MP, 320)_ Esta expe ºdiferencia interna" realiza ese programa de un afuera pues
riencia del no-tiempo en el tiempo es la de un "tiempo flotan to adentro, en el nivel de la estructura misma del concepto:
te" (D, 1 1 l ), llamado también muerto o v Úo, que se opone al
7 LS. series 24' y 25')- Esta idea también se expresa diciendo
de la presencia cristiana: "Ese tiempo JIIUerto no sucede a lo que no hay acontecimientos fuera de una efectuación es
que llega, sino que coexiste con el instante o el tiempo del pacio-temporal, aunque el acontecimiento no se reduzca a
accidente, pero como la inmensidad del tiempo vacío donde ello. En suma, el acontecimiento se inscribe en el tiempo, y
todavía se lo ve venidero y ya llegado, en la extraña indife es la interioridad de los presentes disjuntos. Además,
rencia de una intuición intelectuaL" (QPh, l49) En todo caso, Dcleuze no se contenta con un dualismo del tiempo y el
es la temporalidad del concepto (QPh, 150-151). ncontecimiento, sino que busca un lazo más interior del
tiempo con su afuera, y quiere mostrar que la cronología
FRANCOIS ZOURABICHVILI 25
24
necesariamente regresa al infinito. implicando una rehabi lnr"? Precisamente. el régimen de circulación de un flujo.
litación de la regresión. El concepto renovado de síntesis su caudal, continuo o segmentario. más o menos Jibre 0
pasiva pasa al primer plano en El anti-Edipo bajo el nom estrangulado. Y todavía estas imágenes demasiado
bre de "máquinas deseantes", donde se plasma el princi dualistas son insuficientes: un flujo será uniforme 0, por el
pio de inestabilidad o de metamorfosis que envuelve (AIE, contrario, imprevisible y mutante según el modo de corte
34; este principio es llamado "anarquía coronada" en los que lo caracterice. El concepto de corte, por lo tanto, es
desarrollos sobre la univocidad). Lo cual implica que lo diferenciado: el código es uno y la "esquizia" otro. Aquí,
dado jamás está constituido de flujos, sino de sistemas el contrasentido elemental sería considerar el flujo
corte-flujo, en otras palabras de máquinas (AIE, 7; la ex esquizofrénico, "que franquea las contenciones y los có
presión "ontología de los flujos", por la cual en ocasiones digos" y "fluye, irresistible" (AIE, 156, 158) como un flujo
se resume el sistema de El a11ti-Edipo, es una invención que escapa a todo corte: esto impli caría olvidar la primacía
de polemista impaciente). de la máquina, y el nombre mismo de esquizia (acto de
*** ¿Por qué entonces esta dualidad del corte y e l hendir, bifurcación: AIE, 1 09, 15 8). Al corte de tipo código,
flujo? que procede por alternativas o exclusiones, se opone la
1 ) El sistema corte-flujo designa las "verdaderas activi osquizia co1no di syu nci ón inclusiJJa, característica del de
dades del inconsciente" (hacer fluir y cortar, AIE, 388), venir o el encuentro (Deleuze y Guattari no reducen la
funciones complementarias constitutivas de un acopla esquizofrenia al derrumbe catatónico, ellos extraen su pro
miento, mientras que los "objetos parciales". que no son ceso. libre producción de deseo). Mil mes etas, al distin
ya como en Melanie Klein relativos a un todo fragmentado guir tres tipos de "líneas", reaconclicionará los conceptos
y perdido, son sus términos, "elementos últimos del in de corte y de flujo (mesetas 8-9).
consciente" (AIE, 386) que se determinan recíprocamente
en el acoplamiento, uno como fuente o emisor de flujo, el
otro como órgano receptor. En consecuencia, no habrá de Cristal de tiempo (o de inconsciente)
asombrar la paradoja: el objeto-fuente, tornado sobre el
flujo que emite. Ocurre que el objeto no emite un flujo sino
para el objeto capaz de cortarlo (de donde procede el caso * "Por muchos elementos distintos que tenga Ja ima
emblemático de la máquina seno-boca, a todo lo largo de gen-cristal, su irreductibilidad consiste en la unidad indi
El anti -Edipo, sobre todo 54-55). A su vez, el objeto-órga visible de una imagen actual y de "su" imagen virtual." (IT,
no puede ser tomado corno emisor de flujo por otro objeto 1 º5) "Extremando las cosas, lo imaginario es una imagen
(véase el ej emplo recurrente de la boca, 1 1 , 44, etc. Y parti virtual que se pega al objeto real, e inversamente, para
cularmente en el caso de la anorexia. AIE, 7, 388). Recuér- constituir un cristal de inconsciente. No basta con que el
dese siempre la relatividad del flujo al corte. objeto real, el paisaje real, evoque imágenes semejantes 0
2) "El deseo hace fluir, fluye y corta" (AIE, 1 1): corta
no es lo opuesto de fluir (servir de contención) sino la
condición bajo la cual algo fluye; en otros términos, un
� vecinas; es necesario que deslinde su propia imagen vir.
Cual, al mismo tiempo que ésta, como paisaje imaginario, se
interne en lo real según un circuito donde cada uno de los
flujo no fluye sino cortado. ¿Qué significa entonces "cor- dos términos persigue al otro, se intercambia con el otro.
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
31
30 FRAN<;OlS ZoURABICHVILl
psychana/yse, Y MP, 3 1 5. 3 1 7). En ambos
casos, devenir
La "visión" está hecha de ese doblamiento o desdobla signific a habitar el plano de inmane ncia donde
J a existen
miento, esa coalescencia. Es en los cristales de incons cia no se produce sin hacerse clínica de sí misma,
sin trazar
ciente donde se ven las trayectorias de la libido." (CC. 83) el mapa de sus atolladeros y de sus salidas.
"Lo que constituye la imagen-cristal es l a operación más Pero el lector no puede dejar de tropezar
con una difi
fundamental del tiempo: puesto que el pasado no se cons cultad. Ese dado puro a l que accede el "devini
ente" pare
tituye después del presente que fue sino al mismo tiempo, e� seleccion�do de antemano por sus resonancias espe
es preciso que el tiempo se desdoble a cada instante en ciales con cierta situació n de vida. Induda
blemente, el
presente y pasado, que difieren uno del otro en naturaleza espejo no remite aquí el deviniente a una imagen
narcisis ta
o, Jo que es lo mismo, desdoble el presente en dos direc de sí mismo ; aquí su situació n s e repite o
se refleja, pero
ciones heterogéneas, una de las cuales se lanza hacia el en e] elemen to no-red undant e de una
contem plación
porvenir y la otra cae en el pasado. Es preciso que el tiem evalua tiva de sí. Resta comprender cómo
se anudan lo ín
po se escinda en dos chorros disimétricos, uno de los cua timo Y el espectáculo; por qué, si la experie
ncia real supo
les hace pasar todo el presente, y el otro conserva todo el ne la violenc ia y el azar de un encuen tro,
no por ello se
pasado. El tiempo consiste en esta escisión, y es ella, es él encuentra a alguien o algo. Precisamente
para enfrentar
lo que se ve en el cristal." (/T. 1 08- l 09) dicha dificultad Deleuze forja el concepto
de cristal.
** Este concepto, uno de los últimos de Deleuze, pre
Los términos decisiv os son desdoblamiento,
Íll/ercam
senta la dificultad de condensar poco más o menos toda bio, indiscernibilidad. De primera intenci ón,
la estructura
su filosofía. El cristal es el estado último de la problemática de intercambio que define el cristal se establec
e entre los
de la experiencia Hrea l " , y se presenta como una dos términos del devenir , instituyendo una
relación de
profundización del concepto de devenir. Ante todo confir doble o de espejo que l ibera una visión.
La relación de
ma que en un devenir cualquiera (devenir-animal, devenir sujeto a objeto (el pequeño Hans ve el caballo
) resulta de
mujer, etc.), no es el término lo que se busca (el animal o la entrada insuficiente para describir la situació
n, que impli
mujer que uno deviene) sino realmente el propio devenir, o ca un momen to de indisce rnibilid ad donde
el muchachito
sea, las condiciones de un relanzamiento de la producción se ve padece r en el caballo, refleja
sus propios afectos en
deseante o de l a experimentación. No es Moby Dick, la las singularidades y los acciden tes de este
último (y recí
gran ballena blanca de l a novela de Melville, lo que intere procamente). Tales son en verdad las condici
ones de una
sa a Achab: éste no la persigue sino para enfrentarse con cxper encia real: lo dado puro no es relativo
t
� a un sujeto
la desmesura de su propia vida, y ésa es la verdadera ra preexistente que abriría el campo, ni a formas
o funciones
zón, la verdadera lógica. la verdadera necesidad de_ su con qu � pen�itirían identificar sus partes. Esta
. ilusión de pre
ducta irracional (CC, cap. X). Por su lado, el pequeno ans, existen cia viene solamente del hecho de
que lo dado
tan poco comprendido por Freud, tiene la "visión" d l ca preformado de l a experie ncia posible preced
e el acceso a
ballo de tiro que cae y se debate bajo los latigazos, pero lo dado puro de la experie ncia real, que sólo
está constitui
esa visión es doble. cristalina: lo que el niño ve en su do de movimientos y diferencias de movim
ientos de rela
relación con el caballo son las trayectorias de su libido. ne ciones de velocidad y de lentitud , de "imáge
nes-m vimien
�
ese modo, accede activamente a su propio problema tos". A partir de entonces. tampoco hay
ya afectividad
("L' i n terprétation des énoncés", en Politique et
Fn.ANCOIS ZouRABICHVILl
32 EL VOCABULARIO DE DELEUZE 33
titui
exterior a lo dado. en el sentido en que un sujeto c n � � maiización donde pueden comunicar, bajo la condición
del
do reaccionaría a lo que ve en función de sus sentt m1entos pequeño circuito, los agenciamientos respectivos de
Hans
de
y sus convicciones: l a afectividad no es ya separable y del caballo de ómnibus: caída del caballo en
la calle /
en l
las potencias que corresponden a los mov1m�ent os
_ � prohibición de la calle y peligro; potencia y domestica
_ ción
. sin
plano. Se vuelve no sólo posible smo necesano dec1
; uclcaballo I deseo orgulloso-humillado; morder I resistir
riesgo de antropomorfismo ni rec ur so a una e mp at
l a de Hcr malo; etc. El contrasentido sería pensar que la visión
otros
ningún tipo. que Jos afectos son los del pla�o; en tlcsencadena la evocación: por el contrario, es ella Ja que
un
términos , que son las cosas mismas (porque solo desde procede del acoplamiento de u n conjunto de rasgos
obje-
de
punto de vista derivado podemos decir: son Jos efectos 1 l vos y de una imagen mental que se seleccionan mutua
con l a
las cosas sobre nosotros ) . "El trayecto se confunde n1c nte. Y ella se profundiza por retornos sucesivos al obje
reíle
subjetividad del medio mismo en J a medida e n que s e lo, donde un nuevo aspecto del objeto es revelado
o pasa
ja en aque l los que lo recorren. El mapa expresa Ja 1dent1dad ni primer plano en resonancia con una nueva capa psíqui
del recorrido y lo recorrido. Se confunde con su obieto, '11 (JT, 62-66, 92-93). Por eso la obsesión del caballo es
cuando el mismo objeto es movimien to." (ce, 8 1 ) ncilvn, y no desempeña el papel de una simple reprcsenta
.
as
En consecuen cia. se desconoce n las rnvesttdur rlón: el niño medita y evalúa todas las alturas variables
de
de una
afectivas del niño cuando se ve allí e l acopla�ie�to �" sl!uación precisamente explorando Jo que puede el
ca
percepción objetiva y una proyecció n i m gma n a, a y no el l1nllo, cómo se produce l a circulación de sus afectos.
desdoblamiento de Jo real entre su actualidad Y su
propw lln consecuencia, el cristal es esa serie de circuitos que
en el
imagen virtual (el privilegio del niño, su eiemplandad ¡ 11 oli feran a partir del desdoblamiento fundamental de lo
de
análisis de los devenires, viene solamente del hecho 1t n i bien entendido; y, como dijimos, en él se ven las tra
es�c
que su experiencia no está todavía organizada por Yl\Clorias del deseo y su rcacondicionamiento de mapa
en
cns
reotipos 0 esquemas sensorio-motores). La estructura 111npa. Pero en último análisis, ¿por qué vemos en él al
tiem
en
rnlina de la experienci a es que allí lo actual no está dado po'/ De un extremo al otro de su obra. Deleuze insiste en la
_
su pureza sino reflejado inmedi atamente en ps1qmsmo
�I 1 111·xistencia o la co12tempora11eidad de dos temporalid
ades
Hans
que recorre el plano: por ejemplo, el caballo visto por ' o n a é n i tamente heterog é n e a s : el encadena miento
en el devenir-caballo de este último. No hay un dado neu 1 11 1nol6gico de nuestros trayectos o de nuestras efectua-
,
de
tro, independiente de nuestros devenires. La opos1c1on 1 l 1111os en un presente englobante, el pasado virtual
o la
es se
lo real y ¡ 0 imaginari o, de J a cognición y del delmo 1·1"1 nldud paradójica (Aión) de los devenires que les co-
cundaria, y 110 resiste el giro inmanent1s ta del cuest10-
�
1 1 11N¡10ndcn. Bergson había mostrado a qué atolladero
con-
namiento crítico. . . 11111 ' I
n costumbre de concebir el presente y el pasado en
Ese desdoblam iento cristalino de lo real msuwye un 111111 rnlnción de sucesión, sucediendo el pasado al presen-
de
"circuito interior" donde lo actual y su virtual no d Jan 11 ' I '" hn dejado de ser, o precediendo al actual como
an
intercambiarse, de correr uno tras otro. "distint pero� l/¡¡1111 ¡lrcscnte: porque e l presente no puede ser
entonces
indisce mi b les" (D, 1 83; JT, 95, 1 08 ) . Sobre él v1 nen a 111�� <¡uc una entidad estática que no pasa, y que sin em
rasg�s
injertarse circuitos más amplios, constituid os po hm �" uno im agina remplazada sin cesar por otra. Por lo
objetivos y evoc aci ones : otros tantos umbrales de problc- 1 11 1 1 1 11, hny c1uc asumir hasta la paradoja la evidencia
de
34 FR.\NCOIS ZouRABICHvIL1
Et. VOCABULARIO DE DELEUZE 35
sola imagen en dos partes que remiten originariamente imagen sin que ésta, a su vez. s e actualice en otra, y así
una a la otra. Sin duda, Freud tiene razón de creer que la sucesivamente en un conjunto homogéneo en devenir
relación del pequeño Hans con los caballos concierne a que desborda toda metáfora (IT, 78). Por último, hay cris
otra cosa que a estos; pero no en el sentido en que él l o Lnl cuando lo actual, v i vi do o imaginado, es inseparable
entiende. El mundo e n su riqueza y s u complejidad no es la de un virtual que le es co-originario. de tal manera que
caja de resonancia de una única y misma historia (Edipo) puede hablarse de "su propia" imagen virtual. La ima
sino el cristal proliferante de trayectorias imprevisibles. La gen se divide en sí misma. en vez de actualizarse en otra,
interpretación metafórica del psicoanálisis, pues, debe ser o de ser l a actualización de otra.
sustituida por un desciframiento literal, "esquizo-analíti Este desplazamiento del par real-imaginario (o real-irreal)
co". Vemos que "literal" no quiere decir adhesión a l o ac hacia el par actual-virtual quita toda consistencia a la obje
tual puro (como si, por ejemplo, la no-metaforicidad de la ción de quien se asombrara de que Deleuze pueda pasar sin
escritura de Kafka significara que se agota en su conteni transición de los niños a los artistas ("a su manera, el arte
do ficcional). Sin embargo, la identificación de lo imagina dice lo que dicen los niños", ce, 86; lo que no significa,
rio con lo irreal no permite comprender que una ficción corno constantemente Jo recuerda, que los niños sean artis
literaria, más allá de la alternativa de la representación tns). Si el cristal disuelve la falsa oposición entre lo real y lo
metafórica de lo real y de la evasión arbitraria en el sueño, Imaginario, debe darnos a la vez el verdadero concepto de
pueda ser una experiencia, un campo de experimentación. lo imaginario y el verdadero concepto de lo real: por ejemplo
A la inversa. lo real opuesto a lo imaginario aparece como 111 literatura comoficci611 efectiva, producción de imágenes
un horizonte de puro reconocimiento, donde todo es como pero también producción real o de real, delirio de imagina
ya conocido, y casi no se distingue ya de un estereotipo. t'ión articulado a la realidad de un devenir, guiado y sancio
de una simple representación. En cambio, si se remite lo nnclo por ella (véase el Kajka). Porque si lo imaginario no se
imaginario como producción o creación al par actual-vir opone ya a lo real, salvo en el caso de la metáfora o de la
tual en su régimen llamado cristalino, resulta indiferente l'nntasía arbitraria, Jo real, por su lado, no es ya actualidad
que lo actual sea vivido o forj ado (imaginado). Porque el pura, sino "coalescencia", según la palabra de Bergson, de
desglose conceptual ya no es el mismo: lo que se ve vi rtual y de actual. El cristal de una obra o de una obsesión
sobre una pantalla de cine, lo que un escritor narra o lnfontil hace ver lo real en persona precisamente por las vías
describe, lo que un niño imagina en la exploración de ti� lo imaginario.
sus goces y sus pavores, es actual -o dado- de la mis Tal vez podamos comprender mejor ahora lo que signifi-
ma manera que una escena "real". Lo importante es en 1•11 litcralidad. Una vez más, toda la cuestión está en la natu-
tonces el tipo de relación que lo actual mantiene con un 1 11l�za extrínseca o intrínseca del lazo de lo actual y lo vir-
eventual elemento virtual. Hay metáfora cuando lo ac 11rnl: representación de una escena o trazado de un devenir.
tual supuestamente recibe su verdadero sentido de otra ( lcurrc que la literalidad no es el sentido propio ("no hay
imagen, que se actualiza en ella pero podría actualizarse p11lnbras propias, no hay tampoco metáforas'', D, 9): el cris-
por sí misma (tipo de escena primitiva o fantasma -el 1111, 111 aquejar de abstracción la dualidad real-imaginario, tras-
fondo de la metáfora es el recuerdo). Hay sueño cuando 1111 nn ul mismo tiempo el reparto supuestamente originario
las sensaciones del que duerme no se actualizan en una 1 111 lo propio y lo figurado. Como para el par del sujeto y el
36 F'R4.NS:OlS ZoURABICHVJU E1� VOCABULARIO DE DELEUZE 37
soJa imagen en dos partes que remiten originariamente imagen sin que ésta, a su v e z , s e actualice en otra, y así
una a la otra. Sin duda, Freud tiene razón de ercer que la sucesi vamente en un conjunto homogéneo en devenir
relación del pequeño Hans con los caballos concierne a que desborda toda metáfora (JT, 78). Por último, hay cris
otra cosa que a estos; pero no en el sentido en que él lo lnl cuando lo actual, vivido o imaginado, es inseparable
entiende. El mundo en su riqueza y su complejidad no es l a de un virtual que le e s co-originario. de tal manera que
caja de resonancia de u n a única y misma historia (Edipo) puede hablarse de "su propia" imagen virtual. La ima
sino el cristal proliferante de trayectorias imprevisibles. La gen se divide en sí misma, en vez de actualizarse en otra,
interpretación metafórica del psicoanálisis, pues, debe ser o de ser la actualización de otra.
sustituida por un desciframiento literal, "esquizo-analíti Este desplazamiento del par real-imaginario (o real-irreal)
co". Vemos que "literal" no quiere decir adhesión a lo ac hncia el par actual-virtual quita toda consistencia a la obje
tual puro (como si, por ej emplo, la no-metaforicidad de la ción de quien se asombrara de que Deleuze pueda pasar sin
escritura de Kafka significara que se agota en su conteni lrnnsición de los niños a los artistas ("a su manera. el arte
do ficcional). Sin embargo, la identificación de lo imagina dice lo que dicen los niños", ce. 86; lo que no significa,
rio con lo irreal no permite comprender que una ficción como constantemente lo recuerda, que los niños sean artis-
literaria, más allá de la alternativa de la representación 1as). S i el cristal disuelve la falsa oposición entre lo real y lo
metafórica de lo real y de la evasión arbitraria en el sueño, imaginario, debe darnos a la vez el verdadero concepto de
pueda ser una experiencia, un campo de experimentación. lo imaginario y el verdadero concepto de lo real: por ejemplo
A Ja inversa, lo real opuesto a lo imaginario aparece como In literatura como.ficción efectiva, producción de imágenes
un horizonte de puro reconocimiento, donde todo es como pero también producción real o de real, delirio de imagina
ya conocido, y casi no se distingue ya de un estereotipo. ción articulado a la realidad de un devenir. guiado y sancio
de una simple representación. En cambio, si se remite lo nndo por ella (véase el Kajka). Porque si lo imaginario no se
imaginario como producción o creación al par actual-vir opone ya a lo real, salvo en el caso de la metáfora o de la
tual en su régimen llamado cristalino. resulta indiferente f'nn1asía arbitraria, lo real, por su lado, no es ya actualidad
que lo actual sea vivido o forj ado (imaginado). Porque el ¡iura, sino ''coalescencia", según la palabra de Bergson, de
desglose conceptual ya no es el mismo: lo que se ve virtual y de actual. El cristal de una obra o de una obsesión
sobre una pantalla de cine, lo que u n escritor narra o Infantil hace ver lo real en persona precisamente por las vías
describe, lo que un niño imagina en la exploración de d� lo imaginario .
sus goces y sus pavores, es actual -o dado- de la mis Tal vez podamos comprender mejor ahora lo que signifi
ma manera que una escena "real". Lo importante es en r11 li 1cralidad. Una vez más, toda la cuestión está en la natu-
tonces e l tipo de relación que lo actual mantiene con un 1 11 lcza extrínseca o intrínseca del lazo de lo actual y lo vir-
eventual elemento virtual. Hay metáfora cuando lo ac 11101: representación de una escena o trazado de un devenir.
tual supuestamente recibe su verdadero sentido de otra Ocurre que la literalidad no es el sentido propio ("no hay
imagen. que se actualiza en ella pero podría actualizarse pnlnbras propias, no hay tampoco metáforas", D. 9): el cris-
por sí misma (tipo de escena primitiva o fantasma -el 1111, ni nqucjarde abstracción la dualidad real·imaginario. tras-
fondo d e la metáfora e s el recuerdo). Hay sueño cuando 1011rn al mismo tiempo el reparto supuestamente originario
las sensaciones del que duerme no se actualizan en una d11 lo propio y lo figurado. Como para el par del sujeto y el
l 1 \IOC'J\llULARIODE DELEUZE 39
38 FRANCOIS ZoURABICHVILl
ordinario descrito por los fenomenólogos; tampoco con di1111111 ismos evocados más arriba, articulació n llamada
cierne a un vivido raro o extraordinario (aunque algu 11111clucción de real, de deseo, o de vida (al mismo tiempo
nos agenciamientos puedan alcanzar el Csü e n condi " romprende por qué una máquina deseante "sólo mar
ciones ambiguas: droga, masoquismo, etc.). Es e l "límite ' 1111 descomponiéndose").
del cuerpo vivido", "límite inmanente" (MP, 1 86, 1 9 1 ) en
la medida en que el cuerpo recae en ellos cuando está
atravesado de "afectos" o de "devenires" irreductibles
l>csterritorialización (y territorio)
a los vividos de la fenomenología . Tampoco es un cuer-
po propio, puesto que sus devenires deshacen la inte
rioridad del y o (MP, 1 94, 200, 203). S iendo impersonal, • "La función de desterritorialización: D es el
movi-
no por ello de j a de ser e l lugar donde se conquista el 111\on to por el cual 'se' abandona el territorio." (MP, 634)
nombre propio, en una experiencia que excede el ejerci "lll territorio no está primero respecto de la marca cualita
cio regulado y codificado del deseo "separado de lo que H vn: es la marca lo que hace al territorio Las funciones en
.
puede". Si el Csü n o es el cuerpo vivido sino su límite, 1111 ICrritorio no son primeras. ante todo suponen una
ex
es porque remite a una potencia insoportable como tal. pu�,;ividad que constituye territorio. Realmente es en este
la de un deseo siempre en marcha y que jamás se deten �1111tido como el territorio, y las funciones que allí se ejer-
dría en formas: la ide11tidad producir-producto (AlE, 1 11n. son productos de la t e r r i t o r i a l i z a c i ó n L a
.
l 0-14; estas páginas no se comprenden plenamente sino lt'I ritorialización e s el acto del ritmo vuelto expresivo,
o de
sobre el fondo de polémica implícita con el cap. Q, 6 de los componentes de medios convertidos en cualitativos "
la Metafísica de Aristóteles). Por eso no hay experien .
(MI� 388)
cia del Csü como tal, salvo en el caso de la catatonia del **El término "desterritorialización", neologismo apa-
esquizofrénico. Es comprensible la ambivalencia a pri 111cido en El anti-Edipo, desde entonces se extendió
am
mera vista desconcertante del cuerpo sin órganos: con pllnmente en las ciencias humanas Pero por sí solo
. no
dición del deseo, lo cual no impide que sea "modelo de 111nstituye un concepto, y su significación es vaga mien
la muerte", envuelto en todo proceso de deseo (AlE, 14 t1ns no se lo refiera a otros tres elementos: territorio,
tierra
y sobre todo 393; toda sensación envuelve la intensi y rutcrritorialización, conjunto que en su versión acabada
dad= O precisamente también en este sentido, AlE. 394; lorma el concepto de ritornelo. Se distingue
una
FB-LS, 54). El Csü, respecto de los órganos, es a la v e z dl1Stcrritorialización relativa, que consiste en reterrito-
"repulsión" (condición s i n l a c u a l u organism o s e e
� �/ 1 lnlizarse de otra manera, en cambiar de territorio (pero
.
� de
dimentaría, de tal modo que la máquma no func1onana) ¡ \1t•11ir no es cambiar, puesto que no hay un término o fin al
y "atracción" (los órganos-l)láquinas se inscriben sob� devenir; tal vez aquí habría cierta diferencia con Foucault);
el Csü como otros tantos estados intensivos o de niv'e y una desterritorialización absoluta, que equivale a vivir
les que lo dividen en sí mismo) (AlE, 394). O incluso: 1111 una línea abstracta o de fuga (si devenir no es cambiar,
instancia de anti-producción en el corazón de la pro l�ll compensación todo cambio envuelve un devenir
que,
ducción (AlE, 14-15). Tal es la articulación frágil -ya lomado como tal, nos sustrae al dominio de la reterri
que roza por naturaleza la autodestrucción- de los dos torialización: véase el concepto de "contra-efectuación"
11 1, VOCABULARIO DE DE.LEUZE 43
42 FRANC,:OlS ZoURABICHVILI
esencial, abandonar el territorio: ¿qué relación con lo devenires, lejos de entrar en el ámbito del sueño o de lo
extraño, qué proximidad del caos soporta el territorio? Imaginario, son la consistencia misma de lo real (sobre este
¿Cuál es su grado de cierre o, por el contrario, d e per punto, véase "Cristal de tiempo"). Para comprenderlo bien,
meabilidad (tamiz) al afuera (líneas de fuga, puntas de os importante considerar su lógica: todo devenir forma un
desterritorialización)? No todos los territorios son igua "bloque", en otras palabras el encuentro o la relación de
les, y su relación con la desterritorialización, como ve dos términos heterogéneos que se "desterritorializan"
mos, no es de simple oposición. mutuamente. Uno no abandona lo que es para devenir otra
cosa (imitación, identificación) sino que otra manera de
vivir y de sentir asedia o se envuelve en la nuestra y las
que a medida que alguien deviene, lo que él deviene cam confundir: a) (caso general) el término encontrado es aca-
bia tanto como él mismo. Los devenires no son fenómenos 1 rcado en un devenir-expresivo, correlato de las intensid.a
de imitación, ni de asimilación, sino de doble captura, de dcs nuevas (contenido) por las cuales pasa el término
.
evolución no paralela, de bodas entre dos reinos." (D, 8) cncontrante, de acuerdo con las dos caras de todo
** Devenir es el contenido propio del deseo (máquinas ogcnciamiento (véase el tema "uno no deviene animal sal
desean tes o agenciamien tos): desear e s pasar por vo molecular", MP, 337); b) (caso restringido) la posibili
devenires. Deleuze y Guattari lo enuncian desde El anti clnd de que el término encontrado sea a su vez encontrante,
Edipo, pero sólo lo convierten en un concepto específico ''Orno en los casos de co-evolución, de manera que un do
a partir del Kafka. Ante todo, devenir no es una generali hlc devenir tiene lugar de cada lado (véase el ejemplo de la
dad. no hay un devenir en general: no es posible reducir nvlspa y la orquídea, MP, 17). En suma, el devenir es uno
este concepto, herramienta de una clínica fina de la exis tic los polos del agenciamiento, aquel en que contenido y
tencia concreta y siempre singular, a la aprehensión extática uxpresión tienden a lo indiscernible en la composición de
del mundo en su flujo universal-maravilla filosóficamente una "máquina abstracta" (de ahí la posibilidad de conside-
hueca. En segundo lugar, devenir es una realidad: los 1nr como no-metafóricas formulaciones como: "escribir
1·omo una rata que agoniza", MP, 293).
••• Kajka y Mil meseros presentan una jerarquía de
�------
48 FRANS: OIS ZoURABICHVIU EL VOCABULARIO DE DELEUZE 49
leibniziana del spatium y de la extensio, primer esbozo de una fantasía arbitraria (nadie como Deleuze fue sensible
los dos espacios, pero que se prolongará en el concepto al tema de la necesidad y buscó su concepto más allá de
de "cuerpo sin órganos": DR. 293-314; MP, 189). Se re todas las ideas recibidas: PS, 24-25, 116 y sigs.; DR, J 81-
dactará entonces una lista no cerrada de "modelos" con 1 82); pero esta afirmación es la prueba que la desprende
cretos donde la distinción se encuentra en obra: tecnoló de la engañifa de una necesidad buscada en la relación
gico, musical, matemático, etc. (MP, meseta 14). con un reparto originario y trascendente, que el pensa
*** ¿Por qué la filosofía está concernida en lugar pri miento no puede más que postular (ilusión sedentaria del
mordial? fundamento) (LS, series 1 0' y 1 2'). El espacio sin reparto
Algunas personas se imaginan los problemas eternos, de los golpes de dados de la distribución nómada mues
y los conceptos ya dados, dispuestos en un cielo donde tra también en qué sentido hay que entender el Uno se
sólo deberíamos ir a buscarlos: estas personas razonan en gún Deleuze: sin contracción respecto de la multiplicidad
función de una distribución sedentaria o fija. O incluso: de las redistribuciones, impidiendo cada una que se cie
nosotros creemos que el pensamiento avanza según un rre sobre sí misma y que ceda al espejismo del Uno retira
orden de despliegue progresivo; nos imaginamos a todos do y compartido, línea de fuga o de desterritorialización
los grandes filósofos desde Platón compareciendo ante el que afecta íntimamente a todo modo de ser o de existen
tribunal de LA verdad. Como si existiera una distribución cia particular (no tiene sentido inferir una primacía del
objetiva exterior a toda distribución singular: una creencia Uno sobre lo múltiple en Deleuze) . Es en este sentido
semejante tiene que ver con la trascendencia. Por otro lado, como el nómada se define no tanto por sus desplazamien
a nuestro juicio las ideas están destinadas a ámbitos, las tos, co1rio el migrante, como por el hecho de habitar un
significaciones a objetos que indican su uso "propio" y la espacio liso (desierto o estepa; MP, 472). En definitiva, el
posibilidad de un uso "figurado" (como si por ejemplo el espacio liso es el plano de inmanencia o de univocidad
sentido de las palabras "enfermedad" o "prisión" se ago del ser (QPh, 39).
tara en la referencia a los estados de cosas físicas que
sirven para designar) . Al desconocer la índole intrínseca
mente nómada del sentido. al negarle los derechos a un Empirismo trascendental
desvío literal, le estamos asignando cercados, y nuestros
actos de comprensión están totalmente penetrados por un
registro implícito que en el mejor de los casos nos hace * "La forma trascendental de una facultad se confunde
juzgar impotentes, en el peor malhonestas, las migraciones con su ejercicio disjunto, superior o trascendente. Tras
semánticas que la filosofía reclama, llevada por una nece cendente no significa en modo alguno que la facultad se
sidad y un rigor que le es propio: por ejemplo, los usos no- dirija a objetos fuera del mundo, sino por el contrario que
,reientíficos de una idea científica (como si la ciencia misma, capta en el mundo lo que la concierne en forma exclusiva,
I en sus momentos de invención, no practicara de manera y que la hace nacer en el mundo. Si el ejemplo trascenden
asidua y legítima tales importaciones . .. )
. tal no debe ser calcado sobre el ejemplo empírico es preci
Muy diferente es el pensamiento que afirma resueltamen samente porque aprehende lo que no puede ser captado
te el azar: no porque oponga a la necesidad los derechos de desde el punto de vista de un sentido común, el cual mide
Et. VOCABULARIO DE DELEUZE 51
50 FRANCOISZOURABICHVlU
el uso empírico de todas las facultades según lo que co ¿Y el espinozismo de Deleuze? ¿No procede de una
rresponde a cada una en la forma de su colaboración. Por inspiración muy distinta, ontológica, ya que allí inter
eso lo trascendental por su cuenta está sometido a un viene la famosa tesis de la univocidad del ser? Deleuze
ámbito superior, único capaz de explorar su campo y sus observa que la p aradoja de Spinoza es poner el
regiones, ya que, contrariamente a lo que creía Kant, no cmpmsmo al servicio del racionalismo (S PE, 134), y cons
puede ser inducido de las formas empíricas ordinarias tal y truir un plano de experiencia pura que pronto, con el
como aparecen bajo la determinación de un sentido co nombre de "plano de inmanencia", coincide con el cam
po trascendental reacondicionado (MP, 310-311; S PP,
mún." (DR. 1 86) cap. VI; QPh, 49-50; la lógica del ser unívoco, donde
**El problema más general de Deleuze no es el ser sino cnda ente, pura diferencía, sólo se mide con los otros en
la experiencia. Es en esta perspectiva, crítica o trascenden In relación con su propio límite, se emparenta con Ja de
tal, como son encarados Bergson y Nietzsche. Ambos es la doctrina de las facultades). Deleuze puede entonces
tudios tienen un diagnóstico en común: Kant supo crear la volver a Bergson y leer el comienzo del primer capítulo
cuestión de las condiciones de la experiencia, pero el de Materia y m emoria como Ja instauración de tal plano
condicionamiento que invoca es el de la experiencia posi de inmanencia (IM, 83-90; QPh, 50). Pero ¿por qué pare
ble y no real, y permanece exterior a lo que él condiciona ce deslizar con tanta facilidad del estilo trascendental al
(NPh, 104; B, 1 7). Y apelan a la misma radicalización de la
cuestión: pensar "condiciones que no sean más amplias ? ntológico, invocando por ejemplo el "puro plano de
que lo condicionado", asunto de un "empirismo superior" 111manencia de un pensamiento-Ser, de un pensamiento
(NPh, 57; B, 1 7 , 22; y ya en "La concepción de la diferencia
Naturaleza" (QPh, 85)? Esta impresión viene de que no
en Bergson", ID, 49). Paralelamente, Deleuze expone a tra hay ya un Ego originario para señalar una frontera entre
vés de Nietzsche y Proust una "nueva imagen del pensa los dos discursos4. Sin embargo, no se vuelve a una
miento", alrededor de la idea de que "pensar no es innato, teoría dogmática del en-sí del mundo, mucho menos a
sino que debe ser engendrado en el pensamiento" (DR, una forma de intuición intelectual en el sentido kantiano:
192): de aquí proceden los temas de lo involuntario, de la
simplemente, la inmanencia ha salido de las fronteras
violencia de los signos o del encuentro con lo que fuerza a del sujeto, mientras que el en-sí no es más que el de la
pensar, y el problema de la necedad elevado a lo trascen diferencia, cuyos grados recorre el sujeto. derivado y
dental (NPh, 118-126; PS, 1 15-124). Todos estos temas son nómada (lógica de la disyunción inclusiva; sobre esta
retomados en Diferencia y rep etición (94, 1 80-200, 364), conversión, véase JT, 1 1 0; y sobre la intuición, véase
aumentados por un nuevo argumento: el error de Kant es "Plano de inmanencia"). Se ha vuelto indiferente hablar
haber "calcado" lo trascendental sobre lo empírico" dán
dole la forma de un sujeto consciente correlacionado con 4. Éste sería el luga� para desarrollar la divergencia de Delcuze respecto
la de un objeto (DR, 176- 177; 1 86- 1 87 ; LS, 1 19). Es enton de Heidegger
.
ces cuando se rehabilita la doctrina de las facultades (tex con la experiencia es renovada y radicalizada por Husserl; es
(de ongen cru1esiana, la exigencia de correfocionar el ser
to más arriba, y PS, 1 2 1 ) , mientras que se enuncia la idea precisa� ente c? n Heidegger como, por primera vez, la experiencia
de un campo trascendental impersonal, constituido por �
Cll�e val� da el 1seurso onto 16gico deja de ser transferida a un sujeto
ongmano y, s1multáneamen1e, deja de depender de una '·evidencia").
singularidades preindividuales (LS, 12 l , 133). .
1
todo ocurre como si la filosofía envolviera sus propios Nin embargo, no dejan de renovarse en función de los
afueras, como si su verdadero afuera no estuviese fuera ngcnciamientos en los cuales son tomadas).
de sí misma (salir de la filosofía volviéndose sociólogo, Siempre hacer huir, más que criticar (Kplm, 85) . Pero,
antropólogo, psicoanalista, o militante; lo que deja intacta /,por qué hablar de perversión? No pensamos solamente
. .
la situación para saltar a otras situaciones consideradas on la definición usual -desviación en cuanto al objetivo
0
intrínsecamente mejores). sino que debiera descubrirse en ol objeto- sino en un texto sobre la actitud que Freud ha
su seno . Tendríamos aquí la base de una confrontación hín convertido en el rasgo distintivo de la perversión "Po
posible con Derrida: allí donde este último define la situa dría parecer que una denegación en general es mucho: más
ción por el "cierre de la metafísica" y, lejos de pensar en NUperficial que una negación o incluso una destrucción
otro logos que el logos. todo de palabra y de presencia, se porcial. Pero no hay tal; se trata de una operación muy
propone "deconstruirlo" a partir de lo excluido que lo so tllstinta. Tal vez haya que comprender la denegación como
cavaba desde siempre (la escritura y sus efectos de ol punto de partida de una operación que no consiste en
"diferancia"), Deleuze procede mediante un método que negar, ni siquiera en destruir, sino realmente en impugnar
podría llamarse de perversión, que consiste a veces en In legitimidad de lo que es, en afectar lo que es con una
discernir y cultivar una línea de pensadores "que parecían Hucrte de suspensión, de neutraliZación propias para abrir
formar parte de la historia de la filosofía pero que se esca nos, más allá de lo dado, un nuevo horizonte no dado"
paban de ella por un costado o por todas partes: Lucrecio, (PSM, 28). Porque no se trata de huir fuera-de sino de ha
Spinoza, Hume, Nietzsche, Bergson" (D. 21 ), otras en des rcr huir; realmente hay algo de lo que uno huye, y que
viar briznas de teorías de toda naturaleza para utilizarlas confunde con el hacer-huir: el reino absoluto del sí y el no,se
con otros fines (DR, LS, A!E, MP, otros lugares), otras más tic la alternativa como ley de lo posible, la elección como
en remitir un concepto a sus verdaderas condiciones, vale NCudo-libe rtad del deseo sometido a los recortes
decir, a las fuerzas y los dinamismos intuitivos que lo sus preestablecidos (LS, 372; CC, cap. X, no solamente la con-
tentan (ID, 137 y sigs.; método de "dramatización"), y otras, 1 usión de la alternativa por Bartleby, 89-98, sino la "per
por último, más que a criticar de frente un tema o una no versión metafísica" del capitán Achab, el hombre que "huye
ción, a encararlo por el sesgo de una "concepción total tic todas partes", 99- 1 02; finalmente E, varios lugares).
mente torcida" (el c ontrato jurídico a partir de Sacher C'ontrariamente a la dialéctica, que pretende superar la al
Masoch, P, 229 y PSM, 80 y sigs.). Casi podría descifrarse lcrnativa mediante una reconciliación sintética, y de ese
la oposición de los dos procedimientos en el texto "Para modo admite y conserva su premisa (no se alcanza el deve
terminar con el juicio" (CC, cap. XV): uno llevado por un nir combinando el ser y la nada), la línea de fuga está ubi
sentido del análisis interminable como única Justicia posi cada bajo el signo de lo indiscernible y de la disyunción
ble, el otro operando por serie de "procesos finitos" (por /11clusiva. Perverso, finalmente , en el sentido casi
que realmente de esta manera Deleuze utiliza Ja historia de •timológico, es el hombre de las superficies o del plano de
la filosofía; ejemplos de procesos finitos: sus interpreta Inmanencia (LS, 158). Porque es en verdad de través como
ciones del Cogito kantiano. de la contemporaneidad para ,,e traza la �nea, otro aspecto de la doble igualdad Es median
.
IC un hbre u�o del órgano como se lo desterritoriaJiza, como
dójica del pasado y el presente en Bergson, etc., como
otras tantas piezas definitivas cuyos efectos de sentido, Ne deja de vi\r�rto en cuanto originarjamente consagrado a la
FRANS:OlS ZOURABlCHVJLI EL VOCABULARIO DE DEL.EUZE
58 59
para agenciarlo de
función que le atribuye el organismo. fijas Y uno del devenir, sino diferentes estados de la línea,
s" o sobre el plano
otro modo sobre el "cuerpo sin órgano diferentes tipos de líneas, cuyo entrelazamiento constitu
de inmanencia, en función de los
encuentros con otros ye e mapa reacondicionable de una vida. Este tema geo
�
os parcia les", a su vez retenid os o desviados. Lo ?
gráfico el mapa se opone al proceder arqueológico del
"objet
a que la línea de fuga siemp re es transv ersal, y
cual implic ps1coanahsis (véaseMP, 20, 248; P, 50; CC, cap. IX).
n su rostro , dejan de ser preidentificadas
las cosas pierde En el fondo, ¿qué es una línea? Es un signo que en
ren la consistencia
por esquemas estereolipados, y adquie vuelve el tiempo. el elemento de base de una semiótica de
de una "unidad no
de una vida o de una obra, vale decir, la duración, de una clínica de la existencia (Deleuze no
de una manera trans
orgáni ca", precisamente relacionadflS llega a ese concepto sino a partir de los Dialogues, 1 4 1-
es como el corte de la
versal (PS, 193-20 3). La transversal 1 69: Proust et les signes, 35, que describía los "mundos de
, el plano de expe .
univocidad en las formas constituidas signos" que _ se desplegaban "según líneas de tiempo";
ica con todo (y se
riencia pura sobre el cual todo comun �
busca a la smtes1s de los dos términos pero los mantenía
as de forma , de fun todav1 � separados). Un agenciamicnto o una situación
compone o no), más allá de las barrer
ción o de especie'. cua1qmera, pues, se analiza mediante una diferenciación
*** De este modo, nuestras dos iguald
ades se supe
de fuga = pensar en
del concepto de línea. en el lado opuesto del "sistema de
ran hacia una tercer a: trazar una línea pun�os Y de posiciones" que caracteriza los pensamientos
plano de inmanencia,
términos de líneas. No porque, en el de t1po estructuralista (D, 48). Se distinguen tres tipos,
fuga donde se constru �
�ue dc 1nen otras ta�tas relaciones con el espacio y el
haya otra cosa que esas líneas de
tiempo. fuera de las !meas de fuga, que remiten a Aión y al
ente respecto de las
ye la "vida no orgánica", transversalm
formas constituidas. Pero trazar una
línea sobre el plano
� �
c �pa �1 0 liso. lí eas " e segmentaridad dura" (ciclos
to de una situac ión,
da otro punto de vista sobre el conjun bmanos Y_ espacio estnado) y, entre esos dos polos, un
ite analiz ar l o s
u n criter io inman ente que perm tipo de hnea de naturaleza ambigua, llamada "de
desterritorin.lización
agenciamientos según sus d o s polos, segmentandad flexible" (muestras fragmentarias, umbra
En efect0 inmanente, por
y estratificación (instituciones). les de redistribución afectiva) (MP, 238-252, 27 1 - 283).
plano de inmanencia
que. de acuerdo con 1a primacía del ¿Por qué Delcuze afirma la primacía de las líneas de
ciones de la expe
desde el punto de vista crítico (condi fuga (D, 1 52, 1 63 ; MP. 250) , cuando parecen tan frágiles,
n debe constituirse a �
riencia), toda forma u organizació tan rnc1ertas, e ocasiones ausentes, o bien agotadas. mien
mundo de las formas �
partir de él. Por lo tanto. no hay un tras qu una situación parece primero definirse por sus
rcgulandades, sus movimientos periódicos de los que pre
cisamente hay que salir? El orden de hecho no debe ocul
tar el derecho: si es cierto que la transversal está primero
5. Fue Félix Guattari el que forjó el
Deleuz e. V é a s e Psychanalyse
un concep to de tram:vcrsalidad, en la experiencia, justamente sobre ellas se construyen las
nntcs de su colabor ación con
1ra1uversali1é. que las ediciones La
Découv crte acaban de reeditar
. y
form Y los suietos, que deben estar constituidos en lo
de intercam bian�e nocione s que cada dado . ,De donde, a la inversa. las líneas de fuga que las
uno utilizaba y comprendía a
Los dos pensadores no dejaron
su manera, sin perjuicio de rctrabaj
arlas � �
atrav . es n originariamente desde adentro, las múltiples
.
juntos en el marco de una tarea
común. cxtenondades mternas que las trabajan al tiempo que las
U JtL VOCABUlARJO DE DEl..EUZE 61
FRANco1s ZouRABlCHVI
60
mismo", una rico?). Todo parte d e una meditación sobre l a relación en
ifican un "alegre pesi
constituyen, y que just � tre la guerra y el deseo, sobre la recurrencia de la imagen
mejor s aun
ctativa serena de días
fe inmanente, la expe �
necesariamente mal.
� �
or u: s1 ues de Ja guerra en los escritores arrastrados sobre una "línea
que las cosas vaya n
n cons truidas sobr e desternt
onahzac10 es � de fuga". Como siempre, Deleuze y Guattari rechazan la
tras form as está calificación de metáfora como procedente de un contra
por ello dep
os por su dureza, no
prim eras , y si pade cem
reproducir nuestra ex1ste
cia. � sentido (D, 169). El concepto de máquina de guerra res
mos de nece sitar las para
o nun ca fue matarse, sino
abn r el �
ponde a la cu stión de la ambigüedad de la "línea de fuga"
nism
"Deshacer el orga
nes que sup one n
todo �
n age n (que no consiste tanto en huir una situación como en "ha
c uerp o a con exio cerla huir", en explotar sus puntos de desterritorialización):
ante el orgamsroo para
NU capacidad de convertirse en línea de abolición. Porque
que cons erva r bast
ciamiento . . . Hay
amanecer" (MP, 1. 98);
pmque una
que se reforme en cada nsí como sería demasiado sencillo considerar el amor a la
no es huir (el orga nismo) smo hacer
vez más , el problema muerte o el vértigo fascista como lo opuesto al deseo, se
huir. rfa demasiado sencillo creer que el deseo no enfrente otro
peligro que el de su reterritori alización. En El a11ti-Edip o,
11 pesar de la lógica del "cuerpo sin órganos", l a relación
Máquina de guerra (Jue el deseo colectivo mantiene con la muerte permanecía
ligado con la interiorización de su propia repres ión: en tal
sforma en contexto, el fascismo no se distinguía todavía de cualquier
línea de fuga se tran
* "Ca da vez que una
os una pulsión interior
.
del tipo Otra sociedad s i n o por l a índole extrema de la
.ºº
mue rte, no invo cam
línea de c a n d o 1cterritorialización arcaica a Ja que procede para conjurar
In desterritorialización propia de la época capitalista
i n v o
rt e ' , s e g u i m o s
' i n s t i n t o de mue máquina (Affi,
dese o que pone en juego una
agenciamiento de
consecuencia, no 17. 306-307, 439-440). Muy distinto es lo que ocurre con
amente definible. En
objetiva 0 intrínsec �
que algu en destruye
Mil mes etas: "pasión de abolición" designa e l momento
e n que el deseo enfrenta s u represión en condiciones des-
que, cada vez
es por metáfora por
lo
a sí mism o, sobre su
�
lme de f g a
.
�
a los otros y se destruye ,Def1m speradas y encuentra en la destrucción de los otros y de
ra." (D • 1 7.' )
uina de guer
inventó su propia máq .
Hf "el único objeto" que le queda cuando "perdió su po
ctam1enw hneal
guerra' como un agen
mos la 'máquina de tencia de mudar" . Entonces, el fascismo es ese momento
este sentido, la
e líneas de fuga . En
que se construye sobr omplejo, que uno vacila en calificar de interiorización
no por objeto la
no tiene en modo algu
máq uina de guer ra
cial, espa cio liso, donde el deseo encuentra en el mismo seno de l a derrota e l
1ccurso atroz de volver el Estado contra sí mismo haciendo
un espa cio muy espe
guerra; su objeto es
a y propaga. El 11om
ad1smo es pre
que ella com pone , ocup
spac10 "pasar a través de él el flujo de guerra absoluta" (MP, 279-
esta com bina ción máquina de guerra-e
cisamente 283). Ese estado del deseo funcionando por así decirlo en
liso." (P, 50) . .
ultad, vocío no se confund � con el no-deseo de la neurosis, por
de dos ni veles de dific
** Este concepto compren que lo que el deseo Í
onjura dándose por objeto último la
con insistencia que
to l a guerra) Y al
o (se dice
que conciernen al cont enid
ra no tiene por obje .
�
H erra o Ja mu erte fS
precisamente la interiorización;
la máquina de guer _
piénsese más bien ep el polo "repulsivo" o "paranoico"
ient o histó rico , universal, metafó-
stat us (¿es un agenciam
FRANCOlS ZoURABICHVILI
62
primero de teimrismo o de desestabilización, luego de triun
datos, ya no tenemos fe en los encadenamientos de la cos otros, donde "infinitos" significa: abstraídos de todas las
tumbre o de la tradición que, en las puntualidades aleatorias coordenadas espacio-temporales. reducidos a su puro sen
de la vida individual y colectiva, nos harían reconocer da tido expresable por el infinitivo verbal. Las determinacio
tos prolongables en acción, y que mantenemos a falta de nes consideradas son las que el pensamiento identifica
algo mejor. en una forma relajada� volvemos a una suerte como las que le pertenecen en derecho: así se hace una
de indiferencia. cuya renegación. cada día más penosa, es división del hecho y el derecho -división singular Y
mantenida por los restos de viejos esquemas . Aunque pre reacondicionable. no originaria; volveremos sobre esto más
sentimos que hay algo importante a extraer del caos. pero abajo- que libera una image11 del pensamiento, cuyo
nos repugnan las formas consuetudinarias de su asigna correlato es uno o varios personajes conceptuales que efec
ción, y adivinamos que las condiciones de un discerni túan sus movimientos constitutivos. Estos personajes no
miento inmanente no están ellas mismas dadas sino que se confunden ni con el autor ni con los interlocutores fic
dependen de un acto especial . En suma, carecemos de un ticios a quienes puede ocurrir que haga dialogar, aunque
plano que recortaría el caos. de condiciones que nos per en ocasiones estos los encarnen: ellos mismos tomados
mitirían ligar esos datos y encontrarles un sentido, en el sobre el caos (Juez. Investigador, Idiota, Tartamudo, etc.),
modo de una problemática más que de una interpretación. son otras tantas posturas que el pensador adopta mien
Pensar comienza por la efectuación de tal corte o la instau tras piensa, y que a través de él se convierten en meras
ración de tal plano . El plano de inmanencia es la condición determinaciones de pensamiento. El conjunto plano-per
en la cual tiene lugar un sentido, siendo el mismo caos ese sonaje define el o los problemas que se plantea un pensa
no-sentido que habita el propio fondo de nuestra vida. S i n dor a través de esa tentativa de resolución que es la crea
embargo, e l plano e s algo muy distinto que un esquema de ción de conceptos (QPh, cap. 3).
interpretación. que tiene que ver con las formas de pensa Lo cual implica hasta qué punto la intuición tiene un
miento estereoti padas. con los lugares comunes cuyo caos papel en filosofía, por lo menos "si se considera la intui
recuperamos, en vez de enfrentarlo: el plano no es subya ción como la envoltura de movimientos infinitos de pensa
cente a lo dado, como una estructura que lo haría inteligi miento que recorren incesantemente un plano de inmanen
ble a partir de una "dimensión supl ementari a" a las que cia" (QPh, 42), no como el acceso a realidades superiores,
implica. a esencias independientes del pensamiento. Es en este
¿De qué naturaleza es el plano? Por fuerza presenta sentido, y solamente en éste. como el pensador tiene vi
dos caras, cada una de las cuales es el espejo de la otra: siones, que se confunden con el devenir-filosófico de al
plano de pensamiento. plano de naturaleza, porque "el gunas determinaciones del mundo, con el gesto de orie �
movimiento no es imagen del pensamiento sin ser también tar el pensamiento sin referencia, de inventar su prop10
materia del ser" (QPh, 4 1 ) . Desde el punto de vista "for s istema de orientación (QPh, 40; P. 202): "no están afuera
mal'', como habría dicho Spinoza, el acto consiste en se del lenguaje. son su afuera" (CC, 1 6). Es también en este
leccionar algunas de las determinaciones caóticas -aque sentido como los conceptos de la filosofía, que sólo reci
llas que más arriba llamábamos ocurrencias, puntualidades, ben su sentido del problema con el que se vinculan, están
o datos por así decir intratables- para "conservarlas" como sometidos a una parte de comprensión no-conceptual, la
otros tantos "movimientos infinitos" plegados unos en que involucra tanto al no-filósofo -porque permite com-
76
F'RAN<;OIS ZoURABICHVILI EL VOCABUJ..;\.RIO DE DEl.EUZE 77
puntualidades de las que partíamos no están plenamente vez la posibilidad de lo imposible" (QPh, 59 -por lo menos,
·�dadas" sino en la condición de esquemas que las ponen este tema indica que es instaurando EL plano como se
en claro. Sólo que esas condiciones resultan demasiado realiza la conversión inmanentista, creer en la tierra, como
amplias, teniendo en cuenta lo que condicionan: sólo "dan" decía Nietzsche, creer en este mundo, como por su parte lo
cualquier cosa en la forma de lo reconocido, de lo ya-co dice Deieuze)? Que habiendo recortado el caos sin impo
nocido; ya no permiten hablar de experiencia de otro modo ner el menor recorte a priori a sus determinaciones,
que en un sentido trillado. La experiencia "real" comienza habiéndolas relacionado sin enmarcarlas en formas pre
con el corte o la instauración de un plano. A partir de en concebidas, sustraídas a la experiencia, él produjo un
tonces, el caos es más bien pensado que dado: es virtua'!. piano de experiencia que implica su propia redistribución
Únicamente el plano de inmanencia nos entrega un dado potencial al infinito. En efecto, Spinoza no se otorga más
puro. inmediato, del cual el caos sólo ofrecía el bosquejo y que el movimiento . Dado un campo de partículas materia
el desfallecimiento. Y por virtual no debemos entender un les indeterminadas, la percepción no se recorta sino en
estado que se opondría a lo real, o que. como lo posible, función de su distribución variable en compuestos distin
tendría que realizarse: a lo virtual corresponde la actualiza tos, definidos por determinadas relaciones de reposo y de
ción (y el movimiento inverso de cristalización). Más aún, movimiento. de velocidad y lentitud, pero siempre expues
si la experiencia real envuelve o implica el caos, es lo real tos a encuentros, a migraciones de sub-compuestos, a
bien comprendido lo que deja de confundirse con una pura composiciones de composiciones o incluso a descompo
actualidad e implica una parte de virtualidad (B, 99 y sigs.; siciones ("longitudes"); por su parte, la afectividad se di
DR, 269 y sigs.). Por eso devenir, crear, pensar, siempre ferencia, se enriquece, se reacondiciona según los
implica un dinamismo inverso al de la actualización: la cris� devenires que corresponden a esos encuentros más o me
talización (D, 1 84-185). nos felices (aumentos-disminuciones de una potencia de
*** Ese dado puro es la otra ve1tiente del plano de inma actuar anónima y distribuida en el piano, o "latitudes") .
nencia: una imagen del pensamiento no surge sin que al Fuera del movimiento, único que lo constituye, obsérvese
mismo tiempo sean propuestas las condiciones en las cua la índole acentrada de ese plano: esos dos trazos son co
les hay algo; una nueva forma de pensamiento es una nueva munes a la descripción del plano de inmanencia extraída
manera de encarar la experiencia, o de pensar /o que hay. En de Spinoza (SPP, cap. 6; MP, 3 10-3 1 4) , y a aquella que
consecuencia, podría describirse la historia discontinua de Deicuze sacará posteriormente de Bergson (IM, cap . 4).
lo dado en filosofía, pero sin embargo sin que el pensamien No de otro modo casi puede comprenderse el hecho de
to alcance la inmanencia de un dado inmediato, siquiera con que el concepto de ecceidad, que propone un modo de
Husserl. Según Deieuze, sólo dos filósofos produjeron el individuación inmanente distinto de las formas individua
cuadro, enunciaron la lógica de ese dado puro: Spinoza en les orgánicas que recortan a priori el campo empírico. se
la Ética, y Bergson en el primer capítulo de Materia y me encadene a la exposición espinoziana (MP, 3 1 8 y sigs.).
moria (quizá debemos agregar: Deleuze y Guattari en el ma La-bestia-caza-a-las-cinco, un-caballo-se-cae-en-Ja-calle:
gistral comienzo de El aflli-Edipo). estas composiciones donde los seres no se desprenden
Pero ¿no decíamos que EL plano no era enunciable? ¿Qué ya del decorado ni de la atmósfera sino que se componen
significa entonces que Spinoza haya sabido "mostrar esta de inmediato, originariamente con ellos, corresponden ya
80
Et. VOCABULARIO DE DELEUZE
FRANCOJS ZoURABlCHvtU 81
e punto de vista de lo era yo!" -véase LS, 360 y A(E, 22-29)ndemos . Si volvem os a la
dado puro o de la experiencia real. está más cerca descripción spinoziana, ahora compre que pueda
que del caballo de carrera: SPP. 167). En es_e �lanode1elbuey en tratarse de un "plano fijo" (D, 1 13 ; MP, 3 1 1 ) y de "estados
cuentro, la experimentación sie;npre son posibles, y no tro intensivos de una fuerza anónima" (SPP,a especia 1 7 1 ) . En efecto,
piezan con ninguna barrera'. que sea feh� es otra cuestión. no se necesita ninguna fusión o empatíde experienc l para que
Por eso el personaje canee�o�ª t a cada uno de los puntos de ese plano constituido, iacorres pura,
es el niño (MP, 3 1 3 ; QPh, l que obses10na al spinozismo
•
Pero prosigamos la analo í para perc1b. ir. claramente que no es abierto por ningún sujeto ia que separa el
hasta qué punto los dos aborlaJ:s convergen hacia el mis- ponda un afecto: por ejemplo la distanctiro. desde el punto de
caballo de carrera del caballo de
mo concepto, al' t1'empo que coloca vista inmanente de lo que pueden. de los dinamis mos o los
sus acentos. y remitámonos al prime�n decapitul d';ferente manera
o de Materia ritmos de que son capaces; por el contrar io, la proximidad
y memoria: lo puro dado Cm . inmediatos
distmc1
' 0n de
movimiento. y de la matena) precede la conciencia la imagen, del del caballo de tiro y del buey -todos objetos de inmanencia.
go de m1, mismo y de ser ese Yo que abre absolutamen que ten- de un percepto y de un afecto en el planosentido ese plano
campo de. percepc1'ón, que se sabe ubicado en un punto te el Por último, si preguntamos en qué también para
del espac10, pero que, no estando él mismo en su campo, lo de Naturaleza o de univocidad puede valer iento, por consi
desplaza con él. El error sería confundIr. campo de percep EL plano de inmanencia de todo pensam a "la posibilidad
ción y plano de inmanencia·. s1. es cierto. que hay algo antes guiente en qué sentido Spinoza muestr más allá incluso de
que toda asignación de u s e o que apunta de lo imposible", comprendemos que que su filoso
el plano donde se extien;e � ; d a un objeto, la "imagen dogmática del pensamiento"dalnatural del pen
e r d i
no tiene s:nt�d��_;:t::�:r :u: �=�: fía parece adherir exteriormente (afinida de una verdad pre
�:;�: :t;��t�ª�·: , . vista. Está ah1 inmed iatam ente samiento y de lo verdadero, modelo III), su plano
acen d or as1 decirlo fijo aunque estibado a nada com� existente al acto de pensar -véasedeDR.uncap.
!� : �
las i g � s de eme que desfila establece la imagen paradójica no sabepensam iento sin
de antemano lo
n sobre una pantaÍla im- imagen, de un pensam iento que
82
FRANs:ois ZouRAsrc.u
v1u
EL VOCABULARIO DE DEl.EUZ.E 83
que sign ifica
pen sar y ;�e no
santem cnte al puede más que
acto qu volver ince
s) . sI·
o engendra "'De inmanencia" y no ya "trascendental": porque e 1
mostfl plano 110 precede a l o q u e viene a poblarlo o llenarlo, sino
puede deci rse (corre del cao
que sp·moza
da en que el ró EL plan o, es
pensamiento en la medi-
se re e . a n que se construye y se reacondiciona en Ja experiencia, de
ocu p a do úni � � ese Hespacio liso"
cam ente p or tal manera que no tiene ya sentido hablar de formas a priori
m
comp onibles o
no • recom p . ov1m 1 ent o s des i g u a l e s
·
on1 bl es s1e de Ja experiencia, de una experiencia en general, para to
y 1os vive com · mp�e de otra manera
o otros tantos ,,
dra mas de s1 _ dos los lugares y todos los tiempos (así como tampoco
yos o de aluc mismo, de ens
inaciones de 1 a- puede uno contentarse con el concepto de un espacio
o que puede .
Con cluy amo s significar pensa
1
r
.
con alg
' unas refe
re nc1a· s . El concept tiempo universal e invariable) . En otros términos, tales
Pl ano de inmane o de·
nci a
' remP aza el "camp condiciones no son "más amplias de lo que condicionan",
·
Y por eso la filosofía crítica así radicalizada pretende enun
surgido de las o tras cendent
filosofías de al"
Kan t y de Huss
es 1 4 '- 1 7' QP
dos autores, erl (sobre esto
"P I ano
véan se LS, sen. s
ciar Jos principios de una verdadera génesis, no de un sim
" y no ya Y h, 48-49)
< "camp
·
·
o"·. p orqu e no ple condicionamiento externo indiferente a la naturaleza
Jeto sup uest es para un
amente fuera su-
d e cam po, o de lo que condfr:iona (los episteme o los "a priori históri
campo que se en el lími te de
abre a partlf _ un
de e'1 en el m cos" de Foucault dan una idea de esta exigencia, aunque
campo de per odelo de un
cep ción (véa
se e 1 Ego trasc los planos de pensamiento según Deleuze se refieran más
fen omenolog end ental de l a
en 1 o dad o , o
ía -po r el con
tran. o el SUJe . to se bien a autores y a obras).
más exactam en con sti tu ye
porque tod o t e en el plan No habrá de verse una contradicción en el hecho de
lo que vien e o); y tambi én
a ocup arlo que Deleuze no renuncie muy simplemente a un discurso
sobre ¡ os b orde
con ecta sino no cre ce o no
lat eral men t e, se
·
no son mas de tipo "trascendental": el concepto forzosamente general
, que s, y allí to do
resb alones ' des de las condiciones de la experiencia real (o sea, siempre
(LS, 15- 1 6 3 1 1 plaz am ient os • c/in am
-3 1 2) , Y h asta "el� · ,, · en
·
t1 do definido
•
in1c a , no sólo singular, inseparable de una producción de novedad) no
más arrib a de " en el sen-
• orga-
_ d e se confunde con supuestas condiciones de la experiencia
.
sJ1z
' " , sino en el de "f .
ntzación a otra . amie nto de una
. en general. Pero innegablemente hay que resolver una di
o1ma c1ón
' Y
gani zaci ón , pro de una desor-
derJ01c
gresiva cre ador a" ,(1 o que ficultad, hay que realizar una mutación fi1osófica, puesto
. .ª p e 1 vers1 on
· · , .
1 on dele uziana de 1 . remi re a la
fuga ") . Los m -véase "L1'ne que se trata de pensar el concepto de algo que jamás es
ovi. m1en tos en 1 a de
. e P 1 ano se dado de una vez ni para siempre. que tampoco se da pro
ti cali dad de oponen a la ver-
un a fund aci
ón o a f a rect gresivamente parte por parte, pero que se diferencia o se
pro gres o (es
cen dentaJ co
en Lógica del
mien za a ser
: enrzdo don de el
dine alidad de
campo tras
un
redistribuye, y no existe sino en sus propias variaciones
n s a�o com o
:
que la pala bra (véase la oposición del "una vez por todas" y del "por
_ un plan o, aun
1
no sea pro u
pro fun dida d-su nci a a: LS, todas las veces" . DR, 127- 1 2 8 , 1 52; LS. 76). Desde su pri
1 33 ; y la tría da
perfi cie-; t�ra mer artículo -"La concepción de la diferencia en Bergson"
cu erp os en -v ale dec ir,
interacc ión y . mezc las de
o p e netra en 1956, Delcuze aboga por un tipo nuevo de concepto,
a J· ugar o epet
tos. form as- c16 , acont eci
será v uelta � mien
rnan cra en cao ida de d i fer cuyo bosquejo encuentra en Nietzsche (Voluntad de po
s-pl ano-trasc � ente
es la filo sofía ?) . end encr n u op inión en der) y en Bergson (Duración, Memoria): un concepto que
¿ Q ué
obedece a la lógica de la diferencia interna, o sea, cuyo
objeto "no se divide sin cambiar de naturaleza" a cada
85
EL VOCABULARIO DE
DELEUZE
84 FRANCOIS ZOURABlCHVILI
ontológicamente,a
momento de su división, pero difiere de sí con cada afirma tienen afuera, porqueel otr
dos expre . nesguen
o no se distin
sw de una sola y mism
ción de sí (véase "Empirismo trascendental"). Así se ob .
no siendo más ruptura de tono oca a a or la inserción
tiene el concepto de condiciones de la experiencia que se realidad); 2) la �,�� :i !rso deductivo
van diferenciando con la experiencia. sin por ello confun abrupta de la teoría de los cuerpo después del esco1"10
dirse con ella y alcanzar lo empírico por confusión del de de la 2' parte (el 3) ;�:1�::;����tr�:amente ético de esta
pas
recho y el hecho . Tal concepto no expresa ya nada de uni de la prop . 1 3) , Y 39 Y dem.). "Era necesario que el autor
versal: de ahí que Deleuze hable a veces del plano de teoría (véase TV,ente todo lo que yo 1e h aci.'a decir" (P.' 15):
inmanencia en general. otras del plano instaurado por tal o diga efectivam . puede la historia de la
cual filósofo. Realmente son las variaciones de un solo y b·ªjo la� apa;�:�%�:�;�:ásbr�;1ar��a y más profunda (sal-
mismo plano, una vez que decimos que "un solo y mismo" r1¡osofia de damos de la filoso . fia)..?
no expresa ya nada de permanente o de idéntico a sí (Lógi vo que nos despi
ca del sentido trabaja particularmente esta noción de "un
solo y mismo" en el sentido de lo que no existe sino difi
riendo consigo; la noción de ·'común" padece una suerte Prob lem a
paralela -véase "Univocidad del ser").
Por último. compruébese que el uso deleuziano de la do o el problema esprop ex�;��
palabra "inmanencia" no deriva de Husserl, aunque tam * Por
. . no ver que el sentien natu raleza de toda
bién smja en el marco de un cuestionamiento crítico y no di .
iere
propostc1o. nal, q ueesenfcial, la génes1s. del 'acto de pensar. el
. se p1erde lo s. (DR, 204) "Todo concepto remite a
.•
ca, por una operación que no carece de analogía con el a su no pue d su solución."ados
en ser d eslind
post-kantismo, cuya importancia varias veces destaca. En do' Y q ue
. en ;a medicta de (QP'1. 22) "Nos
efecto, la inmanencia se vuelve "pura", o "para sí" en vez didos srno lema s ya
que los prob uestas o la soluviene n prepara
de esa inmanencia a la conciencia que Husserl convertía hacen creer a a vezrecen las res p ción:
en su criterio de método (y cuando Deleuze rehace la ope dos, y que desapaecto nocon pued en ser ya . o fantasmas .
srn
ración una segunda vez al interpretar el primer capítulo de as
en ese do ble Pque la act. . dad de pensar, y tamb1en lo
. .
,
Materia y memoria, es para remedar la famosa fórmula de Nos hacen creer lso ��� esta actividad. sólo co
la intencionalidad: toda conciencia es algo, y no concien verdadero y lo f� qu����e lasdesolu ciones, no conciernen
cia de algo -véase IM. cap. 4). Convertir la lógica de las mienzan con la busone : (DR 205) "La verdadera libertad
modas finitas de la substancia spinoziana en el enunciado más que las soluc 1 : ' stitución de los mis-
está en un poder d(B,e d4)cisión , de con
.
considerar que el concepto de substancia única, en la l ª ** No debe , como la Precisión que le confiere,
·
parte de la Ética, se obtiene bajo la exigencia de la inma probl ema en Deleuze; as1 ' Es usual, por loantemeno s
nencia y no la inversa, o sea, a partir de los "atributos" . . endo Y más alla de Bergson.
s1gu1 ofía exijan tod o
en Francia, que los profesores d e flos
'
que son la extensión y el pensamiento (por un lado no
86
EL VOC
ABULARIO DE DELEUZE
FnANCOIS ZouRAe1cnv 87
a1
'1-
de sus alumnos
una ¡,problemátic
a" •· no obsta nte,
que se ejerci ten en es raro tratista", o "historiador" en el sentido de la historia natu
defi nir su natur
cosa se rode a de � e.z , � �� �
al modo que Ja ral: taxonomista o clínico, experto en la localización y la
de produ cir sus
un aura de
efectos no
.
n:::
eno
. s de mtunidac16.
� �
m iat1co .que no deja diferenciación de los regímenes de signos (P, 67, l 86; QPh,
De 1e u ze r e s 1 d ,
p e d a gogía de n. Toda la 5 5 ) : por un lado, una nueva imagen del pensamiento, defi
i a en esa . .
meto dológica y _ insi sten c i a nida por la selección de ciertos "movimientos infinitos"
deon tológica sobre
el papel de los
mas (para con vence probl e (nuevo corte en el caos. nuevo plano de pensamiento);
rse de esto b asta
todo Jos regis tros con cons ultar
. . sobre por el otro, los personajes conceptuales que lo efectúan
o transcnpc wnes de sus curs
ampl iamente dispo os, muy (QPh, caps. 2-3 y particularmente págs. 54, 72. 78-80).
nibles hoy en drn, , ,
vea nse referenci
wzc1ado un eonc�
bibli ográficas) . as Primera consecuencia: el horizonte del sentido no es
·· ur1 en
sentido en función pto s6 o tien en � universal (véase "Plano de inmanencia", "Univocidad del
prob
del proble ª al
lema filos ófico.
�
que se refieren. El ser"). Segunda consecuencia. o vertiente deontológica:
que debe se enu �
b i'
fun de con la dram nciable, n o s e con- discllliren filosofía, vale decir, oponer a un autor objecio
,
aturo a ordmana
" .
pues ta en cont de Ja dis ertac1on,
radicción s o bre . esa nes que forzosamente no se entienden sino desde el punto
. un mismo t ema .
pnmera vista tan de tesis a de vista de otro problema y en otro plano. es perfectamen
procedentes una
que se llama prob como la otra (porque lo
lema no es e te vano, no es más que la parte frívola o reivindicativa de
. ntonces más
artific ial de las res que el calco la actividad intelectual. No porque el intercambio deba
uestas a ui
¿Cuál es ese sent
�
id que el pro b l
rn pregu nta caída
del cielo). proscribirse ni porque el pensamiento sea autárquico -en
...ª l enuncia-
ema conf1. er
� �
· �
c1 0n conceptual ? N Deleuze hay todo un tema de la "soledad poblada"-, pero
o se trata de la . _
.
de las proposic s1gn f1cac1on m
iones : éstas sóJ o � mediata el diálogo sólo tiene interés en el modo de la colaboración
desconcertante, del tipo Deleuzc y Guattari, o bien en el
se refie ren a
tados de cosas ) . datos (o es-
' que precisam ente ·
de la orien ello mism os
· tación• . . � carecen modo de la libre conversaci ó n . cuyas e l i p ses,
el pri·n c1p10 .
de d1scr .
. im1n ac10 · ,, , Ja proble-
mática que les perrn � discontinuidades y otras acumulaciones pueden inspirar
itiría rel acionars
un senti do Los e, vale decir,
producir al filósofo: D, primera parte; QPh, 32-33, l32-l33, 137-1 39).
probl emas son
act os que abren
zonte de s ntido'� y que sustentan
un hori- Tercera y última consecuencia: la argumentación, si es ple
ceptos: un nuevo c
Ja creaci·ón de
. los con- namente exigible del filósofo, permanece subordinada al
aspecto del cuest
wn am
' ·
iento, que abre
el in ás fam 1har
una perspectiva acto fundamental de plantear un problema.
inh abitu al sobre
fiere interés a datos o que con- *** Este acto de posición es la parle irreductiblemente
. hasta entonces con · . .
f1cantes. Por ciert s1 derados ins1
o' cada uno se gni- intuitiva de la filosofía, lo que no significa arbitraria, ni
mues tra mas ,, o menos d1s- .
puesto a recon ocer desprovista de rigor: simplemente, la necesidad responde
ese hech o ·' pero
.
y otra extr aer una cosa es admi
s u s co n s e cuen tirlo , a otros criterios que el del racionalismo, es decir. de un
. cias t e 6 neas
cues twn amiento · . S1. :1 pensamiento que se poseería a sí mismo; y el rigor, a otras
es la expresión
del problema, su
rectamente enun cara di virtudes que las de la inferencia válida . Una vez más, esta
ciabl e (aunq ue
las preguntas en
nes permanezc an ocasi o última debe ser el objeto de una preocupación secundaria,
implícitas en fl ,
i osofrn), n o por
de derivar por lo ello dejan o sea: subordinada y no facultativa. Si fuera facultativa se
menos dos cons .
enunciab les. y cuy . t"i t uyent es igua
a enunc1ac1. 6n . lmente comprendería mal la índole demostrativa de la enunciación
incu mbe al filós
ofo "re- deleuziana. inclusiva en sus aspectos alusivo y digresivo,
l
F'RANCOIS ZoURABICHVlLI
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
88
89
diferencia entre conceptuaiizar y argum l a existencia ("lógica extrema y sin racionalidad") . S e ex
entar: se trata de Ja
mis 1�a op� ración que especifica y resuelv pone en dos tríadas un poco diferentes . Primera tríada: 1 .
e un problema.
En fliosof1a no hay lugar para una proble Tratar de alcanzar el territorio, para conjurar el caos; 2.
mática autónoma
de la argumentación. El lector puede Trazar y habitar el territorio que filtra el caos; 3_ Lanzarse
entonces comenzar a
comprnnder por � ué Deleuze puede decir fuera del territorio o destcrritorializarse hacia un cosmos
que "el concepto
no es d1scur s1vo (o que el filóso fo "no que se distingue del caos (MP, 368 y 382-383; P, 200-20 1 ) .
. . encadena propo
s1c1on es") aunque "la filosofía proceda por
frases" (QPh, Segunda tríada: 1 . Buscar un territorio; 2 . Partir o
27-29) . En defm1t1va , comprendemos
el sentido de la posi desterritorializarse; 3. Volver o reterritorializarsc (QPh, 66).
ción deleuz iana: irracionalismo, 110
ilogismo; 0 inclus o El desfasajc entre estas dos presentaciones radica en la
lógica de lo irracional. "Irraci onal"
remite por un lado al bipolaridad de la relación tierra-territorio, en las dos direc
encuentro donde se engendra el acto ciones -trascendente e inmanente- en las cuales la tierra
de pensa r (por tal
motivo, es el correlato de "necesario"),
por otro lado al ejerce su función dcsterritorializantc. Porque la tierra vale
d� venir, a las líneas de fuga que todo proble a la vez como ese hogar íntimo hacia el cual se curva natu
ma implica. en
s1 mismo Y en el o bjeto informe que se
capta a través de él. ralmente el territorio. pero que, tomado como tal, tiende a
"Ló? ica'' se refiere a la coherencia del
sistema de signos 0 rechazar a este último al infinito (así es lo Natal, siempre
�e srntomas -en este caso, de conceptos-
que la filosofía perdido: MP, 382, 401 , 4 1 7 y sigs . -piénsese aquí en el
inventa para responder a ese desafí
o. polo catatónico del cuerpo pleno que rechaza todo órga
no, en El anti-Edipo); y como ese espacio liso que presu
pone y envuelve todo límite, y que constituye la apertura
Ritornelo (diferencia y repetición) en derecho, la irreductible desestabilización del territorio
mismo más cerrado (QPh, 170- 1 7 1 por ejemplo -obsérvese
aquí cieno flotamiento del enunciado "tierra desterri
* El ritornelo va hacia el agenciamien torializada". porque ora ella lo está en derecho, a rr1ancra
to territorial. allí
s� instala
.
o de ahí sale. En un sentid o genera de "caosmos", ora lo está bajo el efecto de su relación
l, se llama
ntornelo a t odo conjunto de materias con el cosmos, como en MP, 426). El ritornelo merece
de expresión que
.
traza un terntono, y que se desarrolla
en moti vos territo dos veces su nombre: primero como trazado que vuelve
riales, en paisajes territoriales (hay
ritornelos motrices sobre sí, se recupera, se repite; Juego como circularidad
gestuales, ópticos. etc.). En un sentid
o restringido, se ha'. de los tres dinamismos (buscarse un territorio == tratar
bla de ruornelo cuando el agenciamien
to es sonoro 0 ''do de alcanzarlo). Así, todo comienzo e s ya un retorno, pero
minado" por el sonido -pero ¿por qué
ese aparente privile éste siempre implica un desvío, u n a d i ferencia: la
gio?" (MP, 397) "El gran ritornelo se
alza a medida que uno reterritorialización, correlato de la destcrritorialización,
se aleja de la casa, aunque sea para volver
, porque ya na nunca es un retorno a lo mismo. No hay llegada, nunca hay
die nos reconocerá cuando volvam os."
(QPh, 1 8 1 ) más que un retorno, pero volver se piensa en una relación
* * E l ritornelo s e define por l a estrict revés-derecho, recto-verso con partir, y uno parte y vuel
a coexistencia 0
contemporaneidad de tres dinamismos
implicados unos en ve al mismo tiempo. A partir de entonces hay dos maneras
otros. Forma un sistema completo del
deseo, una lógica de distintas de partir-volver, y de tornar infinito ese par: el
92
F'RANCOIS ZoURABICHVlLl EL VOCABULARIO DE DELEUZE 93
vagabundeo del exilio y el llamado de lo sin-fondo, o bien en función de una tierra a veces natal-inmutable (es en
el desplazamiento nómada y el llamado del afuera (ya que tonces a priori innato, o todavía objeto de reminiscen
lo Natal no es más que un afuera ambiguo: MP, 401 ). Son cia) a veces nueva-venidera (está construido e.n u� plano
dos formas de desvío a sí: desgarramiento del sí al que de inmanencia: cuando el filósofo traza su temtono en la
uno no deja de retornar como a un ajeno, porque está misma desterritorialización) (QPh, 44, 67, 85).
perdido (relación del Exiliado con lo Natal, incluido en el
2º tiempo de la primera tríada); arrancamiento de sí al que
no se vuelve sino como ajeno, irreconocible o vuelto im Rizoma
perceptible (relación de lo Nómada con el Cosmos, 3"
tiempo de la segunda tríada). Por tanto, no hay incompa
tibilidad, ni siquiera evolución entre las dos tríadas: sola * "Sustraer lo único de la multiplicidad por constituir;
mente una diferencia de acento. El desafío es el sentido escribir a n 1. Un sistema semejante podría se:rollamado
existencial del retomo como problema (la palabra ritornelo rizoma." (MP, 1 3 ) "A diferencia de los árbolesotrodepusus
-
evoca, a la manera de un acrónimo, el Eterno Retorno'): raíces, el rizoma conecta un punto cualquiera connecesan�to�
¿qué hace el trazado que. al volver sobre sí, diferencia un cualquiera, y cada uno de sus trazos no remite . reg1-
interior de un exterior (instauración del territorio)? ¿Se mentc a trazos de la misma naturaleza, pone en JUego
abisma en el torbellino loco alrededor del origen cuyo menes de signos muy diferentes y hasta estados nid_e anolo
simulacro segrega (Natal)? O bien ¿repite al hacerlo el signos. El rizoma no se deja reducir ni al Uno _
ns10-
afuera que envuelve y cabalga al tiempo que se distingue múltiple . . . No está hecho de unidades sino de d1me _
de él (el límite es al mismo tiempo un cedazo)? En esta nes, o más bien de direcciones móviles. No tiene comienzo
tensión lógica vemos en qué el trazado, la marca, el signo ni fin, sino siempre un medio, por el cual crece Y desborda.
de territorio se confunden con el ritornelo . Los dos senti Constituye multiplicidades" (MP, 3 1) .
dos del retorno componen el "pequeño" y el "gran" ** Este concepto, sin duda el más famoso_ _de los d�
ritornelo: territorial o cerrado sobre sí mismo, cósmico o Deleuze y Guattari, no siempre es bien comprencl1do. Por s1
llevado sobre una línea de fuga semiótica. Y es bajo la solo es un manifiesto: una nueva imagen del pensairuento
relación de los dos estados del ritornelo, pequeño y gran destinada a combatir el privilegio secular del árbol que
de, como la música (MP, 370, 43 1 : "desterritorializar el desfigura el acto de pensar y nos aleja de él (la introduc
ritornelo"), luego el arte en general (QPh, 1 75- 1 76), se ción de Mil mesetas, titulada "Rizoma", fue pubhcada por
vuelven pensables. Por último, si el concepto también separado algunos años antes del libro; la noción aparece
forma parte, es en la medida en que pasa y vuelve a pasar por primera vez en el Kafka). Es flagrante que "mucha gen
por todas las singularidades que lo componen (QPh, 25), te tiene un árbol plantado en la cabeza" (MP, 24): ya se
trate de buscarse raíces o ancestros, situar la clave de una
existencia en la infancia más lejana. o incluso consagrar el
pensamiento al culto del origen, el nacimiento, el ap_arecer
en general. Genealogistas tradicionales, ps1coanahstas Y
• Rilournelle en francés: retour étemel. [N. del T.] fenomenólogos no son los amigos del rizoma. Además, el
94 F'RANc;ms ZouRAs1c11v1u EL VOCABUUIUO DE DEJ..EUZE 95
modelo arborescente somete por lo menos idealmente el los autores, con el nombre de "sobriedad'', destinado a
pensamiento a una progresión de principio a consecuen discípulos apurados (MP, 1 3. 125, 342, 425). No juzgar de
cia, a veces conduciéndola de lo general a lo particular, antemano qué senda es buena para el pensamiento, remi
otras tratando de fundarla, de afianzarla para siempre en tirse a la experimentación. erigir la benevolencia como prin
un suelo de verdad (hasta a las aplicaciones mu/1imedia, cipio, considerar por último el método como una muralla
en nuestros días, les cuesta trabajo instaurar una navega insuficiente contra el prejuicio, porque cuando menos con
ción transversal, y las más de las veces se limitan al vaivén serva su forma (verdades primeras): una nueva definición
entre un resumen y rótulos sin salida. En Delcuze, esta de Ja seriedad en filosofía. contra el burocratismo puritano
crítica no excluye en modo alguno el mantenimiento de la del espíritu académico y su "profesionalismo" frívolo. Esta
d i stinción del hecho y el derecho, s a l i da del nueva vigilancia filosófica, por otra parte, es uno de los
cuestionarniento crítico o trascendental. Aquí hay que re sentidos de Ja fórmula: "condiciones no más amplias que
doblar la atención: si el empirismo trascendental consiste Jo condicionado" (el otro sentido es que la condición se
en pensar "condiciones no más amplias que Jo condicio diferencia con Ja experiencia). Lo menos que puede decir
nado", no es ya evidente asimilar el derecho a lo originario se es que aquí no es fácil sostenerse: desde ese punto de
y el hecho a lo derivado. Pero la cosa puede formularse de vista, el rizoma es el método del anti-método, y sus '"prin
otra manera: el origen, a su vez afectado por la diferencia y cipios" constitutivos son otras tantas reglas de prudencia
lo múltiple, pierde su carácter de a priori englobante, mien respecto de todo vestigio o de toda reintroducción del
tras que lo múltiple se sustrae al dominio del Uno (11- I) y árbol y el Uno en el pensamiento (MP, 1 3-24).
se convierte en el objeto de una síntesis inmediata, llama * * * El pensamiento, pues, se remite a la experimenta
da "multiplicidad"; en adelante designa lo que está prime ción. Esta decisión implica por lo menos tres corolarios: 1 )
ro en la experiencia "real" (que nunca es "en general" o pensar n o e s representar (no se busca una adecuación con
simplemente "posible"), por oposición a los conceptos de una supuesta realidad objetiva, sino un efecto real que
la representación. El rizoma dice a la vez: nada de punto de vuelve a lanzar la vida y el pensamiento, desplaza sus de
origen o de principio primero que gobierna todo el pensa safíos, los lleva más lejos y a otra parte); 2) no hay un
miento; nada de avanzada significativa que por tanto se comienzo real sino en el medio. allí donde la palabra "géne
haga por bifurcación, encuentro imprevisible, reevaluación sis" recupera p lenamente su valor etimológico de "deve
del conjunto desde un ángulo inédito (lo que distingue al nir", sin relación con un origen; 3) si todo encuentro es
rizoma de una simple comunicación en red -aquí "comuni "posible" en el sentido en que no hay razón para descalifi
car" no tiene el mismo sentido, véase "Univocidad del ser"); car a priori algunos caminos más que otros, no por ello
tampoco un principio de orden o de entrada privilegiada todo encuentro es seleccionado por la experiencia (algu
en el recorrido de una multiplicidad (para estos dos últi nos montajes, algunos acoplamientos no producen ni cam
mos puntos, véanse "Complicación" y la definición más bian nada). Profundicemos este último punto. No hay que
arriba: "No está hecho de unidades sino de dimensiones"). dejarse engañar con el juego aparentemente gratuito al que
El rizoma, pues, es un ami-método, que tiene el aspecto llama el método del rizoma, como si se tratara de practicar
de autorizarlo todo -y en efecto lo autoriza, porque ése es ciegamente cualquier collage para obtener arte o filosofía,
su rigor, cuyo carácter ascético subrayan de buena gana o como si toda diferencia fuera a priori fecunda, según
96 F'RANCOIS ZoURABlCHVIU EL VOCABULARIO DE DELEUZE 97
una doxa extendida. Por cierto, quien confía en pensar debe ** La ·elaboración del concepto de singularidad proce
consentir en una parte de tanteo ciego y sin apoyo. en una de de una radicalización de la interrogación crítica o tras
"aventura de lo involuntario" (PS, 1 1 6-1 19); y a pesar de l a cendental: el individuo no está primero en el orden del
apariencia o el discurso de nuestros maestros. ese tacto sentido. debe ser engendrado en el pensamiento (proble
es la aptitud menos comparida, porque padecemos de de mática de Ja individuación); el sentido es el espacio de Ja
ma�iada conciencia y de demasiado dominio; no consenti distrib ución nómada, no existe un reparto originario de las
mos casi el rizoma. No por ello la vigilancia del pensamien significaci �nes (problemática de la producción del senti
to es menos requerida, pero en el mismo corazón de la do). En efecto. aunque parezca a primera vista Ja última
experimentación: fuera de las reglas mencionadas más arri realidad tanto por el lenguaje como por la representación
ba, consiste en el discernimiento de lo estéril (agujeros en genera¡, el individuo supone Ja puesta en co11verge11-
negros, atolladeros) y de lo fecundo (líneas de fuga). Ahí cia de cierta cantidad de singularidades, que determinan
es donde pensar conquista su necesidad y su efectividad una condición de cierre bajo Ja cual se define una identi
a la vez, en reconocer los signos que nos obligan a pensar dad: el hecho de que algunos predicados sean retenidos
porque envuelven Jo que todavía no pensamos. Y por eso implica que otros sean excluidos. En las condiciones de Ja
_
Deleuze y Guattari pueden decir que el rizoma es cosa de representación, las singularidades, pues. son de entrada
cartografía (MP, 19-2 1 ) , vale decir, de clínica o de evalua predicados. atribuibles a sujetos. Ahora bien, el sentido es
ción inmanente. Sin duda ocurre que el rizoma sea simula por sí mismo indiferente a la predicación C'verdear" es un
do. representado y no producido. y sirva de coartada a acontecimiento como tal, antes de convertirse en la pro
ensambladuras sin efecto o a verborreas fastidiosas: por piedad posible de una cosa. -"ser verde") ; a partir de en
que se cree que basta con que algunas cosas no tengan tonces comunica en línea recta con cualquier otro aconte
relación entre sí para que haya interés en relacionarlas. cimiento; independientemente de Ja regla de convergencia
Pero el rizoma es tan benévolo como selectivo: tiene la que lo apropia a un sujeto eventual. Así. el plano en que se
crueldad de Jo real, y sólo crece allí donde ocurren efectos produce el sentido está poblado de singularidades "nóma
determinados. das'', inatribuibles y no jerarquizadas a la vez, y que cons
tituyen puros acontecimientos (LS, 65-67. 1 30, 1 36) . Estas
singularidades tienen entre sí relaciones de divergencia o
Singularidades preindividuales de disyunción, ciertamente no de convergencia porque ésta
ya implica el principio de exclusión que gobierna la indi vi
dualidad: no comunican más que por su diferencia o su
* "No podemos aceptar Ja alternativa que compromete distancia, y el libre juego del sentido y de su producción
a Ja vez Ja psicología, Ja cosmología y Ja teología en su reside precisamente en el recorrido de esas múltiples dis
conjunto: o bien singularidades ya tomadas en individuos tancias, o "síntesis disyuntiva" (LS, 201 -204). Los indivi
y personas, o bien el abismo indiferenciado. Cuando se duos que somos, a l derivar .de ese campo nomádico de
abre el mundo de las singularidades anónimas y nómadas. individuación que no conoce más que acoplamientos y
impersonales, preindividuales, finalmente pisamos el cam disparidades, campo trascendental perfectamente imper
po de lo trascendental." (LS, 125) sonal e inconsciente, no vuelven a tender lazos con ese
f'RANCOIS ZouRABICUVUJ 99
98
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
100
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
FRANco1s ZouRAe1cHV1u
101
por consiguiente,
toda disyunción es
ción (relatio11)" don exclusiva: no-rel a .- .
de cada término es padre-nmo, h ombre-mu�e�. 'q a uí los términos sólo tienen
la negación del
' ;�
Con DeJeuze, la otro . '
noción adqui ere un una relación (relation) er n ·al la relación (re/ation)
Ja no-relación se
convierte en una
senti do muy distint
o: está primero, ella es la que is . �
· b ye los términos entre
n .
relac ión , la disyun
en una relaci ón ción .
. (relatio11). ¿No era los cuales se es tablece . Por cons1gmen te' la prueba del
ésa" Ja orig inalidad
dial éctic a h egeli de la
ana? Paradójicamen sentido está en el doble recorn. do de la distancia que los
taba con Ja negac te,-empero, ésta
con
rcla1io11. el resto de
•
aclaramos cuand
.
ser imphca en derecbo a todos los seres, cada concepto se
a rappor/. [N
o el autor se
refiere a la palabr _
las veces remite a abre a todos los predicados,. por último el mundo, inesta
.del T.J ,
ble o caótico, es "comphcac1 ón . (LS, 204 y 342-350). 3)
1 02
F'RAN(:'o1s Zoun
.11n1cHvru
EL VOCABUURIO DE DELEUZE !03
-
Desde el punto
o, 1 ª. Sintc
de vista práctic . .
suspensi ón, neut s1s disy untiv a
raJiz ació n, agot es * * * La síntesis disyuntiva (o disyunción) es el opera
pre deriv ado al ' amien to del repa
rto siem -
d ª...d "estra tific
que n os someten dor principal de la filosofía de Deleuze, el concepto firma
la natu ra 1eza y la socie
- do entre todos los conceptos . Poco importa que sea un
•
ando " la reali
u�1voco o del dad n o co npar .
� t1da del ser
cuerpo sin órrr.n · " monstruo ante la mirada de aquellos a quienes se llama los
n os .
? J
en • pretende
marcar elecc i o� '
es decis ivas
. � ientras q ue el ' o
lógicos: Deleuze, que definía de buena gana su propio tra
1
imp ermu tables entre térm inos
(altern "
.
· tiva
· ) , e1 sea'
design . a e siste
bajo como la elaboración de una "'lógica", reprochaba a la
permutaciones , ma de
. posi bles entre . disciplina institucionalizada con ese nombre el reducir
d1ferenc·ias que
m1ten a lo mis .
siem pre re-
mo despla án d abusivamente el campo del pensamiento limitándolo al ejem
ose, desli .
véase tamb ién
tam entc tiene
un va1 or d e de
'
E, 59-62). se Jueg � _
o efe perm utaci
zand o" (A <E, 1 8
ones cicr-
-
plo pueril del reconocimiento, y justificar así el sentido
. . fensa re s ccto de .. común satisfecho y obtuso en cuya opinión es pura nada
.
identitana, pero � la f11aci ón
precisamente con todo aquello que de la experiencia desquicia los dos prin
dev enir o el pro e1 Objeto de p
reser var el
ceso desean te·, el cipios de contradicción y del tercero excluido, y vana toda
mis
·
rresponde aquí
"se dice de 1 . . mo a 1 que todo co-
� que d1f1e re en empresa de discernir allí cualquier cosa (QPh, cap. 6). El
mos: de lo que se sí ", entenda-
divi de en s1- mism
, . . . o y no ex1st f pensador es primero clínico, descifrador sensible y paciente
·
ncia se con-
y de llevar así la cuestión crítica a su más alto punto de
. e con esa e
v'a l uac1 0n. y paradoj a: allí donde se encaran condiciones que no son
nietzsch eano inter con e · l E tern o
pretado com o . Retorn o
selec tivo s J· uno "más amplias que lo condicionado" (este programa con
de que n o sean : compren-
retenidos Jos •· modos duce en línea recta al concepto de disyunción). En conse
ven "de una vez de exis tenci a
por toda , Jiay que vueJ
y or cuidado la
radi cal ida ;
' d e l m odo
que entender
con el ma
cuencia, Deleuze protesta con vehemencia contra la con
fusión del irra c i o n a l i s m o y el i l og i s m o , deseando
que supera la
"por todas las
prue ba - r�; ��;;
q
que se opo ne a e l l o y
ardientemente "una nueva lógica, plenamente una lógica,
veces "
mues tra cap az de
vol ver
' . No pero que no nos vuelva a conducir a la razón'', una "lógica
tenc ia que cam . se trat a de una
bia ' de moclo , stno exis -
de u irracional", "una lógica extrema y sin racionalidad" (FB·
modo es suspe . �a ex1s · ten 1.
nder todo modo:
p ri nc1p 10 de � .a cuyo LS, 55; CC, 105- !06). El irracionalismo deleuziano no debe
mad. a cuya fórm una et1c a nó-
. ula es "deve . ser una etiqueta vaga, propicia a todos los malentendidos
mr-to do -el -1n un , .
nir-1mperceptib d o , " deve-
le" (MP, 342_ 343 .
) N _ y malignidades . Por lo menos comprende dos aspectos
ex1stenc ia como . o debe cons iderarse e sta
cncerrnd .
a o s1qu fuertes, que componen de la misma manera el programa de
senti do usual •
·�
1era con temp
existenc1,1 que lativ a en el
en sum . "empirismo trascendental": refutación del fundamento (la
a cons iste en
vivi rla en 1 a reali
se al mund o para .
igua lar-
dad. de sus inte necesidad de los conceptos debe buscarse por el lado de
por el contrario . · nsid . ades :
' implica
·
1 a mayor activ1d lo involuntario de un encuentro), lógica de la síntesis
cons truccI ón d "
ad ". maq · -
disyuntiva o disyunción, o incluso de la complicación (los
una incesante ' · mmstica' ',
e agen ciam .
regla de lo invol 1ent os" bajo l a
untario. principios de contradicción y de tercero excluido no ejer
cen su jurisdicción sino en un ámbito derivado) .
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
104 F'RANS:OIS ZOURABICHVlLI
105
DR�- '
diverso" (SPE. 56; formalmente
último rechazo de dejar que lo múltiple se organice o se
, LS, 75), desem boca
ecua ción "plura en la unifique. Que la relación con la muerte sea la condición
' li's mo - mom. smo
" (MP, 3 1 )
nada permite inferir . · Por tanto,
un a p mac , del . de lo real no significa que la muerte sea Jo real y qu e los
ten ida por Ala in 7 n r n uno Esta tesis, sos -
devenires no sean más que su simulacro (esta ilusión es
�t; :���
Bas:l iou s a o s ufici ente, al
cer, el enunciad o J pare muchas veces subrayada en Mil mesetas como e l riesgo
seg ún u se1_ es lo q1 1e se _
sus diferencias . y n o la invers . dice de inherente al deseo). Es significativo que, solo entre Jos
a, la unid ad .·•es
,
múltiP Je Y solo . la de lo
'· 97)
se dice de ¡0 múltiple" (NPI conceptos deleuzianos, el simulacro haya sido completa
el hecho de que el . . Ademas,
conc epto d s 1. u1
•
mente abandonado luego de Lógica del sentido (apenas
en general sea la
� � � ero aphcado al ente
cons ccuenc r in evita se encuentran huellas en l o "Natal"': véase "Ritornelo") .
univocidad' a nuestro · · .
n ble de la tesis de
J uICJO, de ning . Se pueden manifestar dos razones: se prestaba a dema
.
una
ma una prim acía
ente significa sola
del uno E ta
" : ��� .
�
de tal modo
rubrica el fracaso del m.ientos, uno de actualización-diferenciación en una espe
programa de eval uaci
ón inmanente?
En últim a instancia, cie o una forma orgánica, el otro por el cual se recupera
la intensidad es un crite
rio inmanente
porque l a autoafirm como totalidad virtual siempre abierta a cada una de sus
ación de nuestras facu
ltades coincide
con Ja afirmación de diferenciaciones; así, "no es el todo lo que se cierra a la
lo nuev o, de la salida,
del afecto, y de
ese modo determina manera de un organismo, es el organismo el que se abre
la intensidad -cualesqu
iera que sean
Jos terrores que l a acom sobre un todo, y a la manera de ese todo virtual" (B, 1 10).
pañen- como dicha.
* * * A partir de ento Por consiguiente, es rehusando circunscribir la vida en los
nces, Deleuze pued
e llam ar más
especialmente vida límites de Jo viviente formado, y así definir la vida por l a
o vital idad no Ja mult
iplic idad de las
�
form as d vida sino
aquella entre esas form organización, como l a tendencia evolutiva o creadora que
as en que Ja
vida -el ejemplo mism atraviesa Jo viviente puede ser pensada, más allá de la
o de nuestras facultade
eJla mism a: forma para s- quie re ser
alternati va insatisfactoria del mecanismo y el finalismo . Este
dójica , a decir verdad
1� informe. Una vez más
reconocemos una insp
más cerca de
rechazo, por supuesto, conduce o a darse la vida bajo la
metzsc heana, y debe iración forma de un principio distinto de la materia, o a conceb!f la
r , 1� ausencia en Dele
mos reafirmar, aunq
� uze de un concepto
ue de otra mane
materia misma como vida, no -como se habrá comprendi
vitalidad en general: de vida o de
por un lado porque la do- alojándole almas directrices -lo que sólo testimonia
vida tal como él
la concibe siempre e ría Ja incapacidad de salir de la imagen de la vida como
inseparablemente es
vida no orgáni- _ _
organización o como subjetividad const1tu1da-, smo lla-
112
F'RANCOIS ZOURA BICHV
JLJ --1.Ll
mando vida a l a activ
�E�L�v�ocs·�·�ULA�W�O��DE�D�ELE��UZE����-
idad creadora anón
que, en un momento ima de la materia .. .
determinado de su por cons1gmente de un uso literal, sea cual fuere el campo
organización: esta evolución, se hace
º
go en todo d
el "cris tal"·
es ell a, en ot
que está en jue • ros términos, l a
evemr.
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Afuera.ex terio
rida d: 1 3, 1 5, 1 8
, 23, 24, 43, 44, 56,
8 5 , 88, 92, 1 0 9 , 62, 66, 7 5 ,
1 1 0, l 15
Blo que de infan
cia: 9, 34
Clínic a: 3 1 , 3 8 , 44,
Código y axio
52, 59, 70, 73,
77, 82, 96, 103
mátic o: 1 6, 29, 4 1 ,
Concepto : 5-7, 42, 46, 72
. 1 3 , 75, 8 3 , 86,
88, 89, 92
Contemplación
,Contracción ,hábi
Diferenci a inter to: 27 , 43
na: 23, 52, 53,
68n, 83, 1 O 1
Dramati zación:
56
Ecceidad: 1 8,
20, 69, 70, 7 9, 98
Estereotipos,
esquemas sen sorio
-motores: 32, 35,3
77. 88 6,58,7 1 - 74,
Estrato: 1 7, 102
Evaluaci ón inm
anen te: 109
Imagen-movi
mien to: 34, 35,
80
Literalidad: 6,
37, 38, 1 1 3
Lógica de lo irr
acio nal: 30, 75,
76, 87-9 1 , 103
Índice
Acontecimiento........ . 11
Agenciamiento.... 16
Aión .....20
Complicación ......... ..24
Corte-flujo (o síntesis pasiva, o contemplación) ..... .26
Cristal de tiempo (o de inconsciente) ......... .29
38
Cuerpo sin órganos (CsO) ......
Desterritorialización (y territorio) ...4
1
Devenir........... . 44
Distribución nómada (o espacio liso).... 47
Empirismo trascendental...... 49
Línea de fuga (y menor-mayor)... .... ........ .. ......... .......... 53